Capitulo 18
El cumpleaños de Logan siempre había sido una fecha complicada en el actual hogar Loud, siempre llenándose de un aire melancólico pese a las preparaciones festivas para el inocente miembro menor de aquella familia de 3 por lo que Lemy, desde que pudo demostrar la independencia suficiente, se encargo de evitar en todo lo posible para cambiar por aquella felicidad que debía representar el nacimiento de su hermanito.
Por ello mientras desayunaba se encontraba feliz, pensando como la noche anterior pudo ver a su hermanito alegre mientras soplaba las velas de su pastel mientras su padre se encontraba presente, si bien este, al igual que los cumpleaños pasados, no realizo grandes muestras de afecto, el solo hecho de ver como se acercaba a su hermanito y le deseaba un feliz cumpleaños junto a un abrazo fue suficiente para que el pequeño estuviese radiante de felicidad, razón por la que se sentía tan feliz.
Sentía que había cumplido con la petición de su hermanito y, adicionalmente, había podido conversar con su padre, quizás no hubo un cambio significativo en su personalidad, pero el hecho de escucharle y haberse sentido escuchado era un sentimiento que alegraba enormemente a su corazón.
Quizás no significaba mucho, pero que su padre siempre preparase el desayuno para los tres en la mañana antes de irse al trabajo le recordaba cada día que, aun bajo toda esa frialdad, existía una cariñosa persona que los amaba, algo que solo podía comparar con aquellas agradables palabras del día anterior, por ello, y con un enorme suspiro, se propuso que ese sería un gran día, tronando su espalda antes de dirigirse al sofá donde yacía durmiendo uno de sus mejores amigos, su primo Lucio.
Se detuvo frente a este, observando como el delgado muchacho yacía babeando sobre uno de los cojines que estaba usando de almohada, cuestionándose el por qué decidió quedarse a dormir, pero considerando que el día anterior le había ayudado bastante con el cumpleaños de su hermanito decidió que al menos debería tratarlo con gentileza, razón por la que se quito una de sus pantuflas y puso el pie en la cara su primo, quien reacciono a los pocos segundos de aquella tortura.
- ¡¿Qué carajos?!
- 8 segundos, en cierto modo te pareces bastante a Logan.
- ¡¿Me pusiste tu oloroso pie en mi cara?! – Tomándose el pecho – Carajo, creí que moriría por la peste.
- Si, a mi también me da gusto que estés aquí, ¿Quieres desayunar?
El irritado adolescente seguía intentando limpiarse el rostro con la frazada que le dieron para dormir, pues aun sentía el hedor del pie de su primo en su nariz, mirando con furia a su primo quien con cierta indiferencia levanto sus hombros y se dirigió a la cocina con el fin de prepararle algo con las sobras de la cena a su primo.
- Quiero huevos estrellados.
- Saliendo.
Lucio se acomodo bien en el sofá mientras pasaba a refregar sus ojos en vez de su rostro en general, observando sentado a su primo, si podía definir su relación con él era más la de un buen amigo que primo, pues desde pequeños habían convivido, incluso yendo a las mismas escuelas y, sorprendentemente, terminando siempre en el mismo salón de clases, razón por la que muchas veces terminan inclusive haciendo las tareas o estudiando para los exámenes juntos.
En ocasiones, incluso pensaba en el más como un hermano más que un primo o un amigo.
Aun así, sus apariencias distaban de ser similares, pues mientras Lemy tenía ese físico de matón, pese a que tenían alturas similares él era mucho más delgado, con una tonalidad de cabello más clara que este y libre de pecas y barba en su totalidad, algo que le afectaba ligeramente ya que varios de sus amigos ya tenían al menos indicios de ello y su primo era el ejemplo opuesto, siendo una de las cosas que envidiaba de este.
Incluso en gustos y ropa eran parecidos, algo que más de una vez había comentado su madre entre risas, coincidiendo en un gusto culposo de ambos: la música.
- ¿Te vas a parar de ahí o qué? No te voy a dar la comida en la boca.
- Ah, cállate big foot.
- Lampiño.
Aunque realmente tenía deseos de tomar el plato que acababan de servirle y lanzárselo en aquella burlesca sonrisa de su primo, prefirió sentarse y comenzar a comer su desayuno.
- Gracias por el desayuno.
- No hay de que, ayer me ayudaste mucho con todo lo de Logan, en serio, gracias.
- Vamos, tu hubieras hecho lo mismo si te hubiera pedido ayuda con Liby.
- (Incomodo) See.
- (Serio) ¿Vas a decir algo al respecto?
- Oye, perdona que lo diga, pero el sentido de humor de tu hermana es algo...
En ese momento el adolescente dejo de comer, soltando un enorme suspiro cansado, Lemy al ver esto instintivamente le dio unas gentiles palmadas en la espalda al muchacho.
- En ocasiones, me alegro no haber sido yo quien heredara el sentido de humor de mamá.
- (Cansado) Si no fuera por todos esos chistes malos, juro que podría encontrarla hasta adorable, al menos a mi solo me toca soportar al señor ronquidos.
- Preferiría tener a un hermanito hiperactivo con ronquidos que a una hermanita que no puede estar 5 minutos sin decir un chiste malo.
- Lo sé, pero no te cambio a Logan.
- ¿Al menos una semana?
- No.
- Tsk, tacaño, - En ese momento se dejo caer en el respaldo de la silla, mirando al cielo del departamento - ¿Te molesta si me quedo aquí todo el día? No quiero ir a casa.
- ¿Y eso por qué?
- Vienen tía Lori y tía Lily.
Lucio realmente no quería mencionarlo, pero lo mejor era ser directo si quería evitar aquella visita, pues sabía que la existencia de sus tías era algo que siempre causaba un semblante serio en su primo.
Si había algo que no entendían ninguno de los dos adolescente era la razón por la que el padre de Lemy siempre había sido bastante cerrado con todos sus familiares a excepción de su madre, pues no eran pocas las veces en que su tía Lily intentaba conversar con su madre y el nombre de su tío salía en aquella conversación, generalmente terminando con su madre consolando a su tía y cada vez que le preguntaba a Lemy este decía que su padre solo callaba.
Solo una vez en su vida su primo se había topado con su tía Lori, y las cosas no salieron bien.
- Entiendo.
- Oye, si tenias algún plan podría acompañarte, solo... no quiero estar mientras estén ellas.
- Bueno... tenía pensado ir al vertedero con Logan para obtener algunas piezas, si quieres puedes acompañarnos.
- Viejo, ¿Llevas a tu hermano menor a buscar a la basura el día siguiente a su cumpleaños?
- Le doy 5 dólares por cada cosa buena que encuentra, así que él está más emocionado que yo.
Lucio miro fijamente a su primo por un momento, Lemy por su parte solo se cruzó de brazos, teniendo un duelo de miradas hasta que escucharon como la puerta del dormitorio era abierta por un somnoliento Logan.
- Quiero 8 por pieza.
Horas después, centro de la ciudad
Lincoln se encontraba en su oficina observando algunos documentos muy fijamente, su asistente, desde el exterior, había sentido un especial frío en la mirada de su jefe esa mañana, generalmente este tenía un carácter seco en el trato con el personal aun cuando recibía cualquier propuesta o solicitud y la evaluaba personalmente, algo que le había hecho de una reputación bastante intimidatoria, más de uno teorizando que no tendía a negar tajantemente solicitudes solo para destruir con fría lógica a las personas y regodearse de verlas destruidas frente a él.
Y, aun así, con dicha reputación y recuerdos en todo el personal, ese día le había dado un especial miedo cuando saludo a su jefe.
- Francisco.
El asistente había escuchado su nombre cientos de veces ser llamado por su jefe, y, aun así, escuchar en ese momento su nombre le dio el mismo miedo que la primera vez que llego a su puesto hace solo 2 meses, encaminándose frente al escritorio de este, quien le había hablado sin despegar su vista de los documentos.
- (Asustado) S..Si señor – Pensando – Me va a despedir, estoy jodido, va a acabar conmigo, ¿Lo mire mal esta mañana? ¡¿Sintió mi miedo y quiere nutrirse de él?! ¡Maldita sea, debí hacerle caso a mamá!
- Estos archivos.
- ¡Yo no fui, se lo juro!
La mirada del peliblanco se levanto de los documentos, mirándole fijamente a los ojos.
El asistente, por su parte, sentía ya toda su espalda húmeda y como las piernas le temblaban, tragando con dificultad mientras oraba porque volviese a centrarse en los documentos para no sentir aquella penetrante vista que parecía querer destruirlo.
- Te iba a pedir que los llevaras a archivar.
- ¡Ah! Si, claro.
Francisco en ese momento dio un paso y tomo delicadamente los papeles, casi como si estuviese tomando una reliquia sagrada y se giro con el objetivo de salir de ese lugar lo antes posible.
- Espera un momento.
Pero aquellas palabras helaron una vez más al asustado hombre quien ya solo sentía deseos de llorar.
- ¿S..S..Si se..señor Loud?
Una parte de él no quería girarse y volver a encarar al monstruo detrás de él, pero sabía que si no lo hacía le iría peor, por lo que lentamente volvió a girarse, viendo como el hombre detrás de él había clavado su visión una vez más en él.
- (Pensando) Diosito, por favor, déjame sobrevivir a esto, tengo un hijo que alimentar, no me hagas esto.
- Tú... tienes un hijo, ¿Verdad?
- (Pensando) ¡¿Me quiere chantajear?! (A Lincoln) S..Si señor.
- ¿Qué edad tiene?
- El... - Traga con dificultad mientras oculta sus manos temblorosas – ti..tiene 10 años, señor.
- ¿Sabes... de algún lugar agradable para llevar a un niño de esa edad?
- ¡No le dejare secuestrar a mi hijo! – Dijo antes de golpear con fuerza la mesa.
- ¿Eh?
- ¿Eh?
- ¿Secuestrar?
En ese momento el asistente se quedo petrificado, observando como el terror encarnado del establecimiento le miraba con su típica mirada fría, sintiendo como penetraba hasta lo más profundo de su alma, una a la que acababa de desafiar al punto que golpeo su mesa.
- Solo quiero consultarte ya que tengo un hijo de esa edad.
- ¿Eh?
- Olvídalo, continua con tu trabajo.
Tras eso aquel demonio peliblanco volvió a concentrarse en su lectura, ignorando por completo al hombre que tenía frente a él, señal que el adulto no desaprovecho saliendo tan rápido como pudo de aquella oficina dejando en soledad a Lincoln.
- Sigh.
Ese era un trato al que estaba acostumbrado incluso desde poco antes de iniciar su vida universitaria, que todos tomaran todas sus acciones con temor a que voltease la situación y les hiciese daño, era incluso la razón por la que su último asistente había renunciado al haber sufrido un cuadro de estrés severo, algo causado únicamente por la paranoia constante.
No quería pensar mucho en ello, centrarse en su trabajo y nada más le había permitido ascender lo suficiente como para poder mantener a su familia cómodamente pese a estar solo, por lo que aquellas banalidades como lo serían limpiar su imagen realmente no le interesaban, era eficiente y eso bastaba.
Lo que no se espero fue escuchar una vez más a su asistente abrir la puerta, mirándole con miedo mientras apenas asomaba la mitad de su cabeza, algo que provoco que levantase una ceja, extrañado por aquella reacción.
- Perdón señor Loud, no debí decir eso.
- Ah, no te preocupes – Dijo antes de abandonar la vista del sujeto y centrarse nuevamente en el papeleo.
- ¿No me va a despedir?
- No – En este punto, Lincoln estaba respondiendo de forma mecánica sin prestar real atención al asustado empleado.
- Ah... gracias señor.
Ambos se quedaron en silencio, estando el peliblanco concentrado mientras el pelinegro le miraba todavía dubitativo, soltando un pequeño esbozo que llamo la atención de Lincoln.
- Se me había olvidado, hoy viene un VIP.
El asistente no entendió bien que paso, pero estaba completamente seguro de que la habitación había bajado de golpe su temperatura, algo que se agravo en el momento en que pudo escuchar nuevamente la voz de su jefe.
- ¿Por qué no me avisaste antes?
- B..Bueno, yo...
- No importa, ¿A qué hora viene?
- En media hora... señor.
El peliblanco quien ya había detenido sus acciones tuvo que llevar una de sus manos al tabique de su nariz mientras cerraba sus ojos, pensando respecto a esa nueva información que claramente su descuidado asistente no le había informado antes, una molestia que el pelinegro podía notar y, ahora sí, temía realmente por su permanencia en su puesto.
- ¿Quiénes están disponibles para atenderlo?
- B..Bueno, Harold sigue con licencia médica, Ana sigue de vacaciones y Ronald aun no llega de su cita con el juzgado.
El dolor de cabeza se hizo mayor en el peliblanco, no solo tenía trabajo acumulado de su falta del día anterior, sino que ahora no tenía nadie que pudiese atender a ese cliente importante, del cual no le habían informado la fecha definitiva con anterioridad.
- Bien, lo atenderé yo, prepara la sala de reuniones, tienes 10 minutos.
- ¡S..Si!
En tiempo récord su asistente corrió para preparar todo a su paso, algunas veces había escuchado que fue un deportista que admitió muy tardíamente que su carrera no despegaría jamás antes de unirse a ser un trabajador de oficina más, algo que por como lo veía correr para todas partes le encontraba algo de sentido, pero que no quitaba la molestia por el error de no avisarle con antelación.
Para cuando estaba todo listo, Lincoln se encontraba esperando en la sala de reuniones, a la espera de que su cliente, a lo que esperaba fuese un día que terminase pronto, necesitando realmente un trago una vez llegase a su hogar.
El toque de la puerta le aviso que su cliente estaba en el lugar, algo que consideraba anticuado de ese antiguo edificio que servía de oficina.
- Adelante.
La puerta se abrió en calma, siendo respondido por Lincoln quien se levanto de su asiento para recibirle, pero este se detuvo a poco menos de un metro de distancia, observando a la persona que le miraba tan sorprendida como él.
- (Sorprendida) ¡¿Lincoln?!
- (Serio) Luna.
El asistente observaba a ambos quietos, mirándose fijamente mientras la mujer se notaba claramente sorprendida al punto de llevarse sus manos a su boca, pero sobre todo sorprendido por la profesionalidad de su jefe al no estar sorprendido de ver frente a él a una estrella de la talla de la vocalista principal de Starfall, uno de los grupos musicales más famosos de los últimos años.
- Por favor, tome asiento – A su asistente – Danos privacidad por favor – Su asistente solo asintió antes de retirarse en silencio y cerrar la puerta, dejando a ambos solos – Bien, señorita Loud, tome asiento por favor.
- Lincoln... ¿Realmente eres tú? Han sido tantos años.
- Según tenía entendido señorita Loud, a quien iba a ver hoy era al señor Reynold Stone, el que asumo era su representante.
- Lincoln, por favor, hace tanto que no nos ve...
- Supongo que trajo la documentación que fue solicitada a su representante, nuestro banco se complace en ofrecer toda clase de servicios con múltiples garantías bajo prestamos de esta envergadura, por ejemplo, en la...
- ¡C'mon bro! ¡¿Qué te pasa?!
- Veo que no esta interesada en nuestras ofertas, si es el caso sugiero que o envié a su representante como era la idea originalmente o busque otra opción con otra entidad bancaria, después de todo no creo que le importe "abandonar" nuestra propuesta, le deseo buen día.
El hombre en ese momento intento retirarse del lugar, no tenia ni la resistencia mental ni los deseos de tratar esa situación más cuando sabía que no podía abandonar tantos años de esfuerzo por un arrebato de furia, pero el que Luna le tomase de la mano había impedido aquello, volteándose a verla con aquella fría mirada suya, una que logro causar un ligero miedo en Luna.
- Si no esta interesada en nuestros servicios, no tenemos nada que hablar.
Luna pudo sentir en el frío de aquellas palabras una sensación que no podía describir, más instintivamente soltó el agarre que esta tenía mientras veía al peliblanco retirarse a paso normal de allí, deseando por momentos que este siquiera se voltease en algún momento, darle siquiera el mínimo de esperanza que aquel reencuentro que jamás había esperado pudiese desembocar en un dialogo con su hermanito.
Pero este salió de la sala sin siquiera dudar por un segundo, cerrando la puerta detrás de sí.
Cerrando cualquier oportunidad de que la castaña pudiese siquiera hablar.
Horas después, casa de Luan
Para Luan, las visitas de varias de sus hermanas eran eventos que le cansaban enormemente, no era que las odiara, pero simplemente los deseos de algunas eran, en la mejor forma de expresarse, ridículos, y si algo podía considerar que jamás había cambiado con el paso de los años era que algunas seguían siendo demasiado soñadoras y poco tolerantes a la frustración, razón por la que entendía que su familia escapase cada vez que se enteraban de que una o varias de sus hermanas le visitarían.
Sobre todo cuando ella era considerada el único nexo que les quedaba con Lincoln.
Por ello ahora que sus hermanas finalmente se habían retirado podía suspirar tranquila, riéndose entre dientes de las ridículas propuestas que la más joven de sus hermanas había hecho con tal de reunir a su disfuncional familia, algo noble, pero absurdo a su pensar.
- Lisa no va a responder, Lola posiblemente busque una excusa barata, je, Lincoln ni siquiera le devolvería la palabra, ¿Acaso cree que un lo siento arreglaría todo? Jejeje, y luego yo soy la de los chistes malos.
Dejándose caer más sobre el respaldo de su sofá, abrazando con fuerza uno de los cojines.
- ¿Nuestra familia siquiera podría recomponerse? No es como si papá o mamá fuesen a volver tampoco.
Un nuevo suspiro se escapo de su boca, dejando de lado el cojín que acababa de tomar, sacudiendo con fuerza su cabeza en un intento de despabilar, encendiendo el televisor para tener ver si algo lograba distraerle, observando para su disgusto que eran las noticias de la tarde, momento en el que pensó en cambiarlo y colocar la primera telenovela o show que encontrase, pero se detuvo al notar de quien estaba hablando.
- ...se le sancionara con una multa, según tengo entendido aun se esta deliberando el monto debido a que no sería la primera vez que ocurre un caso de violencia en la cancha.
- Así es Donny, la conducta que la capitana de los halcones Lynn Loud ha mostrado ha sido especialmente violenta la última temporada, el dueño del equipo, Antony Williams, se ha pronunciado al respecto y sigue en total defensa de la estrella, pero como vemos, las deudas se acumulan, "la imbatible" podría pasar a ser "la insostenible" así como...
- Buitres.
Luan solo apago la televisión, sintiéndose más cansada de lo que ya de por si le habían dejado sus hermanas, cansada de como los medios disfrutaban de aquellas situaciones, la polémica siempre era un recurso del cual ellos no dejarían pasar una oportunidad, pensando en como a la menor oportunidad también se lo habían hecho a Lucy y Lola, siendo junto a Lynn las únicas de sus hermanas que habían alcanzado gran éxito o al menos relevancia, algo que le molestaba, pensando como había gente que se burlaba de cada mal paso que llegaban a dar, tanto como una ligera envidia que se negaba a ventilar.
Suspirando nuevamente observo las tazas repartidas por la pequeña mesita frente a ella, vestigios de la conversación reciente con sus hermanas, decidiendo que los lavaría para ocupar su mente en algo a la espera de que llegase su familia.
- Ahora que lo pienso, ayer fue el cumpleaños de Logan también, por eso Lucio debió quedarse donde Lincoln, creo que podría obsequiarle algo.
En ese momento su móvil comenzó a sonar, algo que le extraño ya que no esperaba ninguna clase de llamada, por lo que ligeramente confundida tomo su teléfono, quedando más sorprendida todavía cuando vio el nombre de Lincoln en la pantalla.
- (Sorprendida) ¿Lincoln?
- Luan, ¿Tienes tiempo?
- Ah, bueno... - Miro la vajilla a medio lavar frente a ella – Si, claro, ¿Ocurre algo?
- Me refería, ¿Tienes tiempo en la noche?
- (Confundida) ¿Cómo?
- Si quieres ir a beber algo conmigo.
- ¿Ah? ¿Ehh?, es solo... esto es raro, digo, que tu me pidas eso, creo que, no, espera, me estoy desenfocando, claro hermanito, tú me dices donde.
- Te mandaré la ubicación, te veo a las 9.
Dicho eso corto la llamada, algo que no le extrañaba, sus llamadas siempre eran precisas y cortantes, algo que a más de uno podría llegar a molestarle, pero que ella entendía.
Había pasado por mucho, posiblemente su corazón se había quedado estancado durante muchos años y no había podido hacer nada por evitarlo, por lo que al menos le comprendería y no juzgaría aquella actitud, sino que se concentraría en el mensaje, algo que era extraño, pues Lincoln no era de socializar demasiado.
Si bien jamás le negó el acceso a su hogar e iba las veces que le invitaba al suyo, de las conversaciones con Lemy sabía que este no era de salir mucho, incluso cuando bebía lo hacia en su propio hogar con las luces apagadas y después de que sus hijos se iban a dormir, o al menos creía, siendo Lemy quien le había descubierto y se lo había comentado a ella.
Estaba feliz por la invitación, quizás era un intento de su hermano por avanzar...
O algo había pasado.
No iba a negar que sentía una mezcla de felicidad tanto como de susto.
Pero si eso era una oportunidad de devolverle una sonrisa a su hermano, bien valía la pena intentarlo.
Ni siquiera dudo en dejar abandonado los trastes, ya alguien se haría cargo de ello, lo que importaba ahora era estar preparada, pues una oportunidad así quizás no se volvería a presentar y, tal vez, recuperar a tierno hermanito que perdió tantos años atrás.
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