—¿Dónde diablos estoy?—Se pregunta el erizo así mismo mientras camina sin saber a donde se dirige, no solo porque desconoce el lugar sino porque todo esta oscuro.

De pronto, logra distinguir en la lejanía la silueta de unos edificios alumbrados por las luces de las farolas. “Quizás allí alguien pueda ayudarme” piensa corriendo hacia el lugar. Al llegar allí, no había nadie, tan solo se escucha unos pasos que se dirigen hacia él.

—Mira que tarde es, que sea la última vez que me haces pasar la noche en la biblioteca. ¿Por qué has tenido que dejar los deberes para el último día de entrega?—Cuestiona una chica de cabello azabache y vestuario negro a excepción de una blusa morada.

—Pues porque no soporto las matemáticas, ojalá se muera el mal partido del profesor...—Responde otra chica que lleva unos libros sobre el pecho. En ese momento y clava la mirada en el erizo azul que las miraba curioso.

—¿Q-qué es eso?—Tartamudea la otra chica extrañada.

—Hola, soy Sonic, ¿podríais ayudarm...?—No le da tiempo a acabar la frase ya que una de las jóvenes se lanza hacia él y lo abraza con fuerza mientras grita.

—¡Aaah! ¡Es adorable!

—¡Natalie, no te acerques! ¡No sabemos lo que es!

—¿No lo ves? Es un erizo azul gigante parlante.

—¡Sueltame! Agg, es peor que Amy...

De repente, un hombre adulto que había escuchado los gritos se acerca hacia ellos.

—No te muevas.—Murmura Natalie empujando a Sonic a un arbusto para esconderlo.

—¿Qué hacéis vosotras aquí? Hace media hora que se pasó el toque de queda.

—Lo sentimos, estábamos en la biblioteca y no nos dimos cuenta, estábamos estudiando, como niñas responsables, ¿verdad, Sam?

—Por supuesto, ya nos íbamos hacia nuestra residencia.

—Uuhmm... Está bien. Pero a la próxima estaréis castigadas.

—No se preocupe.—El señor se va por donde había venido, no sin antes son dedicarle a las adolescentes una mirada de desprecio.

—¿Pero se puede saber a qué ha venido eso?—Pregunta el erizo levantándose.

—No están permitidos los animales aquí.—Explica la del pelo oscuro.—Además, no creo que todos actúen tan normal como Natalie al verte.

—¿Y dónde estoy?

—En South High, un colegio interno. Más concretamente en el la Tierra porque eres un alíen ¿no?

—Mmmm... Supongo que sí—Responde encogiendo los hombros—Vengo de Mobius. Nunca oí hablar de la Tierra, aunque me gusta, debe de ser un lugar seco.

—En realidad más de la mitad está compuesta por océanos.

—¿Entonces por qué se llama Tierra? -_-—Pregunta decepcionado.

—Oye, mejor vamos a nuestra habitación, no quiero que me castiguen.—Propone Sam, señalando el edificio de enfrente.

Al entrar se encontraron con la tercera compañera de habitación Juli, quien se sobresalta un poco al ver a Sonic pero al final decide escuchar la explicación del erizo de como había llegado hasta aquí.

—...Así que un doctor gordo y con bigote te mando aquí.—Dice la chica de pelo castaño oscuro y brillantes ojos marrones.

—Eso creo.

—¿Y dices que todo ocurrió al coger unas esmeraldas?

—Sip.

—¿Y dónde están ahora?

—Oh, las tengo yo.—Responde haciendo aparecer las siete esmeraldas que rotan alrededor de su cuerpo.

—Como mola...—Susurra Juli admirando las piedras.

—¿Puedo tocarlas?

—¡Natalie!

—¿Qué? No creo que haya problema.

—No, adelante.—Aclara dejando caer las esmeraldas al suelo.

—Wow.

—Son muy bonitas...—Añade Sam atreviéndose a coger una de color rojo.

—Son mágicas, ¿verdad, Sonic?... ¿Sonic?—La chica de pelo castaño levanta la mirada para ver al erizo agarrado a la cabecera de una de las tres camas de la habitación como si estuviera a punto de caerse. Este tenía aspecto de estar cansado y mareado.—Sonic, ¿Estás bien?

—De p-pronto... me...encuentro muy mal...—Contesta antes de desmayarse.

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Y hasta aquí el cuarto capítulo. Falta por aparecer uno de los fc, ya dije que iban a ser pocos. Bueno, se pone interesante. El siguiente capítulo lo subiré hoy si me da tiempo o mañana. ¡No os lo perdáis!