Capítulo 32...
POV CHRISTIAN
Tomo a Ana en mis brazos y la llevo a la cama, envuelvo su cuerpo con el edredón y acaricio suavemente su cabello. Tiene la mirada perdida y las lágrimas no dejan de caer. Me parte el alma verla así, no entiendo como su padre pudo ocultarle algo tan delicado como lo es tener un hermano.
-¿Entiendes que no estoy sola en el mundo?.-
Me dice en un susurro sin despegar sus ojos de ese punto imaginario. Suspiro pesadamente, no soy muy bueno en cuanto a padres biológicos se refiere y mucho menos sé que se debe decir en estos casos.
-Lo entiendo bebé, ¿Qué vas a hacer al respecto?. ¿Lo quieres conocer?.-
-No lo se... realmente no lo se. Por un lado me duele la traición de mi padre... por otro lado me gusta la idea de un familiar directo, de un hermano. Pero... ¿Y si él no me acepta?. ¿Si no me quiere?.-
-Te adorará Ana, nadie puede no quererte en sus vidas. Eres especial.-
Siento su cuerpo relajarse y me doy cuenta que se ha quedado dormida. Limpio con mi mano el camino de lagrimas que aún salen de sus ojos. No puedo juzgar al padre de Ana, no, en cuanto no soy padre, pero dejar un hijo indefenso y solo cuando su madre está muriendo, eso me parece cruel. No compartiré mis pensamientos con Ana, me limitaré a acompañarla en el camino que ella decida seguir.
La dejo en la cama y voy al vestidor por un pantalón y bóxer, cuando salí de la ducha y encontré a Ana así, en lo menos que pensé fue en cambiarme. Me visto y bajo, voy directo a mi despacho el cual amo y ya siento como si fuera realmente mio. Llamo a Taylor que en unos minutos está sentado frente a mi. Le ofrezco un trago pero él niega con la cabeza.
-Si vas a gritarme otra vez por no encontrar al jodido de Flynn, ahórratelo. Eso ya me tiene de bastante mal humor.-
-Ana tiene un hermano.-
Le suelto sin rodeos, abre los ojos como platos y se pone pálido.
-Es una broma ¿Verdad?.-
Frunce el ceño sin despegar sus ojos de los mios, niego lentamente y le tiendo la carta de Raymound Steele. La lee detenidamente.
-¿No sabias de esto?.-
-No... y no recuerdo a ninguna Maria.-
-Quiero que investigues hasta dar con él, quizás ella algún día quiera conocerlo.-
-Lo haré... no puedo creer que se me haya escapado esto.-
-Tranquilo que no tienes porque saber todo. ¿Alguna novedad del bastardo de Flyyn?.-
-Nada. Una vez que salió de Steele & CO tomó un auto que al parecer era alquilado y desapareció. Nadie sabe nada.-
-Mantente alerta por favor, no quiero que se vuelva acercar a ella.-
Asiente poniendose de pie y dejando la carta en mi escritorio. Me encanta este ático, espero no tener que irme nunca de aqui. Nos damos la mano y sale del despacho cerrando la puerta. Ana duerme arriba asi que tengo tiempo de leer el informe que me dió Sawyer de este tipo. Lo saco del cajon y abro el sobre color madera algo arrugado. Comienzo a leer y los vellos de mi cuerpo se ponen de punta ante la informacion. ¡Maldita sea!
Nombre: John Antony Flyyn
Edad: 34
Fecha de nacimiento: 20/02/1977
Domicilio: Hampish 3170 . Ciudad de Seattle
Seguro médico: 908753
Madre: Angeles Flyyn
Padre: Desconocido
Hermanos: No tiene
Estudios: Universidad Estatal de Seattle
Trabajo: Psicólogo
Me salto algunos datos que no me importan y voy directo a la última página.
Informacion adicional: Tiene antecedentes de ser visto en clubes de BSDM. Los informes revelan que ha sido echado de algunos por violencia desmedida.
Este jodido informe no dice nada en concreto, ¿Cómo es que esta tan limpio?. ¿Y como un psicólogo puede estar tan enfermo?. El hijo de puta es igual a mi, disfruta golpear a las mujeres. Pero violencia desmedida... eso quiere decir que no solo golpea sino que lastima por placer propio, y ¿Cómo puede obsesionarse asi con una mujer que trató por años?... no lo sé y realmente no me importa. No lo dejaré acercarse a ella, primero tendrá que pasar por sobre mi cadaver.
Reviso el informe de mi empresa del tiempo en que estuve ausente y me sorprende ver que todo esta igual o mejor que antes, hay más organización y más ganancias. Definitivamente mi padre ha echo un excelente trabajo, estoy orgulloso de ser su hijo y ahora me doy cuenta que todos los años a su lado no fueron en vano, de él heredé todo lo que sé. Él fue mi mentor y lo seguirá siendo.
Miro el reloj en mi muñeca que marca las 22:30, acomodo los papeles y subo a ver a Ana, se que esta arriba pero ahora más que nunca me necesita. La encuentro en la misma posición, me acuesto y la atraigo a mi. Su calor me reconforta pero no aleja las sombras que quieren apoderarse de mi después de leer el informe. Somos iguales, esa frase se repite sin cesar en mi mente. ¿Qué tan distintos podemos ser?. Estoy obsesionado con Ana, él también. Me gusta amarrar y golpear mujeres, él también. Estoy lleno de sombras, seguramente él también. ¿Cómo puedo no ser distinto?. ¿Qué me hace diferente de ese enfermo?. Las dudas, las preguntas sin respuestas están acabando conmigo.
Quizás después de encontrarlo debería alejarme de ella, dejarle el camino libre para que encuentre a alguien digno. Alguien que la merezca, y no un enfermo egoísta como yo. La idea de alejarme de ella oprime mi pecho, pero he vivido 24 años con cincuenta sombras, agregarle una más a la lista no me matará. Seguramente seguiré viviendo, pero si antes pensé que no tenía corazón... ahora que sé que lo tengo, no será lo mismo. Ese se quedará aquí con ella. La miro dormir embelesado, totalmente enamorado, como nunca creí poder estarlo de alguien. Nunca creí ser capaz de amar de semejante manera, de depender así de su mirada, de sus besos, de su compañía. Ciertamente me tiene comiendo de su mano, a tal punto que haría lo que fuera por ella, lo que fuera. Con ese último pensamiento me quedo dormido al fin.
(......)
-Y esta es mi oficina. ¿Qué te parece?.-
He traído a Ana esta mala conmigo ya que esa fue la única excusa que se me ocurrió para tenerla cerca de mi todo el día. Queria irse a trabajar pero yo no lo hubiera soportado y ella no quería que siguiera faltando a mi empresa. Mira todo con sus grandes ojos azules. Es raro ver que su empresa y la mía se parecen demasiado. Los muebles, los ventanales de piso a techo, todo es raramente familiar para ambos.
-Es preciosa Christian, me encanta.-
Me dice caminando a mi escritorio. Toma el portaretrato que dejó mi padre y lo mira por un tiempo largo.
-Te veías feliz aquí. Sabes... no tenemos fotos juntos.-
Tiene razón, y aunque no le veo el sentido de tener una fotografía juntos ya que la quiero a mi lado las 24 horas del día... lo que ella quiera le daré.
-Si eso es lo que quieres princesa, lo tendrás. Déjame pedirle a Olivia que contrate al mejor fotógrafo y concrete una cita.-
-¿Harías eso?.-
-Te dije que lo que quieras te daré Ana. Ahora puedo hacerlo y soy un hombre de palabra.-
Me encojo de hombros restandole importancia, pero su enorme sonrisa es mi mejor pago. Amo verla sonreír, amo hacerla feliz. Y me he dado cuenta que son estas pequeñas cosas lo que realmente la hacen feliz. Esas cosas que jamás hubiera creído le importan a una mujer. Ella es sencilla y tan humilde, pero a la vez es fuerte y decidida, lo que la hace totalmente encantadora e irresistible.
Se acerca a mi y me abraza, se pone de puntas de pie para juntar sus labios con los mios. Bajo un poco la cabeza para facilitarle el trabajo, ya que amo sus besos, amo que me ame.
Se separa de mi y camina hacia la puerta cerrandola con seguro. Desde allí apoyada me habla.
-¿No crees que deberíamos crearte un recuerdo de nosotros en tu oficina? -
Desde aquí puedo ver sus pupilas dilatadas y su voz ronca provoca una sacudida en mi cuerpo, mi pene cobra vida instantáneamente.
-Me parece una excelente idea señorita Steele.-
Camino a ella y la acorralo contra la pared cerca de la puerta.
-Pero... mi oficina, mis reglas.-
La agarro de las caderas para alzarla y ella inmediatamente me rodea con sus piernas, esto será rápido y salvaje. No puedo aguantar más. La beso duro, bajando el cierre de mis pantalones y liberando mi erección que choca con ella, jadea tirando con fuerza de mi pelo. Subo su falda como puedo y hago a un lado su braga.
-Te amo.-
Le digo y me introduzco en ella, la penetro una y otra vez tan rápido como puedo, beso su cuello y masajeo su pecho. Su espalda choca contra la pared a medida que la embisto, los latidos de mi corazón se aceleran sintiendo como se apreta a mi alrededor.
-Oh Dios Christian, te amo amor. ¡Más rápido!.-
Aumento mis movimientos y la vuelvo a besar para acallar sus gritos que van creciendo. Su orgasmo se hace presente llevándome al mismísimo cielo cuando encuentro el mio. Caemos al suelo aún unidos para recuperar el aliento perdido.
-Gracias, definitivamente le has dado vida a esta oficina. Aunque no se si podré trabajar tranquilo sin tener tu imagen teniendo un orgasmo a escasos metros de mi escritorio.-
-Se que podrás superar eso.-
Me dice y besa la punta de mi nariz, salgo de ella y juntos vamos al baño a limpiarnos. Todavía me sorprende la naturalidad con que hacemos cada cosa. Estamos sincronizados como una pareja que vivió juntos por años y no meses como es nuestro caso.
-Te debo una cena. Cuando salgamos de aquí te llevaré.-
Le digo a través del espejo, ella pinta sus labios de un rojo provocativo que hace renacer mis ganas de follarla. Empiezo de nuevo basando su hombro y subiendo despacio la falda ajustada, su respiración agitada me dice que también me desea. Bajo la tanga blanca de encaje y la dejo sobre el lavabo. Libero mi erección y la hago que eche ese grandioso culo para atrás.
-¿Le importa si la cojo ahora señorita Steele?.-
-No. Hágalo señor Grey.-
Me dice y es todo lo que necesito, la penetro mientras veo como cierra los ojos a través del espejo. Me quedo quieto hasta que los abre y nos miramos.
-No cierres los ojos. Mírate. Miranos.-
Le digo y lo hace. La embisto lento disfrutando de lo mojada que está y ese precioso rubor en sus mejillas. Tiene la falda arrollada en el estómago y desabrocho dos botones de su camisa. Veo el sujetador a juego con sus bragas y libero sus pechos, sus pezones se endurecen y ella baja la mirada.
-Mírate... y ahora quiero que te toques. No seas tímida, ya lo has echo antes.-
Le digo lo que hace que se sonroje aún más. Pero despacio lleva una mano a su entrepierna y con la otra masajea su pecho. La imagen de ella dándose placer y de mi penetrandola desde atrás es sin duda lo más erótico que he vivido y visto en toda mi jodida vida. Veo como aumenta la presión en su clitoris lo que hace que también aumente mis embestidas, hasta que nos corremos juntos diciendo nuestros nombres.
Me sonrie y salgo de ella para volver a limpiarnos. Con esto creo que podré aguantar hasta que lleguemos a casa.
El día transcurre tranquilo, yo revisando los contratos que se están ejecutando ahora y tratando de ponerme al día mientras ella lee y contesta emails. Sin darnos cuenta anochese y es hora de salir. Olivia reservó en el mejor restaurante que está a unos veinte minutos de aquí. Salimos con Sawyer ya que Taylor se quedó investigando. Ya en el auto, emprendemos la marcha con tranquilidad, pero algo llama mi atención en el espejo retrovisor. Dos camionetas negras con los vidrios tintados nos siguen. Por inercia apreto la mano de Ana llamando su atención, sus ojos se posan en los míos y de inmediato sabe que algo está pasando.
-Sawyer, mira.-
Le digo haciendo señas hacia atrás, él mira y se da cuenta al instante acelerando el auto y mi corazón va al mismo ritmo.
-¿Por qué nos siguen Christian?. ¿Qué haremos?.-
-Tú permanece tranquila amor. Sawyer al Escala.-
Asiente aumentando más la velocidad, veo como ellos también aumentan hasta chocar contra nosotros, el golpe nos impulsa hacia adelante pero por suerte tenemos los cinturones de seguridad lo que evita que nos golpiemos. Sawyer llama a Taylor informandole a través del manos libres, lo escuchamos maldecir y dice que ya sale para acá. No estamos lejos lo que me da un poco de tranquilidad, si somos capaces de llegar al Escala estaremos a salvo.
Un auto rojo se atraviesa cuando cruzamos un semaforo en rojo lo que hace que Sawyer apreté el freno de golpe. Abrazo a Ana para evitar que se lastime y escucho como frenan las camionetas a nuestro lado. El pánico se apodera de mi, y aunque trate de negarlo, sé porque están aquí. Abrazo a Ana más fuerte mientras sus lagrimas ruedan por sus mejillas y el miedo está plasmado en todo su rostro.
-Tranquila amor. Por favor, tranquila.-
Es la única estupidez que se me ocurre decir cuando las puertas se abren y cuatro hombres vestidos de negro y con pistolas apuntan en mi dirección y a Sawyer. La arrancan de mis brazos sin que pueda hacer nada, sin siquiera moverme porque se que si lo hago me mataran y no podré salvarla. La impotencia y el odio desmedido inundan mi cuerpo. Veo con rabia como su pequeño cuerpo sale del auto y sus últimas palabras se quedan flotando en el aire y en el tiempo que se detuvo.
-Te amo Christian...-
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Gracias por su paciencia.... les estoy debiendo.... lo sé.
Voten y comenten....
Besitos 😙😙😙
Andy....
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