ღ05
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Suspiró con pesa mientras se mordía el labio inferior, observando con cuidado el rostro lastimado del más grande, pensando en que quisiera poder curar todas esas heridas con rapidez y que el alfa no tuviera que sufrir más.
Realmente no había podido conciliar el sueño profundamente, ya que se había despertado una hora después de haberse dormido junto a Yoongi. Sabía que toda la situación no le iba a permitir mantenerse tranquilo en totalidad, tenía cosas que hacer y disputas que resolver, por lo que la presencia de Yoongi era algo que hacía que su mente se mantuviera más ocupada.
No sabía si había sido el único sobreviviente al secuestro del reino contrario, quedaba la posibilidad de que los otros tres miembros de la tropa estuvieran con vida también, aunque no había tenido la oportunidad de abordar más en la información del alfa.
Levantó su mano con cuidado y tomó entre sus dedos el mechón de cabello rubio, colocándolo detrás de la oreja del mayor, para que no le molestara. Tenía que levantarse y hacer muchas cosas, pero se sentía tan cómodo en ese lugar, que no quería salir de la cama.
Tenía que empacar la cabeza del príncipe para enviarla a su reino, algo que le daba algo de pereza, pero era algo que tenía que hacer. El tomarse el tiempo de redactar la carta a mano e inclusive colocarle un lazo de colores era algo que debía hacer para ser tomado en serio, que sepan que se toma completamente en serio su papel de dirigente y las promesas que le dirige tanto a su reino como a los reinos hermanos.
No podía descuidarse, sus deberes se mantenían aún con la presencia de Yoongi. Pronto tendría tiempo de mantenerse en cama con Yoongi para hablar, pero definitivamente no era el momento.
Suspiró y se levantó, estirando los brazos para poder quitar toda la pereza que quedaba en su cuerpo, dispuesto a cumplir con los deberes que quedaba en su día. En realidad, no tenía deberes para ese día, ya que siempre procuraba dejar ese día libre, pero con la llegada de Kwan, las cosas habían cambiado en muchos sentidos.
Se colocó sus pantuflas saliendo de la habitación, encaminándose al salón del castillo para poder pedir la caja en donde la cabeza de Kwan estaría dentro, solamente para colocarle un lazo bonito y una carta hecha a mano con su advertencia.
Le gustaba mucho decorar, consideraba que tenía talento, por lo que le gustaba decorar las advertencias carnales que le enviaba a los reinos traidores. No es como si enviara muchas cabezas a diario, pero cuando la ocasión se presentaba.
Cuando pudo bajar el montón de escalones, caminó hasta el salón, en donde encontró a algunos de los alfas de la tropa custodiando la entrada. Cuando lo vieron llegar, hicieron una reverencia de noventa grados.
―Bienvenido sea, mi rey.
Hablaron en coro, ganándose una reverencia en respuesta.
―Gracias, por favor, que alguno me consiga la caja con la cabeza del príncipe Kwan, debo redactar la carta y decorarla un poquito―uno de los alfas asintió, dando un paso adelante. ―Díganle a la sirvienta Shin que me regale de esos listones de colores, por favor.
El de la tropa asintió, caminando hacia la zona de refrigeración, en donde mantenían las cabezas para que no comenzaran con el proceso de descomposición.
Jimin suspiró contento mientras dejaba la tijera y la cinta adhesiva sobre su trono, esperando ansioso para comenzar a decorar.
No eran tiempos tan antiguos, ya que la realeza de los alfas y omegas no era algo que se hubiera detenido realmente, se mantenía desde años atrás. Manteniéndose en el siglo veinte, por lo que aquellos mandatos no eran cosa nueva.
Esperó hasta que le llevaron la caja, la cual, por obvias razones estaba terriblemente helada, por lo que la dejó en el porta brazos del trono, mientras cortaba y amarraba el listón de color amarillo. Cuando terminó de decorarla se inclinó al otro costado del trono, para poder escribir la carta sin que se humedezca.
"Rey Lee, del reino de Gwangju.
Me vi en la penosa situación de tener que sacar la guillotina del reino para inaugurar el mes con una decapitación en masa, siendo su hijo uno de los afectados. Permítame el recordarle que, tanto como usted, como su hijo fueron advertidos de esto. El reino de Busan advirtió las consecuencias de un ataque o invasión a mis tierras, por lo que tome este regalo como una muestra de mi compromiso con el reino y los tratos que se establecen entre los reinos hermanos.
Espero que no presentemos más inconvenientes.
Rey Park, del reino de Busan."
Colocó un pequeño corazón al lado de su nombre, terminando de escribir para poder guardar la carta en el sobre y tendérsela al mismo alfa de la tropa que le había llevado la caja. Vio con una sonrisa que el moño no se movió aún con la humedad, por lo que se sintió satisfecho con su trabajo.
―Llévenla al reino de Gwangju, que lo entregue un mensajero de ese reino, no uno del nuestro―dijo mientras se levantaba, sacudiendo su trasero―No estaré disponible el resto del día, por lo que hagan el proceso de vigilancia como fue indicado.
―Entendido, su majestad.
Aprovecharía ese momento para poder acomodarse junto a Yoongi, pensando en que lo que había hecho ese día era suficiente y se merecía un pequeño descanso. Se obligaría a dormir o al menos a mantenerse calientito al lado del alfa.
Cuando llegó a la habitación, vio que Yoongi estaba totalmente dormido, casi igual que como lo había dejado antes de irse. Sintió la terrible necesidad de revisar que el alfa siguiera respirando, por lo que colocó un dedo por debajo de las fosas nasales del alfa, suspirando aliviado cuando sintió la lenta respiración chocar con su dedo.
Se colocó su pijama de seda, sonriendo ante la sensación suave que recorría su piel y volvió a acomodarse en su cama, acercándose lo más posible de Yoongi sin despertarlo con su movimiento.
Tenía tantas ganas de hablar con él, abrazarlo, besarlo, pero sabía que en ese momento no era algo prudente, ya que el alfa debía recuperarse, tanto física como mentalmente.
Suspiró cansado mientras se removía sobre la cama, intentando que su cuerpo no ardiera ante un pequeño movimiento, jadeando molesto cuando el intento fue en vano. Sabía que sus dolores tardarían en pasar, pero al menos agradecía el poder dormir en un colchón después de cinco años manteniéndose en el suelo.
Cuando iba a dejarse ir de lado, sintió algo que evitaba el movimiento, por lo que se detuvo abruptamente al recordar que no se encontraba solo, ya que esa no era la habitación en la que dormía anteriormente.
Hizo algo de fuerza para poder darse vuelta sobre su lugar sin aplastar a Jimin, intentando quedar frente a frente con el menor, acomodado de costado. Su brazo más adolorido era el derecho, por lo que al mantenerse en el costado izquierdo no le dolía.
Miró por la ventana, notando que el sol había salido recientemente, ya que la luz era suave y la brisa era bastante helada, indicando que el día iba comenzando. No estaba del todo seguro si Jimin se había quedado desde el primer momento dormido, pero su duda fue resuelta cuando reparó que el menor tenía pijama, por lo que era lógico que se había levantado.
Sonrió pequeño mientras colocaba una de sus manos sobre las del rey, pensando en que muchas cosas no habían cambiado desde su desaparición. Tomando en cuenta que habían pasado cinco años.
El tamaño de sus manos seguían marcando un gran contraste en tamaños, la mano de Jimin siempre había sido pequeña y regordeta, como la de un bebé y con el paso de los años no había cambiado, por lo que lo hacía feliz saber que las cosas se mantenían de esa forma.
Igualmente sus mejillas, rellenas y sonrosadas naturalmente, atreviéndose a pinchar suavemente con su dedo uno de los mofletes, sonriendo cuando este se hundió ante la suavidad.
Los labios eran rosados igualmente, bastante rellenos y rechonchos, por lo que la posición en la que se encontraba hacía total justicia con sus belfos, ya que los mantenía en un puchero.
Volvió a colocar su mano sobre la del menor, suspirando cuando un punzón en su vientre lo hizo incomodarse. Tenía unas ganas terribles de ir al baño, por lo que con todo el dolor en su cuerpo, se alejó del menor y se levantó lentamente de la cama, jadeando bajito en el proceso.
Jamás había sentido que una meada había sido tan liberadora y confortante, ese baño era lo mejor que había tenido después de tantos años, ya que normalmente hacía a la intemperie o en un agujero asqueroso en donde más alfas de la tropa habían hecho con anterioridad.
Definitivamente podía nombrar aquel reino como el peor, en especial con los miembros de la tropa. Pensó incluso que muchos se mostraron agradecidos ante su muerte, ya que era mil veces mejor que pertenecer a aquel reino.
Cuando terminó de hacer pis y tirar de la llave, se acercó al lavabo para poder lavarse las manos, gruñendo un poco cuando sus heridas escocieron ante el jabón de manos, pero se limpió correctamente.
Cuando salió pudo ver a Jimin sentado en la cama, restregando uno de sus puños sobre sus ojos mientras miraba a los lados con preocupación.
―Hyung, me has asustado―dijo el menor con voz ronca, bajándose de la cama con el cabello despeinado y los ojos entrecerrados, como si no se hubiera despertado por completo. ―Pensé que te habías ido o algo peor.
Yoongi sonrió y se acercó al menor, tomando una de sus manos para darle un pequeño apretón, en muestra de apoyo.
―No puedo irme aunque quisiera, además que no quiero hacerlo―dijo con una sonrisa de costado, haciendo que Jimin sonriera igualmente. ―Solo fue a hacer pis, estaba por estallarme la vejiga.
Jimin rio pequeño mientras se acercaba al mayor y estiraba sus brazos sobre los hombros del más alto, abrazándolo con todo el cuidado posible que su cuerpo le permitía brindar, colocándose de puntitas para poder abrazarlo sin generar un peso sobre el más delgado, sintiendo que con un mal movimiento, podría romperlo.
― ¿Te gustaría tomar una ducha? El médico me dio las pomadas que debes aplicarte después del baño y los medicamentos también. Pero antes del medicamento vas a desayunar y me encargaré de que comas algo muy, muy bueno.
Yoongi frunció ligeramente la nariz, pensando en que comer algo demasiado bueno no sería muy buena idea, ya que su estómago había cambiado mucho desde su desaparición.
―No he comido bien en años, no creo poder comer un plato decente sin vomitarme encima―confesó con sinceridad, haciendo que el menor asintiera mientras se separaba ligeramente del abrazo, viéndolo a los ojos.
―Lo sé, el médico Lee me lo dijo. No te preocupes, intentaré que tu recuperación sea la mejor―el alfa sonrió enternecido mientras se acercaba para darle un nuevo abrazo al menor, aspirando disimuladamente el olor a frutos del menor, sintiéndose completamente relajado―Mientras tanto, te ayudaré a bañarte, si no te molesta.
Yoongi se sintió un poco avergonzado por aquello, ya que se sentía como un cachorro bajo el cuidado de su padre, haciendo que el sonrojo fuera inevitable en sus mejillas. No le molestaba ser cuidado, porque realmente se sentía de la mierda y era algo que no podía fingir o ignorar, por lo que la ayuda era agradecida, pero eso no eliminaba el hecho de que se sentía como un bebé.
―Aprecio mucho tu ayuda, pero me siento algo avergonzado de que me veas desnudo. Mi cuerpo no se encuentra en las mejores condiciones ahora.
Jimin negó suavemente con la cabeza mientras apartaba el cabello de la frente del mayor.
―No debes sentir vergüenza, si prefieres que me espere a que termines para ayudarte con las pomadas, podemos hacerlo así. No quiero que te sientas incómodo o inseguro―dijo con un tono muy suave, su omega manteniéndose al pendiente sobre la atención de su alfa, ya que hace mucho tiempo Jimin no le permitía mantenerse fuera.
El alfa de Yoongi sabía de la presencia del omega, pero no pensaba dar acto de presencia, ya que el ser humillado por años lo había hecho esconderse durante mucho tiempo y eso era algo que Jimin podía sentir.
―Bueno, realmente preferiría que me esperaras, no me siento muy conforme con mi apariencia por ahora―Jimin comprendió totalmente la situación, asintiendo mientras le dejaba un pequeño beso en la mejilla, mostrándose comprensivo.
―Entonces te espero, recuerda que Jungkook quiere verte, te extrañó muchísimo―dijo con tono adorable, como se dedicaba a hablarle a Yoongi desde que se habían conocido―Pediré tu desayuno y ropa cómoda, tómate tu tiempo.
Yoongi asintió y retomó su camino al baño, cerrando la puerta para poder tomar su baño. Vio que en uno de los estantes del lugar había una pila de acolchonadas toallas y batas para baño, por lo que se acercó para poder tomar una bata, apretujándola entre sus dedos.
Con la vista en el espejo que se encontraba sobre el lavabo, comenzó a quitarse la ropa, lentamente, mientras observaba con tristeza todas las marcas que había coleccionado a lo largo de los años.
Algunas dolían aún, otras no mantenían un dolor físico, sino que era más un dolor emocional.
Vio su hombro hinchado, el cual estaba bastante amoratado, dando un aspecto bastante terrorífico. Aunque si era sincero, todo su cuerpo parecía algo terrorífico.
Cerró los ojos y terminó de desvestirse, no quería ver más, solo hacía que sus ojos se rellenaran de lágrimas ante los espeluznantes recuerdos.
Abrió la llave de la bañera y hurgó entre los cajones para encontrar algún jabón que lo ayudara a limpiarse bien, sabía que sus heridas arderían terriblemente ante el contacto con el agua y el jabón, pero no tenía mucha opción, ya que todo su cuerpo mantenía heridas.
Encontró un bote con jabón líquido, que olía a coco. No le gustaba mucho el olor a coco, pero no encontró algo más que pudiera servirle, por lo que abrió el bote y dejó caer un chorro del líquido.
Debía admitir que había sido un baño doloroso, pero bastante confortante al mismo tiempo. Sonaba bastante contradictorio, si era sincero, pero era algo que no podía comprender en totalidad. Imaginaba que el confort era brindado por su cabeza ante la tranquilidad de no encontrarse más en aquel reino, sino en Busan.
Tenía tantas ganas de ver a su familia, pero estaba seguro de que si lo veían en ese estado, se romperían y no lo dejarían salir de casa en ningún momento. No quería darles ese disgusto, por lo que prefería el mejorar un poco para poder aparecerse con su familia.
Cuando terminó salió del baño con la bata puesta, sonriendo cuando Jimin le señaló la bandeja con algunas frutas y agua. Sabiendo que no solo era comida para él, sino que comerían juntos.
―Te trajeron un poco de fruta, no es necesario que la comas toda, solo lo que tu estómago aguante―Yoongi se aceró al menor y vio la bandeja, sonriendo.
―Muchas gracias, se ve muy rico todo.
Jimin sonrió y señaló la cama, para que Yoongi pudiera sentarse y comenzar a ayudarlo con la pomada en las heridas.
Yoongi se bajó la parte de arriba de la bata, dejando su torso al aire, mordiéndose el labio en vergüenza cuando escuchó un pequeño jadeo del menor, sabiendo que sus cicatrices no eran precisamente bonitas.
―La pomada está algo fría―advirtió el menor, comenzando a esparcir la pomada con cuidado, sonriendo cuando el alfa se estremeció ligeramente―Te lo dije.
Cuando terminó de colocar la pomada en las áreas que pudo, le tendió el pequeño bote al alfa para que terminara con la tarea, para próximamente comer e ir a ver a Jungkook y Taehyung. Jimin le ayudó a colocarse la pijama de seda negra, sabiendo que era el color favorito de Yoongi para la ropa, por lo que lo pidió especialmente para él.
El olor de Yoongi habían comenzado a salir, ya que el efecto de los supresores había pasado por la noche. Jimin entendía el por qué le gustaba tanto el vino, porque el alfa tenía ese olor tan peculiar. Vino tinto, para ser más específico.
Jimin no había tomado sus supresores tampoco, por lo que su olor a frutos se complementaba con el del mayor.
Ambos comenzaron a comer, Jimin terminándose con su plato de fruta con tranquilidad, en cambio, a Yoongi le costó un poco, pero logró comerse el banano y la pera, siendo el vaso con agua lo que lo hizo sentirse lleno.
Pero tuvo que tomarse el medicamento, por lo que el tomar más agua le causó un poco de náuseas, las cuales pudo contener.
― ¿Ha crecido mucho Jungkook? ―preguntó el alfa intentando disipar lo poco que quedaban de sus náuseas, levantándose de la cama con la bandeja.
―Ahora es como un gorila con cara de bebé, te llevarás una gran sorpresa―dijo con una sonrisa, intentando quitarle la bandeja a Yoongi para que lo llevara, siendo negado.
―Lo llevaré yo, no estoy tan débil―dijo con vergüenza, haciendo que el menor asintiera y le tomara con su mano libre, ambos entrelazando sus dedos para poder salir.
Jamás le había interesado cuando los chismes se formaban en el castillo, ya que sabía que los empleados le debían confidencialidad y privacidad, por lo que poco le importaba el salir por los pasillos con su mano entrelazada con la del mayor.
Fueron a dejar las bandejas a la cocina y las enfermeras les agradecieron, indicando que irían a limpiar la alcoba. Cuando pudieron alejarse fueron a la zona de las alcobas, en donde estaban las habitaciones para huéspedes, en las cuales solían quedarse algunos empleados.
― ¿Entonces le dispararon? ―preguntó con una mueca de preocupación, bufando en molestia cuando Jimin asintió.
―Ha estado en recuperación y ahora está mejor, pero eso es algo que no sale de mi cabeza y por lo que sentía mayor emoción al ver la decapitación de Kwan.
Jimin sonrió cuando vio la puerta de roble que pertenecía a la habitación temporal de la pareja, tocando dos veces para que se enteraran de su llegada.
―Probablemente Jungkook llore, por lo que nos mantendremos un rato aquí―Yoongi asintió con una sonrisa, sorprendiéndose cuando la puerta se abrió de golpe.
Se encontró con la mirada del que parecía ser Jungkook, porque realmente estaba sumamente cambiado, siendo tan musculoso como cinco Yoongis juntos.
―H-Hyung... ―murmuró con sorpresa, sus ojos redondos comenzando a llenarse de lágrimas mientras su labio temblaba ligeramente.
― ¿Me vas a abrazar? ―preguntó mientras soltaba la mano de Jimin para estirar los brazos, riendo con algo de dolor cuando el alfa se lanzó sobre él y lo abrazó, sintiéndose un poquito adolorido―Ten cuidado, vas a quebrarme como un palito de madera si me sigues apretando así.
El menor por un año hizo un puchero mientras aflojaba el agarre, pero no se separó del abrazo.
―Te extrañé mucho, hyung―dijo mientras sorbía la nariz, limpiándose las lágrimas. ―Pensábamos que te habían matado.
Yoongi suspiró ante aquellas palabras, no sabía cómo tomarse aquella información, la cual había escuchado varias veces ya. Pero no podía decir nada al respecto, ya que era comprensible y él mismo se hubiera nombrado como muerto en aquel lugar.
―No te vas a librar tan fácil de mí―sonrió con algo de tristeza, sintiendo sus ojos picar ante las lágrimas.
En ese momento, Taehyung se asomó por la puerta, exhalando con sorpresa al ver a Yoongi ahí parado, ya que le habían comentado al aire lo que había pasado, pero no le habían mencionado quién era el alfa que había regresado.
―Yoongi hyung...
El alfa menor se separó del abrazo, para que su omega pudiera abrazarlo también, ambos con los sentimientos a flor de piel, haciendo que incluso Jimin se sintiera sensible. No quería llorar más, mucho menos frente a sus amigos, por lo que retuvo las lágrimas, solamente haciendo un puchero.
― ¿Podemos entrar a la habitación? Creo que las sirvientas casi se ponen a llorar con las vistas―dijo Jungkook con una sonrisa llena de lágrimas, algo avergonzado por ver a dos sirvientas atentas a sus movimientos.
Jimin miró hacia atrás con las cejas elevadas, por lo que las sirvientas se cubrieron el rostro y salieron corriendo a sus puestos, avergonzadas por ser descubiertas por el rey.
Entraron a la habitación y se acomodaron en la cama matrimonial, Taehyung mostrando el avance que su herida había tenido en esos días, viéndose mucho mejor.
― ¿Cómo llevas la situación? ―preguntó con algo de prudencia el alfa menor, notándose preocupado por el estado físico del mayor.
Yoongi respiró hondo sin querer expresar realmente lo que sentía al respecto de sus años de encierro y maltrato, ya que no quería que la situación se entristeciera, tampoco es como si quisiera recordar.
―Lo llevo lo mejor que puedo, estar aquí es un alivio―dijo con una sonrisa un poco falsa, pero siendo suficiente para que los demás se encontraran conformes con su respuesta.
Todos menos Jimin, ya que notaba la falsedad en sus palabras, pero no confrontándolo frente a sus amigos, porque no era correcto.
Hablaron un poco más de tiempo sobre la dieta y medicamentos que Yoongi consumiría en un tiempo, los planes que tenía para ver a su familia cuando se encontrara un poco mejor, haciendo que todos aceptaran la idea.
Pero Jimin no podía dejar de pensar en que las cosas se veían tan fáciles, tan tranquilas, como si realmente lo que había pasado con Yoongi durante esos cinco años no hubiera significado nada.
Nadie podía mantenerse tan tranquilo después de tanto tiempo de sufrimiento, lejos de sus seres queridos y su hogar, obligado a pertenecer y hacer cosas que él jamás hubiera hecho por su cuenta, mucho menos por el reino contrario.
Por lo que su preocupación se mantuvo presente durante toda la plática, pensando en quién podría ayudarle realmente a curarse.
Pero aquello era algo que debían hablar en la intimidad, algo entre ellos dos que debía resolverse en otros ámbitos, fuera de la amistad y el amor que ambos sentían entre ambos.
Su regreso no implicaba que todo estaba solucionado, que ambos podrían unirse y comenzar una relación amorosa como lo habían deseado cuando eran más pequeños. Porque para poder manejar relaciones sociales, se requería de salud mental y definitivamente ninguno lo tenía.
Tenía que encargarse de su reino y mantener su perfil de omega rey duro que había formado, por lo que no se consideraba la persona adecuada para ayudarlo en profundidad.
¡Nos leemos prontooooo!✨
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