Noche de Tormenta ~Mangaquestshipping~
Día 6: Usando la ropa del otro~
Odio
La
Lluvia.
La odio.
Y mucho.
-Vaya fiasco de día...-Dije y me recosté con los brazos en la nuca, sin cuidado alguno, sobre unos cojines que había apoyados cerca de una estantería de libros. Se suponía que hoy iba a ser una noche divertida...no pasada por agua.
-Oh, vamos Gold, es solo un poco de lluvia. –Dijo una voz femenina. La chica, sentada en su escritorio de estudios, giró su silla de ruedecitas para mirarme y sonrió afablemente. Bufé de lado en respuesta. Crys, si intentas animarme, no funciona.
-¿Pequeña lluvia? ¿En serio? Veamos, uno, dos...
-¿Qué estás haciendo? –Preguntó con curiosidad. Cerró el libro que tenía en las piernas y lo guardó en la estantería que tenía a su lado, en perfecta armonía con el resto de vólumenes.
Demasiado ordenado para mi gusto. Incluso los cojines donde estaba recostando mi espalda tenían un cierto olor a jazmín. Las paredes, el escritorio con el flexo de color plata, las dos grandes estanterías repletas de libros de colores que adornaban la habitación, la cama con una manta azulada que cantaba demasiado su gran admiración por las estrellas y diversos títulos que conmemoraban actos ejemplares en el orfanato dónde trabajaba...todo en perfecto orden. Creo que a mí madre le encantaría una habitación así. Pero en fin, ¡Ese no es el caso, es esta mala suerte que tengo!
-Siete y...-Un bramido invadió el exterior y poco después, un relámpago iluminó el vidrio de la ventana. Sonreí orgulloso.- Ahí lo tienes. Solo una lluvia, ¿Eh?
-Bueno, quizás sea una BUENA tormenta...
-¿Quizás? Es una condenada inoportuna tormenta.- Me crucé de brazos, cruzando las piernas mientras seguía sentado en el suelo de madera. Una mullida alfombra de color blanco residía el centro de la habitación, pero, siéndoos sincero, está demasiado lejos como para valer la pena. Lo siento alfombra, pero de aquí no me muevo.
¿Qué por qué estaba tan molesto? Sencillo. Se supone que esta noche habíamos quedado con nuestros senpais de Kanto en casa de Crystal para ver unas películas, jugar a algo y después, hacer bromas (obviamente comprometidas, ¿Qué? No iba a desaprovechar la oportunidad. Aquí hay material, como diría Blue-senpai.) Pero, ¿Qué pasó? Pues que o es una simple e inoportuna coincidencia o el tiempo la tiene pillada conmigo. Hmm...Me suena mucho más razonable la primera. Y no es porque esté cabreado ni nada por el estilo...ja, claro que no.
-Tal vez tengas razón. Siento si es demasiado aburrido estar aquí.- Dijo ella, con la mirada perdida en la portada de su libro. Su tono sonaba apenado y por un instante...me sentí culpable. Me sentía fatal por haberle dado a entender algo que no era.
¿Pero cómo poía ser tan...tonta de decir algo así? Claro que no me quejaba de estar allí encerrado con ella. Era esa estúpida tormenta la que me ponía de mal humor y me recordaba a cada trueno que por su culpa, no tendríamos un genial momento entre amigos. Estúpida, estúpida tormenta. Yo solo quería que estuviéramos todos juntos, ya era bastante difícil quedar...como para que algo así como el clima lo estropeara todo. Estaba resentido. Pero no con Crys, no con ella, ¿Cómo cree?
No me maliterpreteis, estar con Crys es agradable. Sé que aveces puede ser demasiado seria, gruñona, me regaña a todas horas, me hace sentir como un niño pequeño y lo quiere hacer todo perfecto, pero su compañía es dulce y cómoda. Su voz suena suave como una delicada pluma, incluso cuando regaña a alguien como yo. Sus actos son tan desinteresados y es tan amable y buena con todo el mundo...que a veces no parece ser una chica real, de carne y hueso. En ocasiones, su conducta se parece más a la de un ángel perdido en este mundo que al de un ser humano normal y corriente.
Que sus ojos sean azules como el más puro cristal es un plus. Parece que con solo mirarlos se van a romper en mil pedazos brillantes. Y su curioso y delicado pelo azul recogido cómodamente en dos coletas seguía llamando mi atención, aún hoy en día. Pequeños mechones cubrían su frente y enmarcaban su mirada comprensiva. Me preguntaba cómo es posible que alguien como ella aguante a alguien como yo. Es algo...¿Extraño? Entonces, Crys ladeó la cabeza, confusa, y me dí cuenta de que me había quedado mirándola mientras pensaba. Y se había dado cuenta. Maldición.
Por suerte, cómo gran actor que soy, supe sobrellevar la situación desviando mi mirada hacia la ventana que tenía a mi derecha, con expresión desinteresada. Las gotas de lluvia se quedaban pegadas al cristal y bajaban lentamente como si hicieran carreras entre ellas. Un sonoro ruido en la lejanía las hizo vibrar por un segundo y volví a suspirar con pesadez. Creo que era la sexta vez que lo hacía desde que había llegado a casa de la chica súper seria medio mojado y con la nariz chorreando...
Cofcof, es decir, yo sabía que iba a llover porque tengo un sexto sentido para el clima pero meh...simplemente unas gotitas de agua fría no pueden conmigo. Obvio que no.
Un relámpago cruzó el cielo y todo mi cuerpo se estremeció en un respingo. Tratando de ocultarlo, lo único que hice fue empeorarlo. La peli-azul se llevó una mano a la boca para disimular una pequeña risa. No de sorrna, tampoco de burla. Era una risa cantarina y suave, como la que se le dedica a los niños pequeños cuando tienen vergüenza de algo o simplemente hacen una cosa realmente adorable...
Puaj, el chico cursi me está pegando sus cursilerías...Esto no es bueno.
-¿Qué? ¿De qué te ríes? –Quise saber, manteniendo la mirada desinterasada. Pero la realidad era que mis mejillas se habían coloreado muy levemente de un color cálido e intenté desviar su atención de ese lugar rascándome la nariz.
-De tu reacción. –Sonrió cálidamente.- No pareces el tipo de persona que se asusta por cosas así.
-¿Tipo de persona...? –Sin querer me quedé embobado dándole vueltas a ese par de palabras. Volví a la realidad y me llevé los brazos a la nuca, recostando mi espalda otra vez en esos cojines tan blanditos que me llenaban de un olor relajante y agradable.- ¿Yo? ¿Asustado? Pfff, no me hagas reír.
La tormenta se estaba acercando cada vez más. Prueba de ello fue el gran resplandor que iluminó la habitación, seguido de un estruendoso bramido que hizo temblar las paredes de la casa. No predije esa velocidad y me tomó totalmente de sorpresa. Sin poderlo evitar, dí un pequeño saltito en mi cómodo asiento y mis manos se agarraron a lo más cercano que tenían. Un peluche de conejo rosa. Sintiendo los ojos celestes de mi amiga en mi cuello y una sonrisita tierna, tiré el muñeco bien lejos y me sacudí el polvo de las manos, silbando disimuladamente. Aquí no había pasado nada, ¿Okay?
-Ya veo.
-Oye, chica súper seria, seguro que tú también tienes algo que te dé miedo.- Dije en mi defensa. Quiero un abogado. Ese peluche ha agredido mi hermosa reputación y ha tirado a la basura mi dignidad.
-Puede ser. –Su mirada se posó en la ventana, con una pequeña sonrisa ¿nostálgica?
-¿Y?
-¿Cómo que y? –Bien, conseguí captar su atención. Okay, tal vez solo le dedique diez años de cárcel a ese Bunneary. Por daños colaterales.
-¿Me dirás? –Con una curiosidad casi infantil, suplicaba con mis ojos dorados bien abiertos que me contara.
-Hmmm....nop~
-Ahhhgg...-Me volví a dejar caer sobre los cojines, desilusionado.- Aburrida.
-Tal vez algún día. –La pliazul se levantó de su silla y se acercó con paciencia a una estantería blanca, depositando en ella el libro.
-¿En serio? –Esta vez solo posé mi mirada en sus acciones, con interés, ¿Tal vez estaba empezando a confiar en mí? Por alguna razón había cosas que no le contaba absolutamente a nadie...solo quería conocerla más, saber que había debajo de esa fínísima capa de cristal con la cual siempre se mostraba. Tan delicada y vaya, digánmelo a mí, fuerte. Creo que aún me duele la patada de la semana pasada...
-Nop~ -Sonrió y metió otro par de libros en el armario.
-Usted es diabólica.
-Quizás~
-Como no, el vago de Gold tumbado y los demás trabajando.
Una voz tranquila se hizo presente en el cuarto y los dos miramos en dirección a la puerta, dónde Silver, con su característico pelo rojizo, estaba apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Estuve a punto de replicar, pero detrás de él apareció una figura femenina, con dos coletas castañas del mismo estilo que Crys y una sonrisa de lado a lado. Lyra era todo lo contrario a Crystal, curioso. Pero lo más curioso es que tenía toda la cara hollinada, como si se hubiera quemado recientemente. Aún así, no parecía importarle en exceso ese percance.
-Habéis tardado bastante, estábamos por llamar a la policía y denunciar un secuestro.- Dije incorporándome con las piernas cruzadas. Silver sonrió de lado y negó con a cabeza.
-He llamado a mi hermana y los otros, pero al final va a ser que no van a poder venir. Iban a intentarlo en Aerodactyl pero como comprenderéis es demasiado peligroso, sobre todo con esa alerta roja por fuertes vientos en la frontera de la región.
-Bueno, al menos estamos nosotros. Mejor que no se arriesguen.- Suspiró Crystal. A veces pienso que se preocupa demasiado por la gente...pero en cierta forma, admiro esa faceta suya. Eso sí, mi estilo es mi estilo, lo siento, yo soy único.
-¿Y a ti que te ha pasado chica torpe?
Sip, chica torpe era el nuevo mote que se había unido a los anteriores. Cuando Silver nos presentó a su nueva "irritante amiga" no pude evitar resistir la oportunidad de aumentar mi directorio. Pero ella no se lo toma a mal, por suerte, sino que es bastante amigable. Incluso a veces me ayuda a hacerle bromas a Silver, pero con la condición de que no sean demasiado pesadas. Me cae bien. Si esto sigue así y Blue-senpai tiene razón...voy a tener que darles la charla. Jeje, presiento que me voy a divertir con ello.
Lyra me mió con una sonrisa nerviosa e intentó limpiarse la cara con el dorso de la mano lo antes posible.
-Un accidentito de nada jeje...
-De eso nada, la señorita aquí presente casi revienta la cocina por no apagar el microondas.
-Él no sabía como se hacían las palomitas. –Se defendió ella, con una cara seria que nunca creí que llegaría a ver por su parte. Ahora nuestra mirada se posó en los ojos patidifusos del chico de chaqueta negra con detalles rojos. El pobre, al sentirse observado no sabía muy bien qué decir.
-Eso, eso, explícate. –Sonreí pícaramente. Me encanta hacer de rabiar a mis amigos, que se le va a hacer, será un don.
-E-eh...Pues...¿¡Qué esperabas!? Nunca he hecho este tipo de fiestas estúpidas y de niños pequeños.
-¡Hey! Eso ha sido un golpe bajo contra mi persona. –Me levanté y me quité el polvo, en cierta forma indignado. Sí, podían ser algo infantiles para gente que ya tenía alrededor de los 19 años pero...Oye, hay que probar cosas nuevas. Y es divertido. Es una de las pocas oportunidades en las que puedo hacer de las mías...sin que me den una patada en toda la jeta.
-Te fastidias. –Pasó olímpicamente y se sentó en un sillón azul con un cojín de estrella que había a mi lado. Yo me llevé ambas manos a la nuca, un tanto aburrido. Los truenos no daban una mínima tregua ahí afuera.
-Pues...¿Qué hacemos? ¿Empezamos sin ellos?
-Está bien. Otro día será...- Crystal se sentó en la alfombra, rodeando sus rodillas con los brazos. Lyra también adoptó una pose parecida y yo me senté otra vez de piernas cruzadas. Que pena no tener mi palo de billar cerca para poder jugar unas partiditas.
-¡Alegrad esas caras! –Nos animó Lyra. Acto seguido, como si acabase de acordarse de algo de suma importancia se puso a rebuscar en su bolso amarillento sin que hubiera un mañana. Miré a Crys con la cabeza ladeada y preguntándome que estaba buscando con tanta prisa. Ella solo sonrió mientras se encogía de hombros. Por fin lo encontró.- Gold, Crissy, tengo un regalito para vosotros~
-¿Ah sí? –Dijimos al unísono a la vez que nos señalábamos el pecho. Ella asintió, alegre. Sí, no había duda...ese día estaba lleno de sorpresas. Por lo menos, más agradables que esta estúpida tormenta.
Un gran resplandor se coló por las cortinas y seguidamente, un enorme estruendo hizo temblar las paredes de toda la casa otra vez. El cubilete donde Crys guardaba lápices y bolígrafos se tambaleó ligeramente y Lyra dio un disimulado respingo hacia atrás. Menuda tormenta... Sí, hablo de ti: es todo tu culpa. Así que psssst, que ya has hecho bastante.
La castaña nos tendió un par de colgantes, uno en forma de estrella con un Chikorita dentro y otro formando una bola de billar con un Cyndaquil encima. Crystal lo cogió realmente emocionada y lo apretó contra su pecho, contenta. Yo, a lo primero, lo miré con extrañeza. No era de mi estilo llevar colgantes...pero he de reconocer que me gustaba el diseño, sí señor. Asentí decidido y rebusqué en mi mochila, sacando de un tirón mi palo de billar y enrrollando en un extremo la cuerda con el medallón. Guay, ahora soy incluso más único. Sonreí enseñando los dientes como forma de aprobación.
-Es precioso Lyra. –Le dijo Crystal.- No tenías por qué, gracias.
La mencionada se ruborizó un poco y se rascó la nuca un poco avergonzada. Silver se cruzó de brazos e intentó mirar para otro lado, seguramente pensando que lo había dejado de lado. A mí no me engañas ladrón-emo, quieres parecer todo lo inexpresivo y opaco que puedes, pero logras todo lo contrario. Lyra se dio cuenta de su reacción y sacó otro regalo de uno de los bolsillos de su mono vaquero. Le dio un codazo amistoso al pelirrojo y sonrió alegremente.
-¡Hey, que de ti no me olvidaría! Aquí lo tienes, ¿Lo mejor para el final no? –Tendió en sus manos un cordel con un medallón de un Sneasel y un Totodile con colores plateados.
Silver se quedó sin saber qué decir durante unos segundos pero finalmente apretó el objeto delicadamente y una pequeña sonrisa fugitiva se dibujó en su cara. Digo fugitiva...porque estoy seguro que ni se había dado cuenta de que estaba sonriendo. Lyra le devolvió el gesto y como si nuestras mentes estuvieran conectadas por un hilo invisible, Crys me dio un codazo y me miró, indicándome con la cabeza la situación de esos dos. Supongo que ella también se había dado cuenta del buen ambiente que emanaban.
-Oye, ¿Y para cuando la boda? –Solté con una risa pícara. Las mejillas de mi amigo se tiñeron de rojo y un poco más, y lo podría haber vendido como tetera, seguro que colaba. Yo no pude evitar reírme a carcajadas.
-¡GOLD!
-Ahm...¿Qué tal un juego de mesa? –Comentó Lyra, intentando escapar de la situación como fuera posible. Crystal rió un poco y asintió. Después lo hicimos nosotros. Claro...después de una de nuestras típicas peleas "amistosas". Creo que ya se podría considerar como entrenamiento, ¿No? Por lo menos para mi es buena idea.
Y así se pasó la tarde, entre juegos improvisados, risas, algunas bromas y bailes de victoria. Bueno, eso último solo cuando terminamos la GRAN partida al parchís: Nada más y nada menos que una hora. Pero como era de esperar, me alcé con la victoria sin despeinarme. Nunca mejor dicho.
He decir que me encantan estos momentos. Ver sacar ficha a Crystal, que se equivoque en un movimiento, se sienta frustrada, sonría al instante y que mi risa se le contagie es algo que pocas veces tengo el privilegio de ver. ¡Oh! Y hablando de privilegios, ver reír a carcajadas a Silver es un fenómeno totalmente paranormal. La broma no estuvo mal...¿¡Pero en serio tenían que tirarme un cubo de agua cuando entré por la puerta después de ir al baño!? Eso es cruel, retorcido, traicionaro...¡Y me gusta! Y por supuesto no podía faltar Lyra con sus meteduras de pata y oportunos comentarios acerca de lo malos que somos en el Twister.
¿Qué esperabais? No se puede ser perfecto en todo, no?
Los truenos, los relámpagos, el sonido del viento chocando con la ventana en un intento nulo de entrar, los temblores, la humedad del exterior...todo se fue quedando en segundo plano conforme las horas pasaban. Hubo un momento en el que, sin saber cómo, surgió el tema del padre de Silver. Fugazmente, su escondida sonrisa se esfumó como el humo, sin dejar ni rastro. Obviamente, el gran Gold no podía permitir eso. En cuanto me percaté, hice que mi ideas trabajaran rápido y saqué una broma a tiempo. Sip, me llevé un buen golpe por parte de mi seria amiga, pero al menos Silver ya no estaba tan triste. No iba a permitir que volviera a ser el amargado de siempre, no señor. Somos amigos en el fondo.
-Crissy, te toca elegir juego. –Sonrió la castaña, guardando el tablero del Monopokepoli y sentándose encima de un cojín que había puesto en el suelo.
-Ahm...Pues no me sale nada. –Dijo pensativa.- Pero ¿Podeis dejar de ponerme motes? –Una sonrisa nerviosa se dibujó en sus labios.
-Menos mal que yo no tengo...
-¡Ostras, es verdad, qué despiste! –Salté de mi asiento como un resorte y empecé a contar con los dedos.-A ver... Está Red-sensei, el chico que luego era chica del sombrero, Blue-senpai, el chico serio, la chica super seria, el chico cursi, la chica salvaje, el chico raro o croassant, la chica rica, los chicos comediantes (gritón y comilón), el chico soñador, la chica aún más obsesionada con el trabajo que Crystal...
-¡OYE! –Reclamó con los brazos en jarras. Saqué la lengua, burlón y seguí con mis cavilaciones. Tenía que encontrarle un mote a mi ami-rival.
-Pero te falta a ti uno, uhm...¡Ya está!
-No lo quiero saber.-Espetó, de brazos cruzados.
-¡No seas aguafiestas, no es tan malo! ¿Qué imagen tenéis de mí? –Me llevé las manos al pecho fingiendo dramáticamente que me había dolido...Ok no, en serio ¡Eso duele!
-Bueno...-El ojiplata rodó los ojos, ero al fin accedió. Un suspiro cansado se escapó de su boca.
-Abre las orejas y quítate la cera porque ahora eres...¡El chico amargado! ¿Ah, ah? ¿Está chulo? –Moví los brazos en una pose que se parecía en todo a la de un presentador de concurso. Lyra y Crystal, superado ya el shock de la ocurrencia, no pudieron evitar llevarse una mano a la boca para no reírse tanto. Pero Silver seguía tan serio como siempre. Uhm...¿Quizá no le va del todo? En ese caso...
-Crys...abre la ventana, le vamos a colocar una antena en la cabeza y a ver si sirve de pararrayos.
-NUUUUU~ -Salté a abrazar a la chica súper seria como un gato que no quiere dejar escapar su pescado. Ese chico me da miedo. MUCHO miedo.- ¡Sálvame Crys! ¡ME QUIERE FREÍR!
-¡GOLD! –Exclamó ella en respuesta, intentando separar mi cara de la suya. Uhh...¿Eso es un sonrojo?- ¡Venga ya! ¡No te va a freír, somos tus amigos!
-¿Ah sí? –Preguntó Silver, totalmente descolocado. Ya había abierto la ventana y estaba dispuesto a lanzarme a esa maldita tormenta.
-¿Ves? –Le señalé con ambos brazos. Entonces, me pusé de pie y dije bien alto.- Pero, ¿Sabes qué? ¡NO ME COGERAS NUNCA JAJAJAJA!
-Vamos a comprobarlo...¡Ven aquí prototipo de pararrayos!
-¡NUNCA!
-Arceus...-Crystal se llevó una mano a la frente y se masajeó el puente de la nariz suavemente, hasta que poco a poco su serenidad regresó a su respectivo lugar. Lyra le puso una mano en el hombro, con una sonrisa comprensiva. Ella se limitó a devolverle la sonrisa y al ver que seguíamos persiguiéndonos alrededor de la habitación como niños pequeños, se echaron a reír y el cuarto se llenó de un ambiente muy agradable. Ambiente que me sentía orgulloso de mantener, aunque fuera solo por hoy.
Hemos tenido muchos problemas últimamente. Tantos, que apenas hemos tenido tiempo de dedicarle una sonrisa a alguien, de pasar un rato juntos o de desconectar un poco de las tareas. Que me lo digan a mí, esto de ayudar en la reconstrucción de guarderías no es lo mío...¿¡Cómo es posible que los materiales desaparezcan en un segundo y un pequeño Vulpix se beba diez biberones...en DIEZ minutos!? Uff...Y seguro que los demás están igual o peor que yo. Aprovechar este momento junto a ellos era algo esencial para mí. Puede que todo el rato esté haciendo tonterías, que sea un pervertido sin remedio y que no me tome las cosas en serio, pero...Solo quiero ser positivo y subir los ánimos cuando haga falta.
Tampoco soy tan malo jeje~ Solo que tengo mis propios métodos para llegar a ese objetivo.
-Bueno, pues si no se te ocurre nada...Te toca Gold.
-¿Ah? ¿A mí? –Me señalé el pecho, indeciso. Silver me tenía cogido del cuello de la chaqueta pero enseguida aflojó el agarre para poder seguir con la tarde-noche de juegos. Me senté en el suelo, con las piernas cruzadas y pensé detenidamente una idea.- Uhmm...¿Qué os parece...Verdad o reto?
-Me voy a arrepentir...pero bueno, cómo ya es el último~ –Crys se encogió de hombros y Silver y Lyra accedieron.
Pero con lo que no contaba es que Lyra tuviera cartas escritas para estas ocasiones...Estaba bien cuando le tocaba a otro pero cuando te tocaba a ti...agradecías mucho el tener dos comodines. Pero como todo, los comodines se acaban... y con ellos mi dignidad. Y creo que la de más de uno.
-Okay, aquí pone: "Intercambia tu ropa con la persona que tengas al lado" –Recité con cuidado lo que ponía en la tarjeta. Parpadeé y sonreí. Bueno, mientras sea con "el amargado" tampoco perderé gran cos...Pero cuando quise mirar a mi alrededor, me di cuenta de la letra pequeña "a tu derecha" y quién estaba a mi derecha era...
-¿Uh? ¿Qué pasa? –Preguntó Crystal intrigada. Cuando leyó más detenidamente la tarjeta no pudo evitar poner los ojos como platos.- ¿Queeé?
-Eso digo yo. –Ambos acusemos con la mirada a la castaña de ojos de miel que sonrió nerviosa y se llevó una mano a la mejilla, rascándola ligeramente.- ¿Qué clase de persona pone esas cosas en un juego como este?
Es algo retorcido, traicionero, premeditado...¡Y me gusta también! Creo que ya sé quién va a ser mi otro sensei a tiempo parcial.
-Ahm...
-Okay, ya entendí. A parte de mí. –Puntualicé.
-¿Y no la podemos saltar y ya esta? Yo solo pido eso. –Suplicó nerviosa mi compañera de penas.
-Técnicamente habéis agotado vuestro dos comodines, así que no. –Dijo Silver, con la mirada fija en las cartas de Lyra. Parecía estar muy entretenido en la lectura de cada uno de esos trocitos de papel de colores claros.
-¿Y eso cuando fue...?
-Primero: "Besa al chico/a que tengas al lado", segundo, ahm...¿Qué pasaría sí...? ¿Ehh...sabes qué? Pasemos a otra. –Tiró la carta por detrás de su espalda y volvió a centrar su atención en recitar las preguntas y retos que ya habían sido elegidos.- Tercero, "Pasa una noche en casa de tu compañero de al lado"...
-¡Esa no podía hacerla por razones obvias!
- Pero si en la carta no ponía que se hiciera nada raro...a menos claro que...-Sonreí pícaramente.
-¡NO!
-Solo digo que...
-¡QUE NO! –Ahora la cara de Crys estaba más roja que el pelo de Silver.- Además, no puedo dejar el trabajo con el profesor Oak asi como así.- Se cruzó de brazos, un tanto molesta.
-Bueno...¿y la cuarta? –Pregunté con cierto interés.
-Esa era para ti y decía...-Silver rebuscó entre las cartas y por fin encontró la que buscaba. De un color azul claro.- Ah, ya sé porque la rechazaste.
-¿Ahm?
-"Toca a quién quieras, dónde quieras."
-Lo siento pero no podía, ¡Es mi cara la que recibe la patada! ¡Y con ella me gano las lentejas!
-Odio las lentejas...-Susurró con una notable mueca de asco la chica que lo acompañaba.
-Gracias. –La miré con sarcasmo y después me centré en hacer bailar la carta que había recitado antes en mi mano con indiferencia.- Entonces solo nos queda una opción.
-¿No estarás pensando...?
-Vamos a ello. –La animé con una sonrisa divertida. Me levanté de un salto y le tendí la mano para ayudarla a ponerse en pie también.- ¿O eres demasiado seria para atreverte?
-Ay, cállate...-Suspiró y asintió, aunque en sus ojos de cristal podía percibir cierta indecisión. Negó con la cabeza de lado a lado y empezó a caminar en dirección al baño.- Contra antes terminemos mejor.
-¿Espera, no vamos a cambiarnos aquí?
No me dio tiempo apenas a pestañear. Un zapato de color rojo se estrelló contra mi nariz tan rápido como el viento y mi única reacción fue quejarme de dolor mientras el objeto caía entre mis manos.
-Ahí tienes mi respuesta. El otro zapato está al lado de la puerta y te puedes cambiar en el baño de abajo. –Explicó, tan seria e imperturbable como siempre. Acto seguido, se giró y murmuró cosas casi inaudibles.- Me voy a arrepentir de esto...
Veinte minutos después...
Bueno, después de subir y ver a Crys con mi ropa y a mí mismo con una falda, solo puedo decir una cosa. AMABA este juego. Digo, amaba, porque ahora lo ODIO. Con todo mi ser y mi genialidad. Dignidad no porque cada día me queda menos, por desgracia. Y los juegos de Lyra no ayudan en lo absoluto. Pensareis, ¿Qué ha pasado? ¿Os intriga, eh? ¡Pues no os lo voy a decir! Son escenas clasificadas entre mi compañero que subía mi ropa arriba y bajaba las restantes y yo. Nadie más.
**********ESCENAS CLASIFICADAS*************
-Oh no, no pienso ponerme una falda de chica, ¿¡Y menos con una blusa rosa, okay!?
-Vamos Gold, forma parte del reto~
-Tú estás disfrutando de lo lindo.
-Y que lo digas~
-No me voy a poner la falda.
-Te la vas a poner. Y el gorro también. Con-el-lazo.
-¡NO!
-¡SI!
-¡QUE NO!
-¡QUE ABRAS LA PUERTA LECHES!
-¡NO QUIERO, ACOSADOR!
-Pero será...
****************************
En fin, para qué dar detalles. Me sentía horrible. Seguro que me había puesto rojo y todo, pero con lo genial actor que soy, sé que puedo disimularlo con mera fuerza de voluntad, sí señor. Llevar falda amarilla y plisada no es uno de mis gustos favoritos...aunque al menos me deshice del gorro (tirándolo por la ventana) y la ropa huele bien. Realmente bien. No sabía que le gustaban los jazmines a la chica súper seria. A la blusa rosa ya le había echado un par de maldiciones minutos atrás...y sinceramente, creo que la bata de científico me queda realmente bien. Estoy sexy hasta con bata, genial~
Y bueno, mi compañera estaba en la misma situación que yo, o quizás peor, dado que no tenía mis geniales dotes para la actuación improvisada y bajo presión. Tal vez la gorra le quedaba demasiado grande, al igual que los zapatos, pero mis pantalones holgados grises le quedaban mejor que a mí. Y la sudadera roja se me hacía rara verla en otra parte que no fuera en mi cuerpo.
Por dos largos minutos nos quedamos viéndonos el uno al otro, aunque más que ver al otro...Crystal admiraba los hermosos detalles del suelo. Y yo prefería silbar con una indiferencia obviamente fingida y una mirada perdida en la lámpara de estrellas de cristal amarillo que colgaba del techo de la habitación de paredes bancas. Un silencio incómodo invadía la estancia pero estoy seguro de que mi querido "amigo" y la preciada "amiga" de Crystal se lo estaban pasando de cine con solo ver lo avergonzados que estábamos. Vamos, hasta yo me había quedado sin bromas que soltar para aflojar la presión.
Me voy a vengar.
-¿Oh? ¿Qué hace ese Pichu ahí?
El silencio se fue a pique y nuestra vergüenza, por el caño. Como una flecha, los cuatro nos dirigimos a dónde Crys señalaba: Un pequeño espacio en el tejado que se podía ver desde la ventana. Con un poco de esfuerzo, se podía ver una silueta pequeña, rechoncha y con pequeños retazos amarillos. Por último, dos rombos ooronaban lo que parecía la cabeza de la criatura.
-¿Pitaro? –Dije extrañado. Pero cuando quise darme cuenta Crys ya había levantado la ventana, notablemente preocupada.
-¡Pichu!
-Espera, desde esta distancia no se puede ver bien si es el Pichu de color raro de Crys...o el Pichu rarito de Gold. –Observó Silver, impasible. Tío, dime como lo haces.
-De todas maneras...-Extendí la mano y comprobé que la lluvia había dejado de caer. A cambio, quedó el cielo nocturno despejado y lleno de puntos blancos brillantes, como farollilos guardianes, y un olor a humedad un poco molesto.- Tenemos que ir a ver. No se mueve y como le haya alcanzado un rayo por estar tan distraídos...Sería culpa mía. –Apreté un puño y salté por la ventana con agilidad, usando mi mano como palanca. Cuando mis pies tocaron teja, me di cuenta de dos cosas.
Una: Mierda, sigo llevando falda y hay viento.
Dos: Ua segunda persona había aterrizado a mi lado, a juzgar por el sonido secundario.
-Hey, ¿A dónde te crees que vas con MI ropa? –Enfatizó mi compañera de pelo azulado, con una sonrisa que denotaba más complicidad que regaño.
-Ya sabes...nada especial. -Le seguí la broma con un encogimiento de hombros y corrimos con cuidado hasta una esquina en la que habíamos visto esa sombra.
Si antes esa silueta era rara...estando cerca lo era aún más. Eso...
¡Eso no era un pokemon! ¡Ni mucho menos un Pichu!
¡Era un peluche!
-¡SILVER/LYRA! –Gritamos a unísono, pero ellos ya no nos podían escuchar porque habían cerrado la ventana con un ruido seco y cortante.- Esta me la debes...
Comprobamos que todo había sido una estratagema y que los cristales estaban bien cerrados, con las cortinas echadas y que no se oía ningún sonido adentro. No había que ser muy listo para darse cuenta que no íbamos a entrar en un buen rato, así que...aproveché para sentarme con los pies colgando en un lugar estable y esperar con una semi-paciencia latente.
-Buena jugada...Quizá me la apunté.
-Nunca cambiarás...-Crystal se sentó a unos pocos centímetros de mí, mirando a los estrellas con sus brillantes ojos celestes.- A esperar a que esos locos se harten de su broma se ha dicho~ Esta se la guardo a Lyra.
- Y yo. –Los dos sonreímos ligeramente y una carcajada se escapó de mis labios. Los siguientes cinco o seis minutos se pasaron tan lentos y silenciosos que me vi en la necesidad de sacar un tema del que hablar. No soporto el silencio no sé por qué.- Oye...-Comencé a decir. Ella se giró, intrigada.- ¿Ahora sí me vas a decir a qué le tienes miedo? –Sonreí sin ningún rastro de doble sentido para que se sintiera más cómoda. Después de todo...ese cielo estrellado me inspiraba a hablar con sinceridad. Creo que es culpa de que voy vestido de chica. Maldita falda.
-No te rindes, ¿eh? –Sonrió con desgana y volvió a mirar al cielo oscuro y brillante a la vez.-Pero, está bien. No pierdo nada.
-Cierto...la dignidad ya la perdí por los dos. –Bromeé en un susurro y una risa cantarina inundó el momento. Una ráfaga de viento hizo danzar los mechones de nuestro cabello, llevándose consigo unas cuantas hojas y semillas de dientes de león.
Cuando la risa se extinguió, sonrió a la nada. Risueña, y comenzó a hablar con un tono delicado, como si temiera hacerle daño a las estrellas que tapizaban el oscuro firmamento.
-Cuando creí que había perdido mi habilidad para capturar en el desastre de Jhoto y Máscara de Hielo, me sentí perdida, inútil, sin nada en lo que poder ayudar. Me preguntaba, ¿Si había perdido lo único en lo que era buena...qué podría hacer, cómo seguiría con mi trabajo, cómo ayudaría en el problema en el que me había visto envuelta de sopetón? Esa habilidad era lo único que me hacía "especial", que me distinguía. Antes, tenía miedo de eso: Perder lo que me hacía única.
-¿Antes? –Parpadeé un par de veces, sin saber muy bien a que se refería. Pero me centré más en la cara que tenía ahora, después de haberse "desahogado" un poco por así decirlo. Parecía triste...pensativa, pero triste y nostálgica.- Hey, ¿No estarás haciendo esto para que diga cosas bonitas, no? –Mi habitual sonrisa desapareció y como pocas veces en mi vida, me puse serio. Espero no tenerlo que volver a hacer, es horrible.
-...
-Mira. Quiero que sepas que no eres especial solo por eso. –Mis brazo vagó hasta colocarse cerca de mi nuca y mis ojos dorados se posaron en las estrellas. Una sonrisa divertida brilló por instantes en mi cara.- A ver, es especialmente doloroso por una semana esas patadas tuyas pero...-Giré la cabeza e intenté hablar con sinceridad. No era verdad lo que estaba diciendo y no iba a dejar que se tuviera tan poco aprecio a ella misma.- Crys, deja de ser tan super seria. –Sentencié, con una sonrisa animadora.- Sabes que eres la persona más bondadosa y desinteresada que puede haber en todo Jhoto, e incluso más, te lo digo yo.
->> Además, eres buena persona y entrenadora, con o sin habilidad para capturar. No perderías tu trabajo por algo así, ni nos perderías a nosotros, y mucho menos no podrías hacer algo por los demás, ¡Venga ya, ayudas en un orfanato mucho tiempo! ¡Pocas personas harían eso! Bueno, al menos...-Me rasqué la mejilla derecha y miré hacia otro lado. Me voy a ARREPENTIR de lo que estoy a punto de decir.- Al menos para mí si que eres especial de todas formas, en cualquier época.
Maldición, ¿Qué he dicho? Por favor, dame una patada, creo que la falta de aire fresco me ha dejado sin oxígeno.
-G-gracias por pensar eso, en serio. –Genial, ahora ya eramos dos los que estaban rojos. Pero, para mí sorpresa, respiró hondo y siguió hablando, rompiendo el silencio que creía que iba a ser para largo rato, ¿¡Silver, cuando narices abrirás esa maldita ventana!? –Pero ahora que superé eso, creo que tengo miedo a perderos a vosotros. –Me miró fijamente y pegué un respingo. No estoy nervioso, claro que no.
-¿Q-qué manías tenéis de que diga cosas bonitas hoy?-Mira a otra parte, Gold, mira a otra parte y nadie se dará cuenta de lo que piensas...
La chica, se puso una mano en la boca para retener una ligera risa.
-En el fondo te gusta y lo sabes.
-Ñeh...-Carraspeé e hice un movimiento de poca importancia con la muñeca.- Hablas con la persona equivocada. Lo que buscas está en Hoenn y seguro que ensaya para el papel de Ceniciento.
-Cof, cof...
-Okay, perdón. –Reí al ver la divertida cara de enfado que había puesto y me levanté, quitándome el polvo de mi "nuevo" vestuario.- Oye, ¿Y no podemos colarnos por alguna otra ventana del segundo piso? Esto de llevar falda es horrible, ¿No hay deporte olímpico?
-Puede ser. –Asintió pensativa.- Pero, ¿Por qué lo dices? Sigues siendo el gran Gold. –Rió a su propia broma.
-Ja-ja, qué graciosa.
-¿Entonces?
-El aire...
-Oh, Gold...-Se dio una palmada en la frente.- Anda, vamos a ver cómo entramos...
-¿Nos vengaremos?
-Por supuesto.
-Entonces...¿Me das un beso?
-¡GOLD!
-¡Vale, vale era broma! ¡Como decías a todo que sí...! (...) ¡Pero espera no me dejes aquí solo!
~~Confieso que me ha encantado escribir este one-shot. La personalidad de Gold da muchas ideas divertidas y tiernas que barajar y me ha gustado darle una faceta más "sarcástica y tierna" pero sin salirse de sus límites. Ojalá me salieran tan buenos capítulos como lo son los one-shots uwu En fin, espero que lo hayan disfrutado!~~
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