ღ07
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Se miró en el espejo una última vez, examinando que su ropa estuviera en orden y no se le escapara ningún detalle en cuanto a su apariencia. Una vez había salido con la camisa fuera de su pantalón sin darse cuenta y había sido sumamente vergonzoso, ya que la camisa era muy larga y se veía fatal.
―Te ves precioso, de verdad. No es necesario que te mantengas en el espejo tanto tiempo―habló Yoongi con una sonrisa, aplastando entre sus brazos una almohada mientras terminaba de comer su desayuno, el cual era más completo que el de los anteriores días.
Jimin se sonrojó, pero sonrió.
―Debo estar frente al espejo un buen tiempo, debo saber que mi presentación es lo más decente posible para salir, créeme, he pasado por bochornos que no pienso repetir―el mayor soltó una risa por aquello, inclinando la cabeza ligeramente.
―Recuerdo que antes salías en ropa interior y te daba igual, todo hasta que tu padre te cubría con lo primero que tenía al alcance y te cargaba hasta tu alcoba en medio de un ataque de risa y vergüenza―el rey rio con algo de nostalgia, extrañando mucho a su padre.
―Ahora el pudor forma parte de mí, así que dudo que eso vuelva a pasar―terminó de acomodar su cabello, dando media vuelta sobre sí mismo para ver al mayor― ¿Cómo quedé? ¿La camisa está bien colocada?
El omega dio una vuelta sobre su lugar, mostrando la parte de atrás, en donde la camisa estaba hermosamente metida en el pantalón, por lo que le daba un toque de formalidad.
―Yo veo todo muy bien, sabes que hasta con pijama y el cabello hecho un lío me pareces hermoso, así que no creo ser lo suficientemente imparcial para ayudarte en este caso.
El menor rodó los ojos con una sonrisa, caminando hasta la cama para poder tomar su abrigo y colocárselo, ya que hacía un poco de frío afuera y realmente odiaba enfermarse.
―Bueno, iré a hablar con los empleados y cuando regrese, podemos ir a dar un paseo por el jardín. Sé que no es tan entretenido, pero intentaré que no te sientas tan aburrido o agobiado.
Yoongi negó con una sonrisa, encogiéndose de hombros segundos después.
―No te preocupes, me divierto contigo. Además, estás utilizando tu valioso tiempo para estar conmigo, todo eso lo valoro―dijo con una hermosa sonrisa en su rostro, siendo contagiada al rey omega―Yo te espero pacientemente.
Jimin asintió por última vez y salió de la alcoba, cerrando la puerta detrás de sí. Cuando salió, había algunas sirvientas limpiando el pasillo, por lo que se les acercó e hizo una pequeña reverencia.
―Buenos días, mi rey ¿Podemos servirle en algo?
―Por favor comuníquenles a todos los trabajadores del castillo que tendremos una reunión de suma importancia en salón, no quiero que nadie falte. Los estaré esperando a todos, así que por favor, sean rápidas con el comunicado.
Ambas mujeres se vieron entre ellas con un poco de temor, pero asintieron a la indicación e hicieron una reverencia antes de retirarse.
―Sí, su majestad.
Suspiró cuando las dos mujeres se fueron, retomando su camino hasta el salón principal. Realmente no sería un regaño, no tanto de esa forma. Sabía que ellos podían temer de lo que Yoongi pudiera hacer, ya que formó parte del otro reino, pero lo que ellos deben saber es que no fue por voluntad propia, por lo que no tienen ningún derecho de verlo mal o faltarle el respeto.
Se sentó en su trono para esperar, jugando con la manga de su camisa, la cual tenía un bonito bordado del escudo del reino de Busan.
Los empleados comenzaron a llegar lentamente, incluso viendo a sus amigos, a los cuales les entregó una hermosa sonrisa tranquilizadora. Ellos siempre habían respetado a Yoongi, por lo que las palabras no irían dirigidas a ellos, pero igualmente debían estar ahí.
Cuando todos se encontraron en el lugar, incluidos los miembros de la tropa, se levantó, dando una reverencia que fue rápidamente correspondida.
―Se preguntarán por qué los he reunido, por favor, no se angustien, solamente es una observación que no me causa gracia ni me parece correcto―los empleados se reservaron sus ganas de cuchichear, pero sería irrespetuoso y no debían―Saben que desde el reinado de mi padre, los empleados y trabajadores que se mantienen en el castillo han sido respetados por todos, jamás dando una mala mirada o siendo antipático con los demás ¿Estoy en lo correcto?
―Sí, su majestad.
―Bien, ahora, sé que el reciente evento con el reino de Gwangju ha sido impactante para muchos, incluyéndome. La presencia de un alfa en el castillo ha generado algo de controversia entre ustedes y lastimosamente, también ha generado odio y repulsión hacia ese alfa, inclusive, faltándole el respeto y dejando su comida en el suelo.
Varios de los presentes se pusieron bastante nerviosos por las palabras del rey, ya que sabían que habían hecho varias de esas cosas, aún cuando no pensaban haberlo demostrado completamente.
―Comprendo su situación, créanme que sí, pero no puedo permitir que traten de esa forma a alguien que ha sido importante dentro de mi familia, tanto para mi padre, que en paz descanse, como para mí.
―Rey Park, descanse en paz.
―No deseo que esto sea un problema, el alfa Min Yoongi no fue un traicionero del reino, fue secuestrado por el reino de Gwangju y él consiguió regresar, escapar de ese lugar. Han visto lo herido que se encentra, no creo que su indiferencia y desprecio sea algo que él necesite en este momento.
El silencio se apoderó por un momento del lugar, por lo que siguió hablando.
―No les pido que lo adoren, les pido que lo respeten. Él fue un alfa de la tropa de nuestro reino, mano derecha de mi padre. No se merece que, después de haber sido torturado cinco años en un reino enemigo, nosotros lo tratemos de mala forma.
Suspiró complacido por las reacciones de los presentes, en donde se notaba la culpa.
―También apreciaría que respetaran su privacidad, se mantiene en mi alcoba por el momento, pero cuando mejore podrá retomar el camino que desee y no quiero que ustedes lo hagan sentir incómodo ¿Ha quedado claro?
―Sí, su majestad.
Sonrió complacido, intentado que noten que no estaba molesto, sino que quería dejar en claro aquello.
―Pueden retomar sus actividades, gracias por atender rápidamente al llamado.
Otra reverencia fue entregada y los empleados se fueron, algunos comenzando a hablar mientras se alejaban. Jimin no pensaba que estuvieran diciendo cosas malas, solamente comentando lo sucedido.
Jungkook se acercó a él cuando todos los demás empleados se fueron, sonriendo.
― ¿Saldrán ahora al jardín? ―Jimin sonrió, ambos comenzando a caminar a la alcoba.
Jimin le había dicho a Jungkook que saldrían al jardín trasero un momento, ya que ambos debían ser custodiados en su momento de soledad, por lo que Jungkook había formado a un pequeño grupo para mantenerse en aquella zona.
―Sí, solo déjame ir por Yoongi hyung y otras cosas―el alfa asintió y se retiró al jardín, en donde llamaría al grupo correspondiente.
Jimin casi corrió a la cocina del castillo, abriendo las puertas mientras buscaba a una persona en específico, ya que él le daría la comida que había pedido especialmente para ese día. Kim Jin era otro amigo personal de Jimin, también era el omega de su amigo Namjoon.
Correspondió las reverencias que le daban sin fijarse mucho, sonriendo en grande cuando encontró a su mayor.
―Jin hyung, un gusto verlo―saludó mientras se acercaba para abrazarlo, recibiendo el cariño de vuelta.
―Mi rey, un gusto verlo por aquí ¿Listo para su día de campo?
Jimin sonrió cuando vio los pequeños preparativos que le había pedido a Jin, siendo más postres y pequeños snacks que comida completa.
―Lo estoy, quería venir primero por la cesta y luego por Yoongi hyung―El castaño mayor sonrió enternecido, mostrando la cesta de mimbre, en la cual estaba colocando todo―Muchas gracias por prepararlo.
El omega mayor sonrió mientras negaba, terminando de colocar los postres en la cesta y cerrándola, para posteriormente entregársela al rey.
―Espero lo disfruten, si quieren algo más, sabes en dónde encontrarme.
Jimin asintió y le dio un apretón amistoso en la mano contraria, saliendo de la cocina para ir por Yoongi.
Tocó la puerta de su alcoba cuando llegó, asomando la cabeza al abrir para ver si el alfa estaba despierto, encontrándose con que sí, estaba despierto, solamente que le había dado el susto del año, al parecer.
Yoongi pegó un brinco por el susto sobre su lugar, cubriéndose el torso nuevamente con su camiseta, en movimientos torpes. Se notaba que no esperaba su llegada en ese momento, ya que, además del susto, mantenía los ojos abiertos con sorpresa y se notaba avergonzado.
―Oh, lo lamento ¿Todo bien?
El pálido asintió bastante nervioso, intentando disimular que el corazón casi se le sale del pecho por el susto.
―Sí, no te preocupes ¿Iremos ahora? ―preguntó con una sonrisa nerviosa, avanzando hasta el menor para poder salir.
―Sí, tengo la cesta con postres deliciosos―sonrió mientras elevaba ligeramente la mencionada, aún manteniéndose al pendiente de las acciones contrarias― ¿Seguro que todo está bien? Sabes que no me gustan las mentiras.
Su tono de voz cambió a uno serio, su rostro endureciéndose ante la mirada nerviosa del más grande, solo logrando que Yoongi se sintiera más incómodo.
―No, no estoy bien, pero no es nada grave.
Jimin entrecerró los ojos, colocando una mano en el pecho del mayor para empujarlo con suavidad, adentrándose ambos a la habitación. Jimin cerró la puerta y se encaminó a la cama, dejando la cesta a un lado para poder sentarse, cruzándose de piernas sobre el colchón.
― ¿Quieres hablar de lo que te hace sentir mal? No voy a obligarte, pero me gustaría que sacaras aquello que te molesta―dijo con voz suave, pero mirada dura.
A Yoongi no le gustaba eso, se sentía agobiado y realmente no quería pensar en eso que le molestaba, por lo que no quería hablar.
―No quiero hablarlo ahora―dijo con la mandíbula apretada, intentando no soltar las lágrimas que comenzaba a molestar sus ojos. ―Otro día, pero hoy no.
Jimin sintió un punzón en el pecho al verlo de ese modo, pensando en que quizá estaba siendo demasiado intenso con sus acercamientos, ya que hace nada el alfa había estado encerrado, siendo torturado.
Incapaz de suavizar la mirada, asintió.
―Bien ¿Quieres que hagamos el día de campo o prefieres que no? ―carraspeó cuando su voz sonó más dura de lo que quería, mordiéndose la lengua por ello.
El rostro del mayor hizo una mueca, abrazándose a sí mismo mientras asentía, no viéndose a gusto en absoluto.
Antes de que Jimin pudiera decir algo más, Yoongi había salido de la alcoba, esperándolo fuera para que ambos pudieran salir. El menor suspiró con vergüenza y culpa, tomando nuevamente la cesta para poder salir también.
En los últimos años Jimin se había encontrado rodeado de alfas o gente de la realeza, había aprendido a hablar y convivir con ellos como si de un alfa se tratara. Siempre serio y puntual. Sí es verdad que con algunos de sus amigos la seriedad desaparecía por completo, pero cuando había problemas o algo que distrajera su felicidad, era en donde la seriedad volvía y eso no le gustaba del todo.
Le gustaba dentro de su papel de rey, pero no en los demás ámbitos.
Antes de cerrar la puerta de la habitación, corroboró que nadie estuviera en el pasillo y tomó de la muñeca al mayor, haciendo que se acercara a él.
―Lamento mi tono, no es mi intención obligarte a nada o presionarte, realmente no lo es―dijo con pena y arrepentimiento, lo cual se notó en su rostro y voz―Si quieres, podemos acostarnos y tomar una siesta o comer los postres en la cama mientras hablamos.
Yoongi miró a los lados, revisando que el pasillo estaba vacío.
―No te preocupes, vamos al jardín.
El omega, para nada conforme con la respuesta, dejó la cesta en el suelo y tomó ambas manos del mayor con suavidad, mirándolo a los ojos.
―Lamento el haberme escuchado algo duro, realmente no es mi intención hacerte mal. Te quiero ¿Lo sabes?
Desde el día en que se habían encontrado nuevamente, Jimin no le había dicho "te quiero" nuevamente, ya que no eran palabras que solía decir siempre desde la desaparición de Yoongi y la muerte de su padre.
―Lo sé y yo también te quiero mucho. Es solo que no me siento cómodo con mi cuerpo, sabes que tengo muchas cicatrices y cuando me cambio de ropa tengo que verme. Pero no es algo serio, es algo tonto que pasa por mi cabeza.
El pelinegro frunció el ceño nuevamente, colocando ambas manos sobre el rostro del mayor, específicamente en sus mejillas.
―No es algo tonto si te hace daño, además, no deberías pensar que tus problemas no son nada. Te haces daño a ti mismo y me haces daño a mí al verte mal.
El alfa se sintió muy apenado, su lobo hundiéndose en la humillación más profunda. Desde hace mucho que su lobo había evitado acto de presencia, tantas humillaciones, que lo hacían esconderse sin más, dejando al humano a su merced.
―Si quieres nos quedamos en la habitación, si quieres, vamos al jardín. Pero no nos moveremos de aquí hasta que te vea realmente convencido y cómodo con lo que elijas.
El rubio suspiró y sonrió de costado, colocado sus manos sobre las del menor, en su rostro.
―Vamos al jardín, solamente quiero despejar la mente un poco. No quiero encerrarme y pensar en esto.
El rey sonrió con un poco de tristeza mientras asentía, soltando el rostro contrario para poder tomar la cesta del suelo. Estiró su mano libre para que el rubio la tomara, ambos entrelazando sus dedos.
―El jardín es muy bonito, mantuve el deseo de papá de que estuviera lleno de flores. Solo que hay un espacio en donde podemos comer, lejos de las flores, tanto polen puede llegar a ser espantoso.
El mayor sonrió sincero, siguiendo el camino que la mano del menor trazaba.
Llegaron al jardín bajo algunas miradas de los empleados, para la tranquilidad de Yoongi, ninguna mirada había sido negativa, ya que le daba demasiado nerviosismo cuando alguien lo miraba de mala forma. No le gustaba ser juzgado sin motivos.
Sonrió en grande cuando vio el hermoso lugar, una ola de recuerdos azotando su mente cuando piso el césped, sabiendo que pasó mucho tiempo de su niñez en ese lugar, junto a Jimin.
―Recuerdo que odiabas el césped, porque te daba picazón cuando tocaba tu piel―ambos caminaron a la mesa de madera que estaba debajo de un frondoso árbol, Jimin quitando las hojas y flores que había sobre ella, para dejar limpio.
―Aún lo sigo odiando, por eso me mantengo en zona cero césped―colocó la cesta sobre la mesa, sentándose al lado cerca del tronco, el mayor quedando al frente―También comencé a ser algo alérgico al polen, por lo que me mantengo lo más lejos posible.
Yoongi sonrió y ayudó a sacar la comida de la cesta, relamiéndose los labios cuando vio los deliciosos postres, el estómago abriéndose completamente a comer todo lo que pudiera.
― ¿Ya no puedo regalarte flores, entonces? Una lástima.
Jimin levantó la vista del pastel con chocolate cuando escuchó aquello, sus mejillas tomando un color carmín muy bonito, retomando la vista en los postres segundos después.
Yoongi siempre había sido romántico, muy expresivo con sus sentimientos. Cuando eran más pequeños, el mayor iba al jardín y le pedía al jardinero de aquel entonces que le diera unas flores para el príncipe Jimin, porque quería dárselas como regalo y muestra de su afecto.
Claramente eso no se detuvo, simplemente que conseguía las flores en una tienda al centro del pueblo.
Lo que no sabía, era que Jimin estornudaba mucho después de entregarle las flores, pero el menor siempre agradeció y las cuidó con su vida, hasta verlas marchitar lentamente.
―No creo que sea buena idea, el polen ha calado duro en mí en estos años―dijo mientras le entregaba una cuchara al mayor―Que aproveche.
―Muchas gracias por traerme aquí―agradeció mientras tomaba un trozo del pastel, metiéndolo a su boca en pocos segundos, jadeando ante el delicioso sabor que invadió sus papilas gustativas.
Jimin sonrió e imitó el acto cuando probó el postre, sabiendo que tenía al mejor jefe de cocina de todo Corea, siempre cocinando cosas deliciosas para él.
―Jin hyung es el mejor chef del mundo, siempre hace cosas muy deliciosas. No has podido probar más de su comida porque tenía unos días libres, pero ahora que está aquí, puedo decirle que te prepare platos más completos.
Yoongi se había terminado el trozo de pastel en muy pocos segundos, sorprendiendo al menor, quien apenas le había dado un bocado.
―Hey, cuidado―le dijo con una sonrisa, tomando una servilleta para poder limpiar la comisura de la boca del mayor. Sonriendo enternecido―Hay más en la cesta, puedes comer todo lo que quieras.
Y desearía decir que había cumplido con el sentido común, al no comer demasiado porque podía llegar a hacerle daño en la panza, ya que eran postres. Pero no, comió casi todo lo de la cesta, dejándole a Jimin apenas otro trozo y su bebida, demasiado encantado con el sabor de todo, como no lo hacía en mucho tiempo.
El rey simplemente lo veía comer con una sonrisa, pasándole los postres cuando el mayor parecía querer otro, riendo de vez en cuando, en especial cuando el mayor lo miraba con algo de pena.
―Lamento haberme comido casi todo, es que estaba muy rico.
Jimin negó mientras sonreía, colocando una de sus manos sobre la del mayor.
―No te apenes, traje todo esto para ti, así que me alegra mucho que lo hayas disfrutado. Sé que mi hyung estará contento de saber que has amado su comida.
Guardaron los platos dentro de la cesta y limpiaron sus rostros. El cielo estaba oscureciendo lentamente, por lo que ambos pensaron que sería buena idea quedarse hasta el anochecer.
Sin embargo, Yoongi había notado que había una cúpula enorme un poco lejos, no demasiado, pero sí al fondo del jardín. Tenía mucha curiosidad sobre qué era, pero como Jimin estaba contándole sobre cómo había conocido a su amigo el cocinero, no había podido preguntar.
―...Ahora es un gran amigo mío y le tengo mucho cariño―terminó de contar el menor, ganándose una sonrisa del contrario― ¿Has visto algo que te llame la atención? Veo que miras hacia allá.
Jimin miró hacia ese lado, pero no prestó real atención a la cúpula.
― ¿Qué hay en la cúpula de cristal? Se ve muy bonita y definitivamente no estaba ahí antes de mi desaparición.
Jimin tragó duro ante la mención de aquello, sabiendo que en ese lugar estaban las lápidas de su padre y la de él.
No sabía cómo se tomaría eso el mayor, el ver su propia tumba, sin mantener realmente un cuerpo dentro de ella. No sabía si era correcto el mostrárselo, al menos no en esos momentos.
―La mandé a hacer hace algunos años, en ella está la lápida de papá―dijo la verdad a medias, alterándose un poco cuando el mayor se levantó del asiento, dispuesto a ver de cerca.
―Quiero ver, vamos.
Yoongi no le dio tiempo a responder, tomando la mano de su menor para llevarlo hasta la gran y hermosa cúpula, admirando con sorpresa lo hermosamente decorada que se encontraba, tanto por fuera como por dentro. Al ser de cristal, podía ver casi todo lo que se mantenía dentro.
Jimin suspiró mientras sacaba la llave de su bolsillo, abriendo la puerta con manos temblorosas.
Solo esperaba que el mayor no se sintiera mal con lo que vería, no sabía cómo se tomaría el ver su propia tumba, sería raro, como mínimo.
―Ow, han decorado muy bonito, Jimin―dijo el mayor cuando observó la primera lápida, en donde las flores que el menor había dejado hace varios días, comenzaban a marchitarse―Son sus flores favoritas.
Jimin apretó ligeramente el agarre en la mano del mayor, nervioso por su reacción.
El alfa apartó la vista, fijándose en la que era la otra lápida, acercándose para ver de cerca.
Leyó en su mente el nombre que se encontraba escrito, sintiendo un escalofrío pasar por todo su cuerpo, al leer su propio nombre ahí.
―Pensábamos que estabas muerto y como jamás pudimos encontrar tu cuerpo, hice la lápida igualmente, para tener algo tuyo, por raro que pueda llegar a sonar―habló el menor en un suspiro, apoyando su cabeza en el hombro del mayor.
―Lo sé, me imaginaba que algo así podría encontrar. No te preocupes, no me afecta. Solamente es algo raro.
El omega respiró hondo en alivio al escuchar aquello, dejando un pequeño beso en el hombro del mayor.
―La mandaré a retirar, no me gusta verla ahora que estás aquí.
El alfa asintió mientras daba un paso hacia atrás, alejándose de su tumba.
Ese día regresaron al castillo hasta que las estrellas decoraron el cielo, ambos asombrados por el hermoso espectáculo que el cielo les había brindado antes de dormir.
Las inseguridades permanecían, pero ambos sabían que se tenían para todo, tanto momentos buenos como malos. Y eso era lo que los mantenía a flote.
¡Nos leemos prontooooo!✨
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