Capítulo 49

Caldero Chorreante

-¿A que debo el honor de comer con la mismísima Ministra de Magia? - se puso de pie un hombre de cabello castaño, esbozado una sonrisa brillante a la recién llegada.

-Hola, Theo. No creí que fueras tan puntual.

-Bueno, la puntualidad es una cualidad de serpientes - rió él, siendo un caballero mientras deslizaba la silla de frente para darle paso a la mujer.

Hermione sonrió por la caballerosidad del hombre, aquello, le recordaba bastante a Draco.

-Por favor, dime que no interrumpi algún asunto importante.

-Para nada, digo, por lo regular cada miércoles suele comer con Daphne, pero siempre hay una primera vez.

-Lo siento, mucho - se disculpó avergonzada.

Algo le decía que ahora la mujer tendría una razón más para detestarla, no olvidaba aun que ella era la hermana mayor de la fallecida esposa de Draco: Astoria. Si fuera ella, no le caería muy bien del todo una nueva pareja, además, de que sentía había algo más.

-Tranquila, Granger. Daphne es inofensiva, no le desagradas del todo. - animó el hombre.

《No le desagradas del todo》 repitió mentalmente.

Vaya, eso si que era una gran consolación.

-Bueno, como sabrás, Draco y yo queremos casarnos - espero una irrupción de su parte, al igual, como con Blaise. Pero éste no lo hizo, sólo afirmó para que prosiguiera -, y es obvio que no queremos algo muy grande ni público, sino, una boda bastante privada. - confesó en voz baja -Aun así, nos gustaría tener a nuestros amigos más allegados. Sinceramente, después de lo de Ron dudo que sea buena idea incluir a los Weasley, así que, me preguntaría si te gustaría ser nuestro padrino..., se lo pediría a Harry, pero después de lo de Ginny no creo que tampoco quiera asistir.

-Granger, Potter es tu amigo estoy seguro que le gustaría estar ahí contigo. - al principio sonaba seguro, aunque, no tardó en remplantear la idea -Quizás, quiera golpear a Draco..., Joder, tienes razón. Bien, de cualquier manera, sería un honor ser su padrino, ¿quién sería la madrina? No me digas que mi esposa, porque estoy seguro que...

La castaña negó en una sonrisa -Te equivocas, le he pedido a Luna.

En ese momento, no pudo evitar que su corazón diera un bolcon y su cuerpo se tensara.

-¿Luna? ¿Luna Lovegood? - <<mi luna>>

-Si, bueno, ahora es Luna Scamander. - rectifico ella sin darse cuenta en la el golpe que le había dado a Nott, él lo sabía, ¿cómo no iba a saberlo después de tantos años, sin embargo, eso no disminuía el dolor de sus decisiones del pasado.

-¿Y él esta de acuerdo? - Hermione elevó una ceja hacia arriba, confundida de quien se refería, por lo que él no tardó en aclarar - Rolf, el esposo de tu amiga.

-Claro. Él sabe que Draco y yo queremos que tener a un amigo nuestro como padrino y madrina, no se opuso a la idea de que tu fueras padrino. - pensó haciendo memoria -Dime, ¿a ti te molesta?

-No, para nada. - afirmó con una sonrisa. Era verdad, no le molestaba ni un poco, su corazón volvería a later como nunca antes.

En ese momento, ambos visualizaron al hombre que había sido el tema de su conversación.

Rolf Scamander

-Herms, ¿qué tal? - saludo el ex huffelpuff.

Era un hombre apuesto, su cabello era castaño - más claro que el de Theo y Hermione - sus ojos azules, alto y su piel bronceada. Podía ser fácilmente confundido con su abuelo Newt Scamander.

-Hola, Rolf. - saludo Hermione.

Por su parte, Theo sólo hizo un asentamiento de cabeza -Scamander.

-¿Qué te trae por aquí? Creí que verías a Luna en el Ministerio.

-Así es, estamos viendo la posibilidad de realizar una nueva expedición a las amazonas para buscar algún animal perdido, - respondio con una sonrisa -Y bueno, Hanna a accedido a venderme pastelillos de calabaza con la figura de thestrals.

Ambos castaños se miraron entre sí, algo curiosos e intrigados por aquella información.

-¿Thestrals? No sabía que existían.

Rolf negó divertido, -No, no lo hacían. Es por ello que me costó trabajo convencer a Hanna que los preparará. Estoy seguro que a Luna y a nuestros hijos les gustarán, en especial a Lorcan.

-Vaya, es sin duda un lindo gesto de tu parte.

-Bueno, fue un placer verlos. Debo irme, nos veremos pronto. - se despidió con cordialidad, inciso para la persona que lo fulminaba con la mirada.

Probablemente, Scamander no lo habría notado, o, sencillamente había preferido pasarlo por alto.

-¿Cómo se conocieron?

-¿Qué? - sabía a que se refería, en cambio, prefirió hacerse la desentendida.

-Luna y Scamander. - respondio de golpe.

Para ese momento, Hermione podía ver la vena saltando del cuello de Theo. Era el momento de preguntar.

-Al final de Hogwarts intercambiaron algunas palabras, pero fue en un viaje en donde se enamoraron. Como sabras, Rolf es un magizoologista.

Era él. No tenía la menor duda, que aquel día él había sido.

-¿Y ella es feliz?

-Demasiado. Ama a su familia. - suspiro con honestidad.

-Te preguntaría si la trata bien, aunque creo sería estúpido si tomamos en cuenta el detalle que ha tenido con ella.

-Así es, Theo - afirmó la castaña -Tú sientes algo por ella. - no se trataba de una pregunta, era una afirmación -¿Qué paso entre ustedes?

Theodore Nott tomó una bocanada larga de aire, ¿tan obvio había sido?

-¿De verdad es obvio?

-Bastante. Desde la comida que tuvimos y la forma en que Daphne quería pulverizar a mi amiga, fueron grandes indicadores. - sin contar que también había sido confirmado por Blaise.

Bien, ¿qué más da?

-Ella y yo salimos. Iniciamos desde sexto, nos separamos durante la guerra, volvimos al terminar esta, pero...

-Tú estabas comprometido ya. - adivinó.

-Lo sé, tenía miedo. Miedo por el señor tenebroso, por lo que dirían, no estaba en buenas condiciones. Y..., la lastimé.

Entre la oscuridad, un chico miraba a cierta rubia con ojos azules, ella daba saltitos al caminar mientras contemplaba con ilusión las paredes de su alrededor.

Sin duda, era hermosa.

No se trataba de algo que de atreviera a decir en voz alta, pero sí se atrevía a pensar desde hace mucho.

Tan hermosa que si muchos se dieran cuanta de ello, tendría que controlarse -todavía más - para no partirles la cara. Por una parte, le venía como anillo al dedo que los demás la vieran de forma indiferente, además de que a ella ni siquiera parecía importarle los rumores que se decían de su persona, significaba que probablemente no tendría que preocuparse por algún "rival". Ya tenía suficiente con su propia cobardía para lidiar con otro chico.

O probablemente, ni siquiera lo notaba.

Como fuera, la inocencia y el que fuera despistada, le parecía sumamente tierno.

-Theodore Nott, buenas noches. - Saludo ella con su usual timbre dulce.

-Lovegood, - trató de sonar lo más normal e indiferente, un poco arrogante pero sin ser tan déspota como Draco o Pansy - ¿qué haces aquí?

<<Gran pregunta Nott, claro que te responderá>> se reprochó irónicamente, se esperaba una respuesta como "No es asunto tuyo" "que narggles te importa" o algo por el estilo, sin embargo, aquello estaba bastante lejos de lo que sucedió:

-Busco mis tenis, me los han escondido de nuevos los...

Él castaño le sonrió con lástima, ella siempre culpaba a unos extraños animalillos que ni siquiera estaba seguro si existían cuando la realidad habían sido Crabbe y Goyle con ayuda de alguna otra estúpida águila.

-¿Hablas de estos tenis? - la mano que había mantenido detrás de su espalda se impulsó adelante dejando ver un par de tenis blancos.

-Theodore Nott, no puedo creer que los nargles hayan escondido mis cosas en tu habitación, eres muy amable. - le sonrió de tal manera que creyó en ese momento su corazón se derretiria, más cuando ella al tomar sus objetos clavó sus ojos de forma que ninguna antes otra lo había hecho "amable", no había arrogancia ni superioridad o maldad - Pensaba caminar un poco para alimentar a los Thestrals, ¿te gustaría venir conmigo?

En ese instante él no lo dudo, quizás tenía que haberlo hecho porque así, se hubiera ahorrado todo su amor. Uno que él mismo se encargaría de destruir, él no la había olvidado y estaba bastante seguro que ni siquiera en su último suspiro de vida lo haría. Pero ella, Luna, su Luna, lo había hecho. Sólo bastaba con ver la forma en que ella miraba a Golf y él a ella, lo feliz que era con sus familia.

Theodore Nott, ya no estaba en su vida y aun así, Luna Lovegood (ahora, Scamander) seguía latentemente en la de él.

-Me gustaría mucho saber que fue lo que le dijiste, pero respeto tu privacidad, Theo. - habló Hermione sacando de sus pensamientos al hombre. - Si tu quieres puedo pedirle a...

-Tranquila, Herms. He dado mi palabra de que seré su padrino.

-Gracias.

-A ti.

Hermione Granger miro confundida a Theo, no sabía que le agradecía, seguramente si su esposa se enteraba se enfadaria demasiado.

Su confusión no paso desapercibida por su acompañante e inmediatamente, aclaró:

-Por hacer feliz a Draco. Me gustaría saber que cara pusieron Narcisa y Lucius al saber de su boda y que han roto la famosa tradición de la familia. - se rió, un Malfoy varón por generación.

Hermione también se reía, negando a la par que llevaba su bebida a sus labios -No quieres saberlo, digamos que no lo tomaron nada bien.

Hogwarts, gran comedor

Entró por la puerta del gran comedor y lo primero que sintió fueron las hostiles miradas de los estudiantes del castillo encima de ella, los murmullos crecían mientras Rose caminaba entre los huecos de las mesas. Caminó en dirección a la mesa de los leones, percatandose con asombro de una pequeña multitud que rodeada la alargada mesa, junto a un sollozo dentro de ella.

Confundida, con un extraño presentimiento, Rose tomó asiento antes de seguir, todo le incomodaba y la intimidación no dejaba de atravesar su cuerpo, no obstante, si algo recordaba de Tom era nunca bajar la cabeza. Aquellos demostraría miedo y ella no lo tenía, sólo confusión.

De pronto, la multitud central de se disperso dejando a la vista el centro de toda la tensión que habitaba dentro del salón.

Sentada, abrazada de su prima Dominique, con la falda quemada y la cara cubierta en la humedad salada de sus lágrimas, el color castaño de sus pupilas se perdía con el rojizo de sus ojos mientras una ligera capa iniciaba a sobresalir de su nariz.

Ahí estaba su prima pequeña, Lily Luna Potter, llorando y partiendo el corazón a cualquiera que la diese un primer vistazo.

Intento mantener la vista sobre su plato, sirvió puré de patatas y respiro hondamente. Pensó en lo que tan sólo hace unos minutos había sucedido en los baños del segundo piso, su encuentro con Bellatrix y el final con Tom.

Sin embargo, fácilmente se vio interrumpida de aquellos. Su respiración se aceleró, al mismo tiempo que la sensación del peso cayendo sobre sus hombros por parte de todos, aunque, eso no se comparo con lo que sintió al ver la luz opacada por una sombra.

-¿Cómo puedes estar tan tranquila? Eres una hipócrita, todos vimos lo que le hiciste a Lily. - espeto Jordan Mangusson, un tejón con veneno gritando en sus ojos.

-¿Perdón? - preguntó Rose confundida, observando las manos del chico hechas puño a su costado.

-Solo espero que MCgonagall y el profesor Longbottom regresen pronto- secundo, Olivia Wood, desde su lugar.

Algunos chicos que se encontraban alrededor de la menor de los Potter, se acercaron peligrosamente a la pelirroja Granger, quién continuaba sin entender lo que sucedía.

¿Acaso todos habían sido drogados con alguna poción?

-Sigues siendo una mosca muerta. Una peste, ¿Sabes cuántos desean estar con la peste? - inquirió un gryffindor - Nadie, todos estábamos mejor sin ti. - elevó la voz golpeando fuertemente la mesa de los leones.

Rose estaba casi segura que deseaba ahorcarla, eran unos cuantos pasos los que los separaban.

-Deberías pedirle a Lily perdón de rodi... - fue interrumpido por alguien.

-Da un paso más y te aseguro volaras hasta el sauce boxeador - amenazó un rubio, apuntando con su varita al chico

Sus orbes mercurio reflejaban la amenaza que por primera vez el chico presentaba.

-Malfoy- susurro Jason McAdams con incredulidad.

El comedor se llenó de rumores silencioso mientras miraban la escena, rápidamente, Rose buscó a sus amigos. Ahí estaban, sentados en la mesa de las serpientes con miradas serias y anonadadas, queriendo no creer. Cosa que, informó a la pecosa que había pasado algo de suma importancia que ella ignoraba.

Y es que, minutos antes de que ella llegará, otra Rose Granger- Weasley se había presentado en el gran comedor con aires prepotentes, insultando a una Lily que comía tranquilamente y atacandola sin ningún decoro, cosa que alertó a los profesores quienes después del incidente fueron en su búsqueda. Con la poción multijugos y un buen hechizo de voz, habían logrado engañar a todos de nuevo.

-¡Scorpius! - lloro una voz femenina, rota y dulce que sin dudarlo, corrió a los brazos de su novio buscando consuelo.

Ella, era como una pequeña muñeca de porcelana, la cual, si no se cuidaba con sumo cuidado podría romperse en cualquier instante. Ella era la leona líder, mientras que la otra joven aquella fiera que en algún momento había sido desterrada.

Ante los ojos de los alumnos del castillo, Lily era la joya de su casa, mientras que Rose una imitación de la misma joya. Ninguno podía ver la verdad de cada una, porque sólo se les mostraba lo que una quería.

-Yo lo siento. No me gustaría que tuvieras problemas con ella. Sacame de aquí, por favor.

-Lily. ..

Cualquiera que viera a la joven llorar de esa manera se le rompería el corazón. Sus lágrimas eran la debilidad de la mayoría.

-Scorpius, por Dios, ¡tú viste lo que ésta hizo! - exclamo Roxanne Weasley, llena de impotencia.

Ante sus ojos y de los presentes en el comedor, eso no fue una ilusión, sino, la verdad. "Rose le había incendiado la falda a Lily delante de todos".

-Lily, lo siento, - se disculpo el rubio en tono culpable.

Por un momento Rose se espero lo mismo que hace años había sucedido, quizás, ahora él también la insultaria y humillaria por supuestamente haber lastimado a su novia. Porque, eso era su prima y ella, ella... lo había besado a pesar de ello.

De nuevo, podía ver como todo lo que había construido se venía abajo, la forma en que su mundo se caía en miles de pedazos.

¿Si su tío se lo creía?

No, era imposible. ¿Por qué?

-No se de que hablan. - susurro la chica más para si misma.

-Que veniste a joderle de nuevo la vida a Lily, maldita zorra. - grito Agnes Lee.

Scorpius levantó la mirada más amenazadora y fría a la rubia, quien, por un momento se quedó petrificada y, admitía, también asustada.

-En serio, Perdóname, Lils - suspiro el chico y beso suavemente su frente, la chica quería decirle que no había problema porque lo amaba, sin embargo, él se adelantó -. Lo siento mucho, pero ya no puedo seguir con esto.

-¿Qué?

-Yo, venía a terminar contigo. No hubiera querido que fuera así delante de todo el comedor, pero si no lo hacia habría tenido que acompañarte y dejar sola a Rose. Y yo... Yo ya no quiero dejar a Rose sola nunca más, lo siento mucho.

Impotencia. Enojo. Tristeza. Enfado. Melancolía. Rabia. Furia. Odio. Miedo. Todas esas sensaciones se instalaban en su interior, en ese orden y aleatorios. Lo único que Lily pudo escuchar fue su corazón romperse, quebrarse en pedazos que sabía no sería capaz de recomponer. Ella lo había hecho para que se diera cuenta de la clase de chica que era Rose, esa comadreja sin estilo, con pecas por todo su rostros y sin ninguna gracia no era mejor que ella. Lily sólo queria que la viera como siempre soñó, ¿por qué siempre tenía que ser su prima?

-¿Es un chiste, cierto? - inquirio la joven bruja que esperaba ansiosa.

No tardó en darse cuenta que su mayor temor se cumplía. Él sentía algo por Rose.

¡Mierda! Se había esforzado tanto por dejarla mal parada con todos, en especial, con él, para que saliera con que esto.

No era justo.

Ella se había esforzado por hacerle creer a Scorpius que había jugado con él, que lo había humillado, que la dañaba a ella, ¿cómo era posible que...

-Scorpius, no puedes decir eso. - escuchó una voz desde la mesa de Slytherin -Por Merlín, ¿estas bajo el efecto de la armortemia? ¿Por eso dices tonterías? Eso es, debe ser eso. Hay que llevarlo con el profesor Slurgun para que lo desintoxique - chillo Melani Zabini.

Zorra. Arrastrada. Put*. Malnacida. Baja novios.

Rose podía escuchar esos rumores, lo intentaba, sin en cambio, le resultaba demasiado difícil controlarse sus lágrimas además de su fuerza. No sabía cuánto más podría aguantar

-¡Silencio! - grito Scorpius, mas enfadado de lo que nunca antes lo hubiesen visto - ¡Cierran la maldita boca, cerebros de trolls! Si alguien vuelve a insultar a Rose Granger Weasley, se las verá conmigo. Y créanme que no me importaría ir a Azkaban. - rugio con enfado.

¿Dónde había quedado el buen Scopius Malfoy? Ya no tenía carácter de Príncipe, ahora, muchos lo veían en una categoría más alta. ¿Un Rey?

Un Rey protegiendo a su reina. Una serpiente defendiendo a su leona.

-Scorpius. - musito pasmada la pequeña, boquiabierta y con el temblor recorriendo su cuerpo.

-Malfoy...

-¡Cierra esa bocaza, Zabini! - gritaron Matt y Hugo al mismo tiempo poniéndose de pie.

Melani, miro con negación y ofensa a sus compañeros.

-Ni se te ocurra rubia o te lanzare un hechizo que te dejará calva de nuevo - amenazó Matt, con la varita en mano.

Sorprendentemente, Hugo también la apuntaba una varita. Los prefectos no sabían que hacer, buscan la mirada de algún profesor pero no había nadie quien los socorriera, de seguir así se volvería una batalla campal. ¿Y Flinch?

-Scorp - se acercó Dominique, abrazando de nuevo a su prima pequeña -, tú lo viste. Viste lo que le hizo a tu novia, ¿por qué la defiendes?

-Porque sé que no lo hizo, Dom. Aunque, sinceramente, no creo que tú lo entiendas.

-La viste - insistió la rubia.

-Vamos, Malfoy. No me digas que vas a defender a la peste. - río el mismo chico que había insultado a Rose.

-No la llames así, te lo advierto.

-¿Por qué? Ya lo sé, te debió de haber chupado muy bien. Pero, hermano, si quieres a una zorra yo conozco a muchas mejor que esta peste... - Malfoy, lo empujó con tanta fuerza que lo hizo caer al piso de inmediato.

-Te lo advertí, - gruñio el slyterin con el puño en el aire, dispuesto a dar el primer golpe al estilo muggle.

-Señor Malfoy, señor McAdams, no es el momento de dar una demostración como esta. - resono una voz elegante que hizo callar a todo el gran salón. Miraron hacia la puerta, encontrándose con la Directora McGonagall quien había llegado con los líderes de casa -Señorita Granger, me alegra que haya regresado. Me parece que es oportuno informarle que deseo verla en mi oficina ya mismo.

-¿Puedo saber la razón? - cuestionó la pecosa, demostrando que no sabía lo que sucedía.

Sin embargo, las pruebas visuales ante los ojos de muchos era irrefutables.

-Creo que todos sabemos la razón, por lo cual, le recomiendo sea mejor hablar la en privado para conocer su versión. Luego, también quiero verla a usted señorita Potter, como la parte afectada he mandado a llamar a los padres y tutores de ambas.

Lily, asintió tímida. Ocultado una gran sonrisa en su interior, esperaba que viniera Teddy, tal vez, así podría ver la basura que Rose era. Porque, dentro de su mente, creía indudablemente, que la basura era su prima y no ella, cómo él le había dicho en el andén en su regreso.

-Señorita, Granger. Después de usted -suspiro la directora.

Rose sabía algo, sin importar cuánto dijera que ella no había hecho nada, poco le serviría si lo insistía aquí mismo. Ya podía deducir lo que pasaría, todos la llamarían mentirosa, la acusarian y, finalmente, no la dejarían pensar.

Así que, asintió y se puso de pie, dispuesta a seguirla, sin embargo, antes de que pudiera dejar su asiento, el brazo de Scorpius la detuvo.

-Profesora McGonagall, Rose es inocente. Y tengo pruebas - sentenció el cjico dejando a todos con la boca abierta, no permitiría que nadie volviera a ofender a Rose, ya no. El cobarde se había acabado -Tengo la deducción que una alumna o alumno se ha hecho pasar por ella.

-Señor Malfoy, lo que dice es muy delicado. ¿Esta seguro de ello?

Afirmó con la cabeza -Después del ataque a Lily, yo también seguí a "Rose" - dijo haciendo comillas con los dedos de sus manos -, al igual que ustedes, la perdí de vista. Sin embargo, al pasar por el séptimo piso en una de las aulas vacías se hallaba una poción, llamé al profesor Slurghorn que pasaba por ahí y entre ambos hemos deducido que se trata de una poción multijugos.

El viejo profesor que ahora mismo usaba una túnica verde, se acercó a la Directora y al jefe de los Gryffindors, -Así es, Minerva. No sólo eso, además, también esto - le mostró una bolso con un par de cabellos pelirrojos de forma rizada - Es probable que se trate del cabello de la señorita Granger, es un color bastante parecido al suyo.

-Además, -continuo el rubio con tono serio -antes de venir al comedor yo mismo vi a Rose caminar con Bellatrix al baño del segundo piso, y hasta antes de que yo iniciará mi camino al gran comedor, ellas seguían sin salir. Eso significa que Rose no fue, no habría podido telestransportarse.

-¿Así? ¿Y de que hablaban? - cuestionó Lucy, insegura de que él digera la verdad.

-De como poner en su lugar a los hijitos de mami y papi que les gusta la fama de sus progenitores, Weasley - entró Bellatrix, seguida de James, quien miro confundido la escena - Ah, claro y también en cómo podría follar con mi novio sin que sus estúpidas primas se entrometan. - sugirió la pelinegra en tono sarcástico. Provocando la furia de las susodichas, indudablemente, molestarla se había vuelto un hobit para la slytherin

-Señorita Lestrange. - regañaron los profesores.

-Lo siento, pero no debería de dar explicaciones a nadie. - respondió astuta la joven.

Por su parte, Agnes miraba atenta a los recién llegados, para después contemplar la reacción de Fred. Sin duda, no había señales de celos o molestias, eso sólo significaba una cosa; Fred no tenía ni la más ligera sospecha del sucio juego que traían James y la hija de mortifagos.

Ahora, la revanclew sentía curiosidad por saber cuál sería su reacción.

-¿Qué paso aquí? ¿Acaso regresó Umbridge y se convirtió en Directora o por que todo esta en silencio? - inquirió James, antes de posar los ojos sobre su hermana, quien, a pesar de haber dejado de hipar continuaba con lagrimas y mocos recorriendo su rostro. -¿Lils, qué te paso? - se acerco, socorriendo a su hermana menor en un abrazo.

Provocando que Bellatrix rodará los ojos, pensando: si que es una gran villana, una bastante mustia.

-Jamie, - inició Dominique ante el dolor silencioso de la pequeña, -hace un rato, mientras comíamos un poco Rose se acercó e insultó a Lily, además de, también incendiarle la falda.

El chico fruncio los ojos mirando a su hermano Albus, quien mantenía el ceño fruncido y sólo atinó a encojerse de hombros. Sin duda, aquello saldría pronto en algún periódico clandestino escolar.

-Esp es imposible - se rió chillona Bella -, Granger y yo estábamos discutiendo en los baños hace un rato. Y después se quedó hablando con Tom.

-¿Lo ve, Directira McGonagall? Rose no fue quién lastimó a Lily, estoy seguro que esto fue una trampa.

La mujer afirmó con seriedad, sin duda llegarían al fondo de ese lío. Por unos segundos miro a la pelirroja más pequeña, quién, a pesar de sentir el peso de su mirada continuó leal a su papel. Por primera vez, maldecia a Scorpius, ¿por qué había tenido que hacer eso? La humilló y ahora, también había estado a punto de evidenciarla.

Sin duda, eso jamás se lo perdonaría. Ni a él o a su prima.

-Señorita Granger, aun debe ir a mi despacho. Necesitamos hablar con su tío para que ambos se encuentren más tranquilos, lo mismo le digo a usted señorita Potter. Pero, primero vaya a cambiarse la falda. - ambas chicas asintieron con un movimiento.

-Profesora, MacGonagall. - llamó Scorpius de nuevo. -Antes de que se vaya quiero hacer una declaración delante de todos y lo hago porque quiero que me escuché.

La bruja con un movimiento de cabeza accedió manteniendo una sonrisa interna al imaginarse lo que seguramente haría, observó como el chico subía a la tribuna donde por lo regular la Directora hablaba e inició:

- Yo quiero ofrecer una disculpa pública a Rose Granger Weasley por haber sido un idiota todos estos años, creí que protegía a alguien, sin embargo, todo lo que hice estuvo mal. Sé que esto no solucionará nada del daño que te provoque, pero quiero que sepas que a pesar de la decisión que tomes jamás voy a volver a dejarte sola, siempre voy a tomar tu mano, incluso, si corro el riesgo de caer en un abismo. - el corazón de la pelirroja Granger empezo a latir como loco, quería sentirse mal por sus palabras pero en lugar de ello, hubo calidez - Y bien, ahora, el que se atreva a meterse con Rose se las va a ver conmigo, no miento al decir que podría ir a Azkaban sólo por protegerla. - había sido una amenaza que había dejado helado a más de la mitad de alumnos.

Ante eso, la Directora no tuvo más opción que pedir continuarán con el almuerzo.

Sin duda, aquello traía mucho de que hablar y Rose no quería estar de nuevo en la boca de nadie. Como si el rubio le hubiese leído la mente le tomó la mano y salieron del Gran Comedor juntos.

Como de ahora en adelante lo sería, siempre juntos.

Tuvieron que hacer una parada a las cocinas, ya que, al salir apresuradamente del comedor no tuvieron tiempo de tomar ni un pastel de calabaza. Así que, ignorando el enfado de los elfos los dos cargaron una canasta con comida y caminaron cerca del lago negro donde tomaron asiento observando un extraño cielo nublado.

-¿Por qué hiciste eso? - preguntó Rose, rompiendo el cómodo silencio -¿Por qué terminaste con Lily?

Scorpius subió su gris mirada, una suave corriente le desordenaba el cabello - Ya no podía estar con ella.

-La has lastimado, ella te quiere. - podría ser una ilusa o una tonta, pero al final, no le importaba que tan mala fuera cin ella, aun le dolía verla llorar. Quizás su prima tenía un extraño poder o Rose fuera demasiado buena, o tal vez, era peor que tonta.

-¿Crees que hubiese sido mejor seguir con ella a pesar de saber que te quiero a ti? No podria engañarla ni tampoco engañarme a mí, ya no. - respondió tranquilo - Sé que todos los Weasley e incluso los de mi casa querrán golpearme, y me importa un carajo - se rio, dejando a la vista su reluciente sonrisa blanca.

-Eres raro, te ríes porque te darán una golpiza. - negó Rose, esbozando una ligera cueva que podría ser llamada sonrisa.

-Bueno, valdrá la pena.

-¿Y cómo sabes eso, Malfoy?

Scorpius la miró con dulzura, colocando su fría mano encima de la mejilla de la pecosa. Al sentir su contacto la pelirroja no pudo evitar cerrar los ojos y después abrirlos, encontrándose con una clara mirada color mercurio que le obsequiaba más que admiración.

-Porqué se que pase lo que pase, jamás me arrepentire de estar contigo en estos momentos. - sus palabras habían sido expresadas con tanto sentimiento que ni siquiera podia describir la sensación que evolucionaba en su interior.

Ahora se daba cuenta de algo. Rose no había olvidado a Scorpius como ella le hubiera gustado.

El rubio le dedico una sonrisa antes de perderse en la infinidad de pecas que cubrían su rostro, así como, sus ojos azul que le saqueaban el corazón. Finalmente, beso su nariz antes de rociarle un poco de pudding y correr para ser perseguido por la pelirroja, entre risas y diversión, olvidando la -casi - lúgubre escena del comedor.

Por su parte, después de mirar como la parejita se había escapado por la puerta. El cuchicheo explotó en en gran salón, siendo calmado a duras penas por la amenaza de quitar más de 100 puntos a todas las casas.

-¿A dónde vas? - le pregunto Alice a Mattew Fawley, quien ya se había puesto de pie dispuesto a seguirlos.

-¿Como que a donde? - inquirio el castaño irónico -Iré a buscar a Rose, ni crea ese Malfoy que voy a dejarlo solo con Posie.

Antes de que diera siquiera un paso, la Griffyndor le tomó del cuello de la camisa para regresarlo a su asiento.

-Oh no. Mira que ha sido admirable lo que hizo, no les cortes el buen royo. - le regaño la rubia.

-Bueno, debes darle un buen punto, casi desemascara a la pequeña zanahoria - la secundó Regulus, provocando la risa de la joven.

-Es que Matt tiene los síntomas de hermano mayor. - se burló Frank, recibiendo la razón cuando el castaño le sacó la lengua. -Inmaduro.

-Es que ustedes no entienden - se quejó, cruzandose de brazos. -Malfoy no puede estar cob Rose, primero debe pasar una prueba y déjenme decirles que esa prueba es sumamente difícil

-No sabes cuál es, ¿cierto?

-No, pero la pensaré y será imposible. Malfoy no la merece, nadie además de Tom lo hace.

-¿Acaso eso no debería decidirlo ella, Fawley?

-Hola Bella. - saludo Frank con una sonrisa, cuando sintió la compañía de su amiga a su lado.

-¿Tú de que lado estas?

-De Tom. Pero ha dejado muy en claro sus deseos. - dijo como si nada, sirviéndose crema de calabaza -Hoy le revele quien soy.

-¡que hiciste que! - exclamaron los demás, provocando que las miradas fueran en su dirección.

-Cierren la boca, - Los calló la joven rodando los ojos, -¿Acaso no saben el significado de "discreción"?

Alice inspiró una gran bocanada de aire, dandole la razón -Lo sentimos, pero no lo podemos creer. ¿Cómo se lo tomó?

-Mal.

-¿Cómo se lo dijiste? - cuestionó en Esta ocasion Regulus, ya conocía a su prima - No se lo habrás dicho muy Bellatrix Lestrange, ¿ o si?

La peli negra le dedico una mirada asesina, ahora quería cruciarlo.

-¿A que te refieres, primito?

-Bueno, tu sabes.

-Yo soy Bellatrix Lestrange - le dijo entre dientes, cuidando que nadie la escuchará. -Y para tu información, le dije lo que le dije fue la verdad.

-¿acaso estás loca?

-Matt - recriminó Frank

-No, la pudo haber lastimado.

Regulus fruncio el ceño -¿Rose a Bella? - adoraba a Rose, sin embargo, era obvio que no podría ganarle a su prima. Estaba loca y además tenía mucha mas experiencia.

El chico quiso darse una bofetada mental, había dejado a la vista la preocupación que sentía por su compañera, por lo que rápido intento arreglarlo:

-No esta demente a Rosie.

-Esta demente podria hechizarte el trasero sin ningún problema.

-Ya, ¿cómo a quien? ¿Igual que a Weasley o a Potter?

-¿Ya vas a empezar? Eres peor que un troll. - bebió de su copa.

-¿Yo?

-Si, Fawley. Tú eres el cretino, y cómo ya no me interesa continuar con esta discusion, me voy. Gracias por arruinarme la comida.

La chica se puso de pie, seguida por el castaño quien paso de lado a Melani Zabini para seguir a la chica y seguir con la discusión.

-¿Qué le paso a Matt?

Regulus y Alice se miraron, riendo por la inocencia de su hermano.

El chico Longbottom fruncio el ceño -¿Por qué se ríen?

-Por lo obvio que es, hermanito. - terminó, continuando con su comida.

Y Frank sin comprender demasiado, metió a su boca una cucharada de sopa de chicharro continuando con la plática. Pero de reojo, miraba a la mesa de su casa en donde una Lily bastante ofuscada se veía fácilmente perdida en sus pensamientos de lado de ella sus primas y amigas hablaban con el ceño fruncido, seguramente, maldiciendo a Rose y Scorpius, aunque estaba seguro la peor parte se la llevaba su amiga. A pesar de ello, se percató en una de ellas, al igual como las demás se encontraba activa en la práctica, sin embargo, habían dejes de nerviosimo.

La tenía.

-Necesito ir a mi cuarto, chicas. - suspiro con aire triste Lily.

-¿Quieres que te acompañe? - le preguntó su hermano mayor.

La joven negó con un suave movimiento de cabeza. Necesitaba estar sola, era la segunda vez que sentía un dolor tan grande y auténtico que prefería pasarla sola, así que, ante la atenta mirada de gran parte de sus compañeros la joven salió del gran salón. Mantuvo la calma y continuo su camino, fue hasta que, giro al siguiente solitario pasillo cuando cuando atrevió a correr con todas sus fuerzas.

Dijo la palabra a la señora gorda fingiendo una cálida sonrisa y subió a su habitación.

Humillada. Mal herida. Enfadada. Corazón roto.

No sabía con exactitud que le sucedía, golpeó la pared con todas sus fuerzas y grito desde lo más hondo de su garganta, esperando que el dolor desapareciera.

Probablemente, se trataba de un mal sueño. Eso debía ser, necesitaba que lo fuera. Porque, ni siquiera el dolor físico podría remplazar el adyacente en su pecho. Todo se había derrumbado en un abrir y cerrar de ojo, su corazón había sido roto en miles de pedazos cuando vio como Scorpius corría tomado de la mano junto a su prima.

¿Por qué? ¿Por qué debía ser así?
Rose no podía ganarle, ella no podía robarse a su novio, Rose no podía lastimarla...

Mientras miraba como su hermana de marchaba del lugar, James sintió un grave impulso de salir a buscar a Scorpius y golpearlo, le dolía ver a su hermana de esa manera, su responsabilidad como hermano mayor era ciudar a Lily y Albus.

-James, basta. No lo hagas. - intervino el azabache, sentando a su hermano de nuevo en la larga mesa.

-Yo lo voy a matar. ¿No ves como estaba Lily?

Albus soltó un suspiro junto una afirmación, -Lo sé, pero era peor que le metiera con un sentimiento que ya no existe, y tal vez nunca existió. Él siempre quiso a Rose. - el chico lo supo desde el principio, sabía que quizás Scorp sintiera afecto por su hermana, pero no amor. Él había sido engañado y si bien, no actuó de la mejor manera, sabía que su amigo se arriesgaria por lo que le fue arrebatado.

Y Rose...

Sólo Merlín, Godric y él sabía lo arrepentido que estaba, ¿qué podía hacer? Ni con ayuda de un gira tiempo podría corregirlo, pero si, empezar con otra oportunidad.

-Al, pudo esperar que estuvieran a solas para terminarla, ¿por qué delante de todos?

-Él no quería dejar a Rose, ¿no es obvio? - inquirió Hugo, llegando a lado de su primo Louis.

Ambos Ravenclaw se sentaron en la mesa de los leones, las cosas se tornaban sumamente curiosas y extrañas, su cabeza dolía.

-Vamos, no deberían culpar a Scorp, todos sabemos que la peste lo sedujo - dijo cortada Roxanne, no podía creer las cosas, se encontraba contrariada y aquello no le gustaba en lo más mínimo. -Le tiene envidia, tal vez Rose le obligó a plantar prueba...

Sin embargo, antes de continuar con la frase, el hijo menor de Ron Weasley y Hermione Granger le tiraba la copa de jugo de arándano en la cara.

-No vuelvas a hablar nunca más así de ella, mira que si lo haces olvidaré que eres mi prima y te tiraré de la Torre de Astronomía. - amenazó entre dientes el pelirrojo, dejando a la morena con la boca abierta.

Sin dar ninguna explicación Hugo metió las manos dentro los bolsillos de su pantalon y salió de ese lugar. Los amaba, aun así, en ese instante no podía evitar la sensación de estrangular a sus primas.

-¿Tú a dónde vas? - le pregunto Lucy a su primo Fred -. Por favor, no golpees a Hugo, sin duda es un día muy caótico. -lleno de sorpresas amargas.

-No. También creo que Roxy se paso con lo que dijo. - espeto el chico con calma, dirigiendo la vista a la mesa de las serpientes.

-No esta ahí, Fred -le aclaró su rubio primo antes de que le diera una segunda vuelta con la mirada.

El moreno arqueo una ceja, por lo que su Louis continúo:

-Salió del Gran Comedor hace rato.

-Y con Fawley, pisándole los talones. - añadió Agnes con una sonrisa para nada inocente.

Al escuchar aquello, Fred II Weasley no fue la única persona en molestarse. Albus Potter, quién, también sentía su sangre arder por dicha confesión, miró cauteloso y silencioso a su hermano James. A diferencia de él, le costaba más disimular.

Fred tomó unos panecillos que creyó le gustaría a la Joven y dijo ignorando la mala vibra de la Revanclew: -Bien, entonces iré a buscar a mi novia.

Y lo hizo, busco a su novia sin tardar en encontrarla. Ella discutía con el castaño.

Caminó sin ningún rumbo fijo, por su mente los recuerdos pasaban igual a un torbellino. Desde su niñez hasta su etapa en el castillo, desde los abrazos con su hermana hasta los primeros insultos y el inicio de una amarga crueldad, la cual, hasta ese momento era incapaz de recordar. Por fin había comprendido, tal vez, hubiese sido un buen momento para ir con el sombrero seleccionador y reclamarle por ponerlo en la casa de las Águilas, pues, ahora mismo se sentía la persona más estúpida del planeta. Peor que un troll, quiso llorar o gritar por la frustración que guardaba en su pecho.

Todo es tu maldita culpa, eres una basura. Una gran basura Hugo Granger- Weasley. Se recriminó.

¿Cómo vivir con tu presente si tu pasado es una tormenta?

Siempre creyó que debía proteger a lo más importante que podía existir en el mundo: la familia. Aunque, tarde se dio cuenta que aquello sólo era una falacia en un enredón de variables. Porque, él había herido a la persona que siempre lo había ayudado.

¿En que momento se dejo llenar por el rencor y el odio? ¿Cuándo fue que se volvió tan ciego? ¿Qué le hizo actuar de aquella manera tan denigrante?

Su cabeza era un lío, daba vueltas de un lado a otro y él ya no podría.

<<No importa si alguna vez peleamos, si yo soy egoísta o tu lo eres. Tampoco si el día de mañana tú te vuelves un troll, ¿Sabes por que Hugo? Porque tú siempre serás mi hermano y te voy amat por eso. >> recordó sus palabras hace muchos años, un día antes de que Rose fuera a su primer día en su primer año a Hogwards.

Continuo su camino y se detuvo, ladeando una sonrisa en cuanto vio a su hermana corriendo detrás de Scorpius. Si él lo pensaba un poco, él antes habría jurado y apostado a que Rose y él hacían pareja. La verdad le parecía una mejor combinación que su prima y el slytherin, porque desde que Hugo piso por primera vez el pasillo había notado las miradas entre ambos chicos.

Se dio la vuelta para no interrumpir un grandioso momento para ambos, no obstante, no tardó en interrumpir otro.

La hija de Rodholpus Lestrange: Bellatrix, discutía armoniosamente con nada más ni nada menos que Matt Fawley, y su primo, Fred tomaba la cintura de la joven quien le apuntaba con la varita al castaño. Intentando calmarla. Sin duda, Hugo jamás hubiera esperado ver esa faceta de la Slytherin, siempre fue tan retacada que le costaba contemplar la impulsividad en la joven. Por otro lado, también aceptaba que la chica daba miedo.

-Fawley - habló seguro, ganando la atención del joven quien de inmediato cambio la burla a seriedad.

-¿Tú que quieres, pelirrojo? - inquirió tajante.

-Hablar contigo, ¿no es obvio? - rodo sus azules ojos. Él también podría ser así.

Matt lo miro unos segundo, aceptaba que ese chico tenía más parecido a su Rosie de lo que le hubiese gustado. Sus ojos eran idénticos, las pecas esparcidas por su rostro, su tono de piel y ese ligero aire de sabelotodo.

-¿Debería? No quiero perder mi tiempo contigo y mira que nos estamos divirtiendo, ¿cierto, chicos?

Bellatrix quien intentaba zafarse del agarre de su novio, le dio una fulminante mirada -Por mi llevátelo y déjalo caer en un pozo sin fondo. - gruño.

-Vamos Bella, mira que tus días serían bastante aburridos sin mi.
-Querrás decir menos molestos, Fawley - intervino Fred cansado de las demostraciones con su novia, había querido mantenerse al margen para no tener problemas con su novia, pero ya no podía -Creo que mi novia necesita un descanso de ti.

-¿Eso crees?

-Si. - respondió seguro con una sonrisq.

-¿Bella?

-Sigo pensando que el sombrero se equivoco en ponerte en Slytherin - fuero sus palabras.

Y a pesar de no querer admitirlo, le dolió su forma déspota impregnada en cada una.

-Bien, nos veremos en nuestro nido de serpientes. - se despidió canturreando, miró al pelirrojo y le apunto peligrosamente - Tienes cinco minutos Weasley.

-¿Estás bien? - preguntó preocupado a su novia.

Él quería a la chica, era diferente a todas. Incluso podía decir que la amaba y haría cualquier cosa por ella.

Ella asintió y le miro confundida.
-¿Por qué estas aquí?

-Quería pasar tiempo con mi novia, los entrenamientos de quidditch me matan.

-Y te ponen más bueno. - comentó la chica sin ningún pudor, causando una sonora carcajada de su novio - ¿De qué te ríes Weasley? Es cierto, no estoy ciega como Myrtle la llorona, tengo una vista muy buena.

-Oh por Merlín, en verdad te amo. - la abrazo y acercó su rostro.

-Técnicamente, nuestra relación surgió como un chantaje.

-Uno que beneficio a ambos - le susurró, aprisionando a la chica contra el tronco de un árbol. -Además, fue mi oportunidad para tener a la mejor novia del mundo.

Una mortifago, la mas leal al señor tenebroso.

La joven le rodó los ojos y sonrió -Creo que aprovechaste el contagio slytherin de un segundo. - murmuró satisfecha.

-Tal vez.

-¿Ahora admitiras que Slytherin somos los mejores?

Ante lo dicho por su novia, Fred volvió a reír. Admiraba esa parte de su novia, en verdad que estar con ella era una gran elección. Sin embargo, negó.

-No es para tanto, cariño -¿cariño? ¿De verdad le llamó de esa manera? Ella abrió la boca, sorprendida -Vamos a darles una paliza en el partido de este sábado.

-Lo dudo mucho, Weasley, solo no llores cuando el equipo les gane. - sentenció con tono retador

-Te recomiendo, no apuestes por las serpientes - siguió en el mismo tono - Después de ganarles James y yo junto a Frank nos aseguraremos tengan una celebración de los perdedores a lo grande - dijo divertido recordando la broma que los Mereoradores 2.0 le harían a Flint y el equipo de la casa esmeralda.

Bellatrix rodó los ojos fastidiada y divertida por aquella parte de los chicos. Conocía como podían ser sus bromas, sus amigos habían sido receptores de muchas de ellas.

-No deberías cantar victoria, eso trae mala suerte. La arrogancia no es para cualquiera, Weasley. - ella mejor que nadie lo sabía. Había muerto por ello, al igual que... Sirius, joder, el sólo recordar su nombre hacia que algo en su interior se quebrara. Ella no quería matarlo, jamás quiso hacerlo pero cuando aquella luz roja cayó sobre su pecho fue demasiado tarde, una parte de ella se fue con él.

Dejó sus pensamientos a un lado al sentir los cálidos labios del Gryffindor sobre los suyos.

-Soy honesto, tú me enseñaste - susurró separándose un centímetro y la volvió a besar. Ella correspondió, dejándose llevar por la dulce danza entre ambos. La mano de Fred acarició su mejilla con mucho cuidado, si pensase que se trataba de un pequeño copo que tarde o temprano podría quebrarse con mucha facilidad.

Por un momento, ella se arrepintió por aquellos besos furtivos con los Potters, porque ese beso transmitía todo lo bonito que Fred sentía por ella.

-¿Y bien, Weasley? - paro en seco.

No le apetecía mucho desperdiciar su tiempo con el pelirrojo, el cual, cada vez que miraba tenía ganas de darle una paliza. Eso sin duda, le vendría de maravilla, ¿acaso no era lo suficiente obvio? Detestaba ver a la bruja rodeada de toda esa familia, ¿qué hubiera dicho su "Yo" del pasado? Algo le decía que no le importaría lanzarse un avada antes de verse casada con un traidor de sangre, hubiera sido interesante conocer esa locura de ella, aunque tambien sabía que probablemente lo primero que la bruja haría sería lanzarle un crucio en el trasero.

Hugo lo miró firme, tampoco le apetecía mucho tener que hablar con él, pero sabía era necesario.

-Yo no te agradó ni tu tampoco...

-¿De verdad Weasley? Me has hecho Seguir te sólo para decirme tu maravilloso descubrimiento. Y yo creí ibas en la casa de las Águilas - se mofó el Slytherin con altaneria, - Me impresiona tu inteligencia.

-Deja tu veneno serpiente. - gruño el pelirrojo, sabiendo que tenía todas las de perder - Yo quería hablar de Rose

Matt se echó a reír de verdad

-Habla Hipócrita.

Hugo se contuvo las ganas de darle un puñetazo por dos razones: la primera, era consciente del cariño que su hermana le tenía al chico, y, en segunda, dentro de sí también creía lo era.

-Tenías razón.

-Vaya, hasta que dices algo coherente desde que te conozco.

-Deja de interrumpir, Fawley, esto no es sencillo para mi.

-Pues, hazlo sencillo. - rodó los ojos como si fuera lo más obvio. En definitiva Hugo odiaba a los Slytherins - Y más veloz.

Él decidio que ya no le iba a dar vueltas ni dejaría que lo volvieran a interrumpir -Tú hiciste lo que yo debí hacer, cuidaste a Rose. No sólo eso, confiaste en ella mientras que yo como todo un imbécil solo la lastime. - Matt guardo silencio concediendo aun la palabra al menor, atento a todo: su tono, sus gestos y sus ojos - Yo en verdad estoy arrepentido, no recuerdo bien lo que hice, pero sé que no fue nada bueno. Lastime a mi hermana cuando ella siempre estuvo ahí pata ayudarme, no tengo perdón y sé que soy un cabeza de troll y...

-Peor que excremento de hipogrifo.

-Exacto. Pero ya no quiero más eso.

-Aquí no importa lo que tu quieras Weasley, sino, lo que harás para enmendar al menos un 3% de tus errores y lo que Rosie decida.

-Lo sé y no la culparía si quisiera odiarme por siempre.

-No lo hará - volvió a interrumpir -Rose no es como ustedes, ella sí es pura. Y sé que no tiene la capacidad de odiar a nadie, ni a escoria como ustedes por mucho que lo merezcan. Ella ya merece ser feliz.

-Lo merece, sin duda. - confirmó.

Hugo suspiro con melancolía trayendo recuerdos a su mente que sólo transformaron aquel sentimiento en uno peor, ni toda su vida alcanzaría para disculparse. Él sólo quería otra oportunidad.

-Algún día Rose estará lista, pelirrojo. Esta sanando poco a poco, lejos de ustedes lo hizo y ahora, le toca hacerlo cerca de ustedes.

-Ella merece más que la felicidad, ella merece todo.

Matt asintió dándole la razón, su cabeza hizo click y de la nada se acordó que antes de la "irrupción" de Bellatrix él tenía una tarea de suma importancia.

-Creo que no fue tan desagradable hablar contigo, Weasley, lamentablemente, debo quitarte mi amada presentación.

-Oh por Rowena, ¿estas hablando enserio? Que petulante eres, Fawley.

-Bueno, debo buscar a Rose antes de que un malvado escorpión le pique.

-Rose y Scorpius están bien, los he visto cerca del lago. Y ella se veía muy feliz - comentó el menor pensativo, al ver que el castaño se disponía a romper con la alegría, negó con la cabeza y apuntando un petrificus totalum, lo levito para llevarlo consigo - ¿Sabías que mi madre y el señor Malfoy han decidido contraer matrimonio este verano?

-¿Qué mierda haces, Weasley? - gruño de forma graciosa el chico.

-Dándole más tiempo a Rose para disfrutar, serpiente. ¿Acaso no dijimos que ella merecía ser feliz? Pues, yo la vi muy alegre con el escorpión. - murmuró el joven.

Y así, Hugo permitió que la parejita continuará su tarde entre risas y un palpitar en el pecho que daba toda clase de sensaciones agradables.

El último rayo del sol cayó al final del lago, Rose junto a Scorpius contemplaban esa última caída en un silencio bastante cómodo, el frío de la noche ya hacia efectos en las chica que sin poder evitarlo, tembló contra el soplo de la corriente, o quizás, también de la inhóspita cercanía del rubio a su lado.

-¿Tienes frío? - preguntó y sus mejillas rápidamente tomaron un tono rojizo por la vergüenza que sintió al descubrir la obviedad de la respuesta. Reclamando su interior aquel acto bastante patético.

Por lo contrario, Rose no pudo no sentir algo de ternura por ello. Aquello, le recordaba al Scorpius que conoció esa primera vez en el expreso, un chico bastante amable.

Con una sonrisa la chica le transmitió la calma que sólo ella podría lograr en él. Una que hace mucho había dejado de sentir, porque Lily jamás fue Rose, y sí, la quería. En verdad que la quiso e intento amar, pero no, eso no había sido amor. Y ahora él se sentia como basura por haberla utilizado por muchos años, pero, aunque quisiese, no se arrepentía de estar a lado de Rose mirando la llegada del anochecer en ese momento.

Con una mirada ilusa de un adolescente enamorado, embobado, contempló cada rasgo facial de la pelirroja Granger; desde sus grandes ojos azules enmarcados por unas largas pestañas, piel blanca, una nariz bastante tierna, las pecas salpicadas sobre su rostro y sus labios rosados y húmedos. De inmediato, cuando sus ojos color mercurio observaron la sonrisa que ella le dedicaba, sintió el ardor sobre rostro y apenado, con los latidos de su corazón queriendo sacarlo de su pecho, se quitó la túnica para pasarla por los hombros de la pelirroja.

-Gracias, - ninguno se había percatado, la Rose también tenía aquel suave rubor sobre su rostro - Sólo pienso en cuanto detesto el uniforme de las chicas.

-Te ofrezco el mío con mucho gusto. - bromeó alzando un poco la tela de su pantalón

-Claro, - le dedico una sonrisa divertida - ya te imagino lo bien que te verás en falda.

-Vamos, Rosie, sabes que podría despertar muchas pasiones.

-De eso no me cabe ninguna duda, Malfoy. -concedió la pelirroja.

Ahí estaban los dos, riendo y haciendo bromas. Era como si cualquiera barrera que algún día ambos hubiesen puesto se quebraran con cada segundo en que los dos se mantenían a lado del otro.

Si todo el dolor de la mentira se hubiera extinguido.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Ya la estas haciendo, ¿no? - Rose golpeó su hombro, provocando que el rubio subiera sus manos indicando paz -Bien, bien... te responderé sólo porque eres tú, pecosa.

Pecosa.

-¿Por qué me ayudaste hace rato?

Scorpius la miro directamente a los ojos, -Porque no quería que la historia se repitiera, porque me negaba a irme de tu lado de nuevo y porque ya no quería ser un idiota. Me di cuenta que sin importar qué, tú siempre tendrás mi corazón, ¿y sabes que? No quiero que me lo devuelvas, es tuyo, así que puedes hacer lo que quieras con él, incluso, romperlo y aun así, seguira siendo tuyo.

Eso era más de lo que podía, una parte de ella quería saltar a sus brazos y besarlo, y, otra, se aferraba a un idea diferente a la de el. ¿Por que se sentía así? ¿Por qué estaba tan dividida?

-Scorp...

Inconsciente, soltó una ronca risilla que ante los oídos de la joven le pareció perfecta, sin embargo, no lograba entender porque se rio. Hasta que él mismo le aclaró.

-Me gusta cuando me llamas por mi nombre.

-¿De verdad? ¿Por que? Creo que un nombre sólo es algo que te ayuda a ser identificado....

-Lo es. - afirmó con un asentimiento de arriba a abajo -, pero es diferente cuanto sale por tus labios.

No entendía nada, ¿cuál era la diferencia?

-Cuando tú lo haces, sé que de nuevo existe esa confianza que en algún momento perdí. No sólo es un nombre, es un significado entre ambos.

-Olvidaba que a veces decías cosas extrañas. - dijo entre risas Rose.

-Oye, Rose, - inicio con voz temblorosa, atrayendo la atención de la Gryffindor -... este sábado después del partido, ¿te gustaría ir a Hodsmade conmigo? - se calló un segundo - Ya sabes para celebrar a quien sea que gane.

Lo había olvidado, en verdad que lo hizo. Paso la Palma de su mano en contra de su frente.

-¿Sucede algo? ¿Estas bien? - pudo notar la preocupación en su tono.

¿En verdad, estaba ruborizado?

-Si, sólo que olvide el partido. James me pidió que jugará con el equipo, al parecer Katie Finigan se fracturó el brazo y no se fía de su suplente.

-O, tal vez, quiera jugar con toda la legión roja de Weasley's. - bromeó.

-No lo sé. Me hubiera negado, pero McGonagall me lo ha pedido y bueno, tambien debo admitir que en el último partido me sentí tan libre y maravillosa. - decía con mucha emoción, él amaba ver esos gestos.

-Juega, así podría darte una paliza en el juego.

-Eres buscador, oxigenado y yo soy cazadora.

-Buen punto, Rose. Eres una listilla - despeino el cabello de la chica.

-Y bueno, creo que después del partido sería bueno que me compraras algunas golosinas, porque sé que Gryffindor ganará.

Mientras ambos discutían entre risas y bromas cual de los dos equipos obtendría la victoria del próximo juego, dentro de la enfermería un joven se hallaba postrado en la cama mientras era reñido por una pelinegra de ojos claro.

-¿Tengo que recordarte que no he pedido tu opinión, Parkinson? - suspiro con la voz fría y distinte.

Rachael soltó un suspiro mientras cerraba el libro sobre sus piernas.

-Lo has dicho Riddle, así como yo te he dejado claro que haberte puesto de pie ha sido una locura, tú temperatura ha subido demasiado.

-No podía dejar que Bellatrix lastimara a Rose. Cuando leí su mente supe lo que planeaba.

Su compañera le paso un pequeño frasco que en un descuido le había robado a la enfermera.

-Sé que no me has pedido mi opinión ni que tampoco la necesitas, pero creo que deberías regresarle sus recuerdos a Granger. - Tom alzó la ceja, -¿Qué? No me veas así, estoy enamorada de ti y por eso, detesto verte vacío.

-He vivido así antes, de niño de hecho. Y creo que puedo hacerlo de nuevo.

La pelinegra negó varias veces, ayudando a Riddle ha beber la pócima que le ayudaría -Aun así, creo que ella debería decidir...

-Parkinson, deja de darme dolor de cabeza. - la corto el azabache, no necesitaba otra persona que insistirá con lo mismo, su decision estaba hecha -. Mejor dime, ¿qué fue lo que paso en el comedor? Escuche algunos rumores.

Rachel le platico todo desde el principio a fin. Como Rose había llegado en un inicio con aire arrogante y apático para lastimar e insultar a su prima delante de todos, y como la chica había huido del lugar siendo seguida por la Directora y docentes, del mismo modo en qué minutos después la pelirroja había entrado de nuevo...., y al final, las palabras y el acto de Scorpius.

-Asi que el Rey Scorpion terminó con la enana de los Potter - soltó en un suspiro.

-Así es, delante del todo el comedor y amenazó a los chicos de no meterse con ella.

El azabache sonrió de lado, - Debo admitir que no esperaba que lo hiciera tan pronto.

-McGonagall envió a llamar a sus padres. - informó -Y no dudo que también haya llamado a tu madre o tu hija, - murmuró eso último -, sinceramente, no sé como llamarla.

-Delphini, ése es su nombre.

Hizo un asentimiento con la cabeza, con un suspiro miró el techo del Castillo, -¿Qué harás con respecto a Rose, Lily y la poción multijugos?

-Nada. - se sincero con simpleza.

Estupefacta sin poder creer lo que escuchaba, mantuvo la boca abierta, Tom no sabía si reír o volver a rodar los ojos.

-No entiendo que es lo que te sorprende. - susurró sin ninguna expresión -Rose ya no me necesita, creo que jamás lo hizo, tal vez yo fui quien la necesitaba. -aquello lo decía más para si mismo que para la chica a su lado -Ella estará mejor con él, sé que él podrá hacer frente a las adversidades.

-Tom...

-Parkinson, jamás he necesitado a alguien, pero cuando la conocí eso cambio y déjame decirte que duele. - se sinceró -No quiero volver a sentirme así, por eso debo mantenerla a salvo y Malfoy podrá hacerlo.

Rachel miró durante unos segundos al azabache, sintiendo sólo por una fracción lástima por él, quizás también por sí misma, después de todo ella lo amaba. Se inclino un poco hacia el pálido rostro de Riddle, sintiendo una oleada de sensaciones más allá de la magia. Se encontró con la oscuridad de sus oscuros ojos y sin recapacitar mucho en las consecuencias, beso los labios de Tom. Sólo un pequeño roce.

Él no se alejó ni tampoco correspondió, cerró sus ojos. Y si, los labios de la joven era sumamente suaves que parecía tocar un pedazo de cielo, ligeramente húmedos y, seguramente, moldeados a los suyos, sin embargo, existía un problema: ella no era Rose.

Fue en ese instante que el sonido de un rasguño de su garganta, hizo separar a ambos chicos.

-Tom, hijo. - sonrió una mujer hermosa de cabello rubio y puntas ligeramente azuladas.

El chico se esforzó por fingir una sonrisa y la peli negra se le puso el rostro Colorado.

-Madre.

Delphini miro a la joven, esperando una presentación adecuada, cosa que no paso desapercibido por ninguno de los dos.

-Rachel Parkinson, mucho gusto. - le sonrió la chica, sonriendo dulcemente mientras le daba la mano con educación.

-Delphini, Delphini Riddle. - respondió, tomando su mano en un apretón -Un gusto, señorita Parkinson. Me parece que su hermano la esta buscando afuera.

Ella parpadeo un par de veces -¿Perseus? - no, estaba segura que no la buscaba a ella. Seguramente, le habría gustado la madre de Tom, porque Joder, la chica era muy hermosa. -Gracias, por avisarme. Nos vemos Tom. - se despidió con un movimiento de mano, saliendo de la enfermería.

Comprobando que en efecto, su hermano se hallaba allí junto a Blas Zabini hablando de lo hermosa que era la madre de Tom e hija de Voldy.

-La chica es muy hermosa, Tom.

-Sin duda, lo es.

-¿Qué tal tu estadía?

-Bien, - contestó con desinterés - fuera de que debo aguantar las ganas de cruciar a los idiotas que se burlan de mi nombre o al estúpido fantasma con cara de bufón que no para de cantar esa maldita canción cada vez que me ve. - bufo - Es una lástima que nadie haya podido encontrar la forma de matar a los fantasmas, aún. - sonrió de forma siniestra, cosa que le recordó a la joven porque su padre era tan temido.

-He escuchado que le gusta molestar a todos.

-Yo no soy tan tolerante como todos.

Delphini le dio la razon, despues de todo, resultaba bastante conocido por asesinar sin la necesidad de temblarle la mano. -Dime, ¿qué fue lo que sucedió?

-Nada que no sepas. - calló un segundo -Convoque la marca tenebrosa...

-Tom...

-Yo no quería, de pronto desperté y la marca se hallaba en el cielo. La elimine lo más rápido que pude, aunque, estoy seguro que mis seguidores pudieron sentir su presencia.

La rubia se quedó pensativa unos momentos, -No ha salido nada en los periódicos a lo largo del día, si alguien lo hubiese notado, se sabría tanto como el escape de los prisioneros en Azkaban.

-Delphini, sabes que pronto deberé irme. La Guerra esta más cerca de lo que crees, Nimueh no ha perdido el tiempo.

Ella sabia que tenía razón, no por nada la bruja habría revivido a uno de cada familia que integraba los sagrados veinti ocho, o al menos, a aquellas que habían desaparecido.

No sabía que significaba o lo que tenía planeado en su totalidad, sólo creía en una cosa: restablecer el linaje de pureza.

Dentro del despacho de la Directora, la bruja miraba frente a ella dos pelirrojas con sus respectivos acompañantes.

-¿Poción multijugos? ¿Está segura, Directora McGonagall?

-Me temo que si, al parecer el joven Malfoy encontró la poción en un aula vacía. - afirmó Minerva -Tenemos la sospecha que no se trata de la primera vez, sino, que los demás ataques hacia la señorita Potter ha sido ejecutados por alguien más.

Ginny Weasley escuchó atentamente, mirando a su hija de reojo, confundida por todo.

-Pero, ¿quien? ¿Por qué haría eso?

-Aun no lo sabemos - respondió la bruja -Pero, creanos que lo averiguaremos. Esto no se quedará aquí y tendrá un castigo.

-Si, debe pagar. No debe lastimar a mi hija y tampoco culpar a otros.

La risilla de Charlie quien abrazaba a la Rose se hizo presente en todos los presentes -Hermanita, no creo que quieras saber quien está detrás de todo. Dime, ¿te cuesta demasiado decir: siento mucho haberte hecho sentir como una porquería? ¿Tú que opinas Harry, Lily?

-Señor Weasley...

-Lo siento mucho McGonagall, pero creo que ya tuve suficiente. - se manifestó con molestia, poniéndose de pie para caminar a lado de Rose y salir de ahí. -¿Cómo te sientes? ¿Te hicieron algo?

Escucharlo le dio tranquilidad, -Tranquilo, Papa. Estoy bien.

-Me han dicho que alguien se te declaró -murmuro con una mezcla de picardía y semblanza de padre celoso, que al final, hizo reír a ambos.

-Eso es mentira. Aunque, si ha pasado algo extraño con Scorpius, y bueno, he decidido jugar en el partido de este sábado.

-¿Malfoy? - inquirió confundido, no tardó en sonreír -Vaya, estoy segura que lo harás espectacular, ganales Posie.

Con un último abrazo y sorprendiendo a la pelirroja sobre el embarazo de Delphini, se despidieron con un abrazo que indicaba el amor entre un padre y un hijo.

-Sin importancia que pase; siempre tendrás mi apoyo, cariño. - finalizó el pelirrojo besando la frente de la chica, a las espalda de la pecosa, contemplando el rubio que la esperaba recostado en la pared. -Creo que alguien te espera.

Rose miro hacia atrás, sonriendo al ver a Scorpius en su busca. Miró de nuevo a su tío, quien le sonrió indicándole que podía irse con él.

Después del almuerzo, durante la siguiente media hora se fue llenando lentamente los asientos del campo. Estudiantes vestidos de impermiables rojos y verdes, iban acorde a las respectivas casas que apoyaban: Slytherin y Gryffindor.

Dos de los equipos tradicionalmente rivales.

El día no había pronosticado nada bueno, podría ser por la densidad que poco a poco empezaba a tener la lluvia, pero sintiendo sus nervios a flor de punta, Rose salió al pasillo de los vestidores, los nervios que sentía en ese momento le provocaba un cosquilleo poco amable dentro su estómago. El miedo corría por sus venas casi tan veloz como su nerviosismo. Por primera vez después de mucho tiempo, el equipo volvía a ser liderado por los Weasley, ¿y si pasaba algo? ¿Si le pasaba algún accidente a Lily y luego la culpaban a ella?

No debiste aceptar, Rose Granger- Weasley" se reprochó.

-¿Estás nerviosa? -escuchó una voz profunda que la hizo exaltarse.

¿En verdad estaba ahí?

-¿Qué haces aquí? - cuestionó ella utiliZando un tono más duro de lo que quería.

El chico le sonrió con arrogancia, camino hacía ella y le tomó la mano dando un beso en sus nudillos -¿No es obvio? Vine a desearte suerte, Granger.

-Lo que sé es que tu equipo se volverá loco si no encuentran a su buscador, Malfoy. - rio, olvidando sus nervios por una pequeña fracción

Scorpius, acarició su cabeza regresando su sonrisa. Seguro de que la chica no le daría una patada o algo parecido, se acercó a su rostro sintiendo el aroma a fresas de la joven, metió su mano dentro del bolsillo y de ella sacó una pequeña cadena.

-Para la buena suerte. - le susurró, dejando a la vista el color plateado con algunos adornos en puntas zafiro, dejando en medio una pequeña nutria.

Al colocarla en la muñeca de la Gryffindor, él noto rápidamente la otra pulsera que otro - cierto - Slytherin le había obsequiado en San Valentín de aquel año.

Ambos se miraron fijamente a los ojos, grave error, el fluido de la sangre subiendo por sus mejillas fue demasiado obvio en los rostros de ambos.

-Gracias, Malfoy. No creí que fuera un regalo por adelantado. - murmuro ella con ligera pena que desapareció en cuanto dijo: - Ya sabes, por ganar el partido.

La estruendosa carcajada del rubio hizo eco dentro las paredes del pasillo, -Sueñas, ten por seguro que Slytherin ganará y después iremos a festejar.

-No lo creo, iremos a festejar a Gryffindor.

Sonrientes, los dos se despidieron con un movimiento de manos.

Por Merlín, sólo él sabía cuantas ganas tenía Scorpius de besar a Rose, si tan sólo hubiera sabido que eran las mismas con las que ella deseaba besarle a él.

Al regresar a los vestidores junto a los demás integrantes del equipo pido sentir un par de miradas hostiles que decidió mejor ignorar.

-Ustedes, Fred y Roxanne no deben permitir que les suceda nada a ninguna de nuestras cazadoras, si ven que alguien las molesta tirenle una Bludger sin piedad - ordenó James; el capitán del equipo.

-Yo puedo cuidar perfectamente a Dom y Lily - Pavoneo la morena dejando de lado el nombre de Rose, llevándose consigo una mirada hostil por parte del capitán.

-No lo dudes, James. No dejaremos que les pase nada a ninguna de las TRES ni a ti. - aseguró Fred mirando severo a su hermana, quien, sólo se encogió de brazos.

Unas indicaciones más y ambos equipos volaban fuera de los vestidores, llegando al cielo del campo con la lluvia cayendo sobre ellos.

Alumnos y maestros gritaron. Ondearon las banderas de cada casa, provocando más jaleo cuando la profesora Hooch grito;

-Quiero un juego limpio - y liberó del pesado baúl, a las pelotas.

-Esto no se había visto en mucho tiempo. Rose tiene la quaffle, Lily, pase par Dom. Oh no, Cameron Buldstrod ha enviado la bludger, es una suerte que la hermosa Dominique no le hubiese pasado nada, hablando de ella, ¿se ha dado cuenta que es la mujer más hermosa de todo el partido?

-¡Jordan! - exclamo Neville e forma de regaño.

El moreno tomo con fuerza el micrófono sonriendo con inocencia -Lo siento, profesor Longbottom, pero es la verdad. Deberías salir conmigo, Perseus tiene la quaffle vuela tan rápido en dirección a los aros de Gryffindor, ¿pero que es eso? Lily Potter ha logrado quitarsela, le da un pase a Rose y ¡DIEZ PUNTOS PARA GRYFFINDOR! Nadie hubiera podido pararla.

Los cazadores se arrojaban la quaffle rápidamente, la lluvia apenas daba cavidad para presenciar cada encuentro entre los equipos, Jordan apenas podía mirar a través de los binoculares empapados que le costaba un poco narrar en tiempo y forma los sucesos. Por su parte, Scorpius y James se encontraban en el cielo, buscando la snitch con la mirada, aunque la pequeña pelota dorada no daba señales todavía

-Dominique Weasley Marca, Veinte Gryffindor, Slytherin cero. ¿Pero que estoy viendo? Las serpientes se han puesta más a la defensiva, hijos de su....

-¡Jordan!

-Tramposos, tramposos, eso es lo que son. -exclamo lleno de ira, escuchando los abucheos de los leones y las ovaciones de las serpientes - ¡Flint marca! ¡DIEZ puntos para Slytherin, Veinte para Gryffindor!

Probablemente fuera por la lluvia o la rivalidad que siempre había existido entre ambos equipos, el juego se volvía más brutal y veloz, los goleadores de Gryffindor como de Slytherin aporreaban la bludger con fuerza para pegar a los cazadores del equipo contrario, Rose giro sobre sí esquivando a Blas Zabini y Perseus Parkinson.

-Diez puntos para Gryffindor, buena esa Granger Weasley. Oh no, ese hijo de maldi.... - se calló al ver la mirada de Neville y siguió - hijo de troll de Buldstrode le ha lanzado una quaffle a Granger, menos mal que los leones somos invisibles y ella continúa en la escoba. ¡Ala! Que Fred Weasley ha tomado por sorpresa al otro goleador y casi le ha tirado de la escoba, ¡Eso Gryffindor!

-Jordan - gruño Neville.

-Lo siento, profesor, pero es mi trabajo y esos trolls no se merecen menos.

Por su parte, los buscadores de los dos equipos se concentraban arduamente en la búsqueda de una pelotita dorada, con aquella lluvia era difícil ver. Hasta que en medio de sus compañeros volando, divisaron un pequeño brillo dorado volando alrededor. Parecía que la vieron al mismo tiempo, porque ambos chicos fueron directo a ella.

Atraparla se trataba de algo crucial, si Scorpius lo hacía ganaban el partido, ya que, por el momento el marcador no iba a su favor en esos momentos pero atrapada daría un giro inevitable. Por su parte, James sabía que no podía confiarse y permitir que en cualquier momento Slytherin remontara.

Ambos bajaron, los alumnos casi gritan al ver que estuvieron a punto de chocar contra el piso, sin embargo, un segundo antes de caer ambos remontaron rápidamente elevando sus escobas una vez más. Quizás el juego pudo seguir sin ningun inconveniente, pero lo que nada esperaba es que no fueran gotas de lluvia lo único que cayera por el cielos. Algunos cazadores pararon, incluso el guardián de Gryffindor que permitió inconsciente que Perseus asestara la quaffle antes de tomar un pedazo de papel sobre sus manos.

Dominique Weasley, junto a cada alumno presente hizo lo mismo, incluyendo al profesorado u narrador de los partidos.

-Por Merlín, esto es...

Las miradas viajaron de inmediato al capitán de los leones, quien, confundido tomó uno y con la boca abierta contempló el pedazo de papel y después viajó la mirada a su primo. No mejor que él una joven de cabellera negra estrujaba una de tantos, sus compañeros la miraban y susurraba a sus espaldas, miró a todos sin ninguna expresión fingiendo no sentir nada pero por dentro se encontraba genuinamente preocupada.

Era auténtica, todas las copias lo eran. El movimiento y la imagen dibujaban perfectamente a los protagonistas.

Fred, quisó reír por un momento, luego llorar, darle un puñetazo a su primo o simplemente gritar. Lo que sus ojos veían no podía ser posible, pedía que se tratara de una pésima broma. Con arrepentimiento y sintiendo el estrujamiento en el pecho, regreso la vista a la fotografía. Podía volar y plantarle un puñetazo a su primo y mejor amigo, olvidándose de la snitch James voló en dirección hacia su primo. Era consciente de las respuestas que le debía.

-¿Esto es real? - cuestionó la morena hermana de Fred.

-Fred, yo...

Su mente intentaba idear alguna buena excusa, una justificación o al menos una pizca de arrepentimiento, sin embargo, no encontró nada. Por mucho que quisiera sentirse mal, no podía hacerlo. Claramente de veía a James Potter y Bellatrix Lestrange en algún rincón del castillo (específicamente, en el septimo piso), besándose ferozmente mientras el chico la arrinconaba contra la columna de concreto. Podía recordar ese día, habían regresado de su salida clandestina y ninguno de los dos le había dado tregua al otro.

-Sabía que esa chica era una perra.

-Cállate, Roxanne. - utilizó las palabras más frías que Fred nunca antes había utilizado.

Los slytherins a pesar de su conmocion, porque, ¿quién se hubiera esperado que la princesa de Slytherin se enrollara también con el primogénito de Harry Potter?, decidieron seguir aprovechando el lío entre los primos.

-James.

Las personas tan perdidas en la pelea se hallaban que en ningún momento se percataron que las serpientes empezaban a remontar el partido, ni que una veloz bludger paso tan rápido alrededor del campo siguiendo con ferocidad a una jugadora en particular.

Rose quiso volar lejos de ella, pero parecía que la bludger iba en busca de ella hasta que por una intromisión de la lluvia, la pelota chocó contra su escoba rompiéndola en dos.

Sólo un poco y la snitch estaría en sus manos,

No le importó.

Cuando escuchó el estruendoso sonido, por un segundo creyó se trataba de un rayo. Pero, aquel grito no lo era. Dirigió la escoba lo más rapido hacia ella. Si recordaba un poco lo que los muggles llamaba fuerza de gravedad sabia que no tenía mucho tiempo, su corazón se aceleró como nunca antes y si no actuaba rápido la perdería, la altura era demasiada alta.

Odió a la Nimbus, maldijo a sus creadores y a quienes le habían Duch era la escoba más rápida, porque no lo era, sentía el aire bajar por su rostro, una sensación nada agradable.

-ROSE WEASLEY A CAIDO DE SU ESCOBA, PERO QUE.... ¡MALFOY!

No tenía tiempo ni tampoco cabeza, tenía que tomar una decisión, sostenerse él o sostenerla a ella.

Y entonces soltó su escoba.

Siempre creí que la vida era igual a un vaivén, con buenos y malos momentos.

Ahora veo que es más que eso. No sólo se trata de lo bueno o malo, de lo maravilloso o catastrófico, hermoso u horrible..., también hay cosas inolvidables que esperas nunca salgan de tu mente.

Tú.

Decir que he olvidado el día que la conocí sería más que una mentira, ¿cómo olvidarlo? No sólo era mi primer año o el suyo también había sido el comienzo de un nuevo capitulo en mi vida, uno en el cual ya formabas parte. Te vi, siempre lo hice, desde que comiste el primer dulce hasta cuando te lanzaste sobre mí para pactar nuestra amistad.

Te convertiste en alguien tan importante sin ningún aviso ni una advertencia, simplemente ya eras más de lo que yo quería.

Perdóname.

Siento haberte hecho daño, saber que te hice llorar miles de veces es algo con lo que debo vivir cada día, y duele, duele demasiado que no hay segundo en que no me arrepienta porque no tengo justificación.

Créeme que todo el dolor que te causé desearía poder quitártelo, y ser el que seque todas tus lágrimas.

He escuchado a gente diciendo que yo te he salvado, pero la verdad, es que siempre has sido tú.

Scorpius estiró sus brazos hasta llegar a Rose, quién, mantenía los ojos cerrados hasta que sintió unos brazos rodeando su cintura. Al abrirlos, el temor que reflejaba la mirada azulada de la chica fue reemplazada por la sorpresa al ver la mirada gris intensa del Slytherin.

Podía ver el terror en sus ojos, su cabellera pelirroja como el mismo tártaro caía a la par que ella impulsa imperceptiblemente sus brazos a los lados.

No había podido evitarlo, habia puesto en marcha mi Nimbus, nunca había sentido una sensación tan horrible.

No quería perderte.

Nadie más iba a lastimarte. Nunca jamás permitiría que alguien volviera hacerte llorar ni sufrir. No sí yo podía evitarlo, porque tú, Rose, merecias siempre sonreír. Ya no estaba dispuesto a cometer el mismo error.

Y... simplemente salté. Sabiendo que no sentiría ningún arrepentimiento.

Porqué no estaba dispuesto a soportar a perder a otra mujer de mi vida, y también, porque

-Tú eres mi razón.

Su corazón palpito como nunca antes, Scorpius se aferró a ella como si fuera lo más preciado de su vida, girando sus cuerpos para ser él quien quedase debajo de la joven mientras Rose mantenía la cabeza sobre su pecho. Escuchando cada latido del corazón del rubio, preguntándose sí de esa misma manera se escucharía el suyo.

Él era para ella y ella para él.

Quizás eso siempre lo supieron, ¿qué importaba si ella era una Granger- Weasley y él un Malfoy? ¿Sí él cometió errores o si ella lo hizo? Otra oportunidad los había unido, y quizás, así terminaria.

Rose Granger- Weasley, no importa lo que los demás vea de mí, siempre atesorare cada segundo vivido a tú lado: cada beso, cada sonrisa, la armonía de tu risa y la mirada que me envuelve en otro universo.

No importa nada ni nadie, sólo que es lo que ves en mí y así, sabré que mi existencia tuvo sentido.

Y de pronto, lo inevitable paso.

Lo único que él quería era que ella viviera, devolverle todas las sonrisas que él algún día él le arrebató. Scorpius sabía lo que podía pasarle, y aun así, no se detuvo. La salvaría de la misma forma en que Rose alguna vez lo hizo, porque así, aquella magia jamás terminaría.

Ella era mi princesa, una flor por la cual dejaría me clavaran miles de espinas. Siempre ella.
S.M [Otra Oportunidad]


____________________________________

Y así, fue el final de Scopius Malfoy.

Hi, wattleaders. ❤

¿Que les ha parecido?

He hecho el capítulo un poco mas largo que los anteriores, espero no haberlas aburrido. En estos momentos me odio, créanme, casi lloro pero esto era algo que desde un principio supe.

Voten y comenten si les gustó o si no. Si ya no votan cancelare la historia o no publicaré hasta dentro de diez años, ok no, jajaja. No podría hacerlo he puesto mucho empeño, aunque, no lo parezca.

Aunque sería lindo, porque es lo único que me llevo. La satisfacción de saber que a alguien le gusta lo que escribo, porque la verdad, escribo bien mal.

No se olviden de votar, comentar y seguirme. GRACIAS POR LAS QUE CONTINÚAN AQUÍ CONMIGO

Quiero invitarles a leer dos fanfics inspirados en la canción de Greenday. Sólo es un capitulo por cada una, me gustaría que votarán o constatan y si se puede también compartirla, estoy segura que podría gustarles si les dan una oportunidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top