Capítulo 35.
POV Ana.
—¿De qué hablas? —preguntó Sídney confundida.
Manuel puso el gran cuchillo en el cuello de Sídney, luego lo deslizo, haciendo una gran cortada en su garganta.
Esto no puede estar pasando, Manuel no puede hacer esto, no me gusta ver morir a gente inocente.
Pablo soltó a Sídney y esta cayó al suelo, dejando un gran charco de sangre inmediatamente.
—¿Les gustó? —preguntó Manuel sonriendo.
—Claro que si —Ariana se miraba emocionada.
No puedo creer lo que está pasando, mis ojos se desviaron para ver a Pablo, hace 2 años jamás me hubiera imaginado esto, me imaginaba el futuro muy diferente.
—Ana, hay que irnos —dijo Hanna tomándome de la mano.
—También iré tras de ti, Selena —Manuel señaló a Sel.
—Manuel, hay que irnos, no queremos que nos descubran —mencionó Carlos.
Manuel tomó a Sídney y se largaron de ahí.
—No puedo creer lo que acaba de pasar —dijo Emily. —¿Qué fue lo que dijo Manuel?
—Dijo que los retos se acabaron, creo que intentara matar a todos los jugadores —dije muy nerviosa.
Me siento muy mal por Sídney, yo le había dicho que la salvaría, prometí ayudarla.
—No hay nada que nosotros podamos hacer —comentó Ian.
Comenzamos a caminar al gimnasio, me siento terrible, al entrar aún no había nadie, solo nosotros.
—Lo siento, Ana, pero ¿Venir aquí en que ayuda a encontrar a tu hermana? —Preguntó Saúl.
—Pues ni yo lo sé, de algo debe servir, estamos todos aquí de noche, eso significa algo, podemos encontrarnos al estúpido secuestrador o algo.
—Nadie ha llegado, solo aquellos —Ian señaló a un grupo de dos chicas y dos chicos en la esquina del gimnasio. —Aún podemos irnos de aquí, encontraremos otra manera de ayudar a Jessica.
—Creo que apoyo a Ian, estar aquí nos distraerá de lo que en verdad queremos hacer, Ana —mencionó Melanie. —Nos pondrán a realizar tareas y cosas así.
Comencé a meditarlo un poco, pero no, ellos no tienen razón, en verdad quiero creer que estando aquí sirva de algo, hay muchas chicas, todos saldremos de noche, el hombre ese podría aparecerse por aquí.
—No, ustedes pueden irse, juro que no me enojare con ustedes.
Es la verdad, no quiero que nadie arriesgue la vida si no quiere hacerlo.
—Hola, soy Vicky, ¿Alguno de ustedes sabe a qué hora llega el profesor? —preguntó una chica acercándose a nosotros.
—Él ya debería estar aquí, no entiendo que pasa —Hanna me miró confundida.
—Creo que nos dejó plantados —dijo un chico riendo.
—Esto es muy extraño, justo el primer día, y además nadie más ha llegado, Matt —Vicky estaba muy confundida.
Unos grandes golpes nos distrajeron de nuestra platica, miramos a la puerta y ahí estaba el profesor Alberto y el profesor Víctor golpeando la puerta.
Comenzamos a vernos extrañados por lo que estaba pasando, por lo cual comenzamos a caminar hasta allá.
—¿Qué pasa? —preguntó Ian a través de la puerta.
Tomé la perilla de la puerta, esta estaba cerrada con llave, mi corazón comenzó a latir demasiado rápido, estaba en verdad asustada.
—¡Abran la puerta! —gritó el profesor Víctor.
—Nosotros no la cerramos —dije muy nerviosa.
Estaba muy asustada, no sabía que era lo que estaba pasando, miré atrás y había un hombre con una máscara totalmente negra.
—Chicos, hay alguien detrás de nosotros.
—¡Abran la puerta, maldita sea! —gritó el profesor Alberto golpeando fuertemente.
—¡Sáquennos de aquí, no estamos solos! —gritó Vicky asustada.
Las luces de todo el gimnasio se apagaron, dejando entrar solo la poca luz por la ventanilla de la puerta.
Mis manos comenzaron a temblar, estaba muy asustada, no sabía qué hacer.
—¿Vieron a donde se fue? —preguntó Matt.
—¡Ahhhhhhhh! —escuchamos gritos provenientes de donde estaban los amigos de Vicky y Matt.
—Por favor ayúdenos, hay alguien aquí —Hanna comenzó a llorar en la pequeña ventana. —Por favor.
—Tranquilos, llamaré a la policía —mencionó el profesor Víctor.
—Por ninguna razón se alejen de aquí, ¿Escucharon? —preguntó el profesor Alberto.
Comencé a mirar a todos lados, los gritos habían cesado, ese hombre podría estar en cualquier parte de todo el lugar.
Saqué el celular de mi bolsa, puse rápidamente el flash, al apuntarlo hacia enfrente ahí se apareció el hombre, este rápido me golpeó en la mano, haciendo que mi celular cayera al suelo.
—¡Ahhhhh! —gritamos todos al verlo.
—¡Era él! —dije asustada.
El profesor Víctor comenzó a golpear la ventana de la puerta con su mano, rompiendo el vidrio en añicos, pero nos era imposible salir por ahí, ya que la ventana era muy pequeña.
—La puerta de atrás —dijo Ian. —Él entro por detrás, esa puerta debe estar abierta.
—Por ninguna razón iré a la oscuridad a que me maten —gritó Emily.
—Ian tiene razón, si queremos salir a tiempo debemos irnos por ahí, la policía se tardará demasiado en llegar —mencionó Saúl.
Me agaché un poco para recoger mi celular, este seguía con el flash encendido, al quererlo tomar, la mano del hombre me tomó de la muñeca y comenzó a jalarme hasta la oscuridad.
—¡Ayudaaaaa! —comencé a gritar, estaba muy asustada, no me quiero morir, tengo que ayudar a Jessica.
Sentí que los demás, me tomaron por la espalda, jalándome hacia ellos, él de pronto dejó de hacer fuerza.
—Hay que salir ya —dijo Selena. —Si todos nos vamos juntos a la puerta, el no podrá hacernos nada.
Mi mano me dolía, él es muy fuerte, sin duda es alguien mayor, mi pregunta ahora es, ¿Él es el que se llevó a Jessica?
—¡No se alejen de aquí! —gritó el profesor Alberto.
—No queremos morir —gritó Vicky con una voz muy graciosa.
Comenzamos a caminar hasta en medio del gimnasio, eso es lo que creo, ahora la luz se ve algo lejos.
—Solo un poco más —dije asustada.
Comenzamos a escuchar pasos, estos no eran de una sola persona, había alguien más aquí.
—¡Caminen! —susurró Hanna muy bajo.
Sentí que alguien se impactó en mí, haciendo que todos cayéramos al suelo.
—¡Ahhhhhh! ¡Déjame! —gritaban de no sé dónde.
Sentí que ahora me tomaron de los pies, comencé a forcejar, pero fue en vano, ahora estaba siendo arrastrada por el gimnasio.
La luz de pronto regreso, mire al hombre que me tenía agarrada de los pies.
—¡Policía, quédese donde esta! —gritaron de la puerta principal.
El hombre rápido me soltó y comenzó a correr.
Miré hacia atrás, estaba a más de un metro de los demás.
—¿Dónde está, Vicky? —pregunto Matt muy asustado. —¡Vicky!
Miré alrededor del gimnasio, por las butacas había alguien, un charco salía de ahí.
Todos comenzamos a caminar hasta allá.
—¡Por favor dios que no sea Vicky! —repitió una y otra vez Matt.
—Shhhh —dijo Valeria haciendo que Matt guardara silencio.
Al llegar ahí, había una chica tirada, ella tenía un machete incrustado en su cabeza.
—¡Sofiaaaa, no!
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Espero y les haya gustado.
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