73

Soy una tonta. ¿Por qué tenía que estar ignorando a mi Simón, toda la tarde y la noche? No soportaba estar así con él, extraño sus besos, sus palabras, sobre todo cuando me dice “Bonita”.

¡Hug! ¡Estúpida Ámbar!

— ¿Mi niña, puedo pasar?

— ¡Abuelo! — me levanto rápidamente de mi cama y me acerco a él — ¿Papá dijo que estabas durmiendo?

— Es cierto — toma mis manos y me dirige a la cama, me sienta y él hace lo mismo a mi lado — desperté hace una hora — sonríe y luego mira a los alrededores — ¿Luna está en el baño?

— No, salió a dar un paseo con Matteo. Ellos necesitan conversar un poco.

— Ya veo. Ámbar quisiera conversar contigo.

— Obvio que sí. ¿Dime qué es lo que quiere conversar el abuelo más hermoso del mundo mundial? — sonrío y él hace lo mismo.

Acaricia mis mejillas con sus manos.

— Ese muchacho Simón, es tu novio, ¿Verdad?

¿¡Qué!? Pero...pude sentir como la sangre subía a mis mejillas.

— Abuelo...yo...— agacho mi cara.

— Me doy cuenta que sí — siento como sus dedos me toman de la barbilla y hacen que mis ojos lo miren.

— Pero...¿Cómo lo sabes? — cuestioné tímidamente.

— ¿Cómo lo sé? Hay mi niña — me sonríe para luego juntar sus manos con las mías — por la forma en como lo miras, cuando le sonríes y cada vez que te sonríe el hermoso brillo de tus ojitos aumentan poco a poco. Puedo ver que te ama mucho y que tú también a él.

— Sí abuelo — sonrío — amo mucho a Simón, él me hace muy feliz y...¿Sabes lo que siento cuando estoy con él?

— ¿Qué es lo que siente mi niña?

— Como si el mundo se detuviera, como si no existiera nada a nuestro alrededor...como si solo fuéramos él y yo.

— Me gusta verte así.

— ¿Cómo?

— De feliz y contenta, que siempre esa hermosa sonrisa que tienes, esté ahí dibujada en tu carita — vuelve a sonreír — haber dime, ¿Cómo fué que se enamoraron?

— Hay abuelo...me da pena hablar esto contigo — estaba rojita al igual que un tomate maduro.

— Oh vamos mi niña, no es la primera vez que lo haces.

— Eso fué cuando era una niña, ahora es diferente — él me mira con una sonrisa en sus labios — esta bien, te contaré — me acomodo en mi lugar — a Simón lo conocí hace un año, cuando apenas llegó al roller. Él siempre solía mirarme y como que eso me incomodaba y mucho, hubo momentos en que nos acercamos demasiado hasta que un día nos...nos besamos pero nunca habíamos hablado hasta aquél día en que me torcí el tobillo. Ese día me fue a visitar a la clínica, donde me habían llevado, ahí cruzamos palabras por primera vez y...y fue ahí que nos volvimos a besar. Él me llevó a un lugar muy bonito y...nos volvimos a besar. Él me cantó una canción que había compuesto especialmente para mí y nos besamos de nuevo — no pienso contarle que ahí fué que hicimos el amor por primera vez — conversamos y me dí cuenta que lo amo, yo pensaba que era odio lo que sentía por él pero no era así...yo lo amo y es por eso que Simón me pidió que fuéramos novios y yo acepté rápidamente.

— Bonita historia de amor — acaricia mis mejillas con sus dedos — yo sé que no es el momento de preguntarte pero...¿Y Gastón? Me enteré que volvió y...

— Abuelito, Gastón es solo un amigo — interrumpo.

— ¿Ya has conversado con él?

— Nos hemos visto. Hemos hablado pero no seriamente...él formó parte de mi vida y no te puedo negar que sigue siendo una persona muy importante pero ya no lo veo como algo más que un amigo, las cosas con él ya no son las mismas — digo sincera.

— Ámbar, ustedes estuvieron juntos por más de cuatro años. Se conocen desde niños y me da mucho gusto de que por más haigan cambiado las cosas entre ustedes, aún sigan siendo amigos — ese era el problema, Gastón no quería ser mi amigo, él quiere ser mucho más que eso, pero eso nunca más volverá a pasar porque estoy completamente enamorada de mi Simón — mi niña, ¿Mi niño ya sabe que Simón y tú andan de novios? — mi niño, aún tiene la costumbre de llamarlo así.

— Creo que sí abuelito — Matteo se lo habrá dicho. Estoy segura de eso.

Ríe.

— Mi niña, no es que dude del amor que tienes con Simón pero...¿Ya no sientes nada por mi niño?

Absolutamente nada, solo cariño. Y es raro porque no sé como un amor que viene de años se convierta en un simple querer.

— Nada abuelo, a Gastón lo quiero pero ya no lo amo — él fué quién apagó todo ese amor.

— ¿Recuerdas cuando eran
niños? — ¿Cómo olvidarlo? — recuerdo que una vez entraste a la habitación de tu madre, tomaste su vestido de bodas. Luciana te peinó y te maquilló un poco — Luciana es el nombre de mamá — quedaste toda hecha como un angelito.

Reí. Era muy traviesa de niña.

— Y me faltaba el ramo de flores, así que corté las rosas blancas de la vecina que por cierto se enojó mucho — sonreí al recordar el momento.

— Mi niño estaba muy lindo ese día, jugaron a casarse.

— No era un juego abuelito para nosotros era real — reí.

— ¿Así? — sonríe — ¿Y los anillos eran unos chupetes, verdad?

— Sí, el mio era de fresa y el de él era de pera. No te imaginas las ganas que teníamos de comerlos pero decidimos no hacerlo, yo aún conservo la mía.

— Y también recuerdo la cara de molesto que tenía Mauricio cuando vió que se daban un pequeño beso — ríe.

— Lo tomó por sorpresa, a él no le habíamos dicho nada y ese día, llegó de su trabajo y justo nos ve cuando nos estábamos dando un pico.

— ¿Matteo fué el que hizo de cura verdad?

— Sí, todavía me dijo que le había dicho a su mamá que le alquile un disfraz de sacerdote, solo para casarnos.

Ambos volvimos a reír.

— De a partir de ese momento ustedes dos hicieron una promesa, que cuando crezcan se iban a casar de verdad y ser felices juntos.

— Era cosa de niños abuelito, no sabíamos muy bien lo que hacíamos. Yo pensé que Gastón iba a ser el hombre con el que me iba a casar y tener mis hijos pero no será así, él solo será un mejor amigo, muy especial en mi vida.

— Lo único que quiero es que tú mi niña, seas feliz — me toma de las manos.

— Lo soy abuelito, soy la chica más feliz del mundo mundial — dije sonriendo.

— Lo sé — me sonríe también, se acerca y me abraza — ¡Oh sí señorita! — se separa del
abrazo — déjeme decirle que acepto a Simón como tu príncipe azul — lo amo.

— Muchas gracias abuelito — lo vuelvo a abrazar y luego le doy un beso en la frente.

— Sé que Simón es un buen muchacho, me gusta que cupido los haya flechado.

— Te amo abuelito.

— También te amo mi niña — se acerca y me da un beso en la frente — bueno, este viejo tiene que ir a su habitación. Tú padre me estará extrañando — reímos — que tengas dulces sueños mi niña.

— Tú también abuelito, por cierto dale un beso a papá de mi parte.

— No te preocupes mi niña, se lo daré, es mi hijo y tengo que acunarlo — sonríe y yo hago lo mismo.

Abre la puerta de mi habitación y yo me dejo caer en mi cama.

— Mi niña — lo oigo decir.

— ¿Qué pasa abu...— dejé de hablar al ver a mi Simón parado en la puerta con una sonrisa muy hermosa en su rostro.

— Una personita muy especial quiere conversar contigo — sonríe pícaro.

— ¡Abuelo! — siento como mis mejillas se tornan a un color rojizo encendido.

— ¿Qué? Por cierto, prefiero que conversen afuera de la habitación porque una habitación no es un buen lugar para conversar — dice un poco serio. ¿Acaso se refiere...

— ¡Abuelo! — le vuelvo a reprochar.

¿Acaso piensa que Simón y yo?...¡Maldición! Trágame tierra porque estoy segura que estoy hecha un tomate.

Mi abuelo solo sonríe, me hace una seña para que salga, al igual que a Simón, entonces decidimos salir.

— Solo se permite besos, solo ESO ¿Okey? — ¡Trágame tierra! — o sino solo conversen — me arrepiento de contarle todo a mi abuelo — buenas noches — por fin se fué.

¡Mis mejillas están ardiendo! Pero no era la única, él también estaba rojito y sobre todo me sonríe.

Pasaron los segundos y el silencio seguía ahí con nosotros.

— Bonita yo...— ¿Me dirá porque no me dejo contarle a mi padre sobre nosotros?

— ¡Ámbar!

Y así nos vuelven a interrumpir.

🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top