Una cita de cuidado.


Día 5: En una cita~



No me lo podía creer. Simplemente no podía. Era algo...retorcido e ingenioso a la vez. ¿Cómo es posible que se les ocurriera tal cosa? Ni que fuera verdad...¿No lo era? ¡Estaba hecha un lío! Desde que había salido a patrullar la región por la mañana con su compañero, sabía de antemano que aquel día no iba a salir bien...Y no precisamente porque "alguien" (el Pokemon acompañante de Ben, Staraptor) se comiera SU desayuno.


Bueno, sí que tenía algo que ver.



Pero lo que la castaña no se esperaba era lo que descubrió más tarde. Los dos Rangers terminaron de patrullar por Isla Solfía y arreglaron un pequeño problema en el Mar del Norte con unos Wialords que se habían extraviado de su migración y fueron a visitar como era costumbre a su amiga a pequeña inventora de Oblivia. Pasarían un rato con ella y después iriían a visitar a Buch para que Pichu Kelele jugará un poco con sus amigos de Isla Dolzor. Pero NADA de eso fue lo que sucedió en cuanto llegaron a Isla Reiris.



~Flash back



El sol pegaba fuerte en otro día habitual de la región de Oblivia. El cielo estaba despejado y el aire estaba ligeramente más pesado que en otras ocasiones, posiblemente por la reciente actividad del Volcán Fascuas. Pero las nubes no se veían trastocadas por ese hecho y seguían su tranquilo curso.



Dos estelas blancas cruzaron el lienzo azul como exhalaciones, dejando divertidas formas en su superficie. Una mancha roja y otra azul encabezaban la marcha hacia una de las Islas más grandes después de haber estado monitorizando la actividad volcánica. Verán y Brisa estaban muy atareados aquella mañana. El banco de Wailmers extraviado había tenido un final feliz y los habían escoltado gracias a Suicune hacia las fronteras de la región. Y el Volcán no estaba ocasionando demasiados problemas, incluso puede que dentro de unos meses se uniera una nueva integrante al archipiélago de islas tropicales.



El calor tampoco era de ayuda. Pero bueno, era su trabajo. De todas formas, en los cielos se sentían libres y ayudar a los que necesitaban una mano era algo muy gratificante. Después de todo, era su vocación.


-Uff...ir a Fascuas en pleno verano es un infierno.- Se quejó la castaña, bajando de su montura. De un salto, sus pies impactaron con el césped del jardín de una conocida suya y se acomodó las gafas de aviador por encima del flequillo. Su compañero o tardó en hacer lo mismo.


-Y que lo digas...Además, ahora ese lugar se ha vuelto mucho más apetecible para los Pokemon de tipo fuego y es mortal...A ver qué hacemos con esa pequeña colonia de Gastrodon, se van a asfixiar. –Suspiró y le dio unas palmaditas a su amigo volador.


-Que vayan preparando una bañera con cubitos de hielo para todos, incluidos nosotros.- Bromeé y me despedí de Latias, agradeciéndole su gran ayuda.- ¡Gracias, Latias!


-¿Ah, que nos vamos a bañar juntos? –Continuó, con tono comprometedor.


-Sigue soñando. –Entrecerré los ojos y reí un poco después. Ben también se despidió de Latios y ambos Pokemon legendarios cruzaron el cielo como estrellas fugaces, de vuelta a su Isla hogar para descansar un poco.



Se adelantó y tocó a la puerta de la casa. En el jardín había una curiosa forma circular: el Símbolo tradicional de los Rangers y la vivienda estaba rodeada de árboles con un pequeño mirador al mar en una esquina del jardín. Me acerqué a dónde estaba mi compañero y esperé pacientemente a que nuestra amiga abriera la puerta, era habitual que se retrasara un poco. Acto seguido, se escuchó una explosión en el interior y poco después, unos pasos apresurados corrieron hacia la puerta. Por ella se asomaron unos ojos azules enmarcados por unas gafas rojas y nos cuantos mechones azules a cada lado de la cara, que se encontraba algo chamuscada y su bata de laboratorio característica, repleta de hollín por todas partes.



Tosió un par de veces y nos miró con una sonrisa.


-¡Hola! Perdón por el barullo...otro invento fallido.- A pesar de ello, Panema nunca se rendía y seguía intentándolo con las mismas ganas de siempre, quizás demasiadas. Se sacudió la ropa y se limpió la cara con un pañuelo.- En fin, ¿Hablamos dentro?


-¡Sí, por favor! –Dijimos al unísono. Pometo que paso una hora más al sol y me convierto en una piedra.


-Adelante entonces.



Entramos tranquilamente y ella cerró la puerta tras de sí. Nada más pasar, una ligera corriente fría nos dio en la cara. Un BENDITO ventilador, Arceus. Panema tenía que recoger unas cosas así que le ayudamos a organizar un poco su laboratorio y a limpiar el desastre que había ocasionado. Lea, su madre, una mujer alta con el pelo azulado recogido en un moño no tardó en bajar al salón cuando ya habíamos terminado todo. Al parecer, había estado tan enfrascada en sus estudios de arqueología que no se había enterado de la explosión que había provocado otra vez su hija...o tal vez estábamos ya acostumbrados. Se acercó a nosotros y nos ofreció sentarnos para charlas un poco. Obviamente, con el ventilador como fiel compañero.



-Supongo que aún no llega...Tendremos que esperar un poco más. –Comentó pensativa, sentada en una silla alrededor de una mesa circular con un florero en medio.


-¿A quién? –Preguntó Ben un poco sacado de lugar. Pichu se subió a la mesa y se tumbó a un lado, justo dónde el aire pegaba con más fuerza. Poco listo.


-A papá. –Panema apareció por el umbral de la cocina trayendo consigo tres polos de colores. Nos dio uno a cada uno, se quedó otro ella se sentó a nuestro lado.- Habíamos quedado para deciros algo importante pero por lo que veo, sigue tan impuntual como siempre, jum.


-No entiendo nada, pero...aquí estamos para lo que sea. –Sonreí.


-Aunque desde que les pateamos el trasero a los Nappers y la Societé la región está bastante tranquila...a lo mejor demasiado. –Ben se llevó los brazos a la nuca y bostezó ligeramente. Staraptor, su Pokemon acompañante, esperaba afuera, bajo el amparo de la sombra de unos árboles de baya Frambu.


-¿Por qué dices eso?


-Staraptor se durmió mientras volábamos hace una semana...¡Casi provoca un accidente!


-Ehh...jeje...cierto, no me acordaba. Bueno, al menos estamos todos juntos y sin problemas ¿no? –Esbocé una sonrisa y Lea y Panema me dieron la razón.


-A eso queríamos llegar...-Panema juntó las manos y sonrió de manera maliciosa. Por un momento, me dio un poco de miedo y retrocedí en mi propia silla.


-P-panema esa mirada da miedo...


-¡Hola, ya estoy en casa! Siento haber tardado, un problema con unos Buizel...



Todos los presentes miremos hacia dónde provenía la familiar voz. Rodel, el Ranger local de Oblivia, acababa de dejar su chaleco en unos pinchos detrás de la puerta y se acercó para saludar a Lea con un beso en la mejilla, seguido de una mueca de medio-asco por parte de Panema y unas risas por parte nuestra. Acto seguido saludó a su hija revolviéndose el pelo y nos echó la mano como buenos compañeros de trabajo que eramos. Cogió una silla y, sonriente, se sentó con el respaldo hacia adelante. Se le notaba algo cansado, pero sabía disimularlo muy bien para no preocupar a nadie.



-¿Alguna novedad? –Nos preguntó.


-Todo en orden Capitán. –Bromeamos al unísono.


-¿Lo dudabas? Con esta pareja rondando por hay no hay peligro que se les resista. –Lea rió un poco. Nosotros nos miramos mutuamente, un poco sonrojados. Verán se rascó la mejilla y sonrió un tanto nervioso.


-Bueno, bueno, no nos desviemos. –La peli-azul llamó nuestra atención con una sartén que no sabía de dónde narices a había sacado.- Ahora que estamos todos ya podemos comunicarles el plan...y pedir opinión. Pero no tenéis opción a elegir: es urgente.


-Okay...Un problema de tal magnitud lo arreglaremos sin problema sí o sí ¿Verdad Brisa? –Colocó una mano al frente y puse también mi mano, con miradas decididas.


-¡Sí!



FLASH BACK~



-¡No, no, no, no, no!



Una barca de madera se encontraba flotando en medio del vasto mar azul y brillante. En su interior, se podían ver dos figuras pequeñas, de dos jóvenes castaños, un Pokemon volador sobrevolándolos y un bultito más pequeño y rechoncho con orejas puntiagudas. La chica, castaña con los ojos del mismo color, no paraba de dar vueltas de un lado a otro de la balsa, que amenazaba con volcarse en cualquier momento. Su compañero, de complexión similar pero con un peinado peculiarmente en punta, estaba agarrado al borde intentando que su único medio de transporte no se hundiera. Pichu simplemente odiaba el agua y no quería salir electrocutado del asunto. Y Staraptor odia mojarse las plumas. Anda que menudo atajo de finolis.



-Brisa, será mejor que dejes de dar vueltas, recuerda que por aquí vimos ese banco de Basculins...y tienen una deuda con nosotros.


-Es un problema, decían, no tenéis elección, decían...¡Nos han dejado tirados en medio de la nada con un solo pretexto! ¡U-una...! ¡UNA CITA!


-Mira el lado positivo, podría haber sido peor...jeje...


-No tenemos remos y vamos a la deriva, ¿Qué te parece eso? –Puse los brazos en jarras, algo enfadada.


-Que no soy exigente y con un picnic allado de las Cascadas de Plata nos hubiera bastado...-Dijo totalmente serio.


-¡Exacto, algo normal! (...) Espera, ¿Qué? –Un ligero rubor apareció en mis mejillas y sentí que ardía toda mi cara.- ¡BEN!


-¡Solo he dado mi opinión! A lo mejor Panema tiene razón...sois novios y no habéis tenido una sola cita...¡Pero podía haber sido algo normal y poco a poco! ¡Esto no tiene sentido!


-¿Me lo dices a mí? Un picnic, un paseo, un festival...¡Hasta ir de pesca es mejor que darnos como naúfragos!


-Sabían que íbamos a decir que no...



-Mantengo lo de ir a pescar. –Rodeé los ojos y avisté una tabla plana en el fondo de la barca. Ilusionada, comencé a remar al menos para que no nos metiéramos océano adentro pero apenas avanzábamos. Hasta que sentí que algo se movía debajo de la barca y de un estirón, ese ALGO me arrancó parte de la tabla de madera que utilizaba como remo. Con expresión horrorizada miré a Ben lentamente, con la tabla rota en las manos, y él hizo lo mismo.



-Oh no...


-¡¡¡LOS BASCULINS HAN VUELTO!!!


-¡REMA CON LO ROTO, REMA!


-¡YA NO QUIERO IR A PESCAR, YA NO QUIERO, LO RETIRO, LO RETIROOO! –Exclamé mientras remaba con el trozo roto todo lo podía, hasta con la ayuda de Staraptor y sus corrientes de aire. Esas pirañas de color rojo y azul no paraban de saltar por encima de la barca con el único fin de adelantar un pedacito de su inesperado almuerzo matinal...¡Y no iban a conseguir ni las sobras!



Media hora después...



-O-odio...a los...Bas-basculins...-Murmuró Ben totalmente cansado, tumbado en la arena boca abajo.


-Panema, está te la debemos...-Dije, intentando recuperar el aliento.



Pichu se encontraba a mi lado jugando con un coco y el Sataraptor de Ben estaba descansando a la sombra de una palmera como era habitual. A lo lejos se extendía el precioso mar que había cruzado a toda prisa, dejando a esos bichos atrás. Por suerte, Isla Reiris e Isla Pichu estaban relativamente cerca y llegamos a la costa sanos y salvos...A pesar de ser una Isla relativamente reciente gracias a la actividad del volcán ya tenía mucha vegetación y el hecho de que se encontrara justo al lado de la hundida Isla Dolzor le había proporcionado ese curioso nombre que se lo daban los habitantes Pokemon que la poblaban en su mayoría. Era genial comprobar que no todo se había perdido con aquel ataque suicida del Fuerte Flotante años atrás.



-Uff...-Me dejé caer con los brazos extendido sobre la arena blanca de la playa y miré atentamente como las nubes pasaban lentas sobre el cielo.- ¿Y ahora qué? La barca no ha sobrevivido al viaje, Staraptor no puede llevarnos a los dos...y ni de broma me pongo a capturar Pokemon acuáticos con esos Basculin sueltos...



-Apruebo la moción.- Levantó la mano sin darse la vuelta.


-...


-...


-¿Pensamos torturas para devolvérsela a Panema?


-Dale.


Y así, las horas fueron pasando. 


Pudimos hablar de muchas cosas, nos hicimos bromas y nos reímos como ya hacía tiempo que no lo hacíamos. También dejamos de hacer el vago por un momento e hicimos algo de nuestro trabajo: dimos un rodeo por la isla y comprobemos que su desarrollo iba viento en popa y los Pokemon de allí no tenían problemas. Todo estaba en orden, eso era una gran alegría. También pensamos en posibilidades de salir de allí para volver a Isla Reirís y encontramos varias soluciones, sobre todo por la suerte que habíamos tenido. Dos pequeños Wailmer nos reconocieron en la playa y se ofrecieron a ayudarnos como agradecimiento por haberles ayudado en la mañana a encontrar a sus padres...asi que esa parte del plan estaba arreglada.



Pero la verdad es que ahora estábamos tan tranquilos y a gusto...que pasar un poco de tiempo de descanso y semi-vacaciones se hacía realmente tentador.


El cielo se empezaba a teñir de un naranja cálido y supimos que ya se empezaba a hacer tarde. Decidimos dar una última vuelta por el interior de la Isla para visitar a los amigos de Pichu que vivían ahora allí y acompañarles un momento con su música y sus bailes. Después de todo...estaban allí como una cita y por el momento, no se parecía ni de lejos a una.



Pronto, los dos Rangers avistaron a la peculiar comitiva de Pichus y los pequeños roedores amarillos los saludaron con mucha alegría. La "fiesta" comenzó en un claro del pequeño bosque tropical que cubría la isla. Los Pichu habían construido con ayuda de Buck, un escenario de madera con un símbolo de un fénix dorado en el centro y allí, todas las tardes, se reunían para tocar y bailar con Pihu Kelele y los demás Pokemon que habitaban por allí. El ambiente era muy animado y el paisaje precioso. Los Rangers se habían sentado en un conjunto de rocas que había cerca para contemplar el espectáculo con sonrisas y tarareos.



-En fin. –Verán se levantó de su asiento sacudiéndose el polvo bajo mi mirada confusa. Se giró hacia mí y me tendió una mano, sin dejar de sonreír. En aquellas circunstancias era imposible no hacerlo. Intercambié una mirada con él, sin entender muy bien a que se refería.- Es una cita...¿no?


-Bueno, sí...-Volví a notar las mejillas tibias pero algo me decía que me levantará y que aceptara el baile...mientas que otra parte me obligaba a quedarme sentada, totalmente paralizada por los nervios. Era evidente que Ben estaba en unas condiciones muy similares...pero si él lo intentaba, ¿Por qué no le daba una oportunidad también? Tampoco es tan malo...Excepto por una cosa.


-¿No sabes bailar, cierto? –Esbozó una sonrisa divertida y sonreí nerviosa a modo de afirmativa.- Si te soy sincero...yo tampoco. Pero como los Pichu tampoco saben, nadie de los altos cargos del baile se va a sentir ofendido o cegado así que...¿Qué me dices?


-Bromeando incluso ahora, ¿eh? –Acepté su mano y caminamos hasta estar al lado del mini-escenario.


-Eso siempre.- Rió y lo imité.



Ambos Rangers bailaban con pasos torpes al ritmo de una música lento que Pichu había puesto a posta. Pero ninguno de los dos se daba cuenta porque estaban bastante ocupados con no pisarse lo pies, disculpándose si lo hacían o con el mero hecho de no mirarse a los ojos por la vergüenza que les producía la cercanía del otro. Aún así, conforme iba pasando la música, iban cogiendo más soltura y un poco más de confianza hasta bailar casi abrazados. A pesar de todo, la muralla de mirarse directamente a los ojos les seguía pareciendo infranqueable.



La chica reunió suficiente valor para decir algo que no solía decir muy habitualmente...quizás, esta vez era la segunda vez que esas palabras salían de su boca con ese mismo tembloroso e indeciso.


-Ben...-En su mente se debatía si decir lo que estaba atascado en su garganta o dejarlo tal cual estaba, que el tiempo lo arreglara.- Yo...gracias por ser mi compañero todo este tiempo, no hubiéramos podido salvar toda la región si no hubiéramos estado siempre...juntos...



-No, no fue solo gracias a mí, fue gracias a los dos. –Sonrió, algo nervioso, pero dejándolo atrás con mucho esfuerzo.- Yo...no he cambiado lo que te dije en el Fuerte Flotante, cuando Visona se hizo pasar por ti y falló porque te dije si querías ser mi novia...esa reacción tuya fue única.- Sonrió divertido.- Aunque desde el principio sabía quién era la verdadera.


-Yo tampoco he cambiado de opinión acerca de mi respuesta. –Imité su sonrisa.



Casi como si nuestras mentes se hubieran conectado para ponerse acuerdo, nuestras miradas castañas se cruzaron en un mismo punto, cara a cara, y permanecimos así unos largos minutos mientras la música del ukelele de Pichu seguía sonando de fondo con ese toque alegre y armonioso que inundaba el ambiente de un deje mágico. Nuestras mentes se quedaron en banco, no sabíamos que hacer o qué responder...hasta que lo inevitable sucedió. El esperado segundo beso de nuestras vidas.



Todo había empezado tan mal...pero había tenido un final junto MUY al final. Era suficiente ara ambos, la verdad. Nos lo habíamos pasado bien e íbamos superando poco a poco la incomodidad de la nueva situación. Pero claro, la venganza contra Panema seguía en pie...y justo en ese momento, por DOBLE.


-¡Ajajá, ya era hora! ¡Os he estado espiando todo el santo día y ... POR FIN!


Una chica de pelo azul y gafas rojas que los Rangers conocían demasiado bien estaba sobrevolando sus cabezas sobre un dadajet que había encontrado tirado por ahí cuando los Nappers aún estaban activos. Claro, ahora lo había reformado. Rojos como una baya Tamate, nos separamos con un salto y la miramos acusatoriamente.


-¿¡PANEMA!?


-¡La misma que viste y calza! Ya me lo agradeceréis. –Sonrió orgullosa y los dos camaradas intercambiaron miradas de compañerismo que hablaba por si solas.


-Panema...tenemos una ligera venganza que cobrar...


-Esa mirada no me gusta...Je, mejor me voy...¡Bye!


-¡NO HUYAS! ¡Vuelve aquí, casi se nos comen unos Basculins!


-¡NO ES MI CULPA!


-¡SI LO ES!


-¿¿Pero no lo habéis pasado bien?! ¡Eso es gratificante, no!


-¡NO NOS CAMBIES DE TEMA!


-¡¡¡AYUDAAAAA!!!


~~Ya ni me acordaba que tenía que actualizar esto ;w; En fin, un oneshot divertido y espero que con cierto toque de romanticismo :D Este va dedicado para ti, JessKingdomHearts !~~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top