Capítulo Único
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
El sol se colaba por su ventana, las aves cantaban al son de la mañana y su despertador no paraba de sonar. Con pereza, decidió seguir durmiendo un rato más, hasta que la voz de su madre hizo eco detrás de la puerta.
— Vamos Himawari-chan — llamó Hinata con la misma suavidad característica — Recuerda qué día es hoy —
Y sólo eso bastó para que la energía recorriera su cuerpo y salió escopetada de su cama hasta el cuarto de baño. ¡Era su cumpleaños!, después de tanto esperarlo por fin había llegado. Estaba emocionada, y más por la promesa que su hermano le había hecho días atrás cuando la encontró marcando su fecha de cumpleaños en el calendario de su padre. Naruto no había podido llegar el cumpleaños de Bolt, pero él chico se aseguraría de que estuviera presente para el de ella, o al menos eso le había dicho.
Su padre era su héroe, y aunque últimamente no pasaba tiempo con ellos, no significaba que el amor que sentía por él había cambiado. Al contrario, a su corta edad entendía que su padre tenía responsabilidades, un puesto como ese demandaba demasiado.
Tratando de no pensar en esas cosas, se alistó y bajó a la planta donde su madre la esperaba con un desayuno especial. Más tarde irían a comprar lo necesario para disfrutar de una rica comida y la compañía de todos los miembros de la familia. Y ella no podía estar más feliz.
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Luego de pasar a comprar unos víveres para la cena de esa noche, su madre sugirió ir a buscar a Boruto para volver a casa, quien no estaba muy lejos del lugar. Estaba que desbordaba de felicidad, a un niño siempre le hacían ilusiones fechas importantes como esas, y ella no era la excepción. Encontraron a Boruto sentado en una banca junto a sus amigos, con una expresión seria en el rostro, casi molesto por alguna razón. Misma que borró al percatarse de que ambas lo llamaban con emoción, una gran sonrisa apareció en la cara de aquel rubio tan parecido a su padre.
— ¡Onii-chan! — gritó a todo pulmón, interrumpiendo la conversación de aquellos tres.
— ¿Eh? ¡Himawari! —
— ¿Adivina de quién es el cumpleaños hoy? — cuestionó feliz y emocionada, mientras agitaba su mano con efusividad — ¡Vamos a casa! —
— ¡Ahh! ¡Sí! — respondió a la lejanía, con una gran sonrisa en los labios. Lo vio despedirse de ambos chicos para luego ir en su dirección. Las saludó a ambas con alegría y tomó las bolsas de la mano de su madre para ayudarla con el peso en el camino.
Los tres iban hablando, mientras ella daba saltitos cada tanto y su madre los veía a ambos con amor y ternura. No les tomó mucho tiempo llegar a casa, y grande fue su sorpresa al encontrar a su padre en ella cuando este abrió la puerta de entrada, dándoles la bienvenida.
— ¡¿Heh?! — exclamaron los tres al verle.
"Se acordó" pensó más felíz que antes, al ver a su progenitor en casa, y no dudó ni por un segundo en echarse a sus brazos.
— Pápa, ¡Tadaima! — gritó mientras Naruto la abrazaba contento.
— Okaeri Hima — miró a los demás que aún lo miraban con sonrisas desde la entrada — Okaeri —
— Ves, no fue tan difícil ¿cierto? — y aunque Himawari sospechaba a qué se refería su hermano, no le prestó mayor atención. Lo único que importaba es que todos estaban presentes para celebrar con ella un año más.
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Llegada la noche, la mayoría de preparativos estaban casi listos. Hinata se había esmerado en preparar un abundante banquete, un poco exagerado para sólo cuatro personas, pero era un lujo que se permitían de vez en cuando. Boruto preparaba la mesa, mientras su padre los miraba actuar y ella esperaba sentada a la mesa.
Su madre y su hermano llevaron la comida y la colocaron en su lugar. Ella no pudo más que saltar al ver el enorme pavo que tenía Boruto en las manos. Fijaba su vista en su padre, quien relajado sonreía por las ocurrencias de sus hijos y la felicidad que veía plasmada en sus caras.
— Ok... — mencionó Boruto de pronto, cuando todo estuvo listo — Ahora sólo falta el punto final — cuando Himawari pensó que no podía ser más perfecto, su héroe apareció con su pastel favorito en manos y una gran sonrisa.
— Aquí está el pastel dattebayo — dijo Naruto feliz.
— ¡Yay! — exclamó sin poder contenerse a la par que su hermano reía.
Sentirse cómo una familia unida era maravilloso. Boruto, que la mayoría del tiempo estaba disgustado con la situación familiar, estaba rebosante de alegría. Su madre se veía feliz y complacida con todo, sin agregar nada más que lo necesario, disfrutando el momento tanto o más que ellos. Y su padre estaba en casa, ella no podía pedir por un cumpleaños mejor.
Pero justo cuando Naruto iba a depositar el pastel en la mesa, desapareció en una nube de humo, y a consecuencia, el pastel terminó hecho un desastre en el piso. Un silencio prolongado se formó en la sala, todos estaban desconcertados por el repentino suceso. Himawari aún trataba de analizar lo ocurrido, con un semblante triste, cuando las palabras de su hermano se colaron en sus oídos.
— Un clon de sombra... — susurró el rubio, y de repente golpeó la mesa con ambas manos, sobresaltando a ambas mujeres en el acto — ¡Ese maldito! — estaba furioso, después de todo ese viejo tonto había roto su promesa de la forma más cobarde posible.
— ¡Boruto! — vio a su madre levantarse con celeridad para detener a su hermano, quizá con la intención de que no hiciera las cosas más difíciles — ¡Espera ahí, Boruto! —
Pero Boruto empezó a reclamarle cosas que no le competían a su madre, mientras ella escuchaba todo cerca de la mesa. Hablaron del abuelo, de las faltas de su padre, de las desilusiones y de lo afortunados que eran ellos por, al menos, tener un padre amoroso aunque algo ausente. La disputa no hacía más que afectarla, pues encima de la decepción que tenía, debía soportar los gritos de enojo que Boruto profesaba a su madre.
— ¡Entonces, es mucho mejor no tener como padre a un Hokage! — escuchó que dijo de pronto, vio a su madre con lágrimas en los ojos y arrepentimiento en los de su hermano. A cada palabra, la pequeña se sentía peor que en un principio.
— Es cierto — convino Hinata — Sé que es difícil no tener a tu padre en estos días importantes... —
— Ni siquiera es por mí — esas palabras llegaron al corazón de la pequeña — Esto es... por Himawari —
Luego de eso salió de la habitación, dando por terminada su rabieta momentánea. Ella por su parte bajó de su silla y se acercó a los brazos protectores de su madre. Tenía inmensas ganas de llorar, su tan esperado cumpleaños estaba completamente arruinado, y no sólo su padre era el causante de su desdicha.
— Máma... — Hinata la envolvió en un cálido abrazo.
— Gomen-ne Himawari, Gomen-ne — se disculpó su madre por algo que no era su culpa, como siempre.
Estuvieron así durante un rato, hasta que ella tuvo que atender una visita inesperada a la puerta. Así que aprovechó para estar sola un rato, subió las escaleras hasta su recamara y sólo entonces se permitió derramar las lágrimas que contenían sus ojos. Toda la ilusión que había mantenido ese día se había esfumado, ahora sólo quedaba una chica llena de decepción y tristeza por saber su cumpleaños arruinado. Ese era el peor día de su vida hasta ahora, y no sabía cómo reaccionar al respecto.
Se aproximó al buró y observó las fotografías que en él habían. Todas llenas de momentos felices, y una en especial, donde salía feliz junto a su padre.
— Otō-san — susurró con melancolía.
Su héroe la había decepcionado una vez más, anteponiendo el trabajo por sobre su familia. Aplazando el afecto y el tiempo de calidad que le correspondía, más en una fecha tan importante. Su nacimiento no era cosa de todos los días, y saber que había tenido el descaro de enviar un clon a casa en vez de hacer lo contrario y dejarlo en la oficina mientras le dedicaba unos minutos de su tiempo, le dolía.
Lo peor de todo era que Boruto, en su afán de reclamar a su padre por sus faltas para con ellos y su madre, había empeorado la situación, dañando por completo el ambiente. Tan molesto estaba, que no se dio cuenta del daño que les había ocasionado a su madre y a ella misma. Con la excusa de protegerla de las tonterías de su padre, había descargado su propia frustración con su madre, quien siempre excusaba ese tipo de actitudes, tratando resarcir el daño que no había causado y disculpándose en todo momento por su padre.
La presencia del hombre que amaba a más que ninguno en el mundo para ella era de suma importancia, pero tal parecía que su padre no sentía lo mismo. Pues no le daba prioridad ni a ella, ni al resto de la familia.
— Otō-san — volvía a repetir, mientras las lágrimas brotaban otra vez de sus ojos, acompañando su tristeza y decepción, sólo por esa noche.
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Aquí les traigo otro One-shot. Este surgió debido a un reto, basado directamente en el manga de Boruto.
En este turno le toca a la linda Hima, quién es un personaje igual de tierno que su madre, pero también determinada como su padre.
Espero que lo disfruten, nos leemos por ahí (✿◠‿◠)
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