XXX


El mundo podía tomar diferentes matices, dependiendo de la esperanza que anidara en el corazón. Había aprendido a verlo todo con buenos ojos, a pesar que en un principio, él mismo se preguntaba si en verdad, valía la pena.

¿Llorar? ¿Reír? ¿Soñar? Y si así era... ¿Con que fin? ¿Acaso los sueños no son solamente eso? ¿Qué hay después de lograrlos? ¿Otros sueños más?

La fotografía que se encontraba en las blancas manos de la coordinadora, le darían la respuesta.

Cuatro niños tomados de las manos y las sonrisas amplías les identificaban en el mayor momento de felicidad. Los largos cabellos oscuros de las primeras dos, el pequeño de manchas en las mejillas y la niña de cabellos claros y sombrero de paja...

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

XXX

ACTUALIDAD

La noticia había sido devastadora, el apetito y las ganas de salir de ahí de una vez por todas se habían esfumado, no quería siquiera pensarlo... que en realidad... todo lo que había ocurrido aquella vez, había terminado con una consecuencia... y menos de esa magnitud. ¿En qué momento su vida se desordenó de esa manera?... Convertirse en padre, dos veces y ninguna de las dos enterarse de la manera correcta. Por supuesto que no podía comparar... Pero no le hacía sentir mejor.

Se había recostado en la habitación y junto a él su pequeño que se había encariñado tanto con él, que no lo dejaba ir a ninguna parte sin acompañarlo, pero había caído presa del cansancio propio de su edad, en unos cuantos minutos, por lo que el campeón lo observaba. La confusión dentro de su pecho, de pensar que otro pequeño... estuviera en camino lo atormentaba.

-NO ERA SU RESPONSABILIDAD- Palabras que había escuchado hasta el cansancio desde que se dio la noticia y discutió el acontecimiento con su amada. Y lo entendía... su cerebro se lo decía pero... ¿Realmente importaba si él estuviera de acuerdo o no? Había sucedido... y era su sangre.

Y tampoco se trataba de él cargar con el desastre dejado atrás... porque no era él quien tendría ese bebé... más bien... se sentía utilizado y robado... asaltado... se habían apoderado de algo que le pertenecía... y ahora comprendía que quizás ese había sido el fin desde un principio.

¿Qué hacer?... ¿Qué pensar?...

Los acontecimientos daban vueltas en su cabeza, hasta el punto de llegar a pensar en su propio padre, la figura que odiaba... y que ahora él secundaba con una situación similar... No quería ser un padre ausente como el suyo... no quería ser odiado por sus hijos... ¿Pero podría ver a sus hijos en primer lugar?... ¿Se reconocería como tal?...

No quería pensar que aquel pequeño en manos de Emilia... creciera con una mujer de tan mal actuar... Pero...

Fue sacado de sus pensamientos abrumadores, por la puerta que se abrió, dejando pasar a la cabellos de miel, que traía una bandejita en mano.

–¿Estás despierto?... –preguntó suave, por lo que el campeón, volteó hacia ella, dejando al pequeño a sus espaldas. Se levantó rápido de la cama y llegó a recibirla, tomando la bandeja y colocándola en la mesita, para luego regresar lo más pronto hacia ella y abrazarla, seguido de un suspiro, que la sorprendió.

–¿Estás bien?... –Dudó unos segundos en corresponderle, no sabía hasta dónde se prohibía el contacto, por lo que lo rodeó despacio con ambos brazos, colocando las manos suaves sobre la espalda ancha.

Era injusto lo mucho que tenía que sufrir... ya no quería verlo así... ya no más, ya no, ya... –Cerró fuerte los ojos, profundizando el abrazo, al punto de colocar su rostro un tanto arriba del pecho del entrenador.

Era muy reconfortante... el sentirse apoyado por ella y su dulce olor a vainilla que le fascinaba estaba presente, remembrando los abrazos que habían compartido en más de un centenar de veces, rodear a Serena con los brazos era una de las maravillas de su vida.

–Quiero conocerlo... estar junto a él... que no se sienta desamparado... –Sabía a qué se refería... aquel pequeño, cuya existencia simple había dañado otro tajo más de su corazón, pero no podía negárselo... él quien era el más afectado... había pensado en la criatura antes que su propio orgullo. Y Sabía lo importante que era para Ash... que si había un pequeño en su vida, el apoyo que él brindaría como padre, sería sincero y presente.

Pensar siquiera en ir en busca de esa mujer... la hacía enfermar pero no dudó en asentir, el apoyo que se brindarían los dos, como siempre lo hicieron, era la clave de su unidad. Enfrentarían lo que fuera juntos, juntos hasta el final. Se separó un poco para buscar su mirada.

Como si jamás hubieran estado separados, la complicidad entre los dos, era notoria, se sonrieron por lo irónico del asunto, la fidelidad los unía como un hilo transparente, que por muy separados que hubieran estado en el pasado, no los dejaría soltarse jamás, obligándolos a acomodarse en posiciones. Las manos enguantadas sobre la espalda de la artista, bajaron poco a poco hasta adueñarse de su cintura, con aquel toque eléctrico que le producía su acercamiento. Al sentirlo, la ex reina parpadeó sorprendida, pero gustosamente, le sonrió una vez más y rodeándolo siempre con un brazo, llevó el otro hacia el rostro del joven, para acariciar su mejilla con delicadeza. Había pasado un tiempo desde que estuvieron así de juntos, sin nerviosismos o respiraciones entrecortadas por el miedo.

Y cual los besos se tornaran reconocedores, se acercaron despacio, sin dejar de ver entre parpadeos las reacciones del otro, la bienvenida a la unión entre sus labios, que una vez efectuada, pareció fundirles la vida, cual el respiro que necesitaban les llegara, el aire profundizara y la alegría reviviera. Sonrieron en medio del beso, que aún con el miedo de hasta dónde poder llegar... les provocaba juntarse más, al punto de sentirse obligados a empujarse entre sí, hasta encontrar un apoyo, llegando a chocar contra la pared, en la que Ash quedó con ambos brazos extendidos a los lados de la cabeza de la artista.

¿Qué era eso?... Podía sentirse vivo y normal... tenerla así para él y poder disfrutar del momento con ella... como siempre, como antes... Y al verse lo comprendió...

Nadie podía arrebatarle lo que él era realmente... le habían sometido... sí... y lo habían humillado, pero nada era más fuerte que él, el único capaz de luchar contra sus propios recuerdos y sentimientos, para darse cuenta que ahora estaba ahí... con la libertad de actuar de la manera que le gustaba... de estar con la persona que amaba... de ser libre y verse libre ante los ojos del mundo, pero sobre todo, de si mismo.

Quería ver... tocar... disfrutar... y verla enrojecer... una y otra vez... como siempre le encantó. Saber que podía hacerla feliz y plena, era otra de sus capacidades y no dependía de lo que pasara con él o hubiera pasado. Cada momento junto a su amada se escribía en una hoja en blanco y con letra fina...

–Serena... –juntó su frente contra la de ella, que cerró los ojos y lo sostuvo de los hombros, para evitar que se moviera de aquella posición. –Me debes... 767...

–¿Qué cosa?... –abrió los ojos sorprendida y lo miró, extrañada. A lo que el Ketchum, sonrió.

–¿No recuerdas?... Me dijiste que llevaríamos una lista de besos en deuda... –Su comentario la sonrojó, sacándole una sonrisa, aquello la había hecho remontarse a los años más hermosos de su vida juntos.

–Si no mal recuerdo... eras tú el que me debía a mí... y no me has pagado en mucho tiempo, por eso se le suman intereses de 200%...

–¿Qué? ¿Es eso lo que llaman inflación?...

–Jajajja será mejor que comiences a pagar... –Apenas había terminado de hablar, cuando se juntaron en un beso, que la presionó contra la pared, seguido de otro más, en medio de miradas de aceptación. Tuvo que retener el ímpetu de sus manos que se morían por posarse sobre él, sabía que todo llevaría un tiempo... y ese de por sí, ya era un gran paso.

–Por favor... no te contengas... –le susurró al finalizar el último beso. –Seamos como antes... –Tomó su mano entre la suya y entrelazaron dedos, sabía que podía ser difícil pero ambos lo deseaban, borrar la separación horrenda de la que habían sido víctimas y recuperar todo lo que se perdió y si él estaba dispuesto a dar el paso y recibirla, lo daría...

–¿Estás seguro?... –Tembló su mirada azulina ante los ojos castaños, que asintieron con un cerrar y abrir de párpados. Y con esto el muro invisible entre los dos pareció desaparecerse, al juntar sus pechos entre sí, tomándola con fuerza y entrega por la cintura y ella rodeando su cuello y espalda alta.

Eso era... había vuelto a ser libre... libre de tomar sus propias decisiones sobre con quier estar y qué querer ser... y la quería a ella... la había anhelado por tres años... su dulce amiga, su bella novia, su adorada prometida... su divina amante... su fiel pareja... su mujer...

No había manera de describir la felicidad que sentía. Colocó una de sus manos sobre la de ella que yacía en su mejilla y cerró los ojos.

–Te amo...

–Ash... sabes que yo también... te amo mucho... –las lágrimas acudieron sin que pudiera evitarlo, el momento era tan íntimo que esperado que su corazón se proyectaba.

–Serena... –Inspiró fuerte antes de seguir hablando. –Dame esto... –Tomó su mano izquierda y le sacó el anillo, por lo que los ojos azules lo miraron preocupados.

Al tenerlo en mano, el campeón lo vio y apretó en su puño. –Pasé por mucho para conseguir esta cosa jaja... –

sonrió y lo llevó a su bolsillo. –Y para dártelo fue otro lío más...

–Sí... lo sé...pero... ¿Me lo devuelves?... es que...

–No Serena

–¿No?... –temblaron sus orbes, al sentir crecer la desilusión dentro de ella. Tal vez... Su amado prefería retomar las cosas con calma... y lo aceptaría. Después de todo, retomar desde el punto en que se quedaron... tal vez era imposible.

–Ese anillo es de mala suerte... ¿No lo has pensado? –la miró tratando de explicarse.

–Oh... creo que tienes razón...

–Y nuestro futuro... tiene que estar precedido por solo cosas buenas y hermosas... Disculpa si se sintió feo... -la tomó por ambas manos, pero cuando tu segundo prometido se te declare... debes estar libre y feliz, sin manchas del pasado.

–¿Segundo prometido?... ¡No Ash! -trató de hacerlo razonar. –¡Yo jamás tendré un segundo prometido! –Gritó preocupada, cerrando los ojos, sin notar que se había puesto de rodillas ante ella.

–Entonces... ¿Eso es un no?...

–¿Eh?... -abrió los ojos uno antes que el otro al escucharlo y al encontrarlo en aquella posición, se llevó una mano a los labios. –¿Qué significa esto?...

–Pues... que... –Se llevó una mano tras la nuca. –¿No se supone que así se pide la mano?... La primera vez que lo hice, lo hice así y funcionó... –abrió los ojos preocupado. –Aunque esa vez igual no me dejaste hablar y dijiste que sí, sin que yo dijera nada... –Se llevó una mano analítico al mentón.

–¡No es eso! Es que... pensé que te habías arrepentido...

–¡Pero si yo nunca dije eso!

–¡Me sacaste el anillo y dijiste una tontería sobre un segundo prometido!

–¡Claro, el segundo prometido también soy yo! –Se puso en pie, al tratar de quedar más alto que ella para ganar la discusión.

–Tonto... –sonrió por lo bajo, liberada de la angustia.

–¿Entonces?...

–No es necesario que te arrodilles dos veces... –se sonrojó al ver que volvía a hacerlo.

–Solo así puede hacerse este tipo de propuesta a una reina...

–Pero si yo... ya no soy la reina de Kalos...

–¿Y quién habla de Kalos?... -se sonrojó por sus propias palabras, a veces las expresiones saltaban de su lengua, ya inaguantables por salir y hacerle partícipe de cuanto la amaba.

–Ash...

Estaba por volver a arrodillarse cuando el llamado a la puerta, los trajo de vuelta a la realidad. Era verdad que podían navegar dentro de su propio mundo, pero también era cierto que en este lado... había mucho por lo que luchar y la otra manera de hacerlo, no era más que con su amor.

–¡Enseguida vamos! –respondió al toque la pronta reina. –Cuando veía para acá, le dije a Bonnie que nos llamara si había alguna novedad... porque Dawn dijo que tenía una pista de algo.

–¿Dawn?... ¿Pero no se supone que ella?...

–¿Se había ido? –completó la frase por él. –Sí... se lo dije pero no quiso, me dijo que quiere hablar contigo primero, pero con todo lo que pasó desde el anuncio de anoche... ya no pudieron... –Caminó hasta la puerta y la abrió. –Ve, yo me quedaré con Ash un momento más por si despierta.

–¿Pero y si es algo importante para los dos? Y además... lo que te estaba diciendo...

–Lo sé... –le sonrió y acercándose a él, lo beso. –Pero todos necesitan de ti... –No quería dejarla, pero, lo que decía era verdad, por lo que asintió y salió de la habitación.

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Suspiró mientras caminaba, sintiendo la sortija dentro de su bolsa, al hacer contacto con sus dedos. La verdad era que no tenía nada más que darle y fue suerte que todo se detuviera ahí pero... pensar que su amada ya no llevará la alianza por su culpa lo dejaba intranquilo, debía proponerse lo antes posible.

Habían decidido exhibirse... darle a entender al mundo que ambos estaban bien, vivos y seguían juntos y para eso debían dejar ese lugar, aunque dejar las cosas inconclusas de momento no le gustara. Sabía que al tener el reencuentro con la clase maestra, todo tomaría curso, porque Emilia aparecería... y con ella su hijo... o hija... y podría tomar solución de ambos asuntos de una buena vez... sin embargo... el por qué de todo aún no tenía sentido.

Y apara acabar el problema de raíz, debían comprender su origen.

Entre aquellos pensamientos, llegó a pararse a la puerta de la sala principal, donde desde el lumbral , se quedó observando a la chica de largos cabellos azules, que miraba intrigada algunos papeles sobre la mesa de té.

–Pensé que ya no querías verme. –Dijo sin siquiera levantar la vista para recibirlo.

–¡¿Cómo supiste?!

–¡¿Entonces ya no querías verme?! –se levantó molesta.

–No es eso... -se sacudió el cabello. –Me asustaste, al saber que estaba parado acá.

–Jaja... siempre seré buena para saber donde estás. –Le sonrió –Además que la sombra te delata, tonto.

–¿De qué querías hablarme? –Caminó hasta sentarse a su lado y mirar los papeles que ella tan atentamente observaba, llevándose la sorpresa a las facciones al darse cuenta que eran fotos de él, pequeño. –¿Y esto?... –

frunció el ceño al ver todos aquellos recuerdos de los días desgarradores que vivió.

Mientras él se molestaba, no notó como su amiga se retrajo al sentirlo tan cerca, cerró las piernas juntando las rodillas entre sí y se encogió de hombros, no quería verlo muy de cerca ni tocarlo, al saber que pudo haber llegado su relación a otros límites... es más... había llegado... pero sin consumarse, creía que lo entendía pero... al verlo no pudo controlar sus vellos que se erizaron. Y él parecía darle igual...

–¿Dawn?... -preguntó al no obtener respuesta, mientras la mirada de la peliazul se tornó vidriosa.

–¡Pika Pika Pi! –¡Llegó corriendo con energía desbordante su amigo eléctrico, casi derribándolo sobre los cojines del sofá.

–¡Amigo! –lo abrazó acomodándose. –¿Qué tal? ¿Te gustó la comida Pokémon que prepararon Serena y Bonnie?

–¡Chaaa! –Su chillidito agudo, le dio a entender que estaba completamente en lo cierto, por lo que sonrió y lo acarició.

–¡Hola Pikachu! –Lo recibió también la venida de Hoenn.

–¡Pikaa! –saltó sobre ella, para quedársele viendo extrañado.

–Bueno, lo mejor será que hablemos ya de esto. –Le pasó una foto donde estaban cuatro niños, las dos primeras de largos cabellos oscuros, el siguiente él de niño y por último Serena, con aquel sombrero de paja que tan bien recordaba, sonrió al reconocerla. Todos los las manos tomadas y sonrientes de oreja a oreja.

–¿Y esto?... –volteó la foto, para llevarse la sorpresa de lo que Dawn decía.

Ash, Amelia, Emilia y amiguita en Campamento de Oak...

El Campeón tiró la foto sobre la mesa.

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Continuará...

OMG perdón la tardanza por la actu x___x pero les comenté que ya empecé a trabajar de nuevo y bueno, mi tiempo me come y entre los chorromil fanfics que tengo xDD jajaja.

Bueno, la musa quiere Ash Peke así que prepárense para la dulzura de mi bebecito chiquito jajaja.

Con respecto a los acontecimientos recientes del fic, pues solo recuerdo que este fanfic es categoría para adultos, pero yo no puedo controlar quien lee o no, en ningún momento es mi intención perturbar a nadie y si no les gusta este tipo de contenido pues no lean amiguitos.

¡Nos vemos!

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