¿Cómo irrumpir esa aura de felicidad que circulaba a su alrededor cada vez que se encontraban juntos? Sentía que aunque el corazón pudiera reventar por guardar todos aquellos sentimientos que la acongojaban para ella misma, era mejor así... que compartir aquel secreto que la había arrastrado a una serie de decisiones que ahora ya no tenían sentido alguno... ¿Entonces para qué?... No iba a involucrarlo en aquel malestar que podía costarle su concentración y su propio bienestar mental... Y menos ahora que la Liga Kalos estaba por comenzar y era su obligación como Campeón asistir a todas las batallas.
POKÉMON XY&Z
OTHER WAY TO BATTLE
VI
Como era su costumbre se habían sentado al sofá la programación nacional de la televisión. En esa ocasión se encontraron con el reprise de las actuaciones de las artistas de la clase principiante de todos las ciudades, para presentar de manera formal a todas las concursantes de la clase maestra. Varios eventos que Serena se había perdido en sus días hospitalizada. Como era de esperarse en algún instante terminó viendo aquel programa sola, ya que se acompañante poco a poco fue quedándose dormido, hasta caer sobre el hombro de la reina, misma que al mantener su pierna enyesada sobre un cojín en la mesa de enfrente, yacía con el espacio perfecto en su regazo para acomodarlo y así lo hizo, siguió viendo la televisión al mismo tiempo que pasaba sus manos con delicadeza sobre los cabellos de su amado dormido, con la cabeza apoyada entre su vientre y su pierna.
—Mañana... —Por un momento lo que aconteciera en la televisión dejó de importar, pensar en el hecho que tendría que separarse de él al día siguiente ensombrecía su dicha de tenerlo en esos instantes ahí con ella. Quizás se trataba de su infortuna, sentir que debía quedarse rezagada... que no podría pararse para ir y correr a su lado como de costumbre, que no sería más la reina de ese campeón.
—La reina de Kalos dejará de importarme en el momento en que te haga daño...
Lo sabía a la perfección, pero no podía evitar pensar en eso. ¿Acaso él tenía alguna idea de lo que había ocurrido un par de días antes de su accidente?... Si aún no se había atrevido a contarle nada... La reina de Kalos estaba muerta mucho antes de haber caído de las alturas por aquel truco fallido.
Y Ahora no sólo la reina había desaparecido... amenazando con regresar sin ahora ningún impedimento. ¿Impedimento?... Ciertamente era imposible continuar con su reinado en aquella antigua condición, pero jamás llamaría a lo que pasó un impedimento... cuando sólo pensar en su existencia la había la más feliz del mundo.
Había guardado la noticia para si misma desde hace tanto tiempo que no podía soportarlo más, tendría que confrontarlo lo antes posible... pero no ahora... después de todo ya no tenía sentido, su bebé había desaparecido del mundo el mismo día que había dado un ultimátum a su posición como reina.
Lo había descubierto sólo un par de días atrás de la presentación amistosa que se llevaría a cabo en el estadio. Hasta cierto punto aunque fue sorprendente y aterrador, se sabía no libre de culpas, desde la primera vez que había estado con él de esa forma, los acercamientos que se propiciaban entre ambos, sin querer... sin esperarlo, sin pretenderlo siempre terminaban de la misma manera, fortaleciendo un vínculo entre sus mentes y sus cuerpos del que no podrían escapar.
Y Aunque no estaba segura del momento exacto en qué pasó podía haber sido en dos ocasiones... La primera vez, cuando sus ímpetus impulsivos los empujaron al éxtasis sin ninguna precaución y en medio de la inexperiencia o aquella que le causa gracia, fue la primera vez que escuchó una palabra tan fuera de tono salir de sus labios.
—¡Mierda! ¡Mierda Serena, se rompió! —Le reportó jadeante y asustado sobre el oído consiente de lo que eso significaba, aquel material cuyo propósito era mantenerlo aislado, había sucumbido como barrera entre los dos, pero en aquel instante poco importó.
—¡No, no te detengas! —acompañado a su petición, los movimientos de sus manos sobre su espalda, le impedirían separarse, podía sentirla apretando sus músculos para atraerlo contra ella, por lo que levantó un poco el rostro de su oído, para encontrarse con los incandescentes ojos azulados de su amada y al instante besarla con la vehemente necesidad de complacerla.
—Estoy aquí... estoy aquí... —le susurró apenas en el choque de sus labios contras los de ella.
Suspiró al darse cuenta con sus propios recuerdos que no estaba bien lo que hacía. ¿En qué momento había comenzado a guardarle secretos a él?... Quien como siempre, estaba con ella... lo que había sucedido era cosa de los dos... responsabilidad de los dos y... ¡pensaba decírselo! ¡En verdad! Porque, cómo iba a guardar un secreto como aquel, sin embargo, en aquel entonces que el secreto vivía dentro de ella todo el asunto tenía lógica pero ahora... y lo peor de todo es que tenía que pasar por el dolor de perderlo sola... como pasó sola lo poco que duró...
De un momento a otro los ojos se le cristalizaron en medio de las lágrimas y se llevó ambos manos a los labios, tratando de controlarse, pues su amado reposaba sobre sus piernas, pero el movimiento de su cuerpo en sollozos, sólo le indicó al entrenador que finalmente había llegado el momento de intervenir. Había decidido cerrar los ojos en el momento que los comerciales empezaron a sonar en la televisión y ella no los silenció, lo que le hacía pensar que se había puesto a pensar en algo, no había tenido el tiempo suficiente a su parecer para afrontar la faceta de la vida que le tocaba y estaba dispuesto a dejarla tranquila, pero si las cosas se salían de control, si lloraba... definitivamente no podía permanecer alejado, no iba a auto expulsarse de sus preocupaciones, así como ella quería mantenerlo alejado, porque la conocía muy bien, siempre tan alegre y atenta, pero si algo la perturbaba lucía ausente y apagada, tal como en ese instante.
—¿Quieres que tengamos una batalla? —preguntó, sonriéndose por su pregunta, hasta para él estúpida en esos instantes.
—¿Ash? —se limpió rápido las lágrimas, a lo que su amado entrecerró los ojos.
—¿Supongo que una batalla no es siempre la solución no?
—Creo que no... —sonrió al notar que trataba de animarla.
—Tal vez... exista otra manera para pelear... es decir... para liberar todos esos sentimientos que te atormentan —se levantó de su regazo y se sentó a su lado, apoyando la espalda contra el sofá y dirigiendo la mirada al techo, cual buscara las palabras adecuadas para pronunciar. —Creo que es algo simple.
Serena, se limitó a escucharlo, siempre que él adoptaba esa posición de pensador, la llenada de orgullo y alegría pensar que un chico tan apuesto y comprometido se encontraba a su lado, amándola, tal vez no con la misma intensidad que ella lo hacía, pero segura que si no era así... se acercaba bastante, junto a él, cada respiro era placentero, como si sólo una cosa necesitara en la vida, como si hubiera venido al mundo con un solo propósito, amarlo y lo más hermoso de amarlo, es que sólo podría hacerlo amándose a ella misma primero, porque él la amaba a ella y ella amaría todo lo que él, entonces todo era parte de un círculo eterno.
—Pienso que puedes estar muy enojada... muy dolida... abrumada por lo que haya sucedido, pero —la mirada castaña se encontró con la azulada que no se había apartado de su rostro. —supongo que compartir la carga aliviana el peso... —le sonrió. —Es un saber práctico y verdadero.
Era el momento... él había abierto el espacio para que se lo dijera todo, que le gritara su dolor y por fin descansara su alma, pero simplemente se limitó a asentir y bajó la mirada ante él.
Al verla, el sentimiento de impotencia se apoderó de él, obligándolo a apretar los puños sin notarlo.
—Puedes tomarte todo el tiempo que necesites... —se acercó y levantándose un poco le besó la frente, lo que abrió grandes los ojos azules al sentirlo. No quería un beso en la frente, ¡Quería besarlo de verdad! ¡Quería abrazarlo y decirle todo! ¡Pero cómo decirle que había perdido a su hijo! ¡Un hijo del que no sabía siquiera que venía! —Voy a entrenar un poco para mañana —se despidió. —Vamos amigo —El Pokémon amarillo que observó la escena desde el otro sofá, miró a Serena un poco deprimido, pero siguió la orden de su amado entrenador al instante.
¿Qué había sido eso? Aunque parecía que estaban bien, en realidad no lo estaban... aunque no lo había visto directamente al rostro, su voz sonaba decepcionada y triste... no podía con eso... no él... si alguien debía proteger a Ash era precisamente ella, por lo que haciendo fama de sus impulsos, se puso de pie como pudo y se apoyó en un brazo del sofá.
—¡Ash!
Al escucharla, inmediatamente se volteó, sonaba desesperada, entonces lo comprendió, sus ojos se abrieron grandes y preocupados. —¡No, espera! ¡No seas tonta! —corrió hasta ella, al ver que intentaba caminar hacia él sin la muleta, y cuando estuvo a punto de caer, él la sostuvo aferrándola contra su pecho, aliviado de haber llegado a tiempo.
—Te has hecho un lengua suelta... —empezó con una pequeña risita, que terminó en una pequeña carcajada.
—Pues... ¿Qué esperabas? Esa sí fue una tontería... —bajó el timbre de su voz al verla sonreír. —¿Qué estabas haciendo?... No me gusta que te expongas así... —le habló suave y dulce.
—Tenía que alcanzarte —respondió recobrando su determinación. —Las cosas... no pueden seguir así... —al escucharla los ojos castaños desviaron la mirada, aparentemente había llegado la hora.
—¿Vas a decirme lo que te está molestando? —preguntó represando la mirada hacia ella, aún rodeada entre sus brazos y ella con las manos apoyada sobre su pecho.—¿Por fin vas a hablarlo conmigo? —pensó en sus adentros el joven Ketchum.
—Yo... —temblaron sus ojos ante la pregunta, estaba decidida y un segundo después había empezado a perder la confianza.
—¿Puedo hacerte una pregunta sin que te asustes?...
Sólo la formulación de la previa la mortificó. Cómo pretendía que no se asustara con tal anticipo.
—Dime... —lo miró insegura.
—¿Tú podrías vivir sin mí? —le sonrió sereno y con ternura.
—¿Qué?... —la sola idea de pensar en algo así la destrozó. —¿Por qué me preguntas eso?...
Continuará...
Jajajaja pues ahí que quede, me pareció genial el rumbo de la conversación pero si sigo me muero xDD llevo mucho rato frente al PC xDDD.
¡GRACIAS A TODOS POR LEER!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top