• Parte 8

Hacía una hora que estaban dentro y eran las últimas fotos que debía sacarse Oliver para la campaña masculina, por lo que Autumn le hizo un gesto a su cuñada para que le dijera algo y no se quedara tan callada. April le negó con la cabeza y ella abrió la boca.

—Mañana teníamos pensado con Colin ir a beber algo después de cenar, ¿se acoplan a la salida?

—¿A beber? —cuestionó April.

—Podríamos ir a cenar también con ustedes, ¿no? —Se interesó Oliver mirando a Autumn.

—Sí, claro que sí. Podemos arreglar e ir a cenar los cuatro y después a otro lugar más tranquilo para beber algo y charlar.

—¿Y a Marcus no le diremos? —se excusó con nervios la cuñada.

—Hará mal tercio —acotó el hombre con una clara intención de que no quería la salida con alguien más.

—Opino lo mismo —dijo la joven dándole la razón.

April la fulminó con la mirada y ella le sonrió sin mostrarle los dientes.

Apenas terminaron, acomodaron todo y Oliver se despidió saludándolas y avisando que le enviaría un mensaje a Colin para acordar el lugar del encuentro e ir los cuatro juntos.

Cuando el joven hombre desapareció de la vista de ambas, April le habló a su cuñada.

—¿Por qué lo hiciste? —se quejó.

—Porque tú no ibas a avanzar. ¿Te has fijado cómo te mira?

—Me mira como April, la hermana de su mejor amigo, nada más —expresó con un suspiro de resignación.

—¿Te parece que solo como eso? ¿Acaso piensas que ya te catalogó como la hermana de su mejor amigo? Tú eres la extrovertida, sabes más de chicos que yo.

—Es lo que tú crees, me han gustado varios, pero ninguno como Oliver, aparte no sé si te he contado que nunca tuve un novio formal. Oliver me gusta muchísimo, pero sé que jamás me mirará de otra forma.

—Mañana lo podemos averiguar —le guiñó un ojo y le regaló una sonrisa.

—La verdad es que, no me gustaría sentirme como una ridícula frente a él y enterarme de que no tiene intenciones de nada conmigo.

—Te aseguro que ese hombre no se va con rodeos.

—¿Sabes algo tú? ¿Te ha dicho algo de mí? —Abrió más los ojos y preguntando con curiosidad.

—No sé nada y tampoco me dijo algo —le mintió.

—Entonces no me tengo que hacer ninguna ilusión con él.

Las dos salieron del estudio y le avisaron a Colin que se iban a una cafetería para charlar mientras compartían una merienda.

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