Capítulo 30

Capitulo dedicado a Kimmtzq18

Con un suspiro de frustración la rubia azulada se tiró en uno de los sillones. Sin duda todo estaba arruinado, no había tenido la oportunidad de presentarse correctamente ante los Weasley la familia de su futuro esposo. Lo peor se todo es que incluso fue antes de que ella llegará.

-¿Ves? Te lo dige, debimos usar la maldición imprerius- dijo una voz lo bastante fría como socarrona.

-¡TOM!- exclamó Delphini en reproche logrando que todos rieran después de tan "estupenda tarde".

-Tengan chicos, será mejor que se sequen- tanto Rose como Tom miraron a Victoire quien les extendía una par de toallas secas a cada uno. No habían notado que seguían un tanto o mejor dicho un buen mojados.

-Con un hechizo basta- murmuró Tom, sin en cambio aun asi aceptó para no hacerle el feo a la rubia.

-Se que no fue lo que esperabas amor- dijo Charlie abrazando por la espalda a Delphini- lo siento.

-No tiene importancia- sonrió recargando su cabeza en el pecho del pelirrojo- me hubiese gustado tener una conversación amena con ellos para que así me aceptarán con más facilidad, pero.....

-No me importa lo que piensen de ti, ellos eligieron a quienes querían en sus vidas, así como yo lo estoy haciendo. Y yo te elegí a ti.

-Orsww- suspiraron al unísono Alice, Rose y Vick.

Mientras Matt, Regulus y Teddy observaban con burla a Tom quien solo rodó los ojos.

-Y yo a ti, Charlie......

Lastimosamente la escena romántica había sido interrumpida por el sonido de una nueva visita, todos dieron vuelta para ver como de ella salían nada más ni nada menos que el matrimonio Black junto a Antony Fawley.

-Lamentamos tardar- se disculpó Leonora Black quien se sacudia un poco su empolvado vestido- es que venir desde Rumanía hasta acá si que es tardado. Regulus, cariño- abrazo al chico- ¿Qué tal el colegio?

-¿Porque la reunión se cambió?- pregunto esta vez el Sr. Black.- aclaro, es un alivio porque creo que no hubiéramos tenido oportunidad de llegar a casa de tus padres, no sabemos si esta bloqueada para extraños.

-Lo esta- sonrió discupandose.

-Por lo que veo, no les fue muy bien- habló serio Antoni Fawley.

-Ni me lo recuerdes padre. Por cierto- dirigió toda su atención a la chimenea para ver si su madre no tardaba en salir- ¿Dónde esta mamá?- pregunto cansado de esperar. En ese momento en rostro serio del castaño mayor cambio por una gran sonrisa y una brillante mirada.

-No pudo venir. Su estado no se lo permite- al escuchar las palabras de su padre no pudo evitar sentir preocupación y miedo.

-¿Que... tiene... mamá?- titubeo con el rostro descompuesto, los ojos desorbitados y el temblor en sus labios.

-Nada malo hijo- decreto sin desaparecer la sonrisa de oreja a oreja- vas a tener un hermanito.

Espero que su hijo saltará de emoción, un coreado "URRA" o quizás una sonrisa de satisfacción ya que de niño Matt no paraba de pedirles que le diera un hermanito, sin embargo nunca se espero la reacción que él tomó.

A pasos grandes Matt se acerco a la chimenea y llamó por Red Flud a la Mansión Fawley.

-¿Hola?- se escucho la voz de Bertha Fawley.

-Mamá- se escucho como si de un niño chiquito se tratará- ¿COMO QUE VAN A TENER UN BEBÉ?- sin duda el puchero y el berrinche que en ese instante el castaño hacia era merecedor de ser grabado.

-¿Acaso..... acaso no te alegra?- se escuchaba con cierto nerviosismo la mujer al otro lado de la Red.

-Por supuesto que no.- inflo los cachetes, fruncio el ceño y retorcio los labios.

-¿Porque? Creímos que querías un hermanito. Cada Navidad pedias uno.

-Cuando tenía cinco años- refunfuño.

-Lo siento querido, nosotros creímos que te haría feliz.

-Pues no. ¿A quien le haría feliz tener un hermano menor por casi 17 años? Cuando el tenga mi edad ya seré todo un señor como ustedes.- murmuro cruzandose de brazos.

Todos rieron, por lo que Matt aun indignado siguió hablando incoherencias. Rose quien a su vez le hacía gracia el infantil comportamiento de su amigo decidió que quería estar unos segundos sola, así que subió tan sigilosa las escaleras.

Tom quien pudo darse cuenta de la marcha de la pelirroja no la siguió, sabía que necesitaba digerir todo lo sucedido en la casa de los Weasley. En él estaba apoyarla, pero sólo ella podía afrontar las cosas como mejor le pareciera.

Quería gritar, golpear una almohada hasta más no poder, lanzar un fuerte hechizo hacia el cielo y que todo el mundo lo notará. Nada había salido como hubiera querido.

A sus padres, su hermano, sus tíos, sus primos, su primer amor; a todos por primera vez les dio la cara. ¿Había sido lo correcto? ¿Ahora que pasaría? De nuevo había echo llorar a Lily ¿Se la cobrarían una vez más? ¿Intentarían lastimarla como hace años lo hicieron? No entendía porque no podía sacar a aquellas personas de su mente, porque lo doloroso de toda la situación era que a pesar de todo no podía odiarlos, eran parte importante de una niñez feliz.

El remordimiento era una gran enemiga y más cuando de nuevo tenía esa necesidad o más bien ese deseo de que nuevamente su madre y su padre la abrazaran, así como que su hermano le dedicará una sonrisa. Por un momento deseo con todas sus fuerzas que hubiese sido una pesadilla.

-¿Puedo pasar?- escucho como alguien le hablaba desde el umbral de su puerta. Rose asintió dando paso a su tío. Las grandes manos de Charlie fueron dirigidas a las mejillas húmedas de Rose- no llores- pidió en tono suave.

¿En que momento las lágrimas habían salido? Negó y rápidamente seco las otras pocas que tenía.

-Lo siento- murmuro incluso sorbiendo la nariz.

-No te disculpes, no has hecho nada malo.- dijo en tono sutil- sabes que puedes contar conmigo ¿verdad Rosie?- la pelirroja asintió- no importa que. Si necesitas con quien hablar, un hombro en que llorar, un bufón personal, tus sueños, anhelos, miedos. Sin importar que yo siempre estaré para ti, para cuidarte sin importar que... Perdón si no he echo el mejor trabajo, debí defenderte más.

-No digas eso, porque eres el mejor. Gracias por todo, nunca me cansaré de agradecerte por darme otra oportunidad, me haz dado la mejor familia.

-Escuchame bien Rose, no me importa lo que Ron u otra persona diga, tú eres mi hija.- no necesitaron decirse nada más porque era inecesario. Cerró con fuerza los ojos intentando no llorar mientras recibía el abrazo de Charlie Weasley.

El sonido de alguien ingresando en la habitación de su bella hija fue lo que lo alarmó. Se acomodo la bella corbata negra y subió rumbo a la habitación de su Madame Lestrange.

-¿Cómo te fue?- pregunto con burla espantamdo a la joven quien se sacaba la túnica

-Querido ¿Acaso no te han enseñado a tocar?- cuestionó en tono áspero.

-Es mi casa ¿Porque debería hacerlo?- ante esto recibió una mirada asesina por parte de Bella- Veo que nada bien.- rió.

-Largo- ordenó, quizás en otro momento se hubiera negado pero al ver el rostro agotado de la joven no lo dudo u se marchó. Y es que pensaba que aquello era porque Bellatrix se la había pasado del todo mal, sin embargo no estaba más lejos de la verdad.

Suspiró con pesadez y despeino un poco su cabello ¿Porque tenía que pasarle eso a ella? ¿Porque narggles se tenía que volver tan débil? Camino dando vueltas por la habitación, por primera vez deseaba leer una de las dichosas cartas que Fred Weasley le había enviado, sin en cambio no podía. ¿La razón? Las había llevado consigo a Hogwarts. Por Salazar ni siquiera sabía porque las cargo con ella si ni siquiera se había tomado la molestia de por lo menos darles una hojeada.

Se odio por unos momentos ¿Qué había hecho ese bendito día? No lo fue amable con los Señores Weasley, sino que también le había permitido a Arthur Weasley que le enseñaste su colección de cachivaches muggles cosa que no le molestó ni un poco

-¿Qué pasa contigo Bellatrix?- se cuestionó con desesperación, tirándose a su cama.

Mientras tanto en la casa de Percy Weasley.

Ambas hijas salían de la chimenea, temían la reacción de su padre, era bien sabido que él siempre que las regañaba y castigaba era únicamente cuando se enteraba que algo le habían hecho a Rose. Sin embargo a pesar de eso no estaba enterado de todo lo que aquel día había revelado su prima.

Su madre las abrazo y las tres se sentaron frente al único sillón individual esperando que Percy Weasley gritara y demás. Fue cuestión de segundo en que el pelirrojo se sentó pero a diferencia de lo que crían no salió palabra alguna de su boca, ni siquiera cuando lo intento. Resoplo fuerte y molestamente pero no dijo nada. Y eso fue peor de lo que Molly II y Lucy Weasley se hubieran imaginado.

No había ya enojo ni siquiera molestia, todo lo contrario. En los ojos de su padre sólo se hallaba: decepción.

-¿Papá?- Molly quería que les gritara, quizás que la castigará aunque ya fuese mayor. Todo eso era bueno si su padre les dirigía una palabra.

-Nosotras...........- secundó su hermana menor.

-No.- fue su última palabra- No digan nada.- el suave y apenas audible sonido de la voz de Percy indicó que lo que temían. Negó y se paró de aquel cómodo sillón, seguido de su esposa quien les sonrió a ambas y siguió a su esposo.

-Papá esta decepcionado.- dijo tristemente la menor de las hermanas.

-Lo sé Lucy, lo sé.- murmuró Molly intentando pensar.

Ambas subieron la escalera y a punto de tocar, escucharon:

-No puedo creer que le hayan dado la espalda a la familia, pero es mi culpa. Debí haber sido un mejor padre, debí.......

-Deja de culparte Percy- lo abrazo Audrey- no tienes la culpa de lo que le paso a Fred.

-Debí haber sido yo- las hermanas abrieron como platos los ojos, acaso.. acaso ¿su padre estaba llorando?- yo estaba a su lado. Fred de seguro hubiera hayado la mejor manera de ayudar a Rose, quizás con él mis hijas no hubieran cometido mi error.

-Eso fue hace mucho- intento de nueva cuenta Audrey.- y sin ti, ni Molly ni Lucy estarían aquí. Además, creyeron que hacían lo correcto. Sólo querían defender a su prima- mala elección de palabras.

-¿A cambio de que?- cuestionó con una ceja alzada- ¿De darle la espalda a su otra prima, a cambio de humillarla? Yo no les enseñe eso.- murmuró de nuevo.

A ambas se les rompió el corazón en el momento en que escucharon sus palabras. Habían herido a su padre, sabían desde siempre el error que había cometido hace años cuando puso en primer lugar su puesto antes que a la familia. La culpa que en todos estos años seguía sintiendo era la razón en que día a día les enseñará a sus hijas que la familia era primero. Creyeron que hacían lo correcto, pero ahora al escuchar como le habían fallado a su padre sabían que estaban en un error.

Giraron hacia la derecha y se encontraron con aquel retrato que su padre cuidaba más que cualquier otro: era él junto a sus hermanos. Fred y George estaban sentados encima de Percy mientras le hacían caras graciosas, Bill estaba a un lado u tomaba de la mano a Ron quien tendría apenas unos dos años y por último Charlie cargaba a la pequeña Ginny.
Todos eran pequeños, tan inocentes.

Después miraron la foto que le seguía, eran ellas junto a los hermanos Granger. Sin saber porque ambas de fueron hundiendo en un recuerdo que no tenían planeado.

-¿Qué tienes Molly?- pregunto una Rose de unos nueve años aproximadamente.

-Pronto iré a Hogwarts- comentó ligeramente perdida.

-¡Que emoción!- exclamo la menor con verdadero entusiasmo el cual no duro mucho porque con sólo ver a su prima supo que algo no estaba bien- ¿Es algo malo?

-¿Qué posibilidades hay que me quedé en Gryffindor?

-No lo sé, quizás un 25% sino es que más. Tu padre fue ahí.

-Exacto. ¿Y si no quedó ahí, y si me mandan a Ravenclaw o peor a Slytherin?

-No tendría nada de malo- la cortó la pelirroja menor con seguridad- Teddy y Vick fueron a Huffulpuf y no se acabó el mundo. Además estoy segura que tío Percy estará orgulloso de ti, sin importar en que casa quedes.

-¿Lo crees?- al parecer sus ojos se tornaron con esperanza.

-Te lo aseguro- sonrió.

¿Qué era lo que pasaba?

-Definitivamente no le entiendo a nada- gruño Lucy arrojándose hacia su cama.

-Tranquila Lucy. Te irá bien en el examen.- se acerco Rose acariciando el liso cabello de su prima.

-Voy a reprobar- chillo- papá me matará.

-No creo que el tío Percy haga eso. Además yo puedo explicarte lo que no entiendas.- sonrió la pelirroja.

-¿De verdad?- cuestionó con sorpresa ya que era bien sabido que su prima en tiempos de exámenes no se dormía más tarde que las 10.

Rose asintió con una sonrisa y así ambas estuvieron estudiando hasta más de las tres. Y por primera vez había aprobado con buena nota la materia.

Se miraron por unos segundos, por primera vez en mucho tiempo pudieron recordar las cosas buenas que su prima hacia por ellas, Rose siempre estuvo cuando más la habían necesitado y ¿ellas?

Observaron de nuevo la foto para pasar a una última donde ambas salían junto a Lily quien hacia un puchero tierno, recordaron la razón por la que le hicieron daño,"todo para proteger a Lily". Se dijeron intentando excusarse, sin embargo aquel sentimiento de remordimiento no salía porque le habían fallado a una de las personas más importantes para ellas: su padre.

-¿Crees que hicimos lo correcto?- pregunto Louis a su hermana mayor.

-¿De que hablas?- estaba bastante confundida.

-De todo. La manera en que la tratamos. Todo lo que nos dijo es...

-Verdad- interrumpió la rubia tomando asiento a un lado del rubio- Nunca dejamos de humillarla. Pero era necesario- dijo aquellas palabras insegura- todo era para defender a nuestra prima, a Lily.

-¿Lo era?- se cuestionó esta vez Louis dejando que su voz sonará por el lugar.

Nunca se habían puesto a analizar todo lo que sucedía a su alrededor; cada acusación, cada lágrima. Porque hasta ahora se percataron que también Rose lloraba.

-¿Sucede algo Dom?- tartamudeo al ver a su prima acorralarla.

-¿Qué se traen tú y Jamie? Están muy juntitos ¿no?- al escuchar tal cosa la pelirroja Granger solto una estruendosa carcajada.

-Por supuesto Dom, somos primos y desde que Albus esta en Slytherin no tengo alguien con quien hablar más que con James.

-Oh- sus mejillas estaban tornadas de un color carmesí la cual reflejaba la vergüenza que sentía en esos momento. ¿Cómo había podido dejarse guiar por aquellos celos? Por Merlín eran primos! No debía sentir lo que sentía por James.

-¿Sabes? Harían una bonita pareja.- su sonrisa le daba una esperanza que no debía existir, antes de que tan siquiera pudiera decir palabra alguna Rose susurro- Tranquila, tu secreto esta a salvo conmigo.

Y si, nunca dijo nada ni siquiera lo utilizó en su contra.

Ser los más pequeños nunca fue una tarea fácil, mientras ellos apenas contaban con 4 años sus demás primos ya contaban con 7,8 o incluso 9 años. Ninguno quería jugar con él, a excepción de Hugo y Lily pero aquel día ambos habían ido de compras junto a su tía Ginny. Por lo cual ahora se encontraba sólo y aburrido, tirado junto a sus muñecos.

-¿Qué sucede Louis?- escucho como una tierna voz le hablaba.

-Rose- su tono era aburrido y triste- nadie quiere jugar conmigo
-¿Porque? ¿A que juegas?- pregunto sentándose a un lado de él.

-Muñecos muggle, "muy infantil"- repitió con voz jocosa- ¿Quieres jugar?- se esperaba un rotundo no. O que se riera de él para después marcharse. Pero nunca se espero que dijera eso.

-Vale- tomo un muñeco.

-¡Niños!- escucho el grito de Bill Weasley.

-Bajen a comeg- lo siguió su madre, ambos se miraron por unos momentos; al parecer ambos se habían distraído en lo mismo.

Al bajar observaron encantados el famoso spaghetti a la boloñesa de su madre encima de la tan elegante mesa circular, el fino mantel acompañado de las dulces y aromáticas flores del lugar. El fino tazón de porcelana con varios dulces de color rojo que se hallaba en el medio fue lo más curioso de todo. Porque el recuerdo de las primeras lágrimas derramadas por su prima Lily regresaba a la mente.

-Por favor Rose- se escuchaban los sollozos de la menor de la familia- no te los comas, te lo pido son míos.

Corrieron a ver lo que ocurría , al dar la vuelta pararon en seco; con los ojos y la boca abierta quedaron congelados al ver lo que estaba sucediendo.

-Por favor Rose! ¡Quiero mis dulces!- volvía volvía llorar Lily. Giro, con los ojos envueltos en lágrimas y con la nariz un poco mocosa la chica corrió hacía ellos. Rose de igual manera volteó y los miro llena de sorpresa, unos cuantos caramelos cuya envoltura roja se hallaba desparramados en el piso en su boca.

-¡ROSE! ¿COMO HAS PODIDO HACER ESO?- cuestionó con indignación al ver como los dulces que hace tan sólo unos minutos Lily traía muy contenta se encontraban ahora siendo masticados por su prima Rose.

-Chicos......- no tenía palabra alguna, aquello no se veía nada bien y la pequeña lo sabia- esto... esto no es lo que parece.

-Vámonos Lily- digeron Louis y Hugo al unísono, mientras el segundo junto con Dom abrazaba y consolaba a la menor de la familia. Dieron la vuelta, así como empezaron a darle la espalda.

-Esos eran los favoritos de Lily- susurro Louis tomando asiento junto a los demás de su familia.

-Son deligciosos- comentó su madre- es una lasgtima que su pigma sea alégica.

-¿Qué?- cuestionaron con sorpresa los rubios menores.

-Si chicos. Lily es alérgica a estas delicias- asumió Bill.

-¿Qué sucede con ustedes? ¿Acaso la pizza no era su favorita?- pregunto Angelina Weasley impresionada por ver aun la pizza familiar entera. Su esposo e hijos se encontraban con la mirada perdida, pensativos.

-Sé que esto no.......- George Weasley intento decir "...... debió ser así" sin embargo nada salió de sus labios, Queria o mejor dicho pretendía decirle a sus hijos algunas palabras de consuelo con respecto a Rose, pero no sabía como. Ellos habían lastima a la joven, todos lo hicieron.

-No le digan a sus madres- les susurró a James, Rose, Fred y a Albus. Extendiendo la palma de su mano.

-¿Qué es eso?- pregunto con suma curiosidad la pelirroja.

-Esto mi querida Rose, lo fabricamos yo y......- paso la vista a su hijo quien como sus demás primos lo miraban con asombro, Fred II. Una enorme tristeza se apoderó por completo de él, haber perdido a su gemelo era algo muy doloroso, algo que incluso después de muchos años no había podido superar. Sentía que las lágrimas pronto caerían, cuando..

-ROSE- escucho como exclamaba James. La joven le había lanzado a su primo una de las bolas de pintura que se hallaban en la caja de cachivaches de su tío.- Me las vas a pagar Posie!- grito el mayor de los Potter arrojandole otra burbuja de pintura azul.

-GUERRA DE PINTURA- aplaudio con emoción Fred II siguiendo junto a Albus los mismos pasos que sus primos.

Ver como aquellos chiquillos se llenaban por completo de pintura hizo que aquellas lágrimas de tristeza se convirtieran en unas de felicidad.

Rose se arrojaba encima de James mientras le aplastaba en la cabeza un bomba de color rojo. Albus y Fred se arrojaban entre ellos mismos un par de colores verdes y amarillos. Segundos después Rose arrojaba unos cuantos morados a Albus mientras Fred le arrojaba a James un par de color Rosa.

Las grandes y sonoras carcajadas del pelirrojo mayor resonaron por toda la habitación. Todos los chicos voltearon e intercambiaron miradas cómplices, una sonrisa malévola saltó sobre sus labios para segundos después con un globo en mano cada uno arrojaron al hombre.

-TRAICION- grito George tomando los suyos, iniando una nueva guerra.

-GEORGE WEASLEY- escucho como si madre gritaba, tanto él así como su hijo y sobrinos voltearon, en ese momento pudieron ver a una muy enojada Molly Weasley.

-Ah, Hola mamá- saludo George como si nada. Sonriendo tan encantadora e inocentemente.

Fred miro a Rose y artículo un "gracias" silencioso.

Roxanne fue la primera en tomar un pedazo de pizza, le dio una mordida y al igual que su padre y hermano se fue perdiendo en sus pensamientos.

-¿Estas segura de esto?- Pregunto Roxanne colocando globos llenos de pinturas y polvos brillante sobre la puerta.

-Por supuesto. James y Fred aprenderán a no meterse con nosotras.- habló una pequeña de nueve años.

-¿Y de verdad dicen que eres la más seria?- dijo en forma de burla ganándose la mirada fulminante de la pelirroja, lo cual solo le ocasionó aun más gracia de la que tenía.

Fue cuestión de segundos para que aquella puerta volviera abrirse y aquellos globos magicos cayeran sobre James y Fred.

-CHICOS LLEGARON ANTES DE QUE ESTUBIERA LISTA- regaño Rose mientras se cruzaba de brazos.

-¡¿Aun no estaba lista?!- grito James con sarcasmo escupiendo los polvos brumosos que se había metido en su boca.

-Jajajaja deberían de verse.- se encogió riendo a grandes carcajadas abrazando su estómago que ya comenzaba a dolerle. Seguido de su hermano quien a pesar de todo aquella broma había causado risa en él y más al ver como su prima bufaba y refunfuñaba por no haberla podido acabar.

El silencio era notorio, en el transcurso de camino a El Número 12 Grimmauld Place ninguno habló o hizo sonido alguno. Al entrar a la antigua mansión Black, el elfo Kreacher se impresionó mucho al ver a los Potter así, pero no dijo nada, simplemente desapareció a la habitación qué muy amablemente se le había asignado.

-Voy a mi cuarto- comentó James sin esperar a que le dieran respuesta alguna corrió hacia la habitación que antes le pertenecía al dueño anterior de la casa: Sirius Black.

-Yo también- agregó Albus siguiendo a su hermano, quien tenía como habitación la antigua del menor de los Black.


Ginny Potter soltó un gran resoplido.

-Tranquila Gin- la abrazo su esposo por la espalda.

-Mami ¿Te sientes bien?- pregunto con preocupación al ver la cara completamente blanca de su madre.

-Si, mi amor- respondió apenas en un susurro, la verdad no estaba bien. Había dicho algo que no le correspondió y lo peor, es que se había dando cuenta de..

-Gracias mamá - comentó Lily en un tono dulce el cual sacó de todo pensamiento a Ginny quien la miro confundida- Gracias por volver a defenderme- una lágrima salió mientras abrazaba a su mamá.

-Siempre lo haré Lily porque eres mi hija, tu padre y yo- dijo acariciando la mejilla de su hija y con la otra mano tomo la de si esposo- siempre, pero siempre te protegeremos y te respaldaremos ¿verdad Harry?- con un nudo en la garganta el niño que sobrevivió asintió.

-Gracias, gracias, gracias. Los amo.- exclamó con gran entusiasmo abrazando a ambos.

Nada había salido bien en ese día como todos pensó que esa sería su oportunidad para aclarar las cosas con su prima, sin embargo, nada fue sido así. Estaba claro que por fin Rose había dicho la razón de su marcha. Y eso había resultado doloroso, no sólo para él sino para todos. Se acercó a su ventana y sacó un cigarrillo de su bolsillo derecho, el cual no tardó ni un segundo en encender.

Se sentía fatal y no sólo era por la discusión que se planteó en la madriguera, sino que también, una peli negra no salía de su mente. ¿Qué le sucedía? Esa chica por fin era la novia de su compañero de bromas e incluso él mismo le había ayudado ¿Porque no le gustó verlos juntos? Se negó al recordarla una vez más y se concentró únicamente en el problema con su prima.

-Hogwarts es un lugar increíble Rosie Posie- comentó despeinando a su prima quien piensan su pelirrojo cabello en una trenza.

-Apartate James- empujó la pequeña tratando de volver acomodarse el cabello.

-No seas así- comentó con una mueca de tristeza- estoy seguro que quedarás en Gryffindor- cambio eficazmente su semblante por uno de orgullo.- aunque no puedo decir lo mismo de ti Al.

-Callate- exigió la niña golpeando fuertemente a su primo en la cabeza.

Todos reían eufóricos mientras James se sobaba la cabeza con un par de lágrimas en los ojos- ¿Porque hiciste eso Rosie Posie?

-Te lo tenía merecido James, jaja- rió su hermano.

-Posie- se quejo una vez.

-Nada James, deja de molestar a Albus- respondió en un tono mandon.

A pesar de que aun le dolía aquel golpe sonrio- siempre defendiendo a los demás- pensó observando como su prima de igual manera obsequiaba una sonrisa.

Albus Potter miro con fascinación la bufanda entre sus manos, la cual era un tanto graciosa: la mitad de ella representaban los colores de su casa mientras la otra mitad los colores de Gryffindor.

Sonrió un poco al recordar la vez en que él junto con Rose apoyaban a Scorpius quien jugaba su primer partido como buscador en contra de Hufflepuff

-¡VAMOS SCORP!- gritaba la pelirroja Granger junto a él en las gradas de Slytherin. Los asientos a su alrededor se encontraban vacíos, ya que para cada Slytherin era un tanto curioso que una Gryffindor se atreviera a estar ahí

-Scorpius Malfoy, ha atrapado la Snitch- vocifero Ed Jordan.

-Si, Si, Si, Si- Rose aplaudió dando pequeños saltitos. Cosa que divirtió al azabache.

-Me pregunto si así te pondrás cuando juegue contra ustedes. La verdad es que yo no sabria a quien apoyar- en ese momento Rose giro de manera anormal y lo miro con el ceño fruncido.

-Por supuesto que a mi- dijo con la cara en alto.- porque soy tu prima.

-Si, pero Scorp es mi mejor amigo- comentó incómodo al sentir la severidad de su prima.- Y ambos son importantes para mi- se apresuró.

Sin dejar de fruncir el ceño la pelirroja adoptó un semblante pensativo el cual duró más que un par de segundos.

-¡Chicos!- exclamo el rubio intentando safarse de la multitud de los de su casa quienes no paraban de felicitarlo.-¿Qué tiene Rose?- pregunto con ligera preocupación al ver con su porte pensativo.

Antes de que Albus pudiera contestarle, la mano en alto con un alegre grito lo hizo por si sólo- LO TENGO- de nuevo giro hacia su primo y amigo, llevándose las manos hacia su cuello donde se quitó la bufanda y se la extendió a él- Toma Albus.- el chico quien no podia estar más confundido intento preguntar pero no pudo hacerlo ya que ella lo cayó- con esto podrás apoyarnos tanto a mi como a Scorp- terminó con una sonrisa que sólo desaparecio cuando se percató de la precencia del rubio Malfoy- MUCHAS FELICIDADES SCORP.

No supo porque pero al escucharla Malfoy la abrazo como si únicamente hubiese esperado que ella lo felicitarla.

Sin duda las cosas no estaban para nada bien en la casa de ningún Weasley, pero en definitiva el peor de los casos era en la casa Weasley Granger.

-Hugo cariño, debemos hablar- inicio la castaña tomando del hombro del pelirrojo menor.

-No, por favor, hoy no.- se negó el chico subiendo rápidamente las escaleras.

-HUGO POR FAVOR- pidió Hermione quien corrió detrás de él.

-Hermione, por Favor- se acercó Ron abrazando a la mujer- hablaremos con él mañana.

-Pe..pero.....- necesitaba hablar con su hijo explicarle la situación para que no sufriera como lo estaba haciendo

-Herms, fueron muchas cosas por hoy- explicó el que aun seguía siendo su esposo- te prometo que mañana hablaremos con él- con lágrimas en los ojos la castaña accedió y se alejó al lado de Ron.

Por su parte Hugo Granger Weasley meditaba todo lo ocurrido en el día, sin duda habían sido demasiadas cosas en un sólo día.

El divorcio de sus padres, la discusión con su hermana pero sobre todo el recordar como Rose se comportaba cada vez que estaba cerca de Fawley; la manera en que le sonreía, cada abrazo y como Matt salía constantemente en su defensa.

-Tengo un hermano que en verdad me quiere y jamás, jamás se avergonzaria de mí. Porque a pesar de no ser mi hermano biológico cumple su función.-

Aquellas palabras penetraban una y otra vez su mente.

Listos para marchar a la madriguera antes de siquiera dar un paso hacia la chimenea observaron como se iluminaba y de ella reaparecian Alice y Frank Longbottom.

-¿Tan rápido chicos?- cuestionó Hanna con impresión.

-La Cena se ha cancelado- aviso Frank con tono áspero.

-¿Sucedió algo?- volvió a cuestionar su madre.

-¿No me digan que se volvieron a pelear?- su semblante amenazaba con un futuro buen regaño, los chicos quedaron en un gran silencio mientras bajaban la cabeza.-Sientense- ordenó señalando una de las mesas del Caldero Chorreante.

Los hermanos sin replicar obedecieron y tomaron asiento uno a lado del otro siendo seguidos por sus padres.

-Y bien ¿Qué paso?- parecía más comprensible y dispuesto a escuchar, antes de que alguno de los dos pudiera decir algo escucharon el grito de su madre.

-¡Steve, traenos cuatro cervezas de mantequilla por favor!- en un abrir y cerrar los ojos la orden apareció en frente de ellos- lo lamento pero tenía sed- su esposo, Neville negó con una sonrisa de oreja a oreja.- Ahora sí pueden hablar.

-Bueno, pues digamos que todo fue un desastre- comenzó Alice con un tono apagado.

-Entonces, sí que se volvieron a pelear.- afirmó Neville.

-Algo así. Todos lo Weasley atacaron de nuevo a Rose, sólo queríamos defenderla- se excusó Alice.

-Sí. Pero a quien le importa lo que hagan, a mi no, claro siempre y cuando no se metan con Rosie.

-Mienten- declaró el matrimonio Longbottom.

-Decir que no les importan es una gran mentira. Lo puedo ver en sus ojos- inicio Hanna- desde pequeños fueron grandes amigos y les duele toda esta situación.

-Saben que es cierto, no intenten negarlo- antes de que alguno de los dos pudiese resongar o negar su padre se adelantó dejando a ambos con la palabra en la boca.

-No quiero hablar de eso- comentó con gran pesar, pues sabía que tenían razón. Desde el primer momento en que Frank Longbottom conoció a James Potter y Fred II Weasley sintió una gran conexión, una conexión de amistad irrompible. Ellos dos habían sido los únicos que desde el primer momento quisieron ser sus amigos.

-Descuida cariño- Hanna Abbot acarició la mejilla de su hijo- tu padre te verá en Hogwarts, no estés nervioso. Todo saldrá bien.- sonrió dándole esperanza a su hijo y es que sabía que Frank temía al rechazo de sus futuros compañeros.

-¿Porque no puedo ir a Hogwarts yo también?- cuestionó Alice haciendo puchero.

-Porque aun no tienes la edad requerida- confirmó Hanna obsequiando una ultima sonrisa a su hijo, quien tragando en seco y tomando suficiente aire subió por fin al tren.

Era tan grande como se lo esperaba, el pasillo era muy largo temeroso camino observando vagón por vagón los cuales ya se hallaban llenos, en algunas ocasiones caía o se tropezaba causando la risa de más de uno.

-¿Te perdiste?- pudo escuchar una voz burlona a sus espaldas, dio media vuelta y se alivió al ver que eran alumnos de primer ingreso como él. Pensó que esa sería su oportunidad para hacer amigos, sin embargo, aún era demasiado inocente para darse cuenta de sus verdaderas intenciones.

-No encuentro compartimiento, todos están llenos- asomó un poco más la cabeza y se percató que en el suyo sólo se hallaban ellos dos.- Veo que... ustedes..... ustedes.... Aun... tienen espacio ¿Podría?- pidió nervioso, las manos le sudaban.

-Si, si podrías.- en ese instante su rostro se iluminó- pero- ambos comenzaban a reír- yo soy Perseus Parkinson y él- dijo señalando a su compañero- él es Blas Zabini. Como te imaginarás no nos asociamos con- lo miro de arriba a abajo, pero no acabó la frase, en su lugar su compañero lo hizo.

-No nos asociamos con futuros perdedores, no espera. Eso ya lo eres.

-DEJENLO EN PAZ- se escucho como otra persona llegaba a su lado.

-El hijo de Harry Potter- murmuró con pesadez Perseus.

-Si ¿Y tu eres?- pregunto gravemente con un poco de empatía por aquellos dos.

-¿Se puede saber que es lo que le hacen a este chico?- cuestionó otra voz.- Oh Frank, creímos que te encontraríamos en la estación.- comentó con una gran sonrisa.

-¿Conocen a este tipo?- cuestionó impresionado Blas Zabini.

-Por supuesto. Es nuestro amigo.- declaró James mirando a ambos con reto.

-No me sorprende Potter, si se ve tan fracasado como tú- otra voz se hizo presente, todos giraron y vieron a un niño con dientes grandes.

-Bueno es preferible ser un fracasado a tener dientes de maíz en la boca- se burló Fred causando una ligera carcajada en James.

-Ja Ja Ja Miren como me río.

-No gracias, que capaz que me pegas con algún diente- continuó James.

-Deja de hacerte el gracioso Potter, porque seguramente lo único bueno que tienes es el apellido.

-Tal vez. Pero por lo menos soy conocido por ustedes, yo ni siquiera se quienes son.- dijo victorioso. Ya que mientras ellos sabían de su existencia, él ni siquiera lo hacia.

-Pues pronto lo harás. No me sorprende verte con alguien como él- dijo fijando su vista en Frank quien se había quedado más que mudó.

-Prefiero ser amigo una y mil veces de Frank......

-No sabes lo que dices Potter- anunció Perseus.

-Que patético, amigo de un torpe Longbottom.

-Ser amigo de un Longbottom es demasiado genial. Y no es torpe.

-Esto no es contra ustedes- volvió a decir Blas- déjenos divertirnos un poco.

-A nosotros nos gusta la diversión ¿cierto Fredie?- pregunto con una sonrisa maliciosa.

-Muy cierto James.- correspondió de la misma manera.

-Si se meten con nuestro amigo, se meten con nosotros- advirtió con seriedad James tomando de los hombros al rubio para dirigirse a el último vagón donde se encontraron junto a otros de la gran familia: Teddy, Victoire y Molly.

Se habían conocido desde muy pequeños, aunque nunca antes lo habían llamado como tal amigo aquella vez había sido la primera y un pequeño consuelo y esperanza lo inundó.

Con tristeza observó como James y Fred iban en otro bote, no los culpaba ¿Y cómo iba hacerlo? Sí cuando bajaron del tren él fue quien se escabullo. No se sentía digno de ser su amigo.

Camino junto con los demás al vestíbulo donde su padre los recibió, a comparación de las demás veces, se veía serio. Pasaron al Gran Comedor y observó las cuatro largas mesas un cosquilleo recorrió su estómago, estaba nervioso. ¿En que casa quedaría?

-Podría ser Gryffindor- no, no,no es para valientes.

-Gryffindor- escucho como gritaba el sombrero seleccionador al levantar la mirada notó que se trataba nada más y nada menos que de Fred II Weasley.

-Si esa casa es para valientes.- O tal vez Huffpluff. Si esa casa me parece mas apropiada, además mamá fue ahí.

-Frank Longbottom- escucho, al parecer no era la primera vez que lo llamaban así que con la risa de varios de sus nuevos compañeros subió bastante apenado.

Fue cuestión de un par de segundos, cuando escucho que el Sombrero Seleccionador gritaba:

-¡GRYFFINDOR!-

Toda la mesa volvió a estallar en grandes aplausos como hace tan sólo un rato. No podía creer que en verdad lo asignaran a la misma casa que a su padre. Bajo y tambaleandose un poco llegó a su asiento.

-Siéntate por aquí mi estimado Frank- Fred golpeó suavemente un asiento a lado de él.

-James Potter- en ese momento pudo notar como la mayoría de las cuatro casas estaba atento a la selección de aquel chico.

-¡GRYFFINDOR!- grito una vez más, todos emocionados aplaudieron más fuerte y es que tenían en su casa al primero de los hijos del "Niño que Vivió"

-Era de esperarse- le dijo Fred divertido ante la euforia de los demás.

-Hola chicos. ¿Frank donde te habias metido?- pregunto al ver al rubio- te estuvimos buscando- se detuvo unos segundo y miro a Fred.

-No nos digas que otra vez te estuvieron molestando- se alzó las mangas de la túnica y el suéter dispuesto a ir a darle una paliza a los chicos que habían sido electos para Slytherin- yo los mató.- gruño Fred.

-Calma Freddie, no hay que meternos tan pronto en problemas- sonrió con malicia James.- Hay que enseñarles que con los merodeadores 2.0 nadie se mete.

-¿Merodeadores 2.0?- pregunto atónito Frank.

-Por supuesto.- sonrió Fred regresando a su lugar.

-Mi abuelo y sus amigos formaron de él hace años. Ahora yo quiero hacer lo mismo con mis amigos. Nosotros tres seremos los merodeadores 2.0- afirmó.

-Yo creí que que eran cuatro.

-Si pero la sucia rata de colagusano no cuenta- afirmó Fred.

-Miren- James sacó de su bolsillo un mapa- se lo robe a mi padre antes de venir- sonrió con orgullo.

-Hay viene Dom- murmuró Fred y rápidamente guardó su mapa.

En ese momento todo había cambiado; creyó que nunca tendría amigos pero en ese momento ese par apareció y lo involucraron dentro de ellos. Eran los tres merodeadores, los tres mejores amigos.

Neville, Hanna y Alice observaron la espalda de Frank. Aunque él dijera que no, estaba triste. James y Fred siempre habían sido sus mejores amigos y ahora al estar ambos en diferentes vandos debía ser demasiado duro.

Al llegar a la gran mansión, sin escuchar a nadie con tan sólo poner un pie fuera de la chimenea corrió escaleras arriba. No le importó que su padre gritaba su nombre en repetidas ocasiones, ni casi chocar con su elfo sólo le importaba estar sólo.

-Muffliato- conjuro, ¿Porque?

-Scorpius- escucho a alguien llamándolo, quizás en otras circunstancias hubiera parado, pero sabía de quien se trataba por lo cual sin perder tiempo comenzó su camino a zancadas.- HEY SCORPIUS- pasos rápidos se escucharon detrás de él, cada vez sonaban más cerca hasta que de un momento a otro sintió como alguien se lanzaba sobre él.

-WEASLEY- gruño el rubio tirado una vez más en el piso.

-Malfoy- dijo con seriedad,, frunciendo el ceño e inflando las mejillas en un intento de parecer más aterradora pero logrando sólo formular un lindo puchero- ¿Acaso no me has oído?- cuestionó con un actitud mandona.

-Si- murmuró por lo bajo.

-Además no es Weasley, sino Granger- corrigió molesta porque cambiarán su apellido.

-Tu padre es Ron Weasley, primero es Weasley.

-Es Granger- corrigió aun más molesta que antes- mis padres quisieron dar igualdad- comentó con enorme orgullo.

-¿Qué te sucede?- al ver el semblante confuso de la pelirroja agrego- pareces mono saltando a cada rato encima de mi.

-Bueno, no tendría que hacerlo si tú no huyeras de mí.- contrataco la joven.

Sin saber que decir el chico quedó en un profundo silencio y miro con cierto nerviosismo hacia todos lados. Rose lo miro con gran satisfacción al ver que lo había dejado sin palabra alguna.

-Yo no huyó de ti- intento sonar lo más serio y creíble posible, sin embargo, era pésimo en ello. No era como su padre.

-Por supuesto que lo haces- afirmó Rose y se cruzó de brazos sin quitarse de encima del rubio.

-Weasle..... perdón Granger- reafirmó al ver como volvía a fruncir el ceño- ¿no crees que deberías quitarte de mi?

-Tienes razón- afirmó la joven quitándose de encima- aunque debo de admitir que eres cómodo- un ligero rubor apareció por sus mejillas mientras se encogia de hombros.- sí se sigue resistiendo a ser mi amigo, tendré que tomar medidas extremas- murmuró para si misma, olvidando que el chico estaba a lado suyo.

Al escuchar tal cosa Scorpius soltó una gran carcajada, exhaltando a la pelirroja- ¿Peor que saltar sobre mi cada vez que nos encontramos por los pasillos?- pregunto sorprendido e impasible al ver a la joven asentir de manera inocente- ¿Así? ¿Cómo cuales?- quiso saber, enarcó una ceja y sonrio.

-Podría quemar tus cosas- sus ojos su manera de decir las cosas tan inocentemente era lo que lo cautivaba.

-¿Tú? ¿La próxima prefecta perfecta?- su sonrisa no se desvaneció de sus pálidos labios.

-Podré ser una Granger, pero no te olvides que también soy una Weasley. No importa como me digan, sí: Rose Weasley o Rose Granger; porque el orden de mis apellidos no cambia quien soy.- terminó, orgullosa de sus palabras.

Scorpius sonrió tanto como Rose lo hacía en ese instante.

-Escuincles! A su salón!- grito furioso Flich- debería azotarlos, año tras año les digo lo mismo pero nadie escucha al viejo Flich- gruñia se supone que un susurro lo suficientemente alto para que todos los que estuvieran dos corredores más lo escucharán.

Rubio y pelirroja intercambiaron miradas cómplices intentando no soltar otra estruendosa carcajada.

-Será mejor que nos vayamos Granger- susurro el platinado tendiendole la mano a la Gryffindor quien sin demora, la aceptó.

Y por primera vez la serpiente y la leona recorrían un camino sin importar los impedimentos que vendrían.

-Alobomora- escucho la voz de su padre al otro lado de la pueta- Sabes que sin importar cuánto corras no podrás escapar de mi por dos razones muy importantes: La primera esta es mi casa desde mucho antes que tú nacieras. Y la segunda y más importante porque soy tu padre.

-No quiero escucharte.- como si de un niño chiquito se tratase tomo una almohada y se la colocó en la cara- quiero estar sólo.

-Scorp- dijo en tono de advertencia- ya no eres un niño chiquito- sentenció el rubio mayor.

-Soy una horrible persona- murmuró él con pesadez- lastime a Rose Granger.

-Todos somos horribles en algún momento de la vida Scorp.- nunca había sido bueno consolando a alguien, sino todo lo contrario.

-Yo le dige que era una basura, ¡Cuando la única basura soy yo!- exclamó en tono impasible casi arracandose el cuero cabelludo.

-Tranquilo- sin duda era un momento demasiado incómodo para Draco- todo se va a arreglar ya lo verás. Además no fuiste el único que se equivoco.

-No, pero ella confiaba en mi, yo le prometí que estaría a su lado y cuando más me necesitaba le falle y la lastime. Soy la peor persona, una basura, un asco.

-Deja de llamarte así, todos ustedes hicieron lo que hicieron por una razón ¿lo recuerdas?- el menor asintió- todo lo que hiciste fue.....

-Porque lastimó a Lily sin razón alguna- interrumpió- y porque yo creí que me había engañado, creí que aquella pelirroja era Rose.- Sin embargo eso no me daba ningún derecho. Yo debía cuidarla, si tan sólo yo hubiera permanecido a su lado, jamás se hubiera ido.

-¿Y sabes que es lo que tienes que hacer?- pregunto en tono serio.

-Muchos la dejarían ir.- susurro, aunque eso desconcerto a Draco no dijo nada- pero yo quiero regresar a su vida, quiero ser su amigo de nuevo.

-Entonces- su respuesta le había dado mucha satisfacción al rubio mayor.- ¿Qué pasará con Lily?

Buena pregunta, hasta ese punto Scorpius ni siquiera le había pasado por la cabeza Lily ¿Y Lily en que lugar la ponía? Se qued pensativo, intsntando dar respuesta alguna a esa pregunta. Con Lily había compartido grandes y hermosos momentos con la pelirroja Potter, sin en cambio ahora sentía que no se comparaba en nada con lo que había pasado con Rose.

-¡Por Merlín! Si que soy la peor persona- se dijo mentalmente. No quería herir a nadie y mucho menos a Lily; quien no tenía culpa alguna de sus errores.

-Deja de antormentarte- escucho de nuevo la voz fría de su padre.

-Sólo quiero que Rose me perdone- dijo lo más seguro que pudo.

Y así una serpiente volvería a ser el causante de poner de cabeza el mundo de dos leonas, el causante de su discordia.

Hugo Granger Weasley miraba el techo de su habitación meditando todo lo ocurrido en esa tarde las palabras que su hermana les había dedicado, las sonrisas que día a día le obsequiaba a Fawley así y las palabras de protección que este le dedicaba a ella.

"Siempre te voy a proteger y cuidar, porque esa es mi función. Y sin importar que, nunca dejaré de cumplirla."

-Esa no era su función, esa me pertenecía a mi- se dijo nostalgicamente. Mientras los recuerdos comenzaban a inundar en su mente.

Un pequeño pelirrojo de 5 años lloraba sólo en su habitación sus padres no se encontraban y su hermana dormía, tenía miedo pero no quería molestarla.

-¿Hugo?- preguntó una niña un par de años mayor que él, quien se frotaba los ojos con sus diminutas manos- ¿Qué te pasa? ¿Porqué lloras?- pregunto con un toque de preocupación, abrazando instantáneamente a su hermano.

-Tengo miedo, el monstruo va a comerme- lloro mientras señalaba su armario.

-Tranquilo no pasara nada- dijo segura, alejándose para acercárse al armario.

-No Rose, te comerá- grito con lágrimas.

La pelirroja le sonrió y acercando la mano al armario murmuro- Monstruo te vas o una patada te voy a dar. Cuento hasta tres y será tu última oportunidad. 1....- inicio- 2....3- y abrió la puerta encontrando el armario vacío a excepción de la ropa.

-Eres mi héroe Rose- grito el pequeño corriendo para abrazar de nuevo a su hermana- perdón por ser un cobarde- murmuró avergonzado.

-Tranquilo Hugo, yo siempre te protegere, nunca dejaré que nada te pase. Por eso soy tu hermana mayor.- Regalo una sonrisa acariciando el pelirrojo cabello de Hugo quien la abrazó con más fuerza.

Todo era perfecto y él lo sabía, sin embargo seis años después todo había cambiado.

-¿Cuando dejarás de llorar?- pregunto con indiferencia el mismo pelirrojo pero ya crecido.

-¡¿Porque me has hecho esto?!- chillo tratando de quitarse la pintura viscosa del antes impecable uniforme de Gryffindor y de su revoltijo de cabello.

-Vamos Rosie sólo fue una broma, además te lo merecidas por haber hecho llorar a Lily- soltó el ravenclaw con una combinación de burla, molestia e inocencia.

-Te has pasado Hugo- dijo un rubio saliendo entre las sombras- ¿Rose estas bien?- cuestionó con preocupación corriendo hacia ella

-Eres un idiota- habló un azabache- deja ya a Rose- exigió con suma molestia- fue un accidente, a veces mi hermana suele ser algo dramática.

-Es muy gracioso- la mirada y el tono en que el chico se expresaba no era otra más que una severa- porque ustedes son los únicos que la defienden y piensan así. Los demás ya sabemos como es. Acostumbrense a la idea que ni es quien dice ser.- y sin más q decir dio la vuelta dejando a Rose destrozada con ese par tratando de consolarla.

Escuchando aun todos sus murmullos giro por un momento y se sorprendió al ver a su hermana aferrandoce a Albus, en verdad que se veía dolida.

-Ya no estés así- intento Scorpius con ternura limpiando su rostro - todo fue un malentendido.

-Lo fue- se apresuró- yo jamás lastimaria a Lily.

-Lo sabemos- respondio Albus de la misma manera. En ocasiones como esa sólo era capaz de sentir verdadera lástima por su prima. Todo debía ser coincidencia porque Rose jamás le haría daño a su hermana.- Tranquila, nosotros estamos contigo.

-Es mi hermano se supone que debemos cuidarnos y protegernos.- lloro una vez más.

Al escuchar aquella última frase no hizo más que negar, alejándose de aquel lugar.

En aquel momento él no habia comprendido el significado de aquellas palabras, sin embargo ahora lo hacía. Las comprendió pero de la peor manera. En el momento en que alguien más ocupaba su lugar.
En ese entonces su hermana aún tenía a dos personas que creían en ella. Después de que intentará quitarle su novio a Lily, Scorpius junto con Al se alejaron de su lado. ¿Si alguien se hubiera quedado con Rose, ella nunca se hubiera ido? Se pregunto.

-No, ella era...... No, no lo era.- se dijo moviendo la varita en círculos provocando una Linda parvada de aves- el encantamiento favorito de Rose.

-¿Porqué cambio todo?- se pregunto mirando aquella foto que se encontraba a lado de su cama: dos pelirrojos, mejores amigos, mejores primos.

Suspiro con pesadez.

Bajo a la sala de su casa y por primera vez se percató que en toda casa se hallaba repleta de cuadros y fotos de él y Lily, o ellos y casi todos demás primos. Porque en ninguno Rose hacia aparición, a excepción de unas cuantas de cuando eran niños. Sintiendo culpa volvió a recordar el rostro de su prima a causa de su hermana.

-Hugo- el rostro bañado de la menor de todos, quien se aferraba a él y se negaba a contar el daño que su hermana le había hecho. A Lily, a su pequeña y adoptiva hermana, a quien siempre le creyó
Se negó a recordar más de lo debido, fue entonces cuando se percató que ya no estaba en la sala como creía, sino en la habitación de su hermana. Todo seguía tal cual como lo había dejado. Las paredes blancas con retratos de ambos junto a sus padres, los libros bien acomodados y su escritorio con plumas viejas que ella no había usado nunca. Abrió las rosadas cortinas y miro por la ventana.

Rose tenía razón y es que desde ahí la Luna podía verse sin importar que fuera de día.

-Perdóname Rose- susurro abrazando aquella fotografía donde ambos se abrazaban.

Un par de lágrimas cayeron de sus pecosas mejillas, un sollozo se escucho al otro extremo del pasillo, camino con sigilo hacia el cuarto de sus padres. Con la puerta entre abierta pudo escuchar mejor lo que sucedía, si madre lloraba.

-Herms todo estará bien- intento consolarla Ron.

-Rose nos odia y Hugo también me odia.- sollozo.

-No. Hugo no te odia, no tiene porque en todo caso al que tendría que odiar es a mi. Yo fui el que acabó con todo esto, tú mereces ser feliz no importa si es conmigo o con otro hombre.

-¿Hablas en serio?- seco unas cuantas de sus lágrimas.

-Por supuesto- sonrió con melancolía.- digo eres muy inteligente así que sé que te habrás fijado en alguien que en verdad valga la pena.- con una sonrisa o castaña asintió.

-Rose- murmuró con tristeza- ella se fue por mi culpa.

-Nuestra culpa- corrigió el pelirrojo mayor- se fue por nuestra culpa.

-Quiero a mi hija, si tan sólo pudiera regresar el tiempo sería la madre que ella siempre necesitó.

Hugo no podía seguir viendo la escena, era difícil para todos quería dejar de pensar en su hermana pero algo se lo impedía.

Absorta de todo lo sucedido con su familia Rose bajo junto a su tío. Y por muy irónico que sonará al ver a los presentes en la sala sonrió.

Matt aun seguía haciendo berrinche por la llegada de su nuevo hermano, Tom negaba con desaprobación el comportamiento infantil de su amigo, mientras Regulus reía junto a Teddy.

Delphini se acercó hacia Charlie y lo abrazó una vez más.

-Rose, mi querida y única hermanita- corrió Matt hacía ella

-Hijo, en ocasiones sueles ser demasiado dramático- suspiro Antony Fawley.

-Pero los hago reír- comentó con entusiasmo e ingenuidad.

Se sintió agradecida cuando vio que todos reían y lo comprobó al intercambiar una mirada furtiva con aquel azabache de ojos penetrantes.

Rose no tenía una vida perfecta era acosada constantemente por sus compañeros y familia. Por ello empezaria una nueva vida,
se iría sin saber que de igual manera encontraría a alguien que de igual manera buscaba otra oportunidad y sin saberlo se la daría a ella.

Rose Granger Weasley encontró el verdadero significado de familia aquel día en que Charlie Weasley había ido a comprobar la veracidad de cierta carta, cuando la abrazo y la llevo lejos de los que hace mucho llamó familia.

Con una sonrisa olvidó todo lo que hace mucho tiempo la lastimó y se concentro en las personas a su alrededor, quienes quisieron estar siempre a su lado.





Todos te pueden fallar en este mundo pero la familia siempre estará para ti

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