Duodécima Ronda: Parte 4
(Flashback, Reino Wu, antigua China, año 540 a.C.)
En ese entonces, China estaba dividida en varios reinos independientes, los cuales guerreaban comúnmente entre ellos, sobre todo los reinos Wu y Chu, los cuales siempre acababan en guerra al cabo de unos pocos años del último tratado de paz, en resumen, sus tratados de paz eran tan fáciles de romper como la declaración de un habitante de un reino hablando mal del otro.
En un pequeño pueblo del reino de Wu, un joven de 4 años llamado Sun Wu estaba comiendo grandes cantidades de comida junto a sus padres. La familia siempre mantuvo una muy buena relación con el emperador, súmale a eso que el padre de Sun Wu, llamado Sun Pinga, trabaja en una posición tan importante del ejército como lo es ser estratega militar, el cargo perfecto, pues no te mandar a morir con las tropas.
Actualmente se encuentran en un pequeño pueblo ubicado en la frontera entre el los reinos de Wu y Chu, actualmente estaban en una especie de *paz*, pero todos sabían que solo era cuestión de tiempo para que todo volviera a estallar, por lo menos esta situación tranquila favoreció a Sun Pinga a volver con su mujer e hijo y pasar más tiempo con ellos, por desgracia el emperador los obligó a ubicarse en este pueblo en mitad de los reinos para avisarle de cualquier tipo de acto que pueda considerarse como una declaración de guerra, pero Sun Pinga no tenía de qué preocuparse, consigo estaban los mejores soldados y generales, pendientes de cualquier movimiento extraño que pudiera hacer el reino Chu.
"Padre, cuando sea mayor quiero ser un estratega militar como tú" Dijo el joven de 4 años con ilusión mientras comía, haciendo que su padre ría en respuesta, alegre que que su hijo quiera seguir sus pasos y convertirse en alguien que usa la cabeza más que los músculos.
"Seguro que lo serás" Contestó su madre con una sonrisa también, el joven tenía un brillante futuro por delante.
El agradable ambiente familiar fue interrumpido por unos cuantos gritos provenientes del exterior del hogar, cosa que alertó a la familia, pero antes de poder hacer nada, uno de los generales del ejército abrió bruscamente la puerta.
"¡El ejército de Chu está atacando el pueblo, no han sido unos pocos soldados, han envíado a un ejército entero! No somos suficientes para frenarlos, no estábamos preparados para una ofensiva tan rápida y numerosa" Alertó el general, haciendo que Sun Pinga se levante rápidamente mientras intenta tranquilizar con la mirada a su esposa y a su hijo.
"¡Tenemos órdenes de llevarte con vida cueste lo que cueste para que avises al emperador!" Continuó diciendo el general mientras se escuchaban gritos de los soldados de fondo.
Sin perder tiempo, Sun Pinga se levantó y agarró a su mujer y a su hijo de sus manos. "¡Tenemos que irnos!"
Sun Wu estaba confundido sobre todo lo que estaba sucediendo, le habían dicho que estaban seguros, ¿Y ahora estaban siendo atacados? ¿Cúal era la razón de esto si no tiene sentido empezar tú una guerra con una avanzada tan riesgosa?" Era lo que se preguntaba el pequeño genio estratega que era ese niño de 4 años, pero, de todos modos, desde su inocencia.
En menos de un minutos todo ya era un caos, un pequeño grupo de soldados liderados por aquel general estaban haciendo de escudo de la familia, rodeándolos y luchando duramente contra los invasores de Chu, los cuales parecían más centrados en causar destrucción y caos en vez de asesinar a los soldados enemigos, cosa que desconcertó aún más al joven Sun Wu.
"¡Es inútil! ¡No podemos avanzar!" Se quejó uno de los soldados, notando como muchos soldados enemigos comenzaban a darse cuenta de que esos hombres escoltaban a alguien, haciendo que se acerquen e interrumpan aún más el paso.
Sun Wu observó, por primera vez en su vida, a su padre totalmente engullido por el miedo debido a que no estaba entrenado para el combate, y a su madre llorando mientras abrazaba el brazo de su marido, todo esto era algo anormal, por lo que tuvo que ser ese niño de 4 años quien intentase buscar la solución.
Analizó todo rápidamente mientras se recordaba que tenía que ser rápido, pues estaban cayendo los pocos soldados que quedaban, el niño se fijó en una piedra parecida a un guijarro justo a sus pies y encontró la solución.
Rápidamente le gritó al general su plan. "¡General! ¡Lanza algo hacia los tejados!" Gritó el niño, el general escuchó la idea del niño, y fue entonces que se fijó y comprendió el plan, todo se estaba prendiendo en llamas y las casas de madera estaban desmoronándose, pero no tenían nada lo suficientemente potente como para que las casas caigan encima de los enemigos, el general observó que únicamente quedaba él en pie junto a dos más de sus soldados, suspiró y le dio sus rezos a sus dioses.
"¡Lleva a la familia ante el emperador!" Le gritó el emperador a sus hombre mientras se lanzaba contra uno de los soldados enemigos, sorprendiéndolo y funcionando así la embestida, dejando a Sun Wu totalmente embalado, pues tanto el general como el hombre chocaron fuertemente contra la madera de una casa que se estaba quemando, provocando que se comience a caer sobre todos los que alcance.
Los dos soldados pudieron poner a salvo a la familia de la casa en llamas que se cayó, matando a varios de los soldados enemigos centrados en detenerlos, dejando el camino libre, pues el resto se encontraba asaltando a las familias y violando a las mujeres, fue tarde cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo.
Los dos soldados corriendo junto a la familia, en esa caminata, uno de los dos se quedó atrás para retener a los soldados enemigos que se estaban dando cuenta de lo que estaba sucediendo y habían comenzado a perseguirlos.
Sun Wu cada vez estaba más embelesado con todo lo que estaba sucediendo, las estrategias poniéndose a juego y los hombres muriendo por su país, pero también se sentía triste y afectado, para un niño de 4 años esto estaba siendo demasiado.
Finalmente llegaron a un carro con dos caballos a un árbol, ambos animales estaban moviéndose sin parar, sabiendo el peligro que conlleva estar allí y queriendo salir corriendo.
"¡Suban todos, rápido!" Ordenó el último soldado de su bando que quedaba, la familia obedeció y subieron a la parte delantera del carro, siendo la madre quien protegía a su retoño, montada en el carro mientras el padre observaba como el soldado usaba su espada para cortar la cuerda, dejando libres a los caballos, pero igualmente amarrados al carro.
Pero antes de que el soldado pueda reaccionar, su cabeza salió volando instantes después, los soldados de Chu habían llegado, pero la familia ya había partido en su carro.
Sun Pinga suspiró mientras se aseguraba de que su mujer e hijo estaban, dándose cuenta de que la mujer estaba casi llorando de alegría mientras el pequeño niño de 4 años continuaba procesando todo, acababa de ver a un hombre siendo decapitado sin piedad alguna, y no sintió nada, eso lo hizo reflexionar.
Pero esto no había acabado pues un Sun Pinga no se dio cuenta de una gran roca que había en el camino, haciendo que reaccione demasiado tarde, girando demasiado el carro, el pequeño niño estaba de pie en ese momento y cayó al suelo.
"¡Sun Wu!" Gritó desgarrada la madre, pero Sun Pinga no se detuvo mientras comenzaba a llorar, debían de llegar ante el emperador, si vuelven morirían todos.
Sun Wu, siendo un pequeño niño, se hizo bastante daño cuando fue tirado del carro, haciendo que varias partes de su cuerpo comiences a sangrar, pero eso era lo de menos, pues tenía delante a un grupo de soldados del ejército de Chu.
Todos tenían un rostro depredador, listos para acabar con él como si fuera un simple insecto, en especial el general del grupo, el cual era un hombre robusto y corpulento, con pelo en gran parte de su cuerpo y una cicatriz en su ojo derecho.
"Curioso, no estás temblando de miedo ante el dolor y el miedo que debes de sentir" Comentó el general mientras reía, disfrutando de la situación, Sun Wu solo lo miró con lágrimas en los ojos, le dolía todo e iba a morir, aunque no esté temblando, se había hasta orinado encima, quizá no sintiera nada cuando asesinaron a ese soldado o mantuvo la cabeza fría cuando le contó su idea al general, pero ahora era distinto, sobre todo después de todo lo que estaba viviendo.
"¿Por qué causan tanta destrucción en el pueblo? Se supone que vuestro objetivo son los soldados" Preguntó con inocencia el niño, sabía que iba a morir y quería saciar esa duda.
El general de Chu pareció sorprenderse ante esa pregunta, que un niño de 4 años le esté haciendo esa pregunta sabiendo que lo van a asesinar, no suplica por su vida ni grita cosas típicas de un niño de su edad, eso hizo que el hombre comience a reír a carcajadas ante lo divertida que le resultaba la situación.
"Contestaré tu pregunta, solo porque me has caido bien" Habló el general mientras agarraba al niño y lo obligaba a mirarlo fijamente a los ojos.
"La guerra lo es todo en esta vida, en el reino de Chu, cuanta más destrucción y caos causemos entre los enemigos, más logros nos darán, más comida y dinero les darán a nuestras familias, además, ¡Es muy divertido!" Gritó eso último, sonando como un psicópata mientras reía, pero, ante esa situación, Sun Wu había dejado de llorar, parecía estar interesado, no comprendía del todo pero estaba interesado.
"¡General Húndún! Ese niño es el que le gritó al enemigo la idea de derrumbar el edificio sobre nuestras tropas, ¡Debemos acabar con él!" Gritó uno de los soldados con furia y venganza, queriendo acabar con ese niño.
El general, cuyo nombre ahora se sabe que es Húndún, frunció el ceño mientras pensaba en lo que había dicho su subordinado, dejó un momento el niño y miró al soldado, para acto seguido decapitarlo, sorprendiendo a todos.
"¡Cállate! ¡Eso le dará más puntos al niño!" Gritó el hombre con sadismo, haciendo que Sun Wu quedara en shock.
Acto seguido, el hombre volvió a girar hacia el niño. "Así que eres un pequeño estratega, te llevaré ante el emperador, quizá le intereses" Esa declaración provocó desconcierto en los soldados e hizo que el pequeño Sun Wu quede aún más confundido.
"¿Por qué?" Fue lo único que se atrevió a salir de los labios del niño, Húndún respondió con determinación.
"He visto en ti lo que distingue a los verdaderos seres humanos perfectos, he visto que amas la guerra, igual que yo" Dijo con una sonrisa, pero Sun Wu no entendía nada, al menos por el momento.
(El joven fue llevado al emperador, el cual aceptó que Húndún se haga cargo como recompensa por su buen trabajo, siendo rebautizado y llamado ahora *Sun Tzu*)
(Los años pasaron y ese niño creció dentro del reino Chi, un lugar mucho más caótico y centrado en la guerra, eran unos completos amantes del conflicto la mayoría de ellos, en un principio fue soldado bajo la tutela de Húndún, y fue en esos momentos donde el joven comenzó a sentir emociones más potentes hacia el caos y la destrucción de la guerra e incluso, cuando mostró sus conocimientos estratégicos fue ascendido a estratega principal y el más cercano al emperador, pero algo más debe ser relatado, pues se había anunciado que ambos emperadores, después de tantos años se iban a reunir para firmar una paz definitiva después de generaciones de guerras constantes, de muerte y destrucción, eso no le gustó a Húndún, el cual estaba obsesionado con la guerra mucho más de lo que lo estaba su pupilo, fue entonces que urdió un plan para evitar la paz y, a su vez, desatar a su querido Sun Tzu)
"Seguramente me reúna con mi padre, eso será tenso, pero espero que le guste leer mis primeros capítulos del libro que estoy escribiendo" Hablo Sun Tzu, el cual tenía ahora veinte años, en sólo esos años se había convertido en estratega personal del emperador del reino Chu, en este momento estaba cenando con su fiel maestro y amante de la guerra Húndún, le debía mucho a ese hombre, pero ese día se estaba comportando de forma extraña.
"No puedo soportar que todo esto se acabe ahora, sin la guerra, ¿Qué sentido tendrá mi vida?" Habló el hombre más adulto, sorprendiendo a Sun Tzu.
"Maestro, la guerra es hermosa como bien usted dice siempre, pero si no hay paz, no puede haber guerra, y llevamos muchos años así, yo también la adoro con toda mi alma, pero hay que mirar por nuestro pueblo también.
Sun Tzu había evolucionado mucho, había demostrado ser un sádico sin escrúpulos como lo es su maestro, fiel seguidor de la guerra, pero también era capaz de sentir una empatía en el fondo de su corazón que Húndún no sentía.
"¡Y por encima de todo tú apoyas la paz! ¡Yo decidí llevarte al emperador! ¿¡Haces eso para caerle bien de nuevo a tu verdadero padre!? ¡¿Acaso yo ya no importo?!" Comenzó a gritar el hombre como un demente, haciendo que Sun Tzu se quede en shock, no sabiendo qué contestar al respecto.
"Maestro, yo-" Sun Tzu fue interrumpido cuando observó como Húndún sacaba una espada y le apuñalaba en el estómago, haciéndolo caer al suelo, tratando de no gritar por el dolor.
"Esta espada es especial, la encontré en un templo destruido que alababa a las artes oscuras, ayer fui con un experto y me confirmó que servía para unir dos almas en un solo ser gracias al poder de los demonios" Explicó Húndún mientras reía como un loco, Sun Tzu no sabía que decir al respecto, sobre todo porque estaba sangrando por la herida seguramente mortal recibida en el estómago.
"¡Nos convertiremos en la entidad perfecta! ¡Nos uniremos como si fuéramos las dos caras de la guerra! ¡Larga vida a la guerra!" Gritó con euforia mientras él también se apuñalaba, pero en el brazo.
"Y ahora nuestras almas se unirán" Habló mientras hacía caer la sangre de su brazo sobre la boca de Sun Tzu, la cual estaba cada vez más llena de sangre, haciendo que ambas comiences a mezclarse. La espada comenzó a brillar en cuanto se hizo esto, y en un abrir y cerrar de ojos Húndún había desaparecido junto a la espada y la herida del estómago de Sun Tzu se había desvanecido mientras la sangre de ambas personas provocaba un brillo en el cuerpo del joven, el cual no cambió simple vista pero mentalmente sí lo hizo.
"¿Qué ha pasado?" Se preguntó Sun Tzu, pero una voz en su cabeza respondió mientras tomaba el control de su cuerpo.
"¡Ahora somos uno! ¡Larga vida a la guerra!"
(Las consciencias de ambos se unieron cada vez más hasta que Sun Tzu olvidó completamente quién era, y ahora únicamente piensa en lo que pensaba su maestro, que la guerra es lo único que merece la pena en esta vida, y así fue pues asesinó al propio emperador de su nación al mismo tiempo que escribía un libro sobre cómo comenzaba otra guerra en la que el reino Chu, pues el reino Wu quiso aprovecharse del vacío de emperador para conquistar el territorio, consiguiéndolo y nombrando a Sun Tzu un héroe de guerra que incluso enorgulleció a su padre, sin saber realmente que Sun Tzu se había ido para siempre y ahora solo existe una entidad totalmente distinta que solo quiere ver el mundo arder para enorgullecer a la guerra)
(Fin del Flashback)
Volviendo a la arena con forma de hogar, Sun Tzu parecía totalmente ido de sí, asustando a todos los humanos que veían eso desde las pantallas.
"¡Después de todo lo que he vivido! ¡¿Te atreves a decirme que la guerra no es lo primordial?! ¡Muere degollado como las esperanzas de los ciudadanos que son asesinados por su propia estupidez!"
Gritó Sun Tzu mientras, con su pincel, se lanzaba a por Zao Shen y su quimera mitad-alligátor-mitad-tigre, el cual estaba preparado para cortar en dos al humano con sus fauces poderosas y esquivar todo lo que pueda hacerle con la agilidad de un felino. Zao Shen también estaba preparado con sus utensilios de cocina preparados para defenderse, pero grande fue su sorpresa cuando observó que Sun Tzu pintó con su pincel la pared del hogar, haciendo que toda la pared comience a partirse en dos, desmoronándose encima del dios y su quimera.
"¡La arena se está derrumbando sobre Zao Shen!"
"¡Ven!" Llamó Zao Shen a su quimera, la cual fue hacia su amo, el cual sacó la tapa de una olla y, de repente aumentó su tamaño, sirviendo como una especie de escudo o cúpula para los escombros que le caigan encima.
Hubieron grandes derrumbes que crearon una cortina de humo, nadie podía ver nada pues las pantallas estaban siendo tapadas por el humo y otras habían sido destruidas en el derrumbe.
Heimdal fue el primero en ver lo que ocurrió desde su asiento privado más acercado a la arena, la mitad de la casa de había caído mientras que la otra seguía en pie, siendo esta parte donde estaba Sun Tzu, el cual se mostraba con una mezcla de emociones pues tanto Zao Shen como su quimera estaban intactos gracias al escudo.
"¡Aunque la mitad de la arena se ha derrumbado, Zao Shen y su criatura han evitado el gran daño que hubiera provocado ese derrumbe de escombros!"
Todos los dioses gritaron de orgullo, entre ellos, el balcón chino era el que más emocionado estaba. La arena había quedado visible en la parte derrumbada sin necesidad de cámaras pero la otra parte seguía dependiendo de estas, provocando confusión en todos.
"¿Eso es todo?" Habló Zao Shen desde la protección de su escudo junto a su quimera, sonriendo, pero esa sonrisa se desvaneció cuando observó a Sun Tzu reír macabramente.
Zao Shen no pareció comprender hasta que observó que el pincel no estaba cerca de su poseedor, fue entonces que cayó, no se había fijado, una parte de su escudo estaba pintada y el pincel estaba en el suelo, durante el derrumbe había lanzado el pincel.
Fue entonces que el escudo se partió en dos, y junto a él Zao Shen fue cortado del torso hacia abajo mientras la quimera debido a su poca altitud no recibió ningún corte.
Zao Shen gritó mientras su cuerpo de cintura hacia arriba caía al suelo, eso provocó gritos de conmoción en todo el mundo.
En el balcón chino, Tiandi miró seriamente la arena, pero no se dio por vencido y continuó analizando y animando a su elegido.
En las gradas de la humanidad, su antigua mujer gritó de horror mientras gritaba su nombre antiguo con tristeza.
"¡Contra todo pronóstico! ¡Parece que Sun Tzu tiene la ronda casi ganada!"
La personalidad de Sun Tzu pareció volver a volverse calmada mientras se acercaba a Zao Shen, el cual continuaba vivo, su fiel quimera se preparó para atacar al humano, pero Zao Shen le hizo un débil gesto para que no lo hiciera, no era el momento.
"Te dije que la guerra lo era todo, te metiste con la guerra y ahora la guerra te matará, púdrete mientras tu alma es destruida" Habló Sun Tzu con calma pero con palabras más afiladas que una espada.
"¿De verdad crees que esto ha terminado?" Habló Zao Shen débilmente mientras luchaba por alzar la cabeza como podía para mirar a su enemigo.
Con las últimas fuerzas de Zao Shen logró chasquear los dedos mientras recitaba la técnica suprema que le enseñó Tiandi, el cual quedó boquiabierto desde el balcón.
"Alma tibia como sopa" Dijo Zao Shen con sus últimas fuerzas antes de dejar de respirar, en ese momento aparecieron un montón de ollas alrededor de Zao Shen, Sun Tzu estaba confuso sobre lo que estaba sucediendo, y cuando quiso intervenir se dio cuenta de que estaban apareciendo seres de sopa como guardaespaldas para retener a Sun Tzu y que no haga nada, es la técnica suprema de cocina.
(Flashback, reino de los cielos, hace milenios)
"¿De verdad la cocina es capaz de hacer algo tan poderoso?" Preguntó Zao Shen totalmente incrédulo, Tiandi negó con la cabeza.
"Nadie con el atributo de la cocina ha sido capaz de hacer esa técnica, pero confío en que tú lo harás" Habló con una sonrisa, haciendo que Zao Shen siga incrédulo, sobre todo por poner tanto poder y confianza en él.
"Pero recuerda que solo debes de hacerlo cuando tu cuerpo vaya a hacerse añicos, es un último recurso pues tu cuerpo nunca volverá a la normalidad, ¿Lo entiendes?" Habló Tiandi con seriedad y Zao Shen asintió, no defraudará a quien le ha puesto tanta confianza.
(Fin del Flashback)
Las ollas, aparte de retener a Sun Tzu durante el tiempo necesario con los monstruos, comenzaron a disolver el cuerpo de Zao Shen, todos estaban sin palabras, incluso Heimdall no sabía qué comentar.
De eso quedó una especie de líquido dorado que la olla recogió y volvió a meter en la olla, removiendo todo el interior.
"¿¡Qué está sucediendo!?"
Después de unos minutos tensos, los monstruos de sopa desaparecieron pues ya habían cumplido su función, Sun Tzu miró con confusión como la olla que quedaba estaba soltando una especie de sopa celestial sobre la quimera.
"¡Acabaré con todo!" Gritó Sun Tzu mientras alzaba su brazo con su pincel, pero en menos de un segundo la quimera se abalanzó contra él, arrancándole el brazo, cayendo el pincel al suelo.
"¡La quimera le ha arrancado el brazo a Sun Tzu! Pero, ¿Dónde está Zao Shen?"
"Estoy aquí" Se escuchó la voz de Zao Shen proveniente de la boca de cocodrilo (o aligátor) de la quimera, haciendo que todos quedaran en shock.
"La técnica definitiva de la cocina, transportar tu alma a un cuerpo hecho de cocina en caso de necesidad, ¡Este es el poder de la cocina!" Gritó Zao Shen mientras hablaba desde el cuerpo de la quimera, todos seguían estupefactos mientras Tiandi sonreía orgulloso.
La batalla estaba llegando a su final, aquel que ahora tiene dos caras por fuera, es decir, Zao Shen, contra aquel que tiene dos caras por dentro.
(Habitación hecha para Ra)
Cuando Jesús de Nazaret tocó la puerta, Goll no se imaginaba que aparecerían Thor, Zeus, Osiris, Buda y Nostradamus, el cual estaba inconsciente y siendo cargado por Buda.
"¿Podemos discutir en otro sitio?" Preguntó Nut de forma directa e incómoda, no queriendo que nadie más mire la habitación de Ra, pero ahora era inevitable.
"Lo lamento, pero debo hablar con Goll, seré directo, los demonios atacarán el coliseo en cualquier momento, y su intención es acabar con todos nosotros, tanto dioses como humanos" Habló Jesucristo, haciendo que la pequeña valkiria casi se caiga del asiento donde estaba, totalmente sorprendida y agobiada por la noticia.
"¿Y no has podido hablar con tu querido papá?" Preguntó Nut con algo de burla, refiriéndose a uno de los tres dioses infinitos.
"Lo he intentado, pero me ha dicho que no ayudarán" Contestó Jesús con algo de melancolía, Thor interrumpió para decir su parte.
"Es por eso que queremos formar una alianza con los humanos cuando ataquen los dioses, si atacan, ambos bandos desaparecerán, y eso no le conviene a ninguno, debemos de unir fuerzas" Habló Thor con seriedad, aunque Goll notó también algo en el dios nórdico, ¿Cariño quizá? Al fin y al cabo él vio crecer a las valkirias.
Goll no estaba muy convencida, sobre todo cuando miró a Zeus reírse, pero su confianza se recuperó cuando Jesús de Nazaret dijo algo que sorprendió tanto a Goll como a Nut.
"No tienen de qué preocuparse, al fin y al cabo, yo maté a Satanás y es por eso que Lilith estaba al mando" Eso provocó que ambas queden con la boca abierta, parece que Nut ahora tenía algo en común con Jesucristo, que habían matado a Satanás al menos una vez.
"Una alianza mientras nuestros representantes están matándose" Planteó Goll, sonaba tonto pero... ¿Qué otras alternativas tenían?
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Bueno, hasta aquí el capítulo, espero que os haya gustado, me gustaría que comenten su opinión de este capítulo pues tenía muchas dudas a la hora de publicarlo.
La siguiente parte será la que ponga fin a la duodécima ronda.
¿Team Sun Tzu o Team Zao Shen?
Ahora sin nada más que decir, adiós.
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