Kiss #5: Enojado
—Herbívoro...
Le ignoró.
—Tsunayoshi...
Nada, no le haría caso.
—Hey, ya te he dicho que lo siento. ¿Qué demonios quieres que haga?
Le miró fulminante.
—¿Crees que una simple disculpa hará todo? Es muy fácil decir «lo siento».
—¿El punto?
Volvió su mirada almendra al papel.
—Tsunayoshi, basta. Me pones malo con esa actitud herbívora.
—Habértelo pensado antes.
Kyoya bufó y dio media vuelta.
—Cuando quieras hablar, avisa.
Y salió de la habitación.
Tsuna dejó de firmar papeles y miró asesinamente a la puerta, como si pudiera atravesarla y mirar al azabache causante de su enfado.
¡Es que no lo entendía! ¡¿Había tanta necesidad?!
Bufó y siguió firmando papeles, cuando detectó un sonido que lo puso alerta.
Suspiró al saber lo que era y siguió en su labor, ladrando la cabeza a izquierda y derecha para esquivar los disparos. Apretó los dientes cuando uno le hizo un rasguño.
—Debes mejorar, Dame-Tsuna —dijo la voz de un niño.
El castaño miró la puerta y descubrió al pequeño niño de seis años de patillas rizadas que era su tutor.
—Estás así de irritado por Hibari, ¿verdad? —dedujo, y el cielo suspiró—. ¿Cuándo quieres cargártelo? Yo estoy dispuesto a ayudarte. Incluso a hacerlo por ti.
—Muy amable, pero no quiero ser viudo tan pronto.
Reborn chasqueó la lengua y rodó los ojos. Tsuna sonrió levemente, al ex-arcobaleno nunca le había gustado su esposo. De hecho, hubiera preferido que no se casase nunca.
Y no se molestaba en ocultarlo.
—¿Qué te ha hecho que no le puedas perdonar?
—Lo de siempre, pero esta vez se ha pasado.
Intentó levantarse pero un dolor en su cadera se lo impidió. Claro, ahora entendía el por qué estaba tan dispuesto la noche anterior.
—¿Te ha aumentado el papeleo?
—Triplicado —bufó.
—¿Otra pelea con Mukuro?
—¿Qué más? —rodó los ojos—. Pero es culpa mía también. Pensé que podrían pasar un mísero momento juntos sin ponerse a pelear.
—Ingenuo como siempre, Dame-Tsuna.
—No me lo recuerdes —suspiró.
Miró el reloj, ya iba siendo hora de su reunión. El jefe de los Palazzio no debía tardar en llegar, y tenía que convencerlo de firmar la alianza...
—Tengo que arreglarme —dijo a su tutor.
—Bien, tómate tu tiempo. Palazzio aún no llega.
—De acuerdo.
El azabache se retiró y el castaño abandonó el despacho para dirigirse a su habitación para cambiarse de ropa.
Frunció el ceño al ver el cuarto a oscuras y buscó el interruptor de la luz. No llegó a encontrarlo, pues una fuerza le arrastró y una mano acalló su grito.
Se tranquilizó al reconocer ese aroma, no era un ataque... peligroso para su vida.
—Veo que sigues enfadado —susurró la voz de su esposo en su oreja, destapando su boca para que pudiera hablar y metiéndole mano por debajo de la camisa.
—Sí, y tengo una reunión, así que déjame.
—¿Y si no quiero?
—Te congelo.
—¿Sin tus manos? Lo dudo.
Sintió que sus manos eran atadas con una tela, y dio media vuelta para distinguir esos profundos ojos azul grisáceo.
—Desátame, tengo que cambiarme de ropa.
—Hm, creo que sí, vas a tener que cambiarte.
Le desabotonó la camisa y empezó a besarle el cuello. El castaño no pudo evitar un gemido al sentir una mordida en su piel.
—Kyoya, sigo... enfadado...
—Hmm, creo que es tiene fácil solución.
—Tengo una reunión...
—Puede esperar.
—He dicho que...
—Y yo te he dicho que no —interrumpió—. Me da igual como te pongas.
—¿Ahora estás enfadado tú? —arqueó una ceja.
—Sí, y si no haces caso puede que te quedes sin caminar unos cuantos días.
—¿Me estás amenazando?
—Exactamente.
Kyoya detectó un olor a quemado, y vio que el castaño se había deshecho de sus ataduras.
A tientas, Tsuna cogió la camisa de su esposo y lo tiró hacia abajo al ser el azabache más alto.
Kyoya no se esperó que lo besara.
El beso transmitía claramente su cabreo por todo lo que acontecía, pero también cierta diversión.
Para cuando se separó, Kyoya arqueó una ceja con sorpresa e hizo el intento de volver a acercarlo a él para besarlo.
Tarde se dio cuenta de que sus manos y piernas habían sido congeladas.
Miró con sorpresa al castaño, quien sonrió aún en la oscuridad y se fue tan campante a encender la luz.
Tsuna degustó esos deliciosos minutos mientras se cambiaba de ropa frente a su querido esposo sin que este pudiera tocarlo. Su sonrisa delataba su diversión.
—Ahí te quedas —dijo, anudándose la corbata, y se dispuso a salir.
Kyoya solo pudo ver cómo salía por la puerta con la irritación de no poder moverse.
—Ah, y una cosa más —Tsuna se asomó por el marco de la puerta—. Hoy duermes en el sofá.
Y se fue con una satisfecha sonrisa en su rostro.
»◦✿◦«
Salut, lectores~.
Aquí dejo el siguiente 7u7. Espero que os vaya gustando.
Vamoh a veh...
Next kiss: Disculpa
Am... Aquí ta el spoiler del siguiente beso. Será lindo ;)
Seguidamente, su mirada pasó a la puerta de madera que se encontraba en frente suya e hizo una mueca, apretando el regalo contra sí.
Estaba nervioso, y con razón. No sabía cómo hacer para que le perdonara... y tenía miedo de que no lo hiciera.
Ahí lo tenéis ;) Espero que os haya gustado.
¿Merezco comentario/voto? ¿Disparo? ¿Tartita?
Au revoir~. Nos leeremos pronto~.
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