Capítulo 1





Pov Anastasia







¡Al fin terminé con la reunión!

Vuelvo a mi oficina en donde me siento frente a mi escritorio y reviso lo que me queda para hoy, lo cual es bastante.
Trabajo en Steele & Co. La empresa que creó mi padre Ray. ¡Dios, lo extraño tanto!. Desde hace cinco años que lo perdí, junto con mi madre Carla.
Ese maldito día, ellos salian de la empresa con destino a nuestra mansión, yo los esperaba ansiosa ya que teníamos una cena benéfica en casa de los Grey. Yo no los conocía, era muy joven, pero estaba sumamente ansiosa por asistir. Me cambié con mi mejor vestido de fiesta, me maquille y bajé a la sala a esperarlos, así cuando llegaran por mi, no perderíamos tiempo.
Pero en lugar de llegar ellos a casa, tocó el timbre un policia con la terrible noticia. Estaba totalmente devastada, sentía un vacío en el pecho que hasta hoy sigue conmigo.

Gail, mi nana, fue mi salvación. Ella cuidó de mi siempre y desde ese día fue mi apoyo. No sé que hubiera sido de mi sin ella y su marido Taylor.
Sacudo la cabeza para dejar de recordar, eso no me hace nada bien ya que cada vez que los pienso el nudo en mi garganta no desaparece por un largo tiempo. Llamo a Taylor para que me lleve a casa, estoy agotada. Fue suficiente por hoy de trabajo y no tengo ganas de seguir siendo amable con hombres que solo me subestiman.

-Tay, ¿Puedes llevarme a casa ahora?.-

Él trabajaba con papá desde que tengo memoria y desde ese terrible día también cuida de mi, es mi chofer y guardaespaldas, es mi segundo padre y mi mejor amigo también.

- Claro Ana, te espero en la puerta principal.-

Cuelgo la llamada y me preparo para bajar. Tomo mi bolso y cuido de tener todo lo importante allí. Celular, llaves, maquillaje, billetera... sip creo que tengo todo. Salgo de mi oficina, una impresionante obra que mi padre decoró a su gusto, paredes de madera con cuadros bien ordenados y llamativos, piso blanco impecable de porcelanato, ventanales desde el piso al techo. Su escritorio de madera oscura bien ordenado y limpio.
Todo está tal cual él lo dejo ese último día, no quise mover nada, ni modificar nada porque éste era su espacio, su lugar, donde pasaba la mayor parte del día. De alguna manera me siento más cerca de él aquí.
Saludo a mi secretaria y subo al ascensor, pulso el primer piso y espero mientras los recuerdos no dejan de llegar...
Suspiro cuando suena el ping que significa que he llegado a mi destino salvandome así de las lágrimas que luchan por salir de mis ojos.
En la puerta esta mi Tay, como lo llamé siempre de cariño, nunca pude verlo como un empleado y creo que nunca lo haré.
Me ve y sonrie abriendome la puerta de la empresa.

-Buenas tardes señorita Steele.-

Me dice con una sonrisa pícara, sabe bien que no me gusta que me trate como su jefa.

-Buenas tardes señor Taylor -

Le respondo con la misma sonrisa pícara, a él tampoco le gusta que lo llame señor.
Lo veo hacer una mueca en sus labios y sonrio con más ganas sabiendo que lo molesté más que él a mi.
Caminamos hasta el coche y él me abre la puerta para que pueda subir, siempre tan atento.
Cuando ya estoy bien acomodada me coloco el cinturon de seguridad y espero a que Taylor haga lo mismo, una vez acomodado enciende el coche y nos ponemos en marcha.

- ¿Y cómo estuvo tu día?.-

Me pregunta tan preocupado por mi como siempre.

- Agotador, la verdad, esa gente cree que por tener 21 años pueden hacer lo que quieran conmigo y engañarme con trucos baratos.-

Siempre le cuento todo a él y a Gail, son mi unica familia, y sé que puedo confiar ciegamente en ellos. ¿En quién más sino?

-Gracias a Dios tu padre te enseñó bien, ¿No es ciero?.-

Me mira por el espejo retrovisor con una sonrisa de orgullo, su pollita, como me llama, sabe defenderse.
Le devuelvo la sonrisa y le contesto:

- Sip, sabes que antes de que pasara el accidente él siempre me enseñó todo, siempre con juegos, en ese momento no me daba cuenta cuando lo hacia. Pero cuando tuve que hacerme cargo de la empresa, sin darme cuenta tenia todas las respuestas en mi cabeza.-

Él me sonrie y asiente con la cabeza en señal de que esta de acuerdo conmigo. Suspiro y miro por la ventana, las calles de Seattle siempre tan cargadas de gente a esta hora que salen de trabajar. Ya casi llegamos a mi departamento, el Escala. Vivo allí hace un año cuando decidí que la mansión me parecia vacia y desolada desde que faltan mis padres. Me sentía demasiado sola y triste, asi que tomé la desición de buscar mi propio espacio y convertirlo en mi hogar.

Sigo mirando por la ventanilla, pérdida en mis pensamientos cuando alguien llama mi atención, un joven que está sentado en la vereda frente al Escala pidiendo limosna. Lleva la ropa sucia y parece que no se ha bañado desde hace un buen tiempo. Veo como la gente se hace a un lado, esquivando al pobre muchacho hasta que una señora con bastón se le acerca y le da un billete. Cuando él levanta la cabeza para agradecerle a la mujer.... me quedo de una sola pieza, ¡No puedo creer lo joven que es!. Me pregunto, ¿Que le habrá pasado en su vida para terminar así?.
Taylor entra en el estacionamiento privado del Escala y para el coche en nuestra plaza. Me abre la puerta y me tiende la mano para bajar. Le agradezco y caminamos hacia el ascensor, pulsa el botón rojo y se abren la puertas. Nos adentramos y decido preguntarle por el joven... desde que lo vi no me lo puedo sacar de la cabeza.

-Tay, ¿Has visto al muchacho que estaba sentado aqui enfrente pidiendo limosna?.-

Él me mira confundido, hasta que se da cuenta de quien le estoy hablando.

- Si, ya lo habia visto, hace más de dos semanas que está en el mismo lugar pidiendo limosnas para poder comer.-

-Nunca lo habia visto.-

Le respondo algo confundida, ¿Cómo es que nunca lo vi?. ¿Y por qué ahora me siento tan mal?.

- Gail le ha estado dando una vianda todos los dias a la noche. Ella ahora prepara la cena para cuatro, pensando en el muchacho.-

Lo vuelvo a mirar ahora más confundida, el niega con la cabeza como si estuviera cansado de esa actitud en su mujer. ¿Cómo es que no me lo contaron?.  Él parece leer mi mente porque con una sonrisa me dice:

-Tranquila Ana, ella siempre ayuda a los vagabundos, dice que es preferible darle comida y no dinero que pueden utilizar para otras cosas.-

Me hace comillas con los dedos cuando menciona la palabra cosas. En cierta forma me siento más tranquila, no sabia que Gail hacia eso y tambien me siento tranquila por el muchacho, sentí algo en mi pecho cuando lo vi tan desprotegido y solo.
Asiento con la cabeza a Taylor en señal de que está bien. Cuando suena el ping del ascensor informando que llegamos a mi hogar. Siento un olor a estofado en el aire que ya me dio hambre. Taylor me dice que estará en su oficina, me da un beso en la mejilla y remueve mi cabello como siempre lo hace, como cuando aún era una niña. Le sonrio y camino hacia la cocina donde esta mi ángel, la persona que me mantuvo en pie y me dió fuerzas todos estos años.

-Buenas tardes nana.-

Le digo abrazandola por la espalda haciendo que pegue un brinco por el susto. Suelto una carcajada, no importa cuantos años hace que me conoce, nunca sabe cuando estoy detras de ella.

-¡Dios Ana, un día me vas a matar de un paro cardíaco!.-

Se me borra la sonrisa al instante, no soportaria perderla a ella también. No puedo. Ella al voltear se da cuenta de mi angustia y me abraza con dulzura.

-Tranquila mi niña, sabes que se necesita mucho más que eso para que alguien me aleje de ti.-

Me relajo visiblemente y le sonrio.

-Lo sé nana, es solo que no quiero ni pensarlo. ¿Si?.-

-Tranquila Ana, sabes que todo estará bien.-

Decido cambiar de tema, no puedo ni pensar en quedarme sola. Y entonces recuerdo al muchacho de enfrente.

-Nana, ¿Sabes quién es el muchacho que pide limosna enfrente?.-

A ella le aperece una tierna sonrisa en el rostro, esa que solo me dedica a mi. La miro esperando una respuesta.

- Si, es un muchaco muy guapo y respetuoso, solo sé que se llama Christian.-

Christian, que bonito nombre pienso.

-¿Solo eso sabes?.-

No se porque tengo este sentimiento en mi pecho, de curiosidad y angustia.

-Solo eso Ana, le he llevado comida todas las noches desde que lo vi. Duerme en el callejón que esta al lado del edificio. Me da mucha lastima... las noches aqui suelen ser muy heladas y no creo que tenga otro sitio a donde ir.-

Sus palabras me dejan helada, es decir, pensé que tenia un lugar mejor donde refujiarse nunca pensé que estaría tan desprotegido. Gail me mira y su sonrisa se amplía más, me conoce bien.

-Sabes lo que vamos a hacer con él, ¿No es cierto?. -

Le pregunto con una sonrisa pícara. Ella me la devuelve y me guiña un ojo.

-Lo sé mi niña, ya me lo imagino.-









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Bienvenidas/os a "Otras Vidas"...
Espero la disfruten...

Voten y comenten...

Besitos 😙😙😙

Andy...






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