El dedo de en medio
Su hermosa mirada me hacía decir lo contrario, sus ojos, todo él me resultaba atractivo, pero había algo más que no era positivo en él, había ese peligro en su mirada. Pues ¿Cómo no? Si lo había visto matar a cosas peligrosas y además tener unos instrumentos extraños.
—Hola —saludó poniendo sus manos en sus bolsillos de su chaqueta, mientras en su boca dibujaba una sonrisa bella y con esa voz que ya recordaba—. Me llamo Daniell Collingwood ¿y tú eres?
«¿Me dijo su nombre?» me pregunté, la cosa más desagradable de esa conversación ¿Por qué?, bueno debo tener en cuenta que le hizo creer a Aaron que estaba loca al no decirme y con esas palabras "es inútil que lo sepas, él no te hará caso", por un momento sentí mi sistema circulatorio hervir de coraje.
— ¿Me lo dices ahora que el sheriff no está? Me creyeron loca, así que te agradecería que te fueras mucho a la mierda —respondí con petulancia y quizás esto le haya parecido gracioso.
Tal vez no era lo que él esperaba, pero se limitó a sonreír, no sabía si era una sonrisa socarrona o se estaba divirtiendo viéndome así. Su sonrisa era hipnótica, tanto que si los seguía viendo me caería como si fuera una letárgica. Su rostro perfecto, no tenía pecas ni imperfecciones pero casi se lo dejaba imperfecto con un puñetazo sino fuera porque apareció Claire, y entonces llegué a la conclusión de que él podría ser su novio cuando le sonrió y lo tomó del brazo y le dijo:
—Hola, Daniell ¿Ya conociste a mi amiga?
Y por encima del hombro de ella vi que venía Demon y me sonreía con amabilidad pero si al menos me hubiera dado cuenta de que se trataba de un desconocido más no lo habría aceptado como amigo. Bueno quizá sí.
—Hola —me saludó con un gesto de mano y luego tomó la mano de Claire, entonces comprendí que él era el novio de ella y Daniell era su hermano, esperaba la aparición de la otra hermana, pero no la veía por ningún lado.
— ¿Tu amiga?... pues sí —retomó él aun mirándome y yo sintiendo enojarme ante todos ellos, ¿Cómo no pude darme cuenta? Ellos eran increíblemente hermosos ¿Cómo no llegué a esa conclusión de pensar que su llegada era la misma?
—También es amiga mía —explicó Demon a él.
—Vaya, ahora resulta de que ya te conocen —me dijo.
Me estremecí, pero luego tuve la brillante idea de decir:
—Me tengo que ir, los veo después —me despedí tomando el curso que llevaba hacia el aula de biología, pero mientras caminaba me daba cuenta de que me había equivocado de camino. Iba en la dirección contraria.
«No regresaré»
Al estar en la clase Claire y yo compartimos mesa, me mantuve fuera en algunas conversaciones sobre cómo había conocido a su hermano, le respondí: ¿Por qué no se lo preguntas a él? De seguro él no se le había olvidado. Y ella no notaba que no quería hablar de ese asunto, terminar la clase de biología Greg me envió un mensaje:
Greg: Hey. ¿Dónde estás?
Yo: Iré a la cafetería, ¿te espero?
Greg: Ya estoy aquí, o sea que yo esperaré...XD
Yo: Hmm, llego dentro de unos minutos...:p
Cuando crucé la puerta de cristal de la cafetería fui directo a donde él se encontraba, ya me esperaba con nuestro almuerzo, a él le tocaba invitar los lunes y los otros cuatro días, cada uno nos dividíamos con Craig y Ronnie.
Me senté y puse mi mochila a un lado, parecía estar molesta, pensaba constantemente en ellos, entonces Claire y Demon también debían poseer esos instrumentos.
— ¿Pasa algo? —Preguntó él en voz baja para que ellos no se metieran y comenzaran a decir chistes malos.
—Acabo de ver al chico que me salvó en el bosque...
—Un momento —me interrumpió—. ¿Hablas de aquel quien mi padre y los guardabosques no vieron?
Enarqué las cejas, pero seguí:
—Gracias por la aclaración, sí. Y se llama Dan...
— ¡Wowow! ¿No me vayas a decir que su nombre completo es Danny Worsnop? Creí que te gustaba Andy Biersack y no él —se burló, me sonrojé al oírlo pues en parte era cierto, ese artista era hermoso al igual que Daniell Collingwood pero éste era más hermoso y sexy, después me molesté por no creerme. No me reí y él dejó de mirarme con esa mirada que ocultaba una sonrisa burlona.
—No es broma ¿Entiendes? —Recalqué.
Yo lo miraba desdeñosa, solo tenía una vista hacia la ventana trasera de la cafetería mientras que él podía ver quien entraba y salía.
Estaba en silencio, sin decirle nada a Greg.
— ¿Ya viste a los nuevos? Dicen que vienen de Inglaterra, los transfirieron, me pregunto por qué... —dijo masajeándose la barbilla, deduciendo quizás una de sus descabelladas ideas.
Me volteé por encima de mis hombros y se trataba de ellos, que caminaban con elegancia y suficiente arrogancia y todos los veían con la boca abierta, si no fuera porque estaba un tanto molesta me habría quedado igual que todos, eclipsados por la belleza de los Collingwood y Blackthorn.
—Bueno el de cabello dorado se llama Daniell y la chica; Claire, ambos son Collingwood y el moreno se llama; Demon Blackthorn —dije, pero aun así no vi la hermana de ellos o quizás porque era pequeña, pero claro había oído que Claire era la menor.
Él se quedó boquiabierto y los ojos asombrados, ya podían sentir sus disculpas venir.
—Oh..., joder, lo siento, lo siento Mel.
—Shh —le callé mientras empezaba a comer el almuerzo.
—No debí desconfiar, perdóname, no creí que...
— ¿Existieran? —Añadí.
—Sí —admitió encogiéndose de hombros—. Entonces ellos son...
—Shh, aquí no. Yo también pensaba lo mismo, estaba confundida entre si era real y si lo son, entonces ellos son...
Al término del almuerzo no le dejé decir nada, cada vez que lo hacía yo lo reprendía con un: "yo también lo habría hecho", aunque en realidad no sabía si mis palabras eran cien por ciento verdaderas, yo le habría creído ciegamente si me hubiera dicho lo mismo que yo. Nunca había creído en nada desde que papá murió, pero tampoco ignoraba las cosas que pasaban en el mundo.
A la siguiente clase; historia. Me encontré con Claire pero no me atreví a preguntarle sobre su hermano y sus extraños instrumentos que de seguro ella negaría saber, el profesor nos pidió que nos reuniéramos en parejas, mi compañera seguía siendo Polly con todo y su mal humor, el profesor le asignó un compañero a Claire. Ella comenzaba con esa mirada colérica. No entendía la razón por la que ella se encontrara en ese estado ¿la historia la pone así? No. Por su puesto que una materia no ponía así a nadie, por más que aburrida que fuera, solo daría sueño y nada más, su reluciente cabello caoba estaba perdiendo su brillante color y se volvía opaco. En cambio, mi compañera, Polly sonreía por lo bajo, como si algo le divirtiera.
Cuando sonó el timbre de salida Claire salió de inmediato, esperaba encontrarla después e irnos juntas a la siguiente clase y preguntarle qué pasaba con ella, salió casi volando como yo lo había hecho en la clase de filosofía. Además, desde que había llegado al colegio o simplemente el hecho de ver a Polly se me erizaban los vellos de todo mi cuerpo, ya no hablaba como solía hacerlo, su maquillaje no era extravagante, es más, parecía haberse cambiado de look y vestir todo oscuro, pero sus labios eran de color rojo. Se comportaba de una manera anormal, era como si sintiera una aversión hacia mí, conocía esa mirada, pues Jane siempre me veía de esa manera, pero Polly nunca me había visto así, por cualquier cosa se molestaba y lanzaba una mirada asesina a quien le dirigiera la palabra y en una ocasión me tomó de la muñeca tan fuerte que pensé que se trataba de un fisicoculturista. Más fuerte que un hombre, bueno a decir verdad, nadie me había tomado así de fuerte y sus ojos eran sombríos. Ella no consumía ningún tipo de droga pero estaba más violenta que nunca, no sabía qué pensar ante su anormalidad.
Mientras esperaba a Greg en el aparcamiento, me dispuse a ponerme los auriculares para escuchar algo de heavy metal y pasar el rato sin aburrirme fumando un poco; era algo de lo que no podía deshacerme tan fácil, vi pasar a las tres chicas en el auto que "papi" les había comprado, aunque no había sol tenían lentes de sol obscuros, esta vez no las vi reírse por alguna cosa estúpida como siempre lo hacían ¿Qué pasaba con ellas? «Quizás ya maduraron» me dije a mí misma. Ya no se creían la gran cosa como lo hacían siempre, no escuchaban a un artista pop por la radio y no se portaban como yo recordaba, algo había cambiado drásticamente y vaya que era el cambio más extremo que había visto en unas personas como ellas, que era inevitable ser como eran.
Observaba como ellas se iban.
—No creí que fueras una de las mejores estudiantes teniendo ese carácter —comentó alguien detrás de mí, alguien con quien no quería entablar ninguna conversación por el simple rencor o algo parecido.
—No recuerdo haber pedido tu opinión —espeté fríamente exhalando humo, sin voltear, fingiendo como si no me importara su presencia aunque yo diría lo contrario.
Oí una risita suya.
—El mundo es tan pequeño —alardeó metafóricamente, quizás esperaba a que me diera la vuelta—. El haberte encontrado aquí ya habiéndote conocido antes, a punto de morirte.
Esta vez me tuve que dar la vuelta y encararlo, reclamarle por su invisibilidad.
¿Han escuchado alguna vez la expresión de "las piernas de gelatina"?, pues así sentí mis piernas cuando estuve frente a él, e incluso se me cayó el cigarrillo entre los dedos.
La aplastó con su bota.
—Bueno, yo pensé que me seguías —dije sin sonreír, exhalando el último humo, viéndolo directo a los ojos, ni siquiera mostré estar bien o mal, aunque parecía que estaba fingiendo mal.
Él solo sonreía ante mi insinuación, pero ¿Qué más podría yo decirle si lo veía en sueños, en mi habitación y detrás de unos árboles cuando cuerpo de rescate de Grays Harbor me atendía las heridas? ¿Cómo iba a decir que no me intrigaba eso? ¿Qué se supone que debía hacer estando cerca? Nadie me podía quitar en la mente todo él, su aspecto, su forma, su postura y en una parte lo extrañamente "especial" que me resultaba por el simple hecho de haberlo conocido en un momento fuera de lo normal.
—Te debo una disculpa —soltó de repente mientras yo estaba pensando en qué insulto decir.
— ¿Qué? —Repliqué como tonta, bueno ya lo estaba al ver esa mirada.
—Lo siento, sé que estas resentida conmigo porque no te dije mi nombre cuando me lo pediste.
—Oh, eso —fingí no recordarlo aunque eso era precisamente lo que quería reclamarle, pero al ver sus ojos profundos todo eso que había planeado decirle se me fue de la mente—. La verdad es que no me importa que me crean loca.
Y por esa mirada era que no quería entablar una conversación como lo estaba haciendo en el momento. «Debería dejarlo aquí.»
Claro. Debería haberlo dejado sin decir nada, pero no lo hice. Ni siquiera por estar así como estaba, unos jean azul descoloridos y medio roto en las rodillas, mi bota vieja, mi polera gris de The Devil Wears Prada y él en un elegante vestuario negro, ya llevaba una chamarra de cuero, luciendo como un rockero elegante.
—Si lo que quieres son los apuntes de filosofía no pienses que te las ganarás con una disculpa —dije después.
—No tenía que hacerlo —parecía sincero, sin sonreír. Aunque sus ojos decían prácticamente lo contrario ¿Se estaba burlando de mí?—. Pero quería hacerlo.
—Bien, acepto tus disculpas pero, eso no significa que me caerás bien —accedí mordiéndome el labio inferior tan fuerte que casi me lo lastimaba, no sabía porque había comenzado a ponerme nerviosa, su simple presencia me causaba miedo y seguridad al mismo tiempo.
—Bien, eso es justificado.
—Antes de eso, quiero saber una cosa —pedí después de acordarme de una cosa verdaderamente seria.
— ¿Qué? —Preguntó cauteloso, como si adivinara lo que le iba a decir.
— ¿Cómo explicas tu invisibilidad?
—No soy invisible ahora ¿amigos? —Repitió ofreciéndome su mano y ya sonreía, haciendo que me olvidara en protestar, sus dientes blancos y perfectos, recordé esta frase: "tous ses dents étaient des idées!. Des idées!", la loca idea, la codicia de un hombre, la obsesión de querer poseer de los blancos y relucientes dientes de Berenice.
No es que yo tuviera la obsesión de querer poseer los dientes de él, simplemente me parecieron hermosos, aunque no sabía lo que él quería de mí al ofrecer su amistad. Sentía que su mirada se metía hasta lo más profundo de mí ser.
Un escalofrío estaba recorriendo todo mi cuerpo. Por lo que lo único que hice fue levantar el dedo corazón e irme a la biblioteca.
— ¡Eso significa un sí y que nos llevaremos bien! —gritó por encima de todos, haciendo que varios se fijaran en mí.
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Al llegar a casa, me puse a pensar en ellos ¿Eran normales o no? Por supuesto que no lo eran, tampoco parecían de este mundo, eran increíblemente hermosos por donde los miraras. Pero cada vez que intentaba buscar algo sobre Daniell Collingwood aparecían cosas que para mí no eran reales. Supuse que me estaba convirtiendo en una paranoica que veía cosas donde no las había.
Cosas que solo encontrabas en cuentos y leyendas.
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