XXIV
La propuesta que le había hecho, era para tomarla y salir de ahí siguiendo únicamente el rumbo que trazara su corazón. Sin embargo... había tantas cosas que dejarían atrás sin remedio que no podía hacerlo. Su título, sus amigos que prácticamente fueron su familia durante años y... ese pequeño del que no tenía idea de su existencia apenas hace días.
Pero escucharla pronunciar un "¿Podemos no regresar?" de sus labios, le provocaba el deseo de raptarla y escapar con ella por toda la eternidad.
Aún no tenían un lugar trazado para reunirse con los demás, suponían que serían contactados en algún momento, por lo que caminaron y caminaron hasta quedar exhaustos. Al haber salido solo con lo que tenían encima, no había dinero ni comida, por lo que las bayas enredadas en el camino frutal, fueron su única salvación durante dos días.
Ver las terribles condiciones en que la tenía le destrozaba, por lo que se aventuró a salir del anonimato y presentarse a la sucursal de un Centro Pokémon que encontraron recientemente, para que se le actualizara el crédito en la tienda Pokémon del lugar.
POKÉMON XY&Z
OTHER WAY TO BATTLE
XXIV
Logró alquilar una habitación y dejó a Serena dentro, para luego salir a comprar provisiones.
Estaba muerto de hambre, por lo que venía feliz con las bolsas y abriendo la puerta, la cerró con la cadera una vez entró, quedando parado sin saber si moverse o no, para no hacer ruido, al ver que la chica estaba profundamente dormida sobre la cama, cual se hubiera desmayado del cansancio, la bata que llevaba, ya bastante desgastada y los pies sucios, le daban apariencia de una pordiosera que encontró en la calle. Ahora entendía por qué nadie la había reconocido y daba las gracias a la vida y a la suerte por que así fue. Lo último que quería era traerle más problemas a ella.
Dejó las bolsas sobre la mesa y sacando una manzana la limpió con la camisa y se la pasó a Pikachu que venía tras de él.
—Tal vez lo mejor será seguir su ejemplo amigo —le sonrió y miró la cama, estaba completamente ocupada como para compartirla, por la forma en que se había acostado casi horizontalmente, aún así... si hubiera espacio, tal vez no tendría el valor para ponerse a su lado, después de todo, entre ellos no existía ese tipo de relación ni confianza.
Estiró una toalla y la colocó en el suelo.
Casi un par de minutos después se había quedado dormido, con su manzana medio mordida al lado.
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—¿Cuándo volverá Ash?... —preguntó como si su interlocutora no se esperara la interrogante. Ya que no levantó la mirada hacia ella, al sentirse culpable por preguntar. Pero su estancia en ese lugar no tenía ningún sentido si el campeón de Kalos no pensaba volver.
Tenía las manos separadas por un poco de distancia, mientras sostenía los hilos de un tejido. Ayudaba a Bonnie a elaborar un gorrito. Las agujas se detuvieron al escucharla.
—No tengo idea... porque no tengo idea de donde están... tal vez sea lo mejor...
—¿Pero no dijeron que se contactarían?... ¿Qué pasó con ese plan?...
—No es tan fácil... si levantáramos una búsqueda sería mucho más fácil que el equipo Terminal lo notara también. Cualquier indicio de su paradero es peligroso por ahora. —la miró directa. —Discúlpame...
—¿Eh?... —ambos pares de ojos azules se encontraron, los de la mayor, temblaban ante la incredulidad de la palabra.
—Dije muchas cosas hirientes... y sé que no es culpa tuya... fui muy mala... pero...
—No te preocupes... es normal que estés más tranquila ahora que ellos se fueron juntos... —bajó los hilos con sus manos.
—No es por eso...
—¡Claro que lo es! —se circularon en lágrimas sus ojos, por lo que volteó la mirada. —Ash ya había accedido a estar conmigo...
—Pero tú sabías desde un principio que eso era imposible... —habló pausadamente, dándole a entender que no era la única con un pensamiento como el suyo, por lo que Dawn volteó a verla. —Ellos se aman... se aman muchísimo... tanto que ciegamente se entregaron a un problema con tal de no afectar al otro.
—Se aman... —repitió por lo bajo la coordinadora. Eso era algo que ella ya sabía de sobra. ¿Pero qué podía hacer? Quería resignarse, pero su espíritu de lucha no la dejaba. No iba a olvidarse de él tan fácilmente y menos luego de estar a punto de compartirlo todo entre sus brazos.
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Habían tantas cosas que quisiera saber... preguntarle como estuvo durante el tiempo que no la vio... ¿Por qué la clase maestra había acabado de esa forma?... En aquel momento no quiso siquiera averiguarlo, lo mejor sería desconectarse de ese lado de su vida y para eso había ido a Kanto. Pero ahora... todas esas cuestionantes dentro de su cabeza parecían una cascada que derrumbaría todo a su camino y saldría por su boca como lava. La limitante era que aunque preguntara... no encontraría las respuestas que necesitaba.
Apenas y se movió, solo para acomodar las manos sobre su pecho y continuar con la acción que llevaba a cabo desde que abrió los ojos. Observarla y preguntarse qué había ocurrido esa noche... ¿Por qué estaba acostada a su lado en el suelo?
La toalla donde se acostó había rodado en puño hacia sus pies, por lo que yacía de igual forma sobre los azulejos del piso. Acostada de lado, frente a él, por lo que podía apreciar con detalle su rostro. Fijándose en sus delicadas cejas casi transparentes, la nariz, tan fina y bonita que le daban ganas de apretarla, cosa que sabía le molestaba, por lo que sonrió, para finalmente fijarse en los labios.
Tenía la manía de mover los labios un poco, siempre que estaba por despertar, lo sabía como conocía su nombre, por lo que al verla con aquella reacción, se volteó de espaldas. Quería que tuviera su espacio. Y todo resultó como lo planeó y recordaba, se estiró tal y como siempre lo hacía, aunque no la veía, el movimiento tras de él, se lo imaginó a la perfección, aunque el final resultó un poco diferente.
En su memoria las manos pálidas de su amada, terminaban trepando sobre su pecho, pero a cambio, obtuvo un simple —Buenos días.
No había escogido eso... el tiempo cursaba en su contra y lo entendía, por lo que se levantó, como siempre lo hacía, jamás se dejaría ir sin luchar por lo que quería y ella... era lo que más quería en el mundo.
—¡Buenos días! —al estar de pie, le brindó la mano, que ella al instante tomó. —¿Dormiste bien? —miró la cama, para luego ver al suelo y no poder esconder la pregunta que se salía por sus ojos.
—Lo... lamento mucho... no quise molestarte al dormir... pero no podía estar tranquila yo sola ahí arriba cuando ustedes se veían tan friolentos abajo... compartimos el escape... compartimos la cama... —mencionó con naturalidad, sin entender que sus palabras podían interpretarse de otra forma que alteraba el corazón del campeón.
—Cla... claro... —asintió. —Voy... a lavarme la cara —le sonrió y recorrió camino rápido al baño en donde se encerró.
¿Qué estaba pasando con él?... Estaba tan emocionado por todo lo que estaba pasando que no podía controlar sus propias reacciones. Sabía que debía ser amable y dulce con ella por el simple hecho de que era su compañera en aquel viaje... pero fuera de eso... era el amor de su vida, recién reencontrado y sin memoria... ¿Entonces qué decir?... Si de solo verla dormida sentía que podía permanecer apreciándola por siempre. Y el deseo tácito de ser tocado por sus manos al despertar había jugado sucio con su cabeza, despertando sus instintos. Era una mala broma... o tal vez lo mejor...
—¡Voy a darme una ducha! —gritó, siendo escuchado por la ex reina, que no contestó, sino simplemente escuchó el agua caer en la regadera, recordando las palabras de su respuesta a la pregunta que le hizo el día anterior.
—¿Podemos no volver?...
Sus reacciones fueron extrañas, parecía dolido al responder, por lo que no sabía como tomarlo.
—Debemos volver...
—¿En verdad? ¿No hay ninguna posibilidad de librarnos de esas personas?... Tengo mucho miedo...
—Hay alguien esperándote... alguien que te ama y te necesita muchísimo...
Entrecerró los ojos y mirando la bolsa de comida, tomó una manzana y salió de la habitación. Pikachu al verla, miró hacia la puerta del cuarto de baño, pero no le daba tiempo de avisar, por lo que salió tras la ex reina.
Su aspecto seguía igual de perdido que el día anterior y puede que más, por su cabello enredado, recién despierta, por lo que la enfermera la vio pasar, con preocupación.
—Es la mujer que venía con el campeón... ¡Oye! ¡Señorita! —la llamó pero Serena, simplemente salió del centro Pokémon. Joy dejó el puesto por unos segundos y corrió hacia las habitaciones.
Tocó con todas sus fuerzas, hasta que unos minutos después fue atendida por el campeón en Toalla, aún con la cabeza empapada, igual de preocupado, por su intervención y por no encontrar a sus compañeros de cuarto.
—¡Enfermera Joy!
—¡La señorita! —señaló hacia la entrada del lugar. No podía ser, un segundo que se había descuidado y la había perdido de vista.
—Enseguida voy, ¡Muchas gracias! —cerró la puerta, se puso los pantalones y la camiseta y salió en su búsqueda, encontrándola no muy lejos, al haber sido detenida por Pikachu, quien le hablaba intenso, mientras movía las manitas.
—¡Serena! —detuvo su paso veloz al verla, parada, mirándolo como si tratara de huir, pero no podía, la duda la embargaba por completo. —¿Qué sucede?... —extendió su brazo hacia ella, indicándole que con él estaría a salvo. —Volvamos...
—No quiero... —negó rápidamente con la cabeza y al hacerlo se descuidó y de entre sus ropas, cayó la manzana que rodó unos pasos hasta Ash. —La miró triste, pero no se movió un paso.
—Esto era para ti... —se agachó y la tomó con la mano. —Y podremos comer muchas cosas más... ¡Cosas deliciosas! Solo es cuestión de tiempo...
—Pero dijiste... que tenemos que regresar... y yo no quiero volver con él... —se llenaron sus ojos de lágrimas al mencionar tales palabras.
—¿Con él?... —el rostro de Kalm le vino inmediatamente a la memoria al Ketchum. —¿Por qué dices eso?...
—Tú lo dijiste... que había alguien... que me amaba muchísimo... —se sonrojó avergonzada por mencionar una cosa así. —Pero yo no sé quién es... no siento nada así... por él...
—...Serena... —se humedeció los labios al pensar lo que estaba por revelarle. —No es él...
—¿Eh?... —lo miró sin comprender, mientras el campeón se acercaba.
—Yo hablaba de... tu hijo...
—¿Mi... hijo?... —sus ojos temblaron en lágrimas al escucharlo. ¿Qué le había dicho?... ¿Tenía un hijo?...
—...Mi hijo —terminó la frase el campeón. No estaba seguro de poder controlar los sentimientos que se desataran en ella al comprender lo que le transmitía, pero era una buena oportunidad de darle a conocer el lazo entre los dos.
—¿Tuyo?... —se le soltaron las lágrimas. Desde que lo vio, sabía que había algo sumamente especial en él, pero jamás imaginó que ese deseo oculto fuera realmente una historia de amor escondida. —¿Tengo un hijo... tuyo?...
—...Sí —asintió, sintiéndose quebrar al ver sus orbes celestinos vertidos en lágrimas. Y sin poder controlar su instinto de protección, la necesidad que albergaba desde hace años por ella y el deseo de reconfortarla, la haló hacia él, mientras de un movimiento llegó hasta sus labios, asustándola y saltándole las lágrimas, movimiento del que en un principio trató de liberarse, empujándolo por los hombros y el pecho con ambas manos, pero al no conseguirlo, no pudo más que sucumbir a su propio deseo de acercamiento.
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Continuará...
Cortito pero súper extracto de azúcar xD
Jaja necesitaba juntarlos ya xD mi pobre kokoro no aguantaba más.
¡Gracias por leer!
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