80
Un día ha pasado desde que Matteo se regresó a Argentina. Un día ha pasado desde que me dijo lo de Gastón. Un día ha pasado que he llamado y dejado mensajes, un millón de veces a ambos y ni siquiera uno se digna a responder.
Una parte de mí sentía miedo de volver a perder a Gastón, miedo a volver dejarlo ir pero la otra parte sentía que era mejor así.
Al principio no creí en lo que me había dicho Matteo sobre Gastón, pensé que era una especie de trampa que ellos dos habían armado pero es verdad, que nunca Matteo me ha dicho alguna mentira, él nunca me mentiría...y si lo hiciera, ¿Por qué tendría que ser una mentira como esa?
— Ámbar — sacudo la cabeza, me había perdido en mis pensamientos — ¿Hija no piensas comer? — me dice mi padre.
— Eh...no tengo hambre papá.
— Parece que hoy nadie tiene ganas de comer — escucho decir al abuelo, mientras mira a Lunita y a mí — primero Luna y ahora tú, Ámbar.
— Voy a salir a pasear por ahí — me levanto de la mesa.
— Por supuesto que no señorita — ¡Papá! — ya es de noche. Además mañana tienes que levantarte temprano o sino perderemos el avión — sí, mañana al fin regresariamos a Argentina.
— Papá, solo saldré a tomar un poco de aire — insisto.
— Ya te dije que no.
— Señor yo podría... — interviene mi bonito.
— ¡Por favor Simón! Ámbar te dije que no saldrás, no pienso repetírtelo otra vez.
— Mauricio — ahora interviene mi abuelo — deja que mi nieta salga a ver las estrellas del Perú por última vez — gracias abuelito — hoy es su última noche aquí, déjala que disfrute.
Mi papá suspira.
— Esta bien pero eso sí Ámbar, solo por los jardines de la cabaña — advierte y yo simplemente asiento.
— Gracias abuelito — le sonrío ligeramente.
— ¿Y yo qué? — cuestiona papá.
Decido ignorarlo para luego salir hacia los jardines.
Hacia frío esa noche y sentí que mi cuerpo comenzaba a temblar. Saco mi móvil de mi bolsillo y comienzo a teclear su número. Ya me estaba dando por vencida, ya que sonaba la linea pero no respondía y cuando estaba a punto de colgar siento que responden la llamada.
— ¡Gastón! — solo escuchaba el silencio al otro lado de la linea — sé que estás ahí...por favor háblame — no respondía — Gastón por fav...— cuelga — ¡Mierda!
Lo vuelvo a llamar pero esta vez me manda a buzón como las miles de veces anteriores.
Sentí unas grandes ganas de llorar cuando de pronto siento que algo cálido cubre mi espalda, era una campera (chamarra, chompa). Reconocía a la perfección ese dulce y suave aroma, decido girar y ahí estaba él. No aguante más y lo abracé con fuerza. Su calor hizo que el frío que sentía se esfumara por completo, en sus brazos me siento protegida, sin miedo alguno...sin duda alguna es mi lugar favorito que pueda existir en el universo.
— ¿Qué te pasa bonita? — siento como sus cálidos y suaves dedos acarician mis mejillas — ¿Mi amor por qué estás llorando? — ni sé yo misma en que momento las lágrimas se dejaron caer de mis ojos.
Él no sabía nada sobre lo de Gastón, aún no se lo he contado.
— ¿Prometes que no te enojaras?
— Oye tontita, quiero que sepas que jamás podría enojarme contigo — vuelve acariciar mis mejillas — aunque lo intente no podría — sonríe — ¿Estás así porque Matteo se regresó a Argentina? — niego con la cabeza — ¿Entonces qué es lo que te pasa amor? Desde que Matteo conversó contigo estás rara y triste, me duele verte así.
— Simón...estoy así por Gastón — siento como se tensa.
— ¿Te hizo algo ese idiota?
— No mi amor, solo que...cuándo conversé con Matteo, él me dijo que Gastón se iría de Argentina para siempre...
— Tal vez solo sea una mentira — interrumpe.
— No, Matteo nunca me ha mentido...él no es así. Simón yo...
— ¿Estás preocupada verdad? — vuelve a interrumpir — Ámbar — se acerca más a mí y me toma de las manos — quiero que me digas la verdad...¿Tú, aún sientes algo por él?
Rápidamente le tomo de las mejillas.
— No Simón — lo miro fijamente a los ojos para luego tomar una de sus manos y llevarla a mi pecho — ¿Sientes eso? ¿Puedes sentir los latidos de mi corazón? Cada latido de mi corazón pronuncia tu nombre. Simón mi corazón palpita cada vez mas fuerte cuándo te me acercas o me sonríes...pareciera como si quisiera salirse de su lugar, esto nunca nadie ni si quiera Gastón me hizo sentir...esto es algo nuevo y hermoso que estoy sintiendo y lo siento por tí. Mi amor yo te amo a tí, no te imaginas cuánto te amo...nunca he estado tan segura de algo como lo estoy contigo y no quiero ni pienso cambiar esto bonito que tenemos. Mi amor te amo, te lo he demostrado en miles de formas...por favor te pido que no vuelvas a dudar de lo que siento por tí — acaricio sus mejillas — eres lo mejor que me pudo pasar en la vida. Eres el amor de mi vida bonito — termino de hablar y él junta sus labios con los míos.
— Perdóname bonita, yo no
debí...— lo callo con un pequeño beso.
— No hay nada que perdonar mi amor, solo quiero que sepas algo. Matteo y Gastón son personas muy importantes en mi vida, los conozco desde niños. Hemos vivido un montón de cosas juntos. Gastón y yo fuimos novios y por él sentí alguna vez amor pero ahora solo siento cariño, de eso puedes estar muy seguro. No te lo niego Simón, estoy muy preocupada por él, tengo miedo de perderlo otra vez porque lo quiero...no confundas el querer con el amar, por favor entiende.
Sus ojitos avellana me miran fijamente a los míos.
— Entiendo, puedo ver que lo tuyo con Gastón es lo mismo que conmigo y con Luna...una verdadera amistad como una hermandad. Ya lo entendí — sonríe y ahí fué que entendí que a Gastón lo veo como un hermano...ahora es como un hermano para mí — ¿Te puedo pedir algo bonita?
— Obvio que sí bonito — respondo sonriendo.
— Por favor abrázame — no lo tuve que pensar ni un segundo para correr a sus brazos, mi lugar favorito en el mundo mundial.
...
— ¿Las estrellas están muy bonitas hoy, no lo crees? — había una constelación de estrellas muy hermosas esa noche — ¿Amor? — dejo de mirar el cielo para así mirarlo a él — ¿Simón? Hey bonito te estoy hablando — acaricio su rostro con mis dedos — ¡Simón!
Ríe.
— Lo siento bonita es que...— otra vez se me queda mirando.
— ¡Simón! — elevo un poco la voz con una mezcla de risa — ¿Amor qué te pasa? ¿Por qué me miras así?
Se me acerca más y me toma las manos.
— Yo sé que va sonar un poco...¿Loco? Podría ser pero...es muy hermoso — deja mis manos para así tomar mi rostro y acercar el suyo — acabo de ver en tí...es decir, que me perdí en tí porque...— está nervioso — Ámbar acabo de ver todo lo que vivirémos juntos.
— ¿Cómo?
— Lo felices que seremos...tú te veías hermosa como siempre, con un vestido blanco, hecha todo un angelito — sonrío — tu risa — suspira — tan maravillosa. Tan angelical. Tan tuya. Corrías, mientras no dejabas de reír...mientras tus cabellos dorados bailaban al compás del viento — sonríe — también vi como ambos disfrutábamos de un lago muy hermoso...con cascada y todo...
— ¿Parecido al lugar dónde...— agacho un poco el rostro, mientras sentía como la sangre subía a mis mejillas — dónde...hicimos el amor por primera vez?
Siento que me toma de la barbilla y hace que lo mire a sus hermosos ojitos avellana.
— No bonita, es mucho mejor que eso — sus manos hacen que me apegue más a su cuerpo. Me encanta estar así con él — también vi como mirábamos unas hermosas estrellas junto a una perfecta luna azul...así de azul, al igual que tus ojitos — me comienza a besar como niñito las mejillas a lo cual yo empiezo a reír.
— Bonito me haces...cosquillas — trataba de decirle, mientras reía y a la vez me retorcía.
Deja de besar mis cachetes y siento como frota su rostro en mis cabellos. Lo amo.
— ¿Sabes amor?
— Si mi amor.
— Lo raro era que, el lugar donde estábamos...nunca antes lo había visto y era muy diferente a este mundo — escucho una pequeña risita — ¿Raro verdad?
— A mi no me parece raro, si estoy contigo es todo perfecto — acaricio sus brazos.
— Me pasa lo mismo pero ahora que lo pienso mejor, tal vez sea nuestro mundo...Simbar.
— ¿Simbar? — me giro un poquito para verlo a los ojos — ¿Ese no es el nombre del rey león?
— Tontita — me roba un pequeño beso en los labios para luego hacerme girar y poner su mentón en mi hombro mientras sus brazos rodeaban mi cuerpo — Simón y Ámbar es igual a Simbar — ¡Qué hermoso! ¿Él lo habrá inventado? — ¿Ahora entendió señorita?
— Te amo — fué mi respuesta.
— Te amo — susurró en mi
oído lo cual por ende cierro los ojos — eres todo lo que anhelo. Eres mi regalo que cayó del cielo. Quiero estar siempre a tu lado hasta tus defectos me han enamorado.
— Y no puedo compararte yo no he conocido a nadie que te iguale, eres el mejor de todos para describirte las palabras sobran.
— Eres algo más que el amor de mi vida — comienza a susurrar en mi cuello — eres el motivo de mis alegrías.
— Cuándo estoy contigo no corren las horas porque tienes todo lo que me enamora...eres el amor de mi vida bonito.
— Y tú el mio bonita.
🖤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top