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Simón...¡Mi Simón!
Nuestros ojos se encontraban conectados, no podía despegar la mirada. Él me regala una sonrisa muy dulce, mientras lleva sus manos a sus cabellos castaños, lo cual los despeina, amo cuando hace eso; para luego volver a colocar su mano derecha a una parte de la guitarra.
¡Sí! Llevaba puesta su guitarra azul, la cuál Lunita le había regalado. Me vuelve a sonreír para luego comenzar a tocar una dulce melodía.
— Tú — me señala con la mirada junto a una hermosa sonrisa — puedes ser las mariposas que siento en mi vientre — comienza a cantar. ¡Por Dios! Su voz con la melodía de la guitarra concuerdan a la perfección. Hermosa mezcla — tú, puedes ser la mantequilla de maní en mi jalea — río un poco por la letra — tú, puedes ser la capitana y yo puedo ser tu primer ayudante — se comienza acercar y yo hago lo mismo
— tú, puedes ser el escalofrío que siento en nuestra primera cita — dejo de caminar y veo como mi mexicano comienza a dar pasos por el puente lleno de flores. Se ve tan hermoso — y, puedes ser la heroína y yo puedo ser tu compañero — vuelvo a reír y él hace lo mismo — tú, puedes ser la lágrima que derramo si alguna vez nos separamos — ¡Nunca sucederá eso! — y, puedes ser la lluvia de la nube cuando hay tormenta — ya nos encontrábamos a milímetros de distancia. Mi corazón se comenzó a acelerar de la emoción — o puedes ser el sol cuando brilla por la mañana — acorta más la distancia y fué ahí que su dulce aroma varonil chocó con mi rostro — no sé si alguna vez podría estar sin tí, porque chica tú me complementas y a tiempo se que ambos lo veremos, que somos todo lo que necesitamos porque tú, eres la manzana de mi pastel — su índice choca con la punta de mi nariz y yo río — tú eres la fruta de mi frutilla. Tú eres el humo de mis alturas y eres con quién quiero casarme — fué ahí que mis ojos se abrieron a tope y a la vez pude sentir como mis mejillas se calentaban...¿Él...quiere casarse conmigo? — porque eres la única para mí — acaricia mis mejillas sonrojadas — y yo soy el único para tí — me guiña un ojo — toma de ambos, de nosotros y somos el dúo perfecto. El dúo perfecto...bonita, tú y yo, somos el dúo perfecto — le sonrío.
Podía sentir mis ojos llorosos, quería llorar pero no de tristeza sino de felicidad, emoción...amor. ¿Me entienden, cierto? Es decir, que el chico que es el amor de tu vida te esté dedicando una canción que tenga palabras hermosas...no hay palabras para describir lo que estoy sintiendo en estos momentos. Soy feliz, con él, para él y por él.
— Tú puedes ser mi princesa y yo puedo ser tu príncipe — lo eres mi amor — tú, puedes ser una golosa con los chocolates — me conoce — y yo puedo ser tu dentista — río — tú, puedes ser los zapatos y yo puedo ser las agujetas — vuelvo a sonreír y él hace lo mismo — tú, puedes ser el corazón que yo derramo en las páginas. Tú, puedes ser el “Vodka” y yo puedo ser el “Chaser”. Tú, puedes ser el lápiz y yo puedo ser el papel, puedes ser tan fría como el clima en invierno pero no me importa, siempre que estemos juntos — deja de tocar la guitarra y toma mis manos, sonríe al ver que un mechón de mi cabello cubría mi rostro. Lo aparta suavemente — sabes que nunca dudaré de tí — comienza a cantar acapella y eso hace que mi corazón ya acelerado se acelere más de lo ya estaba — y sabes lo que pienso acerca de tí, y sabes que no puedo vivir sin tí...me encanta la manera en que sonríes.
— A mí me encanta tu sonrisa — susurro y él sonríe.
— Y quizás tan solo un rato puedo verme caminar por el pasillo.
Termina de cantar y me regala aquélla perfecta y hermosa sonrisa que lo caracteriza. Aquélla sonrisa contagiosa. Aquélla sonrisa que es difícil no responderle con el mismo gesto.
Nuestros ojos se encontraban en una perfecta y maravillosa conexión. Nuestros labios se encontraban a milésimas de distancia. Podía sentir su respiración chocar con mi frente y escuchar los latidos acelerados de su corazón. Eso es lo que provoco en él y es lo mismo que él provoca en mí. Siento como acaricia con sus pulgares mis manos, como sus ojitos dejan de verme a los ojos para bajar lentamente a mis labios, al igual que yo. Entonces él suelta lentamente mis manos y las desliza hacia mis mejillas y fué en ese momento que decidí que era la hora de ponerme en cunclillas...sí, lo haré porque me matan las ganas de besarlo...
— ¿¡Qué es lo que está pasando aquí!?
Nuestros labios estaban a punto de encontrarse, así que por impulso cierro los ojos. Sentí como su suave y cálida nariz chocaba con la mía...ya faltaba poco...
— ¡¡Ámbar!!
Mis ojos se abrieron a tope al escuchar mi nombre en un grito pero el susto y un poco de miedo fué por el dueño de esa voz. No era la única que estaba sorprendida, sino también mi bonito...¡Maldición! ¡Arruinaron el momento!
Tenía cierto miedo de girar y verle el rostro, de seguro estará muy enojado. Simón me regala otra hermosa sonrisa, y él sabe muy bien que con eso simplemente los miedos y nervios se disparan de mi cuerpo. Así que decidí girar y no me equivoqué, está muy molesto.
— Papá...
— ¡Basta Ámbar! — pega un grito y en ese instante siento la mano de Simón en la mía. Papá se dio cuenta de eso, así que decide acercarse a nosotros — quita tu mano de mi hija...
— ¡Papá!
— ¡Silencio Ámbar!
— ¡Te he dicho que la quites jovencito! — la poca paciencia que tenía se le terminó agotando.
— Lo siento señor pero no lo haré — responde Simón mirándolo fijamente a los ojos.
— ¿¡Qué!?
— Señor yo...
— ¡Cállate!
— ¡Mauricio! — le reprocha el abuelo.
— Tú no te metas padre — ¿¡Qué!? ¡Ah no! No, simplemente no lo puedo creer. Calló a mi abuelo, es decir su papá. Él nunca había hecho algo así — te lo vuelvo a repetir — se acerca a Simón — aparta tu mano de mi niña — siento que mi novio aprieta más el agarre pero sin hacerme daño. Levanto la mirada y lo miro, estaba mirando fijamente los ojos de mi padre — Ámbar ponte a mi lado.
— No lo haré — respondo con firmeza.
¿No entiendo porque papá actúa así? Él sabe muy bien como es mi Simón.
— Es una orden Ámbar — ¡No pienso hacerte caso!
— Señor Mauricio...— intenta hablar mi mexicano pero papá lo interrumpe de un grito.
— ¡No estoy hablando contigo!
— ¡Pues yo sí! — lo desafía colocándose a milímetros de
él — ¿Usted sabe por qué hice todo esto? ¿Por qué me desvele una noche entera escribiendo esa canción? ¿Realmente lo sabe?
— Ya te dije que...
— Porque amo a su hija — mi corazón dejó de latir por unos segundos. El amor de mi vida estaba confesando su amor por mí ante mi padre, ante mi abuelo...ante mi familia.
Simón...
— ¿¡Qué!?
— Sí, señor. Lo que escuchó. Todo mi ser ama a Ámbar, ella es la mujer de mi vida, el amor de mi vida — y tú eres el mio — es ella quién hace que mi corazón se acelere a mil por segundos con su cercanía. Ella hace que una sonrisa de bobo se me forme a cada segundo en el rostro. ¿Acaso entiende eso? Yo a su hija la...
— ¡Basta!
— ¿Cómo quiere que se lo diga? No lo sé, ¿En francés? ¿Italiano? ¿Chino? Me aprendería todos los idiomas del mundo para hacerle entender que su hija tiene mi corazón. Que la quiero a mi lado. Señor yo la amo más que a nadie en este mundo, y aquí todo mero se lo digo. Soy Simón Álvarez, un chavito mexicano que está pérdidamente enamorado de la hermosa rubia de ojitos azules que se encuentra detrás de mi — sonrío — soy Simón Álvarez y mi dueña es Ámbar Smith. Soy Simón Álvarez y quiero agradecerle por haber traído a este mundo a mi bonita. Soy Simón Álvarez y y su hija es mi novia.
Los ojos de mi padre se abrieron a tope en segundos. Poco a poco comenzó a fruncir el ceño. Mi corazón pareció dejar de palpitar al escuchar lo que había dicho Simón. Acaba de confesar a todos que somos novios...él quién hace un día fué quién me interrumpió cuando yo estaba por contarles sobre nuestra relación a mi familia...mi Simón.
— ¿Tu novia? — su mirada se dirige directamente a mí — ¿¡Ámbar, es eso verdad!?
Sin dudarlo envuelvo su brazo izquierdo con mis manos.
— Sí papá. Simón y yo somos novios — siento como mi mexicano acaricia suavemente los nudillos de mis manos.
— ¿¡Qué!? ¿¡Esto es broma, verdad!?
— Papá yo amo a Simón.
— ¿Desde cuándo? ¿Amar?
Ámbar — vuelve a capturar mi mirada — ¿Sabes cuántos años tienes, verdad? ¿Y sabes cuantos años tiene Simón? ¿¡Lo sabes verdad!?
— ¿Papá cómo...
— Escúchame — me calla — apenas conozco a este muchacho y no puedo negar que me cae bien pero aún no lo conozco lo suficiente y más aún...¡Es mayor que tú!
— ¿¡Y eso qué tiene que ver!?
— ¡Eres una niña Ámbar! — ¿Niña? Si supieras que ya tuve mi primera vez con Simón. ¿Acaso eso hacen las niñas?
— ¡No lo soy!
— Lo eres porque tienes dieciséis años — ya falta poco para cumplir diecisiete — ¿Y él? — señala a mi novio — ¿Cuánto tiene?
— Dieciocho — responde Matteo junto a una sonrisa — aquí mi amiguito ya es mayor de edad — se acerca a Simón y rodea su hombro con una de sus manos — ya es todo un ciudadano — Simón quita la mano de Matteo y lo mira muy serio.
¡Como odio a Matteo! Pareciera que disfrutara el momento. No se como diablos es mi mejor amigo.
— ¡Dieciocho! — eleva la voz
papá — él ya es todo un hombre Ámbar y tú sigues siendo una niña. ¡No lo aceptaré!
— ¡Papá, ya voy a cumplir diecisiete!
— Y él diecinueve — ¡Maldito Matteo!
— ¿¡Quieres callarte Matteo!? — le grita Luna molesta.
— Ámbar no lo aceptaré, así que me terminas esa relación — gira sus talones para así comenzar a caminar hacia la salida.
— No lo haré — detiene su
andar y se gira para verme fijamente a los ojos — por más que me lo digas o ordenes, no lo haré — me acerco decidida sin apartar nuestra conección — papá, lo que siento por Simón nunca antes lo había sentido. Él es el único que despierta en mí, sentimientos que no conocía. Cuando estoy con él ni te imaginas como salta de alegría mi corazón y lo feliz que soy. Con él me siento completa, él es mi complemento de vida. Yo lo amo papá — tomo sus manos — yo te pregunté cuándo era niña, cómo iba darme cuenta cuándo conozca a esa persona especial, con la que pasaría el resto de mi vida y tú respondistes junto a una sonrisa: “Tu corazón dejará de latir...
— Sin que ni siquiera te des cuenta” — termina la frase.
Eso le había pasado precisamente con mamá.
— Papá, Simón es mi vida...con él estoy completa. Por favor no me alejes de él — mis ojos se comenzaron a humedecer — no me importa si me lleva dos años, lo que importa es lo que sentimos ambos y eso es amor papá. Nuestro amor es verdadero.
— Ámbar, él es mayor que...
— ¡No! — elevo un poco la voz — la edad no importa. Además, el mismo caso fué contigo y con mamá.
— ¡Ámbar! — es la verdad.
— ¿Y acaso hubo alguien quien impidió su amor?
— Hija yo solo quiero cu...
— Simón me cuida papá. Él me protege, me ama y yo lo amo. Por favor no me alejes de mi verdadero amor — derramé una lágrima — date la oportunidad de conocerlo. Conócelo de la misma forma en que yo lo conozco y te darás cuenta porque me enamoro cada día más de él.
Se me queda mirándome fijamente sin decir nada.
— Señor — escucho la voz de mi bonito. Se acerca a mí y vuelve a unir nuestras manos — yo amo completamente a su hija de eso puede estar seguro. No permito que nada malo le pase porque eso me mataría. Ella soy yo, mi corazón lo tiene Ámbar y yo tengo el suyo. Ella es la mujer y la única persona importante que tengo en la vida porque no tengo familia — aprieto suavemente nuestra unión de manos. Le doy fuerzas porque sé que mi bonito sufre cuando habla de su familia — doy la vida por
Ámbar. Si es verdad que tengo dieciocho y ella dieciséis pero eso no es impedimento para separar a dos personas que se aman más que a sus propias vidas. Tengo dieciocho y siento miedo si la pierdo. Soy un hombre pero aún así los nervios invadieron en mí en pensar su respuesta cuando sepa de nuestra relación. Usted sabe lo que es cuando encuentras a tu otra mitad, sabe muy bien que el sentimiento amor te llena completamente — se gira y me mira con una sonrisa para luego secar aquélla lágrima que mi ojo izquierdo había dejado salir — fuí yo quien hizo todo esto — me vuelve a sonreír y luego vuelve su mirada a mi padre — bueno con la ayuda de Luna — Lunita sonríe discretamente — me la pase toda una tarde buscando el lugar indicado para traerlos a ustedes. El escenario donde declararía mi amor por mi bonita frente a su familia. Dónde no solamente ustedes fueron los testigos, sino también la Luna y las estrellas — mira al cielo y sonríe — aquélla canción que escuchó señor Mauricio, no fuí yo quién la escribió, fué mi corazón y yo le quiero decir que si usted decide separarme de mi bonita, yo no lo aceptaría. No me importaría su decisión — su voz se comenzó apagar — haga lo que haga no pienso separarme del amor de mi vida.
El silencio se apodera del ambiente por unos segundos.
— Te voy a decir algo
muchacho — la voz de papá sonó tan seria y fría a la vez que mi corazón se comenzó a acelerar del miedo — la cuidarás — sentí como mi corazón se relajó. Más de una lágrima comenzaron a salirse de mis ojos. Llevo mis manos a mi boca — ella es lo más importante que tengo en mi vida. Ámbar también es el amor de mi vida y ahora tendré que compartirla contigo...
— ¡Papá! — grito con la voz quebrada para luego acercarme a él y aferrarme a su cuerpo.
— Pude sentir su amor — cierro los ojos y siento como me da un cálido beso en la cabeza — y sé que se aman demasiado. ¿Quién soy yo para impedirle la felicidad a mi niña? Yo quiero verla feliz y sé que tú, Simón, eres la persona perfecta e indicada para hacerlo. Solo quiero que me prometas dos cosas — separo mi rostro de su pecho y lo miro fijamente a sus ojos húmedos — prométeme que la harás la mujer más feliz en este planeta y también quiero que me prometas que me la vas a cuidar mucho. Eso es lo único que te pido Simón.
— Ámbar es mi vida señor. Mi felicidad es ella. Yo le prometo que la haré feliz porque yo quiero que siempre esté con esa hermosa sonrisa que me vuelve loco cada día y también le prometo que la cuidaré con mi vida. Daría mi vida si fuese necesario.
— Gracias.
— No gracias a usted por permitirme estar al lado de su hija, por aceptar nuestra relación...
Papá estira su otro brazo en señal para que mi bonito se acercara.
— Vente — le dice junto a una sonrisa. Mi mexicano se comienza acercar lentamente hacia nosotros. Cuando ya estaba a poca distancia, papá lo toma del brazo y lo atrae a él para así envolverlo con uno de sus brazos, ya que en el otro estaba yo — bienvenido a mi familia, yernito — habló y yo sonreí de la alegría infinita que invadía en mi cuerpo.
No fui la única en sonreír ya que el amor de mi vida también lo hizo. Nosotros nos encontrábamos a milímetros de distancia. Él acerca su rostro al mío para luego depositar un suave cálido y dulce beso en mi cabeza.
— Te amo — lo escuché susurrar.
🖤
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