Capitulo 24

Lincoln yacía recostado en el sofá del departamento con una toalla húmeda sobre sus ojos, escuchando tranquilamente como el menor de sus hijos se encontraba usando el televisor con alguno de sus videojuegos, observándolo desde el pequeño desliz gracias a la forma en que se había colocado la prenda sobre su rostro, totalmente concentrado en el juego mientras movía su cuerpo junto con el mando, algo que le causaba algo de gracia.

Posiblemente aquel gusto por los videojuegos era herencia directa suya y de Paige, ambos podían pasar tardes enteras jugándolos mientras dejaban de lado cualquier otra carga, eran momentos en los que simplemente eran 2 chicos enamorados compartiendo un pasatiempo común.

Recordar las veces que habían jugado juntos le era grato, si bien no eran demasiadas era algo que disfrutaba, que le hacía sentir como un niño otra vez, pero también le recordaba las cosas que había tenido que pasar en esas fechas y eso no le gustaba, era recordar tiempos peores, bellos recuerdos contaminados por una familia que solo buscaba hacerle daño y que no quería permitirles otra oportunidad de hacerlo, por eso si bien veía feliz, también veía con duda al pequeño, asustado de arrastrarlo en sus problemas como lo hizo años atrás con Paige, pues ese pequeño era su vida, una pequeña vida por la cual daría todo sin dudarlo, tanto como lo haría con Lemy.

- Papá.

El pensamiento de Lincoln fue cortado bruscamente en el momento que el pequeño jalo su mano repentinamente.

- ¿Ah? – Retiro la toalla sobre sus ojos, incorporándose en el asiento. - ¿Qué paso Logan?

- Sabes, aprovechando que tienes unos días de descanso y tanto yo como mi hermano estamos de vacaciones, ¿No sería interesante si vamos a algún lugar entretenido todos juntos?

- Mmm...

- ¡Hey, esa sería una buena idea!

La enérgica respuesta de Lemy retumbo desde la cocina, sorprendiendo a ambos peliblancos en el proceso.

- Creo que Lemy también está entusiasmado papá.

- Mmm...

- Vamos, por favor.

Logan no dudo en usar su técnica máxima de convencimiento, los ojos de cachorro, intentando atacar directamente al corazón de su padre con tal de concederle ese deseo y poder salir a algún lugar, siendo lo mejor de todo, que podría pasar un tiempo de calidad con su padre. Lincoln por su parte observaba fijamente a su hijo, suspirando en el proceso.

¿Cuántas veces lo había intentado ya sabiendo que esos ojos no tenían efecto en él?

Había perdido la cuenta hace mucho, su infancia lo había inmunizado a esas técnicas y por más que considerara que su hijo era adorable no iba a sucumbir ante aquella vil táctica, pero si algo no podía negar era que la idea era buena, después de todo, nada le indicaba que aquella zorra siguiera en la ciudad.

- ¿Cuándo fue la última vez que fuimos a acampar?

Los ojos de Logan en ese momento comenzaron a brillar mientras su sonrisa abarcaba casi todo su rostro, desde la cocina la cabeza de Lemuel se había asomado repentinamente, viendo incrédulo en dirección hacia su padre.

- ¿En serio papá?

- Bueno, supongo que sería entretenido.

- ¡¡¡Siiiiiiiiii!!! – Logan se abalanzo sobre Lincoln, abrazándolo feliz - ¡Será una junta de chicos y no tendré que usar calzoncillos!

Dicho eso el pequeño corrió en dirección hacía su habitación, dejando a Lincoln con la mano estirada.

- Pero si tienes que usarlos...

- Vamos papá, - Lemuel se sentó junto a Lincoln, teniendo una sonrisa parecida a la de Logan – No puedes culparlo por querer hacer esas cosas.

- Los calzoncillos son importantes.

- Sabes que no me refiero a eso.

- Sigh, ese niño es un torbellino de cabello blanco.

- Tía Luan dijo que tu eras igual de pequeño.

- Tú tía Luan sigue creyendo que los juegos de palabras son graciosos, su opinión no cuenta.

- ¿Estás... avergonzado?

- No.

- Lo estás, estoy seguro, lo estás.

- Solo digo hechos.

- Vamos, - Comienza a pellizcarle el brazo – Admítelo.

- Admito que si vamos a salir a acampar necesitas empacar algunas cosas y yo tengo que ir a comprar algunas cosas.

- ¿Necesitas que te acompañe?

- N... Si, de hecho, trae a tu hermano, iremos los tres.

- ¡¿En serio?!

- Si, los espero en el coche.

Dicho eso el adolescente también se encamino hasta la habitación, dándole un momento de soledad al adulto quien rápidamente comenzó a encaminarse hasta la salida, volviéndose su expresión mucho más severa desde el momento en que Lemuel abandono su lado.

Luna era un capitulo de su vida que había sido cerrado hace mucho, Lemuel era hijo suyo y de Paige, ella no era su hermana ni nada, no tenía por que volver a introducir más problemas de los que ya le había causado en el pasado, menos destruir la memoria de Paige, eso era algo que no iba a permitir, su furia era inconmensurable, incluso su vecina al pasar a su lado evito saludarle por mero terror a su mirada, como si a la menor provocación el hombre pudiese aventar su rostro contra la pared y romperla de un solo golpe, llegando a su vehículo mientras comenzaba a hacer ejercicios de respiración, debía calmarse antes de que sus hijos llegasen, pues si algo no iba a hacer era causarles un disgusto en un viaje que prometía ser unas excelentes vacaciones, por lo que saco su móvil con la intención de apagarlo y olvidarse por unos días de todo junto a las dos personas que más quería en el mundo, notando para su desagrado una llamada perdida, una de un número que conocía muy bien.

Sabía que no le llamaría si no fuese algo importante, pero al mismo tiempo no tenía deseos de hablar, no tenía la cabeza para soportar otra molestia más después de ver a cierta cantante, por lo que contemplo su teléfono por varios minutos, suspirando cansado otra vez mientras salía del vehículo y se alejaba de la vista que tendrían sus hijos, sabiendo que ganaría unos minutos sin ser encontrado y marco el número.

Unos segundos de marcado que parecieron horas hasta que el tono se corto y pudo escuchar un poco de estática desde su móvil, un poco de estática que era acompañada del sonido de una débil respiración.

- ...

- ...

- Lincoln...

- (Seco) ¿Qué quieres?

- Esto... es grave, más de lo que pronostique.

Aquella frase logro fruncir un poco más el ceño de Lincoln, pero mantuvo intacto su tono de voz.

- Entonces... ¿Sus exámenes salieron mal?

- Lincoln... ella... ya paso el punto de no retorno.

El agarre de Lincoln a su móvil se apretó, pero su boca no emitió sonido alguno.

- Lynn... clínicamente... ya no tiene esperanza...

- ...

- Yo... yo... snif...

- ¿Cuánto?

- Yo... snif, no lo sé... si... si se cuida... 1 año como mucho...

- ¿Ella lo sabe?

- N..No...

El peliblanco solo resoplo, cerrando sus ojos para meditar, solo escuchando el débil sollozo de Lisa desde su teléfono, escuchando los lamentos que la castaña era incapaz de seguir reprimiendo desde la soledad de su habitación, aislada de Lynn, aislada del mundo, solo con una pequeña ventana hacía el exterior en forma de un hermano que no la quería ver, siendo el momento donde pudo escuchar una sola palabra.

- No.

- P..Pero, Lincoln... ella...

- Ella eligió ese camino, y yo escogí el mío.

En ese momento Lincoln corto la llamada y apago su teléfono, dirigiéndose hacia el auto que ya era habitado por sus dos hijos quienes jugueteaban en el asiento trasero.

- (Pensando) Ellos importan ahora, ni siquiera yo.


Mientras tanto, casa de Lynn

- ¡Lincoln! ¡Lincoln por favor!

Lisa no podía ni quería creer aquella respuesta, soltando su móvil sin importarle que el dispositivo golpease el suelo y pudiese dañarse, cerrando sus ojos para evitar seguir viendo la información que salía en la pantalla de su computadora.

La fuerza de sus piernas comenzó a debilitarse, dejándose caer sobre la silla, centrando su mente en intentar no pensar en nada mientras sentía que su cabeza comenzaba a arder, incapaz de reaccionar ante aquella situación, como su última baza acababa de ser destruida con una gélida voz.

- Maldición.

Sus manos se empuñaron con fuerza mientras sentía como su rostro seguía calentándose y apretaba con fuerza sus dientes.

- ¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición!

Incapaz de controlarse, Lisa salto de su asiento y con sus brazos barrio todo lo que estaba sobre el escritorio, los papeles, lápices, teclado, pantalla, probetas, todo comenzó a volar por los aires mientras la castaña seguía descargando su furia contra los objetos repartidos en su área de trabajo, destruyéndose varios de estos ante el fuerte impacto contra el piso los cuales solo servían de coro ante los gritos afligidos de Lisa.

- ¡¡¡Maldición!!!

Un último golpe fue el fin de su descarga, impactando con la suficiente fuerza la madera sobre la que antes descansaban los implementos repartidos por el piso, escuchando un ligero crujido después del retumbo creado por el golpe, pero, sobre todo, sintiendo Lisa como sus palmas ahora ardían, dañadas por la fricción de su descarga y ahora ligeramente raspadas por aquel salvaje golpe.

Una ligera gota cayo sobre sus empuñadas manos, humedeciéndolas antes de que otra pequeña gota cayese en estas, a un intervalo regular, tiñendo de un color carmesí parte de sus nudillos que recibían el tenue hilo de sangre que sus labios reventados por la presión de sus dientes, mirando con ojos vacíos a una pared que no contenía respuestas, todo por su frustración... todo por su incompetencia.

La ciencia, aquella caprichosa dama de la cual confiaba era la solución para todo le había dado la espalda, condenándola en un ciclo sin fin de malas decisiones y callejones sin salida que solo servían para convertir a su propia sangre en una adicta más, ahora su única esperanza, el corazón, también le había fallado, su última baza de control, de conseguir un poco más de tiempo, le había rechazado, y ahora estaba sola, con alguien que ni siquiera caminaba, sino que corría directo hacía su tumba.

Después de unos eternos 10 minutos en los que no se movió, no reacciono ante nada, solo pudo tomar su móvil una vez más, observando sus contactos, observando los pocos que aún le quedaban, marcando hacía la que sería su última idea.


Unas horas después, casa de Luan

- ¿Pero está bien?... Aja... bueno, hablare con ella, gracias por avisarme.

Una vez termino la llamada, Benjamín soltó un enorme suspiro, rascando su barbilla con calma antes de encaminarse hasta su habitación, lugar donde pudo encontrar un enorme bulto envuelto en frazadas sobre la cama, suspirando nuevamente antes de sentarse junto al bulto.

- Luan, ya sal de ahí.

El bulto no presento ninguna respuesta, pero el castaño no se movió.

- Sabes, acabo de hablar con Lincoln.

Desde el día anterior que su esposa no había reaccionado a nada de lo que habían intentado conversar, incluso cuando Lucio o Liby intentaron hacerla salir de la habitación no habían logrado obtener una respuesta, pero la mención de aquel nombre había sido un avance.

- ¿Sabías que está enfermo?

- ¡¿Qué?!

No pasaron más de 5 segundos entre que la mujer desarmo el bulto de ropa de cama y sujeto a su esposo por su camisa con ambas manos, mirándolo con absoluta concentración la cual había puesto nervioso a Benjamín.

- ¡¿Qué le paso?!

- Solo es un cuadro de estrés severo, tranquila.

- ¡Pero...!

- Por lo visto todo lo que ocurrió y... bueno... la fecha, creo que lo sobrepasaron, de hecho, me llamo porque quería disculparse contigo, pero no contestabas tu teléfono.

La mujer nuevamente se movió a una gran velocidad, tomando el móvil que descansaba en uno de los veladores junto a la cabecera de la cama solo para notar que en este había 3 llamadas perdidas de su hermano.

- Es verdad.

- Vamos, sabes que Lincoln te aprecia mucho, si dijo algo tan feo era porque algo debió pasar.

- Bueno, ahora que lo dices tienes razón, algo horrible paso ayer... y creo que también estaba enojada, diablos, tendría que haberme puesto en su lugar, espera, ¡Entonces en este momento esta...!

- Lemy lo llevo al hospital ayer, le dieron unos días para que se calme, no te preocupes, esta tranquilamente en su casa y bien cuidado... aunque... van a salir unos días de la ciudad, era otra de las razones por las que me llamo.

- Y yo lo estaba ignorando, - Luan se dejo caer por su propio peso sobre el colchón, ocultando su rostro con sus manos. – Dios, soy una horrible hermana.

- Vamos, que él te aprecia, sino no hubiera llamado para disculparse, ¿No crees?

- Bueno, tienes razón.

- ¿Ves? Ya levanta ese animo que a ti te viene mejor el buen humor y las bromas de mal gusto.

- Mis bromas son buenas.

- Eh... si... claro... mi error... en fin, ya que finalmente saliste de tu capullo, ¿Te gustaría que saliéramos a cenar para reponer los ánimos?

- No tenemos tanto dinero.

- Vamos, un gusto de vez en cuando no hace mal, además no me digas que no te agrada la idea de que no tengamos que cocinar ni lavar los trastes.

- Para eso tenemos a Lucio, ¿No? Es una opción más económica.

- Jojo, ¿Entonces...?

El humor ya se había apoderado de la conversación de la pareja, pero este se vio detenido cuando escucharon el timbre de la casa sonar, algo que extraño a la pareja pues no esperaban a nadie.

Benjamín tuvo la intención de dirigirse a abrirla, pero en el momento que escucharon los pasos, muy presumiblemente de su hijo, en aquella misma dirección el adulto detuvo su gesto de levantarse, volviendo a enfocarse en su esposa.

- Bueno, ¿Entonces aceptas la idea o no?

- No estaría mal, además, es verdad que hace tiempo que no salimos como familia, creo que no sería una mala idea, pero ahora la pregunta sería...

- ¿Dónde ir? Lo tengo todo planeado cariño.

- Iba a decir que como iríamos ya que el vehículo está en el taller.

- Ah... cierto... jejeje...

- Sigh, esta bien que no lo hayas usado en un tiempo, pero para olvidarlo así... simplemente me molesta.

- Oye, no fue mi culpa que el motor fallara.

- Te dije que era un vehículo de muy antiguo, era demasiado barato.

- No comiences de nuevo.

- Tu eres el que quiere ir a cenar como si nos sobrara mucho dinero cuando ni siquiera hemos podido terminar de arreglar el vehículo.

- (Molesto) Solo intento alegrarte un poco.

- Sigh, lo sé, perdón.

Luan bajo no solo el tono de su voz, sino que también su mirada, algo que fue acompañado por un abrazo de Benjamín.

- Se que no era tu intención, tranquila cariño.

Luan solo se aferro a su esposo, devolviéndole el abrazo.

- Gracias.

- Amm... ¿Es un mal momento?

Ambos adultos se voltearon para ver a Lucio parado en la puerta de la habitación, mirándolos con una expresión sorprendida.

- ¿Qué pasa hijo?

- Hay alguien en la puerta, dice que quiere ver a mamá.

- ¿A mí?

- Si, dice que te conoce.

- ¿Conocerme? ¿Y quién es?

- Eso quiero que me lo expliques tú.

Ambos adultos se miraron confundidos, no era normal que su hijo se notase tan alterado, o al menos no mientras Lemy estuviese lejos, por lo que Luan se alisto lo mínimo para lucir presentable y se dirigió hasta la puerta, encontrándose con el visitante.

Cabello café, pecas, ropa principalmente morada y una sonrisa en el rostro.

- Hola hermana, ¿Mucho tiempo no cre...

Luna no pudo terminar la frase antes de que Luan le conectara un golpe directamente en su rostro, tumbándola en el proceso.

- Ok, creo que...

Nuevamente Luna no pudo terminar la frase antes de que su hermana procediera a darle otro golpe, uno más fuerte, aprovechado que se encontraba tirada en el piso no dudo en ponerse encima de esta, empuñando con fuerza su mano para volver a asestarle nuevamente en su rostro, sintiendo como su mano se acalambraba por el impacto bajo el pómulo derecho de Luna, observando como el color de esta zona comenzaba a cambiar rápidamente y antes que esta pudiese intentar defenderse, Luan tomo su cabello con fuerza mientras usaba su mano libre e intacta para asestar otro puño contra el rostro de su "hermana", dándole precisamente en la nariz lo cual provoco que dicho tabique se rompiera, comenzando a brotar una decente cantidad de sangre desde esta, pero aquello no detuvo a Luan, pues mientras su mano derecha se encontraba ejerciendo presión al jalar el cabello y distraer uno de los brazos de su oponente, con el otro comenzó a golpear y abofetear como podía, ya fuese impactando nuevamente en el rostro o en pecho de la roquera, sin la menor intención de medirse o detenerse, siquiera de gritarle, era solamente una furia ciega que guiaba a impactos en diferentes zonas, raspando sus nudillos debido a la fricción de los impactos mientras ahogaba los gritos de Luna con nuevos golpes, cargándose con su cuerpo sobre los brazos de esta para evitar que se defendiese apropiadamente, lacerando y dañando sus puños mientras más marcas moradas eran dejadas por el cuerpo ahora sangrante de Luna, quien incluso se vio ahogada al perder el aire cuando una cansada Luan abandono su furia contra su rostro y se incorporó lo suficiente para patear su costado, provocando que esta vomitase una mezcla de saliva y sangre mientras tocía desesperada por un aliento que le permitiese seguir viviendo, pero que las ahora las débiles e irregulares patadas de la chica le impedían tomar con tranquilidad.

Desde la distancia, Lucio observaba atónito aquella escena, siendo detenido por su padre de ir en ayuda de la famosa visitante que inocentemente había pedido hablar con su madre y que ahora tenía gran parte de su cuerpo cubierto por moretones y cortes, respirando apenas después de incluso haber recibido patadas cerca de su tórax, viendo con incredulidad a su padre quien solo negaba con la cabeza, resistiéndose en apoyar a la mujer que su madre había estado golpeando por casi 3 minutos ininterrumpidos.

- ¿Qué... ah... mierda... ah... quieres... ah... aquí?

- Q..Qui..ie..ero... c..con...onver..sa..aar.

La chica apenas si era capaz de respirar, notando como varias facciones comenzaban a ennegrecerse después de aquella golpiza mientras su atacante también intentaba recuperar el aire, sin darle importancia a sus manos partidas por los golpes.

- ¿Hablar? Ah... ah... ¡¿Hablar?! ¡¿Qué mierda... ah... ah... quieres hablar?!

- Y..Yo qui...uido pe..ped..dir...

- ¿Pedir? ¡¿Pedir?! Ah... ah... ¡¿Tienes el descaro... ah... ah... de aparecerte después de... ah... ah... todos estos años y pedir más?! ¡¿No te basto con casi arruinar mi noviazgo, mi hogar, la vida que estaba estructurando, por una tontería?! ¡¿Te crees con derecho de pisotearme después de que confiamos en ti y te apoyamos incondicionalmente y aun así esperar que te siga ayudando?! ¡¿Quién te has creído?! ¡¿Te crees por sobre los demás solo por tener un poco de renombre o que debo comprender lo que hiciste solo porque pasabas por un momento malo?!

- Q..Qu..Quer..ria pe..edir... p..ped..edón.

- ¿Perdón? ¿En serio me vienes a pedir perdón? ¿Después de todos estos años?

- Y..Yo... no... no que..edia... hace..erte.. da..ño...

- ¡Y una mierda con eso!

La voz de Luan tiritaba, viendo como la mujer yacía bajo ella con su rostro aun sangrante y con un ojo apenas abierto mientras luchaba por mantenerse consciente, contemplando como parecía que su hermana no estaba dispuesta a darle siquiera la oportunidad de explicarse.

- ¡Yo... yo confiaba en ti Luna! ¡Te di un hogar! ¡Te di una mano cuando la familia quería darte la espalda! ¡Intente de todo para que te sintieras bien contigo misma! ¡¿Y cómo me pagaste eh?! ¡Dime como me pagaste!

- Y..Yo... yo... lo... lam...

- ¡No lo lamentas! ¡Si lo lamentaras no hubieras violado a mi esposo!

Benjamín no alcanzo a detenerla, solo alcanzo a encaminarse un par de pasos hacía su mujer antes de detenerse de golpe al escuchar aquel grito desesperado, volteándose rápido hacía su hijo quien miraba con incredulidad la escena.

- Luan, entiendo tu furia, pero no es momento para...

- ¡Claro que es momento, es el maldito momento que he estado esperando toda mi maldita vida! – Las lágrimas habían comenzado a correr por el rostro de Luan, enrojeciendo sus ojos mientras centraba su mirada llena de odio hacía la mujer que se hallaba bajo ella, luchando por respirar, luchando por esbozar unas pocas palabras que parecían no tener ninguna clase de efecto sobre ella, pues las lágrimas que impactaban sobre su rostro era la única muestra de gentileza que Luan era capaz de mostrar por Luna en ese momento. - ¡Ella me traiciono y de la peor manera! ¡¿Acaso era tan horrible que estuviera encaminando mi vida mientras ella era una inútil que ni siquiera tenía para comer?! ¡¿Acaso era un pecado tan terrible lograr cosas que debía caer en la miseria para compartir la suya?! ¡Eso no es algo que haces a alguien que quieres! ¡Eso no es algo que le hagas a nadie! ¡Y ahora solo llega como si no le importara nada a mi puerta poniendo esa estúpida sonrisa! ¡¿Acaso pensaste que haría como si no paso nada?! ¡¿Qué por desaparecerte y decir una estúpida disculpa el daño que me hiciste ya no existiría?! ¡Así no funcionan las malditas cosas! ¡Así no funciona mi maldito corazón!

Aun cuando su visión estaba completamente empañada, Luan se fijó en su moribunda hermana, observando como una solitaria lágrima caía por su ojo derecho.

- Y..Yo... lo si..sien..to mucho... herm..a..ni..ta...

- ¡Y una mierda con tus disculpas!

Aunque su puño ardía y sentía como este dolía solo por la presión de empuñarlo, estaba dispuesta a dar ese nuevo golpe con toda su fuerza, desahogar toda la rabia y frustración que aun brotaba desde lo más profundo de su corazón por aquella hermana en la que tanto había confiado.

- (Tímida) M..Mamá...

Luan detuvo su golpe en el momento que escucho aquella asustada voz proveniente del interior de su casa, volteando su rostro para encontrar a su hija menor aferrada a su hermano, observándola horrorizada, notando sus manos dañadas que empezaban a inflamarse debido a su propio daño y marcadas por algunas marcas rojizas, viendo como su madre respiraba con dificultad y su cabello cubría con algunos delgados pero desordenados filamentos su rostro, aterrada de aquella bestia que era la mujer que le había dado a luz.

- P..Para por favor...

La mujer se levanto en silencio, con calma e ingreso dentro de su hogar, perdiéndose de la vista de su familia, Lucio tomo a su hermana y se la llevo a su cuarto, conteniéndola como podía de observar la escena que se había formado en la entrada de su casa, mientras Benjamín observaba sin mucho agrado a la mujer aun luchaba por respirar.

- Sinceramente pienso igual que Luan y si por mi fuera, terminaría lo que ella empezó, pero no vale la pena destruir la inocencia de nuestros hijos por una persona como tú, así que espero que lo entiendas, no vuelvas a acercarte a nosotros, no eres una persona bien recibida y nunca lo serás, llamare a una ambulancia, y si tus disculpas son sinceras, dirás alguna tontería como que te asaltaron o yo que sé, pero espero que no vuelvas jamás.

- N..Nues..esdo... hijo...

- Ese niño no...

- Q..Quiedo... de..decupe..edadlo...

- Pero tú...

- Lemy...

En ese momento la mujer termino de perder la conciencia, pero Benjamín había escuchado perfectamente ese nombre.

Un nombre que conocía bastante bien.


En ese momento, centro comercial de Royal Woods

- ...Y así fue como me terminaron regalando el vehículo, un poco ostentoso para mi gusto, pero no voy a negar que se siente bien cuando aceleras a toda su capacidad.

- Mi hermana, toda una celebridad, pero se que algún día mis cuadros serán expuestos en los mejores museos del mundo, Picasso será un novato cuando lo comparen conmigo.

- Tú espíritu me conmueve y motiva mi pequeña artista.

- ¡Oye! Ya no soy tan pequeña.

- Para mi siempre serás mi pequeña.

- Y para mí, ustedes dos siempre son siempre serán mis hermanitas.

- Uhg, y tenia que venir la anciana con sus comentarios de fanfic.

- (Molesta) Y lo dice la malcriada que apenas si paga renta, pero no sabe ni lavar ropa.

- Debería cobrarte yo por la intoxicación que sufro a diario culpa de tus...

- Ya, ya, tranquilas ustedes dos, que vinimos aquí para pasarla bien.

- (Simultáneamente) Ella empezó.

Dicho eso, Lori y Lily miraron molestas en la dirección opuesta, dándose la espalda la una a la otra, algo que hacía reír entre dientes a Lucy.

- En todo caso Lily, ¿No me habías comentado el otro día que querías un juego de pinceles?

- Si, bueno, pero no importa, creía que me alcanzaría, pero están muy por sobre mi presupuesto.

- ¿Y lo quieres? Digo, - Lucy saco su tarjeta de crédito en ese momento, deslizándola sobre la mesa hasta dejarla frente a Lily. – ¿No sería un desperdicio dejar pasar una oferta así?

La muchacha miraba con incredulidad aquella tentadora oferta que se alzaba frente a ella, observando con ojos casi borrosos por la emoción pero sintiendo que alguna trampa debía de haber, pues aunque Lucy siempre había sido una excelente hermana, un regalo así era demasiado incluso para ella, mirando fijamente aquel trozo de plástico que era la llave para sus deseos, sudando frío junto a sentir como sus manos temblaban por detener su casi reacción por tomar aquel objeto y comprarse la mitad del mall.

- ¿C..C..Cual es el truco?

- No hay truco, simplemente quiero ver feliz a mi hermanita.

- Entonces... ¿No hay truco?

- ¿Por qué tendría que haberlo?

Un chillido que casi rompió los cristales cercanos fue producido por la muchacha del mechón lila antes de tomar la tarjeta y salir corriendo del lugar, dejando solas a Lori y Lucy.

- Me pregunto de dónde saca tanta energía.

- Me pregunto como puede ser tan descarada.

Lucy solo miro fijamente a Lori quien fingió completa ignorancia.

- Suspiro... en fin, siguen peleando tanto como la última vez.

- Digamos que Lily es algo intensa... y me culpa de varias cosas.

- Vamos, eres una buena madre.

- Hago lo que puedo, digo, Loan es mi vida... (Decaída) No sabes lo mucho que me gustaría ver sonreír a esa chica más seguido.

- ¿Y aún así Lily te culpa que Loan sea tan... Loan?

- Si... aunque si te soy sincera, más de una vez lo he creído así, digo, Loan tiembla la mayor parte del tiempo cuando me ve... y cuando la veo así... tan tímida y frágil, pienso que el día que salga de casa el mundo se la va a devorar, no puedo permitir eso, ella debe ser capaz de defenderse del mundo y de gente como yo.

- ¿Ves que eres una buena madre?

- No soy tan buena madre, sino mis hijos no me odiarían, aunque creo... que debería tomar otra forma de acercarme.

Lucy miró con atención a su hermana, mucho más concentrada que durante el comienzo de su conversación.

- ¿Cambiar tu actitud?

- Si, digo, creo que he sido muy firme y quizás eso ha ayudado a su inseguridad, pero... ¿Y si me acerco más tranquilamente? Quizás ella...

- No va a servir Lori.

- ¿Eh? ¿A qué te refieres?

- Tú lo dijiste, el mundo es un lugar cruel y despiadado, gente con actitudes negativas y prepotentes son lo normal e intentar ahora ablandarte solo le demostraría debilidad, que puede conseguir lo que quiera solo encogiéndose hasta que las cosas se solucionen por arte de magia, tu deber como madre es combatir contra eso, poner mano firme y hacerle entender, aunque sea por la fuerza, que lo que hace no está bien.

- Pero eso no ha resultado...

- Pues... quizás... no estás bien enfocada.

- ¿A qué te refieres?

- Pues, ¿No recuerdas la actitud de mamá? Ella siempre fue bastante enérgica con nosotras, es un buen punto de partida, así que dime, ¿Qué haces tu por Loan?

- Bueno, le invito a salir de su cuarto... aunque también he dicho comentarios bastante hirientes.

- El dolor es parte del crecimiento, las experiencias dolorosas nos ayudan a formar el carácter, ahora la ves así, pero después todo eso dará frutos.

- Yo... no lo sé...

- Piénsalo, ¿Qué haría mamá?

- Mamá...

La rubia bajo la mirada, observando su anillo de bodas, recordando ese momento, algo pequeño, humilde, solo su familia y unos pocos amigos, pues de la familia de Roberto no apareció nadie, con una Loan que apenas caminaba...

- Loan...

- ¿No lo ves?

- Pero... no...

- Loan necesita de una madre que le enseñe bien el mundo y responda como corresponde, más cuando le falta esa confianza, ¿Y como podría ganar esa confianza?

- Viendo... el mundo como es...

- ¿Entonces?

- Creo... que no he sido lo suficientemente dura con ella.

El rostro de Lucy apenas si sufrió cambios, pero si podía notarse como una sonrisa comenzaba a esbozarse en ella, una apenas perceptible, pero que estaba allí, radiante de lo que acababa de escuchar, comenzando a hablar con un tono mucho más dulce.

- Entonces, ella va por buen camino, pues tú sabes bien que hacer.

- Claro... yo... soy su madre, yo... se lo que es mejor para ella.

- Así es, eres la única que puede guiarla, que puede ayudarle a superar su inseguridad, que puede fortalecer su temple, esa es tu misión como madre, ¿No?

- Tienes razón, esa niña es así porque he sido muy dulce con ella, quizás esos intentos solo ablandaron más su débil personalidad.

- Ser un poco más estricta le hará bien.

- ¿Un poco? Es culpa de esos pensamientos que Loan es un desastre, y eso es algo que debo solucionar, sigh, gracias Lucy.

- (Sonriente) Solo me preocupo por mi hermana y mi querida sobrina, digo, es bueno saber que ella está siendo tratada debidamente, lo cual me recuerda, todavía quiero tener una charla de chicas con ella.

- Lo siendo Lucy, pero esa niña primero tiene que responderme por varias cosas que he dejado pasar en mi ignorancia.

- Pero...

- No Lucy, lo siento, sé que te gustaría consentirla, pero lo que ella necesita es mano dura.

- No deberías hacerle eso a mi sobrina.

- Si tengo, es por su propio bien, por eso te pido disculpas Lucy, pero no puedo dejar que tu noble corazón debilite más el temple de mi hija.

- Oh cariño, no te preocupes, entiendo que TU idea para criar a TU hija es algo importante.

- Claro que lo es, después de todo, es MI labor.

- Entonces puedo estar tranquila, gracias Lori.

- No hay de que, siempre es agradable conversar contigo, y pensar que tus consejos sobre como criarla siempre han sido sabios.

- Es mi sobrina, es lo mínimo que puedo hacer por ella.

- Jeje, siempre has sido muy madura para tu edad, y fuiste un apoyo muy importante desde que Lincoln huyo de casa, sin tus consejos no hubiera sido lo mismo.

- Solo quería que mi sobrina fuera alguien muuuuuuuuuy feliz.

Dicho eso, Lori abrazo a Lucy, envolviéndola con todo su cariño, mientras la chica simplemente sonreía, pensando en su querida sobrina.


Al día siguiente

Lynn golpeaba uno de los sacos con bastante ritmo, pateando el suelo para desplazarse lateralmente y emboscar nuevamente el objeto relleno de arena, pensando en la sensación de victoria que obtendría derrotando a aquellos maestros marciales enfocados en el combate, demostrando que no por nada es Lynn Loud, la número uno, estando por completo concentrada en mantener el ritmo, respirar y golpear el saco, eso era su mundo y no existía nada más.

- Oye.

El saco seguía moviéndose salvajemente, culpa de los contundentes golpes que arrojaba la muchacha sin mucho miedo, totalmente inmersa en su entrenamiento.

- Oye.

Con uno de los saltos laterales para golpear nuevamente el saco, Lynn termino chocando con la joven que estaba intentando llamar su atención, la administradora del gimnasio.

- ¿Qué diablos quieres?

- Uy, si amaneciste con esos ánimos, mejor ni me molesto.

- Ash, no comiences con tus cursilerías y dime lo que tengas que decir.

- Acompáñame por favor.

- Tengo que terminar mi rutina, me quedan otros 20 minutos.

- ¿No me oíste? (Imponente) Acompáñame por favor.

- Tsk.

Con molestia la castaña se saco los guantes y seco el sudor de su rostro, caminando mientras notaba algunas miradas curiosas, posiblemente le había llegado otra molesta citatoria por conducta antideportiva, no le interesaba, su mánager se haría cargo como siempre lo había hecho, lo que no espero encontrar cuando entro en la oficina fue ver a Lisa sentada junto a un hombre de traje.

- ¿Lisa?

La mujer de suéter verde no dijo nada, ni siquiera levanto sus cansados ojos rodeados de grandes manchas negras por el cansancio.

- Señorita Loud, siéntese por favor.

- ¿Qué ocurre?

- Ha recibido una querella por uso de dopaje en sus eventos.

- ¡¿Qué?! – Dijo antes de golpear con fuerza en el escritorio frente a ella, dejando grietas sobre la superficie de madera.

- Cálmese, un deportista de su calibre no va a ser simplemente acusado y enviado a prisión, por lo que tendremos que hacer varias prue...

- ¡Eso es una mierda! ¡Seguro algún envidioso intenta manchar mi buen nombre por no saber aceptar que fue humillado por mí! ¡Si quieren pregúntenle a mi hermana, ella ha mantenido cuidado de mi gracias a su título de doctora!

- Lynn, – La voz de Lisa carecía de cualquier señal de vida, era más el desahogo de alguien que había aceptado un funesto destino. – Yo fui quien les aviso.

- (Incrédula) ¿Qué tú... qué?

- Las pruebas que la señorita Lisa ha presentado son contundentes, aun así, tenemos que...

- ¡¿Me vendiste?!

- Señorita Lynn, cálmese por favor.

- ¡¡¡¿Me vendiste?!!!

Aunque el hombre de traje intento mantener los ánimos bajos, eso no impidió que Lynn tomase del suéter a su hermana y la levantara con suma facilidad del suelo, dejándola suspendida mientras la deportista solo aumentaba su agarre y furia.

- ¡¡¡¿Qué mierda te pasa?!!!

- No escuchabas, tú me obligaste a esto.

- ¡¡¡¿De qué mierda hablas?!!!

- No podrás volver a hacer deportes... jamás.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top