Capítulo 23...
POV CHRISTIAN
La voz al otro lado de la linea, esa voz tan familiar y angustiada era lo que necesitaba para recuperar la memoria. Ahora sé quien soy, todos mis recuerdos, cada cosa que viví, todo pasa frente a mis ojos como si lo estuviera volviendo a vivir. Mi vida junto a mi madre biológica y las torturas que vivía a su lado, cuando Grace me rescató en el hospital, como imaginaba que era un ángel vestida con su delantal de doctora. Mi niñez junto a mis hermanos, las pesadillas, las peleas, la escuela y como todos me consideraban el raro. Elena, la amiga de mi madre que me sedujo y me enseñó el mundo de BSDM, las torturas a su lado, el placer... Mi empresa, la empresa por la que tanto luché, mi sueño hecho realidad, mi refugio, mi única luz en las sombras en la que estaba sumida mi vida... Leyla y su asquerosa traición. Todo, todo volvió a mi y la revelación de mi más grande temor se hace presente, no soy una buena persona... no merezco a Ana.
La voz de mi madre al otro lado de la linea me trae de vuelta al presente, mis ojos están clavados en los de la mujer que amo, sin verla realmente.
-Bebé... quiero verte. Por favor necesito verte.-
-Está bien madre, yo también quiero verte. ¿Puedes venir?. Elliot sabe donde estoy.-
-Claro que si mi bebé, salgo para allá inmediatamente. Gracias hijo.-
Bien... aquí te espero.-
Cuelgo la llamada dejando el teléfono a mi lado en el sofá, Ana llora en silencio parada frente a mi, esperando mi siguiente movimiento, pero no puedo moverme, no puedo dejar de pensar en mis malditas sombras y en que esta maravillosa mujer no merece a su lado a alguien tan jodido como yo.
-Christian amor, háblame. Dime algo por favor.-
-Mi madre viene en camino, espero no te moleste que la haya invitado sin tu permiso.-
Mi maldito carácter frío sale a la luz, lastimando a la mujer que amo, lo sé, lo puedo ver en sus ojos junto con el miedo en ellos reflejado. Pero debo tomar distancia, porque cuando sepa la mierda que viene con mi persona ya no me querrá en su vida, estoy tan seguro de eso que ya me duele. Y tomaré distancia para preservarnos, tanto a ella como a mi.
-Sabes que no hay problema con eso, pero... ¿Cómo te sientes?. ¿Realmente recuerdas todo?.-
-Si, todo. Pero no quiero hablar de eso ahora. Solo quiero... una copa de whisky.-
Estoy siendo un completo imbécil, pero no puedo decirle que lo que realmente quiero es perderme en ella, follarla duro como solía hacerlo con mis sumisas, solo cojerla y olvidarme de toda la mierda otra vez. Ciertamente prefiero vivir en la oscuridad de los recuerdos, a vivir en las cincuenta jodidas sombras que vienen a la luz de los mismos y me separan de ella.
Se gira sobre sus talones y se va rumbo a la cocina, mis manos vuelan a mi pelo jalandolo con fuerza, maldita sea todo, maldita sea yo mismo. No puedo contarle lo que hacía con Elena, no debe saber ese lado oscuro de mi vida y si permanece a mi lado lo sabrá, tarde o temprano lo sabrá, de una forma u otra lo sabrá... ¡Maldito jodido pasado!
Sus pisadas me sacan de la desesperación en la que estaba a punto de caer. Levanto la vista, sus mejillas estan inundadas en lágrimas y sus hermosos ojos rojos por el llanto solo hacen que me sienta aún más miserable. Me tiende la copa con un líquido amarillento, le agradezco y me lo bebo de un solo sorbo, el líquido frío pero a la vez caliente quema mi garganta ya sensible por el nudo que ahí se encuentra.
-¿Te sientes mejor?. ¿Podemos hablar ahora?.-
Su voz convertida en un susurro a causa de la angustia es mi detonante, me pongo de pie y la atraigo a mis brazos rodeando su cintura, aspirando el inconfundible olor de su cabello, su cuerpo se convulsiona a causa del llanto. Se refugia en mi pecho, rodeandome con sus pequeños brazos en la zona prohibida pero no me tenso, no siento miedo a su lado... no, ya no siento miedo. Ella me curó, ella sin saberlo aullento la más jodida de mis sombras, solo ella podría haberlo logrado.
-Christian, por favor... por favor no me dejes. No me importa tu pasado... te quiero conmigo... siempre.-
Logra pronunciar entrecortadamente, pero no le respondo, no quiero lastimarla más, no quiero mentirle y es que en este momento solo estoy seguro de mi amor por ella. De lo demás, no tengo idea de que haré con respecto a nada.
El sonido de las puertas del ascensor nos hace girar, Ana no me suelta ni yo a ella, necesito de su apoyo ahora más que nunca. Mi madre, mi padre y mi hermano entran guiados por Taylor, ese hombre imponente y gentil... me hubiera gustado que sea mi guardaespaldas.
Los tres me miran, mis padres con los ojos llenos de lágrimas están abrazados, Elliot luce un poco más tranquilo, tratando de calmar a mi madre con palabras de aliento.
-¿De verdad eres tú?.-
Pregunta mi madre, nunca quise lastimarla pero siempre de una manera u otra terminaba haciéndolo. Sé lo que la compensará, o al menos eso espero. Suelto a Ana y camino en su dirección sin despegar la conexión de nuestros ojos. Mi padre la suelta y se hace a un lado, entonces sin preguntar y sin esperar su reacción la tomo en mis brazos, la envuelvo fuerte, junto a mi pecho. Me he dado cuenta que realmente añoraba con el alma sentirme así de seguro en los brazos de mi madre, con esa calidez que solo una madre te puede ofrecer, los años perdidos... tantos momentos que perdí a su lado por aislarme en mi dolor, en mis miedos e inseguridades. Y ahora, sólo ahora me doy cuenta cuanto me ama, que hubiera dado su vida por mi. La siento temblar y convulsionarse en mi pecho y diciendo cosas que no le llego a entender.
-Tranquila madre, estoy aquí. Soy yo... solo respira y calmate.-
-Oh mi bebé, te extrañé tanto. No vuelvas a hacerme eso nunca más Christian Grey. ¿Me entendiste? Nunca más.-
-No lo haré mamá, lo siento mucho.-
-¡Oh Dios mio Christian, me estas abrazando!. ¡Carick nuestro bebé me está abrazando!. ¡Gracias Dios mio!. Gracias por curarlo y devolvermelo sano y salvo!.-
-Tranquila Grace, no quiero tener que llevarte al hospital.-
-¡No!. No lo permitiré Carick. No me separarás de mi hijo, ni tu ni nadie me lo va a quitar de nuevo.-
Bien, es suficiente mi madre está por desmayarse y ya me está asustando. Me separo de ella y la llevo al sofá a que tome asiento pero no quiere soltarme, esta apretandome en la cintura con sus brazos tan fuerte como puede.
-Mamá escuchame. Estoy aquí y no me iré. Ahora... ¿Puedo saludar a mi padre y hermano?.-
Asiente no muy convencida y a regañadientes me suelta. Estrecho la mano de mi padre, nuestra relación nunca fue la mejor despues que dejé la universidad y yo necesito tiempo para acostumbrarme de nuevo a todo. Le doy a Elliot un abrazo corto.
-Hey bro y Ana. ¿Se siente mal?.-
Lo miro confundido y me giro a buscarla pero no la encuentro, se fue seguramente dejándonos un espacio familiar, lo cual no era necesario. Ella es igual o más importante ahora para mi que mi familia.
-Ella estaba bien, iré a buscarla. Pónganse cómodos, enseguida regreso.-
Le hago señas a Elliot para que calme un poco a mi madre y me dirijo a nuestra habitación. El Escala es un gran departamento, no se como no lo encontré antes. Aunque podría quedarme para siempre aquí a su lado.
Descarto ese pensamiento que me resulta tentador, demasiado tentador. Entro a la habitación y no veo a Ana por ningún lado, la puerta del baño esta cerrada, me acerco y golpeo despacio.
-Ana, ¿Te encuentras bien?.-
Espero a que conteste y nada, me acerco un poco más pegando el oído a la puerta, puedo escuchar su llanto que se hace mas y mas fuerte. Vuelvo a tocar para que me abra.
-Estoy bien Christian, solo... vuelve a la sala con tu familia. Enseguida te alcanzo.-
Su voz rota por el llanto hacen encender una alarma en mi interior, algo no anda bien. Abro la puerta sin su permiso y la encuentro tirada en medio de su lujoso baño, el pelo revuelto, las mejillas llenas de lagrimas, los ojos rojos, sus sollozos retumban por todo el lugar. Me parte en dos verla así, me acerco despacio, no quiero que se sienta invadida.
-Ana, ¿Qué está mal?. ¿Te sientes bien?. ¿Quieres que llame al doctor?.-
-Estoy bien, solo quiero estar sola.-
Posa sus ojos en mi, hay una resolución en ellos, como si hubiera tomado una difícil decisión. No entiendo que le pasa, casi siempre supe que querían las mujeres, que podía esperar de ellas y que podían esperar ellas de mi. Pero con Ana todo eso se va a la mierda, ella es distinta a todas las demás, y estoy seguro que fue eso lo que me enamoró perdidamente, su calidez y espontaneidad. Porque toda ella es perfecta para mi, lo malo aquí es que el que no es perfecto para ella soy yo.
-No te dejaré sola y lo sabes. Ven aquí conmigo y hablemos. Dime que está mal. Te llevaré a la cama para que descanses.-
Trato de levatarla de los brazos pero ella se remueve y se zafa bruscamente de mi agarre, me quedo quieto, sin saber que hacer, solo esperando su siguiente movimiento. Pero no estaba preparado para esto...
-Ana...-
-¡Te dije que quiero estar sola!. ¿¡Dime que parte es la que no entiendes!?. ¡Vete de aquí!. ¡Vete con tu familia!. ¡Vuelve a tu otra vida y olvídate de mi para siempre!.-
Grita con palabras cargadas de resentimiento y dolor que rompen el pedazo de corazón que ella misma sanó. Pero no entiendo, ¿Por qué me trata así?. ¿Qué hice mal?. ¿De verdad quiere que me valla?. No, no, no mi querida y dulce Anastasia. No me iré de tu lado y ahora más que nunca me tendrás que aguantar, porque pienso quedarme... para siempre.......
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Besitos 😙😙 😙...
Andy....
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