Décima Ronda: Parte 4
Julio César miraba a Artemisa con una sonrisa, parece que la diosa se había dejado consumir por la rabia y el rencor, ningún arquero en su sano juicio enfrentaría a su oponente cara a cara sin ningún tipo de ventaja a su favor.
Artemisa frunció el ceño mientras sacaba una flecha y la preparaba con su arco en mano, tarde o temprano las heridas de Julio César también le dificultará esquivar cualquier tipo de ataque o proyectil.
Artemisa fue la primera en actuar, lanzando su flecha hacia la cabeza del emperador romano, el cual lo esquivó mientras mostraba una mueca de dolor por su herida en la pierna, pero artemisa también pareció quejarse un poco, tensar sus músculos para lanzar la flecha estaba provocando más dolor en el corte que tenía en el abdomen, pero igualmente no se detuvo y comenzó a correr hacia su enemigo.
El humano reaccionó rápido y lanzó su espada, pero la diosa lo esquivó con agilidad mientras cada vez se acercaba más a su adversario.
"¡Te mataré!" Gritó Artemisa mientras aprovechaba el tiempo en que la espada tenía que volver para atacar al indefenso emperador, el cual se estremeció al notar la velocidad sobrehumana en la que se movía, sorprendiéndolo.
Artemisa agarró una flecha de su bolsa y trató de clavar la punta de esta en el cuello de Julio César de forma manual, pero el emperador logró esquivarlo por muy poco debido a que el dolor abdominal de Artemisa también la ralentizó un poco a la hora de intentar rematar a su oponente.
Julio César observó como la espada volvía a su mano y suspiró al notar que Artemisa también lo notó y, de un salto acrobático, se alejó de la trayectoria de la espada, y por ende, del emperador.
"¡Ambas partes han interactuado entre ellos con intenciones de acabar con la ronda! Pero solo están consiguiendo desgastarse más y aumentar la gravedad de sus heridas"
Ambos peleadores suspiraron pesadamente mientras notaban que sus heridas sangraban cada vez más.
"Parece que estamos a la par, pero esto no terminará así" Dijo Julio César mientras miraba a Artemisa con el ceño fruncido, y la diosa le devolvió el gesto facial pero con aún más odio.
Pero Julio César no se detuvo y continuó provocando a Artemisa. "Irónico lo que ocurre aquí, yo fui venerado después de mi muerte y en vida también me adoraban la gran mayoría de Roma, y a ti, ¿Escuchas a algún dios animándote aparte de tu iluso hermano?" Habló el emperador, pero la diosa le devolvió sus palabras.
"No eres nadie, maldita escocia, solo fuiste un símbolo político para comenzar guerras, nadie te ama realmente, ¿Si te amasen como es que tu protegido te asesinó?" El emperador romano abrió los ojos al ver que la diosa sabía de su muerte, esas palabras provocaron unos temblores nerviosos en Julio César.
"No, te equivocas, y aunque fuera así, te ganaré y entonces, incluso Brutus me adorará, ¡Yo nací para ser adorado! ¡Soy el maldito Julio César!" Finalmente Julio César había estallado en ira, estando todo el combate manteniendo la calma, esas palabras de Artemisa tocaron la cicatriz eterna que todavía posee sobre su muerte cuando estaba vivo.
Artemisa suspiró, ella siempre se arrepintió de su error con Calisto, pero parecía que este emperador estaba obsesionado con demostrar al mundo sus capacidades en vez de reflexionar, era alguien con demasiada soberbia, y eso la enojaba y era de las principales razones de su odio.
Sin decir una palabra más, Artemisa comenzó a lanzar repentinamente tres flechas a una gran velocidad, ignorando el horrendo dolor en el abdomen que sintió, el emperador logró cortar dos de ella con su espada, pero la tercera impactó en su estómago.
"¡Finalmente! ¡Artemisa es la que logra progresar en sus intentos por matar a su adversario!"
Todos los humanos observaron en las pantallas como Julio César tenía la flecha clavada en todo el estómago, haciendo que muchos de los romanos aparten la vista con algo de disgusto, aquella figura divina que adoraron aún siendo humano, estaba mordiendo el polvo.
En especial, Marco Antonio no pareció sorprenderse, mientras Cleopatra entrecerró los ojos con disgusto por ver a Julio César en ese estado.
"Esto ya está sentenciado" Dijo Marco Antonio con una mirada seria, Cleopatra solamente le dedicó una mirada seria, sin una palabra, mientras los hijos de ambos emperadores comenzaban de nuevo a discutir, comenzando gran ruido en las gradas.
Pero cuando Cleopatra estaba a punto de intervenir para callarlos nuevamente, una voz nueva apareció delante de la curiosa familia, esa voz desagradó tanto a Cleopatra y Marco Antonio como a sus hijos.
"¿Por qué tiras la toalla tan pronto? ¿No eras amigo cercano de Julio César?" Le preguntó a Marco Antonio aquella figura, era la de un joven de no más de 20 años con una armadura romana que tenía grabada relieves incluso en ella, se trata del emperador Cayo Julio Julio César Octaviano, familiar del propio Julio César y que heredó gran parte de sus riquezas y que, al ganarle a Marco Antonio en una guerra civil será conocido también como el emperador Augusto.
Marco Antonio miró a Octaviano con el ceño fruncido, era un joven algo desagradable por el ego que desarrolló con el paso de los años, además de la gran rivalidad y *conflictos* que tuvieron en vida.
"Lo tenía en gran alta estima, pero se corrompió por el poder, yo no participé en su asesinato y lloré su muerte, pero cada vez le despreciaba más por sus egoístas acciones" Explicó Marco Antonio a su rival, generando una ambiente tenso que rompió Cleopatra.
"Puedes explicarte mejor para que todos lo entendamos" Le dijo Cleopatra a Marco Antonio, el cual dio un suspiro ante la mirada curiosa de Césarion y sus dos hijos observaban con curiosidad, Marco Antonio finalmente comenzó a hablar.
(Flashback, Roma, Año 44 a.C.)
(Julio César siempre fue una figura de mucho poder, debido a la inestabilidad del senado, se recurría a él para que gobernase durante *dictaduras temporales* hasta que el senado se pusiera de acuerdo, esas dictaduras temporales cada vez eran más frecuentes y el poder se le empezó a subir a la cabeza a Julio César, hasta que un día...)
"Todo el pueblo romano le espera" Habló Marco Antonio, su aliado de confianza, mientras Julio César se ponía en pie y caminaba hacia un sitio alto donde daría un aviso a todos los habitantes de Roma.
"Bien, llegó el momento de acabar con todo esta tontería de las dictaduras temporales y demostrarles a quién ama el pueblo romano realmente" Habló el hombre, provocando una mirada de sorpresa en Marco Antonio, al fin y al cabo él también era un miembro muy importante del senado, solo que apoyaba a Julio César y actuaba como guardaespaldas, pero no tuvo tiempo de hablar ya que Julio César llegó al lugar de gran altura.
"¡Pueblo romano!" Llamó Julio César a los habitantes de la capital del gran imperio que se estaba formando gracias a sus grandes órdenes y estrategias de guerra cuando él era dictador temporal, sobre todo el la zona de Galia e Iberia.
Todo el pueblo romano se alegró al ver a su amado gobernador, pero simplemente quedaron callados al instante para escuchar lo que tenía que decir.
"¡Yo siempre he hecho el bien para el pueblo romano! ¡He logrado conquistas por todo el mundo! ¡He logrado alianza y descendencia con Egipto, la mayor productora de grano de todas! ¡He engrandecido el nombre de Roma!" Habló Julio César a la multitud, la cual no se pudo contener y exclamó en furor el nombre del gran emperador, pero en cuanto vieron a Julio César hacer un gesto con la mano, el silencio volvió a reinar.
"¡¿En cambio que ha hecho el senado en todo este tiempo!? ¡Solo pelearse y discutir para luego arrastrarse a mis pies! ¡A excepción de mi buen amigo Marco Antonio! ¡Los demás solo han manchado la reputación de Roma! ¡Es por eso que me declaro dictador perpetuo! ¡Seguiré engrandeciendo Roma hasta el día en que mi alma sea transportada al inframundo!"
Esa declaración hizo a la multitud comenzar a gritar el nombre de Julio César en adoración, mientras que los miembros del senado que lograron escuchar aquello, no estaban para nada contentos, perderían el poder si no hacían nada.
Con eso, el emperador se apartó de la vista de todo el mundo, para ser recibido por una mirada insatisfactoria de Marco Antonio.
"¿Qué acaba de hacer? ¿Se da cuenta de que podría poner en peligro toda la integridad de las familias nobles de Roma?" Preguntó Marco Antonio con pura conmoción, sin poder creer lo que acababa de hacer Julio César.
"El pueblo romano busca progreso, están hartos de que el mismo consejo de viejos se peleen una y otra vez, lo lamento Marco Antonio, pero es por el bien de Roma" Habló Julio César, sabiendo que su mano derecha es también un miembro de ese senado.
Marco Antonio no estaría en contra de sus decisiones, pero observó el rostro del emperador, era una mirada de puro egoísmo, Julio César seguramente se está imaginando el poder y autoridad eterna que le esperan mientras obtiene el respeto y adoración de todo el imperio.
"Eres consciente de que el senado no estará contento con esto, ¿Verdad?" Habló Marco Antonio, ganando una mirada confiada de Julio César.
"¿Y qué me harán? Tranquilo, amigo mío, si es por tí, seguirás siendo mi mano derecha, ahora andando" Habló Julio César mientras comenzaba a caminar, Marco Antonio tenía muy malos presentimientos sobre esto.
(Unos meses después)
Todo iba viento en popa para Julio César, el pueblo lo seguía amando y sus conquistas iban relativamente bien, sin ningún problema realmente importante.
Marco Antonio entró en la habitación del emperador, viéndolo tumbado y siendo alimentado por su amante con un racimo de uvas, cuando se dio cuenta de la presencia del hombre, Julio César le prestó atención inmediata.
"¡Marco Antonio! Amigo mío, ¿Qué ocurre?" Habló Julio César con una sonrisa engreída, haciendo que el otro hombre suspire pesadamente durante unos segundos antes de hablar.
"Solicito una audiencia a solas, no creo estar interrumpiendo nada importante" Habló Marco Antonio con el máximo respeto posible, Julio César entrecerró los ojos, pero rápidamente asintió y chasqueó los dedos, haciendo que la mujer y amante del emperador abandone velozmente el sitio.
Una vez estuvieron solos, Marco Antonio habló. "Verá, los demás miembros del senado me están manteniendo apartado constantemente, sospecho que están conspirando para quitarlo de en medio" Habló Marco Antonio, él respetaba a Julio César, era alguien muy inteligente y demostró talento a la hora de trazar estrategias militares, además, su muerte podría provocar una revuelta que acabaría con los tiempos prósperos de Roma, pero últimamente su actitud egoísta le comenzaba a generar desagrado, sobre todo cuando no reconoció al hijo que tuvo con Cleopatra como el legítimo para el trono.
"¿Sospechas que intentan asesinarme?" Preguntó Julio César, y cuando recibió un asentimiento por parte de Marco Antonio, el emperador comenzó a reír a carcajadas.
"¡Todo el mundo me ama! No seas necio" Contestó el emperador mientras miraba con superioridad a Marco Antonio, lo cual no le gustó para nada a este último.
"Vas a acabar cegado por tu propia soberbia, solo estoy tratando de hacer lo tú mismo dijiste hace unos meses, lo mejor para Roma" Habló Marco Antonio, sintiendo pena por su querido amigo, que había sufrido el mismo destino que el resto de senadores, ha sido engullido por el poder.
Julio César se levantó mientras comenzaba a caminar tranquilamente. "Creo que necesitas relajarte y descansar, yo iré al templo junto a Brutus, mi amado protegido" Habló Julio César mientras caminaba hacia la salida junto a una escolta de soldados comunes.
"¡Pero Julio! ¡¿No quiere que lo acompañe?!" Habló Marco Antonio con preocupación, pero simplemente recibió una negación con la cabeza por parte del emperador mientras le lanzaba una moneda con su cara a Marco Antonio, el cual simplemente emitió un suspiro.
Julio César caminó tranquilamente junto a Brutus, hijo de su amante que había cuidado como su protegido, y además dos soldados de escolta también los acompañaban.
Pero, cuando llegaron al templo, Julio César notaba el ambiente distinto, fue entonces cuando escuchó gritos de sus soldados detrás de él, girándose para ver a varios hombres encapuchados con largas túnicas negras que habían neutralizado a su escolta con un ataque sorpresa.
El emperador no daba crédito, sobre todo cuando se giró y observó que más sujetos encapuchados aparecían también al frente, todo a plena luz del día y delante de varios sacerdotes en shock.
"¡Emboscada! ¡Brutus, prepárate!" Dijo Julio César mientras trataba de mantener la calma y trazar un plan, pero de repente notó como el propio Brutus lo agarraba e inmoviliza por la espalda.
"¿¡Brutus, qué estás haciendo?!" Preguntó el emperador con más confusión que miedo, fue contestado con una voz que demostraba satisfacción.
"Traicionarte, es obvio, ser tu protegido es muy poco cuando otros me ofrecen montañas de poder y riquezas" Habló Brutus, dejando a Julio César en shock.
"¡P-Pero! ¡Todos me adoráis!" Habló el emperador con desesperación al observar que los sujetos encapuchados sacaban puñales de sus túnicas.
"Nadie te adora realmente, simplemente eres una basura mejor que el senado" Habló Brutus, pensando todavía en la propuesta hecha por los senadores de que si ayudaba en el asesinato de Julio César le darían todo lo que pueda soñar, incluso más de lo que le ofrecía el propio emperador.
"¡Eso es mentira! ¡Ayudadme todos!" Gritó Julio César a los sacerdotes y ciudadanos presentes, los cuales estaban muertos de miedo, sin mover ni un solo músculo.
Julio César quedó sin palabras, únicamente un rostro confundido y dolido, hasta que los encapuchados decidieron terminar ya con el emperador, asesinando al emperador brutalmente con sus armas filosas.
(Su muerte trajo grandes cambios a Roma entre los senadores, Marco Antonio y el recién llegado Cayo Julio Octaviano, incluso divinizaron a Julio César como un emperador brillante que subió al Olimpo, pero, ¿Realmente el pueblo romano lo amó o solo fue una figura política? Esa pregunta se hizo el propio Julio César hasta la actualidad)
(Fin del Flashback)
La familia de Julio César miró al unísono al emperador, el cual todavía estaba totalmente paralizado con la flecha en el estómago.
Artemisa rió un poco, dando la batalla por ganada al observar que su enemigo comenzó a soltar mucha sangre por la boca, pero también unas lágrimas.
"Así nadie me está animando, nadie ha gritado de horror, ni siquiera mi familia, parece que nunca tuve el amor de mi pueblo, soy un necio" Habló mientras bajaba la cabeza, Artemisa iba a dar el golpe de gracia hasta que observó al emperador volver a subir la cabeza.
"¡Pues ganaré ese amor con esta batalla! ¡Te mataré aunque te tenga que acompañar al otro mundo!" Gritó Julio César mientras sangre continuaba saliendo de su boca, aunque a la décima ronda le queda poco, no parece tan decidida como parecía.
(Pasillo del coliseo)
Gandhi comenzó a usar su cuerda divina para tratar de apartar a Astaroth, pero éste volvió a usar ilusiones para hacer clones de sí mismo.
"¡Patético!" Gritó Astaroth desde detrás, Gandhi se giró con gran agilidad y su cuerda se comenzó a enrollar alrededor de su brazo derecho, el demonio quiso zafarse del agarre, y, al hacer fuerza hacia el lado contrario, Gandhi aprovechó y tiró, arrancando el brazo de Astaroth.
Todo se quedó en silencio, Astaroth continuó atacando y Gandhi esquivó el zarpazo que iba hacia él.
"Humano inmundo, ¿Estás contento?" Habló Astaroth mientras reía, Gandhi notó con demasiada demora que el brazo arrancado de Astaroth comenzaba a moverse por sí solo, el cual fue a por el humano.
Gandhi no pudo evitarlo y recibió un fuerte zarpazo en toda la cara, cayendo sus rotas lentes al suelo mientras el brazo volvía a colocarse en su dueño, como si nada hubiera pasado.
"¿Vas a implorar piedad?" Habló Astaroth con burla mientras reía, Gandhi ahora mismo no veía bien, pero sí notó que sangre comenzaba a caer de su rostro, seguramente eso le dejaría otra cicatriz.
"¿Y por qué debería hacerlo? No vas ganando" Dijo Gandhi mientras preparaba su cuerda y confundía a Astaroth, el salvador de la India todavía tiene trucos bajo la manga.
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Bueno, hasta aquí el capítulo, espero que os haya gustado, pueden comentar su opinión si lo desean.
El siguiente capítulo pondrá fin a la décima ronda.
¿Team Artemisa o Team Julio César?
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