XI
Simplemente imposible de imaginar, el hecho de separarnos... No puedo decir que fue amor a primera vista... o que lo amé desde el primer momento... Porque no es verdad, mi corazón sabe que poco a poco, sus ocurrencias, su formalidad y aquella sonrisa sacada a relucir en tantas ocasiones fueron abriendo espacios en lo profundo de mi ser, hasta adueñarse de mi como un árbol que echa sus raíces para no desfallecer. Fortaleciendo aquel anhelo por reencontrarnos hasta convertirlo en amor profundo y verdadero.
Cada uno de los momentos que compartimos me enseñaron algo... me brindaron alegrías o las preocupaciones más grandes, pero fuera lo que fuera, siempre lo afrontábamos juntos, como una combinación perfecta entre intelecto y gracia.
Pero esta vez... todo es diferente... el reto es simplemente imposible de aceptar para mí...
POKÉMON XY&Z
OTHER WAY TO BATTLE
XI
Habían pasado alrededor de cuatro meses entre preparativos de la liga Pokémon de la región de Kalos, mismos en los que Ash rara vez se había parado con el departamento, pero era comprensible por la dedicación con la que debía y trataba su trabajo. Dentro de poco todo aquello terminaría y podría volver a su hogar, junto a su amada y futura esposa, que entre sus propios preparativos para la celebración de la Clase Maestra, llevaba a cabo la recolección de artículos para su ajuar de bodas, la que habían prometido se haría al finalizar sus respectivas actividades. Lo que significaba que después de la Liga... ella se convertiría en la esposa de Ash.
La mano femenina que lucía aquel anillo brillante en el dedo anular se cerró en puño, dándole paso a la preocupación en el rostro de la reina de Kalos, quien luego de hablar con las altas autoridades del certamen había recuperado su título.
—Ash va a matarme... no debí haberte hecho caso Miette... —mira preocupada a la pantalla plana del telecomunicador, mientras los audífonos sobre su cabeza la sumergen en una conversación nocturna con su mejor amiga.
El rostro de la peliazul se observa en la esquina superior izquierda de la pantalla, bastante divertida con el comentario.
—Claro, sí... Ash se pondrá fúrico al verte con el vestido de novia más hermoso que existe en el mundo y qué decir de lo molesto que se pondrá al ver el camisón para la noche de bodas. —levantó ambas cejas divertida.
—¡Por supuesto que no es eso! Entiéndeme... llevamos meses ahorrando para la boda... no pensé que la mayor parte del dinero se iría en el vestido —ladea la cabeza con la expresión cada vez más preocupada y triste.
—Estoy segura que él lo entenderá, sólo es cuestión de continuar ahorrando otro poco y ya. —Le sonrió animosa.
—Mm... tal vez debería hacerlo yo sola... así él no notaría el desfalco.
—Jajajaja que exagerada eres...
—No estoy segura siquiera que le guste... ya ves que no suelo usar faldas largas y menos estando con él.
—Sí... no hay duda que tu faldita le gusta bastante. —No pudo evitar sonreír maliciosa con su propio comentario.
—Oh mo... —rodó los ojos en blanco. Su amiga siempre le hacía ese tipo de comentarios y bromas, tanto que a veces la ponía en duda sobre si todo lo que decía era verdad.
—Por cierto... Mañana la compraré... —el cambio de tema de la otra artista, abrió grandes los ojos de la chica corredora de Rhyhorn. Miró en todas direcciones dentro de su habitación, aún a puerta cerrada.
—Te lo agradezco mucho...
—¿Pero estás segura de querer hacerlo?... ¿Tanto así crees que puede venir un pequeño Ash en camino?
—¡Miette! —se levantó del asiento, dejándolo rodar hacia atrás.
—Bueno... tal vez no debí preguntar eso... descuida, cuando la veas negativa te relajarás.
—¿Y si no fuera así?... —Después de todo lo que había sucedido, por órdenes médicas había sido rigurosa con el uso de las píldoras anticonceptivas pero... habían ciertos aspectos que la hacían dudar. El terror a la sola idea de poder esperando un hijo nuevamente no la dejaba tranquila. Apenas estaba recuperándose.
—Eso es algo de lo que deberás preocuparte en ese momento. —le sonrió tierna.
—Es verdad... Gracias. —La reverenció levemente en la cámara.
—Sabes que no es nada. —sonrió mostrándole los dientes.
En ese momento, la vibración del teléfono móvil sobre la madera de su mesita, la sacó de la conversación al atraer su atención a él.
—Hablando del rey de roma... —le dijo su amiga con una sonrisa y levantando la mano se despidió, desconectándose al instante, para darle espacio de contestar.
La llamada era de voz únicamente, por lo que se llevó el aparato al oído.
—¿Hola?
—Hola, ¿Cómo estás?... —El campeón por su parte se sacaba la camisa de encima y tiraba las pantuflas para tumbarse sobre la cama en el hotel, aún con el resto de la ropa puesta, cerró los ojos esperando la respuesta. Mientras Pikachu lo imitaba, cerrando los ojos.
Sin embargo para ella, escuchar su voz a través del teléfono resultó demasiado aliviante y al mismo tiempo consternante. No quería guardarle ningún secreto.
—¿Serena? -preguntó abriendo los ojos extrañado de no escucharla.
—¡Sí! ¡Aquí estoy! —respondió rápido para no causarle preocupación.
—¿Por qué no me contestabas? ¿Estás bien? Y yo que no quería que me vieras así... dame un segundo... —apretó el botón de mostrar video, e inmediatamente la oreja de la reina apareció en la pantalla. —Serena mírame —le dijo antes de una pequeña risa.
—¿Qué? ¡Ah! —casi se le cae el móvil cuando lo vio en la pantalla. —Lo lamento, no me había dado cuenta. ¿Y cómo es eso que no querías que te viera así? ¿Así cómo? —Ante su pregunta el pelinegro sonrió, el cansancio era evidente en su rostro, junto a las ojeras bajo sus ojos. —¿Acabas de llegar?
—Sí... tuve un día un poco complicado en el trabajo pero ya terminó, perdóname por no aparecerme en toda la tarde.
—Descuida —negó con la cabeza. —Me da mucho gusto que estés descansando. —¿Ya cenaste? —parpadeó curiosa.
—No...
—¡Ash! Pero veo claramente que estás acostado, te he dicho varias veces que no puedes irte a la cama sin cenar. —lo regañó cual niño pequeño, por lo que él le mostró que llevaba puesta la camisa de diario. —¡Y encima con la ropa puesta!
—Jajajaja sabía que me dirías todo eso, pero no estás tú para ayudarme a desvestirme —cerró los ojos con lástima.
—¡Ash! —le gritó sonrojada, a lo que él rio y entonces tomó fuerzas para sentarse y acomodando sus codos sobre sus rodillas se inclinó un poco para sujetar el teléfono frente a su rostro.
—¿Y Tú en qué estabas pensando?
—¿Yo?
—Te escuché rara cuando me contestaste. ¿Estabas hablando con Miette?
—Serena se sonrió al escuchar su pregunta. —¿Cómo lo supiste?
—Siempre pones esa cara cuando terminas de hablar con ella... cada vez me da más curiosidad que tanto te dice Miette, estoy seguro que no es nada bueno.
—¡Ash! Miette es mi mejor amiga... sólo con ella puedo hablar de ciertas cosas... —juntó los labios en señal de descontento.
—¿Sólo con ella?... —Los ojos castaños parpadearon al plantear su propia incógnita.
—Pues... las cosas de chicas... —respondió tratando de no ofenderlo.
—Sí... supongo que tienes razón —sonrió, a veces sentía unos pequeños celos de Miette, aunque no lo notaba sino hasta después de alguna cosa que dijera al respecto. Cambió de tema. —Adivina qué...
—¿Qué? —preguntó sin más.
—Se supone que debes adivinar qué... —se río el campeón por lo absurdo del asunto.
—¿Si verdad? Pero dime mejor, no me gustan las sorpresas. —Entonces su rostro mostró grandes ojos abiertos al ver lo que él le mostró. Su lazo azul en una de sus manos.
—¡No puede ser! ¡con razón no lo encontraba! ¡Te lo llevaste!
—Lo sé... se vino con mis cosas... te lo llevaré, no te preocupes. —se lo llevó a la nariz entonces. —Aún huele a ti. Lo que la llevó a sonrojarse y bajar la mirada.
—Muy bien y gracias —ladeó la cabeza avergonzada.
—Vamos... no es para tanto. —le sonrió a la pantalla. Al mismo tiempo que escuchó como tocaban a su puerta.
—¿Ash, estás despierto? ¿Vas a cenar?
—¡Sí! ¡Ahora voy Sawyer! —levantó la voz y entonces volvió a ver a la pantalla de su móvil.
—Qué alegría que Sawyer se tome la molestia de ir a levantarte para que comas —le dijo franca.
—Sí... y tengo hambre —cerró los ojos en arco.
—Ve, ve —movió su mano en señal que debía marcharse.
Ash le sonrió y cerró la comunicación. Mientras Serena se llevó el teléfono a la altura del pecho preocupada. No podía evitarlo, estar separados durante tanto tiempo, luego de convivir juntos por muchísimo tiempo más la llevaba a extrañarlo de sobremanera y cada vez que se encontraban terminaban entregándose. ¿Eso era normal no?... son una pareja joven. El amor y el deseo no podían ocultarse y mucho menos después de aquel día...
—¿Qué es lo que ibas a decirme? —caminó despacio hasta él y se sentó en el otro espacio del sofá frente al televisor. —¡¿No me digas que por fin vas a decirme que es eso que encontraste cuando limpiaste la habitación?!
Llevaba un par de días guardando el secreto, desde aquel momento en que casi se le sale el corazón al encontrar la joya, justo frente a ella pero que sin alcanzar a notarlo, logró guardar a tiempo en el bolsillo de su pantalón.
—Pues... algo hay de eso... —respondió posando la mano sobre la rodilla de su novia, que le colocó la mano sobre la de él.
—Siento que estoy presionando... —cerró los ojos la pelimiel. —Olvídalo, no... —iba a levantarse pero fue detenida por el brazo del campeón que la sujetó con fuerza, impidiéndole el movimiento.
—Esto que encontré... ha sido tuyo desde el principio... —sus palabras la pusieron ligeramente nerviosa, ¿qué había encontrado? —llevó la otra mano a tocar el lazo azul que siempre llevaba al cuello armonizando con su vestimenta, no importaba la que fuere y mirando los alrededores notó la falta de la presencia de Pikachu, siempre que su amado dejaba encargado a su valioso Pokémon... era por un motivo igual de valioso... Con aquel pensamiento en mente se volteó despacio hacia él, sin haber notado el momento... en que sin soltar su mano, se había puesto de rodillas ante ella.
Sintió que todo su mundo alrededor de opacó a tono sepia mientras se congelaba con ella incluida. ¿Acaso... él estaba de rodillas ante ella?... ¿Ash? ¡Ash estaba de rodillas ante ella? Ya le había mencionado antes el hecho de casarse... formar una familia... pero lo tomó como palabras de aliento en el momento que más lo necesitaba, jamás esperó que su campeón se transformara en príncipe verdaderamente y se postrara ante ella.
No había fuegos artificiales afuera...
No había una fuerte de aguas claras corriendo a sus alrededores...
No había un camino de flores que los abrigara a los dos...
Pero podía sentir la brisa de aquel campo y más... los fuegos explotando en su cabeza y él que un principio tenía la mirada baja, poco a poco subió la vista hasta ella. Encontrándose azul y castaña en una pregunta implícita que ambas deseaban sonara a los 4 vientos.
—¡Sí! ¡Sí! —respondió sin soportarlo un segundo más.
—¿Qué? —se sonrojó y sonrió frustrado. —¡Pero si aún no dije nada! —la miró preocupado sobre cómo proseguir.
—¡Lo siento! ¡Ay! ¡Lo lamento tanto! —se soltó de su agarre y se llevó las manos al rostro. No podía controlar las lágrimas que se le asomaron rápido.
—¿Por qué estás llorando?... —cada vez comprendía menos las actitudes emocionales de su amada.
—Es que esto... es que tú... ¡Tú!
—¿Yo?...
—¡Yo te amo!
—¡Yo también te amo! —se rio con mucha gracia por el debate que había propiciado, dio la vuelta a la visera de su gorra y volvió a tomarla de la mano. —Esta vez espera a que termine.
—Sí... —se limpió la última lágrima y sonrió. —¡Sí!
Tomó aire, sabía lo que debía decir, pero... no era tan fácil como lo había pensado. —Serena... —temblaron sus ojos ante ella y bajó la mirada. —pensé en un millón de manera de decirlo... —sacó el anillo de la bolsa de su pantalón. —un hermoso aro plateado con una pequeña piedra azul, que la llevó a abrir los ojos incrédula que él haya conseguido una joya con tal exquisitez, especialmente para ella. —Pensé en decirte que amo mucho tus pokélitos... y que me gustaría comerlos todos los días.
El comentario le provocó una pequeña sonrisa tierna.
—O... que ya no sería capaz de seguir viviendo de una manera normal si no estás a mi lado... la verdad son tantas cosas que podría decir y en las que seguir pensando... pero me pongo nervioso de pensar en decírtelas todas. —apretó los párpados.
—Yo... —no necesito escuchar cada una de esas cosas... —le colocó la otra mano en la mejilla, invitándolo a abrir los ojos para ella. —Porque todas las sé...
—Serena... —la miró comprometido. —¿Entonces... te casas conmigo?... —lo dijo, hasta sus labios se separaron un poco al terminar de pronunciar, mientras le colocaba el anillo.
—¡Sí, por supuesto que sí! —lo atrajo hacia ella, con la mano que yacía sobre la mejilla de su amado y con la ahora mano del compromiso, lo tomó por la otra mejilla, acercándolo a ella y lo beso. Ella sentada en el sofá y él de rodillas ante ella, en un momento inolvidable como el tesoro más hermoso que guardarían en sus almas, al menos por el momento y para el resto de la eternidad.
.
.
.
Esa mañana, estaba poniendo el café en la estufa, Ash había avisado que regresaría a casa luego de las preliminares, ya que los combates de la Liga se estarían llevando a cabo en Ciudad Lumiose. Tomó su propia taza de té y se dispuso a escuchar las noticias.
Entre los hechos de última hora, el atentado contra el Campeón de la Liga Pokémon de Kalos, Ash Ketchum, aún está en estudio, las autoridades aún no tienen idea de su paradero o el motivo del móvil.
—¿Qué?... —sintió como las fuerzas la abandonaban y dejó caer la taza al piso, que con el impacto se partió en cientos de pedazos. Había hablado con él anoche... ¿Qué había cambiado desde entonces?... No puede ser... No puede ser...
Continuará...
Wow, tenía que escribir algo o me moría xD, no puedo con el síndrome de abstinencia ficker juajuajua. Bueno sé que había dicho que era posible que actualizara algo diferente a esta historia, pero esto es lo que quiere mi musa, esto hay que darle ni moyo.
GRACIAS A TODOS POR LEER!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top