El Pozo

OUDE MAGIE (Magia Ancestral)

Autora: Clumsykitty

Fandom: DC/Marvel AU

Parejas: Stony, Superbat, Cherik, Winterlord, Halbarry, entre otras.

Derechos: pues a escribir sobre cosas que no me pertenecen.

Advertencias: esta historia es extraña como su creadora, angustiosa, cruel y salvajosa. La receta de siempre en un mundo inspirado por The Witcher. Avisados están.

Gracias por leerme.


***


El pozo.

"Puede ser que sea yo la ocasión en la vida que nadie te dio, y más aún, yo seré la certeza que requieres tú."
Laura Pausini.



—Oh, qué tenemos aquí. Tantos visitantes, tantos rostros nuevos que pueden ser viejos para cuando haya terminado de decir esto —sonrió el Príncipe de la Eterna Sonrisa, acercándose a Loki— Me parece que es hora de aclarar algunos malos entendidos, ¿no te parece, mi dulce Naga?

—¡Niños! —gritó Harley, enviando sus hienas al monstruo.

Dzor miró atónito cómo Loki prefirió recibir las crueles mordidas de las enormes hienas en su cola antes que exponer al peligro a Bruce. El Inquisidor rugió, corriendo para intentar degollar esos animales, pero unos guerreros con máscaras de rostros deformes sonriendo cayeron de los techos para rodearles. El Príncipe ondeó su palanca en el aire con los ojos clavados en el protegido del Naga, quien apenas si podía mirar algo por la fuerza con la que Loki lo estrujó contra su pecho, aterrado de que algo le hicieran que no sentía el dolor de los ataques. Barthy jadeó, quitándose su capa y entrando a la pelea, igual que Dzor.

—E-Están... —Bruce trató de separarse— Lastimándote...

—No te muevas, no te muevas.

—¿Qué tanto proteges con sumo recelo, mi Naga? —el Príncipe sacó un frasco de lleno de fuego helado que hizo estremecer a Loki.

—¡NO TE ATREVAS A PONERLE TUS ASQUEROSAS MANOS ENCIMA!

—Vaya, un Inquisidor atacando a un príncipe como yo. ¿Qué no eso sería considerado alta traición?

Se carcajeó, usando un hechizo que lo hizo saltar en el aire, evadiendo el martillo de Dzor y clavando la filosa punta de su palanca en el hombro del Naga quien gimió adolorido, sin soltar a Bruce el cual ya estaba desesperado por ayudar. Los petirrojos volaron alrededor, dando de picotazos al Príncipe quien maldijo, empujándolos al caer de vuelta en el suelo. Loki aprovechó para lanzar dagas de hielo que acabaron con algunos de los Bufones, levantando una mano a tiempo para detener a una hiena que intentó alcanzar al joven híbrido, cuyos ojos se abrieron de par en par al ver cómo sangraba por las heridas.

—¡Basta!

Los Bufones salieron volando al paso de Bartholomew, quien empujó a Harley hasta enviarla tiendas más lejos donde cayó con un chillido. El Príncipe entrecerró sus ojos, chasqueando su lengua con un dedo moviéndose de un lado a otro como negando. Una explosión detrás también lo envió lejos, una burbuja de energía verde que envolvió al Naga, quitándole de encima las hienas que aullaron al ser quemadas por la magia de Hal-reld.

—¡Deben venir conmigo! ¡Tenemos que escapar!

—¡Tú...! —Loki siseó, agitando su cola.

—¡Por favor! —Bruce tiró de sus hombros para llamar su atención— Va a ayudarnos, no es enemigo.

—¡NO IRÁN A NINGÚN LADO! —el Príncipe regresó, lanzando esferas que estallaron alrededor de todos, rompiendo el escudo de magia verde.

—¡BRUCE! ¡BRUCE! —el Naga perdió al joven, buscándole desesperado, incluso pasando por el fuego.

—¿Por qué estás protegiendo tanto a ese mocoso? —preguntó el Príncipe, encontrándolo de frente— ¿Qué tiene de especial?

Loki le atacó con toda la rabia acumulada, lanzando dagas de hielo y usando su cola para sujetar cuanto objeto hubiera a su alcance, incluyendo las hienas. Pero el Príncipe simplemente las evadía como si estuviera brincoteando, carcajeándose hasta que desapareció y apareció tras el monstruo, clavándole en un costado su palanca, arrancándole un trozo de piel al quitarla.

—¿No vas a decirme? ¡Cómo has cambiado, Loki!

—¡TÚ! ¡DÉJALO EN PAZ!

Dzor por nada casi le rebana una mano de no ser por la intervención de Harley quien le empujó, empuñando hacia él un brazalete que portaba y al que hizo brillar por una invocación. El Inquisidor cayó de rodillas llevándose una mano al pecho, como si le faltara aire con todas las venas de su cuerpo adquiriendo un color dorado por debajo de la piel. La consorte del Príncipe sonrió victoriosa, carcajeándose junto con él al verle agonizar así.

—No íbamos a crear algo sin poderlo destruir después —comentó burlón el Príncipe.

—¡DZOR! —gritó Loki, atacando a los otros dos.

Hal-reld intervino, cuando llegaron guardias con sus trajes con formas de gorilas para apoyar al Príncipe y sus Bufones, haciendo que la pelea encrudeciera. Bruce alcanzó una lanza de uno de esos guardias con que pelear, teniendo a los petirrojos ayudándole distrayendo o picoteando a los que llegaban a él. No eran muchos porque el Naga estaba decidido a protegerlo sin importarle cuantas heridas le causara eso. Bartholomew jadeó, posando sus ojos en el Príncipe y esa loca que estaba torturando al Inquisidor. Corrió hacia ellos, con la vista fija en el brazalete que quiso alcanzar. El Príncipe le miró, sacando de entre sus mantos un par de aros hechos de metal encantado que azotó contra el suelo, creando una onda que lanzó a Barthy lejos, hiriendo una de sus rodillas.

—¡Mátenlos a todos! —ordenó el Príncipe— Excepto a ese niño.

Bruce se giró al ser señalado. La histeria de Loki aumentó, casi congelando todo a su alrededor con varias heridas en su larga cola y en su espalda ya carmesí por la sangre que brotaba de su herida. El Príncipe comenzó a silbar, meciendo su palanca, abriéndose paso junto con Harley y sus hienas hacia ellos. Lentamente, comenzó a carcajearse con sus ojos brillando. Fue un efecto que Bruce nunca había experimentado y entendió el por qué ese mago infundía tanto terror con su rostro maquillado de esa manera, aumentando el efecto de su sonrisa. Todo pareció ensombrecerse al tiempo que un miedo fue creciendo en todos los que escucharon aquella risa demente, temblando sin poder evitarlo, cayendo igual que Dzor quien ya estaba pálido.

—No, no, no, no... ¡NOO!

Loki abrazó al Príncipe cuando llegó con Bruce, recibiendo en su espalda los picotazos de la punta filosa del arma que abrieron heridas profundas. El muchacho quiso defenderlo, pero la cola del Naga lo empujó con todo y el salvaje ataque que estaba recibiendo. Fueron los petirrojos quienes volaron directo hacia el rostro de aquel loco, picoteando como mejor pudieron su piel. Dzor quiso ponerse de pie, haciendo que Harley se girara a él, moviendo el rosario mágico de su brazalete para contenerlo. El Príncipe atrapó a uno de los petirrojos, el que tenía el pecho rojo. Lo miró con odio profundo, su piel deformándose por aquellos picotazos que ya lo habían hecho sangrar.

—¡BASTA! —rugió antes de azotarlo contra el suelo, alzando su palanca.

Bruce respingó al ver aquel filo enterrarse en el pecho del petirrojo, formando de inmediato un charco de sangre a su alrededor. Loki gritó, siendo pateado por Harley en el rostro al volver con él. El Príncipe se carcajeó, dispuesto a aplastar por completo a esa indefensa avecilla cuando todo se cimbró. Todos se giraron hacia Bruce, había sido el epicentro de aquella onda que creció, lanzando a todos por igual al suelo, excepto el Príncipe quien resistió, mirando fijamente al joven.

—Tú...

—¡NOOOOOOOOOOOOO! —Bruce gritó con rabia.

Los murciélagos aparecieron como si siempre hubieran estado escondidos en los recovecos de aquel callejón, una marea negra que voló pasando a los costados de Bruce directo hacia el Príncipe en un ataque frontal que lo llevó muy lejos, entre mordidas y chillidos salvajes. Los siguientes fueron los Bufones, Harley y los guardias gorilas hasta que solamente quedaron Bartholomew, Hal-reld, Loki y Dzor quien al fin pudo respirar de nuevo. Barthy fue quien se acercó a Bruce, abrazándole.

—Ssshh... tranquilo, Bruce, tranquilo.

Varias paredes y techos cayeron por la onda provocada por el híbrido, dejando un silencio extraño alrededor como las miradas atónitas de los demás ante aquel despliegue de poder. Dzor corrió donde Loki quien se había arrastrado entre sollozos, tomando entre sus manos al petirrojo muerto. Los otros dos se quedaron junto a Bruce, escondiéndose en su turbante. Hal-reld estaba mortalmente serio, miró a Bartholomew como pidiendo una explicación que el otro Meta Humano no quiso dar, negando apenas antes de volverse al Naga que lloraba desesperado.

—Por el Edén...

Bruce volvió en sí, mirando la escena frente a sus ojos. Se deshizo del agarre de Barthy para ir a donde Loki, sosteniendo sus manos manchadas por la sangre del pajarillo.

—Podemos... podemos traerlo de vuelta.

—¿Qué? —Loki frunció su ceño.

—Tenemos que...

—¡Cuidado! —Barthy abrió sus ojos, señalando al cielo.

Una esfera violeta cayó frente a ellos, disipándose para dejar ver al Príncipe de la Eterna Sonrisa aterrizar. Llevaba los mantos completamente hechos jirones, manchados de sangre y arena. Quizá lo más terrorífico fue su rostro deformado por las mordidas de los murciélagos y esa mirada que pedía muerte.

—Ustedes... todos ustedes... ¡VAN A MORIR AHORA! ¡JAJAJAJAJAJAJA!

Nadie pudo evitar que Bruce saltara por encima de Loki y le diera un fuerte puñetazo que lo empujó al suelo. El Príncipe gruñó, pateando para quitárselo de encima con una mano siendo envuelta en energía violeta que lanzó al joven caído y que se estrelló directo sobre una armadura de cuero sobre la que no tuvo efecto alguno. Bartholomew jadeó con una risa de asombro al ver caer a tal velocidad a nada menos que Kal-El, quien sujetó la muñeca del Príncipe, fracturándola al instante.

—No lo vas a tocar —sentenció el Kryptoniano.

—Eso ya lo veremos —se quejó el Príncipe, mirándole por unos segundos antes de carcajearse pese al dolor, estallando en energía violeta, desapareciendo al fin de ahí.

—¿Quién eres tú? —preguntó Dzor.

—Soy Kal-El, hijo de Jor-El, de los guerreros jinetes de la Tundra Kryptoniana y he sido enviado por mi padre para encontrarlos y llevarlos a salvo.

Kal se giró sobre sus talones, sonriendo a Bruce al ofrecerle una mano para ayudarle a ponerse de pie que fue rechazada por un manotazo de este, volviéndose a Loki quien tenía al petirrojo contra su pecho.

—Debemos ir con Ra's Al Ghul.

—¿Qué? —Barthy abrió sus ojos— Bruce...

—Su pozo, su pozo puede ayudar a Jason.

—¿Qué? ¿Vamos a llegar nada más así y él nos dejará entrar?

Bruce miró a Barthy, quien dejó caer sus hombros, dándose en la frente con la palma de su mano.

—¡Bien! Esos dos están... mal. No creo poder llevar a todos...

—Yo ayudaré —dijo Hal-reld.

—Y yo —se sumó Kal-El.

Dzor les observó en silencio, tomando entre sus brazos a Loki. —Enreda tu cuerpo con el mío. Ya no puedes moverte más.

—Bien... am, Hal, tú lleva al Inquisidor con el Naga, yo debo borrar toda huella sobre nosotros, aunque sin duda van a hablar de esto —suspiró Bartholomew— Am, Bruce, que te lleve Kal-El.

—No.

—¿No viste lo que hizo? Son inmunes a la magia. Le prometiste a Jor-El confiar.

Kal-El ladeó su rostro, esperando por Bruce quien frunció su ceño casi a punto de hacer un puchero antes de acercarse al Kryptoniano quien sonrió, sujetándole por la cintura y silbando a un lobo blanco que apareció de un salto. Hal-reld también hizo lo suyo, concentrándose para llevarse a los otros envueltos en una esfera de energía mientras que Barthy corrió para destruir toda huella que delatara su estancia tan aparatosa en Ciudad Gorila. Se marcharon hacia la dirección que el Linterna Verde como Bruce conocían de sobra, pasando por entre las dunas hacia el valle rocoso lo más rápido posible.

—Lo salvaremos —murmuró Dzor contra los cabellos empapados de sangre de Loki.

—¿De verdad que solamente tocaremos la puerta? —preguntó angustiado Bartholomew.

No hubo necesidad de ello, la fortaleza pareció solitaria, pasando lo que era una muralla sin que nadie les detuviera. Eso les extrañó, bajando la velocidad.

—El Emir no dejaría así de vulnerable su fortaleza —comentó Kal-El.

—Porque tiene quién la proteja —replicó Bruce.

Un rugido los detuvo, preparándose para un ataque. De entre las cuevas debajo de la fortaleza salió una bestia enorme, peluda con garras y colmillos dispuestos a hincarlos en sus cuerpos. Un licántropo que al instante siguiente se volvió un cachorro gimiendo con su cola entre sus patas de solo ver a Loki, quien ya estaba prácticamente inconsciente entre los brazos de Dzor. Las preguntas las dejaron para después, ayudando al Inquisidor con la cola del Naga al soltarse, llevándolo hasta donde el pozo que Bruce conocía bien por sus propiedades mágicas. Tanto Loki como el petirrojo fueron sumergidos en sus verdes aguas brillantes, hundiéndose lentamente hasta que solamente quedaron esas manchas dispersas de sangre en la superficie. El licántropo gimió con orejas bajas, mirando a Bruce para sorpresa de todos.

—Estarán bien —le consoló, palmeando su cabeza.

—¿Tú lo conoces? —Barthy miró a la bestia con recelo.

—No te hará nada.

Burbujas de aire comenzaron a formarse en el agua del pozo, llamando la atención de todos. Loki salió a la superficie, jadeando por aire dando manotazos al buscar de donde sostenerse. Dzor fue a alcanzarle, no sin estar tan asombrado como los demás. El Naga estaba sanado, incluso tenía un par de cuernos brotando de sus sienes con un sedoso cabello negro y marcas azules en una piel ya limpia. El Inquisidor le sacó del agua, usando su capa para limpiar su rostro.

—¿Loki?

—Esto es una auténtica criatura del mundo antiguo —murmuró Hal-reld, admirando las escamas verdes y doradas de Loki, percibiendo la fuerza de su magia.

El licántropo fue acercándose, siempre gimiendo. Bruce hizo una señal para que todos se quedaran callados. Loki abrió sus ojos al ver al lobo frente a él, primero frunciendo su ceño y luego empujando a Dzor para abrazar a la bestia con fuerza, llorando en una mezcla de alivio e indignación.

—¡Mi hijo! ¡Fenrir! ¡Fenrir! ¡Mi hijo! ¡¿Qué fue lo que te hicieron?! ¡Mi hijo está vivo! ¡Mi hijo!

Loki besó su hocico, cepillando su pelaje, mirándole con los ojos inundados de lágrimas que no cesaron de caer mientras lo revisaba, notando el collar apenas visible en su cuello. Le permitía andar por todo el territorio de la fortaleza, pero no más allá.

—Mi hijo... mira lo que te han hecho esos monstruos.

—Entre las cosas que jamás olvidaré, esto se llevará las palmas —bromeó Barthy a Hal-reld, codéandolo— ¿No lo crees?

—¿Ese licántropo es un Naga?

—Lo fue —respondió Bruce— Lo mataron y revivieron con el pozo, no sin antes transformarlo en...

—Eso debió ser extremadamente doloroso.

—Como la vida de Loki —murmuró Dzor, acercándose a Loki— ¿No vas a presentarme?

El Naga bufó, dedicándole una mirada antes de volverse al lobo que tenía contra su pecho.

—Mi hijo menor, Fenrir. Fenrir, un idiota.

—Dzor —sonrió el rubio, mirando su collar— Oh...

—Ustedes son lo peor que pudo sucederle al mundo.

—Puedo liberarlo.

—¿Qué dices?

—Puedo cortar el collar —asintió Dzor muy seguro— Está hecho con un hechizo que mis relámpagos pueden destruir.

—No vas a...

—Tienes mi palabra que no lastimaré. Si lo hago, mátame.

Loki apretó a Fenrir, quien picó su mejilla con su hocico, animándole. Lo soltó, dándole espacio al Inquisidor para hacerlo.

—Si lo escucho...

—Tienes mi palabra, Loki.

Dzor tomó su martillo hacha, levantándolo en alto. Barthy respingó al ver aparecer un relámpago del techo que cayó sobre el arma del rubio, quien tomó el collar, poniendo su mano entre la piel de Fenrir y el metal. El filo del hacha cayó con el relámpago destruyéndolo sin que hubiera quemado uno solo de los cabellos del licántropo, que gimió curioso antes de ir a abrazar a un aliviado Loki.

—Es un arma poderosa —sonrió Kal-El— Que huele a dragón.

—Hay cosas que debemos saber uno del otro —Dzor torció una sonrisa.

—Mi niño —el Naga fue a Bruce, revisándolo por alguna herida, nada salvo raspones— Tenemos que sacarlo de aquí a como dé lugar. Ya saben quién es él a estas alturas —miró al resto como si no entendieran, azotando un poco su cola antes de volverse al joven— No puedo dejar que el Príncipe te atrape, primero muerto.

—Deja de hacer eso —pidió Bruce, deteniendo sus manos— Estoy bien.

—Borre nuestras huellas, tardarán en encontrarnos.

—Ellos siempre nos encontrarán —dijo misterioso Loki, mirando hacia el pozo.

La mancha pequeña de sangre de Jason fue jalada al interior. Pequeñas burbujas aparecieron y un petirrojo salió volando, recorriendo toda aquella enorme cueva como si estuviera desesperado. Los otros dos salieron del turbante de Bruce al escucharle, buscándolo para calmarlo. Al verlos a los tres juntos se dieron cuenta que ahora Jason era incluso más grande que Dik y su cabeza se había teñido por completo de rojo, como si trajera un casco encima. Loki sonrió, llamándolos. Los tres petirrojos fueron a su mano extendida, trinando más tranquilos. El Naga los dejó en las manos de Bruce, cuya mejilla acarició.

—Lo has hecho bien, mi niño.

—¿No retirarás el hechizo?

—No —Loki negó, acariciando las tres cabecitas— Tienen más posibilidades de sobrevivir siendo petirrojos que niños humanos. Cuando hayas cumplido tu misión, los liberaré.

—Entonces deberás mantenerte vivo para eso —Bruce aprovechó sus palabras— Si mueres ellos no podrán liberarse... y no podrás ir con tu hija.

—¿Qué?

—Hela —Bartholomew no se pudo contener, tronando un par de dedos— ¡Ya entendí! ¡La chica fantasma es hija tuya! De usted, perdón.

Loki miró en turnos a Bruce y a Barthy abriendo sus ojos cada vez más, incluso Fenrir fue levantando más sus orejas. El Naga estuvo a punto de llorar, pero se contuvo, tomando las manos de Bruce que besó por su dorso, haciendo sonrojar a éste por tantas atenciones.

—Gracias.

—Yo no...

—Todas las mentiras serás descubiertas y vendrá el tiempo de expiación —declaró Loki, sus ojos buscaron al resto— Debemos irnos.

—Nos esperan en Latveria —habló Kal-El— Para mañana comenzará el tiempo del Primus Mirum de su Cornucopia.

—Oh, cielos —Barthy se llevó una mano al pecho— ¿Vamos a ir? ¿Realmente ir?

—Entonces es por ello que no encontramos a nadie aquí ni en Ciudad Gorila —comentó Dzor— Están marchando a la fiesta. Creo que nosotros podemos tomarnos unas horas de descanso. Ustedes dos acaban de renacer, por decirlo de una manera. Y los demás necesitamos algo de alimento y sueño. Luego podremos buscar cómo llegar.

—No voy a llevarlo con ellos —gruñó Loki, abrazando a Bruce.

—Tengo que ir... —jadeó este entre sus brazos— El Emir... me lo dijo, Jor-El, Katar. He recibido la invitación por varias fuentes.

—Una vez invitado no te puedes desinvitar —Bartholomew se encogió de hombros, quedándose detrás de Hal-reld cuando Loki le miró asesino.

—El otro Niño del Cometa irá —Kal-El se giró al Naga— Deben estar los dos juntos.

—¿Qué clase de planes han hecho ustedes?

—De los que funcionan.

Dzor rió divertido al ver la reacción de Loki a las palabras de Kal-El. Al final, fue el propio Bruce quien tuvo que convencerlo de que era lo mejor. Krypto junto con Fenrir salieron juntos para buscar la nave Devastadora en la que partirían y que según contó Kal-El, había sido emboscada por un par de extrañas naves que no pertenecían a Black Manta. La inesperada ayuda de los Atlanteanos había hecho la diferencia. Loki miró a su hijo desaparecer con el lobo blanco, suspirando un poco antes de mirar a Dzor quien le sonreía, sin dejar de recorrer esa figura imponente de Naga.

—¿Qué tanto me miras?

—Lo impresionante que eres. Desafortunadamente es una forma que no es muy ventajosa para la fiesta.

—Lo sé.

—Que tristeza.

—No finjas que te agrado.

—No lo hago.

Loki rodó sus ojos. —Gracias por liberar a mi hijo.

—Todo lo que te devuelva ese brillo a tus ojos.

—Deja de hacer eso.

—¿Hacer qué?

—Eso.

—¿Esto? —el rubio se acercó, sujetándole por su cintura para besarle, soltándole antes de recibir algún rasguño o ataque— Descansa, Loki.

El Naga se quedó congelado, mirando un pasillo vacío hasta que volvió en sí, murmurando cosas sobre Inquisidores que no eran muy listos. Fue a donde la habitación de Bruce, asegurándose de que dormía con los petirrojos a un lado. Cerró las puertas con unos hechizos, notando la presencia de Kal-El.

—¿Piensas quedarte de guardia cuidándolo?

—Sería un tonto si permito que algo le suceda en mi ausencia.

—Ahora estoy yo.

Loki sonrió malicioso. —Dudo que mi niño te quiera. No me subestimes, Kryptoniano.

—Fallaría a las enseñanzas de mi pueblo si lo hiciera. Recién acabas de curarte, encontrado a uno de tus hijos y salvado a Bruce. Un descanso no es una falta a tu deber, todo lo contrario.

Kal resistió muy bien esa mirada penetrante hasta que el examen de Loki dejó satisfecho a este.

—Puede que sea tu promesa, pero me encargaré de que seas digno de él.

—Acepto el desafío. ¿Descansarás? Bruce no estará contento si no lo haces.

Con un chasquido de su lengua, el Naga le dio la espalda, siguiendo el consejo del Kryptoniano, quien se quedaría de guarda en la puerta de Bruce hasta que volvieran los dos lobos con la respuesta. Sin duda, la Cornucopia de Latveria prometía ser un evento que nadie olvidaría.

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