Capitulo 15

Si cuando Lincoln conducía en dirección a casa de Lynn iba rápido, ahora iba al limite de lo que soportaba el vehículo, si no lo habían detenido era porque contaba con la suerte de no haberse topado con ningún oficial de policía, de hecho, iba tan rápido que estuvo cerca de chocar múltiples veces durante el trayecto, algo a lo que él ni siquiera parecía darle importancia, siendo su objetivo llegar a su hogar y... ni siquiera él lo sabía.

Podría llegar y refugiarse en su novia, o quizás en su hijo, o hacer algún quehacer, lo que sea, solo no quería pensar ni recordar, tanto como quería evitar pensar en aquella mejilla que comenzaba a inflamarse y de la cual podía sentir un punzante dolor que le recordaba una vez tras otra los sucesos que acababa de vivir.

Su hermana siempre había tenido un carácter fuerte, eso le constaba, pero no necesitaba tener el intelecto de Lisa para entender que era lo que estaba ocurriendo en ese lugar, ni menos que no significaba algo bueno todos aquellos monitores médicos en la habitación de su hermana y la expresión preocupada de Lisa incluso antes de notar su presencia mientras suministraba un liquido claramente sospechoso eran todo lo que necesitaba para saber que algo no andaba bien con Lynn, si le sumaba el carácter inestable de su hermana durante el último tiempo y la necesidad de mantenerle alejado de su hogar y casi de su vida, solo terminaba por dañarle más.

Lynn lo dijo, estaba destruyendo su vida y no quería ser detenida.

Había entendido perfectamente el mensaje.

Seguir allí solo llevaría a otra confrontación que no se sentía capaz de resistir, más cuando era alguien tan especial para él y que, conociéndola, no serviría para nada.

Por eso, tal como ya había hecho una vez, huyo de allí.

Fue casi un milagro que llegase sin accidentarse debido a la velocidad que iba, pero finalmente había aparcado el vehículo y podía dirigirse a su hogar. Solo quería llegar con la gente en la que confiaba, pues, ni siquiera sabía si lloraría, si se lo tragaría como muchas de sus emociones a lo largo de su vida o explotaría de una buena vez, algo que esperaba no fuese el caso y simplemente necesitase de refugiarse en los brazos de su novia como si fuera un niño pequeño.

Necesitaba sentirse diminuto y protegido, que el mundo no podría escupirle en la cara aunque sea unos minutos y podría volver a ser la persona firme que aquella creciente familia necesitaba.

Por lo sus pasos eran lentos y pesados, aquella escalera para llegar a su departamento se le hizo infinita, como si su cuerpo pesara más que nunca y cada peldaño fuese un desafío por si solo, logrando llegar con su vitalidad al mínimo hasta su piso y poder encertar su llave en la cerradura, por eso, cuando ingreso, rogo por haber tenido un accidente automovilístico en aquella salvaje vuelta a su hogar.

- Hijo.

Aquella palabra contenía sentimientos que no terminaba de reconocer, más cuando las dos personas que se encontraban sentadas en su sofá y pudo observar en el momento en que la hoja le permitió la visibilidad dentro del inmueble pronunciaron esa palabra, cientos de recuerdos golpearon su debilitada mente, sobre todo aquellos con los que cerro el que consideraba un ciclo de su vida, como fueron aquellas últimas palabras antes de huir, cuando le negaron la oportunidad de surgir o formar su propia familia, volviéndolo un eslabón más de una cadena en la que no quería participar al negarle no solo la educación, sino que imponiéndole la carga de ser una fuente más de ingresos en vías de mejorar la situación de su hermana, una discusión llena de gritos e insultos para ambas partes, algo que no escalo a ser un pleito físico solo por la inocente petición de una pequeña niña de dorados cabellos quien con ojos llorosos pedía paz entre ambas partes, una que solo se dio cuando decidió irse para enfriar su cabeza... y encontrarse en aquel parque con quien era el amor de su vida.

Por ello aquellas palabras cargadas de anhelo y cariño por parte de aquellas avejentadas figuras.

Sonaron completamente vacías en sus oídos.

- ¿Qué hacen aquí?

El frío de aquellas palabras paralizo por completo a la pareja, quienes incluso detuvieron su ademan de levantarse para abrazar a aquel hombre que llevaban tantos años sin ver siquiera en por alguna fotografía, incluso había paralizado ligeramente a su mujer quien miraba de por si ya miraba temerosa a su novio desde el momento en que sintió como la puerta era abierta... asustando al pequeño de castaña melena quien instintivamente se aferro a la pierna de su madre solo por el impacto de aquellas tres palabras.

No había calor, pena, miedo u odio en aquellas palabras.

Sino que eran palabras vacías dichas por alguien quien no lograba sentir nada por aquellas figuras a las que, en algún punto de su vida, había llamado padres.

Las palabras morían en las bocas de aquella pareja.

¿Qué podían decirle a alguien cuya primera impresión tras tantos años era así?

Si estaba enojado podían calmarlo, si estaba triste podrían confortarlo, si estaba feliz podrían volver a enlazarse como la familia que siempre habían sido, pero aquella respuesta vacía les hacía dudar, manteniéndolos en silencio mientras balbuceaban cosas que no alcanzaban a formar nada.

- Si no tienen asuntos aquí, lárguense de una vez.

Solo dos pasos hacia el interior, ni siquiera pasos que fuesen en su dirección antes de señalar la salida, eso fue todo lo que hizo y no volvió a aproximarse más, ni siquiera dudo en su actuar o demostró un mínimo de hospitalidad cuando indicaba que debían de salir de aquel lugar, algo que aquella afilada mirada y estoica expresión no mejoraba ni les permitía creer que podrían apelar al más mínimo sentimentalismo por parte del peliblanco.

Era como si aquella mirada consumiese sus almas, dispuesta a reaccionar de la peor forma si hacían el más mínimo intento de acercarse a él y tocarlo, abrazarlo o darle alguna palabra reconfortante con tal de ser, al menos, escuchados lo suficiente para rogar algo de aquella atención que les daba cuando era un inocente niño, dejando de lado toda aquella rebeldía y desgano que observaron en el cuándo alcanzo la adolescencia. Siendo lo único que fueron capaces de percibir la impaciencia al ver que ambos no parecían moverse.

- ¿Acaso tengo que repetírselos? Largo.

El sentimiento no mejoraba, parecía que Lincoln escupía cada palabra de su boca con impaciencia al ver que ni siquiera eran capaces de levantarse del sofá, siendo Rita quien pudo notar como el puño de "su hijo" se empuñaba cada vez con más fuerza al notar como las venas de este eran cada vez más notorias.

Un pequeño sentimiento nació en ese momento, pues sentía que ante la menor respuesta él podría levantarles la mano.

- ¿Qué están sordos o qué? ¡Largo!

Aquella última palabra retumbo por toda la habitación, afectando sobre todo a una persona en aquel lugar: Lemuel.

- (Asustado) Perdón... snif... yo no quería... snif... pero ellos...

El silencio fue roto por la suplica asustada del pequeño niño quien escondía su rostro en el cuerpo de su madre, una voz que cualquiera notaria como el niño no quería estar allí, quien no esperaba ver a su padre así y quería que todo terminara para recobrar a su alegre familia... pero Lincoln no se era el mismo en ese momento.

- ¿Tú les dejaste pasar?

No había razonamiento en esas palabras, solo la furia ciega de alguien que ya no soportaba más.

- (Furioso) ¡¿Tú los dejaste pasar?!

El frío de sus palabras fue reemplazado por aquel bramido enfurecido que termino por romper la poca resistencia del niño al estrés, desbordando en llanto mientras se aferraba con más fuerza a su madre la cual, pese a todo, quería creer en Lincoln... pero si algo no iba a soportar era ver como se descargaba en un niño que no tenía culpa de nada.

- ¡Oye! Entiendo que estés molesto, pero eso no te da derecho para descargarte con él.

- ¡Sabes perfectamente lo que pienso de esas dos personas! – Dijo mientras señalaba a Lynn y Rita - ¡Sabes perfectamente por todo lo que me hicieron pasar y ahora, de todas las malditas ocasiones en las que podían aparecerse, tenían que llegar y este mocoso les dejo pasar!

- ¡Es un niño por el amor de dios, no puedes culparlo por cosas así!

- ¡¿Entonces qué?! ¡¿Quieres que simplemente lo acepte todo y ya?! ¡No soy una maldita máquina como para que toda la mierda me caiga encima y nunca diga nada!

Lincoln resoplaba con fuerza, no recordaba la última vez en que se había sentido tan molesto y realmente no quería lidiar con todo lo que estaba ocurriendo, con el niño quien no podía dejar de lagrimear, con su novia quien estaba fijándose mucho en su rostro o con los dos sujetos que simplemente no quería ver, menos en ese momento.

- (Aterrado) P..Perdón papá... yo no creí que...

- (Furioso) ¡Ahhhggg!

El bramido de Lincoln termino por asustar a todos los presentes, él, por su parte, ya no lo soportaba, ya no quería más guerra, ni sufrir ni nada, y lo peor, es que sentía en su ser como deseaba callar a ese niño que, en ese momento, recordó ni siquiera era suyo.

- ¡Solo cállate ba...

No pudo terminar aquella frase, pues aun cuando una furia ciega estaba creciendo y desbordándose en su interior, pudo pensar lo suficiente para darse cuenta de que aquella frase podría destruir todo cuando creía y sentía, viendo como la mirada del niño estaba llena del mayor de los terrores mientras encogía su cuerpo en un intento de protegerse de él.

- (Pensando) ¿Por qué se está protegiendo? Nunca he hecho más que demostrarle mi amor por él, siempre ha sido mi hijo... entonces... ¿Por qué?

Era como si el mundo se hubiese congelado y solo el pudiese reaccionar, pudo observar como la mirada de su novia se llenaba de terror, como la pareja que tanto odiaba parecía incrédula ante lo que veía, mientras el seguía fijándose en aquel pequeño niño que yacía frente a él, a casi un paso de distancia.

Estaba furioso, sentía que eso le consumiría, pero aquella imagen que no lograba dejarle cegarse por la furia le hizo mirar hacía el lado y notarlo finalmente.

Su puño estaba alzado, ni siquiera se había dado cuenta de cuando lo hizo, su puño apretado con total furia tenia una clara trayectoria: Lemy.

Cuando lo noto pudo sentir como el tiempo se descongelaba y los demás reaccionaban, más ahora era el quien estaba congelado, con aquella frase guardada en su boca mientras su puño alzado tiritaba en el aire, esperando la señal de su cerebro para continuar su trayectoria.

En ese momento, ya no supo que más hacer.

Y salió de ese lugar.

No golpeo a nadie, creía no haber insultado a nadie... pero aun así... se sentía como una horrible persona, alguien quien no tenía perdón y que lo mejor que podía hacer por todos era irse de allí.

Su paso fue rápido, no podría llamarlo correr, pero si lo suficiente para no ser alcanzado y escuchar como debía calmarse o algo similar.

Ni siquiera quería escuchar a su pareja, sentía que cualquier consejo o palabra que le dijese en ese momento solo provocarían una reacción donde le gritaría estupideces que incluso el sabría no eran ciertas y solo era la furia del momento, o en el peor de los casos... él podría... ni siquiera quería pensar en eso y solo provocaba que aumentase la velocidad de su caminar.

Dentro del departamento, Paige estaba claramente preocupada, estaba molesta por la reacción de su novio pero notar ese enorme moretón en la mejilla le lograba formar una idea para saber que tan mal habían salido las cosas en su viaje, que se hubiese encontrado con sus padres justo después de una situación tan malas... simplemente no era justo, no iba a justificar un actuar tan violento contra un pequeño que no terminaba de entender que había hecho mal, pero sabía que seguía siendo él cuando lo vio detenerse, pues él era así, sufría en silencio, prefería aislarse antes que dañar a otros, lo había hecho antes y no era la primera vez que observaba dicho patrón... pero era la primera vez que lo veía tan mal.

Estaba preocupada, en ese momento probablemente solo querría alejarse y si aún tenía las llaves del vehículo probablemente haría alguna tontería por la cual sabía tenía que detenerlo, así que rápidamente comenzó a encaminarse a la salida pues debía impedir que su novio, en el peor de los casos, se matase.

La pareja pudo observar como la embarazada se encaminaba como podía, más Rita sabía perfectamente lo que significaba aquella condición y más viendo el estado de su hijo sabía que debía de actuar, que pudo haberse aterrado por aquella explosión que tuvo el peliblanco, pero eso no quitaba que fuese su hijo, por lo que apretó con fuerza la mano de Lynn antes de mirarlo fijamente, quien entendió la mirada de su esposa perfectamente.

- Disculpa que causáramos todo esto, pero déjanos ayudarte.

- (Molesta) ¿No creen que ya han causado suficientes problemas?

- Nosotros tenemos muchas dudas sobre todo lo que ocurrió, pero queremos al menos tener la oportunidad de solucionarlos.

- Tsk, ya solucionaremos esto, por el momento alcáncenlo, no importa si lo tienen que derribar, no dejen que se suba al vehículo.

Rita no dudo en el momento en que escucho aquello en bajar las escaleras corriendo, Lynn por su parte ayudaba como podía a la embarazada a bajar a la mayor velocidad que podía quien por más molesta que estaba agradecía aquel apoyo.

Para cuando Rita logro salir del edificio, apenas pudo notar como Lincoln comenzaba a partir con su vehículo, por lo que rápidamente se dirigió a la van, esperando al momento en que su esposo y la novia de su hijo saliesen del lugar, gritándoles en el momento en que salieron.

- ¡Se acaba de ir! ¡Vamos a seguirlo! ¡Dinos donde podría ir!

Paige ahora estaba realmente desesperada, realmente temía que en aquel momento de desesperación pudiese pasarle algo a su novio.

- Hay un par de lugares, - Comienza a subirse en la van – Creo saber cómo podríamos adelantarlo.

Rita asintió y puso en marcha el motor, conduciendo tan rápido como sus habilidades le permitían mientras Paige iba sentada en el asiento detrás de ella junto a Lynn quien intentaba apoyarla en todo movimiento brusco debido a su condición.

Ambos padres jamás habían visto tan mal a su hijo, ni siquiera en los pocos recuerdos nítidos que almacenaban de su hijo.

Lincoln siempre había sido un chico normal, bastante imaginativo... ¿Pero que chico no lo era? Solo era un aspecto de su personalidad mientras era un tierno y pequeño niño, pero a medida que fue entrando en la pubertad algo comenzó a cambiar, no sabían cómo ni porque, pero aquel vivaz muchacho comenzó a apagarse, responder con monosílabos, acatar ordenes y reducir sus interacciones a respuestas molestas ante la situación familiar.

Desde que Lori había quedado embarazada todo fue un caos, el dinero no alcanzaba y los pasatiempos que antes sus hijas podían costearse por ellas mismas con los premios de sus eventos comenzaba a no ser suficiente, debían invertir sus recursos para mantener lo que ellas demostraban sería a lo que dedicarían sus vidas, por eso pusieron aquel ultimátum: si no eres capaz de costear tus cosas, no puedes continuarlo.

Luan comenzó a trabajar de camarera, Lynn comenzó a trabajar en el restaurante y Lincoln en una empresa de reparto.

Luna seguía de bar en bar, Lucy logro conseguir que publicaran uno de sus libros, Lola lograba traer dinero de alguna forma que nunca lograron saber, Lana reparaba electrodomésticos que encontraba en el basurero, Lisa logro tener auspicio de una universidad y Lily no tenía pasatiempos.

Eran tiempos difíciles considerando todo lo que significo un nuevo bebé en la casa, todos hicieron sacrificios... pero Lincoln parecía especialmente molesto todo el tiempo.

Cuando llego el momento en que egresaría de la preparatoria, el quería ir a la universidad, recordaban perfectamente esa discusión... pues había sido la última vez que le habían visto en todos esos años.

Querían que Lincoln trabajase a tiempo completo uno o dos años, lo suficiente para que el segundo hijo de Lori creciera lo suficiente y el pudiese ahorrar dinero, pero la molestia de Lincoln cuando le negaron en primera instancia enturbio toda aquella conversación y, en lo que fue un escape de ira, Lynn le dijo aquellas horribles palabras que creían sentenciaron su relación.

"¿Qué va a saber un inútil que ni siquiera tiene claro lo que quiere?"

Era uno de los mayores arrepentimientos y pecados que el hombre tenía, algo que Rita no lograba perdonarle y entendía perfectamente que se lo merecía.

Por lo que cuando vieron aquella explosión del peliblanco... podían entenderlo... sobre todo Lynn.

La única diferencia fue que él si fue capaz de detenerse antes de decir algo de lo que se arrepentiría por el resto de su vida.

En un pequeño acto había demostrado ser mucho mejor que él, un padre mejor, una persona mejor.

Mientras él solo había dejado que su familia se destruyera en un momento en que no se contuvo, su hijo fue capaz de detenerse antes de marcar a su propio hijo, supo que debía alejarse para evitar decir alguna tontería... si bien estaba preocupado por no haberlo detenido y permitido que se calmase en un entorno tranquilo, estaba orgulloso.

Orgulloso de que, aun cuando había cometido tantos errores, Lincoln era un hombre hecho y derecho, uno mejor que él, y podía estar tranquilo.

Por eso, cuando alzo la vista y vio el camino.

Pudo aferrarse con fuerza a la chica que tenía a su lado.

Sabía que su esposa lo entendería.

Nadie esperaba aquello, pero... al menos... sentía que Lincoln estaría bien.

Por lo que cuando incluso su esposa cerro los ojos y no sintió la mano de su esposo, ella también estaba tranquila.

Ninguno de los dos se arrepintió cuando el vehículo perdió el control por la velocidad e impacto a otro vehículo.


Horas más tarde

Lincoln se encontraba sentado en una gasolinera en las afueras de la ciudad, observaba el horizonte con molestia, estaba molesto no solo con la vida sino consigo mismo.

Había repetido aquellos errores, casi le causa un daño enorme a su hijo, uno que si bien no compartía sangre no podría vivir sin él.

Quien sabe que pudo haberle hecho a su novia, peor todavía cuando piensa que esta a casi una semana de tener a su bebe, su segundo hijo.

El pensar en aquello logro romper un poco su molestia, ¿Tendría el cabello naranja como su madre o sería un caso extraño como él y tendría un cabello blanco como la nieve?

No lo sabía, pero solo le quedaba esperar.

Espera que se vio interrumpida por una llamada a su teléfono que pensó en no contestar, sobre todo al ver que era de un número desconocido, pero que termino contestando debido a la insistencia.

Las palabras fueron cortas y precisas, Lincoln sentía su corazón en la boca en ese momento mientras su rostro palidecía al punto de acercarse a la tonalidad de su cabello.

- N..No... n..no... no, no, no, no, no, no, no...

- Señor, por favor, necesitamos que venga lo antes posible, si requiere de asistencia para llegar podemos...

- Voy.

Sintiendo su boca seca y como su corazón parecía querer salir de su cuerpo rápidamente ingreso en su vehículo y condujo hasta el hospital, ni siquiera pensó en donde dejo su vehículo y entro tan rápido como pudo hasta que fue atendido por quien parecía ser el medico encargado del caso.

- Mi novia... me llamaron porque ella... porque ella...

- Señor, primero cálmese por favor.

- ¡Dígame que está bien! ¡Dígamelo por favor! ¡No importo en este momento, ella es la que esta grave!

- Señor, nosotros...

- ¡¿Si está aquí es porque ella está bien verdad?! ¡¿Ella y mi hijo están bien verdad?!

- Señor... nosotros...


Departamento de Lincoln, casi 3 horas después

Lemy estaba solo, estaba triste y asustado, todo había ocurrido tan rápido que no había tenido tiempo para asimilarlo, en un momento había conocido a lo que serían sus abuelos, gente de la que nunca había oído hablar, pero estaba feliz de conocer al saber que tenía más gente cercana como sus tías, quienes no dudaban en darle cariño cada vez que le veían.

Luego su padre llego... y jamás lo había visto con tal furia en su ser.

Estaba seguro de que lo había arruinado, eso era un hecho, su padre estaba demasiado molesto y estaba seguro de que iban a golpearle, no era tonto, su papá estaba mal y asusto a su mamá, quienes salieron corriendo detrás de él, posiblemente para calmarlo y volver a ser la familia feliz que siempre eran.

Para eso habían salido, eso quería creer, no lo habían abandonado a su suerte... pero por alguna razón ese miedo y soledad... algo había en ella que le aterraba mucho, un miedo profundo que inundo su ser en el momento en que se encontró solo en ese departamento cuando todos le ignoraron por completo y salieron en lo que él quería pensar era por el bien de la familia.

Pero, aun así, era un dolor nacido del miedo por ver a su papá tan enojado, por ver a su mamá tan preocupada, por ver como aquellas gentiles personas mayores se asustaron... y todo fue su culpa.

Nunca había sentido ese frío en su hogar.

No le gustaba.

Solo quería ser abrazado por su papá.

Solo quería ser consolado por su mamá.

Solo quería que todo volviera a ser la felicidad que solo el día anterior vivió mientras soñaba con su hermanito que estaba pronto a llegar.

Por lo que estaba acurrucado en el sofá, donde siempre se sentaba su mamá, esperando que esta apareciera y acariciara su cabello antes de darle un gentil beso.

Pero lo que sintió fue otra cosa, una mano, grande y áspera... pero conocida.

Por lo que levanto su vista y lo vio, era su papá.

Su alegría de ver a alguien conocido, saber que no estaba solo y no lo habían abandonado, duro poco antes de asustarse, pero no alcanzo a retroceder antes de ser atrapado por los brazos del adulto, envolviéndolo mientras lo apretaban con fuerza, una fuerza agradable, una que no le hacía daño, más era firme... más de lo que nunca había sentido.

- ¿Papá?

- ...

- ¿S..Sigues enojado?

- ...

- Y..Yo me quería disculpar, no sabía... que ellos...

- No importa, no importa.

- Pero...

- No importa.

- E..Entiendo...

- ...

- Pero... ¿Y mamá?

- ...

- ¿Dónde está mamá?

- ...

- ¿Papá?

- Mamá esta... mamá esta... en un lugar mejor... 

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