Todo estaba tranquilo y seguían charlando hasta la salida, pero el inconveniente apareció cuando vieron a Summer en la entrada del edificio con una expresión de furia en su rostro.

—Aquí vamos de nuevo —anunció Colin apretando el puente de su nariz—. Veo que tu madre no te hace llegar la advertencia que le he dicho y que implicaba a ti también —habló tajante.

—Tus advertencias las paso por mierda —recalcó—, terminé por enterarme que el cincuenta por ciento de las ventas que le estás haciendo a hacer a mi padre dentro de la empresa van a parar a esta huérfana —su voz sonó enojada y la apuntó con el índice—. Nunca trabajó en su miserable vida, ¿y ahora tiene dinero para gastárselo donde quiera a costillas nuestras? —declaró con sorna—, no señor Evanson, a mí nadie me verá la cara de estúpida.

—Creo que estás buscando que abra la boca para que tú y nuestra madre se tengan que meter la lengua en el trasero —le contestó Autumn molesta por la situación—. Y para tu información trabajo de maquilladora, que no te interese saberlo, ya es problema tuyo.

—Si sé que hay ventas y la mitad va a su nombre, entonces me da a entender que las acciones nunca nos las darás —respondió mirando a Colin.

—Que yo recuerde, nunca hablé de acciones —puso en tela de juicio sus propias palabras e incluso aquel contrato que una vez firmaron.

—Te lo repito, no soy una estúpida, solo espero que cuando pase el año nos des las acciones que nos corresponden.

April y Oliver habían quedado a un lado ante la escena que estaban presenciando.

—A ver si nos entendemos, yo no tengo porqué darte explicaciones —comenzó a hablar Colin con seriedad y realmente enojado—. De darle alguna explicación a alguien, sería a tu padre y como los asuntos están arreglados, pues tú me vales una tonelada de mierda, al igual que tu madre.

—Ese viejo desgraciado que solo sirve para generar más inconvenientes —rechinó los dientes de la rabia que sentía por dentro.

Autumn le reventó la mejilla de una cachetada.

—¿Te gustó? —formuló refiriéndose a la bofetada—. Pues cierra esa puta boca que solo la usas para destilar veneno y odio como una serpiente —su timbre de voz era serio y sin titubeos—, tú y nuestra madre, son dos serpientes que siempre manipularon a mi padre y me jodieron la vida a mí también, así que, regresa por donde viniste porque esta vez sí vamos a llamar a la policía y veremos cómo termina esto.

Autumn no se doblegó y tampoco se puso nerviosa, ya no la asustaba más, ni ella y tampoco su madre.

—Solo te sientes fuerte porque estás con gente igual que tú, de no ser así, te aseguro que te rompo esa linda cara que tienes.

—Bueno, voy a ir agregando más amenazas a la denuncia, ¿te parece? Podemos ir ahora mismo a la comisaría, asentar una denuncia y empezar a contar cosas turbias.

—No eres capaz de eso, eres tan miedosa que no harás nada.

El hombre de seguridad del edificio se acercó a ellos para preguntar si todo estaba en orden.

—Sí, señor, gracias, esta persona ya se retira del establecimiento —articuló Autumn.

—En otra ocasión nos veremos —sonrió de lado y se alejó de ellos.

—Es una arpía —acotó April sintiendo rabia también.

—¿Cómo se enteró de eso? —le preguntó su esposa a Colin mirándolo.

—No lo sé, lo único que se me ocurre es que las facturas estén con tu nombre, porque el contrato lo tengo yo, ni Anthony, tu padre me pidió guardarlo por miedo a que Summer le revisara las cosas y no se equivocó, no encontró el contrato, pero sí los papeles con tu nombre y la cantidad de dinero por mes.

—Es nefasta —opinó Oliver—, parece una mujer peligrosa.

—Lo es —le dio la razón April.

—Será mejor que vayamos a cenar para intentar despejarnos de esta situación incómoda —sugirió Colin.

Todos asintieron y caminaron unos pasos para entrar al coche.