• Parte 5

Colin se quedó en un rincón a solas, intentando procesar todo lo que estaba pasando y cuando se calmó un poco, se comunicó con su padre para avisarle lo que había sucedido. Todavía recordaba las imágenes, la expresión de terror en el rostro de su esposa y cómo la esteca se hundía en su cuello provocando un mar de sangre. Cerró los ojos queriendo no acordarse de aquellas escenas, pero eran inevitables teniéndolo todo tan vívido.

Los padres de ambos llegaron al hospital y los hermanos de él también.

—¿Qué sucedió? —le preguntó Tania angustiada—, tu padre me dijo algo, pero no entiendo nada.

El hijo mayor la abrazó por los hombros y se la llevó para alejarse de los demás mientras que Avalon y Anthony hablaban con ellos para comentarles la situación.

—El médico aún no salió, solo espero que se encuentre bien —le tembló la voz.

—Ya verás que se recuperará, hijo, debes estar calmado.

—Solo quiero que toda esta pesadilla se termine de una buena vez.

—No te preocupes, todo pasará —le sonrió—, debes ser fuerte —le dijo acariciando su mejilla.

El hombre solo asintió con la cabeza y su madre lo abrazó para que pudiera desahogarse como quisiera.

Pasaron casi tres horas para que el cirujano saliera del quirófano para darles una noticia.

—¿Cómo se encuentra? —Su marido fue el primero en preguntar.

—Está estable, pudimos detener la hemorragia, pero al perder demasiada sangre, está muy débil y en estos momentos las enfermeras la están preparando para que reciba varias transfusiones.

—Entiendo, ¿cómo se encuentra su embarazo?

—Bien, lo que sí quiero comentarle es que, puede que tenga dificultad para hablar durante varias semanas, no afectó del todo a sus cuerdas vocales, pero tuvimos que reconstruir parte de lo que estaba perforado, sin contar con que le realizamos una cirugía estética también.

—Gracias, doctor, ¿podemos pasar a verla?

—En cuanto las enfermeras salgan del cuarto lo podrán hacer, pero de a uno a la vez, está en el piso 2, habitación 15.

—Se lo agradecemos —se estrecharon las manos.

—Es una noticia muy buena —le contestó Richard a su hijo abrazándolo por los hombros.

—Es un alivio que esté bien —comentó Anthony sentándose en una de las sillas del pasillo.

—Es fuerte, es una Stanford también y no se rinden tan fácil —declaró su madre sentándose al lado de él y apoyando la cabeza contra la pared.

—¿Quién es el detective con el que estabas hablando? —Curioseó el hombre.

—Es comisario también, es alguien que conozco desde hace muchos años.

—¿Tuviste algo con él?

Avalon lo miró tan perpleja que le dieron ganas de darle vuelta la cara.

—¿Te parece que es momento para preguntarme esas estupideces, Anthony? —formuló enojada al tiempo que lo miraba con atención a los ojos—. No te debería interesar eso, es mi vida privada. Y en todo caso, estaba hablando para saber cómo puede él proceder con el tema de esa mujer, no quiero que salga de la cárcel.

—Te aseguro que no lo hará y si me tengo que gastar la fortuna en que se mantenga presa, lo haré, no me importa más nada ya —admitió sin vueltas.

—Bien, parece que ahora sí te pusiste más ajustados los pantalones, me gusta.

—Summer no está nada bien, no lo parece de la manera en cómo se carcajeó cuando la amenacé —negó con la cabeza recordando esa escena.

—Si en verdad no es tu hija, ya no sería un problema tuyo —le comentó Avalon.

—Lo sé, pero ¿no crees que cuesta un poco despegarse?

—No si no me corresponde o si en el medio hubo cosas tan tremendas como para dejar de preocuparse por alguien que de por sí tiene rencor y odio con cualquier cosa que le intentes decir o hacer para su bien —lo observó con atención—. No seas tonto, Anthony, ya no vuelvas a cometer el mismo error de cuando tenías veinticuatro años.

—Tienes razón, puede que solamente le pague el psicólogo a mi exesposa, y ahora el posible psiquiatra y sus píldoras.

—Lo entiendo bien, pero no más que eso, Anthony, yo sé que has vivido muchos años con ella, pero de la manera en cómo ambas hicieron todo esto, no fue bueno tampoco —se puso de pie—, me iré a buscar un café, ¿quieres uno?

—Sí, por favor.

Avalon les preguntó a los demás, pero ninguno quiso, pero le traería uno a su yerno a pesar de que se había negado, solo para que se distrajera un poco a pesar de las circunstancias.

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