4. Mingi
Vio llegar al barco luchando contra la brisa nocturna; desde su lugar en el puerto el navío parecía vacío y sin rumbo. Era un bergantín enorme pero de él sólo descendió un hombre; lo observó hacer sin ayuda el trabajo que normalmente harían tres, sus ojos se achicaron aún más mientras presenciaba la escena. Una nave, un solo hombre; algo debía haberles pasado.
Continuó sentado esperando a que sucediera algo interesante, pero el único hombre que había bajado volvió a subir y ahora nada parecía moverse. El agua comenzó a agitarse en la orilla prediciendo que las lluvias de junio estaban arrasando algún punto cercano en alta mar, aquel barco era afortunado al anclar en puerto antes que la primera gota tocara tierra. Dirigió su mirada a lo alto, justo a las velas de la nave, comprendiendo el porqué de su rumbo errático: Múltiples agujeros se esparcían por varias de ellas. Vio al hombre caminar sobre la cubierta seguido de otros dos, aún quedaban tripulantes vivos. Sea quien sea que había atacado al navío no pudo llevárselo.
Dió un suspiro; estaba aburrido y las mujeres del puerto en ese momento no se sentían tan divertidas. Dejó a sus ojos bailar de un lado a otro siguiendo las sombras que se movían por la cubierta; así continuó durante un largo rato hasta que el movimiento paró. Con calma estiró el cuerpo y se levantó para dirigirse a otro lado, dio pasos despreocupados que lo llevaban al bar. Ya el bergantín no se veía tan interesante como al principio.
Cómo siempre que abría la puerta del bar varias de las camareras se ofrecieron para atenderlo, pero esta vez negó los servicios de las dos mujeres que se acercaron; tenía demasiadas cosas en que pensar. Tomó asiento en la mesa más lejana y sólo pidió un trago de ron. La chica que le sirvió la bebida intentó convencerlo para pagar por un poco de amor, de igual forma él dijo que no.
Todos en el lugar reían y cantaban pero él no compartía el mismo sentimiento de algarabía. Algo apretó fuerte su garganta por lo que tomó de su vaso para alejar la sensación, quizás debía aceptar la compañía femenina. Con los ojos amenazando con desbordarse observó la silla que reposaba frente a él; tal vez tenía que haber pensado más las cosas.
Un joven se acercó a su mesa arrastrando los pies a paso cansado. Llevaba la ropa sucia y la camisa carecía de los dos primeros botones. Sin preguntar tomó asiento en la silla que él había estado mirando; frunció el ceño con fastidio, no quería que nadie le molestara.
El joven solo pidió algo de agua y preguntó a la camarera si conocía a alguien que le ayudara con un enfermo. Era extraño entrar a un bar y pedir solo agua, pero sabía bien que había muchos tipos de gente en el mundo. La chica volvió luego de un rato con la promesa de que podía conseguir a alguien que ayudara al joven, pero debía escribirle una carta ya que vivía en un pueblo vecino.
ㅡ He escuchado muchas cosas, pero es la primera vez que oigo a alguien pedir agua en un bar ㅡ Tomó del vaso, el alcohol le quemó ligeramente la garganta ㅡPagar por un vaso de agua es como dar cinco de plata solo por un beso.
ㅡ Deje que me recupere un poco, amigo ㅡ Sonrió el joven ㅡ Acabo de terminar la peor jornada que alguien podría tener, algo de agua me ayudara a refrescarme la cabeza ㅡ Dio un largo trago suspirando luego con alivio.
ㅡ Deje que le invite algo de ron ㅡHabló al ver su vaso más vacío de lo que esperaba ㅡ Y brindamos por las jornadas malas, los amigos y cualquier mierda que nós ayude a sentirnos mejor ㅡ Metió la mano en su bolsillo tocando las monedas sin hacerlas sonar; sí, aún podía desperdiciar algo de dinero.
Dió un silbido haciendo que la camarera llegara casi corriendo a la mesa, la chica quizás esperaba que contrataran sus servicios. Le regaló una sonrisa mientras pedía una ronda para ambos, las mejillas de la muchacha se sonrojaron pero aún así tomó el pedido sin perder la compostura.
ㅡ¿Qué tal ha estado su jornada? ㅡPreguntó el muchacho rascándose la pequeña nariz que adornaba su rostro ㅡPor lo que veo le fue bien, pagar el trago de un extraño no es algo que se hace cuando el viaje ha sido un fracaso ㅡ La camarera dejó los vasos y él le entregó un asentimiento de cabeza ㅡ ¿Cuál es su nombre? Me sentiría más cómodo sí pudiera dejar de tratarlo de "usted"
ㅡ Mingi, Song Mingi ㅡ habló antes de tomar un trago ㅡ ¿Solo en eso se basa para decir que mi jornada ha sido exitosa?
El chico frente a Mingi abrió los ojos con sorpresa al escuchar el nombre, sin embargo no era exactamente la persona de quien había escuchado hablar…o al menos no lucía la misma fuerza con la que su imagen era relatada. Mingi sonrió con soberbia al notar la expresión del que tenía enfrente, retomando ante los ojos del muchacho la imagen que se había creado de él.
No era la primera vez veía a Mingi; tenía la impresión de haberlo encontrado un par de veces en uno que otro puerto.Y es que era imposible que ese chico pasara desapercibido; no solo era la forma en la que entraba al lugar sino también las ropas que llevaba, incluso como hablaban de él las prostitutas de los puertos.
ㅡ Eres el Segundo al mando en el Valkyrie ¿Cierto? ㅡ El chico sentado frente a Mingi pareció ver una luz al final del túnel.
Si, Song Mingi era el segundo al mando en el Valkyrie. "Era" porque ya no volvería a ocupar ese puesto en aquella nave ni en ninguna otra; era una responsabilidad muy grande y él tenía miedo de volver a fallar.
ㅡTe equivocas ㅡ Tomó otro trago para luego seguir hablando con algo de pesar ㅡ Yo "fui" el segundo al mando del Valkyrie.
El más bajo observó a Mingi con curiosidad impresa en sus ojos suspicaces. El Valkyrie era un buen navío, se decía mucho de sus tripulantes, e incluso a sus oídos habían llegado historias de atracos que de no ser por la velocidad de pensamiento del tal Mingi habrían sido una tragedia.
ㅡSoy Kim Hongjoong hijo del cap...ㅡEl chico dudó por escasos segundos y luego continúo hablando con la misma seguridad con la que había comenzado la frase ㅡSoy en capitán del Illusion ㅡAfirmó enderezando su cuerpo ㅡYa que estas fuera del Valkyrie, Te ofrezco formar parte de mi tripulación ㅡ El chico dio un trago a su bebida y arrugó un poco la nariz tan delicada que adornaba sus facciones.
ㅡNo, gracias por la oferta ㅡCon algo de molestia el alto se levantó de la mesa ㅡEstoy mejor ahora que me encuentro en tierra ㅡDejó un par de monedas al lado del trago de su acompañante, sus miradas se cruzaron pero Mingi siguió su camino hasta volver al puerto.
¿Estaba mintiendo?... Quizás un poco. Pero gran parte de aquella última frase era cierta: Estaba mejor en tierra. Si bien tenía la fama de ser la cabeza detrás de los grandes atracos del Valkyrie, también había sido el culpable del hundimiento de la nave. La imagen parecía grabada en sus pupilas, al igual que el sonido de los cañones y el golpe de las balas contra el casco. No era justo para nadie de los que allí se encontraban, él había cometido un error que no solo se cobró la embarcación, sino que junto con el Valkyrie se fueron algunas vidas.
Era un plan increíble. Un barco a medio naufragar, cargado con sal del medio oriente y telas de la india ¡Habían encontrado un tesoro!. Su propia avaricia y hambre de reconocimiento lo habían cegado, incluso cuando el capitán le pidió esperar un par de días para estudiar un poco el comportamiento de la nave.
Era una presa jugosa a la vista; el chisme le había llegado de una prostituta con la que se había acostado antes de partir de Manila. El barco había zarpado en mal estado y estaba considerablemente retrasado con respecto a la flota portuguesa a la que pertenecía.
Le había faltado precaución y un poco de cabeza fría. Aquel barco superaba en tamaño y armamento al Valkyrie, pero su confianza infinita en el poder de la tripulación y en la fuerza de su capitán lo habían llevado a lanzarse a ciegas. Él no había visto el barco sino hasta el día del ataque, allí supo que su plan minuciosamente trazado se iría a la mierda... Pero se dió cuenta cuando era demasiado tarde para retroceder. Ahora (gracias a un descuido propio de un tonto) estaba barado en devuelta en Manila, con un par de monedas en el bolsillo y una mala reputación que cargar.
Sus pies lo llevaron hasta la playa donde se echó sobre la arena fría, la brisa salada le golpeó la cara y las olas lo relajaban al punto de que si cerraba los ojos caería dormido enseguida. Sonrió con pesar; si su vida de marino se había hundido junto con él Valkyrie entonces su felicidad también.
Amaba el mar tanto como a las mujeres; adoraba divisar a lo lejos los puertos con su muelle lleno de barcos, y la corriente de vida que le daba el estar en medio de un atraco. Todo eso le sumaba a su sonrisa y le avivaba el corazón.Cerró los ojos para imaginar que estaba en la cubierta de su nave, acompañado por Young Jo; podía escuchar claramente como su risa se filtraba sobre las olas. Era una lástima que nunca más pudiera volver a aquéllos momentos junto a su amigo de la infancia. Suspiró ante la idea de que su compañero jamás permitió a sus tripulantes llamarlo capitán, incluso prefería que le dijeran Ranv en lugar de usar su nombre. Pero ahora Young Jo estaba muerto y todo era su culpa.
Abrió los ojos sobresaltado al sentirse observado. Cuando las imágenes comenzaron a tomar forma ante él se encontró con unos ojos brillantes y llenos de esperanza; era extraño ver a aquel muchacho mirarlo como si él fuera una luz en medio del camino, cuando en realidad Mingi sentía que se estaba apagando. Los grandes ojos parpadeaban a centímetros de él, dejando ver un poco el trabajar de la mente que se guardaba tras la cara que había conocido hacía menos de una hora en el bar.
ㅡ Tú levantarás tu trasero, subirás a mi barco y me ayudarás a recuperar mi tesoro ㅡ El capitán Hongjoong pronunció aquellas palabras como si comandara a su tripulación, haciendo a Mingi gruñir con molestia. Él nunca había recibido órdenes de nadie y aquél chico no era su capitán.
ㅡ Eso es muy avaricioso de tu parte ㅡSe dió la vuelta en la arena dándole la espalda a los grandes ojos de Hongjoong ㅡTienes solo dos hombres a tu disposición y un barco que apenas flota. Si piensas robar un tesoro lamento decirte que llevas las de perder ㅡCerró los ojos y se propuso dormir.
El tal Hongjoong no se movió ante su negativa, de hecho aquello pareció llenarle de una convicción que hasta el momento Mingi jamás había visto. El chico encontró en Mingi todo el potencial que estaba buscando; él no le había dicho en qué condiciones había llegado al puerto, sin embargo el más alto tuvo buen ojo para notar que el único barco extraño en aquella costa era el suyo y se había detenido a estudiar el comportamiento de su llegada.
ㅡ Te equivocas ㅡHabló el más bajo rodeando el cuerpo de Mingi para quedar frente a él ㅡTengo tres hombres y no estoy dispuesto a dejar morir a uno de ellos.
Mingi abrió los ojos para encontrarse de nuevo con el chico, pero esta vez su mirada se enturbiaba con preocupación. Respiró profundo y aceptó; Después de todo él también era un hombre de mar, sabía lo difícil que era perder a un hombre sabiendo que pudiste ayudarle.
Hongjoong lo guió hasta su nave; un bergantín mediano a medio morir, con las velas destrozadas y agujeros de bala en el casco; No solo se veía deplorable por fuera, sino también adentro. En la zona inferior todo estaba revuelto; restos de especias, hojas de té, sal, azúcar y arroz se esparcian por todo el suelo. Los barriles que en algún momento estuvieron llenos de agua potable y ron, ahora se encontraban vacíos o destrozados. Mingi dió un silbido impresionado por semejante desastre, sin duda los habían saqueado.
Lo peor vino cuando se fijó mejor en el suelo que pisaba, gotas rojas ya secas se diseminaban por todas partes; elevó su mirada hasta la madera que se extendía sobre su cabeza encontrando lo que buscaba: manchas más grandes se marcaban denotando filtraciones que, si bien en algún dejaron pasar agua, en la última jornada habían filtrado sangre.
Mientras más detallaba más Turbio se volvía todo. El olor del lugar era tapado por la sal de la brisa, pero sin duda en el aire estaba impreso el aroma propio de los barcos que han seguido su rumbo con sus tripulantes ya muertos, hasta que eran lanzados al mar por los marinos que quedaban. El silencio era espeso como si la tragedia aún llorara entre las uniones de la madera, y aquel chico que se hacía llamar capitán tenía pintada en la cara la misma aura del barco.
ㅡ¿Sabes donde puedo conseguir un doctor? ㅡSoltó Hongjoong rompiendo la burbuja que los envolvía.
ㅡHe ayudado a salvar vidas usando solo agua y ron, puedo considerarme como uno ㅡMingi enderezó su espalda sonriendo orgulloso de su mal chiste contado en un mal momento.
El capitán, preso de urgencia por salvar a su compañero, aceptó sin dudar lo que Mingi le ofrecía. Cubrieron con paso acelerado la distancia que los separaba del área de los camarotes e irrumpieron en el primero sin tener la decencia de tocar.
ㅡ ¿Cómo está? ¡Dime todo con detalle! ㅡHongjoong se dirigió al chico que exprimía un trapo sangriento en un balde de agua sucia. ㅡ ¿Crees que muera? ㅡSu voz dejó de ser firme al pararse junto a la cama del herido.
ㅡ ¡¿Qué haces?! ¡Se va a infectar! ㅡMingi tomó con brusquedad el trapo que el muchacho estaba apunto de colocar sobre una de las lesiones del herido.
El muchacho dio espacio a Mingi para que revisara a su compañero. El chico estaba pálido pero aún conservaba rastros de lo que podía ser rubor debido a la fiebre; para Mingi aquella fue una buena señal. Sin perder tiempo pidió al capitán que volviera al pueblo y trajera un poco de agua limpia, mientras tanto con ayuda comenzaba a desvestir al tripulante para ver mejor las heridas.
El chico era tan alto como él y se les hacía difícil maniobrar para deshacerse de las prendas, pero una vez lo hicieron mingi pudo ver que tan grave era la situación. Balas, múltiples balas se incrustaban en sus muslos, pecho y brazos. Los proyectiles parecían haber sido disparados a larga distancia puesto que no habían llegado a atravesarlo por completo. El chico estaba vivo, eso era el mejor de los indicios.
ㅡ¿Cómo te llamas, compañero? ㅡHabló Mingi asustado de que aquel hombre se desvaneciera y él no supiera cómo llamarlo de vuelta ㅡNo te vayas todavía, voy a ayudarte! ㅡAseguró viendo reflejado rostro de sus compañeros caídos por su culpa.
ㅡYunho ㅡSusurró entre la fiebre y el dolor ㅡNo se preocupe doctor, He sobrevivido a cosas peores. Soy un hombre con suerte ㅡLos ojos vidriosos se posaron en Mingi buscando ayuda. Una ayuda que él no le podía dar en su totalidad; Mingi lamentablemente no era doctor.
Pidió a los otros dos hombres que le consiguieran un poco de vinagre; pero en aquel barco destrozado no había ni siquiera agua fresca, mucho menos aquel ingrediente de cocina. Suspiro asustado por ver irse otra vida delante de él; se sentía incapaz de hacer algo. Por suerte el capitán volvió con el agua y cosas que él pensó que serían necesarias; sin duda un hombre precavido. Había traído consigo, no solo hilo y la aguja, sino también vinagre para curar las heridas.
Mingi se puso manos a la obra haciendo uso del escaso conocimiento que tenía. Dejó a un lado las cosas que servían para suturar pues no entendía cómo usarlas, en cambio se hizo con el agua para retirar la mugre del cuerpo de Yunho y vertió vinagre en donde las balas aún sobresalían.
No era el mejor y mucho menos sabía lo que estaba haciendo, sin embargo en el Valkyrie había ayudado múltiples veces a Xion en situaciones parecidas; se saboreaba como una mentira el hecho de que él también estuviera muerto. había sobrevivido a tanto; incluso a cuando fue tomado como rehén de un barco corsario. Suspiro recordando al Xion, un tipejo desgraciado que pudo haber sido un buen doctor pero se apostó la vida con la gente equivocada.
Todos respiraron un poco más tranquilos al finalizar aquella hora eterna, donde Mingi con brusca parsimonia había hecho de salvavidas. Sin embargo, Yunho no estaba Fuera de peligro; la gangrena era el verdadero problema, las balas no habían sido mortales pero un herida infectada había matado a cientos de hombres en los siete mares. Además, los pequeños objetos de metal seguían dentro de Yunho; podría sobrevivir la noche, pero no sabían cuanto más podían mantenerlo respirando.
ㅡOjalá la fiebre baje ㅡRespiró Mingi con pesar observando al capitán,quien a su vez le devolvía la mirada de forma inquisitiva ㅡAlgo de buena comida y ron le vendría bien. ㅡMingi se dirigió a la puerta haciendo señas para que dejaran descansar a Yunho ㅡSobre todo ron, es bueno para curar las infecciones.
Salieron de aquella habitación olorosa a sangre y sal, para tomar asiento en el comedor. Tanto Mingi como los otros hombres suspiraron aliviados pero no por completo, aún faltaba conseguir más ayuda para Yunho.
ㅡ¡San! ¡Jongho! ㅡAlertó el capitán ㅡRevisen bajo las camas y busquen algo de Ron ㅡ De inmediato ambos tripulantes dejaron lo que hacían para seguir la orden del capitán ㅡNo pueden habernos robado hasta la última botella ㅡMurmuró de forma que sus palabras salieron como un rugido bajo.
Con esa mínima cantidad de información Mingi comenzó a trazarse una idea de lo que había pasado. Sin duda aquel barco salió apenas vivo de un atraco, posiblemente corsario (aunque Mingi no conocía la ruta que estaba siguiendo). Los habían saqueado y el sobreviviente de mayor jerarquía tomó el mando por el bien de quienes aún estaban en pie; era obvio que el muchacho que tenía enfrente era demasiado joven como para escapar él solo de un ataque como el que parecía haber acontecido.
ㅡ¿Se puede saber qué pasó? ㅡMingi trató de ahondar un poco en la razón de porque había sido llamado a un barco a medio morir ㅡ¿Que te hizo perder toda una tripulación?
ㅡIngleses ㅡpronunció con simpleza Hongjoong pero con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas ㅡ¿Has navegado en aguas intercontinentales? ¿Has vivido en carne propia como es el mar fuera de Asia? ㅡMingi asintió con la cabeza conocedor de los estragos que hacían los europeos cuando se adueñaban de una embarcación.
Un silencio profundo se instaló entre ellos, segundos en los que Mingi intentaba ver más allá de la máscara que parecía cubrir a aquel muchacho pequeñito que tenía frente a él. Hongjoong parecía sereno, pero Mingi fácilmente podía verse a sí mismo reflejado en la tristeza contenida por Hongjoong. Perdido, solo, sin alguien que le sirviera de apoyo para soportar la tormenta... Si, dos barcos y la misma tragedia; pero Hongjoong aún mantenía una mínima parte de la tripulación, una pequeña estela de esperanza para no dejarse hundir y afrontar la realidad en nombre de proteger lo que le quedaba.
ㅡLa tripulación tuvo que volver cuando mi padre logró separar las cadenas que nos mantenían unidos a aquella fragata ㅡHongjoong Observó sus manos como si no pudiera creer que el timón y la nave ahora fueran su responsabilidad ㅡMe pidió retirarme con los pocos que quedamos... Ni siquiera me nombró capitán ㅡSus ojos se cristalizaron al recordar cómo su padre y algunos hombres se sacrificaban por los pocos que lograron volver a Illusion ㅡVolví para cumplir mi promesa.
Mingi asintió con la cabeza en señal de que quería escuchar más. Estaba impresionado por el temple de Hongjoong; tan joven y destrozado, pero aún así había logrado comandar la nave y salvar a unos pocos... Algo que él mismo (con toda su experiencia) no había podido lograr.
ㅡ¿Por qué una barco pirata dejaría ir a una nave a la cual puede hundir? ㅡSe preguntó Mingi en voz alta sin esperar realmente una respuesta.
ㅡPorque no eran piratas ㅡExplicó Hongjoong escupiendo las palabras con rabia ㅡJames Abercromby es un general inglés, un maldito que destruye vidas para forrarse en oro ㅡSu mandíbula se tensó ㅡComo puedes ver, no solo nos saquearon, sino que nós masacraron y se llevaron mi tesoro ㅡLlevó la mano a su cuello como si algo le faltara y su otra mano se volvió un puño ㅡVolví aquí para cumplir una promesa, realmente pensé que moriría sin poder ver a mamá una última vez... Sobre todo luego de... De que se llevaran su relicario.
Mingi rodó los ojos por aquella declaración final; pasó de ver a Hongjoong como un tipo de temple a considerarlo un cursi sin remedio. Pero había que darle el mérito que se merecía, había llegado solo a Manila, con nada más que dos hombres en malas condiciones y un tripulante que a duras penas sobreviviría una noche más.
ㅡPor eso quiero tu ayuda ㅡDe repente la voz Hongjoong se llenó de la fuerza que hacía unos minutos se le había escapado ㅡCuando llegué aquí mamá ya había muerto y no pude cumplir mi promesa de verla cuando volviera a tocar tierra ㅡ Su labio tembló ligeramente pero no dejó que eso le quitara la llama que ardía en sus ojos ㅡEse maldito dejó mi mar sin olas y acabó con mis peces
Mingi de nuevo rodó los ojos al escuchar la forma en la que Hongjoong hablaba; esa fue la primera de muchas metáforas sobre el mar que escucharía salir de la boca de Hongjoong. Sin embargo le dió toda su atención consciente de que el viento le había puesto justo al frente lo que más deseaba: volver al mar y un barco para llamar hogar.
ㅡVoy a destripar a Abercromby como a las sardinas ㅡ Hizo la seña de abrir un pesado con un cuchillo, sus ojos brillaron con malicia oscura y cierta satisfacción ㅡPero no puedo solo. Por eso estás aquí, Tú vas a abordar mi barco y sacarme victorioso de esto así como lo has hecho con el Valkyrie ㅡAquello fue una orden y no una oferta.
Mingi aceptó de inmediato con la condición de que jamás le llamaría capitán pues ese título sólo pertenecía al viejo amigo que comandaba el Valkyrie. Realmente no tenía necesidad de ayudar a Hongjoong con su venganza, pero en el fondo veía en aquella tripulación moribunda la oportunidad de lavar la culpa que lo embargaba por la muerte de sus compañeros.
Sin decir más el capitán se levantó de la silla anunciando que pasaría la noche en puerto para buscar ayuda, y dejó a Mingi a cargo de la tripulación a pesar de que no había mucho que hacer. Con diligencia y haciendo lo posible por llenar los zapatos que le habían dado, vigiló de Yunho toda la noche hasta que el sol salió anunciando que el tripulante vería un día más.
El capitán volvió junto con el cantar de las gaviotas trayendo consigo la ayuda prometida. Había regresado acompañado de un joven que entró perfectamente vestido, anunciando que se llamaba Seonghwa y venía a cocinar. Mingi supo de inmeditado que aquel no era un hombre de mar; sin embargo Hongjoong había dicho que confiara en él y así lo hizo.
Al final, el tal Seonghwa resultó ser útil. A pesar de no ser médico se ofreció para toscamente retirar las balas del cuerpo de Yunho. haciendo uso de una navaja de afeitar y sus propios dedos, Sacó cada uno de los proyectiles siendo consciente de que, aunque fuera delicado, el dolor sería inevitable. llenaron a yunho con el poco alcohol que quedaba, completando así aquella brusca operación que fue rematada con puntos que torpemente cerraban los agujeros.
Mingi suspiro de alivio al ver que no había hecho nada en vano al tratar de mantener vivo a Yunho aquella noche, y recibió una palmada en la espalda por parte de Hongjoong. Se permitió unos segundos apreciar la profunda tranquilidad que bañaba al capitán al abrazar a cada uno de sus compañeros, y agradecer sinceramente a quienes eran nuevos en el barco; entonces comprendió que ya no era ajeno a aquellas paredes de madera bañadas de tristeza, y que de cierta forma le debía la vida a Hongjoong por haberle devuelto la esperanza. Así que, cerró los ojos jurando a sus compañeros muertos que cumpliría con la misión del illusion, y que saldría victorioso de aquella descabellada idea que crecía en la cabecita de Hongjoong. Movería esa flota de solo 6 hombres, haría de Seonghwa un Verdadero pirata y pelearía mano a mano con Hongjoong para recuperar su tesoro.
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