XII
Esa mañana, estaba poniendo el café en la estufa, Ash había avisado que regresaría a casa luego de las preliminares, ya que los combates de la Liga se estarían llevando a cabo en Ciudad Lumiose. Tomó su propia taza de té y se dispuso a escuchar las noticias.
Entre los hechos de última hora, el atentado contra el Campeón de la Liga Pokémon de Kalos, Ash Ketchum, aún está en estudio, las autoridades aún no tienen idea de su paradero o el motivo del móvil.
—¿Qué?... —sintió como las fuerzas la abandonaban y dejó caer la taza al piso, que con el impacto se partió en cientos de pedazos. Había hablado con él anoche... ¿Qué había cambiado desde entonces?... No puede ser... No puede ser...
POKÉMON XY&Z
OTHER WAY TO BATTLE
XII
La tarde había caído teñida en tonos naranjas y rojos, indicando la pronta puesta del radiante sol para dar paso al reino de la luna. Mientras el viento empezaba a incrementar la intensidad en sus recorridos de dirección norte, moviendo el columpio de al lado de donde se encontraba sentada. Al notarlo, los pequeños pies que lucían un par de zapatos de charol rojo se apoyaron sobre la arena y se impulsaron hacia atrás, para brindarle velocidad al recorrido de su columpio sobre el aire, fue entonces cuando levantó el rostro y sus ojos castaños finalmente fueron acompañados por una sonrisa, al sentir que aquel movimiento aliviaba por momentos la preocupación que sentía. Las pequeñas marcas de nacimiento que yacían bajo sus ojos se movieron con el elevar de sus pómulos, mientras sus ondulados cabellos oscuros se azotaban con el viento.
—¿De nuevo aquí solita Sophy? —llegó a sentarse en el columpio de al lado un joven adulto, cuyos cabellos claros parecían iluminarse aún más al exponerse al sol. Se acomodó las gafas para verla bien.
—¡Papi! —se bajó de un salto del columpio y se pegó a él con la alegría más grande que inundaba su corazón dulce.
—Perdona a tu mami... tuvo una emergencia en el trabajo y no podrá venir a recogerte, pero para eso el tío Clemont está aquí. —La separó del abrazo al colocarla las manos en sus pequeños hombros y mirarla de frente, aún sentado ella mucho más pequeña, por lo que bajó la mirada azul hacia ella.
—¡Sí! —levantó el brazo animosa y cerró los ojos en arcos. Por lo que el joven frente a ella hizo lo mismo, no podía creer aún... lo mucho que la pequeña se parecía a su mejor amigo, después de todo era su hija, claro está, pero mirar a Sophy era recordar a Ash a cada instante.
No llevaba muchos días asistiendo al jardín de niños, pero cada uno de esos días la habían encontrado sentada esperando ser recogida en aquellos mismos columpios. Tal vez porque siempre se tardaban demasiado en retirarla, pero... ¿Por qué no esperar adentro? Los comportamientos de la pequeña, desde que dio sus primeros pasos, la habían caracterizado como una niña despabilada y curiosa, pero el jardín de infantes podría llegar a ser muy cruel... sobre todo al observar a las familias. Jamás le había llamado "Papá o Papi" refiriéndose a él como su figura paterna y de autoridad, sabía que era su tío, entonces... ¿Por qué lo hacía? Ya fuera a él, a Alain, a Sawyer... quien fuera, su saludo con la palabra "Papá" había despertado preocupación en todos pero sobre todo en su madre. ¿Acaso su pequeña había llegado al punto de preguntarse verdaderamente por el joven que aparece en aquella foto posada sobre la mesita de noche en la recámara en el departamento donde viven juntas?
—¿Nos vamos? —tomó la pequeña mochila de conejo y la cargó en su espalda el científico.
—¡Sí! ¡Tengo hambre!
—¿Y cuándo no? —se río, por la acostumbrada conversación. Aunque la niña luciera una piel tan clara como la de Serena, aquel sombrerito rojo y vestido azul le quedaban de maravilla a los ojos de su tío. ¿Lo harás a propósito Serena?...
—¿Qué pasó? ¡¿Tengo algo en la cara? —se llevó una manita a la mejilla.
—Jajajaja no, claro que no.
Estaban por irse, cuando el sonido de los zapatos de tacón golpeando el suelo con rapidez, les llamó la atención para voltear. Encontrando a una hermosa mujer agitada por la velocidad, los cabellos del color de la miel, amarrados en un pequeño moño, con varios cabellos sueltos por el mismo peinado y el sutil brillo rosa de sus labios aún permanecía.
—¿Mami? —parpadeó la niña, sin soltarse de la mano de su tío.
—¿Clemont? —se sorprendió al verlo, abriendo grandes los ojos azulados que poseía.
—¿Qué pasó Serena? —la miró extrañado el aludido.
—¿Qué haces aquí? ¿Acaso ahora venías tú?... lo olvidé por completo. —se llevó una mano a la frente y cerró los ojos.
—En realidad no... me habló una de tus secretarias para decirme que estabas atorada en una reunión con el concejo.
—Es verdad... me dijeron que lo harían pero estaba tan ocupada revisando los catálogos que se lanzarán mañana que lo pasé por alto. Perdóname, te hice venir por nada...
—¿Cómo que por nada? ¡Sabes cómo adoro ver a esta princesa! —la alzó en brazos, por lo que la niña lo abrazó.
—Bueno... Podemos invitarte a Cenar —arqueó los ojos y ladeó un tanto la cabeza, sintiéndose complacida.
—Al contrario, esta vez yo invito —sonrió mirando a la pequeña. —Te ves mal... —pronunció casi en un susurro acercándose a la madre, a lo que ella asintió.
No había querido detenerse... la búsqueda continuaría mientras ella viviera, se lo había jurado a sí misma y más aún al darse cuenta con el paso de los días desde que recibió aquella fatídica noticia por el televisor, que nuevamente estaba embarazada. El dolor... la idea de no volver a verlo... era simplemente imposible de aceptar. ¿Qué había pasado? ¿Quién había sido? ¿Qué le habían hecho? ¿Dónde estaba? ¡¿Dónde lo tenían?! Eran las preguntas que jamás la dejaron descansar, aún en esos días... en que la intensidad de su preocupación había disminuido... no había noche en que no lo pensara. Le había fallado al darse por vencida... Pero lo mejor para ella... pero sobre todo para su pequeña era finalmente detenerse. Habían sido 5 años de demasiado sufrimiento, llorándole a la foto del Campeón que aún permanece al lado de su cama.
Habían llegado al restaurante, al que se sentaron en una mesa familiar. La situación les había ocurrido muchas veces, ser confundidos por una familia.
—¿Viniste a comer con tus papis? —preguntó la camarera, a lo que la pequeña respondió con una gran sonrisa. Serena parecía ya no tomarle importancia, simplemente desvió la mirada hacia la ventana de al lado de la mesa.
—La zona infantil está por este lado. —Les señaló, a lo que Clemont asintió agradecido para entonces permitirle a la niña ir a jugar, quien prácticamente le suplicó con la mirada al escuchar las palabras de la mujer.
—Déjenos el menú por ahora... —la reverenció el rubio, la chica le sonrió y se retiró. —Serena... —la llamó entonces, para notar como una lágrima le rodó por la mejilla. —¿Estás bien?
—¿Eh? —volteó a verlo, sin siquiera haberlo notado, su acostumbrada alegría estaba a punto de desaparecer por completo si es que no frenaba el dolor de una vez. Sufría hasta inconscientemente.
—Habíamos hablado de esto...
—Sí... —entendió de qué se trataba y se secó el rostro con una servilleta.
—¿Dónde está Pikachu?... —preguntó preocupado, al pensar que las estaba entreteniendo al comer fuera, pero también era necesario ¿no?
—En el departamento... se quedó con Delphox y los demás... no te preocupes. Igual él no es que no haga lo que quiera cuando quiera... creo que es el único que no ha desistido... —Frunce el entrecejo al sentirse culpable.
—Bueno... Pikachu ha sido... su compañero... por toda la vida... es natural que no se dé por vencido... —trató de razonar, pero sólo encontró la mirada fúrica de la ex reina de Kalos.
—¿Su compañero?... ¡Él era el amor de mi vida! —le gritó sin poder controlarse, para luego darse cuenta de lo que había hecho y bajar la mirada, al hacerlo se encontró con el anillo que aquel día le dio aún en su dedo, por lo que lo tocó con la otra mano. —Me dijo que iba a casarse conmigo... es el padre de mi hija... —se llevó ambas manos a la frente. ¿Cuántas veces no habían tenido esa conversación ya? —Ash... —los ojos le circularon en agua, que enseguida se derramó. —Ash...
—Serena... —temblaron tristes los ojos del rubio, que se levantó y sentó a su lado en la butaca.
—Ash...
—Serena... ¡Serena! —la voz... por un momento había jurado escuchar en él la voz de su amado. —¡Serena! ¡Serena despierta!
Con el llamado incesante, los ojos azules se abrieron impactados, reconociendo al instante el lugar donde se encontraba, la habitación que antes era de Ash... en el departamento y... sus ojos lo miraban incrédulos. Era él... que la miraba sin comprender el porqué de sus expresiones. Como siempre con aquella carita juvenil y la camiseta de dormir.
—¡Ash! —le colocó ambas manos en las mejillas de golpe, brindándole dos cachetadas del impacto.
—¡Sí! ¡Soy yo! ¡Aquí estoy! ¡Presente!! —dijo todo lo que se le ocurrió, mientras sus ojos adquirían una forma de uve.
—¿De verdad?... —las lágrimas se le perfilaron y escaparon al instante.
—Sí... —tomó una de sus manos y la besó al retirarla de su mejilla. —Era un mal sueño... tranquila... me asustaste... —mencionó mientras se acomodaba en la cama nuevamente, ahora con el brazo extendido para que ella lo usara como almohada al apoyar su cabeza sobre él y abrazarlo sobre su pecho. Fue entonces cuando los recuerdos de haber hablado con él hace relativamente poco por teléfono le vienen a la mente, alejando aquella extraña vivencia de su sueño... de Sophy... —¿Pero tú no estabas en el hotel?... —preguntó extrañada mientras los arropaba a ambos.
—Sí... pero cuando terminamos de comer, Sawyer me retó a una batalla, jajaja estaba tan despierto después de eso, que decidí mejor venir a dormir contigo, ya que me dijiste que no me durmiera con la ropa puesta. —le dice en medio de una pequeña risita insinuándole una provocación, pero ella sin poderle demasiada atención sólo lo abrazó más fuerte.
ADVERTENCIA: LIME
—¿Pasó algo?...
—No... pero me gusta tenerte así... apretadito a mí.
—...Serena cómo me dices eso y todavía quieres que me quede quieto... —su risa la contagió finalmente.
—¿Entonces no tienes sueño?... —preguntó ya más relajada y hasta divertida, al finalmente verlo y sentirlo junto a ella.
—No... y menos al sentir donde andas tocando... —no pudo evitar sonrojarse, lo mismo que ella al ver las pequeñas reacciones que iniciaban en el rostro hermoso de su amado.
—Yo... —¿Cómo había pasado esto? ¿Del terror de su pesadilla pasar a un momento así?... Pero no podía controlarse. —Yo... también quisiera intentarlo.
El campeón parpadeó ante sus palabras. —¿Qué cosa?
—Pues... —los colores se le subieron tono a tono más encendido al ver que la mirada frente a frente y sin notarlo los movimientos de su mano también se apresuraron, cuando lo notó él estaba bastante despierto y podía decirlo no sólo por su mirada fulgurante sobre ella.
—...Sere... creo que podrías hablar y... ¿luego tocar no crees? —entrecerró un ojo tratando de resistir.
—Lo... que tú me hiciste... la otra vez... —no espero su aprobación, simplemente no podía, era demasiado bochornoso, por lo que haciendo práctica de su envoltura en las sábanas como gusano, desapareció de la vista de su amado bajo las sábanas y sobre él.
—¿Eh?... —preguntó, para luego abrir los ojos sorprendido y comprender. —Ah... —terminó abriendo la boca de golpe mirando sobre la sábana donde se veía ella bajo. —¡Ahh!
FIN DE LA ADVERTENCIA
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A Y S
ASH Y SERENA
TIENEN EL HONOR DE INVITARLES A SU UNIÓN MATRIMONIAL
LA PRESENCIA DE LOS AMIGOS Y FAMILIARES SERÁ GRATA Y BIENVENIDA
—¿Así que finalmente te echaste a tu príncipe al bolsillo?... —la mira juguetona Shauna al ver la invitación entre sus manos.
—Al bolsillo y en otras cosas... —rio Miette.
—¡Muero por que llegue ese día y vestirnos todas de princesas! —los corazones se apoderaron de los ojos de Nene.
—Hablando de esas otras cosas... —Shauna rodó los ojos tratando de pasar desapercibida pero lo único que consiguió fue llamar más la atención.
—¡Oh dios! ¡No me digas que ya llegaste a esos pasos también! —La tomó de las manos Miette.
—¿Esos pasos?... —pregunto Mairin sin comprender.
—Tú sabes... la cama pues... —explico como quien no quiere la cosa.
—¡Ah! ¡Ah ya! —se sonrojó y encogió de hombros la novia de Alain.
—¡No me digas que tú y Alain también! —la tomó de las manos ahora a ella.
—Miette... ya déjalas... no es bonito que te acosen así... —la miró con cierto horror la reina de Kalos.
—Pues... si... —contestó sin más Mairin.
—¡Ja, lo sabía! ¿Ya ves Serena y tú defendiéndola? —le sonríe mostrándole los dientes, la peliazul.
Las risas de todas inundaron la estancia.
—¿Pero qué es lo que querías decir Shauna?... —retomó el tema Serena.
—Pues... —no pudo evitar sonrojarse al pensar en eso nuevamente. — yo... pues... bueno yo... —las miró a cada una y al no percibir malicia alguna, decidió continuar. —Quería saber si... ustedes piensan que el tamaño importa...
—¡¿Qué?! —se sonrojaron al escucharla. ¿Cómo habían terminado hablando de eso?
—Pues... —parpadeó Serena, al ser la observada por todas. —Lo que tiene Ash allá abajo... como decirlo... es un arma de destrucción masiva... —dijo sin más, lo que abrió los ojos redondos de todas. —Tanto... que a veces duele un poco...
—¡Oh por dios! ¿Tanto así?... —separó los labios Miette.
—Pues... la de Alain es más o menos así... —estipulo un tamaño entre sus dedos Mairin.
—¡¿Ah?! —gritaron Miette, Shauna y Nene, mientras Serena parpadeó sorprendida.
—¡¿Pero qué rayos están diciendo?! —se levantó Shauna. ¡Yo preguntaba si el tamaño importa! ¡Es decir! ¡Si la diferencia de tamaños entre un chico y una chica importa! —hasta se quedó sin aire tras gritar.
—¿La... estatura?... —parece comprenderse Miette.
—Sí... ya ven que Tierno es mucho más alto que yo... —cayó sentada cual se derritiera sobre el sofá nuevamente.
—Haberlo aclarado... —la miró Mairin con la frente azul.
—Yo creo que en el caso de las estaturas no importa, mientras lo quieras con toda tu fuerza, no tiene nada que ver si es más alto, más bajo o igual a ti. —sonrió la reina.
—Bueno... regresando al tema principal... el vestido de Serena ya está, pero nosotras como damas no podemos quedarnos atrás... ¡Debemos escoger nuestros vestidos! ¡Y planear la mejor despedida de soltera que se haya visto nunca jamás! —las animó Miette.
—¿Cómo? ¡Despedida de soltera! ¡No! —se levantó asustada la novia.
Continuará...
Explicación de acontecimientos:
Serena colgó el teléfono tras hablar con Ash y se dispuso a dormir, al haber conciliado el sueño Darkrai pasó sobrevolando la zona de departamentos.
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Nota de autor:
Jajajaja pueees, sólo fue un susto XD NO ESTOY LOCA para tirarme tremendo rollo justo antes de la boda XDD.
¡GRACIAS A TODOS POR LEER!
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