Capitulo 23
Luna miraba por la ventana de su habitación en el hotel, centrada en el despejado cielo que se alzaba ante ella sin mayor animo de pensar, solo contemplar aquella preciosa vista del azulado firmamento aderezado por las copas de los pocos arboles que se alcanzaban a ver desde la altura a la que se encontraba.
Para cualquiera que no la conociera, diría que estaba en una profunda meditación debido a su concentración, más la realidad era que su mente estaba casi vacía, enfrascada en recordar una sola frase.
"Aléjate de Lemy"
Recordaba la dificultad con la que su hermano le había escupido aquellas palabras, no se veía bien, posiblemente era otro colapso por estrés, desde que entro en la adolescencia comenzó a tenerlos debido a todo lo que hacía, era una de las pocas cosas que recordaba debido a los sustos que paso por verlo colapsarse en aquella olvidada casa y si seguía incluso más serio que en ese entonces, no tenía mucho de donde pensar.
Aun así, saco su móvil, viendo el mensaje que su "sobrino" le mando esa mañana, puesto que con el adulto inconsciente ya no opuso resistencia de ser llevado a emergencias y tuvo la suerte que el adolescente aceptase intercambiar números para notificarle de la evolución de su hermano, leyendo como este celebraba que su "padre" estaba bien y solo necesitaba descanso.
- Sin duda me odia tanto como Luan, je, política de trabajador, fue bonito engañarme así.
Iba a bloquear su móvil para guardarlo en su bolsillo nuevamente, pero en vez de eso termino seleccionando la imagen de Lemuel en aquella aplicación, una pose firme mientras señalaba una pila de basura donde una antigua televisión de antenas se alzaba mientras este reía.
¿Por qué estaría tan feliz de encontrar aquel arcaico pedazo de chatarra?
Esa era una pregunta que Luna se cuestionaba.
Lo busco en redes sociales, no le costo encontrarlo, observando diversas fotografías, algunas en la playa, algunas en otros basureros, algunas con amigos, algunas con el pequeño peliblanco, algunas con Lincoln, inmortalizando varios momentos de su vida mientras lo veía generalmente feliz, pasando de imagen en imagen hasta que encontró una fotografía mucho más simple, carente del usual animo con el que se exponía al mundo, pues en esta no aparecía el muchacho ni tenía una ingeniosa frase como resumen de lo ocurrido, sino que esta mostraba un lugar mucho más tétrico, tan opaco como podía ser una tumba con un hermoso ramo de flores con una simple y corta frase.
"Feliz día de la madre, te extraño mucho mamá"
Aquella imagen paralizo todo el pensamiento de Luna, mirándola detenidamente, releyendo las palabras una vez tras otra, siendo capaz de leer el nombre que salía en aquella tumba.
- Paige.
Estuvo casi 10 minutos observando la imagen en silencio, ni siquiera hizo caso cuando sonó el timbre de la habitación anunciando que alguien le buscaba, eso no podía importarle menos, siguiendo su revisión de las imágenes mientras le veía cada vez más rejuvenecido a medida que continuaba aquella exposición visual.
De ver al adolescente en algún momento comenzó a ver al niño, y con esto pudo notar otro cambio como lo era que el pequeño peliblanco comenzó a aparecer más, siempre pegado a este, mucho más pequeño que él pero siempre abrazado o aferrado a este, encontrando más ocasiones similares de aquel lugar en el cementerio, siempre la misma lápida y el mismo ramo de flores, algo que no terminaba de agradarle, pero que desde la segunda vez que vio una imagen así decidió pasar rápidamente, llegando a la última imagen que no pudo evitar sacarle una risa al ver al castaño de niño, probablemente de unos 8 u 9 años siendo mordido por un muy pequeño peliblanco, preparándose para leer lo que sería la primera entrada de lo que casi era aquel diario virtual.
- "Finalmente volveremos a casa, gracias por todo abuelitos, les prometo que seremos felices con papá".
- Se ve tan joven, y suena agradecido, realmente no parecían afectados por lo de Lynn y Rita cuando me lo dijeron.
Luna se quedo observando esa última imagen, viéndolo tan pequeño e inocente.
- Lemuel.
Se había sentido especialmente confortada cuando este le abrazo después de aquella trágica noticia que destruyo sus planes y proyectos. Su extraño sueño de poder volver a reunirse con toda su familia no dejaba de toparse con problemas que sintió podían ser corregidos: el odio de Luan costaría, pero estaba segura de que podrían volver a dialogar si no se rendía tal como lo hizo con sus sueños, Lincoln le odiaba, eso era seguro, pero...
- Se ve como un muchacho saludable.
Lemuel, ese muchacho no se parecía en nada a su hermano, pero en carácter eran tan parecidos, era un buen chico, tenía esa vibra de buen chico mientras conversaba con él, de esa gente que no rompe ni un solo plato, su apariencia no le engañaba, podía verse rudo, pero después de una vida rodeada de gente así era claro para ella que en el fondo era un muchachito amable.
En ese momento el timbre de su móvil sonó, observando como el mismo chico le acababa de hablar notificándole que ya habían llegado a casa de su hermano y este se encontraba recostado, además de tener una licencia por unos días para relajarse, algo que logro hacer reír suavemente a Luna.
- Supongo que eso quiere decir que no puedo ir a esa casa si no quiero que otro miembro de mi familia muera.
Ante su propio chiste, Luna rio secamente, aquel humor negro le había ayudado a mantener la cordura más de una vez mientras era poco más que una indigente, pero ahora, con su nuevo conocimiento, no le había terminado de agradar, agitando su cabeza rápidamente en un banal intento de deshacerse de aquella idea antes de volver a enfocarse en aquel chat con su "sobrino".
- Me alegra saberlo, supongo que no quiere saber de mí.
- Si le sirve de consuelo, él nunca ha sido de muchas palabras.
Aquello reconforto realmente a Luna, recordando varios de aquellos momentos que vivieron juntos cuando eran niños.
- Si supieras como era de niño.
- Algo nos contó tía Luan, nos dijo que era como Logan, pero más desastroso.
- Hey, que no conozco como es mi otro sobrino.
- Pues, algo revoltoso, en parte porque sus planes son un desastre.
- Sus planes eh... ¿Cuándo fue la última vez que vi uno de los planes de Lincoln? – A Lemy – Jaja, is a wild soul.
- Ni que lo diga, en todo caso debo ir a ver si papá está bien, nos vemos.
Luna suspiro ante aquella respuesta, realmente tenía ganas de seguir conversando con aquel muchacho.
- Me pregunto si le gustara el helado, a mí me gusta mucho, pero... ¿Y a él?
En el momento en que aquello paso por su cabeza lo negó rápidamente.
- Que tonterías estoy diciendo, ese es el hijo de Lincoln, yo no tengo... tuve... yo no... sigh.
En ese momento la chica dejo su posición, dejándose caer pesadamente sobre uno de los sofá de aquella espaciosa habitación mientras guardaba su móvil.
- ¿Realmente podría serlo? ¿Por qué Lincoln se haría cargo de un muchacho así? No hay duda de que esta convencido de quienes son sus padres, no entiendo cómo.
La mujer suspiro nuevamente, dejándose caer todavía más sobre el sofá.
- No, llevamos vidas distintas, es el hijo de Lincoln, no podría... no... podría... ¡No!
Con desesperación llevo sus manos a su cabeza, sosteniéndola de forma cansada mientras ahora se inclinaba para observar sus pies, como si intentase buscar una respuesta en el alfombrado piso.
- Tú eres una estrella del rock que se tomo unas pequeñas vacaciones, tienes una gira programada por todo el país en unas semanas mientras te siguen miles de fanáticos mientras él es un adolescente de ciudad que no se parece en nada a su "padre" y "hermano", que comparte tu color de cabello, ojos y pecas... que te hizo sentir extrañamente confortada cuando te abrazo siendo que apenas te conocía, que sabía lo mucho que necesitaba ese abrazo y no dudo.
Meneo con fuerza su cabeza, su animo decaía entre más pensaba en aquel muchacho que apenas si había conocido el día de ayer después de hacer sido despreciada 3 veces por su hermano, recordando incluso las disculpas que este le dio cuando la situación ya se había calmado por la actitud de su padre.
Su interior era un revoltijo de pensamientos, por una parte, su mente le decía que eso no era algo que le incumbiera, se lo había prometido muchos años atrás y algo de alcohol sería suficiente para limpiar aquella sensación de asco en su boca, pero su corazón era diferente, por sobre el recuerdo de los desprecios o la noticia del fallecimiento de sus padres, la sonrisa del muchacho era suficiente para calmar aquel vacío por el que intento reconectarse con su familia. Por lo que mientras pensaba, tomo casi por inercia el teléfono de la habitación.
- Disculpe lady, necesito una botella de whisky, no me importa la marca.
- Entendido señorita, se la enviaremos en breve.
Masajeando con su mano libre su frente, Luna corto la llamada antes de volver a suspirar con fuerza.
- Me pregunto si le gustara la música.
Medio día, hogar de Lori
- ...entonces lo deje en su lugar, y desde entonces no nos hemos hablado.
- Vaya idiota que sonaba ese tipo.
- Suspiro.
- Je, pensar que sigues haciendo eso.
- Es un habito tan arraigado a mí que lo hago inconscientemente.
- Aun así, me hace pensar que algunas cosas no cambian, algo que la verdad me da esperanza.
- Esperanza... que bonita palabra.
- Si, ni que lo digas, si no fuera por la esperanza ya hubiera desistido hace mucho de unir a la familia.
- ¿Y nadie te ha dicho que es algo muy, muuuy difícil?
- Vamos, no me desanimes diciéndolo así.
- Yo solo digo en base a lo que se, - Bebe un sorbo de su té – Pero ver tu determinación es grato para variar.
- (Sonriente) Claro que lo es, las cosas podrán ser difíciles, pero se que Lincoln algún día abrirá su corazón y que Luna aparecerá – Un timbre suena proveniente de la cocina – Oh, creo que esta listo el postre, vuelvo en seguida.
En el momento en que Lori se alejo de la mesa, Lucy solo esbozo una sonrisa en su rostro, viendo la vitalidad de su hermana mayor y como su determinación parecía ser inquebrantable, acercando su mano a su bolso antes de escuchar como el timbre, retrayendo su mano en ese momento al escuchar el grito proveniente de la cocina, cortesía de Lori.
- ¡Ya voy!
Un momento después Lori paso por el lado de su hermana, abriendo la puerta solo para notar a Lily junto a una muy avergonzada Loan.
- (Fastidiada) ¿Qué no tienen llaves?
- (Fastidiada) ¿Y la cortesía? Oh, cierto, las arpías no saben de...
En ese momento Lily pudo notar de reojo a la visita, abriendo en grande sus ojos antes de pasar de Lori y correr hacía esta.
- (Feliz) ¡Lucy!
La chica ni siquiera lo pensó mucho antes de aferrarse al cuerpo de su hermana, abrazándola con fuerza.
- Jejeje, Lucy, que gusto verte.
- También es un gusto verte mi querida Lily.
- ¡Oye! ¿Por qué no avisaste que vendrías?
Loan entro en tan rápido como se lo permitió el emitir el menor ruido posible mientras su rostro estaba tan rojo como un tomate, intentando ocultar sus piernas expuestas debido al vestido de una pieza que esta llevaba, desgraciadamente Lucy aun cuando estaba siendo atacada por las preguntas de la eufórica Lily alcanzo a visualizarla, quedándose quieta en por reflejo.
- Lily, ¿Me disculpas un momento? Quiero saludar a Loan.
- Oh, claro.
Lucy con total calma se levanto de su asiento, dirigiéndose hasta que estuvo junto a la temblorosa muchacha quien estaba al borde de las lágrimas.
- Hola sobrina.
Loan intento formular palabra alguna, pero sus labios eran incapaces de abrirse lo suficiente para hablar, balbuceando cosas ininteligibles mientras llevaba una de sus manos a su pecho, con la cual apretó con fuerza.
Lucy observo esto con calma, tomándose unos buenos segundos para visualizar la figura y reacción de esta antes de envolverla lentamente con sus brazos, descansando su cabeza en el hombro de la encorvada muchacha.
Lori y Lily solo pudieron ver como esta abrazaba a la temerosa muchacha, la cual fue soltada unos momentos después solo para encontrarse con el que el color de su rostro había sido drenado por completo, retorciendo sus labios en un lastimero intento de hablar el cual no fue concretado, encaminándose una vez más con ojos llorosos hasta su cuarto.
Lucy solo relamió ligeramente sus labios antes de voltearse nuevamente y mirar a sus hermanas quienes ya se encontraban conversando entre ellas.
- ¿Cómo lograste que esa niña usara un vestido?
- Secretos de tía.
- Vamos, se que esa chica podría llamar bastante la atención si cuidase algo su apariencia.
- ¿Y ahora te preocupas por ella? (Voz cínica) ¿No es algo hipócrita de tu parte?
Lori frunció ligeramente el ceño, rompiendo el buen animo que había logrado formar durante su conversación con su hermana pelinegra.
- Sigo siendo su madre.
- Jaja, así que ahora le dicen maternidad a eso, yo creía que le llamaban asco.
- Oigan, perdón por interrumpirlas en tal... mmm... ¿Agradable conversación? Pero pensaba seguir explorando algo de la ciudad, ¿No quieren salir de compras? Ya saben, por los viejos tiempos.
- Esa es literalmente una excelente idea.
- Me agrada, digo, recién solo compre para Loan, me haría bien comprar algo para mí.
Lucy sonrío ante la positividad de sus hermanas, una sonrisa que se envolvía debido a las hebras de su largo cabello que se envolvían por su cuidado rostro, ocultando ligeramente sus ojos.
- Bien, por cortesía yo invito así que no se contengan.
- (Al unísono) ¡Gracias! – Ambas hermanas se miraron enfadadas – ¡No me copies! ¡Qué dejes de copiarme!
Y mientras discutían, ambas hermanas salieron del hogar, dejando sola a Lucy quien solo rio suavemente por aquella escena antes de cortar toda respuesta de golpe, relamiendo nuevamente sus labios mientras pulsaba ligeramente su labio inferior con el índice de su mano derecha, deleitándose en silencio con aquella dupla que aun podía verse desde el interior por la puerta abierta, hablando despacio y con mucha calma a la nada.
- No creo que me vaya a demorar mucho, no sabes... cuanto ansió que conversemos mi querida Loan.
En ese momento un mensaje llego a su móvil, rompiendo aquella gustosa sensación por un momento para cambiarla a fastidio, o al menos hasta que vio aquel anuncio en su móvil, volviendo a formarse una sonrisa en su rostro.
- Oh, siempre tan oportuna, que gusto en verdad.
La chica guardo su móvil antes de encaminarse con una sonrisa hacía el exterior.
- Supongo que debí traerte Lizette, mami es taaaan despistada.
Dicho eso la sonriente mujer salió del lugar, dejando aquel lugar en un profundo silencio el cual apenas si era interrumpido por la suave conversación, o, mejor dicho, monologo que Francisco, mejor conocido como Pancho, estaba teniendo con su hermana.
- Calma, creo que ya se fue, así que no te preocupes, no puede hacerte nada en este momento.
La muchacha intentaba asentirle, pero su cuerpo le traicionaba, incapaz de contener sus propias reacciones mientras era abrazada por su hermano menor.
- Todo está bien, no volverá a tocarte hermanita, lo prometo.
Nuevamente no hubo respuesta, nunca lo había cuando se trataba de su tía y Loan, no al menos en unos días.
En ese momento solo le quedaba esperar se fuese lo más pronto posible.
En ese momento, centro de Royal Woods
Lana observaba aburrida a las personas pasar por frente a su taller, cada quien enfrascado en su mundo ya sea repartiendo su atención con algún acompañante o enfocado en su móvil, lo único común entre todos aquellos era que no se volteaban a ver su negocio, algo que realmente no le importaba mucho, sabía de antemano que así funcionaba el sistema, algunos días no tenia tiempo ni para comer como en otros, tal como ese día, esperaba que le diese el sueño suficiente para quedar dormida ante tal inactividad, pero era la vida que escogió, quejarse no le iba a servir de nada en ese punto.
Bostezo con fuerza antes de levantarse de su asiento improvisado dirigiéndose al baño, tenía tres trabajadores a su nombre quienes yacían repartidos por el lugar, dos durmiendo y uno viendo su móvil, no los iba a culpar, estaba tan aburrida como ellos y estaba extrañamente sin temas banales para entablar una conversación, no, realmente esa no era la razón, ella sabía el por que no le hablaban o intentaba hablar: esa fecha había pasado hace poco.
Masajeando con algo de nerviosismo masajeo su brazo derecho, por más que intentase mostrarse firme el aniversario de esa fecha seguía siendo un momento que no gustaba recordar, pensando una y mil veces que gran parte de la culpa había sido de ella, ella lo sabía mejor que nadie, le había hecho mantención a la van familiar desde muy pequeña, incluso había comenzado a estudiar sobre ingeniería automotriz, esa cosa era un ataúd con ruedas desde mucho antes que siquiera entendiera que era el concepto de la muerte, y aún así no evito que sus padres le dieran un significado más literal, algo que pensaba mientras lavaba su rostro en el baño y se miraba en el pequeño espejo que ella había dejado en la habitación, suspirando nuevamente mientras las heladas gotas de agua resbalaban por su rostro ahora humedecido.
Lo había conversado varias veces con algunas de sus hermanas, compañeros de trabajo y amigos, todos concordaban en una cosa: ella no tenía la culpa, pero, aun así, esa era una sensación que, si bien había ido disminuyendo con los años, era algo que seguía molestándole. Si se ponía a pensarlo bien, agradecía haber terminado el último vehículo en la mañana y que nadie se apareciese, de hecho, aunque tenia trabajo por hacer, no quería, agradeciendo en parte el silencio de sus trabajadores, por lo que no tardo en mencionar que ese día cerraría temprano.
- (Pensando) Al menos este año no les grite por hacer ruido, supongo que si soy gemela de Lola.
Fue un pensamiento fugaz, pero no evito que una amarga sonrisa se produjese en su rostro al recordar a su gemela.
Rápidamente borro ese pensamiento de su cabeza, no se llevaba bien con ella, ni con Lori, realmente se atrevería a decir que odiaba a Lori, había sido un dolor desde que vendió la casa donde crecieron, escupía en sus comentarios sobre la familia y el recuerdo, ella sabía que esa actitud fue por el dinero.
Ahora más molesta que melancólica se encamino a su hogar, una pequeña casa en la periferia de la ciudad, más cercana a las granjas que a la urbe, algo que le agradaba, sobre todo cuando algún animal perdido terminaba en su patio y podía jugar con él, o tener que someterlo, ambos casos le eran divertidos, sumado al hecho de que ese día había decidido caminar en vez de ocupar su vehículo tendría al menos unos 30 minutos de caminata para pensar, nuevamente aquello no le molesto, se sentía extrañamente insoportable esa tarde, en el camino termino comprando algunas cervezas y bolsas de frituras para lo que suponía sería una tarde frente a la televisión intentando olvidar... otra tarde más sería la mejor forma de decirlo.
Para el momento en que llego a su hogar el cielo comenzaba a teñirse de un potente naranja, otro recuerdo más a su pesar de alguien a quien ya comenzaba a olvidar, pero tal como ese pensamiento, rápidamente su mente se enfocó en otra cosa, hace mucho que había dejado de pensar en él tanto como en Luna, ambos habían seguido sus vidas y si ella ya no formaba parte de estas, era una decisión que tendría que respetar.
De hecho, su mayor preocupación en ese momento es que la puerta de su casa se encontraba sin seguro, algo que le llamo poderosamente la atención pues solo podían ser 3 casos posibles.
Ella olvido cerrar la puerta antes de partir, algo que era imposible ya que recordaba haber olvidado sus llaves y con mayor razón reforzo el seguro.
John, su novio, le hizo una visita sorpresa para intentar alegrarle el día, algo que también era imposible ya que se encontraba en otro país y no era tan espontaneo para darle una sorpresa así.
Y la otra...
- (Pensando) Mierda, me robaron.
Un pensamiento que fue actualizado cuando escucho el piso de madera crujir.
- (Pensando) Carajo, sigue aquí.
Dejando en silencio sus compras en el suelo saco su navaja de bolsillo y abrió lenta y cuidadosamente la puerta, siguiendo sus instintos de supervivencia y experiencia de cacería esta ingreso al domicilio, notando el retazo de una cabeza ingresar a la cocina, dirigiéndose rápidamente hasta esta.
La persona vestía ropa deportiva holgada y su cabello rubio estaba amarrado en forma de un pequeño bollo sobresaliente en su cabeza, viendo como observaba en calma pensativa el refrigerador abierto, algo que Lana no dudo antes de inmovilizarla contra el piso antes de acercar la navaja a su cuello.
- Dame una razón para que no te rebane el cuello malnacido.
- (Aterrada) E..E..E..E..E..Espera, por favor, no me mates.
Muy distanciada podría estar, pero esa voz la reconocía perfectamente.
- ¿Lola?
- ¡Lana!
- Oh... ups, perdón.
Lana se incorporo rápidamente, aturdida por aquella revelación.
- ¡¿Perdón?! ¡Querías rebanarme el cuello! – Dijo Lola mientras se incorporaba adolorida.
- ¡Oye! En mi defensa no tenía idea que eras tú y de la nada me encuentro con un desconocido dentro de mi casa, ¿Cómo reaccionarias tú?
- ¡Llamo a la policía tarada!
- ¡¿A quién llamas tarada, imbécil?!
- ¡A la bruta que no puede identificar primero y pone una navaja en el cuello de su gemela!
Tanto Lana como Lola se notaban enfadadas, a punto de lanzarse para golpearse como lo habían hecho toda su vida, pero Lola se detuvo al resoplar y dar la espalda a su hermana.
- Tsk, no importa, por lo menos es bueno verte lo suficientemente saludable para asaltar a la gente.
- ¡Que tu eres la intrusa maldita sea!
- Si, como sea, lo siento por aparecerme así.
- Claro que... espera, ¿Cómo demonios entraste?
Lola en ese momento saco del bolsillo de su chaqueta una ganzúa, algo que Lana no pudo identificar inmediatamente, por lo que termino sorprendiéndola.
- ¿Desde cuándo sabes forzar cerraduras?
- No todo se logra siendo bonita cariño.
- Bah, ¿Ahora tengo que preocuparme también por ti? Ya tengo suficiente con lo de...
- Tú no tuviste la culpa Lana.
- Ya sé, ya sé, me lo han repetido tantas veces que ya es agotador.
- Y aun así te veo más amargada de lo normal.
Lana no respondió a ello, simplemente dio media vuelta llegando a la salida para tomar sus compras e ingresar a su casa, sacando 2 latas de cerveza para abrir una y la otra lanzarla a las manos de sus hermana.
- Se que no debe ser tan refinado como las cosas que le preparan a su alteza, pero al menos aceptaras eso, ¿No?
- Je, - Abre la lata – En algo estamos de acuerdo.
Mientras daban el primer sorbo, ambas se sentaron alrededor de la pequeña mesa que la mecánica tenia en su cocina, siendo Lana quien abriría la bolsa de frituras mientras se dejaba caer sobre el respaldo de la silla.
- Supongo que han sido unos dos años, ¿No?
- Creo, realmente no llevaba la cuenta. – Dijo antes de sacar algunas frituras de la bolsa.
- Somos dos, ¿Has estado comiendo bien?
- Lo necesario para mantener mi figura, debo tener cuidado.
- Supongo que eso es un "no como casi nada".
- ¿Y tú qué? ¿Comes siquiera vegetales una vez a la semana?
- Como los suficientes si me lo preguntas.
- La nevera estaba llena de comida preparada, dulces y cosas que no me atreví a tocar, sigue así y no te darás cuenta cuando no quepas por la puerta.
- Hago suficiente ejercicio con el trabajo, no necesito eso.
- Eso lo dices ahora que sigues siendo joven.
- ¿Y tú qué? Tendrás tus millones y todo, pero eso no te salva de seguir una vida dura.
- Para ser bella hay que ver estrellas querida.
- ¿Entonces viniste a esto? ¿A burlarte de mi estilo de vida?
- ¡¿Qué?! ¡No!
- ¿Entonces? Es mucha charla de relleno, ve al grano.
- ¿Tan vacía crees que soy como para venir hasta el otro lado del país solo para pedirte un favor?
- (Decidida) Si, lo creo, de hecho, estoy segura, y cuanto antes terminemos con esta farsa de las hermanas que se quieren mejor será para mí.
Lana no era la mejor leyendo a otras personas, pero incluso así, podía notar que Lola se veía lastimada por aquellas palabras.
- (Susurrando) Claro, siempre fueron negocios.
Aquellas palabras pasaron por completo desapercibidas por Lana, quien ya no estaba enfocada en su hermana, sino en darle otro sorbo a su lata.
- Bueno, si las cosas son así, ¿Me dejas vivir aquí un tiempo?
El sorbo de cerveza no alcanzo a ser tragado antes de ser escupido con violencia por Lana, uno que termino esparcido por toda la cara de Lola.
- (Asqueada) Genial.
- Cof, cof, cof, ¡¿Qué?!
- Pues eso, que me dejes quedarme un tiempo, si quieres te pago renta.
- ¡Y una mierda! ¡¿Qué demonios con esa petición?!
- Pues eso, quiero quedarme contigo un tiempo.
- ¡Eso no me dice nada!
- Digamos que quiero darme un respiro de todo y esto es... un buen lugar para desaparecer.
- ¿Ibas a insultar mi casa verdad?
- Claro que no, esta... humildad no se ve todos los días y me haría bien para separarme de tantas cámaras.
Mientras Lola seguía limpiando su cara y parte de su chaqueta, Lana le miro fijamente, observándola con esa ropa deportiva que no destacaba en nada, de hecho, ocultaba su figura que sabía causaría envidia en más de una mujer, incluso ella por momentos cuando se topaba con alguno de sus amigos varones viendo certámenes de belleza o propaganda de su hermana no podía evitar ponerse un poco celosa, más cuando escuchaba los comentarios comparativos al tener el mismo rostro, más ella si bien seguía siendo delgada era más robusta, con caderas y brazos más anchos además de que generalmente ocupaba ropa de trabajo que le hacían pasar más desapercibida al libido masculino. Por ello verla con un atuendo tan simple era raro, simplemente era lo opuesto a lo que había demostrado toda su vida.
- ¿Te... paso algo?
- Nada importante, como dije quiero unas vacaciones.
- ¿No que en tus últimas vacaciones fuiste a un resort en Europa?
- Vaya, así que si sigues mi vida.
- Mis trabajadores parecen adolescentes cada que ven un poco de carne, no puedo evitar que griten sobre ti de vez en cuando.
- Que lindos, podría darles el gusto un día e ir a...
- Ni se te ocurra.
- Pero...
- No lo hagas o te saco a patadas.
- ...
- ¿Qué?
- Pff... ¡Jajaja!
- ¿Qué demonios?
- ¡Jajajaja!
Lola había sido, en palabras simples, un dolor desde que llego a la adolescencia, momento en que estaba segura que su relación de gemelas se había comenzado a deteriorar, siempre pensando como sacar el máximo provecho de una situación, anteponiendo su rostro con una sonrisa de actor profesional por sobre sus emociones reales que solo afloraban cuando estaba sola al punto que no sabía si aquella risa era genuina o era una treta más para conseguir alojamiento, realmente no entendía que estaba haciendo allí Lola y su actitud era casi errática respecto a la manipuladora maquiavélica que esta había sido siempre.
- Creo que extrañaba conversar contigo Lana.
- Yo no entiendo nada.
Lola dio un profundo trago a su lata antes de mirar fijamente a su gemela.
- ¿Puedes confiar en mi una vez más y dejarme alojar por unos días?
- Yo... no lo sé, ¿Realmente vienes solo de vacaciones?
- Bueno, sí... no, en realidad no es solamente a eso.
- Claro que... espera, ¿Eh? ¿Me dirás la verdad?
- Yo... sigh, quiero visitar a nuestros padres.
- Cierto, no viniste para la conmemoración.
- ¿Fui la única?
- Lynn, Lucy y tú faltaron, algo irónico, padres de 11 y apenas si la mitad asiste, ¿La fama se te subió a la cabeza al igual que las otras o qué?
- ¿Lincoln y Luna?
- Nunca han asistido, ¿Por qué sería diferente este año?
- Yo... quería consultar nada más.
- Tómalo como quieras – Da un sorbo a su lata – Je, menuda familia estamos hechos.
Aquellas palabras ennegrecieron ligeramente el rostro de Lola.
- ¿Eh? ¿Y ese rostro?
- Solo... no me gusta eso.
- ¿Qué cosa?
- Nada, no importa, - Se levanta de su asiento y tira la lata al basurero - ¿Te molesta si me tomo una habitación desocupada?
- Eh, bueno... ya que, pero si te cobrare renta.
- Un precio justo.
Dicho eso la modelo salió de la habitación, tomando una maleta que se hallaba junto a la escalera subiendo al segundo piso, Lana por su parte no terminaba de entender que había pasado.
- ¿Te paso algo Lola?
Fue lo único en lo que pudo pensar el resto de la noche.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top