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Suspiró con un poco de incomodidad mientras repasaba ligeramente con la vista en la habitación, no es como si se sintiera preocupado por lo que pudiera pasar, porque sabía que todo estaría bien, pero no dejaba de sentirse algo nervioso por todo lo que podría llegar a pasar y todo lo que tenía que llegar a comentar.

Ese era el primer día teniendo una cita con Namjoon, algo que de manera clara habían acordado anteriormente junto a Jimin. La cuestión era que él sería el primero en ser puesto en un proceso y eso no podía evitar el que se sintiera nervioso, porque no solía hablar sobre sus inseguridades con nadie.

El día anterior las cosas habían quedado bastante claras, tanto con el paso que iban a dar para ayudarse a sí mismos y a sus lobos, como el paso que planeaban dar en su relación. Una relación que, de momento, no era realmente amorosa, porque no eran oficialmente pareja. Pero había una intención de cortejo y formalización, por lo que técnicamente sí había un plano que seguir.

Sintió las palmas de sus manos comenzar a sudar nuevamente, bufando mientras las arrastraba sobre la tela de sus pantalones para poder quitar el exceso de sudor. Sabía que no era para tanto, nadie iba a cuestionarlo ni dañarlo, pero igualmente era algo incómodo.

―Muy bien, me alegra verte por aquí―dijo el mayor mientras entraba a la habitación, la cual no era una recámara, sino más bien una oficina― ¿Cómo estás?

El alfa mayor caminó hasta su escritorio y se sentó en la silla, manteniendo entre sus manos algunas hojas de papel, las cuales dejó en el escritorio una vez pudo sentarse.

―Si debo ser sincero, estoy bastante nervioso―dijo con una pequeña sonrisa, haciendo que el mayor sonriera también―No estoy acostumbrado a hablar sobre lo que me preocupa, mis inseguridades, ni absolutamente nada que pueda hacerme ver débil frente a alguien, por lo que todo esto es nuevo y raro.

Namjoon asintió en comprensión, colocando ambos brazos sobre el escritorio, no separando la vista del alfa que tenía frente a él.

―Créeme que esto es un poco raro también para mí, hace mucho tiempo que no ejerzo mi profesión y te aseguro que él convivir con cables focos y linternas no es lo mismo que con personas―comentó con gracia intentando suavizar el ambiente, cosa que consiguió―Te aseguro que las cosas van a ser más fáciles una vez te acostumbres, no te preocupes iremos lento. En la única ocasión que podrías sentirte un poco más tímido es cuando tengamos las citas junto a Jimin y es necesario, porque también vamos a tratar a sus lobos.

La parte más complicada de todo el proceso iba a ser la intervención sobre sus lobos, porque como era conocido, estos son un alma casi independiente que podría sentir cosas que los humanos no deseaban sentir. Pero por la influencia que tenían sobre su cuerpo, ellos lo sentirían igualmente.

Por lo que intentar saber qué es lo que le sucede a un lobo es un poco más complicado que conocer qué le sucede a una persona.

Lo que sí es de mucha ayuda, es el saber que Jimin y Yoongi eran predestinados, sus lobos mantenían una conexión irrompible, una que por el momento se veía opacada por la tristeza de los lobos.

Pero el objetivo de todo eso era recuperar esa conexión y lograr que aquello ayudara también a los humanos.

―Con Jimin hemos compartido nuestras inseguridades, realmente no tenemos muchos secretos entre nosotros, ya que no somos capaces de ocultar los realmente. Él sabe el asco que tengo hacia mis heridas y las inseguridades que tengo como alfa y las acepta. Yo conozco las inseguridades que él tiene y las acepto, por eso mismo hemos decidido el venir aquí y acudir a su ayuda.

Esas palabras hicieron que el mayor suspira en alivio, porque eso significaba que había un avance mayor de parte de los humanos, por lo que las cosas podrían darse de mejor manera.

―Me alegra mucho que tengan esa confianza, eso hará que las cosas sean mejores tanto para ustedes como para sus lobos―dijo sonriente, haciendo que los hoyuelos en sus mejillas se marcaran― ¿Hace cuánto tiempo tu lobo no te responde? ¿Y cómo fue la pérdida?

Yoongi podía recordar ese tipo de datos bastante fácil y es que la indiferencia de su lobo no solamente había causado un malestar profundo dentro de él, sino que también había causado cambios físicos, como la pérdida de su celo y la debilidad de su cuerpo.

―Lo perdí del todo cuando tenía dieciocho años, recuerdo que la última vez que logré escucharlo fue en una de las torturas que me estaban haciendo, cuando terminaron de quitarme el tatuaje de la tropa de Busan. Ese día la humillación fue tan grande, que no volvió a aparecer.

El moreno asintió mientras escribía en una de las hojas que había llevado.

―Me gustaría que me comentaras qué es lo que pasó en Gwangju, comentándome lo que puedas y no es necesario entrar demasiado en detalle.

Yoongi respiró hondo, asintiendo mientras se acomodaba en la silla, listo para poder hablar.

Un grito escandaloso hizo que Yoongi se asustara, viendo con los ojos bien abiertos la puerta de la habitación de Jimin, de donde había provenido el grito. Comenzó a correr para verificar que todo estuviese en orden, porque sabía de antemano que el menor ya no estaba en su celo y un grito no tenía otra justificación.

Tomó el picaporte con rapidez abrió la puerta con brusquedad, manteniendo sus ojos bien abiertos, alerta a cualquier cosa que pudiera estar peligrando la vida del menor. Pero cuando entró a la habitación, vio que no había nadie más además de él en la alcoba, Jimin estaba parado frente a su cama viendo un papel.

―Jiminie ¿Por qué has gritado? ―preguntó con la respiración acelerada, su pobre corazón no estaba listo para ese tipo de sustos.

El menor despegó la vista lentamente del papel que tenía entre sus manos, mirando al mayor con un puchero marcado en sus labios y una mueca de disconformidad adornando su cara.

―He recibido una carta del rey de Jeju diciendo que vendrá a almorzar este día. No hay problema alguno con él, realmente me cae muy bien, tenemos una relación tranquila y también tenemos que hablar sobre temas del festival. Realmente me esperaba que él viniera a comer al castillo―dijo sin eliminar en absoluto la mueca de disconformidad que mantenían su rostro, haciendo que el mayor se confundiera, porque sus palabras no concordaban con sus muecas.

―Entonces, si el rey te agrada y sabías que vendría a almorzar al castillo en algún momento ¿Cuál es el problema? ―preguntó con una sonrisa nerviosa, cerrando la puerta detrás de su espalda para poder entrar.

―El problema no es el rey, sino sus acompañantes―jadeó con real molestia mientras le tendía la carta al mayor, el cual comenzó a leer el comunicado con atención―Aprecio mucho al rey Choi y todos los tratos y lazos que hemos podido formar a lo largo de la hermandad, pero sus hijos son un dolor de culo completo y mi cabeza quiere estallar cada vez que los veo.

Yoongi soltó una risa al comprender la situación, aunque realmente no la comprendía del todo, no sabía si el problema era que eran niños.

Sabía que algunos niños podrían ser muy revoltoso y podían generar un gran dolor de cabeza, pero también sabía que Jimin tenía una gran capacidad para calmar a los niños y lograba conectar muy bien con ellos, por lo que no entendía en verdad cuál era la magnitud del problema y por qué tremendo grito.

―Si son niños muy revoltosos quizás pueda ayudarte a calmarlos, puedo cuidarlos mientras estás almorzando con el rey Choi―dijo Yoongi con una voz y sonrisa dulces, haciendo que el menor hiciera un puchero aún más marcado y se acercará al mayor, estirando sus manos para poder colocarlas sobre las mejillas del alfa, apretando ligeramente, haciendo que se formara un piquito.

―Te quiero tanto que no sabría explicar las emociones que me causas―dijo mientras movía ligeramente sus dedos sobre las mejillas ajenas―Siempre eres tan lindo y atento.

Yoongi sintió sus mejillas sonrojarse al sentirse como un bebé, no le molestaba en absoluto, pero sí le daba algo de vergüenza.

―Entonces ¿Sí te gustaría que te ayude? Hace mucho tiempo que no convivo con niños, pero podría dar lo mejor de mí para que puedan dejarte tranquilo―Jimin apartó sus manos de las mejillas contrarias y las pasó a los hombros del más alto, abrazándolo ligeramente.

―Créeme que me encantaría decir que son niños y que por eso me generan una jaqueca terrible, pero no, no son niños―dijo con voz llena de lamento exagerado, haciendo que Yoongi levantara ambas cejas―La princesa tiene diecisiete y el príncipe dieciocho, ambos son igual de inmaduros que un niño de dos años, tienen la voz más chillante que he escuchado en toda mi existencia y se creen una pepita de oro entre carbón.

―Oh.

Ahora las cosas tenían un poco más de sentido para el mayor, ya que realmente la inmadurez en unos adolescentes no era algo que se pudiera tolerar como si fuera un niño. En especial si eran hijos de la realeza.

―Siempre que vienen es una interrupción constante, son maleducados, irritantes, odiosos y todo lo malo que puedas pensar―rodó los ojos con notable molestia, apretando el agarre entre el cuello del mayor y sus brazos. No siendo un abrazo asfixiante, pero sí más fuerte―Y siendo sinceros, iba a pedirte que estuvieras conmigo en el almuerzo, porque creo que si tú estás ahí, todo será menos insoportable. Además, ahora eres mi mano derecha en cuanto al papeleo, por lo que necesito que estés ahí también. Serías de gran ayuda, todo esto si lo deseas, no estás obligado a asistir a nada.

Yoongi colocó ambas manos sobre la cintura del menor, asintiendo suavemente con la cabeza mientras una bonita sonrisa se extendía su rostro.

―Sabes que siempre voy a apoyarte cuando lo necesites, aun cuando eso implique aguantar a dos príncipes insoportables―el menor dejó de lado su caso su cara de amargura y sonrió enormemente ante las palabras del mayor, estirando posteriormente sus labios para darle un pequeño beso en la mejilla.

―Lo agradezco mucho, enserio―dijo para después entregar tres besos pequeños en las pálidas mejillas del mayor―Por cierto ¿Cómo te fue en la cita de hoy?

La cita había terminado pocos minutos atrás, había sido de cuarenta y cinco minutos exactos. Si era sincero, se sentía muchísimo más tranquilo ahora que la cita había terminado, realmente pensaba que se había desahogado lo necesario como para sentirse un poco mejor.

Desde que había hablado con Jimin se había sentido bien, en cuanto a la carga que había tenido para él mismo, había logrado repartirla. Pero ahora que logró contarle eso a alguien más, que no es de su centro de confianza, fue un gran avance para él.

―Me fue muy bien, realmente creo que esto es algo que en verdad va a ayudarnos. Obviamente en esta cita no fue un avance marcado, pues solo hemos tenido una, pero estoy seguro de que en el futuro nuestros lobos y nosotros estaremos mejor.

Jimin sonrió con mayor tranquilidad, ya que en pocos minutos él también tendría que ir a la cita y estaba un poco nervioso, pero ahora que sabía que todo había ido bien y que todo había sido para bien, se sentía mucho más tranquilo.

―Me alegra, mucho. Bueno, ahora iré con Namjoon hyung para la cita y cuando regrese podemos alistarnos para el almuerzo. Te agradecería mucho si le presentas la carta a Jin hyung para que prepare el almuerzo―Yoongi asintió, dándole un beso en la punta de la nariz al menor antes de que se fuera―Gracias.

Cuando Jimin salió de la habitación para poder atender la cita, el alfa tomó entre sus manos la carta que había dejado el menor sobre la cama, para poder ir a la cocina y avisarle a su mayor lo que debía preparar o bueno al menos hacerle saber que había algo que he preparado había algo que preparar

Bajó hasta la cocina bastante tranquilo, realmente desde que todo se había solucionado con los empleados, no recibía malas miradas, por ende, no se sentía incómodo.

El camino a la cocina era un poco largo, pero no demasiado, por lo que llegó en poco tiempo.

Cuando entró a la cocina, muchas de las sirvientas y algunos cocineros lo vieron, pero al contrario de cómo hubiera sido hace días atrás, no lo miraron con molestia, sino con una sonrisa. Con algo de timidez les devolvió la sonrisa y una pequeña reverencia, avanzando hasta el chef principal y un cercano de Jimin.

El hombre era alto, de hombros anchos, piel pálida y cabellos castaños. Debía admitir que era un hombre bastante atractivo, un omega con los dotes presentes.

Jamás pensó que era algo malo dar a conocer las características bonitas de una persona, por lo que no lo veía como algo negativo, no tenía dobles intenciones. Solamente era capaz de apreciar la belleza de otra persona sin necesidad de tener otra intención.

―Uh, buenos días, hyung―dijo con voz tímida mientras hacía una reverencia. Sabía que el omega era mayor que él, por lo que debía presentarle respeto―El rey me ha pedido que le presente esta carta, en donde el rey Choi ha anunciado que vendrá a almorzar con sus dos hijos, me pidió que si podía preparar un almuerzo para la ocasión.

El cocinero sonrío amable y tomó la carta que el alfa le estaba dando, leyéndola rápidamente para después de entregársela nuevamente.

―Claro que sí. Gracias por aclararme que vendrán sus demonios, digo, sus hijos hermosos―dijo mientras hacía una sonrisa falsa y el tono un poco más burlesco, se notaba que a todo el mundo le desagradaban los hijos de aquel rey, bueno, él no los había conocido aún, pero estaba seguro de que a él también le caerían mal―Esos mocosos son los adolescentes más insoportables que he conocido en mi vida. La princesa cree que tiene el derecho de juzgar mi comida, diciendo que todo le sabe mal porque su lengua de la realeza no puede tolerar comida barata.

Yoongi hizo una mueca ante las palabras del mayor, le parecía sumamente estúpido que alguien dijera eso, en especial cuando se refería a la comida de la realeza de Busan. No es por presumir, pero desde hace mucho tiempo Busan se ha caracterizado por tener una de las mejores gastronomías dentro de Corea del Sur, por lo que le parecía ridículo que alguien dijera eso sobre uno de los mejores chefs de Corea.

―Utiliza el nombre de su familia para poder decir estupideces, realmente las personas como ella buscan cualquier excusa para verse finas o superiores a los demás, le aseguro que su comida es deliciosa―el mayor sonrió halagado por las palabras del mayor, asintiendo―Me comí más de cinco postres suyos en un solo día, en menos de una hora. Algo que no había pasado hace muchísimo tiempo.

Claramente Jin conocía la historia de Yoongi, sabía todo por lo que había pasado y las consecuencias que esto había traído sobre su cuerpo, por lo que escuchar que había devorado cinco postres suyos, aun teniendo el estómago cerrado por tantos años de malnutrición, era algo que lo ponía sumamente feliz.

―Me alegra mucho escuchar eso, creo que encontré a alguien para darle de prueba mis nuevas ideas de postres, me gustaría tener una opinión de buen gusto―dijo mientras soltaba una risita, siendo contagiada a el menor, quien se sintió más cómodo con la situación―Tendré la comida lista, muchas gracias por haberme avisado.

Yoongi hizo nuevamente una reverencia y salió de la cocina. Solamente esperaba que esos dos adolescentes no fueran causa de un problema mayor, no sabía qué esperar, solamente esperaba que no fuera algo malo.

Jimin sentía que podía explotarle la vena de cuello en cualquier momento y eso que no había pasado nada específicamente malo, pero el tan solo ver a la princesa y el príncipe bajar de su automóvil le generaba un estrés espeluznante.

El pobre asistente del chofer, quien se había encargado de ayudarlos a bajar, estaba siendo literalmente pisoteado por la princesa, quien le estaba enterrando su tacón en el pie con total descaro.

Mientras tanto el príncipe lo veía con sus ojos asquerosos de arriba hacia abajo, como si hubiera algo realmente interesante en su vestimenta.

―No han pasado ni dos minutos desde que vinieron y ya comprendo porque todo el mundo los detesta―habló bajito Yoongi, haciendo una mueca cuando el príncipe golpeó la cabeza al chofer de su padre.

―Es por esto por lo que la disciplina es importante, para no crear seres como...esos―el rey Choi bajó de su automóvil con la ayuda del chofer, dándole una reverencia en agradecimiento y unas disculpas sinceras por el comportamiento de sus hijos.

―Antes pensaba que la disciplina que mi padre utilizaba sobre mí era bastante rígida, pero ahora me doy cuenta de que lo hacía por mi bien, porque evitó que yo fuera una de esas cosas―Yoongi asintió ante las palabras del menor, fingiendo una sonrisa cuando los príncipes se acercaron a ellos.

―Espero realmente que esta vez la comida no sepa a algo sacado de un basurero, por favor―esas fueron las primeras y últimas palabras que la princesa mencionó antes de entrar al castillo, sin dar reverencia, sin esperar a su padre, nada.

En cambio, el príncipe alfa, el cual se comenzaba a acercar lentamente, sí hizo una reverencia frente a Jimin, incluso intentando tomarle una mano para darle un beso.

―Me alegra mucho el poder verlo de nuevo, mi rey―dijo con una sonrisa molesta, jadeando indignado cuando Jimin apartó su mano de su agarre, negándose rotundamente a recibir un beso de su parte―Uh, siempre tan orgulloso, haciéndose el difícil.

Dijo con altanería, haciendo que Jimin tuviera que apretar los puños para no soltarle un puñetazo en toda la cara.

Segundos después, el príncipe se le quedo viendo a Yoongi con una ceja levantada. A diferencia de la mirada que le había dirigido a Jimin, esa era una cargada de desagrado, mirándolo de arriba a abajo con ojos filosos y juzgadores.

―Ahora comprendo por qué te haces el difícil, tienes bajas expectativas que realmente no puedo cumplir―dijo para posteriormente chasquear la lengua y entrar al castillo, siguiendo a su hermana hasta el gran comedor.

El rey Choi se mantenía observando la situación con cara de pena y es que él no estaba orgulloso de la actitud de sus hijos, pero nunca había sido bueno en la disciplina y mucho menos desde que su esposa murió. Por lo que no sabía cómo domar a las dos bestias que tenía como hijos.

―Lamento mucho la actitud y las palabras de mis hijos, realmente me hace feliz verlo de nuevo rey y no estaba en mis planes traerlos, porque sé lo que implica. Pero realmente no tuve otra elección y lo lamento mucho―Jimin mostró una sonrisa pequeña en forma de comprensión, él no era padre y no sabía si lo sería pronto, pero tenía una idea de lo que era la crianza y no era para nada fácil, por lo que no podía juzgarlo.

―Lo entiendo y comprendo rey, no se preocupe―dijo mientras daba una pequeña reverencia, siendo correspondido―Voy a aprovechar para presentarle a mi mano derecha, su nombre es Min Yoongi y él es el alfa que me ha estado apoyando en el papeleo del festival y otros. También es un alfa muy conocido por haber pertenecido a la tropa de Busan y ser uno de los mejores y la mano derecha de mi padre en su juventud.

El rey Choi sonrío sinceramente mientras le entregaba una reverencia Yoongi, quien la devolvió totalmente honrado.

Se sintió muy cómodo con la forma en la que Jimin lo presentó, porque hace mucho tiempo que no tomaban en cuenta sus logros, desde antes de lo que sucedió. Por lo que se sentía bien el ser recordado o mencionado por tus logros y no por tus desgracias.

―Claro que he escuchado hablar de ti, el padre de Jimin, que en paz descanse, hablaba mucho sobre ti―la sonrisa del rey flaqueó un poco―También supe el problema con el reino de Gwangju, pero ese no es el punto principal, sino que es un honor conocer a la persona que logró tanto siendo tan joven.

El menor sonrió de forma orgullosa y miró de reojo al mayor, sintiéndose muy emocionado con ver la reacción de ambos. Le gustaba que las cosas empezaron a normalizarse entre todos y que el tema del reino contrario no fuera un tema que saldría a la luz cada vez que se presenta con alguien.

Pero su tranquilidad se fue cuando escuchó un sonido estrepitoso venir desde el comedor, haciendo que todos se miran entre sí y corrieran a ver qué había sucedido.

Jimin no sabía por qué le seguía sorprendiendo las acciones de los príncipes, cuando los había visto hacer de todo. Cuando llegaron al comedor, vieron a la princesa rodeada de platos rotos y comida desperdiciada en el suelo. El príncipe mantenía una copa en su mano derecha mientras tiraba otros platos al suelo, todos llenos de comida que ahora estaba desperdiciada.

― ¡Yo advertí de que esperaba comida que no fuera sacada de un basurero! ―chilló la princesa mientras tomaba otro plato, el cual no estaba destrozado, señalándolo con repulsión. ―Con tan solo una probada pude sentir el ácido deshacerse en mi lengua y no voy a comer eso, es veneno y yo soy una princesa.

El rey Choi se golpeó el rostro con ambas manos, sintiéndose totalmente avergonzado de sus hijos. Yoongi y Jimin no podían creer lo que estaban viendo, era una muestra total descarada de lo terribles reyes que podrían llegar a ser.

―Rey Choi, con todo el respeto y cariño que le tengo, le pido permiso para llamar a mis guardias y pedir que los saquen y los regresen a su reino ¿Puedo hacerlo? ―preguntó Jimin con una sonrisa falsa, la cual apretaba sus mejillas hasta el punto de volverlas rojas.

O quizá estaban rojas por la cólera, no sabía.

―Rey Jimin, con todo el respeto y cariño que le tengo, le doy total permiso de hacerlo.

Esas palabras hicieron que el menor pudiera sonreír de forma sincera, llamando con un dedo a uno de los guardias que se mantenía en el comedor, para que llamara a otros más y pudieran sacar a los príncipes.

Debía admitir que gozó cada segundo cada chillido y gritó que ambos príncipes pegaron a la hora que los guardias los tomaron y lo sacaron del castillo, la paz invadió su cuerpo de golpe.

―Prometo el disciplinarlos y me disculpan por todo esto, voy a pagarlo y quisiera hablar personalmente con el chef, por favor.

Yoongi sonrió orgulloso cuando escuchó esas palabras, claramente el chef Kim estaría sumamente dispuesto a escuchar los halagos del rey que había dado vida a esos infernales seres.

Cuando el alfa le fue a dar la noticia al omega, estuvo sumamente emocionado y preguntó antes la ubicación de los príncipes. Yoongi no comprendió para qué quería la información, pero le mencionó que estaban fuera del castillo, a punto de partir a su reino.

El omega, totalmente emocionado casi chillando de la felicidad, se dirigió a la entrada del castillo y vio a los dos príncipes siendo introducidos a la fuerza a un automóvil.

Soltó una gran carcajada y levantó ambas manos, mostrándoles a ambos solamente el dedo del medio.

―Váyanse a la mierda, hijos de puta.

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