05

— No sé de qué me hablas.

— Vamos JiMin. Yo te amo. Te he amado todo este tiempo. Eres tan perfecto. Como un ángel.

— P-por favor, vete.

— No puedo irme JiMin. Necesito protegerte de todo.

El pelirrosa temblaba cual gelatina. El cuerpo del contrario casi lo aplastaba y sus labios se juntaron en un frío beso. No grata fue la sorpresa al ver que su cuerpo reaccionaba al beso positivamente. Las manos del azabache acariciando su piel despacio y con cuidado, como si fuera a romperse. Cuando el beso fue cortado se oyó gemir en desaprobación.

— Sé mío.

Su cuerpo actuaba por sí solo. No tenía consciencia. De un momento a otro se vio tumbado en el sofá con el cuerpo ya semidesnudo del contrario sobre el suyo. Las caricias regresaron, los pequeños besos por la piel de su cuello, la ropa comenzó a sobrar y quedarse tirada en el suelo. Estaba loco. Un espíritu había tomado su viejo cuerpo para... ¿para qué? ¿Protegerle? ¿Pero de qué o quién? Sin embargo, su cuerpo no quería parar. Quería seguir sintiendo aquel cariño del azabache, esas palabras susurradas en su oído y sus manos preparándole.

Demonios. ¿Esto se podría considerar necrofilia?

Dejó su mente en blanco. Disfrutaría de aquello tal y como su cuerpo ansiaba. El dolor se hizo presente cuando JungKook se enterró en él de una sola estocada, aún habiéndole preparado mientras le distraía con besos efímeros.  Se quejó audiblemente, pero un boca capturó la suya, moviéndose sobre sus labios al compás de las embestidas. El dolor se mezclaba con el calor del placer y el frío de cuerpo contrario.  Los minutos pasaban y JungKook seguía arremetiendo en su interior llevándole a la cima, haciéndole tocar el mismísimo cielo con tan potente orgasmo.

Se sintió cansado y pudo ver la sonrisa del azabache entre sus pestañas. Una sonrisa de conejo.

Había tenido sexo con un desconocido, bueno con un espíritu, más exactamente con uno apoderándose de su antiguo cuerpo.

Su cabeza daba vueltas. Volvió a notar los labios contrarios sobre los suyos. Entonces pasó. Millones de escenas vinieron con ese beso. Un lindo azabache jugando con él en el parque, empujándole en el columpio. Una noticia de un atropello en su ciudad. Unos susurros en las noches junto a unas frías caricias. Una presencia cercana siempre.

Cuando dejó de notar los labios del azabache, parpadeó en su dirección.

— Mi Minie. 

—JungKook.

Seguía siendo extraño todo aquello, pero por raro que pareciera se sentía bien. Lo hacía porque todas aquella veces en las que por las noches alguien le acariciaba y cantaba eran reales. Era JungKook. Porque aquella sensación de sentirse protegido cuando caminaba casi de noche de vuelta a casa era JungKook.

Siempre había sido él.



— El cuerpo fue encontrado por la señora Park cuando regresó a su casa. Park JiMin parecía dormido en el sofá, pero al ver que tras largas horas no despertaba, la mujer se acercó para despertarle, pudiendo así saber que estaba muerto. Se desconocen las causas de sus muerte. Este hecho creen puede estar relacionado con el cuerpo desaparecido de Jeon JungKook, pues ambos tenían escrito la palabra OUIJA en la nuca. Se ruega a todos los menores que no jueguen al ya bastante conocido juego para evitar males mayores...


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