Al filo de la esperanza
Cuando pudo tener leves atisbos de conciencia, sintió la sensación mas cómoda y cálida que pudo haber sentido nunca, por ello, desconocida para el. El pequeño alarmado abrió los ojos de par en par, no vió mucho pues estaba completamente a oscuras, trataba de voltear sus ojos a todas direcciones y levantarse desesperadamente pero no esperaba que también estaba tapado con una delgada sabana con la cual se enreda y terminaría cayendo de cara contra el suelo frío de la habitación.
- Ugh.. - Se quejó un poco por el daño recibido mientras se ponía de pie, lagrimeo unas cuantas gotas por el daño pero por su coraza emocional pudo ocultar su sentimiento, sorprendentemente no recibió ninguna clase de daño por ese golpe, notó que estaba temblando pero no sentía frío o algo parecido ¿Qué estaba pasando?
Notó que dónde estaba anteriormente era un colchón, uno muy limpio a los que acostumbraba y en buen estado, es mas, nisiquiera estaba suelto, ¡Tenía una base! y no solo eso, no sentía frío, no veía la noche estrellada, el suelo no era el pavimento, si, definitivamente ¿Donde demonios se supone que estaba?
El pequeño mestizo trataba de ver a su alrededor nuevamente, sus ojos se habían acostumbrado lo suficiente a la oscuridad como para poder distinguir formas, no reconocía absolutamente nada, lo mas parecido a lo que podía darse una idea eran varias camas como en la que el se encontraba anteriormente a lo largo de una extensa habitación, extrañamente no habían ventanas así que tampoco podía saber si era de noche o de día, el suelo era blanco y habían algunas cosas de metal con bolsas colgando por ahí.
Procedió a palmar un poco su cuerpo, rápidamente notó que estaba vestido con una sabana lisa y que apenas cubría algo de su cintura para abajo, no parecían los harapos que traía antes por el simple hecho de que no estaban agujereadas.
Ya comprendiendo un poco lo que sucedía (o lo que podía más bien), rápidamente empezó a correr a uno de los extremos de aquella habitación, encontrándose con una puerta de madera. Intentando abrirla notó que estaría cerrada bajo llave así que posteriormente usó parte de su fuerza para abrir la perilla, rompiéndola con facilidad sin hacer mas que un leve «crack», para así abrir la puerta la cual llevaría a un pasillo extrañamente largo y poco iluminado.
Estando temeroso, cuidadosamente pondría la punta de su pie sobre los tablones de madera que conformaba el suelo del pasillo haciendo que rechinen un poco apenas con la presión del pie.
Viendo que haría un ruido constante si se va por ahí, empezaría a mirar el techo, notando varios tubos que conducían a algún lugar o a varios lugares, este lugar estaba en mantenimiento o todavía en construcción por lo que podía ver, pero eso no era lo que le importa, cual primate, de un salto se agarró del marco de la puerta para así acercarse hasta ese techo, casi se cae por la delgadez de algunos tubos pero pudo sostenerse bien, ahora estando en ese techo de tubos, también sostendría sus pies por los tubos, quedando firmemente agarrado, apesar de su monstruosa fuerza y fibras musculares para su edad, todavía no se desarrollaba lo suficiente para pesar tanto, haciendo que los tubos pudieran soportar que el pequeño pudiera sostenerse de ellos.
De forma inmediata, comenzó a movilizarse usando aquel método, lo primero que pudo ver es que no era un edificio común y mucho menos una casa convencional, tenía muchas funciones ese sitio, pudo ver un comedor donde no pudo acercarse porque los tubos no se extendían por ahí, también habían varias puertas por los pasillos que llevaban a algunas salas, la mayoría tenían carteles de "SOLO PERSONAL AUTORIZADO" o "ZONA DE X RIESGO, NO ENTRAR" o "CUIDADO AQUÍ VIOLAN", cosa que no le importo mucho porque no sabía leer, pero como estaban en rojo, en letras mayúsculas y en letras grandes le fue suficiente para saber que no debía entrar ahí.
Se estaba comenzando a estresar un poco pues por muchos lugares a los que iba, ninguno parecía dirigirse a una salida, ni siquiera había ventanas ahí ¡¿Qué clase de sitio es ese?! Si fuera una cárcel o una comisaría ya lo estarían golpeando hasta el borde de la muerte.
No podía continuar por los pasillos colgando de los tubos, había algunas zonas donde no llegaban como el comedor antes mencionado. En esta situación desesperante para el no tuvo mas opción que bajar al suelo de madera, haciendo bastante ruido de hecho, afortunadamente no rompió nada pero el impacto fue lo suficiente como para alarmarlo y empezar a correr a cualquier dirección, terminó llegando de nuevo al comedor, al parecer de forma instintiva porque no se explicaba como llegó ahí dos veces. Decidió acercarse a ese lugar por mera curiosidad, comenzando a olfatear y viendo sobre la mesa una cubeta de pollo frito con algunas piezas que se habían quedado ahí, muy pronto comenzó a gruñir su estómago así que sin mas remedio decidió robarse la cubeta de pollo frito para empezar a comer lo que quedaba, comiendo todo rápidamente como un animal hambriento, en parte, eso era, pronto decidió ver el refigerador viendo un sándwich a medio comer y comiéndolo despreocupadamente, así fue hasta ya tener una parte del refrigerador consumida.
Mientras comía todo como un desesperado pudo escuchar pasos que lo alertaron y se pondría en guardia, agarrando una silla como arma.
Cuando se reveló aquella figura era de una mujer, completamente vendada de pies a cabeza, tenía una máscara inexpresiva y al parecer estaba llevando uno de esos aparatos con bolsas que vió antes consigo, cuando vió al pequeño mestizo se asustó un poco llevando su mano detrás de su espalda pero tras pensarlo un poco, se comenzaría a acercar lentamente (como si pudiera mas en su estado actual) a este, como si se acercara a un animal salvaje – Hey, pequeño ¿Qué haces aquí? Se supone que deberías descansando en una de las camillas - Pondría sus manos en dirección hacía el mestizo, así que este alzó mas la silla en forma de advertencia – No te voy a hacer daño, descuida - Se miró así misma aquella mujer, completamente cubierta, suspiró pesadamente para después tratar de ponerse a la altura del chico – Me llamo Ileum, estás en el lab-8, creo que eres el chico que trajeron ayer, curamos tus heridas y al parecer fue suficiente como para que pudieras ponerte de pie nuevamente, eres realmente resistente, pero... - Vió todo el desastre que el niño había ocasionado, talvez debió quedarse vigilando después de todo – Dime ¿Cuál es tu nombre? ¿Dónde está tu hogar? - El pequeño no respondió, tampoco supo como articular sus palabras así que solamente bajo la silla que tenía como arma y negaría con la cabeza, mostrando que no tenía ninguna de las dos cosas que ella preguntaba – Ya veo... Talvez por eso tienes tanta hambre - No se dió cuenta que ya estaba bastante cerca de el, al parecer, la había dejado acercarse, probablemente porque ella no mostraba signos de hostilidad contra el y también porque ella no le atacaría en ese estado, la mujer pondría su mano en el hombro de este, el no reaccionó y solamente la miro – Dime ¿Sabes que sucede con los gigan y que está pasando en el reino ahora? - Preguntó mientras veía al chico, este negó también con la cabeza, dando un suspiro de alivio – No te preocupes, te puedes quedar aquí, este es tu refugio y puede que también sea tu casa - Dijo de forma dulce haciendo que este reaccionara con una emoción de sorpresa, la mujer internamente sonrió y se puso de pie – ¿Quieres comer algo mas? - Así, el pequeño solamente asintió con la cabeza, ahora mirando con ojos de esperanza a aquella mujer. – Creo que Darnam para ti será un gran nombre, pequeño. -
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