Capitulo 12

Con el pasar de las semanas el ambiente general se llenó del espíritu festivo de la navidad, los adornos decoraban las calles de aquella ciudad mientras un manto níveo procedía a cubrir las calles, con esta gélida postal endulzada con los dulces colores de la temporada es que una pequeña familia de 3 se encontraba desayunando en calma en la tranquilidad de su hogar.

- Lemy, debes tener más cuidado al comer.

- Peo los panqueques de papá son geniales.

- Entonces si te gustan tanto, ¿No deberían llegar a tu boca?

- Si llegan.

- Pero el jarabe no lo hace, estas salpicando a tu ropa.

- Es pate de mi etilo.

- ¿Estilo? Lincoln, ¿Qué le has estado poniendo en la televisión?

- A mi no me mires, conmigo solo ve Blarnie.

- Lemy, ¿Dónde escuchaste esa palabra?

- Tía Lily la dijo cuado vino cuado cenamos todos juntos, a Lucio tabién le gusto.

- Ah, cierto... acción de gracias.

Si bien Paige solo se rio algo incomoda por aquel recuerdo, a Lincoln realmente no le hizo mucha gracia.

Esos días fueron sumamente tensos para él bajo el miedo de que Luan pudiese hacer alguna acción que comprometiera la vida o el futuro de Lemuel, ver a ambos niños juntos si bien para los demás fue algo sumamente adorable para Lincoln era solo una alerta, un recordatorio de aquel secreto que tanto intentaba mantener oculto al punto que ni siquiera se lo había contado a Lynn, la única hermana a la que le confiaba sus secretos, podría haberlo hecho con Lily o tal vez Lisa, pero incluso si antes dudaba en confiar en ellas, ahora no tenia la menor duda de que ni en ellas podía confiar.

El hecho de que apareciese Luan de la nada gracias a que ellas le revelaron la verdad fue una puñalada trasera muy dolorosa para él, siempre había querido y confiado en su pequeña hermanita rubia gracias a lo mucho que empatizaban durante el tiempo que sufrió en esa casa, que se hubiese descuidado y hubiese sido descubierta por Lisa estaba dentro del rango de lo aceptable, no podía negar que Lisa tenia los medios y era lo suficientemente chismosa para hacerlo, pero de ahí a que más gente de la familia se enterase...

¿Qué evitaría que Lynn, Rita, Lucy o Lola se enteraran de dónde vivía?

¿Qué separaba el hecho de que aquellas personas que había decidido alejar de su vida por su propio bien se acercaran cuando el no estuviera o le hicieran algo a la que consideraba su familia?

Pudo haber comenzado a pensar en darles una oportunidad a Lynn y Rita, un momento donde pudiesen acercarse y conversar como jamás lo hicieron ellos con él, pero era algo que pensaba hacer por Lemuel, si fuese por él se casaría con Paige y cambiaria su apellido al de su novia, dejando atrás todo cuanto podía el recuerdo de esos años donde no se sentía ni a gusto ni bien, alejarse de aquellas figuras a las que sentía no debía nada y tampoco sentía culpa alguna de tachar de su vida... pero estaba Lemuel.

Ese niño, lo amaba demasiado para permitir que el sufriera el daño de una familia dividida, esa había sido la respuesta a la que había llegado, que supiese que tenía una familia completa y viviese la vida plena que el hubiera deseado tener cuando era un infante, y si eso significaba permitirle la entrada a su hogar a sus progenitores era algo que haría, pero necesitaba tiempo para ello, necesitaba preparación, no soportaría la idea que llegasen cualquier día, de improvisto, amenazando con imponer nuevamente sus ideales ridículos y métodos de enseñanza estúpidos sobre su familia. Pero eso ahora era un miedo latente, uno nacido de la grieta que se creo en la confianza con la pequeña de cabellos dorados.

Una que solo se ha agrandado esas semanas de calma cuando se permitía meditar.

Ni si quiera se dio cuenta que su café se estaba por enfriar y que tanto Lemuel como Paige ya habían terminado su desayuno, pero al levantar sus ojos se encontró con la mirada de su novia, una que no parecía encontrarse en el mejor de los estados.

- ¿Paige? ¿Estás bien?

- Yo... no lo sé, comencé a sentirme algo mareada.

Si hace unos instantes estaba preocupado por cualquier posible intruso que pudiese llegar a su puerta, ahora su mente se había centrado en el hecho de que ella pareciese enferma.

- Vamos al hospital.

- No es necesario Linc, solo estoy algo... uhh...

La chica no pudo terminar de hablar antes de que sintiese como su cuerpo era atacado con mayor fuerza, pudiendo sentir la molestia estomacal intentado expulsar su reciente desayuno y partir al baño.

El peliblanco solo pudo ver como la chica tuvo que dirigirse lo más rápido posible, todo apuntaba a que podía ser una indigestión alimentaria, esos últimos día había cocinado él, quizás con toda su preocupación le podría haber causado algún daño, tenía que ser eso, no podía ser algo más grave.

El adulto quiso seguirla, pero su atención nuevamente tuvo que ser reemplazada para detener a un pequeño que se dirigió corriendo en búsqueda de la figura que se notaba no se encontraba en el mejor de los estados.

- (Asustado) M..Mami.

- Tranquilo campeón.

- (Al borde del llanto) P..Peo m..mamá, e..ella se veía...

- Mami esta bien Lem, no te preocupes, solo... debe ser una indigestión... si... eso...

Lincoln quería estar junto a Paige, preguntarle su estado y de ser necesario llevarla rápidamente a un hospital para que le atendiesen, pero dejar solo a Lemuel en ese estado y bajo esa situación era tan peligroso como el estado de su novia.

No sabía que hacer en ese momento, ¿Priorizar a Paige o a Lemuel? ¿Debería soltar al infante, a riesgo de que hiciese algo indebido, para socorrer a su novia? ¿Debería seguir enfocado en recomponer al pequeño asustado mientras confiaba en que la muchacha estaría bien y eventualmente se levantaría mejor después de expulsar todo lo que dañaba su estómago?

¿Podía confiar en alguien en ese momento?

Su cabeza comenzaba a dolerle, mucho, más que los días anteriores donde un par de medicamentos lograban asegurarle que podía moverse por el resto del día y que su familia no se preocupara por él ya que, se supone, él estaba bien, él debía estar bien.

- (Asustado) ¿Papi?

Mientras el pequeño sollozaba levemente por el susto que le había provocado ver a su madre en un mal estado repentino observo con pánico en su rostro al de su padre, era una expresión de la que ya estaba acostumbrado ver en el adulto, pero algo le hizo preocuparse todavía más de lo que alcanzaba a ver.

Su padre siempre había tenido una tez clara, pero esos últimos días la había notado ligeramente más enrojecida, nunca le llamo realmente la atención y sintió que no valía la pena preguntar siquiera ya que siempre decía que estaba bien, pero ahora, esa expresión, no lucía con la rigidez de siempre, ese enrojecimiento se había acrecentado rápidamente en los varios minutos que llevaban abrazados, por lo que preocupado, intento tocar el rostro de su padre y descubrir la razón, solo para notar lo caliente que se encontraba el rostro de su padre.

- Papi...

- Lem, tú mamá está bien, así que tranquilo, ¿Sí?

- Pero... tú papá...

- Shh... tranquilo Lem.

La preocupación del niño se había disparado, las veces que el había tenido el rostro tan caliente recordaba que todo su cuerpo dolía, incluso en ocasiones le costaba respirar, pero aun así sus padres estaban junto a él, pero ahora era su padre quien parecía estar así, y su madre seguía en el baño, posiblemente tan mal como su padre.

Estaba desesperado, sus padres podían estar mal, muy mal y él no sabía cómo reaccionar, estaba desesperándose hasta que Paige salió del baño, se le notaba aun con molestias, pero rápidamente pudo notar a los dos abrazados mientras la mirada de Lemuel lucia desesperación absoluta, la chica rápidamente acudió al encuentro de ambos notando también el estado en el que estaba el peliblanco, poniendo su mano en la frente.

- Lincoln, estas hirviendo en fiebre.

- Estoy bien, ¿Y tú?

- No estás bien, vamos a la habitación.

- En serio, estoy bien – Se podía notar el esfuerzo de Lincoln por hablar.

- Deja de ser tan testarudo y ven aquí, Lemy, tengo que atender a tu padre, espera aquí un momento, ¿Está bien?

El angustiado niño solo pudo asentir con su cabeza ante el tono autoritario de la mujer, si bien tampoco sonaba en un estado optimo si parecía tener la energía suficiente para atender el estado en el que se encontraba Lincoln, o por lo menos, parecía encontrarse mejor que él.

Cuando los adultos se dirigieron a la habitación el niño se quedo solo, realmente no sabía que hacer o como reaccionar ante una situación así, solo había escuchado a su padre mencionar sobre "llamar a una ambulancia" cuando alguien se sentía mal, sabía que para llamar debía ocupar el aparato que usaba su padre donde en ocasiones le dejaba jugar videojuegos, su mente no lograba pensar en otra solución viendo que ambas figuras adultas no lucían bien, era la única pista que tenia por lo que corrió buscando ese dispositivo de su padre, encontrándolo por suerte en la pequeña mesa junto al sofá.

Veía el dispositivo frente a él, se supone que debía de poder "llamar una ambulancia" y todo se solucionaría, sus padres estarían mejor una vez lo hiciera... pero no tenía idea como hacerlo, siempre era su padre quien le entregaba el dispositivo listo para usar, ni siquiera sabía leer o entender los símbolos que se encontraban en esa pantalla, su desesperación le estaba ganando y realmente tenía muchas ganas de llorar, pero no era tiempo para ello.

Al no saber que más hacer, solo comenzó a pulsar cualquier opción que tenía en aquella pantalla, rogando en su interior que aquello le permitiera "llamar una ambulancia".

Viendo que no ocurría nada la desesperación se apodero de él y sentía como las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos hasta que, para su alivio, pudo sentir como una voz resonaba del dispositivo.

- ¿Lincoln?

- (Llorando) ¡Papá y mamá etan mal, se sieten muy mal, por favor, aúdelos!

- ¡¿Eh?! ¡¿Qué?! ¡¿De qué me estás...?! ¡¿Lemy?!

- (Llorando) ¡Por favor, auda!

- (Preocupada) ¡Lemy, tranquilo, dime donde están!

- (Llorando) ¡Pa..Papá eta c..con mamá en su habitaión!

- ¡¿Estas en casa?!

- ¡S..S..Si!

- ¡Quédate tranquilo Lemy, voy para allá!

Tras eso la llamada se cortó, el niño solo se asustó más cuando noto que la voz desapareció, pero nada había cambiado, reafirmando su desesperado llanto, momento en el que apareció una muy preocupada Paige solo para notar que el niño se encontraba llorando desconsoladamente.

- Ay, cariño, tranquilo, no pasa nada.

- ¡P..Pero...!

- Shh... todo está bien.

La muchacha lucia más recompuesta pero con un semblante tan preocupado como antes, había logrado obligar a su testarudo novio a recostarse cuando escucho el llanto del niño, no sabía si este se había golpeado o solo era la situación que lo había conmocionado, por suerte había sido la segunda y era solo cosa de demostrarle que al menos ella ya se sentía mejor, por lo que lo envolvió en sus brazos y arrullo hasta que el llanto de este se calmó, explicándole como podía que todo estaba bien, algo que parecía funcionar en la medida que el niño dejo de sollozar, pudiendo aprovechar la situación para volver con el adulto que se encontraba sumido en una poderosa fiebre.

El tiempo paso y el tratamiento que le dio Paige a Lincoln resultaba eficaz, la temperatura había disminuido y el dolor de cabeza de este había bajado significativamente, cosa que al notar la muchacha decidió increparle.

- Bien, ¿Desde cuando estás enfermo?

- No lo estoy, me preocupas más tú, mi comida pudo haberte enfermado.

- Yo estoy bien, quizás mi estomago estaba algo sensible, ¡No me cambies el tema!

- Ya estoy mejor, no me duele la cabeza, así que... - Lincoln quiso incorporarse de la cama, pero la chica se lo impidió – Paige...

- Nada de Paige, dime ya que te paso, nadie tiene dolor de cabeza y fiebre de la nada.

- Solo ha sido algo de dolor un par de días.

- ¿Un par de días?

- Uhh...

- Voy a pedir una hora para que te vea un médico.

- Te digo que no es necesario.

- ¿Por qué eres tan testarudo a aceptar que estas enfermo y necesitas cuidados?

- Tienes mejores cosas que hacer, por ejemplo Lem, además una hora médica no es gratuita.

- ¿Y tú qué?

- No importo tanto, el es un niño pequeño, además estoy seguro de que esto es solo por estrés.

Ambos se miraron con calma durante un momento, uno que Lincoln aprovecho para quitarse la bolsa de agua helada que tenía en la frente.

- ¿Lo dices por la visita de Luan?

- Por muchas cosas, no te negare que tengo miedo.

- Puedes confiar en mi Linc, sabes que puedes.

- Sigh, tienes razón, lo que ocurre es que...

El peliblanco no pudo terminar su frase antes de que ambos sintiesen un enorme estruendo proveniente de la entrada, casi como si un animal salvaje hubiese impactado con suma violencia la puerta de acceso al pequeño departamento, acto secundado por el poderoso grito asustado de Lemy debido al fuerte estruendo.

- ¡¡¡Ahhhhh!!!

- ¡¡¡Lincoln, cuñada!!! ¡¡¡¿Dónde están?!!!

El intruso rápidamente se internalizo en el domicilio una vez termino su grito, aun con Lemy chillando de fondo, la desconcertada pareja no tuvo siquiera tiempo a recomponerse del susto antes de que la puerta de la habitación fuese pateada con tal fuerza que una de las bisagras de la puerta cedió totalmente al impacto, revelando ante los ahora restos de una puerta de madera la figura de una castaña quien lucia un rostro completamente sudado y aterrado.

- ¡¡¡Lincoln!!! ¡¡¡¿Estas...?!!! ¿...bien?

- ¡¡¡Por el amor de... ¿Qué demonios?!!!

Los tres adultos se miraron extrañados y asustados, reponiéndose rápidamente del miedo que la situación reciente acababa de provocarles mientras la pareja intentaba que sus corazones no se saliesen de su pecho y la castaña intrusa intentara procesar que demonios estaba pasando.

- ¡Protegeré a papá!

El hecho de que Lemy hubiese salido corriendo de su habitación con una espada de juguete y los ojos cerrados en dirección hacía Lynn mientras agitaba el juguete solo termino por provocar el desconcierto absoluto en ese lugar. Al menos después de tres golpes al aire y uno en la pierna de su tía Lemy se detuvo y abrió los ojos, notando quien se encontraba frente a él.

- (Desconcertado) ¿Tía Lynn?

- ¿Lemy? ¿No me dijiste que tus papás se estaban muriendo?

- ¡¿Qué?! – El grito de ambos adultos fue al unisonó, tanto como la expresión de incertidumbre dibujada en ambos.

- Yo llame a ua ambulancia – La expresión de absoluto desconcierto en el muchacho era algo en que los tres adultos se estaban concentrando, pues el niño parecía que estaba ocupando hasta la más ridícula cantidad de su cerebro para procesar que estaba pasando y que había hecho, algo que termino provocando algunas risas en Paige.

- No entiendo nada.

- ¿Y tu crees que yo entiendo algo? De repente tu hijo me llamo y me dijo que ustedes estaban mal, casi estrelle mi automóvil un par de veces intentando llegar lo antes posible.

- Creo que te debemos una explicación y Lemy una disculpa.

- ¿Disculpa? ¿Hice algo malo?

- Ven pequeño, dejemos a tu padre y tu tía un momento, tenemos que conversar.

Una vez que Paige y el niño salieron de la habitación ambos hermanos quedaron en silencio por unos instantes, momentos en los que Lincoln solo era capaz de acomodarse ligeramente la ropa o divagar con la mirada mientras Lynn hacía algo similar, aunque su mirada cada pocos segundos se dirigía a la puerta ahora rota frente a ella.

- Eh... bueno... - Comienza a masajear su cuello – Perdón por tu puerta hermanito.

- ¿Eh? Ah, sí, no te preocupes.

- Y... bueno... la puerta de entrada.

- Tranquila, asumo que estabas preocupada.

- ¿Preocupada? Eso se queda poco con como me sentía cuando creí que te había pasado algo.

- Bueno, al menos yo estoy bien, ¿Eso no debería ser bueno?

- ¿Siempre tienes que ser así?

- Yo estoy bien, y tú también, hace tiempo que no hablábamos, yo al menos estoy feliz.

Ese último comentario se escapo de su boca antes de procesar el significado de sus palabras, Lynn siempre había sido una buena hermana con él, ruda y torpe en la mayoría de las ocasiones, pero siempre demostrando que se preocupaba por él, el hecho de que tumbara dos puertas como si nada solo para llegar con el le daba una extraña sensación de felicidad.

Lynn por su parte soltó una risa boba en su rostro, su hermanito siempre había sabido como tratar con ella y si bien podía notarlo algo avergonzado por esa frase tan empalagosa, el hecho de saber que esta bien y que tiene el suficiente humor para decir algo así le relajo bastante al punto que soltó un enorme suspiro antes de ingresar en la habitación y dejarse caer sobre el costado de la cama, quedando sentada frente a Lincoln.

- ¿Qué demonios paso para que ese niño se asustara así?

- Bueno, a mi me dio algo de dolor de cabeza y creo que a Paige le hizo mal el desayuno, Lem no supo como reaccionar al vernos repentinamente mal a ambos y supongo te llamo, aunque es raro, el no debería saber cómo llamar por teléfono.

- Entonces fue solo una falsa alarma, menos mal que no llame a una ambulancia o a la policía camino aquí.

- En eso tienes un punto, por cierto, ¿Cómo llegaste tan rápido? Debería haberte tomado al menos una hora desde donde vives.

- No hablemos sobre eso.

- Entiendo.

- ...

- ...

Con el pánico ido y la explicación entregada el silencio se hizo notorio en aquella habitación, algo que solo era interrumpido por un par de miradas que no duraban más de unos pocos segundos, unas que se notaban eran incomodas para ambos.

- Supongo que tendré que comprar otra puerta.

- No te preocupes por eso, yo las pagare.

- Tranquila, no es un problema.

- Yo las rompí, corresponde que las cambie.

- Cuando estábamos en casa nunca reparaste mi puerta pese a que la rompiste varias veces.

- No tenia el dinero y estaba Lana.

- Cierto.

- ...

- ...

Y el incomodo silencio se hacía presente... otra vez.

Lincoln no se atrevía a mirar por más de unos pocos segundos a su hermana, realmente la quería mucho, confiaba en ella, pero durante ese último tiempo las noticias de su mala racha en los torneos, que le cortase rápidamente cuando le llamaba, que ya no le invitara a los juegos, que no asistiera a la cena de acción de gracias.

Fue algo gradual, ni siquiera noto cuando empezó, pero una pared invisible parecía haberse creado entre ambos, una que le dificultaba expresarse como lo había antes, como esas tardes donde Lynn le incitaba a hacer toda clase de deportes o cuando ambos compartían sus penas, miedos y frustraciones.

Si algo le había pasado a su hermana siempre estaba dispuesto para escucharla y consolarla, para eso eran hermanos, pero ahora que estaban al frente, ¿Qué debería decirle? Había una calma extraña, podría ignorar ese desconcierto y conversarle de cualquier banalidad, de algunos de sus juegos, felicitarla por superar esa horrible racha en los partidos o directamente preguntarle por ese tiempo de desconexión entre ambos, pero nada surgía.

Y ambos solo se miraban.

Al menos hasta que Lynn suspiro.

- Creo que te debo una disculpa Linc.

- ¿Uh? ¿De qué hablas?

- Creo que me aparte un poco.

- Bueno, no viniste para acción de gracias.

- ¿Y que tal estuvo? Vi la imagen de Lemy disfrazado, creo que debió ser genial.

- Vino Luan y su familia, Lily y Lisa les revelaron este lugar.

- Oh... no... Linc...

- Fue... incomodo.

- Debí haber venido.

- Confié hasta el final que llegarías.

Esas fueron palabras que se clavaron directamente en el corazón de Lynn, pues aun cuando Lincoln se había vuelto algo inexpresivo con los años pudo sentir dolor en esas palabras, una confianza ciega hacía ella la cual no supo retribuir.

- Lo siento hermanito...

Su mirada cayo, le dolía ver el rostro de su hermano, ella tenia sus problemas, su carrear iba en descenso, le dolía el cuerpo, no se sentía ella misma al verse limitada por cosas que escapaban a su fuerza de voluntad, se sentía simplemente indigna de ser ella misma y parte de su familia, ¿Podía mostrarse tan débil frente a su hermano? ¿Podría haber sido realmente de ayuda en esa situación ahora que se lo cuestionaba? Ella debilitada, posiblemente adolorida, frente a su hermano en una situación critica donde era probable que siquiera hubiera podido responder o usar alguna cuartada con la que poner en una zona segura a Lincoln.

Era una época donde se encontraba débil, donde no era ella.

- ...pero, no podía estar contigo ese día.

- (Decaído) Entiendo, tranquila, esas... sigh, cosas pasan.

- (Incomoda) Si.

Y nuevamente silencio entre ambos, uno que parecía endurecerse cada vez más, pero esta vez, fue Lincoln quien tomo la iniciativa pasados unos minutos.

- ¿Cómo te ha ido Lynn? He visto algunas de las repeticiones.

- Oh... eh... bueno, bien, t..tuve un par de lesiones pero ahora ya estoy bien, por eso mi resurrección.

- ¿Segura que estás sana? Podrías tomarte una temporada para descansar.

- Hermanito, soy yo, yo no descanso, yo gano.

- Dijiste que tuviste algunas lesiones, sería mejor si tú...

- Ya te dije que estoy bien, de hecho, estoy mejor que nunca, ¿No viste como derribe tus puertas?

- Si, pero...

- Pero nada, conozco mis limites mejor que nadie y todavía hay mucho de mi que dejar en la cancha.

La sonrisa de Lynn no lograba convencer en su totalidad a Lincoln quien le miraba inquisitivamente, su hermana podría ser alguien entregado al deporte desde que tiene memoria y tener mucha más resistencia, rapidez y fuerza que él, pero seguía siendo humana, seguía teniendo limites en cuanto debería de poder soportar.

- Lynn, si alguna vez estás lastimada, o si quieres conversar sobre ello, sabes que puedes hablarme, ¿Cierto?

- Claro que lo sé tontolon.

- ¿Entonces por que no me dijiste de esa lesión? Pudiste decírmelo e incluso podría haber ido a tu casa a visitarte.

Esa frase golpeo nuevamente de forma profunda a Lynn, más de lo que ella misma espero.

- N..No seas tonto, tu ya tienes una familia aquí.

- Una que te incluye a ti.

- C..Callate, creo que ese dolor de cabeza te dejo mal, mejor iré a hablar con mi cuñada.

Lynn no quería estar allí en ese momento, apreciaba demasiado a ese albino gruñón como para que sus palabras no le afectaran y se sintiese como la peor basura posible por no confiar en él, pero eso no era una posibilidad, sabía perfectamente lo mal que estaba haciendo y si su hermano se lo decía ella se detendría.

Pero ella no podía parar.

No debía parar.

Eso es lo que su alma le gritaba.

No importa si moría en el intento.

Más cuando estaba en la entrada a la habitación, Lincoln volvió a hablar.

- ¿Vendrás para navidad? Me gustaría tenerte aquí, con nosotros, para asegurarme que estarás bien.

Lynn ni siquiera respondió antes de salir de la habitación y dirigirse donde la chica de cabello naranja seguía hablando con un pequeño castaño al que su cabello ya comenzaba a tapar ligeramente sus orejas.

- ¿Todo salió bien Lynn?

- (Decaída) Si.

- No luces convencida.

- Dile a Lincoln que lo pensare, y que me mande la factura de las puertas, sino vendré a patear las nuevas puertas hasta que me envié la factura, nos vemos cuñada, nos vemos Lemy.

- ¿Adiós?

- Aios tía.

Y con suma incomodidad salió de ese departamento.

Sintiéndose peor que como llego.


Unos días después, vísperas de navidad

Después de los eventos ocurridos en acción de gracias, esa pequeña familia había decidido pasar las fiestas tranquilos sin invitados, buscando una noche tranquila llena de diversión y calor familiar donde un exaltado Lemuel llevaba varias horas con la energía a tope, saltando por todas partes, intentando ayudar y hacer todo cuanto podía con su joven cuerpo.

Los adultos solo veían con divertidos ojos toda la emoción del niño, Paige sobre todo, si bien Lincoln estaba feliz por el ambiente de su hogar no dejaba de dolerle que Lynn personalmente se negase a participar o que Lily siquiera contestase su móvil, ni mensajes ni llamadas, lo que termino por decantar que no forzarían a nadie, dejándolos solos a los tres ese día.

La cena había sido amena, platillos sencillos para conmemorar un momento agradable mientras brindaban por lo que había sido un buen tiempo, agradeciendo los días tranquilos que habían logrado conciliar o los mimos que el inquieto niño pedía cada cierto tiempo, desde ese pequeño evento donde ambos lucían enfermos había intentado ayudarles en todo lo que podía, algo que apreciaban en el simpático muchachito.

- (Pensando) ¿Cómo pudiste abandonarlo así Luna?

Era un pensamiento que no dejaba de rondar en por la mente de Lincoln cada que veía que este hacía algo, cada que se le acercaba entusiasmado y comenzaba a jalar de su pierna o le comentaba algún nuevo conocimiento que acababa de adquirir.

Le recordaba tanto a lo que intento ser de pequeño, con la diferencia que la atención de sus padre comenzó a menguar en un punto que no recordaba, por lo que siempre que podía acariciaba esa salvaje melena que comenzaba a acumularse en su cabeza, algo que le causaba gracia pues siempre que conversaban de ir a cortarle el pelo este se negaba y Paige había aceptado que el cabello largo y alborotado podría quedarle bien, era una pelea perdida de 2 contra 1 así que solo tendría que ver como resultaría eso con el tiempo.

Cuando ya se acercaban las 10 de la noche y el niño ya estaba completamente noqueado por la comida y el consumo de sus energías en cientos de actividades, el niño fue recostado en su cama y la pareja se dio el tiempo de sentarse y dejarse cobijar por el calor del otro, tal como lo hacían antes de que el muchachito ingresara a sus vidas, siendo solo ellos.

- Me sorprende que su energía halla durado hasta tan tarde.

- ¿Es un Loud no? – Lincoln puso un rostro molesto por un momento – Tienes que aprender a lidiar con las bromas a tu apellido.

- Nunca las tome bien y no sé si lo haga.

- Así lo veo don amargón, en todo caso, ¿Crees que le guste su regalo?

- Aun se aferra a ese peluche de león que le regalamos cuando ni siquiera caminaba, creo que le va a gustar el regalo de este año.

- Y... ¿Qué me compraste para este año?

- ¿Tenia que comprarte algo? – El impacto de uno de los cojines del sofá en su rostro le dio a entender perfectamente la respuesta – Y después soy yo el que no acepta bromas.

- Lo sé, pero molestarte es mi don.

- ¿Te quieres adelantar a la sorpresa? Todavía falta para que llegue santa.

- Dime que te vas a disfrazar por favor, fui una chica buena este año.

- Lem está durmiendo.

- Y por eso hay que aprovechar.

- Je, no puedo negarte eso.

- Perfecto, entonces... uhg...

- ¿Paige? ¿Estás bien?

- S..Si, solo fue un uhg...

- No luces bien, llevas unos días mal, deberías ir al médico.

- Tú eres testarudo cuando te enfermas, yo también, no debe ser nada, solo son nauseas después de todo.

- Tienes nauseas matutinas, tienes algunas molestias e incomodidades, eso me suena a que tienes algo, sino ya se te hubiera pasado hace tiempo.

- Si, si lo que digas, ni que estuviera embara...

- ...

- Cariño.

- ...

- ¿Te ha bajado este último tiempo?

El silencio consumió el ambiente mientras la pareja se miraba fijamente, los ojos de uno estaban clavados en el otro sin siquiera pestañear.

- No creo, no podría, pero si siempre usas protección.

- Si, bueno, pero dicen que tiene una posibilidad de fallar.

- ¿Crees en eso?

- No creo que me vendieran algunos defectuosos.

- ¿Entonces tengo que crees que superaste la barrera de la durabilidad estándar?

- Tengo cara de ser así de poderoso.

- Si, pero eso no viene al caso.

- Oye, tampoco sabemos si es verdad, es solo una especulación, aunque ahora que lo pienso...

- ¿Qué?

- Un día vi a Lem jugando con la tira, creyó que eran globos, puede que el halla pin... no, no creo, suena demasiado ridículo.

- ¿Cómo demonios los encontró Lemy?

- La última vez que compre me descuide y deje la bolsa con ellos en la mesa, el alcanzo a abrir 2, ¿Ok?

- Después discutiremos eso, sobre todo por lo peligroso que fue, pero ahora...

Ambos miraron el vientre de la muchacha, y se mantuvieron fijamente observándolo.

- ¿Y si es verdad? ¿Y si de verdad estoy embarazada?

- ¿Hay algún problema si eso ocurre?

Ahora la mirada de la chica se centro en los ojos de su novio quien no apartaba la mirada de su vientre.

- Pudimos con Lem cuando jamás lo imaginamos, eres graciosa y entretenida, demostraste ser una mejor madre de lo que jamás pude imaginarme cuando charlábamos sobre esto, yo sería el hombre más feliz del mundo de tener una nueva vida a mi lado mientras sea a tu lado.

Las emociones se acumularon con fuerza en el pecho de la chica, sintiendo como estaba por llorar de la emoción, Lincoln totalmente centrado en su tarea llevo una de sus manos al vientre de su novia, imaginando las posibilidades, pensando en el futuro.

- Iré a buscar la farmacia de turno, espérame aquí, no tardo.

- Ni se te ocurra ir por cigarrillos.

Y tras eso el peliblanco se vistió rápidamente para prepararse contra la nieve que caía suave contra la ciudad, dejando a una pensativa pero emocionada Paige sentada en el sofá.

Así estuvo unos minutos mientras esperaba, tiempo en el que se tuvo que levantar del asiento debido a que sus nervios le estaban consumiendo por completo.

Con ello el tiempo siguió pasando, y pasando, y pasando.

Y no había noticias de Lincoln.

El reloj marcaba 20 minutos para medianoche.

Y su novió no marcaba presencia, no se aparecía, no llamaba, no se presentaba.

Era solo ella, en un lugar que comenzaba a crecer entre más duraba el silencio.

Las dudas comenzaron a aparecer, ¿Pudo pasarle algo? ¿No encontró alguna farmacia?

La nieve caía, eso dificultaba el paso, era navidad por lo que tampoco habría mucha locomoción.

Las preocupaciones y dudas solo aumentaban, una cosa fue rescatar a Lemuel del lugar donde estaba, pero otra muy diferente era tener a una vida en su vientre, por tanto, tiempo, y para siempre.

Su mente era un torbellino hasta que sintió el golpe de la cerradura al abrirse, momento en que la tensión de su cuerpo se desvaneció por completo.

- Disculpa el retraso, tuve que ir a pie y me costo encontrar pruebas de embarazo.

- Tonto, me estaba asustando.

Una pequeña sonrisa se esbozo en el rostro del peliblanco, saber que tiene alguien que se preocupa por jamás dejaba de agradarle.

Momentos después la chica estaba en el baño con la prueba, ambos estaban tensos, la idea les agradaba, era algo que no los tenia indiferentes o temerosos, sino algo que con los minutos habían aceptado e incluso les había agradado, pero el tiempo que estaba tomando en funcionar la prueba se les hacía eterno, pero al menos, era una eternidad en la que estaban juntos.

No fue hasta que el reloj marco la medianoche que los resultados aparecieron en aquel objeto.

Respuesta que ambos observaron fijamente, incrédulos, por unos segundos que sintieron casi por lo que jurarían fue una nueva vida, una antes de que a la pareja se le llenaran los ojos de lágrimas y se abrazaran felices, sabiendo que su pequeña familia había crecido un poco más.

- (Llorando) Feliz navidad Lincoln, vas a ser papá.

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