04
Ninguno de los tres recordaba algo de aquella noche. Lo atribuyeron a las botella vacías de alcohol que habían encontrado en la cocina y pasillo. Aún no habían dado con la o las personas que habían desenterrado el cuerpo de un muchacho en el cementerio. Esto molestaba al pelirrosa, pues en su clase no dejaban de comentarlo. Le causaba escalofríos.
Habían acabado con la clase de filosofía. Todos respiraron relajados y se apresuraron en salir de la sala.
Pero si en cinco minutos viene el siguiente profesor... pensó Park.
Él se quedó sentado en su sitio, esperando al siguiente profesor mientras sacaba los libros correspondientes.
Entonces ocurrió.
El sonido de una silla siendo arrastrada fue captado por sus oídos y cuando giró a mirar, la silla de su compañero estaba demasiado atrás, no como había sido dejada antes. Observó toda la sala, nadie había salido o entrado.
¿Se había movido la silla sola?
El corazón se le aceleró. No era la primera vez que algo extraño le pasaba. Hacía un par de semanas, mientras estaba comiendo solo en la cocina, un ruido extraño se hizo escuchar. ¿Lo raro? Identificó que provenía del fregadero, pero el sonido había sido como el de una melodía. Incluso se atrevía a decir que aquello había sonado parecido a aquellas melodías que se lograban con copas vacías, medio llenas y llenas de agua mientras se tocaba el borde de éstas. *Video*
Intentó relajarse. Seguro era cosa del estrés por los exámenes que se acercaban.
Por fin había acabado aquel día. Volvía a su casa mientras nevaba ligeramente, los copos haciéndole cosquillas en la nariz. El frío había provocado que ésta estuviera roja. Sus pasos no eran apresurados, pero cuando pasó por delante del cementerio aceleró. Siempre lo hacía. Los escalofríos no cesaban cuando se hablaba del cuerpo desaparecido o cuando pasaba por el cementerio. No sabía la razón, pero tampoco se pararía en averiguarlo.
Ya en su cálida casa, su madre se despidió con un beso, debía ir al hospital parar el turno de tarde. Su padre estaba de viaje de negocios, por lo que estaría solo toda la noche.
Realizó los deberes rápidamente y jugó una partidas con Tae al OverWatch. Cuando quiso darse cuenta ya era bastante tarde. bajó la escaleras y se preparó la cena. Se sentó con su plato de ramen frente al televisor.
— No existen noticias sobre el ladrón del cuerpo del muchacho y aún se desconocen las causas. Jeon JungKook de diecinueve años falleció hace siete años cuando un camión lo atropelló. Sus abuelos fallecieron en el transcurso de los siguientes tres años y se conoce que sus padres fallecieron cuando el joven era un bebé. Las autoridades no tienen por ahora a ningún sospechoso. Las pistas hasta ahora son nulas y no se sabe con certeza el futuro de dicho caso...
— ¿JungKook?
Aquel nombre resonaba en su mente. Se le hacía conocido, pero no sabía de qué. No recordaba tener un compañero con ese nombre, ni ningún vecino. ¿Entonces de qué le sonaba?
La televisión se apagó abruptamente.
— ¿Se fue la luz?
Comprobó que había electricidad en la casa, pues encendió la luz del salón. Un grito se escapó de sus labios. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y saltó del susto. Allí había un chico, apoyado en el respaldo del sofá, observándole.
— Hola, JiMin.
— ¿Qu-quién eres? ¿Cómo...?
— No te preocupes por eso —dijo aproximándose— No tiembles. No te haré daño.
Su cuerpo chocó contra la pared y se vio apresado entre ésta y el cuerpo del contrario.
— Deberías dejar de asustarte al verme. Aunque cuando tiemblas te ves como un cachorro y es tierno. — sonrió.
— No tengo nada de valor.
— No vengo a robar. Solo quiero estar contigo. No me has puesto las cosas fáciles.
— ¿Eh? —sus frentes estaban ahora juntas— Estás helado.
— Es lógico. Estoy muerto.
— ¡¿Muerto?!
Su cabeza dolía. Recuerdos de la noche de Halloween le asaltaron así como las manos del azabache toqueteaban la piel de su cintura.
— Estabas tan asustado aquella vez... Tus amigos eran muy ruidosos y le dejé inconscientes. Quise besarte y lo hice, pero tu mente no aguantó la magnitud de los acontecimientos. Diablos. Estabas en un profundo sueño. Os acomodé en las camas y después me fui.
— Tú robaste el cuerpo.
— No lo llames robar. Al final, fue mi cuerpo cuando estaba vivo.
— ¿Qué quieres de mí?
—Te quiero a ti —acarició sus mejillas. El tacto frío hizo estremecer al pelirrosa— Cuando te vi por primera vez tenías... ¿10 años? Durante 4 años, te vi ir al colegio. Pasabas todos los días por delante de mi casa e ibas al parque que hay cerca. No lo recordarás, pero jugamos juntos algunas veces. Luego, cuando me atropellaron creí que era el final, pero entonces mi alma se despojó de mi cuerpo. Vi todo y al principio no entendí nada. Después de saber que mi alma seguía atada aquí, te vigilé. Lo creas o no te he librado de exámenes, matones, violadores y muchas otras cosas.
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