15 días y 5 años

15 días y 5 años

Jin veía con una sonrisa la alegría de su madre. Al fin, después de meses de búsqueda, la familia Jeon había dado a luz a su primer hijo: un omega.

La señora Jeon, según tenía entendido el pequeño alfa, era muy buena amiga de su madre desde primaria por lo que la noticia tenía como loca a la señora Kim. Sobre todo porque ese día conocerían al pequeño Jeon JungKook.

Seok Jin dejó que su madre lo vistiera con su camisa favorita, la de cuadritos rosas y blancas, acomodara su cabello hacia atrás y limpiara sus anteojos cuadrados, aquellos que debía usar aunque no le gustaran.

Cuando estuvo todo listo, su madre le tomó la manito y juntos cruzaron la calle para ir a la casa de enfrente, el hogar Jeon.

El reciente padre los recibió con una gran sonrisa y los guio hasta donde su mujer, junto a su primogénito, se encontraban. Les habló de algo a lo que Jin no le prestó atención hasta que llegaron a una habitación donde pudo ver a la amiga de su madre sentada en una silla mecedora con un pequeño bulto en brazos. El pequeño bulto estaba envuelto en mantas con estampas de ositos sonrientes, muy parecida a la que Seok Jin usaba para dormir la siesta.

Su madre casi chilló de alegría al ver al pequeño bebé que él no alcanzaba a ver. No importaba qué tanto se parara en puntitas, por más que quisiera no era capaz de ver siquiera un solo cabello del bebé. Hasta que ambas mujeres parecieron recordarlo y voltearon a verlo.

—Mira cielo, el pequeño Jeon JungKook—su madre se agachó a su altura para mostrarle al niño que tenía entre sus brazos.

Y Jin se sintió extraño en ese momento. No pudo definir bien qué le pasaba, pero sí describir los mil sentimientos que recorrieron su ser al ver al pequeño bebé.

Fue un hecho único, inigualable a su corta edad. Era como si tuviera la necesidad de nunca separarse de ese omega, como si un lazo invisible los uniera con fuerza. Un lazo que creaba una dependencia distinta a la que Jin sentía con su mamá. Esta dependencia era mucho más fuerte y, según el pequeño alfa, más bonita porque sinceramente era la primera vez que su corazoncito latía de forma tan desenfrenada, de forma tan real y hermosa.

Seok Jin sintió, a pesar de sólo tener cinco años, que con la llegada de JungKookie él volvía a renacer.

—Me alegra conocerte, Kookie. 

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