Capitulo 7

Sentado en una banca del parque centraba su mirada en el cielo, era un precioso atardecer el cual poseía un potente tono naranja que estaba siendo sutilmente consumido por las tonalidades más oscuras que los cielos estrellados del norte ofrecían como manto nocturno, agradecía que eran los últimos días semi cálidos de otoño por lo que aquel delgado chaleco que traía puesto debería ser suficiente para resistir la ola de frío en la que se sumergiera una vez el sol se perdiera en su totalidad dentro de las montañas.

Su postura era recta, estaba ansioso y la espera lo estaba consumiendo lentamente, bajando la mirada cada tanto en búsqueda de un rostro conocido antes de volver a perderse en aquella bella postal que su pueblo natal le ofrecía, rutina que se mantuvo hasta que unas manos sellaron repentinamente su visión.

- ¿Quién soy? - Su voz era juguetona, no podía negar que realmente disfrutaba escucharla.

- ¿La chica del atardecer? 

Su voz era seria y no movió un solo músculo ante el repentino contacto, algo que a la chica no pareció importarle antes de liberar los ojos del joven a su lado.

- Supongo que no me equivoque.

- Que digas esas frases de ligue barato con ese tono seco me hace cuestionar muchas cosas sobre ti.

El muchacho solo alzo ligeramente sus hombros, desde hace mucho que aprendió a vivir así y que le dijesen cosas similares.

- Y aun así no saliste corriendo.

- Teníamos que charlar y no me iba a perder esta vista por nada.

- Creo que si tuviera un café en la mano sería perfecto.

- (Tono juguetón) ¿Quieres convertir esto en una cita?

- Creo que en este punto no sabría la diferencia entre una cita por amistad u otra cosa contigo.

- ¿Me quieres dejar en la friendzone?

- ¿Me dejarías hacértelo?

La chica miro aquellos penetrantes ojos verdes directamente, le costaba leer a la persona que tenía en frente tanto como le fascinaba lograr romper aquella coraza que tenía por expresión, una tarea titánica pero que le entregaba un gran placer cada que veía esas mejillas llenas de pecas cambiar a tonalidades rojizas, tristemente para su caso no pudo soportar la seriedad con la que le estaba mirando y termino riéndose antes de conseguir alguna reacción por parte del chico.

Así estuvo ella por unos pocos minutos mientras golpeaba la madera de la banca en un intento desesperado por calmarse hasta que pudo fingir que eso no había ocurrido y devolverle una mirada casi tan seria como la que se alojaba en el muchacho.

- Converse con mis padres y después de una larga charla accedieron - Una sonrisa reemplazo la comisura de su boca tanto como la pétrea expresión del peliblanco dejaba ver una ligera silueta ascendente en aquella ahora afable expresión - Lo logramos Linc, podremos vivir juntos el próximo año.

- Ahorrar fue complicado, pero será genial poder vivir y estudiar en el mismo lugar, además ese arriendo era ideal.

- Lo sé, lo suficientemente sofisticado para que no nos tengamos que preocupar de encontrar cucarachas y lo suficientemente barato para que no tengas que vender tus riñones en el intento (Suspiro) ¿Y lograste convencer a tus padres?

Ante la mención de esas personas el peliblanco perdió la poca felicidad había logrado expresar, volviendo a aquella calma imperturbable que era su rostro desde hace un año.

- No puedo contar con ellos, nunca lo hice así que tampoco me sorprendió que no lo hicieran ahora, menos cuando esa mocosa de pelo negro comenzó a mencionar sobre la pequeña.

- (Molesta) Te juro que si no fueran familia le rompería la cara a ella y a la pomposa presumida de rosa.

- Creo que ambas se alimentan de mi sufrimiento, pero al menos me dieron otra razón más para irme de una vez (Suspiro) Estoy tan cerca...

- Solo un mes más Linc y legalmente no podrán obligarte a nada - Mientras hablaba comienza a masajear la espalda del muchacho, tan gentilmente como le fue posible para reconfortar a una persona que ella sabía... no estaba bien - Pudiste con lo peor, y las pequeñas siempre podrá ir a visitarte.

Lincoln no reaccionaba, solo se quedo mirando al vacío mientras juntaba sus manos casi en un acto de plegaría, más sus pensamientos no iban dirigidos a ninguna deidad o siquiera se acercaban a ser bien intencionados, solo podía pensar en el constante acoso de tres personas en las que alguna vez confió y el nulo apoyo que sus propios padres le brindaron ante aquella situación. Pero sobre todo su mente pensaba en la noticia de la que esa misma mañana se había enterado, tal como la reacción de quienes pudieron haberle ayudado.

Paige no podía leerle por completo, más estaba segura, algo andaba terriblemente mal en su alma.

- Paige, ¿Seguirías siendo amable conmigo si te enterases que hice algo horrible?

- ¿Eh? Linc, te conozco desde hace muchos años, inclusive aunque hicieran algo terrible estoy segura que no fue tu intención.

- ¿Y si estoy por hacerle nuevamente algo horrible a la misma persona?

- (Confundida) ¿Q..Qué? Linc... ¿De que hablas?

- Es Lori, mi hermana mayor, se que no he hablado de ella en mucho pero es que... estoy seguro que ella no ha hecho las estupideces que hizo con la intención de arruinar mi vida, pero cada que hace algo, cada que la veo, cada que me entero de algo nuevo con ella... hay... hay un odio dentro de mi que crece, hace un año hice algo terrible, creí que al menos la culpa me ayudaría a reflexionar sobre mi relación con ella pero... no pude, ella ni siquiera supo que fui yo y tuvo que cargar con eso mientras me seguía devolviendo sonrisas... y aun así... aun así... no puedo evitar querer golpear su cara, debería ser algo que me consume y me ayudaría a reparar nuestro vínculo pero...

Lincoln ni siquiera pudo notar cuando sus manos se apretaron y sus brazos se tensaron mientras hablaba al punto de que sus venas eran claramente visibles, como si aquella emoción embotellada en su interior al ser incapaz de brotar en su voz o siquiera en su expresión hubiese aprovechado aquel descuido para escapar por sus extremidades, pero que se detuvo en el momento que sintió como un el cuerpo de la mujer que tenía a su lado se recargaba en el suyo.

- Puedes contarme lo que sea Lincoln, hemos compartido suficientes cosas este tiempo como para que yo confié plenamente en ti en el pasado, por eso te pido que ahora deposites tu confianza en mi - Mientras le regalaba una sonrisa la chica tomo la mano del joven, entrelazando ligeramente sus dedos.

Su voz era relajante en la mente del peliblanco y había algo de lo que tenía mucha razón, él confiaba plenamente en la chica a su lado, sabía que podría mostrarse débil y aun así no le abandonaría.

- Te mentí sobre la razón del por qué mis padres no querían que fuera a la universidad, la razón principal no es por el dinero que gastarían en mi, sino que piensan que sería un desperdició, que es mejor invertir eso en mis hermanas y lo mejor para mi es tomar turnos completos y quedarme donde trabajaba, tal como lo hizo Leni.

- ¡¿Qué?! O..Ósea que ellos...

- Ni siquiera creen que pueda terminar la universidad.

Decir aquellas palabras le hería, llevaba una vida pensando que el trato preferencial a sus hermanas era una cosa por el renombre y la sensación de victoria, pero que aquella visión los haya llevado a tener una imagen así de él le rompía el corazón, uno que ya estaba agrietado por como la vida familiar le había tratado el cual unas pocas hermanas no eran capaces de reparar, menos cuando estaba lo suficientemente ocupado para apenas si poder verlas unos pocos momentos al día.

Por ello, tal como su cuerpo ya conocía perfectamente, guardo aquella tristeza en lo profundo de su ser, vaciando un poco más del escaso brillo que quedaba en su mirada.

Pero para sorpresa de la pelinaranja, el no había terminado todavía.

- Y lo peor, quieren ese dinero ya que Lori volvió a embarazarse y no quieren que siga perdiendo tiempo de su educación, así una vez tenga a ese bebé volvería a la universidad, razón por la que me quieren como fuente de ingresos y asegurar la estabilidad de ella.

A diferencia de su usual rigidez aquellas palabras fueron emitidas con calma, casi como un suspiro por su parte, pues no era nada nuevo en su vida, era, de hecho, lo que espera de los seres que le dieron a luz hace 17 años, aquellas personas a las que ya no quería llamar padres.

- (Voz baja) ¿Cuánto quieren hacerte sufrir hasta estar felices?

La voz de la chica fue casi un susurro, pero pudo escucharla.

Era algo que ya había pasado antes, en aquellos momentos donde ella requería de consuelo o no podía manejar sus emociones y acudía a él, los pocos momentos cuando reunía suficiente energía después del trabajo para visitarla o los fines de semana que la invitaba a las salidas con sus amigos y no sabía como expresar algo.

Era una voz que intentaba perderse sin ser escuchada, pero que él se había prometido no dejar que muriese en el vacío.

El hecho de que fueran sus propios sentimientos marchitos expresados por ella, solo le hacían apreciarla más.

Desde ese punto la conversación tomo un camino más banal, más sencillo, aquellos temas que ponían esa pesada carga en su espalda fueron evadidos por comentarios suaves hasta poder enterrar el tema y demostrar aquella amistad y cariño que sentían por el otro, divirtiéndose como podían dos jóvenes sentados en una banca donde la oscuridad del cielo se hacía cada vez más presente hasta el punto donde sabían se tenían que separar. 

Un abrazo y un adiós fue lo último que los separo ese día, sabiendo que en un mes más podrían verse siempre que quisiesen al alejarse de aquel ambiente que tanto despreciaba.

Por ello, sin pensar mucho, comenzó su caminata hacia su, por ahora, hogar.

Para el momento en que se despidió de la chica el cielo había adquirido una tonalidad azul oscuro, rozando el negro de un cielo estrellado mientras la luna comenzaba a ser el cuerpo celeste que iluminaba su caminar, más aquella comenzó a ser obstruida lentamente por solitaria nube, una que no presagiaba nada agradable para el muchacho... tal como aquella presencia que sentía caminar detrás de él desde el momento en que abandono el parque.

- No te pongas tan a la defensiva, ni que pensara en asaltarte hermano.

- ¿Qué quieres Lucy?

- Nada realmente, solo daba un paseo nocturno para buscar inspiración de la...

- Ve al puto grano.

- Que grosero con una dama.

- Te tengo tanta confianza como cariño, así que habla ahora.

- (Tono pensativo) ¿De que quiero hablar? No lo sé realmente, hay muchas cosas de las que podríamos discutir y no puedo decidirme por una.

- Entonces piensa sola, yo me largo.

- ¿Tal como quieres irte de casa?

Lincoln ya había emprendido rumbo en el momento que aquel ser oscuro retomo su conversación en aquel tono mecánico usual que tenía para expresarse, pero aquellas palabras le hicieron no solo detenerse, sino que instintivamente volteo para encararla.

El solo había discutido con sus padres su ingreso a la universidad y no había hecho mayor comentario a ninguna de sus hermanas sobre sus aspiraciones de mudarse, tan solo él, sus amigos y Paige estaban al tanto de aquella decisión. Si ella sabía algo podía ser peligroso.

- No se de que me hablas.

- Buena pregunta, podrías irte al trabajo, o podrías irte a visitar a un amigo... ¿O tal vez una amiga? De hace mucho que no hablamos sobre nuestras amistades, incluso nunca volviste a hablar con Haiku.

El adolescente siguió observándola, ninguno de los dos movía un solo músculo o mostraba alguna clase de expresión, pero Lincoln sentía, estaba seguro, que la chica estaba disfrutando como nunca aquel encuentro de miradas.

- Esa chica del parque parecía bastante a gusto a tu lado, sonaba muy ilusionada.

- No te acerques a ella, te lo advierto.

- No la necesito a ella Lincoln, te necesito a ti.

- ¿Para qué? ¿Para seguir usándome en tus extraños juegos donde la única recompensa es mi miseria? ¿No te basto con acabar con mis charlas con Lily o imponerme tus responsabilidades en mi tiempo libre? O tal vez que tú...

- ¿Para alguien que ya casi ni expresa emociones puedes chillar bastante lo sabias? Y respondiendo a tu pregunta, es algo más simple, más sencillo y a la vez más hermoso, eres tú.

- Estás loca.

- No, locos son los que no logran apreciar aquella belleza al momento de leerla, eres un ejemplo Lincoln, un referente para miles, ¡No! Millones de personas, eres un icono, incluso deberías agradecerme por traer inmortalidad a tu espíritu, tu desgracia, tu vacío y tu dolor... son belleza, son la cúspide del arte que me ha encomendado la tarea de transcribirla en versos que las mentes más débiles sean capaces de comprender.

La palabras se entrecortaban entre más hablaba aquella pálida muchacha, con cada expresión una sonrisa inocente se asomaba en su boca expectante de la más mínima muestra de miseria en la expresión de su hermano.

Ella estaba el cenit de su propio placer.

El ver hundirse cada vez más a su hermano mayor.

- (Feliz) ¡Ese es tu destino y tu talento Lincoln! ¡¡Tú no estabas destinado a ser grande por ti mismo, sino a ser la basura en nuestras suela hasta transformarte cual mariposa en lo que realmente debías ser desde su nacimiento!! ¡¡Tú, hermano mío, eres el portador de la desgracia!! ¡¡Esa es tu gracia, sufrir por mi, ser lamentable por los demás, ser lo que me permitirá la gloria a la que estaba destinada desde mi nacimiento!!

Aun con su emoción pudo centrarse entre aquella liberación de su interior en la mirada de su hermano, gélida como siempre, vacía de casi toda emoción, pero algo había nacido en ella que le llenaba de excitación, era ver aquel asco y decepción.

- Tú... estás enferma.

- No, solo soy libre ahora que encontré mi propósito mientras que tu solo niegas aquello para lo que estás destinado, pero no te preocupes... eso solo lo hace mejor.

- Estás podrida por dentro, solo... aléjate de mi.

- Oh no querido, eso no va a pasar.

- ¡No puedes decidir sobre mi loca!

- Tú te quedaras a mi lado, eres mi musa Lincoln, todo ese sufrimiento que te llevara a la locura es el elixir a mi ser de inspiración, tu no te puedes ir... a menos que otro tome tu lugar.

- Por mi puedes buscarte a cualquier infeliz si con eso no vuelvo a ver tu cara, me da igu...

- ¿Y con esa inteligencia superaste la preparatoria? - La suave risa, en contraste con todo el reciente actuar de la adolescente, que emitió en ese momento logro erizar todo el vello en el cuerpo de Lincoln - La miseria de otros no sirve, la familia tiene algo que otros no y tú eres el espécimen perfecto de ello, pero si no te tengo a ti supongo que tendré que conformarme con cualquier otro ser que comparta ese parentesco... no lo sé... quizás alguien más joven... alguien mas moldeable... que no tenga nada especial... alguien que hubiese aprendido mucho de su querido hermano mayor. 

Lincoln apretó con suma furia sus puños, sabía perfectamente de que estaba hablando la muchacha y lo peor, sabía que romperle la cara allí solo sería para peor.

- No... metas... a... Lily... en... esto.

- Lo siento Lincoln, así son las cosas, mi ascenso requiere de un sacrificio, y si no eres tú, tendrá que ser ella.

De la cólera que aquella situación le causo bajo la vista por un momento antes de buscar encaminarse hacía la ubicación de la pelinegra pero al momento de levantarla aquella figura que anhelaba su miseria ya había desaparecido, ante eso y sin importarle siquiera un poco comenzó a maldecir.

Maldecía muchas cosas.

Su vida en esa casa, el conocer a los seres que se nutrían de su sufrimiento, que gozaban desquitarse con su persona o no eran capaces de procesar que compartiesen lazos sanguíneos.

Maldijo a las que escaparon sin importarle su persona.

Maldijo a las que pusieron sus cargas sobre su espalda.

Maldijo a quienes se mofaban de solo ver su presencia.

Maldijo a quienes le impusieron esas responsabilidades.

Maldijo a quienes no le apoyaron y creyeron que una sonrisa junto a un "todo mejorara" era suficiente.

Maldijo a quienes se supone... debía considerar su familia.

En ese momento un rostro vino a su mente.

Una pequeña de dorados cabellos con la que gozaba de charlas amenas cada que podía.

Una que más de una vez le había esperado solo para terminar rindiéndose al cansancio en un burdo intento de congeniar con él.

Aquella que ahora se encontraba en la mira de un ser nauseabundo.

Todo por brindarle en algún momento una gentil mano con la que apoyarse en un lugar donde no se sentía querido.

Y luego que termino de insultar y recordar miro al oscuro horizonte.

Tristemente, ese fue el momento en que tomo su decisión.


Horas más tarde, casa Loud

Insultos por llegar tarde, comentarios despectivos por la hora y miradas fue lo que podía recordar de aquel momento familiar que se supone era la cúspide diaria de cariño fraternal como lo era la cena.

Más eso no importaba, la oscuridad llenaba los pasillos de su hogar y el se encontraba de pie en el centro de aquel pequeño espacio al que fue confinado fuese su único territorio en aquel hogar.

El pensamiento de las palabras de aquel tétrico ser del averno seguía resonando en su cabeza, reafirmando la convicción con la que había tomado su decisión.

Por ello en el silencio de la noche, con sumo cuidado, se dirigió a la habitación a su lado, una que otrora posiblemente le significaría alguna inyección o extracción de fluidos, más con la hora y sus dos ocupantes presos de los brazos de morfeo no era más que una habitación ligeramente decorada junto a más de un aparato robusto y metálico adherido a sus paredes.

Lincoln con sumo cuidado se acerco donde la pequeña de dorados cabellos, meciéndola con la misma gracia y amor que un padre lo haría a una hija hasta que esta comenzó a despertarse.

- (Somnolienta) ¿Li..Linky?

La niña apenas si podía abrir los ojos al punto que una de sus manos estaba dedicada netamente al refriegue de uno de estos.

- (Susurrando) Hola pequeña, disculpa que te moleste a esta hora pero había algo que me molestaba.

- (Susurrando) ¿Y por eso ahora hablamos en susurros verdad?

- ¿Ves como eres de lista?

- (Bostezo) Ok... ¿Qué quieres Linky?

- Solo quería decirte que, por más terrible que sea lo que me depare el destino, siempre te tendré presente pequeña y aunque no lo creas o yo te diga alguna tontería de aquí en adelante, quiero... quiero que recuerdes que tu hermano mayor te quiere.

- (Preocupada) Linky... ¿Qué está pasando?

- Solo me quiero asegurar que mi decisión no consuma mi cariño por ti.

- ¿Deci..sión?

- No te preocupes, en todo caso solo quería decir eso, ya eres libre de dormir.

Tras eso Lincoln deposito con suma paciencia y cariño a la niña en su cama, arropándola y dándole un pequeño beso en la frente, momento en el que decidió retirarse a su habitación solo para notar como su mano era jalada por la pequeña.

- ¿P..Puedes dormir conmigo hoy?

Aun con aquella seriedad grabada en su cara, casi como si fuera un milagro para la pequeña, pudo notar como una sonrisa sincera se formaba en su hermano mayor.

- Por supuesto Lily, siempre estaré para ti.

Y con ello es recostó al lado de la pequeña, notando como esta rápidamente le abrazo.

- Te quiero mucho Linky.

- Yo también Lily... yo también...

Y con eso ambos cerraron sus ojos, durmiendo envueltos de aquel cariño tan puro como el que ellos se podían entregar el uno al otro.


Mañana siguiente

Los rayos solares entraban agresivamente por la ventana del cuarto aun cuando la temporada de otoño estaba por consumir aquel calor en su totalidad, y aun así Lily podía sentir como aquellos cálidos rayos eran incapaces de poder calentar su cuerpo.

Estaba segura que lo que había ocurrido en la noche no había sido un sueño y había dormido junto a su hermano en un momento que no lograba entender en su totalidad pero ahora, lo que sus manos abrazaban y debería de haber sido el pecho de un adolescente no era más que un pequeño conejo desgastado de camisa lila.

Instintivamente ella grito el nombre de su hermano como si hubiese despertado de la peor de sus pesadillas y corrió fuera de la habitación, rompiendo aquella norma que alguna vez le grabo en su ser aquella persona de blancos cabellos en su ser, más sentir aquella suave sensación que le entregaba aquel peluche al apretarlo presa del pánico solo servía para herir más su corazón pues, aquello que observo en el momento en que abrió aquella puerta...

Fue solo un armario vació.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top