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Jimin sonrió cuando una de las sirvientas le mostró las cajas llenas de juguetes, libros y objetos varios que habían conseguido para ese día.
Era una fresca mañana en Busan y como era rutina para el rey, se encargaría de visitar uno de los centro de niños del pueblo, siendo "Arcoíris de Busan" el pequeño centro en donde cuidaban a los niños huérfanos del reino. En ese lugar no solo se mantenían los niños huérfanos, sino que también podían acudir aquellos que no podían ser cuidados por sus padres, ya sea por trabajo entre otros, por lo que cuidaban a los niños hasta que sus padres pudieran ir por ellos.
Claramente los últimos pagaban una pequeña cuota por los cuidos, lo que ayudaba también con el mantenimiento del lugar.
A Jimin realmente le gustaba ir a esos centros, siendo el del centro de Busan el más concurrido. Los niños lo hacían feliz y realmente disfrutaba sus visitas, por lo que lo hacía una vez cada mes.
―Noona, le agradecería mucho si le indican a los alfas de la tropa que comiencen a colocar las cajas en el automóvil, partiremos en un momento, pero para tener todo listo―dijo con una sonrisa, ganándose otra de parte de la mujer.
―Claro que sí, mi rey. Algunas cajas ya han sido subidas a los automóviles, pero les diré que suban estas también.
Jimin agradeció con una reverencia, caminando de regreso a su alcoba para poder hablarle a sus amigos. Normalmente cuando iba al centro de cuidados a dejar las donaciones y visitar a los niños, se llevaba a Taehyung y Jungkook para que lo acompañaran, ya que ambos eran muy buenos con los niños.
En ese momento quería llevar a Yoongi también, para que pudiera salir de su alcoba y poder dejar de pensar en todo aquello que lo molestaba. No sabía cómo era el mayor con los niños, ya que muy pocas veces lo había visto con uno, pero era algo que iba a averiguar, siempre y cuando él lo deseara realmente.
Cuando llegó a su alcoba viendo que sus amigos se encontraban ahí, probablemente contándole al mayor todo lo que hacían en su pequeña visita al centro.
―Los niños son un amor, son tan lindos y amorosos, créeme que terminarás enamorado cuando salgas de ahí―se encontraba diciendo el omega castaño, mientras se encontraba sentado frente a su mayor, narrando todo con suma emoción.
―Al principio son algo desconfiados, lo fueron conmigo, pero después son unas bolitas llenas de amor y cariño―completó el alfa mayor a los comentarios de su pareja, sonriendo cuando notó la pequeña incomodidad que Yoongi presentaba y es que era normal, tomando en cuenta que no solía estar con niños.
Jimin entró a la habitación y cerró la puerta, haciendo que los presentes notaran su presencia, por muy extraño que pudiera escucharse.
―Bien, las cajas están siendo preparadas y pronto podremos partir―dijo con una hermosa sonrisa, acercándose a los demás con las manos tras su espalda, en señal de nerviosismo―Hyung ¿Tú estás listo?
Yoongi asintió, sintiéndose un poco más convencido por ver la emoción en su menor, por lo que la pequeña incomodidad que había sentido al inicio desapareció rápidamente.
―Muy bien, ahora que todos estamos listos, podemos bajar y subirnos al automóvil, le pedí a Hoseok hyung que nos llevara y que otro chofer llevara las cajas. Así que vamos.
Taehyung y Jungkook fueron los primeros en salir, Yoongi terminando de colocarse su abrigo para poder salir. Al estar bastante delgado, el frío calaba más profundo en su cuerpo y realmente lo odiaba, ya que se la pasaba temblando cuando no estaba envuelto entre miles de sábanas. Por lo que debía abrigarse bien para no ser una gelatina en toda la visita.
―En el centro hay calefacción, así que no te preocupes por los abrigos. Igualmente puedes llevarlos para el camino, pero cuando lleguemos no son necesarios―dijo con una sonrisa pequeña, tomándolo de la mano para que pudieran salir juntos.
Sus manos estaban muy calientitas, a comparación del cubito de hielo que era su mayor en ese momento.
Apretó los labios con algo de preocupación, tomando ambas manos del mayor para poder abrazarlas con las suyas, frotándolas ligeramente para poder darle algo de calor.
―Tu alimentación ha mejorado considerablemente en estos días, hyung. Probablemente en poco tiempo comiences a ganar peso y eso ayudará a que lleves de mejor manera el frío. El estar tan delgado no es algo bueno, de por sí, pero menos en estos climas tan fríos.
Yoongi asintió, ya que su estómago en definitiva había mejorado en esos días. De por sí siempre había sido bastante comelón, no era una persona que engordara, por lo que siempre fue delgado a pesar de sus comidas, pero jamás llegó a ser tan delgado, al punto que sus huesos se marcaran con tanta facilidad. Por lo que al pasar tanto tiempo comiendo poco, si estómago se había cerrado.
Sin embargo, las vitaminas y las comidas indicadas por el doctor eran de suma importancia y lo que le estaba ayudando a recuperarse, lentamente, pero de forma satisfactoria.
―Espero que eso pase pronto, de verdad que no tolero el frío en estos momentos―dijo con una pequeña sonrisa, intentando sacarle gracia a un tema un poco denso―Sino tendrías que andar con una bola de mantas con piernas, Jiminie.
Al menor no se le hizo una mala idea, en realidad. Le parecía tierno el pensar en llevar de la mano a una bola de mantas que caminara junto a él. Sería un poco raro, ya que entre él y su mayor había una significante diferencia de altura, unos seis centímetros, aproximadamente, por lo que tendría a un guardaespaldas lleno de mantas a su lado.
Igualmente se le hacía tierno.
―No me molestaría, pero lo más seguro es que te chocarías con todo, al tener la vista cubierta por las mantas―dijo con gracia mientras salían de la habitación, el menor cerrando la puerta tras su espalda.
― ¿Eso significaría que me dejarías chocarme con las cosas? Oh Jiminie, pensé que me protegerías, me has decepcionado―el menor soltó una risa mientras rodaba los ojos, ambos encaminándose al sin fin de escalones que debían bajar.
Estaba pensando en mandar a colocar uno de esos famosos ascensores de los que tanto se hablaba en otros reinos, pero él no tenía ninguno. Estaba cansado de tener que subir y bajar tantos escalones al día.
―Y ¿Cómo están los niños del centro? Me refiero, a que sí es un buen lugar para ellos―preguntó el mayor mientras bajaban, haciendo que el menor dejara de pensar en ascensores.
―Lo es, intentamos que sea lo mejor posible para ellos. Últimamente las personas no pueden acoger a los niños huérfanos, por lo que estamos intentando que el conocimiento del centro sea más amplio y parejas de otros reinos puedan también someterse a la adopción de los niños de este centro. Lo estamos intentando, pero no es nada fácil.
Y es que para que un niño pudiera ser adoptado por padres con lobos, los animales internos de estos debían aceptar al cachorro como parte de la manada, porque si eso no llegaba a pasar, podía pasar que el cachorro fuera rechazado en poco tiempo, por lo que no cualquiera podía adoptar.
Los que mayormente se acercaban al centro eran parejas de betas, o que algunos de los dos se conformara por un beta.
―Son pequeños que necesitan de mucho amor, por eso intento visitarles de vez en cuando, que los chicos vayan conmigo y llevarle muchas cositas para que puedan divertirse y no pensar realmente en su situación, no al menos tan pequeños.
A Yoongi siempre le había gustado eso de su menor, siempre había sido empático sobre la situación de los demás, aún cuando él no tenía que velar por ellos. Muchos asociaban esa característica a su lobo, que por ser omega el menor era así de solidario y comprensivo, cuando las cosas no eran siempre así.
Él había conocido muchos omegas despreciables cuando estuvo atrapado en Gwangju, eran omegas las que lo bañaban con una manguera a presión, dejando que sus heridas escocieran con la agresividad del agua que le lanzaban sin piedad. Se burlaban de sus desgracias e incluso participaban de lleno en las burlas constantes de los demás alfas.
Tanto omegas mujeres como hombres, había conocido tantos malvados, que descartaba por completo el que tu clase dentro de los lobos fuera quien determinara su personalidad o características personales.
Por lo que admiraba a los omegas que podían demostrar esas características como propias siempre, nivelándolas con lo que es realmente correcto y no con lo que dicta la jerarquía.
Y por eso estaba orgulloso de Jimin, porque todo lo que había conseguido no era fácil, mucho menos siendo un omega sin acompañante. Tomando en cuenta que hacía su trabajo de lo mejor y que el reino lo amaba por completo, no sabía qué más pedir de alguien como él.
―Es muy lindo que hagas todo eso, definitivamente los pequeños deben amarte, a todos ustedes―dijo con una sonrisa sincera, mirando con atención las cajas que se habían colocado en los vehículos cuando por fin pudieron salir del castillo.
No estaba seguro de cuántas cajas había, pero podía afirmar que eran más de treinta de ellas y no eran cajas pequeñas.
―En las cajas marrones hay juguetes, en las cajas blancas hay libros y materiales para que los niños puedan trabajar en sus clases. En las rojas hay ropa, de varias edades. En las azules hay comestibles y víveres. En las amarillas hay golosinas y algunos postrecitos―indicó con orgullo Jimin, señalándole los mencionados a su mayor, quien veía todo con una sonrisa―Normalmente no llevo tantas cosas, porque hago visitas mensuales y varias cosas las compran en el lugar, pero el mes anterior no los llevé tanto, así que lo hago ahora. El mes anterior fue la visita a la escuela.
Ambos avanzaron hasta el siguiente automóvil en la pista, en donde Jungkook y Taehyung ya se encontraban dentro, esperando a que sus amigos llegaran para poder partir.
― ¡Por fin vinieron! ―dijo el castaño mientras les abría la puerta a los recién llegados, manteniendo su mano entrelazada con su pareja en el asiento, ambos bastante apegados para que queden todos―Sé que la bajada de escalones es una mierda, pero no es para tanto.
Jimin fue el primero en subir, notando que el espacio estaba algo reducido para los cuatro.
―Uh, espera―dijo Taehyung, teniendo que sentarse en las piernas de su pareja para que todos quedaran cómodamente―Ahora.
Cuando ambos lograron subir, se dirigieron al centro de cuidado de los niños, el camino no era demasiado largo, pero eran unos buenos minutos en los que tendrían que viajar.
― ¿Cómo has estado, Tae? ―preguntó Yoongi con una sonrisa, ya que el omega se veía mucho mejor, después de su recuperación.
―Muy bien, ahora la herida es solo una pequeña cicatriz y ya no duele, así que todo bien―sonrió con las mejillas rellenas, manteniendo sus brazos sobre los hombros de su pareja― ¿Cómo lo llevas tú?
―Mucho mejor, ya no me siento como un muerto en vida, así que creo que eso es algo bueno―dijo con una pequeña sonrisa, haciendo que los presentes le sonrieran con algo de pena, ya que esa expresión había sido un poco extraña, tomando en cuenta que antes pensaban que había fallecido―Lo lamento, creo que no ha sido la mejor expresión.
Jimin apretó el agarre en sus manos mientras le sonreía.
―No te disculpes, es solo que tu supuesto fallecimiento es algo que nos afectó por mucho tiempo y aún nos cuesta creer que estás aquí, eso es todo―dijo con una mirada comprensiva, recibiendo un asentimientos de parte de todos.
Y es que muchos querían intentar hacer como que nada pasó, como que Yoongi nunca desapareció y que siempre se mantuvo a su lado, pero era algo casi imposible, en especial al ver lo dañado y cambiado que se presentaba el alfa, con lo largo de los años.
―Sí, además, lo bueno es que estás aquí con nosotros ahora y podemos escucharte decir esos comentarios en lugar de algo diferente. Te echábamos mucho de menos―se encogió de hombros el alfa mayor, quien siempre se ponía bastante sensible.
Yoongi sonrió con pequeñas lágrimas asomándose por su rostro, agradeciéndole a todos con una hermosa mirada.
Ante la sensibilidad del momento el viaje se sintió bastante corto, llegando rápidamente al centro, en donde los niños estaban fuera del hogar con unos dibujos en sus manos. Dos niños sostenían un largo cartel decorado que decía "Bienvenidos" todos los niños celebrando cuando los automóviles se detuvieron.
Yoongi sonrió con ternura ante la vista, pensando que todos esos niños eran sumamente adorables.
Se bajaron del auto y los niños comenzaron a gritar de emoción, haciendo que las educadoras comenzaran a pedirles silencio, para que pudieran saludar correctamente al rey y sus acompañantes.
Los niños atendieron a las indicaciones y guardaron silencio, todos emocionados por recitar lo que habían practicado hace varios días.
― ¡Bienvenidos, rey Park Jimin y acompañantes! ―dijeron los niños en coro, para posteriormente, hacer una pequeña reverencia de noventa grados, como niños hermosos y obedientes.
Jimin sonrió enternecido y devolvió la reverencia, haciendo que sus amigos lo imitaran.
―Muchas gracias a ustedes por este recibimiento tan bonito―dijo el omega con una sonrisa, haciendo que los niños celebraran nuevamente―Les traje muchas cositas, así que espero escuchar que se han portado muy bien.
Esas palabras hicieron que la mayoría de los niños empezaran a contar sus comportamientos excelentes, todos hablando sin dejar escuchar al otro. Algunos niños comenzaban a cuestionarse si realmente se habían portado bien, viéndose preocupados.
― ¡Rey Park Jimin! ¡Yo le pegué un dulce en el pelo a Mina, pero fue un accidente! ―gritó uno de los niños que se encontraba entre los demás, haciendo que los presentes se rieran, inclusive los niños.
― ¡Es verdad, me lo pegó, pero no quiso!
Gritó la que, al parecer, era Mina.
Las educadoras y cuidadoras llevaron a los niños nuevamente al área de juegos, en donde podrían sentarse a esperar para poder recibir al rey y todo lo que había llevado para ellos. Los niños comprendían muchas cosas, sabían que el rey que ellos tenían era diferente al resto, en cuanto a jerarquía, ya que se les intentaba demostrar que los omegas no son más débiles o incapaces a comparación de los alfas.
Los omegas también podían lograr grandes cosas y eso era lo que se les enseñaba desde pequeños. Siendo el rey que tenían un gran ejemplo de la frase.
Las cajas fueron llevadas al centro del área de juegos del lugar, todos los niños agitándose en emoción cuando vieron todo lo que llevaban. Claramente las cosas como la comida y golosinas no se las darían a los niños directamente, ya que podía ser un caos total. Solamente se colocaban las cajas de ropa, juguetes y los útiles.
A Jimin jamás le había gustado el intuir qué podría gustarle a alguien solamente por su sexo, darle una muñeca a una niña por ser niña o diferente. Él quería que los niños tomaran algo que realmente les gustara y que no dejarían de lado por ser algo que no les interesa, por lo que las muñecas estaban a disposición de quien las quisiera, al igual que los carritos o muñecos de acción.
―Hemos hecho esto antes y para los pequeños nuevos, les voy a explicar. Haremos una fila, la cual hará una de sus educadoras y tomarán un juguete que les guste. Pueden elegir lo que quieran, lo que más les guste y después regresarán a sus puestos. Ese será su juguete y los que queden se mantendrán en los cajones del área de juegos ¿Entendido?
― ¡Sí, rey Park Jimin! ―corearon los niños con emoción, observando inquietos el montón de juguetes que los esperaban.
Jimin se acomodó sobre el suelo, sentándose al lado de una de las cajas.
―Hyung, lo que haremos ahora es solo vigilar que los niños no tomen más de un juguete, puedes colocarte al lado de aquella caja―le señaló a Yoongi el menor, haciendo que el alfa asintiera. ―Gracias.
El alfa atendió a la indicación y se sentó al lado de la caja indicada, viendo a los niños que se habían formado frente a él. Había tres filas, una frente a cada caja y los mayores se habían dividido para poder revisar.
Las filas comenzaron a avanzar y los niños a elegir.
―Gracias por el regalo, oppa―le dijo una niña cuando tomó su juego de tazas y tetera de plástico, dándole una reverencia pequeña al mayor.
―De nada, disfrútalo.
Todos los niños agradecían al elegir su regalo y se retiraban completamente emocionados a sus puestos para poder abrirlos. Las filas no eran tan largas, pero los niños eran bastante indecisos.
Un niño en particular se detuvo bastante tiempo, no sabiendo qué elegir.
― ¿Qué es lo que más te gusta de la caja? ―le preguntó Yoongi son una sonrisa amigable, recibiendo una mirada apenada de unos redondos ojos.
―Quiero ese, pero no puedo tomarlo―dijo mientras señalaba la cajita de juguetes de cocina de plástico, siendo los utensilios de colores claros.
― ¿Por qué no puedes? Es todo tuyo si lo deseas―le dijo mientras se lo tendía, haciendo que el niño lo viera con duda.
―Cuando tenía papá, él me decía que la cocina es para niñas―dijo mientras tomaba el juguete lentamente, como si no quisiera hacerlo.
―Pues él estaba mintiendo, porque la cocina no es solo para niñas―se dio cuenta en medio de su oración que las maestras movían a los niños que estaban en esa fila a otra, para que pudiera hablar tranquilo con el niño―Puedes jugar con todo lo que quieras, no hay uno que sea para niñas. Si quieres jugar a la cocinita, puedes hacerlo.
El niño sonrió pequeño y asintió, abrazándose al juguete que había deseado desde un principio.
― ¿Usted es el hyung que desapareció por el reino malo? ―preguntó el menor con inocencia, viendo con ojos grandes a su mayor.
Yoongi se sintió ligeramente mal, como había sido antes, la mayoría del pueblo actual lo reconocía por eso, por ser quien desapareció y regresó camuflado entre los alfas de la tropa. No le gustaba para nada que lo recordaran así, pero no podía hacer nada al respecto.
―Sí, soy yo.
El niño miró hacia atrás, notando que no había nadie más detrás de él, por lo que se sentó frente al mayor, acomodado sobre el suelo, sin soltar su juguete nuevo.
―La señorita nos leyó una historia sobre usted, fue muy valiente, hyung―dijo con emoción el niño, apretando el juguete entre sus dedos―También sé que fue un alfa muy bueno en la tropa antes de eso, que es muy admirado e importante. Desde ese día quiero ser como usted cuando sea grande.
Dijo con una sonrisa completamente sincera, haciendo que el corazón del alfa se agitara en felicidad, sonriendo ante las palabras inocentes del menor.
―Sé que pudo verse débil, pero para mí no, yo creo que fue muy fuerte y valiente, porque no se rindió y la señorita nos dijo que no debemos rendirnos nunca. Yo también quiero ser valiente como usted, porque a veces lloro mucho y no me gusta. Pero me dijeron que llorar también es de valientes, por lo que ahora no guardo el llanto.
Yoongi rio suave ante las palabras del menor, tragándose las lágrimas que querían alojarse en sus ojos.
―Te lo agradezco mucho y sé que serás alguien grande en el futuro―dijo con mucha emoción, intentando no ponerse a llorar frente al pobre niño ante las palabras tan dulces que había soltado.
Inconscientemente, ese niño había ablandado una de sus mayores inseguridades.
―Eso espero, nos vemos después, gracias por el juguete.
La entrega de juguetes, ropa y útiles había finalizado, los niños se habían emocionado mucho por todos los presentes que les habían dado, dándoles un hermoso abrazo grupal a los mayores. Incluso se quedaron a la hora del almuerzo, en donde tuvieron que sentarse en sillas muy pequeñas, pero cómodamente junto a todos los pequeños que comían junto a ellos.
Durante la visita Jimin había notado que Yoongi estaba bastante distante, no de mala manera, sino como si sus pensamientos lo absorbieran por completo. Claramente le preguntaría cuando salieran del lugar, para no se inoportuno.
La despedida fue casi igual que la bienvenida, los niños y niñas se reunieron frente al centro para decirles adiós, todos completamente satisfechos con la visita de ese día. Habían jugado con los niños por varias horas, por lo que todos se encontraban cansados.
Taehyung y Jungkook se durmieron cuando comenzó el viaje de retorno al castillo, por lo que Jimin pensó que podía ser una buena oportunidad para preguntarle a su mayor lo que había sucedido.
―Hyung ¿Todo en orden? Te noto un tanto pensativo―le dijo mientras entrelazaba sus dedos con los contrarios.
Yoongi sonrió, aceptando el gesto.
―Lo estoy, estoy mejor ahora―dijo mientras acomodaba su cabeza al lado de la de Jimin, ambos quedando con las cabezas juntas, el mayor cerrando los ojos.
Claramente el menor no iba a buscar indagar más allá, si eso es lo que Yoongi quería decirle, él respetaba eso y se alegraba de que su comportamiento distante no se debiera a algo negativo, sino, positivo.
Cuando llegaron al castillo, Jimin tuvo que irse un momento para pasar el registro de los donativos que había llevado al centro, contabilizándolos para poder llevar el control. Cuando regresó a la alcoba Yoongi estaba listo para dormir, así que solo esperó a que el menor se preparara igualmente.
―Bien hyung, ha sido un día largo―dijo mientras se acercaba a la luz y la apagaba, dejando solo la lámpara de noche―Es hora de dormir.
Yoongi tomó sus medicamentos, los cuales comenzaban a desaparecer lentamente y se acomodó en su lugar.
"Llorar también es de valientes"
Recordó las palabras del pequeño niño de nombre desconocido, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas nuevamente cuando el menor se acomodó a su costado.
Por puro impulso de su cuerpo, se apegó fuertemente al cuerpo de Jimin, abrazando su torso mientras enterraba su rostro sobre su estómago, haciendo que el menor lo viera preocupado. El llanto se apoderó de él y comenzó a agitarse por los hipidos, dejando salir todo aquello que lo había ahogado tiempo atrás.
El menor no preguntó nada, solamente lo abrazó y acarició su cabello mientras lo dejaba liberarse. Soltó algunas feromonas de su olor para calmarlo, pero se mantuvo siempre a su lado.
Y eso era lo que necesitaba, el comprender que verse débil no te hace menos fuerte.
¡Holaa!👀✨
No había podido actualizar porque hubieron vacaciones y dejé mi computadora en el trabajo y pues en ella tengo todos los capítulos 😭 Pero preparé el capítulo al nomás llegar y tenerlo listpo para ustedes.
Gracias por el apoyo en esta historia y espero que les esté gustando♥️
¡Nos leemos prontooooo!✨
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