—Sere... Serena... —apenas y pudo separar los labios al ver que sus amenazas finalmente se cumplieron. ¿Acaso ya no lo quería?...
POKÉMON XY&Z
OTHER WAY TO BATTLE
XVI
La primera pregunta que se formó en su mente. Alejarse de él de esa manera... sin despedirse, sabiendo el dolor que le causaría pero aún así, tomar la decisión de manera tan brusca. Parecía que iba a llorar... sus ojos lo instigaban junto a la opresión en su pecho, pero decidió sofocar todos esos sentimientos, apretando los dientes para no dejar salir los gritos de su garganta y dándose la vuelta, regresó por donde vino.
¿Qué acaso no comprendía lo importante que era para él? ¿Cómo podía irse por su cuenta de esa manera? ¿En qué estaba pensando? ¿Qué era lo que había cambiado de un momento a otro entre ellos?
Lo había dicho una vez... ¡Si la reina la lastimaba entonces era el momento de dejarla!
El cielo que desde la noche anterior no había dejado de gotear, parecía estar resquebrajándose en medio de los truenos que le daban una atmósfera aún más preocupante a la situación ante sus ojos marrones.
¿Acaso Serena... se había enterado de lo que ocurrió esa mañana en la asociación de tripokalón? ¿Pero se iría sin más? ¿Sin la oportunidad de explicarse?...
Detuvo sus pasos en la acera, al pensarlo. Habían sido ya muchas veces que ella pasaba de él, con sus inseguridades y todo con la excusa de mantenerlo a salvo o feliz... Pero esa manera de pensar la llevaba a preocuparse mucho más de la cuenta. ¡¿Por qué no confiaba en él?!
¿Por qué tenía que soportar tanto lo mismo?... —sus ojos se abrieron como platos al darse cuenta de lo que estaba pensando. Estaba molesto... ahora lo comprendía. Pero pensar en todas esas veces... realmente todo el cansancio por reafirmar lo que él pensaba ella tenía claro, su amor incondicional, había empezado a cansarlo. Se llevó una mano al rostro, para luego pasarla por su cabello y terminar sacudiéndolo al despojarse de la gorra.
—¿Pika?... —preguntó sin comprender por qué había detenido el paso, su siempre fiel amigo, parado a su lado.
—No es nada, Pikachu —le sonrió. —Es solo que... a veces pienso que soy muy torpe... —se agachó frente a él en cuclillas. —¿Deberíamos seguir?...
—Pi... —se encogió de hombros el eléctrico.
—Sí... eso es una decisión que yo debo tomar ¿no?... tal vez deba hacer lo que desea y dejarla sola... —bajó la mirada, mientras los recuerdos de abrir el armario donde ella guardaba su ropa, le mostraba los estantes vacíos, no dejaban su mente. —Si fue por lo de esta mañana... —cerró con fuerza los párpados molesto.
La costumbre era mantener la puerta abierta como una invitación a ser recibido, por parte de los organizadores de eventos, sin embargo, se encontró con la puerta de la oficina cerrada, cosa que no correspondía con la cita que habían acordado por mensaje en sus teléfonos, por lo que después de un suspiro, pensando que había surgido un imprevisto, decidió tocar con los nudillos en la madera.
—¿Serena? —alzó un tanto la voz, al no recibir respuesta, estaba por irse, cuando una de las aspirantes paso caminando tras de él, levantando la mano emocionada por haberlo reconocido, a lo que el campeón regresó el saludo y cuando volteó de nuevo a la puerta, estaba abierta, por lo que empujó. —¿Serena? —al asomarse, fue halado hacia adentro del lugar que yacía con las luces apagadas, por lo que no pudo ver nada de lo que yacía dentro. —Jaja, ¿Qué estás haciendo? —preguntó divertido, al sentir como las manos femeninas se posaron a los lados de su cintura y lo giró, pasando una despacio y firme sobre su trasero, lo que le llevó a erguirse al instante. —¡Uhh uh! Espera, espera —la detuvo, tomándola por ambas muñecas y acercándola por completo a rodearlo por la espalda, la llevó a abrazarlo al cruzar sus manos frente a su abdomen. —Sé que te gustan las cosas extremas —sonrió al recordar la vez en que lo metió al ascensor. —Pero dijimos que en el trabajo no...
—¿...No?... —le susurró al oído, lo que propició una sensación extraña, le gustó pero al mismo tiempo... no se sentía normal todo aquello, y terminó por entender que algo definitivamente no estaba en su lugar cuando sintió un mordisqueo en la oreja. Algo que Serena nunca hacía.
Separando los brazos de la chica de su cuerpo, pudo verla traslúcida en la oscuridad, al haber dilatado ya sus pupilas por acomodación natural. Los cabellos largos la delataban como otra mujer.
—...dios, perdón, creo que ha habido un malentendido aquí. —tragó saliva preocupado.
—Por supuesto que no ha habido ningún malentendido Ash... —dio dos pasos hacia adelante, los mismos que él retrocedió, para su mala suerte, arrimándolo a la puerta cerrada.
—Por supuesto que lo hubo, yo vine aquí esperando encontrarme con la reina... lo siento, en verdad lo siento. —Se disponía a abrir la puerta, cuando el brazo de la joven se interpuso, empujando la madera contra la cerradura.
—Yo soy la reina... ¡Por supuesto que a la que buscabas era a mí!
—¡¿Qué?! —más que sorprenderse por la aseveración, se horrorizó al asociar la frase con la voz y afirmar para si mismo que se trataba de la chica que los había sacado de su departamento. —Estás loca... —le quitó la mano de la puerta, pero ella insistió.
—¡Déjame salir!
—¡No! ¡En tu mensaje decías que ibas a darme muchos besos para sumar a la cuenta!
—Realmente no sé de qué estás hablando... ¿Acaso te golpeaste la cabeza? ¡Y sí! ¡Mandé un mensaje así a mi novia!
—¿No es tu novia la dueña de este teléfono? —buscó dentro del bolsillo de su falda, sacando de ella, el móvil de la reina pelimiel.
—¿Por qué lo tienes?... —el teléfono brilló, iluminando sus rostros en la oscuridad, mostrando los ojos castaños afligidos, mientras los cabellos negros se dieron la vuelta. —ella si que come delicioso...
Ash al aprovechar la distracción, salió de la oficina, dejándola sola en la oscuridad.
—Estás buenísimo... —miró con ojos emocionados la foto de Ash que lucía como fondo de portada del celular de Serena entre sus manos.
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—No quiero que algo como eso nos separe... —terminó por ponerse en pie. Las gotas caían con un poco más de intensidad. —¿Quién es esa chica y por qué hace esto?... —cual hubiera sido invocada desde sus pensamientos, un mensaje hizo vibrar su teléfono, el que al sacar recibió algunas gotas al instante en la pantalla.
De: Serena
El lugar del campeón es al lado de la verdadera reina.
No pudo evitar emocionarse al ver el remitente, pero al recordar que esa mujer había robado el aparato de su amada, lo guardó de mala gana de vuelta en su bolsillo.
Había caminado sin notar mucho el recorrido que hacía, acostumbrado a emprender el rumbo al que le lleve el destino y sin intenciones de salir de la ciudad. Llegó al parque, en las cercanías del antiguo departamento que compartieron durante años como su hogar. Un espacio conocido y en el que habían pasado innumerables horas juntos de entrenamiento, tanto de batallas Pokémon como de presentaciones para performance.
Y como una visión, remembrada en sus pupilas, ahí estaba... Una escena que jamás pensó volver a presenciar. Desde el accidente habría jurado que se había dado por vencida en cuanto a la práctica de su amado trabajo, de sus presentaciones llamativas ante el público que tanto la amaba, pero... con la dificultad notoria en su pierna izquierda, reflejada en su caída al instante de apoyarse en ella, yacía practicando junto a las barras como tantas veces lo había hecho, pero ahora... más brillante y hermosa de como la recordaba... la decisión en su mirada le recordaba a la antigua Serena. ¿Antigua?... ¿En qué momento se había distorsionado la manera en la que miraba?...
¿Acaso era posible que fuera él mismo quien la hubiera dividido en dos? La Serena reina de Kalos... la chica fuerte y maravillosa que admiraba y apoyaba y su Serena... amiga y amante... la flor delicada por la que haría cualquier cosa. Ahora lo veía claramente, él mismo había desconfiado del potencial de Serena para volver a ser ella en todos los sentidos... tal vez... por miedo... a verla sufrir de nuevo. Había alentado el hecho de no perseguir más su sueño... ¿Qué demonios?...
Se sentó en un columpio que yacía a sus espaldas, sostenido de un tubo, junto a otros dos más. Y se quedó en silencio observándola.
La delicadeza exquisita de sus movimientos era única, llevaba solo una camiseta de tirantes y un pantalón de algodón esculpido en su figura que le dejaba a la vista la curvatura perfecta de su cintura, que notó al separar los brazos a los lados de su cuerpo hacia arriba, mientras los movía con gracia y hasta dulzura, sacándole una sonrisa al observador de Paleta.
La lluvia no daba tregua y de un momento a otro, había bañado sus cabellos, coloreándolos a un castaño oscuro por la humedad, mismos que se pegaron a su rostro, al girar sobre si misma y quedar estática, al encontrar su mirada azul, con la figura de su amado campeón, sentado en los columpios, un tanto más lejos, observándola, quien sabe desde hace cuánto tiempo.
Perdió un poco el balance, pero no cayó al suelo, al ser detenida al ser tomada por la espalda y cintura por él, que se levantó casi de inmediato y la alcanzó.
—...Gracias —no podía mirarlo a los ojos, a pesar que había apoyado una de sus manos sobre su pecho, para aferrarse a él y no caer, tenerlo tan cerca la ponía nerviosa.
—¿Qué es lo que sucede?... —preguntó sin titubeos. Su pregunta la hizo notar que ya estaba al tanto de su partida del hotel.
—Ash... —apretó los párpados y con ellos, sus dedos entre la tela de la camisa del entrenador. —No puedo... —negó con la cabeza. —Es una cosa tras otra... y no puedo... —deshizo el agarre entre ambos, parándose por si misma y dándole la espalda, se llevó ambas manos a los labios. Sabía que sería duro y por eso decidió hacerlo sin que él se diera cuenta, pero ahora al tenerlo frente a ella. ¿Cómo iba a hacerlo?...
—Estoy harto... muy cansado de esto... —bajó la mirada, por hablarle con aquellas palabras crueles que no sabía podía expresar pero que su pecho le gritaba expulsar o lo consumirían. Píkachu al escucharlo, lo miró asustado.
Los ojos azules temblaron, sin saber qué hacer. Quería voltearse y gritarle que nada era verdad, que volvería a casa con él, pero no podía... ¡No podía! Por lo que las lágrimas se le corrieron al instante, al verse en la incertidumbre del qué hacer.
—Necesito que confíes en mí... —expresó y levantó la mirada pero ella siguió sin voltearse, mientras parecía iba a ahogarse en sus propias lágrimas sin que él lo notara.
—¿Qué está pasando?... —frunció el seño al no recibir respuesta, por lo que se desesperó y caminando hacia ella la tomó del brazo obligándola a voltearse, sorprendiéndose al ver el mar en su mirada, cual ríos desprendidos sobre su faz. —¡¿Qué es lo que sucede?!
—Ash... suéltame... —habló entre sollozos, por lo que el campeón inmediatamente deshizo el agarre, sintiéndose terrible de haberla tratado con tal brusquedad. Cuando se trataba de ella, siempre conocía nuevas facetas de si mismo... pero esta... no le gustaba, no lo esperaba. No quería descubrir la desesperación que aceleraba los latidos de su corazón, llenándolo de adrenalina por angustia. Sólo quería golpear algo para deshacerse de toda la furia que se almacenaba en él.
—¿Cómo?... ¡¿Cómo se supone que lo haga?! —le gritó desesperada, una interrogante más de la que no tenía idea a lo que se refería.
—Pero dime de qué estás hablando... —bajó el tono de su voz.
—¿Cómo?...—le colocó ambas manos en el rostro y acercó su rostro al suyo, al ponerse de puntillas, situación a la que él se dispuso al instante y cuyos labios quedaron temblorosos al aire, al no ver consumado el acercamiento, a escasos centímetros de ella, podía sentir su aliento, pegando contra sí, para entonces alejarse y limpiarse las lágrimas, esta vez sin mucha oportunidad de voltearse, ya que él no la dejó, al sujetarla con firmeza por la cintura y la nuca con cada mano, para tomar aquel beso del que no se quedaría con las ganas. Ya habría momento de averiguar que era lo que estaba sucediendo, pero más importante ahora, era hacerla comprender de una vez por todas que pasara lo que pasara él estaba ahí, como hombre para amarla, como entrenador para aconsejarla, como amigo para apoyarla y como idiota para seguirla a pesar de las muchas veces que había intentado dejarlo fuera de sus planes.
El beso los acercó poco a poco a las barras donde ella se apoyaba en sus ejercicios, obligándola a tomarlas entre sus manos nuevamente, para no caer, empujada por el peso de su amado, que la arrojaba hacia atrás con el fin de juntarse más a ella, hasta que quedaron recargados en las barras, lugar en que él la tomó en brazos y la sentó sobre la barra más baja, cual mesa para abrirse paso entre sus piernas, haciéndola rodearle de la cintura con ellas.
Debido a la lluvia cada vez más agresiva, los alrededores del parque yacían desolados, y el único sonido que se escuchaba eran las gotas impactando con fuerza contra el pavimento.
—Vamos a casa... —le susurró al separarse del beso, para volver a introducir su lengua dentro de la boca que sedienta lo aceptó de inmediato.
—...Sí...
Más allá de lo empapados que estaban, incluidos a ellos el Pokémon amarillo, al llegar al hotel, hizo señas de ir por algo caliente, a lo que ambos asintieron sonrojados y apurados. Situación a la que su amigo estaba acostumbrado, por lo que al cerrar la puerta, se encogió de hombros con un suspiro.
ADVERTENCIA: LIME
Sin miramientos, cuando notaron, estaban unidos en la cama, con los cabellos empapados y los cuerpos hirviendo, extraña combinación que jamás habían experimentado. Algo había salido fuera de control, podía sentirlo desesperado por la velocidad creciente de sus movimientos y el fulgor del deseo y la preocupación mezcladas en sus ojos caramelo que tanto amaba.
—Ah... ¡Ah! ¡Ash! —le llamó por su nombre, tratando de recuperar su consciencia, que al escucharla, inhaló profundo y fijó la mirada en ella. —Tranquilo... —lo rodeó con ambas manos por la nuca, atrayéndolo hacia su cuello, por lo que él bajó la intensidad de sus movimientos al darse cuenta lo que estaba haciendo. En ningún momento fue su intención lastimarla y sabía que podía llegar a ser un poco incómodo para ella si se desenfrenaba, lo habían hablado antes... Pero... por un momento se dejó ir... el miedo a perderla, se expandía en su interior, apoderándose de su mente y cuerpo, que la reclamaba como suya. Y a pesar que en ese preciso momento la poseía... no bastaba, toda ella era suya... toda... así como él era todo suyo..., con el pensamiento no pudo evitar recordar el momento del encuentro con aquella mujer en la oscuridad y la manera en que lo tocó. ¿Por qué tenía que pensar en ella en ese momento?... —se detuvo, obligándola a abrir los ojos preocupada por la razón de su detención al sentir que desea seguir sintiéndolo.
—Ash... —suspiró su nombre, moviendo su cabeza hacia atrás, casi al mismo tiempo que arqueó su espalda para él, obligándolo a sentir el movimiento alrededor de la extensión de su cuerpo que lo arrastró de vuelta a la pasión del momento, observándola respirar con rapidez bajo suyo, sus costillas aparecían y desaparecían y su pequeño vientre elevado lo obligaron a tomarla con fuerza por las caderas y acertar impactos contundentes con la suya, con la imperiosa necesidad de acelerar cada vez más, hasta perderse en ella.
Fin del Lime
Nunca lo habían hecho de esa manera... aún estaba sorprendido de si mismo por la bestia en que se convirtió, deseoso de sentirla hasta el alma. Preocupado por perderla y afligido sobre qué sería de él si eso llegara a pasar. Sabía que para mantenerla a su lado, debía ser la persona que ella necesitaba, pero... a veces era tan difícil comprenderla... ¿Por qué tenía que ser tan tonto?...
Se había quedado dormida luego de todas aquellas emociones, aún desnuda a su lado, la había cubierto con la sábana y la miraba como si tratara de adivinar que era lo que le había ocurrido esta vez. ¿Por qué había tomado la decisión de irse?... Así de repente...
—¿Qué es lo que no te atreves a decirme?... —murmuró
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Continuará...
Jaja hoy no me tardé taaanto xD
Pobre Toshi todo manoseado juajuajua, no me maten xDXD
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