Gimió por lo bajo al sentir aquellos besos apasionados que él le daba, hacía una semana que no la besaba como ahora, pero necesitaba aclararse la mente para no pensar en que su marido podría haber hecho algo que la perjudicara otra vez.

—Ni te atrevas a besarme como la vez anterior.

—¿Y no te gustó lo que pasó después? —La provocó metiéndole la lengua en la boca para continuar besándola.

—No —acotó firme.

—No te creo nada —volvió a besarla para provocarla más—. Si hasta incluso has gemido de la manera en cómo te estoy besando, tú eres la embustera en decirme una cosa y sentir otra.

—Lo de tipo con doble cara te lo dejo a ti que bien lo actúas.

Colin no le dio ninguna tregua, volvió a besarla con más ansias que antes, con más pasión y salvajismo que antes, y lo hizo sujetándola de las mejillas para que ella no tuviera manera de escaparse de él.

La llevó hasta el escritorio del dormitorio y la subió a este. Le levantó la falda del vestido y tocó su intimidad por encima de la ropa interior.

—No es momento para esto y aparte estoy enojada contigo.

—¿Mucho? —le preguntó besando su cuello y el medio de sus pechos.

—S-sí. Mucho.

Su marido la miró a los ojos, los dos se fundieron en el verde del otro y aprovechó para bajarse los pantalones y el bóxer.

—Vas a tener que aferrarte a mi cuello porque será intenso.

—No lo haré.

—Yo creo que sí —le afirmó e hizo a un lado la tanga para tocarla con los dedos.

Autumn ahogó un gemido y abrió más los ojos cuando sintió rozar la yema de los dedos masculinos contra su intimidad. Colin la sujetó de la cintura para ponerla más al borde del escritorio y de a poco fue hundiéndose en su interior. 

La chica se agarró al borde del escritorio cuando lo sintió por completo. Estaba excitada, pero sentía molestias aun cuando entró.

—Sujétate a mí, no te hagas la valiente porque esta es tu segunda vez, Autumn.

—No puedo relajarme cuando sé que me vas a hacer algo que me perjudicará.

—Lo que ahora te hago no te perjudica en nada, solo hacerte sentir bien y que disfrutes de esto, si te refieres a lo otro, pues vas a tener que confiar en mí, no te va a quedar de otra.

—¿Por qué debería confiar en ti?

—Porque ahora sí soy por completo tu marido y no haré nada en tu contra, nunca.

La joven no apartó la mirada de la suya y sin decirle algo más se aferró a su cuello como se lo había pedido dos veces.

—Eso es, cariño —se hundió nuevamente y ella gimió otra vez—. ¿Te duele?

—Me molesta un poco.

—Iré despacio —le expresó y ella asintió con la cabeza.

Colin la amó como se lo había dicho, entre caricias por encima de la ropa y por debajo de esta también, besó su boca reiteradas veces, su pecho muchas más y metió una de las manos libres por dentro del escote para tocar uno de sus senos.

—Necesito...

—¿Qué necesitas? —formuló ella ahogada de placer.

—Tus pechos en mi boca —le bajó el cierre del vestido y descubrió el torso femenino.

Puso entre sus labios cada pezón y parte del seno mientras los sujetaba con las manos. Pasó la lengua varias veces por cada uno y regresó a su boca para besarla y que Autumn lo acobijara de nuevo en su interior. 

Colin la abrazó por la cintura y sujetó uno de sus muslos al tiempo que ella se sostuvo del cuello y del brazo que tenía en el muslo. El hombre se estaba hundiendo cada vez más profundo y sus movimientos eran más intensos y rápidos, la chica gemía, él también, lo único fuera de su lugar era el labial y los zapatos de ella, uno se le había caído y el otro zigzagueaba a punto de caerse y así lo hizo cuando puso los pies en punta porque ambos habían llegado al orgasmo entre gemidos y respiraciones aceleradas.

Mientras aplacaban el deseo que habían tenido momentos antes, se besaban manteniéndose abrazados. Él salió de su interior con cuidado y la ayudó a acomodarse, luego lo hizo él.

—Sigo enojada contigo —comentó aplicándose otra vez el labial que tenía puesto.

—Cuando la fiesta termine, te lo discutiré en la cama o en la ducha.

Autumn se rio por lo bajo, pero no le dijo nada. Apenas los dos quedaron presentables de nuevo, salieron del pent-house.