Fue en ese otoño
En el que su cálido abrazo al partir encendió las velas del pasado
Y ahí comprendí
Y ahí pude ver
Que ella ya se había marchado
Dejando su destello de sonrisas
Atentando contra cada enojo
Desatando la guerra contra mis enojos
Levitando el presente
Como una llama incandescente
Que alumbra mi mirada
Y en ese titilar de cánticos mañaneros
Divisaba tus gestos al despertar
Como cuando corrias por el matorral
Elevando aun mas mi mirar
Y mi exasperación por despertar
A ese noble destello
Y con palabras susurrando
Sus ojos cerro
Y en su lecho de muerte
Mis manos brotaron de la tierra
Para volver a acariciarla
Pero su imagen se borro