Último Intermedio: Parte 1
Sun Wukong volaba rápidamente en su nube voladora junto a Göll y la inconsciente Nut. El rey mono miró brevemente que la joven valkiria tampoco estaba en muy buenas condiciones, se notaba que aquel demonio la había dejado para el arrastre, con su cara llena de sangre todavía y sus manos rotas.
"Creo que a ti también te vendrá bien un poco de atención médica" Habló Sun Wukong, haciendo que Göll niegue con la cabeza rápidamente mientras respondía.
"La prioridad es Nut, a mí ya me curarán después" Fue la contestación de la valkiria mientras se notaba su ceño fruncido, Sun Wukong se encogió de hombros y volvió a mirar al frente, viendo que acababan de pasar por arriba de Jesucristo, el cual continuaba luchando contra su antiguo alumno Judas Iscariote.
El rey mono continuó en su nube, pero, mientras tanto, Judas Iscariote estaba sintiendo una frustración nunca antes vista ante la imposibilidad de acertar sus golpes en Jesucristo, el cual se limitaba a esquivar. Los apóstoles habían logrado acabar con los demonios molestos, pero igualmente no intervinieron en el combate, sabían que era algo que su maestro debía de hacer solo.
"No pelearé contra ti, sigues siendo mi preciado alumno, y siempre te he perdonado por todo" Habló Jesucristo mientras esquivaba los intentos de Judas como si no fuera nada, provocando más ira en él.
"¡¿Y quién dice que yo quiera seguir siendo tu alumno?!" Contestó con rabia mientras intentaba una y otra vez golpear con sus puños cargados con energía oscura a Jesucristo, el cual parecía ser siempre capaz de prever sus movimientos.
"¿¡El maestro te perdona por traicionarlo y así contestas!?" Aunque no interviniera directamente en la batalla, el apóstol San Pedro fue incapaz de quedarse callado ante semejante contestación de su antiguo compañero.
Eso solo provocó que Judas Iscariote conteste con más agresividad. "¡Cállate! ¡Tú fuiste el mismo que dudó de haberlo conocido tres veces cuando murió!" Esa contestación fue como un balde de agua fría para San Pedro, el cual miró hacia otro lado mientras fruncía el ceño, notablemente arrepentido de sus actos.
"¡Además! ¿¡Cómo iba a saber yo que iban a crucificarte!? ¡Se supone que solamente ibas a recibir un castigo! ¡Y cuando me arrepentí de mis actos y me quité la vida como compensación acabé siendo un demonio!" Judas Iscariote comenzó a gritar toda la rabia que tenía guardada desde ese entonces, haciendo que Jesucristo sepa que la batalla debía terminar ya, y lo hizo con eficacia, pues detuvo en seco el puñetazo de Judas con eficacia, deteniendo la pelea en seco.
"Lamento mucho que te ocurriera eso, mi padre no me informó hasta que fue demasiado tarde, ¿Pero ese odio hacia mí justifica que estés ayudando al exterminio de la humanidad?" Jesucristo habló con una sonrisa gentil e intentando hacer razonar a su antiguo alumno.
"La humanidad no merece la pena, mira lo que te hicieron todos, quizá yo te delaté, pero fue todo el pueblo que defendías el que te crucificó, ¿De verdad perdonas a todos ellos por eso?" Judas preguntó más incrédulo que otra cosa, haciendo que Jesucristo conteste con una sonrisa pura.
"Por supuesto, incluso le pedí a mi padre que no hiciera nada, pues fueron demasiado incultos para comprender lo que estaban haciendo, los perdono de la misma manera que lo hago contigo" Esas palabras provocaron que Judas se detuviera en seco, mostrando estar pensando o reflexionando.
Los apóstoles, desde la distancia, sonrieron, sabiendo que su maestro es capaz de redimir a quién sea, incluso al culpable indirecto de su crucifixión.
"Aunque os ayude, de nada servirá" Habló Judas con el ceño fruncido, provocando una mirada algo confusa en Jesús.
"Toda ayuda siempre es bienvenida e importante, no te pido que lo hagas por mí, pero hazlo por la humanidad" Aunque Jesucristo dijera esas palabras, Judas contestó con duda.
"Confías demasiado en tu padre y sus dos compañeros, y no deberías hacerlo" Esas palabras tomaron totalmente desprevenido a Jesucristo, rompiendo su rostro siempre relajado y gentil por una mueca de confusión.
"En el infierno hablé con un demonio llamado Belial, él sabe muchas cosas sobre ellos, tanto que lo matarían si saliera de allí, ¿De verdad mi ayuda sería bienvenida aún cuando tu padre y sus dos compañeros estén en contra de que lo haga?" Esas palabras estaban provocando cada vez más confusión a Jesús, no estaba entendiendo nada de lo que le estaba intentando explicar Judas.
"Siempre serás alguien especial para mí tanto como el resto de mis alumnos, no te preocupes, estás seguro ayudándonos, tómalo como una última enseñanza, como en los viejos tiempos, olvida todo lo que sucedió y déjate llevar" Dijo Jesús mientras bajaba su brazo y acto seguido lo volvía a subir pero como un apretón de manos.
Judas no contestó, se le veía pensativo, pero acabó sonriendo levemente, seguramente atraído por la nostalgia u otro sentimiento, por desgracia, ahora era incapaz de sentir ningún tipo de afecto por nada ni nadie que no sean él y sus necesidades como cualquier demonio. Pero en esa sonrisa Jesús volvió a verlo como cuando estaban todos vivos, en aquella época en la que lo único que importaba era transmitir su palabra y enseñar a sus queridos alumnos.
Jesús dejó los ojos un segundo con una sonrisa sincera, esperando que Judas le devuelva el apretón de manos o simplemente le conteste, pero no pasó ninguna de las dos cosas, cuando el hijo de Dios abrió los ojos, observó que el cuerpo demoníaco de Judas estaba sin cabeza al mismo tiempo que el resto de apóstoles gritaban en completo shock.
"¡¿Judas Iscariote?!" Jesucristo finalmente perdió su infinita calma por completo y comenzó a agarrar el cuerpo de su antiguo alumno, del cual la cabeza parecía haber sido cortada pues estaba a unos cuantos metros, todavía con la sonrisa en su rostro.
"¿¡Quién-!?" Jesucristo comenzó a exclamar, pero fue callado cuando observó de quién se trataba, el responsable de haber asesinado a Judas Iscariote era alguien con acceso a armas bendecidas capaces de dañar demonios de manera muy eficaz, era un ángel con armadura blanca la cual posee un signo singular en el pecho, tres triángulos con un ojo en cada uno, los tres juntándose. A eso lo acompañaban dos alas blancas majestuosas y una espada todavía manchada de sangre, terminando con una piel tan blanca como la nieve y un cabello negro largo hasta la espalda. Tenía delante al ángel más poderoso al servicio de los tres dioses infinitos el cual todavía no había hecho acto de presencia: el ángel San Miguel.
"¿¡Por qué lo has hecho!? ¡Padre, ¿Por qué lo habéis envíado?!" Preguntó Jesucristo en shock, pero no recibió respuesta de su padre, en cambio, fue San Miguel quién respondió.
"Tenía pensado traicionarte a la primera de cambio, no era necesario que hiciera eso y tu padre y mis otros dos amos me mandaron exterminarlo" San Miguel contestó con eficacia e incluso parecía reírse un poco ante la situación, haciendo que, después de milenios, Jesucristo esté empezando a enojarse.
"Él seguía siendo mi alumno, no merecía esto, ¿¡Cúal es la verdadera razón?!" Gritó Jesucristo en cólera, provocando una risa en San Miguel.
"Tenía información que no deberías saber, tu padre y mis otros dos amos lo prohíben, al menos por el momento" San Miguel parecía estar disfrutando bastante de observar el rostro del hijo de uno de sus superiores.
Jesucristo dio una mirada indignada hacia arriba, por primera vez, estaba enojado realmente con su padre, habían matado a su alumno, por muy cambiado que estuviera, para él seguía siendo como su hermano, aunque Judas Iscariote ya no lo quisiera seguir más, y encima la razón de asesinarlo fue para ocultarle información, esto estaba siendo demasiado.
Los apóstoles estaban muy confundidos y asustado al ver esa reacción en su maestro, no sabiendo qué hacer, sobre todo porque su enojo estaba dirigido hacia un ángel.
Pero, antes de que ninguno pudiera abrir la boca, otra voz proveniente del pasillo se escuchó, acercándose lentamente, todos se fijaron en que era una especie de ser hecho de fuego el cual porta una corona gigante, Jesucristo, aún con su reducción voluntaria de tamaño, lo reconoció al instante, ese ser de allí era Surt, su rival en la próxima y última ronda.
"Parece que he encontrado algo interesante por aquí" Su voz se escuchaba distorsionada mientras caminaba y dejaba un rastro de magma que estaba desintegrando al instante el suelo, creando agujeros en la construcción.
"¿A qué has venido? Si querías verme antes de la ronda, no es el mejor momento" Dijo Jesucristo, sin esforzarse por fingir serenidad y mirando al gigante de fuego con el ceño fruncido, haciendo que Surt ría un poco mientras miraba al ángel San Miguel, el cual se mantenía inmóvil, pero con un rostro serio y analítico.
"Parece que ya sabes quién soy, me alegro por ello, la verdad, no fue muy difícil encontraros, sobre todo porque el ejército de demonios ha sido reducido en cuanto me vieron" Comenzó a hablar Surt con una inusual coloquialidad en sus palabras, como si estuviera teniendo una conversación amistosa con un amigo, si es que ese ser del infierno tiene siquiera amigos.
"He venido porque quiero hablar contigo, ángel servidor de los dioses infinitos" Dijo Surt mientras señalaba a San Miguel, provocando confusión en Jesucristo, aunque el ángel ni siquiera vaciló, simplemente se mantuvo con su misma expresión y esperó que el gigante de fuego hablase.
"Sabes, desde que fui sellado, estuve encerrado en lo más profundo del infierno y del inframundo, en una especie de sala oscura donde estaba acompañado por un demonio muy peculiar llamado Belial, él me habló de vosotros y de vuestros secretos y los de vuestros jefes" En cuanto Surt dijo eso, San Miguel desenvainó su espada, preparado a que sus amos le ordenen acabar con él o simplemente lo exterminen ellos mismos. Pero, en cambio, recibió una órden de no matar a Surt, pues es su destino y es necesario que pelee en la última ronda.
"¿¡Qué sabes tú!?" Preguntó Jesús totalmente alterado, haciendo que el gigante de fuego casi estalle en carcajadas, pero, en cambio, simplemente emitió una risa débil e ignoró a Jesucristo, centrándose en el ángel que tenía en frente.
"Y ahora que sé todos vuestros trapos sucios, voy a matar todo lo que exista en cuanto gane mi ronda, incluyendo a vosotros los ángeles y, si vuestros jefes tiene huevos para bajar aquí y por fin mostrarse, también les mataré a ellos" Esa amenaza dejó a todos los presentes boquiabiertos a excepción de San Miguel, el cual estaba muy enfurecido, al punto que decidió actuar sin esperar órdenes de sus superiores.
"¡Suficiente!" Gritó San Miguel mientras usaba su espada y, en un parpadeo aparecía enfrente de Surt, tratando de cortarle los brazos y así podría asustar a ese gigante de fuego y a la vez respetando las órdenes de sus amos de no matar a ese ser.
Jesucristo, siendo espectador de esto, decidió analizar tanto a Surt como al ángel, no podía hacer otra cosa y, así, también podría recuperar un poco de la serenidad que perdió anteriormente.
Surt mostró una sonrisa de oreja a oreja mientras observaba que la espada de San Miguel trataba de cercenar su brazo. "Me subestimas, soy el ser más poderoso de la existencia, ¡Y destruiré todo!" Gritó a la vez que un calor irradiaba de su cuerpo.
San Miguel observó que Surt creó una espada con magma y bloqueó la estocada a tiempo, algo casi imposible, el acero de la espada de San Miguel no era normal por lo que no se derretirá, pero aún así lo detuvo.
"Ningún dios ni demonio ha logrado plantarme cara, ¿Qué clase de poder posees?" Preguntó San Miguel con el ceño fruncido, haciendo que Surt ría.
"La muerte y la desesperación me da fuerza, además, estuve entrenando con Belial todo este tiempo, fiel a mi objetivo de provocar el fin de toda la vida, incluida la de los ángeles, por lo que me preparé absorbiendo polvo cósmico que caía al infierno" Esas palabras no fueron entendidas por Jesucristo ni sus apóstoles, pero San Miguel pareció quedarse en shock al escuchar eso.
"¿Polvo cósmico?" Repitió Jesucristo en su cabeza, preguntándose qué sería eso, pero esa pregunta se quedaría sin respuesta al observar que San Miguel se alejó abruptamente de Surt, mirándolo con odio.
"Tienes suerte de que mis amos me han ordenado retirarme, espero que tu alma acabe fragmentada y perdida para siempre" Habló el ángel con furia mientras, con una luz celestial, desaparecía, dejando a Surt a solas con Jesús y sus apóstoles.
"Que grosero, ¿No crees?" Finalmente Surt se dirigió hacia Jesús, quién no le contestó, provocando risas en el gigante de fuego, continuando con esa extraña charla amistosa.
"¿Tú serás mi rival, verdad? No te preocupes, lucharé de forma limpia, pero te ganaré, no me tengas rencor por lo que haga después" Dijo Surt mientras se encogía de hombros, provocando que Jesucristo bajara la mirada al mismo tiempo que preguntaba lo que tenía en la cabeza.
"¿A qué te referías con polvo cósmico?" Preguntó Jesús sombríamente, haciendo que Surt conteste con indiferencia.
"Son cosas que tu padre no quiere que sepas, y yo no voy a ser el responsable de destruir esta hermosa relación paternal con la gran revelación, además, tengo más cosas que hacer, adiós, nos vemos en la arena" Esa contestación dejó con el ceño fruncido a Jesús, quién solo pudo ver al gigante fuego marcharse por donde había venido, provocando más agujeros en la infraestructura a su paso, al final todo el coliseo terminará por derrumbarse si esto continúa así.
(Pasillo próximo a la enfermería)
Al mismo tiempo que pasaba eso, Astaroth observaba con sadismo como Buda apenas podía mantenerse en pie después de pelear contra Beelzebub en aquella ronda extra, y ahora tampoco estaba haciendo mucho aparte de servirle de entretenimiento.
"La única razón por la que no te he matado ya es porque me parece adorable como intentar aferrarte a la vida, ríndete de una vez" Habló Astaroth con autoridad, pero Buda se logró poner de pie al mismo tiempo que negaba con la cabeza, e incluso llegó a sonreír.
"Nunca me rendiré, haré lo que sea por la humanidad y esas adorables valkirias, los demonios ya me habéis arrebatado a Zero, no dejaré que matéis a nadie más que me importa" Habló Buda con firmeza, haciendo que Astaroth frunza el ceño ante la nula desesperación en su oponente, decidiendo entonces terminar ya con él, pero no pudo llegar a hacerlo pues recibió una rayo de luz, girándose para ver a varios sujetos.
"¡Pagarás por esto, maldito demonio!" Habló el responsable de ese rayo de luz, Horus, acompañado por Jack, Shiva, Rudra y las hermanas de Göll, bastantes refuerzos.
"No me importa si sois más, adelante, venid a por mí" Dijo Astaroth mientras les hacía una señal con la mano, haciendo que todos se preparen para acabar de una vez con esta amenaza demoníaca al mismo tiempo que Sun Wukong y Göll estaban de camino a ese mismo sitio.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Aquí termina la primera parte del último intermedio antes de la última ronda, ¿Cómo os ha parecido? Me gustaría leer vuestras opiniones en los comentarios.
¿De qué hablaba Surt? ¿Qué ocultan los dioses infinitos? ¿Podrán los dioses y humanos vencer a Astaroth? Esas son preguntas que se responderán en los pocos capítulos que quedan de esta historia.
Muchas gracias por apoyar hasta aquí mi historia, nunca esperé recibir tanto apoyo, de verdad que me alegra mucho ver vuestro apoyo y que disfrutáis lo que escribo.
Ahora, sin nada más que decir, adiós.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top