• Parte 5
La señora se acercó a ella y le habló.
—Me alegra mucho verte aquí, pensé que no ibas a venir por la manera en cómo quedaron las cosas hace un rato atrás.
—La verdad es que, tenía mis dudas para asistir, sin embargo, aquí estoy, espero que en algún momento podamos hablar con tranquilidad.
—Lo que quieras, Autumn, no voy a presionarte, solo quiero que sepas que tienes a alguien en quien puedes apoyarte también, aparte de tu marido, tu padre y tu familia política.
—Me parece bien —le expresó y luego retomó la conversación—, quisiera respuestas sobre algunas preguntas que tengo, pero no ahora, quizás cuando todo esté calmado.
—Te responderé todo lo que quieras saber, no tengo problema, solo quiero que tú estés cómoda y tranquila —confesó y ella asintió con la cabeza—. Ven, te presentaré a los demás y a mis amigas —le dijo con una sonrisa.
El evento no solo era para despedir el año por todo lo que habían conseguido, respecto a metas sino a clientas nuevas y a negocios nuevos que pidieron comercializar los cosméticos de su empresa, sino que para Avalon lo más importante era la persona que estaba allí junto a ella, su hija Autumn.
Varias horas más tarde al finalizar la fiesta, la chica y la mujer se quedaron sentadas en una de las mesas del salón de eventos para conversar con tranquilidad. La joven le preguntó todo lo que quería saber y ella le respondió cada interrogación sin titubeos ni remiendos, porque eso era lo que en verdad quería Autumn, que le dijera las cosas sin mentirle u omitirle cosas y a medida que avanzaban, le iba creyendo un poco más sin contar con que se sentía más tranquila por saber todo.
—Me gustaría que el primero de enero estés en el almuerzo que haremos en el departamento donde vivo con Colin.
—¿Estás segura, Autumn? —le preguntó sorprendida.
—Sí, lo estoy y mi marido no tiene problema en que estés con nosotros, estará mi papá y la familia de Colin también, creo que sería bueno que se conozcan, después de tantos años sin tener una madre de verdad, no veo mal que se reúnan todos.
—Autumn, no pretendo que me llames mamá porque el título es un lujo que yo perdí hace años atrás.
—Lo sé, no te preocupes por eso, por el momento quiero que nos conozcamos mejor.
—Sí, lo que quieras —le dijo con una sonrisa.
Una hora después la muchacha llamó por teléfono a su esposo para que la fuera a buscar mientras hacía tiempo con la dueña de la cosmética en mostrarle los demás pisos de la compañía, sobre todo, la oficina y el cuadro del que le había hablado.
—Me sorprendió y alegró al mismo tiempo que hayas usado el colgante que te había dejado de bebé.
—Papá me lo dio hace unos días atrás, lo tenía guardado, pero no sabía que tenías el mismo tú también.
—Lo compré en un paseo que hice contigo antes de dejarte en la casa de tu padre, había pedido dos colgantes iguales. Uno te lo dejé a ti y el otro me lo quedé yo, pero no creí que Anthony te lo guardara.
—Lo hizo, cuando las cosas se aclararon entre nosotros y me contó que me vio en la entrada de su casa con una nota y el colgante, me dijo que me lo entregaría y desde que me lo dio no me lo quité.
—Gracias, Autumn —le sonrió y ella correspondió a la sonrisa también.
La joven mujer recibió una llamada de su marido para avisarle que estaba en la entrada.
—Acaba de llegar —refiriéndose a Colin.
—De acuerdo, nos vemos pronto, te agradezco que hayas venido —le contestó tomándola de una de sus manos y la chica se acercó a ella para abrazarla con el brazo que tenía libre y le dio un beso en la mejilla.
—A ti por haberme invitado, la pasé bien y me despejarte todas las dudas que tenía, gracias por no darle vueltas a las respuestas que necesitaba, la verdad es que estoy más tranquila.
—Eso es lo importante, Autumn. Saldré contigo para regresar a mi casa también.
—Está bien.
Las dos bajaron por el elevador y caminaron hacia la salida en donde se encontraron con el hombre de seguridad y con Colin.
—Buenas noches, Colin —le dijo Avalon.
—Buenas noches, señora.
—Eres un gran hombre y me alegro de que seas el esposo de Autumn —sonrió a ambos.
—Se lo agradezco —le sonrió y luego miró a su esposa—, ¿estás lista?
—Sí, buenas noches —emitió la joven y se acercó a su marido que le ofreció el brazo.
De aquella forma llegaron al coche y apenas se metieron dentro, volvieron juntos al departamento.
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