Capitulo 17

La alarma indicaba las 5:30 de la mañana y no alcanzo a sonar más de un segundo antes de que el usuario de aquel teléfono ya la hubiese apagado, pues, tal como su costumbre le dictaba, su cuerpo había despertado unos instantes antes y mecánicamente su mano se había dirigió hasta su móvil.

No le gustaba estar demasiado tiempo recostado, ni siquiera cuando vendió su antigua y espaciosa cama y la reemplazo por una más pequeña e individual, por lo que se levantó y comenzó a vestirse con su atuendo de siempre: una camisa blanca sin detalles, pantalones grises y zapatos a juego, un atuendo usual donde trabajaba.

Caminando a paso lento se dirigió a la cocina, preparando su desayuno y dos porciones más las cuales dejo cubiertas antes de sentarse en soledad a comer.

Se encontraba solo observando aquel plato con algunos alimentos junto a su humeante taza de café, no había emitido ningún sonido más allá de unos pocos golpes en la vajilla ni tampoco había encendido más luces de las necesarias, tampoco la televisión o alguna música ambiental, solo era él y su desayuno.

Como si su letargo hubiese despertado un poco, saco con tranquilidad su teléfono de su bolsillo, observando la fecha fijamente.

- (Pensando) Es esa fecha.

Su interacción con el aparato no duro demasiado antes de volver a guardarlo considerando que habían pasado 10 años desde aquel momento que le hizo desear que esa fecha no llegase, pensamiento que le hizo terminar la comida y lavar en silencio la vajilla, sentándose en el sofá para mirar por la ventana al oscuro cielo que siquiera comenzaba a aclarar todavía, perdiéndose en aquella vista donde no visualizaba mucho más que los edificios que le rodeaban... y solo contemplaba, en absoluto silencio, intentando no pensar demasiado.

Pero aquella silenciosa vigilia se vio interrumpida cuando pudo escuchar unos pasos a su lado, girando su cabeza hasta que se encontró con un joven en pijama que le veía fijamente, quien solo estuvo de pie unos momentos en aquel intercambio hasta que se posiciono en el asiento frente a él, devolviéndole la mirada mientras le observaba con tristeza.

- Es demasiado temprano.

- Lo sé, pero no pude dormir mucho.

- Deberías descansar.

- No tengo sueño, y creí que podríamos conversar aprovechando la ocasión.

- No creo que hoy sea buena idea.

- Vamos papá, podríamos hablar sobre lo que sea, falta mucho para que vayas al trabajo.

- Hoy no Lemuel.

Los intentos del adolescente por hacer hablar al adulto no lograban surgir efecto, ni siquiera lograba hacer que este voltease para mirarle notando como parecía más interesado en observar por la ventana.

- (Serio) Papá, ni siquiera se te ocurra volver tarde hoy, vendrán algunos amigos de Logan y tienes que estar aquí, se lo debes del año pasado.

- Perdón por eso.

- No me pidas perdón a mí, yo no fui al que heriste por desaparecer en su cumpleaños.

- ...

- ...

Lemy en ningún momento dejo de ver a su padre, ese era un día importante para la familia, era el cumpleaños del pequeño de cabello blanco que yacía durmiendo en su habitación compartida, esperando aquella festividad anual con suma ilusión, más para Lemy si bien era una fecha melancólica, hacía mucho tiempo que había decidido enfocarse en su pequeño hermano, dejando de lado todo lo demás.

El problema es que esa fecha era una que Lincoln era incapaz de superar, teniendo aquel triste recordatorio en una fecha en que su hogar debería de irradiar felicidad, algo que el sabía perfectamente, y por eso...

- Lo intentare.

- No lo intentes, hazlo... (Triste) por Logan.

En ese momento Lincoln finalmente dejo de ver por la ventana, enfocándose en el rostro de su hijo quien tenía una expresión triste.

- Gracias, por todo.

Dicho esto, se levantó de su asiento, encaminándose hasta su habitación para colocarse su corbata antes de salir del inmueble.

Lemy por su parte sentía una enorme tristeza por ver eso, aquellos tiernos pero borrosos recuerdos de ver al hombre hacer bromas, aunque tenues, pero expresiones varias, dejarse querer y demostrar abiertamente cariño le dolían, eran tiempos que intentaba conservar pero que el paso del tiempo diluía cada vez más.

Estaba seguro de que él los amaba.

Pero con el pasar del tiempo, día a día, perdía más la esperanza de que aquella carcasa viviente volviese a ser su padre.


Horas más tarde

La luz entraba por la ventana, iluminando con sus rayos el rostro de un joven cuya boca expulsaba un tenue hilo de baba, humedeciendo en paz con una tonta sonrisa su almohada mientras aquella cálida sensación provocaba una ligera comezón, abriendo de forma lenta y perezosa sus ojos antes de ser ligeramente cegado por el sol y verse en la necesidad de tallar sus ojos mientras se incorporaba en su colchón, aferrándose ligeramente en la parte alta de la litera que correspondía a su hermano mayor para impulsarse y levantarse aún cansado.

Caminando a paso lento, sintiendo el frío del piso con sus pies descalzos, se encamino hasta el baño, realizando sus necesidades de forma torpe debido al sueño, o por lo menos hasta que el grito proveniente de la cocina termino de despertarlo.

- ¡Logan, no te vuelvas a quedar dormido mientras orinas!

- ¡S..Solo paso una vez hace años!

Aquel grito de su hermano mayor logro espabilarle, ya terminando sus asuntos en el baño se miro de reojo al espejo, fijándose en su reflejo.

Algunas pecas esparcidas por sus mejillas, un cabello blanco ligeramente opaco, tenues bolsas bajo sus ojos color verde, algo que siempre le había llamado la atención, pues según palabras de sus abuelos se parecía bastante a su padre cuando era niño, algo que le causaba mucha curiosidad pues ni siquiera eran sus abuelos por parte de su padre.

La única diferencia entre ambos... era que el sí sonreía.

No quiso pensar mucho en eso y golpeo con fuerza sus mejillas, encaminándose con animo revivido hasta la mesa donde su posición carecía de una porción de alimento, pero escuchando como el microondas sonaba con lo que debía de ser su desayuno, aparato que era cubierto por la espalda de su hermano mayor.

- ¿Todo entro en el baño esta vez? No quiero tener que limpiar el baño porque no tienes puntería.

- (Ruborizado) N..No soy un niño para no poder hacer eso.

- Eres un niño, tienes 10 años viejo.

- Tengo 9 para tu información.

- 10, ¿En serio olvidaste que hoy es tu cumpleaños?

Lemy en ese momento giro para ver de frente a su hermanito, observando aquel rostro de pensamiento profundo en el que él sabía había sometido a su despistada mente con aquello, contando mentalmente hasta que el niño repentinamente dio un pequeño salto.

- ¡Cierto! ¡Hoy era mi cumpleaños!

- 8 segundos, nuevo récord hermanito, realmente te falta despertar.

- Cállate.

En ese momento el adolescente de abundante cabello dejo un plato de humeante comida, entre la que destacaba una pequeña torre de 3 panqueques las cuales sostenían una pequeña vela encendida.

- (Risueño) Feliz cumpleaños hermanito, 10 años... vaya, todo un gigante.

Los ojos del niño brillaron en ese momento, lo usual en un cumpleaños es que se le haga una pequeña fiesta en la tarde, sus abuelos, unos amigos, en ocasiones su tía... a veces su padre... pero esa clase de detalles era algo propio de su hermano, la persona a quien más apreciaba en el mundo.

- Gracias Lemy.

- No me agradezcas, papá los dejo hechos antes de irse esta mañana, yo solo los calenté, aunque las salchichas si las agregué yo, ya sabes, el toque de equilibrio.

- Sigo pensando que tu cara no va contigo.

En ese momento el pequeño peliblanco recibió un zape por parte del adolescente que se encontraba sentado a su lado, quien le miraba fijamente.

- ¡Hey!

- Que sea tu cumpleaños no te da inmunidad, así que no abuses.

- Ni que estuviera mintiendo.

La apariencia de Lemuel era lo que se puede describir como "un rebelde sin causa", pues no solo su cabello era lo suficientemente largo para rebasar ligeramente sus hombros, sino que ya se le notaba barba, más de la normal para su edad, una expresión sería, un cuerpo fornido, alto y algunas cicatrices en sus brazos, cualquiera que le conociese por primera vez diría que es un pandillero o frecuenta lugares nocturnos, algo que no era para nada la realidad, pues el muchacho si bien no tenía las mejores calificaciones en la escuela si estudiaba bastante, gustaba de la ciencia ficción y reparar cosas, lo que sumado a su atuendo de una camisa manga corta, vaqueros, tenis, mandil de cocina y cabello atado solo contrastaban más a aquella ruda apariencia.

- Solo te faltan los lentes para que seas un nerd con cuerpo de matón.

Aquella frase solo consiguió que su hermano le soltase un segundo zape.

- (Adolorido) Valió la pena.

- Si tu lo dices, - Sorbe un poco de su café – Por cierto, ¿Te decidiste finalmente sobre que quieres que sea tu regalo?

- Bueno... yo...

- Papá dejo una buena cantidad este año, no creo que haya problemas si pides una o dos cosas interesantes.

- ¿Papá estará hoy?

La mirada de Lemy se ennegreció ligeramente, apretando con algo de fuerza su taza.

- Lo estará, no te preocupes.

- Lo mismo me dijiste el año pasado.

- Si tengo que traerlo a la fuerza lo haré.

Logan quedo mirando fijamente su taza de leche, jugando con sus dedos entrelazados en aquel caliente objeto.

No podía reclamar respecto a objetos, si bien no tenían grandes lujos su padre siempre le daba todo lo que podía... pero en ocasiones, lo sentía como si estuviese comprando su amor, sentimiento que no podía evitar tener, más cuando en cada cumpleaños su padre parecía especialmente distante.

Lemy le repetía que aquello no era por su culpa, que se lo perdonara, que era solo cosa de tiempo para que su mismísimo padre le demostrase cuanto le amaba, pero no por ello podía evitar pensar en que, tal vez, el había hecho algo para que su padre tuviese aquel comportamiento.

El castaño, observando como la sonrisa de su pequeño hermano comenzaba a desvanecerse, se levanto de su asiento y se puso detrás del pequeño peliblanco, mirándolo fijamente antes de rodearlo con uno de sus brazos y con el otro comenzar a hacerle cosquillas.

- Jajajaja, ¿Qué te jajajaja pasa jajajaja?

- Así que no confías en mi palabra, ¿Eh?

- Si confió jajajaja, si confió jajajaja, ya dejajajaja... - En ese momento Lemy le soltó, dejando recuperarse un poco al pequeño quien exhalaba con fuerza mientras intentaba recuperarse de aquel ataque – Eso fue un ataque a traición.

- Pensabas demasiado, termina tu comida y luego vístete, iremos al centro comercial a comprarte tu regalo y ya que don indeciso jamás me dijo que quería, te aguantas con lo que yo te escoja.

- Hey, eso no es justo.

- Llevo casi un mes preguntándote que querías, y ahora me dejas justo de tiempo para preparar todo antes que lleguen tus amigos, no me vengas con eso, así que ahora apresúrate y todo.

Dicho eso Lemy se dirigió hasta su habitación compartida, dejando al niño quien se quejaba a regañadientes mientras seguía comiendo su desayuno, cerrando la puerta detrás de si mientras se apoyaba en esta, dejándose caer sobre esta mientras buscaba con su mirada un pequeño cuadro enmarcado en su escritorio, una antigua fotografía donde él salía dándole un beso en la mejilla a Paige.

- ¿Cómo lo hacías mamá? ¿Cómo mantenías la sonrisa de todos sin ningún problema?

Casi en un acto reflejo llevo su antebrazo a sus ojos, frotándolos con fuerza en un intento de que sus intenciones no surgieran, menos en ese día.

- Me haces mucha falta mamá, a ambos.

Frotando una última vez sus ojos, sacudió con fuerza su cabeza antes de acercarse a su escritorio y tomar la fotografía, abrazándola antes de limpiarla y volver a dejarla donde estaba, sacarse el mandil, tomar su billetera y volver a poner una sonrisa en su rostro antes de salir de la habitación pese a lo que ocultaba su corazón.

- (Tono burlón) ¿Cómo es que aún no estás listo?

- ¡No te fuiste ni siquiera 5 minutos!

- Supongo que tendré que ayudarte con el desayuno si quiero que podamos salir.

- Eh, ¡Eh! ¡Deja mi desayuno en paz!

Y así los hermanos jugaron una vez más esa mañana.

Una en la que la Logan solo pudo ver aquella sonrisa en el rostro de su hermano.

Las horas pasaron más rápido de lo que Lemy hubiese preferido, incluso teniendo que llamar a su primo Lucio para que le ayudase pues con la indecisión de su hermanito para poder escoger un presente para la fecha no iba a alcanzar a retirar el pastel y en cierto punto tuvo que dejarle con este para devolverse al departamento a preparar todo, pues tuvo que recibir a sus abuelos quienes llegaron más temprano de lo habitual, preparar la sala para la inminente llegada de su hermanito y sus amigos y los alimentos necesarios para la velada, algo que pudo lograr a penas con minutos de ventaja antes de que los niños comenzaran a llegar y tuviese que hacerse cargo de toda la situación, agradeciendo que su primo decidiese apoyarle.

Antes de que se diese cuenta, el cielo comenzaba a teñirse de colores naranja, por lo que con una rápida revisión de la hora noto que su padre estaba por salir del trabajo, por lo que se disculpó un momento y salió del departamento, pues necesitaba confirmar que este si cumpliese su promesa.

El tono de marcado se le hizo especialmente largo, como si cada vez que aquel monótono sonido fuese reproducido los nervios le consumiesen profundamente.

La escasa conversación de esa mañana le había dejado preocupado, su padre era una buena persona, ni siquiera era capaz de dudar de eso, pero aquel dolor de su padre que no le permitía vivir una buena vida era algo que le entristecía y, sobre todo, que dañaba a su pequeño hermanito.

Y aquello... era algo que no iba a permitir.

- Lemy.

- ¿Vienes en camino verdad?

- Estoy ocupado, trabajo de último minuto.

Aquellas palabras hicieron hervir la sangre del muchacho, la monotonía de esa voz hacía difícil saber si mentía o decía la verdad, pero no podía importarle menos, era el cumpleaños de Logan, ¡Su hijo menor! No había trabajo que impidiese eso, que lo separase de un abrazo o cualquier muestra de afecto que el dinero que le entregaba no podía comprar, por lo que apretando con fuerza su móvil y conteniéndose de gritarle para que le escuchasen, agravo su voz.

- No me importa, esto es más importante que cualquier estúpido trabajo, ven ahora.

- No puedo, adiós.

En ese momento la llamada se cortó, y Lemy solo pudo maldecir en silencio, sintiéndose sumamente impotente.

¿Qué podía hacer en un momento así? Tuvo sus dudas durante todo el día y ahora tenia a su hermanito ilusionado, disfrutando de lo que había sido hasta ese momento un buen día...

- Lem, yo me encargo de Logan durante un rato, ve a buscarlo.

El repentino comentario le asusto ligeramente, pues no sintió el momento en que la puerta fue abierta y su abuelo se había acercado a él, hablándole en aquel frustrante momento.

- Pero...

El anciano negó con la cabeza, poniendo una de sus manos en el hombro de este.

- Sabes que tu padre no lo hace porque quiera.

- Lo sé... pero... ahg, aun así, no es escusa.

- Lo sé, por eso te digo que vayas a buscarlo.

- Gracias, te encargo a Logan, aunque no se como haré para que me dejen entrar al banco.

- Él no está en su trabajo.

- ¿Eh? Pero si él...

- El siempre se ausenta este día, lo ha hecho los últimos años, cada año este día es un día feliz y uno desgarrador para todos... yo extraño profundamente a tu madre, pero pudimos levantarnos para poder darle una sonrisa a Logan y que no creyese que su vida era una maldición, tu padre... por otro lado... el ha pasado por mucho, se queda todo el día frente a la tumba de tu madre, las veces que ha estado en los cumpleaños de Logan han sido cuando hemos logrado convencerlo, pero tu abuela y yo... pensamos que la mejor forma de honrar la memoria de ella es vivir felices con sus hijos, ustedes, sabes... ella siempre fue alguien sumamente risueña, cuando conoció a tu padre primero obtuvo su primer gran reto, alegrar a la primera persona que vio tan amargada con la vida, quizás... por eso siempre se complementaron, el permitía que sus tuviera una visión más normal de las cosas mientras ella le permitía sonreír, quizás... el cree que estando con ella puede obtener la felicidad suficiente para acercarse a su pequeño y desearle un feliz día.

- Pero... no lo logra.

- Esa siempre ha sido la teoría que tenemos tu abuela y yo, tu padre es una buena persona, pero una a la cual la vida no lo ha tratado bien.

- Lo sé, sé que él nos ama.

- Entonces no contamines ese amor, no dejes de querer a tu padre y empieces a llenarte de esa rabia que creo debes sentir, por eso ve, habla con él, creo que... podría hacerles bien a ambos.

El anciano solo asintió suavemente antes de adentrarse una vez más en el domicilio, dejando a Lemy a solas, quien asintió para si mismo y acelero en dirección hacía el exterior, sabiendo que su dirección no era el primer lugar al que tenía pensado ir, sino un lugar que no le terminaba de gustar, menos ese día, pero sabía que debía ir.

Ni siquiera le tomo medía hora en llegar, caminando a paso acelerado por aquel tranquilo lugar mientras el cielo comenzaba a teñirse en un potente color naranja, acercándose a un sector cerca de una pequeña loma, un lugar que permitía una vista a gran parte de aquel parque lleno de pequeños recuerdos de múltiples familias, notando finalmente aquella lápida... frente a un hombre quien solo se hallaba sentado en el piso frente a esta, en completo silencio.

Al estar cerca disminuyo su paso, acercándose en calma hasta que estuvo a su lado y compartió asiento en el verde pasto que se mecía con el viento, dejándose arrullar por el canto del viento en aquel tranquilo lugar, observando aquel epitafio rodeado de un pequeño arreglo de flores lilas y naranjas frescas, unas que el sabía por palabras de la misma persona que estaba a su lado... eran las preferidas de su madre.

Ninguno decía nada, dejándose golpear por la brisa sin mayor intención que observar aquel segmento que les recordaba a la persona que ambos tanto amaban, incluso después de tantos años, con la misma intensidad que el día que partió de su lado.

- ¿Qué haces aquí?

- El abuelo Adam me dijo que te iba a encontrar aquí.

- Entiendo.

Como si fuesen dos desconocidos, una suerte de incomodidad se formo entre ambos al estar tan cerca, una que el silencio apoyo a fomentar, y el dolor del recuerdo solo terminaba por empeorar.

- A veces me pregunto, ¿Y si hubiese sido yo?

Aquella pregunta golpeo profundamente al adolescente, pero no reacciono.

- Ella siempre fue la que movía nuestras vidas, ya sea con bromas o comentarios, siempre alegre... tan diferente de como soy yo. – La voz de Lincoln si bien se escuchaba seca, Lemy estaba seguro de que estaba cargada de un enorme dolor, uno que conocía bien – Si yo hubiese fallecido ese día, ella hubiese hecho las cosas bien, tu no hubieras tenido que esforzarte tanto, Logan sería un niño pleno, y nadie estaría aquí, todos celebrarían felices el nacimiento de ese pequeñín tan feliz.

- Papá... yo...

- Eres tan maduro para tu edad, sabes mejor que yo lo que hay que hacer e incluso vienes aquí porque sabes que lo mejor para Logan es que este allá, a tu edad yo solo era un idiota inmaduro que se quejaba de todo y tu en cambio, mírate, haciéndote cargo de que una familia no se caiga a pedazos.

Lemy no sabía que decir, sus palabras morían en su boca mientras sentía como aquellos pocos centímetros de distancia entre el y su padre parecían distancias enormes, pero, sobre todo, era capaz de sentirlo, aquel daño en el corazón endurecido de su padre... el dolor de extrañar a esa mujer que solo vivía en sus memorias.

- Papá, vamos con Logan, lo que el más quiere es verte.

- Si algo me preocupa es que tu no estés a su lado, si alguien ha estado siempre con él, ese eres tú.

- Tú también, de alguna u otra forma, pero siempre has estado con nosotros.

- No puedo, no hoy.

- Es su cumpleaños, te necesita.

- Si algo pasara y rompiese su sonrisa, yo... no podría... no de nuevo.

- Pero...

- Es lo mejor Lemuel, que Logan sea feliz junto a ti es todo lo que necesito, no me perdonaría si por mi culpa... este fuera el único lugar donde pudiese encontrarlo.

- (Voz rota) Entonces... ¿Por qué yo si te tengo que encontrar aquí? Yo también extraño a mamá, la extraño mucho y no hay día en que no lo haga, ¿Por qué si te tengo conmigo hay veces en que siento lo mismo por ti? ¿No se supone que te veo todos los días? ¿No se supone que hablo contigo? ¿Por qué siento como si no fueses tú? ¡¿Por qué el único lugar donde podemos hablar algo más que unas pocas palabras tienen que ser aquí en frente de mamá?!

Un certero golpe al suelo cerro aquel desahogo por parte del castaño quien ya no era capaz de contener aquel sentimiento que había germinado en él durante todo el día, aquella soledad y desconcierto que se habían acumulado en él, siendo incapaz de contener su dolor mientras lágrimas comenzaban a escaparse por sus mejillas.

Intentaba ser fuerte por su familia, muchas veces preguntándose que hubiese hecho su madre con tal de hacer feliz a su hermanito o, en el mejor de los casos, conseguir alguna reacción por parte de su padre, pero todos esos años de palabras secas y lejanas muestras de afecto, sin considerar aquella mirada esperanzada del pequeño le hacían dudar, cosas que sentía debía soportar, por él, por ellos... por ella.

Pero los ojos vacíos de su padre le superaban cada vez más, la noche anterior se desvelo imaginando como lograr un día donde los 3 tuviesen un grato momento, y ahora estaba llorando frente a la tumba de su madre mientras sabía que su hermanito le estaría esperando para comer pastel.

Siendo que todo lo que quería.

Era sentirse en una familia una vez más.

Esa sensación de ser un chico indefenso el cual podía escudarse en sus padres, cuando se sentía débil buscar consuelo, cuando fuese a caer ser levantado.

No quería perder aquel bello recuerdo de su madre, manchándolo con cruel melancolía y añoranza, sino con aquella diversión y cariño que sentía.

Pero cada vez era más difícil, y ya estaba cansado.

- Dime que tengo que hacer papá, por favor... ya no quiero esto... te quiero conmigo, con nosotros, quiero sentirme tu hijo y no tu carga... por favor... papá...

Y en su punto de mayor desconsuelo, pudo sentirlo.

Como era rodeado por los brazos de su padre, intentando transmitirle protección, sintiéndose pequeño frente al hombre que estaba a su lado, apretándolo con fuerza, como si no fuese a soltarlo jamás.

- Perdóname.

Aquel agarre se mantuvo unos minutos, tiempo en el que el adolescente dejo salir toda aquella frustración ahogada en su pecho, aferrándose al torso de su padre mientras lloraba todo su dolor, siendo Lincoln la figura inamovible que soporto todo el dolor de su hijo, acariciando suavemente su cabeza mientras no soltaba su abrazo, sin decir ni una palabra mientras el muchacho hablaba.

Una vez este pudo calmarse, el adulto le ayudo a levantarse, quedando frente a frente, observándose fijamente, notando como el muchacho apenas si era una cabeza más bajo que él.

- Has... crecido tanto.

Lemy no supo que responder ante eso, por lo que solo volvió a abrazarlo, no queriendo olvidar aquella sensación de conexión que finalmente había tenido con el después de tanto tiempo.

- Vamos a casa.

- (Relajado) Vamos a casa.

Y con aquella respuesta ambos comenzaron a encaminarse fuera de ese lugar, dejando atrás aquel lugar que tantos recuerdos y sentimientos les traía, pero, a diferencia de otras ocasiones.

Los había unido un poco más.

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