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Después del vergonzoso encuentro con Lin, las cosas habían estado un poco más tranquilas entre Yoongi y Jimin. No se podía decir que Jimin había estado tranquilo después del bochornoso momento, pero intentaba hacer todo lo posible para no pensar demasiado en ello. De igual forma el mayor le había hecho saber que eso era algo normal y no debía avergonzarse.

Sin embargo, que la próxima vez no lo dejara en el lavamanos del baño.

Ambos estaban listos para comenzar su día, en ese momento Jimin se estaba preparando para completar unos papeleos que debía llenar en cuanto una de las ferias importantes que se presentarían en el pueblo de Busan. Yoongi no tenía algo en específico que hacer, pero se había comprometido a ayudarlo con el papeleo para que pudiera terminar antes.

Jimin fue el único que no se bañó, ya que se había bañado horas antes, por lo que Yoongi se preparó para bañarse y dejo lista su ropa para poder salir.

Le había enseñado un poco de lo que había comprado el día anterior al menor, pero no le había dado aún algo que había comprado para Jimin, prefirió mantenerlo en secreto hasta que pudiera dárselo personalmente, cuando estuviera bañado.

En esos momentos el alfa no tenía una fuente de ingresos estable, ya que no se encontraba trabajando, porque aún seguía recuperándose física y emocionalmente. Sin embargo, con algo de lo que Jimin le había dado, había aprovechado para comprarle un pequeño presente.

Porque antes de que todo sucediera, estaba acostumbrado a darle regalos diarios, pero desde que se encontraron no había podido darle ninguno y eso era algo que siempre le había gustado tanto a él como al omega.

No era un regalo costoso y no es como que si el menor buscará siempre obtener algo caro, porque siempre había sido bastante humilde, pero era algo que, al verlo, pensó automáticamente en él y esperaba de todo corazón que le gustara también.

Estaba muy ansioso de que llegara el día en el que pudiera seguir trabajando, siendo parte de la tropa u otro trabajo que se le presentara para poder ser independiente y darle esos regalos a Jimin con su propio dinero.

Sin embargo, sabía que para no presentar problemas en su área laboral, si decidía entrar en la tropa de Busan, tenía primeramente que mejorar. Su físico, porque era algo sumamente importante para estar dentro de la tropa y de segundo, pero no menos importante, su salud mental. No estaba seguro si sería capaz de tolerar un ambiente similar a lo que vivió en el otro reino, pero sí estaba seguro de que si era parte de la tropa, eso podría pasar.

El omega se había mantenido en la cama a espera que el mayor pudiera terminar de arreglarse, por lo que cuando terminó de cambiarse, se acercó a la maleta que llevó el día que fue a hacer las compras y sacó una pequeña caja negra, en la cual estaba el regalo que le había comprado.

Sabía que Jimin tenía joyas de todo tipo, de todo precio y estilos diferentes y que una joya simple de un pueblo no sería algo sorprendente para él, pero esperaba que su intención fuera lo que realmente valiera y estaba seguro de que al menor le gustaría, por el simple hecho de habérselo dado él.

―Jiminie, ven―lo llamó con una sonrisa, manteniendo la cajita en sus manos sin intención de ocultarlo―Te traje algo, espero que te guste.

El menor avanzó con una sonrisa enorme, bastante emocionado con ver qué es lo que le habían traído.

Y no es porque solamente le gustara recibir regalos, porque seamos sinceros ¿A quién no le gusta recibir un regalo? Pero era más especial porque era de parte de Yoongi y hace muchísimos años que no recibe algo de su parte, por obvias razones.

Cuando era pequeño su padre siempre le contaba cuentos en donde el alfa era quien siempre consentía al omega, donde le daba regalos, le recitaba halagos o cumplidos y hacía todo lo posible por hacerlo feliz. Jimin siempre pensó que eso debía hacer algo recíproco, que no solamente el alfa debía ser el que adorara y halagara al omega, sino también podría ser al revés.

Por ello, siempre había sido atento con Yoongi.

Y es que el menor siempre pensó que Yoongi era un romántico nato, que había nacido para ser así de lindo y un alfa perfecto para cualquier omega. Sin embargo, en el momento de su desaparición, cuando Jimin se aventuró por las bibliotecas del castillo, el anciano que custodiaba la biblioteca le contó que el pequeño alfa siempre iba al leer en la sección de romance, que siempre le pedía los libros en donde el alfa fuera el protagonista romántico, para así poder aprender y ser un buen alfa de grande.

Debía admitir que en el momento que Yoongi estaba desaparecido, eso había roto su corazón, ya que conoció la devoción y el esfuerzo que el mayor ponía en su relación, cuando aún ni siquiera sabían qué tipo de relación querían tener, al ser pequeños.

Pero ahora que son grandes, el omega sabe perfectamente el tipo de alfa que es Yoongi y no necesita que nada ni nadie se lo confirme.

Pero los detalles que siempre presenta son aquellos que se lo confirman, sin necesidad de pedirlo.

Siempre ha creído más en las acciones que en las palabras.

Recibió la pequeña cajita sus manos y la tomó con mucho cuidado, colocando su pulgar en la tapa para poder levantarla y así presentar un bonito anillo, el cual tenía una perla amarilla sobre él. No estaba seguro qué tipo de piedra era, pero si podía afirmar que era hermosa.

―Sé que pareciera que te estoy pidiendo matrimonio, pero no es el caso, al menos no aún―las últimas palabras lograron que el menor se sonrojara, haciendo que una bonita sonrisa se extendiera sobre sus mejillas mientras acariciaba lentamente la joya sobre el anillo. ―Vi ese anillo y no pude evitar pensar en ti, primero porque sé que amas los anillos y segundo, porque sé que el color amarillo representa algo muy fuerte en nuestra relación, desde siempre.

Y es que para ellos dos el amarillo siempre había sido el color representante de su relación, pero no era un amarillo cualquiera, era un amarillo brillante, un amarillo que hace que te duelan los ojos cuando lo ves mucho tiempo. Ese tipo de amarillo es el que ellos consideraban que podría representar su amor.

Una vez le preguntaron a Yoongi qué opinaba él sobre el poder que tenían los colores sobre lo que podríamos percibir y él había comentado que, para él, los colores tienen una representación muy grande en lo que podemos llegar a pensar sobre algo. Por lo que si pudiera elegir un color para representar su relación con el pequeño príncipe, elegiría un brillante y hermoso amarillo.

Eso hizo que el color fuera algo importante en su relación, no solo porque era el color favorito del menor, sino porque lo que había dicho Yoongi era verdad.

El color amarillo en un tono brillante es un símbolo de alegría, optimismo y eso es lo que ellos sentían cada vez que estaba con el otro. Cuando estaban juntos, era imposible sentirse mal, siempre se apoyaban y se animaban de todas las maneras posibles, aún cuando ambos se sintieran mal.

―Es muy bonito, me encanta―suspiró con una sonrisa, sacando el anillo de la cajita y colocándoselo en el dedo anular―Me hubiera encantado que te hubieras comprado uno igual, ya sabes, para ir combinados.

El alfa soltó una risa nerviosa mientras daba un paso hacia atrás, acercándose nuevamente a la maleta, para poder sacar otra cajita igual. La abrió pocos segundos después, para demostrar que sí, había comprado uno para igual para él.

―También sé que, desde pequeños, te gusta que combinemos accesorios, así que no pude evitar traer uno para mí―El menor sonrió grande, tomando él mismo el anillo del mayor y estirando su otra mano para qué pudiera tomar la contraria y así ponerle el anillo.

―No sé qué me hace más feliz, si el regalo o que me conozcas tan bien―dijo mientras deslizaba el anillo en el dedo anular del contrario, suspirando conforme cuando vio ambas manos juntas.

Con una notable diferencia de tamaños, pero ambas decoradas con la bonita joya.

―Creo que los rumores en el castillo, ahora que tenemos anillos combinados, van a aumentar. Pensarán que ya nos propusimos matrimonio―rio con gracia el alfa, pero eso hizo que el menor se preocupara un poco, no porque le importara lo que los del pueblo pensarán de su relación con el mayor, sino por el recibimiento que esto pueda tener hacia Yoongi.

― ¿Eso es algo malo para ti?

―Claro que no, sabes que desde que les diste esa pequeña regañada no me han molestado más. No es como que seamos los mejores amigos, pero ya no me miran como antes―eso hizo que el menor pudiera suspirar tranquilo, dejando las cajitas en la mesita de noche, pero sin soltar la mano ajena―Ya no siento que alguien me clava cuchillos con los ojos cada vez que paso por los pasillos.

El menor rodó los ojos con una sonrisa, aunque realmente sabía que los del castillo eran capaces de hacer eso y hasta más.

―Que piensen lo que quieran, pero no tienen ningún derecho a opinar. Y si lo hacen, no me interesa―soltó con un poco de seriedad, tomando con su mano libre su pequeña maleta para poder salir de la alcoba, cosa que no había hecho en seis días.

―Tienes razón―dijo el mayor con una sonrisa mientras seguía al menor, quien abrió la puerta para poder salir de la habitación―Por cierto, hablé con nuestro hyung sobre las terapias para, ya sabes, mejorar y que nuestros lobos se sientan un poco mejor. Me dijo que hablaría contigo para ver las fechas y horas.

El rey asintió satisfecho.

Realmente sabía que ambos necesitaban aquello y que no podían aplazarlo más, lo único que había evitado que ambos lo comenzaran fue la llegada de su celo. Pero ahora que se sentía mucho mejor, podrían comenzar ese proceso necesario.

―Le pediré a Jungkook que le diga que lo necesito en mi oficina, así cuando estemos en medio del papeleo, podemos hablar los tres. No estoy seguro si las citas las tendríamos los dos juntos o por separado, por lo que me gustaría que ambos estemos bien informados.

Ambos salieron de la habitación y el menor fue el encargado de cerrar la puerta. Sin embargo, antes de que pudieran retomar su camino, un carraspeo hizo que ambos dieran media vuelta sobre su lugar, viendo un grupo de sirvientas y otros empleados.

Algunos con las manos detrás de la espalda y otros con pequeñas cajitas.

―Buenos días mi rey, lamentamos mucho el aparecer de forma sorpresiva, pero realmente creemos necesario hacer esto―Comenzó a hablar una de las sirvientas, una que Yoongi podía reconocer como aquella que le dejaba su comida en el suelo.

Realmente no sabía su nombre, pero la podía identificar por eso.

―Nos hemos reunido con el personal del castillo, lo que fuimos malos con el señor Yoongi. Sabemos que no tuvimos la actitud correcta al tratarlo mal, desconociendo totalmente quién es y el por qué fue encontrado de esa manera―El mencionado elevó ambas cejas en sorpresa, ya que definitivamente no se esperaba que los empleados se reunieran para pedirle disculpas o al menos eso es lo que él pensaba que harían―Hicimos cosas que no estuvieron bien y aún así el señor Yoongi siempre fue respetuoso con nosotros.

El rey, a diferencia del mayor, no coloco una mueca de sorpresa, porque sinceramente era lo que menos esperaba de sus empleados.

Desde siempre había compartido valores correctos para su pueblo, no le gustaba que la gente viera de menos o como seres inferiores a los demás, porque él jamás había sido irrespetuoso con ninguno de sus empleados, aún siendo el rey.

Y esperaba que sus empleados fueran igual con los demás. Por ello, cuando trataron mal a Yoongi, le sentó tan mal y tuvo que intervenir.

―Lo juzgamos por lo que vimos el día de las decapitaciones, pensamos que era un traidor que intentaba engañar al rey para poder darle victoria del reino contrario―habló uno de los betas encargados de la cocina―Sin embargo, no sabíamos la historia completa, tampoco sabíamos que había sido secuestrado y mucho menos que era alguien tan importante. Muchos de nosotros somos nuevos en nuestros puestos, otros no hemos estado actualizados sobre la historia del reino y por ello nos disculpamos. No intento justificar lo que hicimos, pero es algo que se nos salió de las manos.

El alfa pálido sonrío sinceramente, él no necesitaba que todos los empleados se reunieran a ofrecerle presentes por lo que le habían hecho, para él unas disculpas sinceras eran suficiente.

Porque en definitiva no le tenía ningún rencor a ninguno de ellos, porque si el caso hubiera sido al revés y él hubiera tenido que presenciar a un alfa de tropa de un reino contrario intentando introducirse en su reino, no sabría cómo lo habría juzgado.

―Por lo que como muestra de nuestro arrepentimiento, le traemos pequeños presentes, cada uno cultivados o creados por nuestras familias―Terminó de hablar la misma sirvienta que había dado el discurso, señalando con su mano todos los presentes que habían recolectado.

Yoongi soltó la mano del menor y juntó ambas manos sobre su cuerpo, dándoles una bonita sonrisa a los empleados.

―Agradezco a todos el haberse reunido para disculparse conmigo, no siento rencor por ninguno de ustedes y entiendo su posición. No es necesario que me entreguen presentes, sin embargo, se los agradezco y me alegra que todo este arreglado y que sepan que yo no soy ninguna amenaza para el reino.

Los empleados sonrieron contentos y muy aliviados, todos entregándole los presentes al encargado de la cocina, que también había hablado, ya que los dejaría en alcoba de Jimin para que el mayor pudiera abrirlos cuando quisiera y pudiera.

Se despidieron de todos con una reverencia y cuando ellos desaparecieron por los pasillos Jimin volvió a tomar la mano del mayor, entrelazando sus dedos para poder ir a la oficina. En el camino no se pudo encontrar con Doyun, pero sí con otra de las sirvientas, la cual era la más pequeña de todas y le pidió que le hiciera el favor de llamar a Namjoon para que se reunieran en la oficina.

El papeleo no era tan tedioso, porque no era el único que se encargaría de él, ya que el festival que se realizaría sería en conjunto con el Reino de Daegu, el cual era un reino bastante cercano a Busan.

Los festivales que se realizaba normalmente se separaban por las épocas del año, en ese caso, se celebraría el festival de otoño.

Lo que se hacía en los festivales, mayormente era dar la oportunidad a los pequeños negocios de los pueblos para vender y poder promocionarse un poco. También se ponían varios juegos de feria que el reino de Daegu proporcionaba, para que todo fuera un poco más divertido.

Las ganancias que quedaban del festival se utilizaban para las remodelaciones que los aldeanos pedían en sus peticiones.

Había aclarado cincuenta veces o más de que la fuente no sería cambiada nuevamente, ya que al parecer su pueblo tenía una obsesión con tener fuentes gigantes. Pero para eso no era el dinero, sino para cosas importantes.

―De verdad agradezco mucho el que me ayudes con todos estos papeles, porque sabes que nunca he sido bueno con esto. Papá siempre intentó enseñarme cómo llevar todo en orden, pero debo admitir que soy muy desorganizado cuando se trata de papeleos―jadeó el menor mientras pasaba sus dedos por su cabello, acomodándose sobre la silla mientras el respaldo se hacía ligeramente hacia atrás, viendo al mayor con un puchero a sus labios.

―Sabes que no es cierto, eres muy bueno, has llevado el reino durante años sin ayuda de nadie. Sin embargo, te has hecho un poco más perezoso últimamente y eso no es absolutamente nada malo, es muy bueno que descanses, pero ahora que tienes tantos papeles frente a ti da algo de pereza ¿No crees?

Asintió sin quitar el puchero de sus labios, porque debía admitir que sí había dormido en unas semanas más de lo que ha dormido en cinco años, pero es que la presencia de Yoongi lo relajaba de sobremanera y no podía evitar el querer lanzarse sobre la cama junto a su mayor a dormir. Antes podía pasarse días sin dormir bien, sin importarle realmente el efecto que esto pudiera traer a su salud. Pero ahora no podía siquiera pensar en no dormir junto a Yoongi, porque era algo que lo llenaba de paz y tranquilidad.

―Además, de que acabas de terminar tu celo y eso es algo muy cansado. Dejando de lado el hecho de que ahora te sientes bien, no deja de ser algo agotador.

Jimin amaba muchas cosas de Yoongi, podía llegar a asegurar que amaba absolutamente todo del de él, pero una de las cosas que lo hacía caer completamente por él, era lo atento que era siempre. Lo comprensivo y empático que se mostraba con todos, eso era algo que amaba y que no cualquiera alfa presentaba.

Y es que los tiempos iban cambiando, pero el hecho de que los alfas sean vistos como seres superiores sobre los omegas, era algo que no se erradicaba con facilidad. A él le había costado muchísimo llegar a su puesto y que fuera tomado en serio, pero con Yoongi siempre había sido todo diferente, lo había apoyado desde el minuto uno y jamás dudo de sus capacidades.

―Amo que siempre sepas qué decir para dejar de sentirme como una mierda―sonrió con mejillas rojas, recibiendo un guiño del contrario.

En ese momento, en la puerta fue tocada tres veces seguidas, el menor pensando que era Namjoon, ya que era lo único que esperaban en ese momento.

― ¡Pase, hyung!

La puerta se abrió pocos segundos después, mostrando la cabeza del alfa, quien tenía una bonita sonrisa de hoyuelos marcados. Dio una pequeña reverencia y entró lentamente a la oficina, cerrando la puerta detrás de su espalda.

―Mi rey, me comentaron que quería hablar conmigo, lamento la demora―Jimin rodó los ojos con una sonrisa, señalándole la silla libre que se encontraba frente a él.

―Dejarás formalidades y ven a sentarte, hyung. Necesito que hablemos sobre las citas que vamos a tener―Dijo con una pequeña sonrisa, haciendo que el mayor de todos riera bajito y atendiera la indicación, sentándose al lado de Yoongi.

―Bueno, según lo poco que me han comentado, entiendo que necesitan unas terapias para poder recuperar y mejorar la relación con sus lobos ¿Comprendo bien? ―Preguntó el mayor mientras intercalaba la mirada entre el alfa y el omega, recibiendo un asentimiento de parte de ambos―Bien, me alegra mucho el que hayan considerado para ayudarles. Sé que la situación de ambos ha sido difícil, por lo que quiero que comprendan que este proceso será un poco largo, pero les aseguro que se sentirán mejor una vez hayamos finalizado.

Y es que el vínculo con el lobo era algo sumamente importante. El lobo es una parte de la persona, si esa parte no está presente, se muestra inestabilidad en el humano y eso es por lo que han pasado tanto el alfa como el omega.

Es algo que quieren remendar.

Igualmente, si ambos planean tener una relación amorosa, primero deben lograr que sus lobos se sientan cómodos para que estos puedan reaccionar igualmente. Ambos saben que son pareja predestinada y que eso influirá mucho en el proceso, ayudando a que todo sea mejor, pero igualmente deben tomarlo seriamente.

―Me gustaría que comencemos con citas individuales, no hay problema con quién desea empezar, pero sería una cita el día y sería un día alfa un día omega. Ustedes pueden decirme su horario, yo me abstengo a ustedes.

Jimin sabía que él también necesitaba esas citas, que la relación con su lobo se había deteriorado muchísimo, pero le preocupaba mucho el hecho de que para Yoongi sus cicatrices sean algo que lo atormentan, algo que no lo deja tranquilo y que le recuerda todo lo que tuvo que pasar en el reino contrario. Por lo que quería priorizar su caso antes que el propio, pensando que sería una mejor idea el que Yoongi pasara primero.

―Me gustaría que Yoongi hyung fuera el primero, claro, solo si él está de acuerdo―dijo con voz un poco seria. Sus ojos se ablandaron y su voz se endulzó cuando se dirigió al mayor― ¿Lo estás?

El mayor asintió sin ningún problema, realmente sabía que eso era algo necesario y estaba emocionado por poder mejorar y sentirse bien consigo mismo. Anteriormente tenía un autoestima promedio, no se creía lo mejor del mundo, pero tampoco se odiaba a sí mismo.

Pero si compraba su autoestima actual con el anterior, definitivamente había un declive notable.

―Bien entonces organizaré las horas en las que podamos tener las citas, creo que sería bueno que las tengamos por la tarde, para que puedan dormir tranquilamente y también puedan cumplir con sus deberes cada uno. Podemos tomar el tiempo adecuado para llevar todo.

Jimin asintió conforme con la idea y con la planificación que habían logrado. Se despidieron con una sonrisa y una pequeña reverencia amistosa del mayor, quién desapareció de la oficina pocos segundos después.

El pelinegro se levantó de la silla y se estiró, levantando las manos al cielo mientras gruñía, sintiendo sus huesos crujir ligeramente. Cuando dejó de estirarse comenzó a acercarse al mayor, quien estaba de pie también, ya que habían terminado con el papeleo.

El menor colocó sus brazos sobre los hombros del mayor, con una bonita sonrisa en su rostro.

―Me alegra mucho que hayamos dado este paso, creo que esto logrará que muchas puertas se abran, ya sabes, entre nosotros―El mayor sonrío cuando comprendió a qué se refería Jimin y eso era algo que también le tenía bastante emocionado.

―Sabes perfectamente todo lo que siento por ti y lo emocionado que estoy por poder comenzar una relación contigo―Esas palabras hicieron que el pequeño sonrojo que se mantenía en la cara del menor se ampliara, logrando que todo su rostro se volviera colorado―Y sé que todo este proceso nos ayudará a que nos sintamos bien con nosotros mismos. Mientras tanto, estoy muy emocionado por seguir enamorándote.

La sonrisa del menor flaqueó ligeramente, no porque estuviera decepcionado, sino porque los nervios lo atacaban de una forma estrepitosa, haciendo que su cuerpo se volviera un montón de gelatina tambaleante. Sabía que era la reacción general que el mayor provocaba sobre él cuando decía cosas tan bonitas.

―Yo también estoy emocionado de que me sigas enamorando, aunque creo que es imposible amarte más de lo que ya te amo.

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