Décima Ronda: Parte 1
"Así que tú eres mi enemigo, no pareces gran cosa, y por encima de todo... ¡Eres romano!" Dijo Artemisa con asco y desprecio mientras Julio César se encogía de hombros.
Era bien sabido que muchos dioses griegos no se llevan bien con los romanos por cambiarles el nombre y venerarlos como si fueran *Divinidades nuevas*.
"¿Qué ocurre? ¿Acaso te molesta el nombre que te dimos, Diana?" Preguntó Julio César mientras comenzaba a preparar la espada de gladiador que tiene como arma divina.
Esa pregunta provocó que Artemisa le deje de mirar mientras comenzaba a perderse entre la maleza.
Todos los espectadores podían observar gracias a las cámaras en qué parte del bosque recreado estaba, similar a cuando se recrean ciudades.
"¡Parece que la cacería de Artemisa ha comenzado ya que se acaba de perder entre la vegetación del bosque!"
El emperador romano mantuvo la calma mientras trataba de encontrar a su enemiga, pero lo único que veía eran árboles y arbustos frondosos, por lo que debía usar sus otros sentidos para localizarla.
De repente, desde un sitio que Julio César no alcanzó a ver, una flecha salió disparada hacia la pierna del romano, pero éste logró evitar la flecha a tiempo de pura suerte.
"¡La primera flecha ya ha sido lanzada!"
En el balcón griego, todos los dioses miraban con atención el método pasivo de lucha que tiene Artemisa.
"¿Por qué Artemisa ha apuntado a la pierna?" Preguntó Ares a su hermanastro Apolo, el cual sonrió mientras respondía.
"A mi hermana le encanta jugar con los animales que va a cazar, para ella de momento esta pelea no es más que un juego" Explicó el dios del Sol, provocando miradas de incredulidad entre los presentes, después de todos los dioses caídos en batalla, Artemisa todavía seguía tomándose el torneo como un juego.
"¿Lo dice en serio?" Preguntó Hermes con una ceja levantada y genuina curiosidad en su rostro, Apolo rió unos cuantos segundos antes de responder.
"¡No la subestimes! ¡Nuestro significado de *juego* es distinto que el que tiene ella! Para ella, *jugar* es sinónimo de entretenerse con su rival, pero te aseguro que será igual de despiadada en cuanto vea que la cosa no será tan sencillo" Explicó Apolo mientras continuaba sonriendo, disfrutando de que su hermana gemela estuviera peleando también en este gran torneo.
"A mí lo que me preocupa es saber la razón de que ese humano haya aceptado pelear en un sitio tan favorable para su oponente en una ronda tan decisiva" Dijo Perséfone, la cual decidió quedarse a ver el resto del torneo junto a Adamas.
Esas palabras también hicieron al resto de dioses griegos inquietarse ante los posibles planes que tendría el emperador romano.
En la arena, Julio César miraba la flecha en el suelo mientras observaba de dónde había venido, aunque seguramente Artemisa ya habrá cambiado su posición para ser impredecible, actualmente era un blanco fácil, debía de moverse deprisa.
"No seré una simple presa en esta batalla" Susurró el emperador romano antes de comenzar a correr entre la vegetación.
Artemisa se encontraba escondida entre unos arbustos, observando como su presa trataba de escapar, le parecía incluso tierno que su contrincante pensase en perderla de vista en su propio terreno.
La diosa se movió incansablemente entre las gruesas ramas de los árboles con una rapidez sobrehumana, alcanzando a Julio César, el cual trataba de buscar un lugar relativamente seguro para trazar un plan.
"Demasiado fácil" Pensó Artemisa mientras comenzaba a tensar su arco, a punto de lanzar una flecha a su hombro izquierdo, ella tiene pensado hacer que el humano entre en pánico para luego matarlo con una flecha en el corazón.
Pero de repente la diosa fue tomada por sorpresa cuando observó la espada de César volando como si fuera un bumerán, cortando las ramas más altas en el proceso y provocando que Artemisa baje al suelo en un movimiento precipitado.
Julio César sonrió y se giró rápidamente mientras la espada regresaba a la mano de su poseedor, debido a las capacidades sobrenaturales del arma divina, no es una espada normal, sino que posee las capacidades de un bumerán, siendo capaz de ser lanzado y volver por inercia.
"¡Julio César ha tomado por sorpresa a Artemisa debido a las capacidades de su arma divina!"
Artemisa observó como esa espada, aparte de tener las capacidades de un bumerán, también parece ser extremadamente filosa, cortando las ramas gruesas de los árboles como si se tratara de una hoja de papel, provocando unos rayos de luz que antes tapaban las copas de los árboles.
"Te encontré" Dijo Julio César mientras miraba satisfactoriamente a Artemisa, enojando a ésta última, la cual fue sorprendida porque su adversario volvió a lanzar la espada, aunque ésta vez a la diosa de la caza no le sorprendió y lo esquivó con facilidad, incluida la vuelta.
"No sé qué quieres conseguir con esto" Dijo Artemisa mientras se giraba, notando que Julio César se había acercado a ella corriendo mientras la diosa se concentraba en esquivar la vuelta de la espada bumerán, provocando que el humano vuelva a recuperar la espada y esté peligrosamente cerca de Artemisa.
La diosa trató de retroceder para evitar un golpe potente con la espada, provocando que logre esquivarlo pero recibiendo un corte en la zona del pecho, rasgando la ropa y provocando un corte no muy profundo.
"¡Julio César es el primero en infringir daño a su oponente!"
Artemisa frunció el ceño mientras tenía pensado retroceder y correr a otra parte del bosque donde haya más maleza, pero estaba tan concentrada en no recibir un espadazo que se tropezó con una rama caída, cayendo al suelo.
Julio César preparó su espada mientras la diosa de la caza retrocedía de un salto para levantarse, notando que Julio César no tenía pensado clavar su espada en su corazón, sino que la balanceó de un lado a otro, provocando más cortes en la zona pectoral y abdominal de la diosa, pero no recibiendo cortes profundos en el proceso debido a los hábiles reflejos y agilidad de Artemisa.
"¡Artemisa logra evitar una vez más golpes posiblemente mortales, pero recibiendo cortes en el proceso!"
"Has caído en la *formación tortuga*, y ahora es cuando pierdes el caparazón" Dijo Julio César con una sonrisa mientras Artemisa quedaba extrañada ante esas palabras.
"¿¡Qué coño dices?! ¡Sólo me has hecho unos cortes!" Dijo Artemisa con enojo y rencor, pero entendió cuando comenzó a escuchar gritos de vergüenza provenientes de las gradas.
"¡Dejen de gritar todos! ¡Parece que los cortes han dejado expuestos ciertos sitios íntimos de Artemisa!"
Fue entonces que Artemisa notó que los cortes de su ropa fueron hechos estratégicamente para dejar expuestos sus pechos al público debido a la falta de ropa interior.
"Debiste traer armadura" Se burló Julio César al notar como Artemisa trataba de tapar sus pechos con sus brazos, pero al no poder hacerlo por siempre los dejó expuestos mientras comenzaba a enojarse cada vez más.
"¡Sucio hombre! ¡Te aplastaré y te daré una muerte dolorosa por todo esto!" Comenzó a gritar la diosa de la caza mientras Julio César solo sonreía.
En el balcón de las valkirias, todas ellas estaban algo avergonzadas también por lo que acababa de pasar pero también sorprendidas.
"Julio César quizá no sea el más fuerte ni inteligente de la lista, pero es uno de los mejores estrategas militares que ha habido jamás, y lo podéis ver en esta estrategia" Explicó Goll mientras sonreía con orgullo.
El plan de Julio César consistía en ridiculizar a Artemisa para hacerla perder la compostura y por ello se deje llevar por la ira, combatiendo peor en consecuencia.
En la arena, Artemisa tenía todavía la cara roja de vergüenza pero su enojo era mucho mayor, aquel hombre romano la estaba exponiendo delante de todos los humanos y dioses, y eso para ella, que se esforzó por mantenerse vírgen era una herejía, por algo tuvo que transformar a su mejor amiga Calisto por perder la virginidad.
"¡Te arrepentirás de esto!" Dijo la diosa mientras lanzaba rápidamente una flecha, sin esconderse ni nada, en la cara de su oponente, el cual se giró y logró esquivar la flecha.
Pero Julio César notó que el flechazo era solo una distracción para escapar de una zona más profunda del bosque.
"Ahora tendrás más ganas de matarme, serás más predecible y menos segura sin tu caparazón" Dijo Julio César, todavía haciendo referencia a su táctica anterior.
"Pasemos a la táctica *amaestrador de fieras*" Susurró Julio César mientras observaba todavía el lugar por el que había salido Artemisa.
Pero el emperador simplemente se mantuvo de pie, apoyando un poco su espalda contra el tronco de un árbol.
"Aunque Artemisa ha escapado, Julio César no parece estar siguiéndola"
El nombrado emperador comenzó a reír un poco mientras hablaba en voz alta.
"¡Yo no tengo prisa! ¿¡De verdad piensan que me lanzaré al peligro! ¡Esta zona la he despejado de ramas altas por algo, de aquí no me moveré! ¡Así que esa diosa ya puede estar acercándose a mí si tanto quiere vengarse!" Gritó mientras reía un poco, con estas tácticas militares tan astutas seguro que tendrá finalmente el favor de toda la humanidad.
Todos los presentes (a excepción de Goll) reaccionaron con sorpresa, esperando cómo se desarrollará esto.
(Pasillos en el interior del coliseo)
Mientras todo esto ocurría, Astaroth y Asmodeus habían vuelto al coliseo después de hablar con el resto de la élite en el infierno.
"¡Maldita sea!" Volvió a quejarse el nuevo señor del infierno, sabiendo que nadie iba a venir pues todos estaban viendo la décima ronda, Asmodeus se mantuvo callado, esperando unas palabras más coherentes de su nuevo señor.
"¡Beelzebub era una pieza clave en mis planes y ahora está muerto!" Se volvió a quejar mientras explicaba su antiguo plan a Asmodeus.
"Mi plan era usar la fuerza de todos los demonios del infierno para atacar el coliseo y matar a un ángel y así obtener poderes divinos, ¡¿Por qué tuve que mandarlo a pelear?!" Volvió a gritar Astaroth mientras aporreaba una pared, casi derrumbándose en el proceso.
"¿Y ahora cuál es el plan?" Preguntó Asmodeus con curiosidad, notando una sonrisa de Astaroth.
"Todo esto por culpa de esas valkirias, si no hubieran rechazado mi ayuda nada de esto hubiera pasado, me vengaré de ellas matando a los peleadores humanos antes de que salgan a pelear" Dijo, ganándose una mirada sorprendida del demonio de la lujuria.
"Pero entonces los humanos perderán y usted me prometió que me ayudaría a arreglar las cosas con Sara" Rebatió el demonio con algo de indignación, recibiendo una mirada asesina de Astaroth.
"¿¡De verdad crees que ella querrá siquiera hablar contigo?! ¿¡Cómo puedes ser tan imbécil!? ¡Ahora iremos a matar a esos humanos y no me dirás nada para contradecirme o te convertiré en mi esclavo!" Amenazó Astaroth mientras enseñaba sus colmillos a Asmodeus, quien todavía le miraba con enojo e indignación, pero el conflicto entre ambos fue interrumpido cuando observaron a un humano relativamente mayor caminando por el mismo pasillo.
"Perdonen, ¿De verdad pensáis eliminar a los humanos peleadores? ¿Dónde está vuestra dignidad?" Dijo aquel hombre que era casi calvo a excepción de la zona de la nuca y un mostacho, todo eso complementado con unas gafas circulares.
"¡¿Y tú quién eres?! ¡Apártate si no quieres morir!" Gritó Astaroth, aunque en realidad planeaba matar a ese humano de todas formas porque sabía demasiado.
Asmodeus notó como el hombre se ajustaba las lentes mientras sonreía un poco. "Lo lamento pero no planeo hacer eso, soy Gandhi el salvador de la India, y como peleador de la humanidad no puedo permitir que matéis a mis compañeros" Dijo el recién presentado hombre conocido por su gran labor en la India, pero a Astaroth pareció darle igual.
"¿¡Estás seguro de lo que estás diciendo?!" Dijo Astaroth mientras de su espalda salían unas alas de murciélago y abría la boca dejando ver sus grandes colmillos, Asmodeus se mantuvo expectante.
"Siempre defendí que todos los conflictos humanos se pueden defender con el diálogo, pero eso no funcionará contigo, no eres un humano de todos modos, ven a por mí si te atreves" Dijo Gandhi mientras le hacía un gesto con la mano, provocando que Astaroth se aguante más y se lance contra él.
Parece que la Décima Ronda no parece ser el único problema ahora.
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Bueno hasta aquí el capítulo, pueden comentar su opinión si lo desean.
Espero que os haya gustado, ahora sin nada más que decir, adiós.
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