Simón Álvarez

Te observaba a lo lejos como entrabas al Blake, tu hermoso cabello revoloteaba al compás de las brisas del aire.
El ceño se me frunció cuando vi que te tropesaste con alguien, gracias a ese chavo todos tus cuadernos se encontraban tirados en el suelo, ambos se agacharon para recogerlos y ahí fué que mi corazón se comprimió al ver como sus miradas conectaban. ¿Por qué se miran tanto? ¡Ya dejen de mirarse! Eso que estoy viendo provoca una serie de emociones y sentimientos dentro de mí pero uno de ellos es molestia.

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